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La Alianza de los Reyes por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola queridas personitas! Tardé mas de lo que esperé pero finalmente conseguí darme tiempo de terminar y subir estos dos nuevos capis que espero sea de su agrado! :D Si leyeron bien! Es día de 2x1! n.n! Por cierto, decido a que quiero apresurarme con la historia, puede que ya no sean los capis tan largos así que espero con eso no tardar mucho para terminarla! :9 (por cierto, para mi gusto, el siguiente capi es super, extra especial! ya después sabrán porque xD)

 

Mil gracias por comentar queridisimo PipeMalikMalfoy!! por dios que no crei volver a leerte despues de estar desaparecido ;A; que bello seguir teniendote por aquí!! no sabes lo feliz que me hace porque este fic no recibe mucha atención :'V

 

Bueno, a leer se ha dicho~

 

Capítulo 2: Ilusión Rota

Ya frente a las puertas de la caverna que marcaba la entrada a ese oscuro lugar de soledad la contienda avanza con cautela.

Tanto Albus, Regulus como Hermione se quedaron ahí de pie en las afueras aguardando cualquier señal de peligro ya que era primordial que solo los portadores de las armas mágicas pasaran a ese terreno sagrado. No es que estuvieran de acuerdo con separarse, pero si querían hacer las cosas bien, no debía ir en contra de las leyes estipuladas.

A Remus le costaba trabajo mantenerse ecuánime ante tan intenso poder mágico que despertaba a su bestia interna que escarbaba en las lagunas de su mente enturbiada. Gruñó apretando sus puños al rededor de los hombros de su consorte. No quería dejarlo ir, pero ya le era muy difícil luchar por el instinto que se apoderaba de su ser.

-Quédate- pidió Severus con el mejor tono que consiguió –De todas maneras si algo llegara a pasar lo sabrás antes que nadie y podrás venir a mi- acarició su mejilla con sus nudillos que el castaño no pudo evitar besar su mano.

-¿Quién de aquí tiene mejor olfato?- dijo con ironía que su consorte no pudo evitar mostrarle esa pequeña sonrisa que no compartía con nadie más que con él.

-Confío en ti totalmente- juntaron sus frentes en ese gesto de confianza que su alianza les apremiaba. Tantos años de conocerse y otros mas de amarse les hacia pensar que podían ser fuertes si se mantenían juntos.

-¿Ya terminaron sus arrumacos?- cuestionó Sirius acomodando sus manos tras su nuca –porque aún hay mucha montaña por recorrer y nada de tiempo- Regulus le dio un codazo en el estomago por bocazas, pero este solo amplió la sonrisa lobuna.

-Muérete Black- siseó el rey del Este acomodando su arco dorado tras la espalda apresurando su marcha aunque eso significara soltar la mano de Remus. Sus mejillas ardían, pero más de la irritación que siempre le causaba el de ojos como la tormenta. Realmente esperaba que todo terminara de una buena vez y ya no estar en su nefasta presencia.

-Justo lo que necesitaba oír. Palabras de motivación- exclamó con sarcasmo –cuídate Regui- le dio un gentil roce en su barbilla que solo consiguió que lo fulminara con la mirada.

-Claro que lo haré, estoy entrenado para ello- murmuró acalorado desviando la mirada –y tú no vayas a morir de una forma ridícula ¿ok?-

-¿Preocupado por mí?- le parpadeó un par de veces galante, pero no podía mas que exasperarse por su ligereza y carencia de sensatez.

-¡Cállate y sigue a los demás que ya se están adelantando!-

*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*

Mientras más caminaban en la profundidad de la cueva, entre esos estrechos pasadizos diseñados por la montaña y otro tanto escavada en la roca por una tribu ancestral más antigua de lo que podía calcularse, incluso antes de la llegada de Merlín. Todos mantenían la testa en alto, procurando no desviar la vista en la cantidad de tintura rúnica azul y plateada en las paredes, las innumerables calaveras desparramadas, el escombro negro y el denso olor a putrefacción que los reyes podían inferir que aquel lugar cargado de energía y pesar fue planeada para encarcelar a los bandidos por el resto de sus días.

Ya dentro del extenso laberinto hecho con largos túneles que conducían a ningún lado, encontraban huesos dispersados por todos lados y sangre seca sobre el terreno; todos consideraban que era demasiado peligros y procuraron cuidarse los unos a otros para no caer al abrupto precipicio siguieron din desviarse del camino guiado por Sirius.

-¿Por dónde es?- preguntó Scorpius indolente dando una ojeada a las runas que bordeaban la roca tallada más cercana.

-Tenemos que caminar hacia el corazón de la montaña, pero las densas telarañas esconden el camino- exclamó Sirius molesto moviendo ligeramente su varita para iluminar aún más sus pasos mientras que con la otra mano despejaba el camino -tengan cuidado chicos que es fácil perderse…-

Era tan maquiavélico y retorcido pensar que ahí fuera donde el gran mago Merlín decidiera guardar su más preciado y más peligroso tesoro. Los tres conocían la historia de la mítica espada del cristal oscuro pues al ascender al trono era lo fundamental aprender sobre las reliquias del gran mago, su poder y como usarlas; pero lo que sabían era muy poco y con un aire tan místico que muchas veces les hizo dudar realmente de su existencia.

¿Cómo alguien tan poderoso y benévolo llegó a fabricar algo que en las manos equivocadas podría acarrear tan terrible destrucción? Era un misterio que nunca podrías resolver, pero estaban determinados a protegerla a toda costa por la paz en el mundo.

Severus miraba por donde pisaba pues entre más avanzaba, el camino se hacía más angosto y difícil de pasar, sin embargo entre cada paso que avanzaba no podía evitar preguntarse ¿estaban haciendo lo correcto aventurándose así? ¿Camino en terreno sagrado por las especulaciones de un niño?

Claro que vio en su mente el semblante oscurecido de Harry, su malevolencia y el terror que planeaba desatar, pero entre más lo repasaba, una y otra vez, aquel recuerdo era tan nítido y tan accesible que le daba mala espina. Los recuerdos no actuaban así. No había nada más en su cabeza que ese recuerdo ¿Qué había mal con él? No lo sabía.

"Solo estamos dando el primer paso de inspección, nada más. Asegurarnos que realmente el cofre de la espada no está en La Tierra de Nadie" dijo una voz repitiendo en su mente en modo conciliador lo que Remus le dijo cuando apenas iniciaron el viaje.

Claro que había especulaciones en el aire de que Harry ya tenía la espada, todos lo daban como un hecho pero había que estar seguros. "¿Pero cómo lo hizo?" se preguntó curioso. Tenía entendido que para poder abrir el cofre donde yacía dormida la espada solo se conseguiría con el arco dorado, la varita elemental, el anillo de magia pura y la espada plateada juntos. "¿Cómo lo logró?"

Temía que ese mago oscuro hubiera aumentado sus dones exponencialmente que le permitiera burlar la magia de Merlín o por muy escabroso que le sonara a los demás, podían estarse dirigiendo a una trampa…

A un lado del camino se encontraba un enorme hueco vacío donde el dragón negro se supondría estaría vigilando; aquel guardián embravecido al cual se enfrentaron y que les arrebató dos de sus queridos compañeros.

-¿Dónde está el otro?- preguntó por lo bajo Severus notando que más adelante el dragón blanco tampoco estaba ahí custodiando en su lugar.

Todos respiraron con dificultad pues eso era mala señal. "Una muy mala señal sin duda" se dijo asiendo su arco dorado por instinto.

El camino volvió a bifurcarse haciendo que se detuvieran precipitadamente. Sirius se acuclilló para tantear terreno, Scorpius desesperado miraba un camino y después el otro temiendo tomar la decisión incorrecta. Draco notando un ligero brillo que salía de su anillo de magia pura, como una línea trazada en el aire indicando el camino y contuvo la respiración.

Jamás vio que el artefacto del Reino del Sur hiciera eso, pero con fe ciega, el rubio se puso a la cabeza.

-Por aquí, síganme- señaló el pasaje de la izquierda. Sabía que la magia estelar podía ayudar cuando se perdía el rumbo, pero no había escuchado que pudiera sentir donde descansaba la espada del cristal oscuro "pero debe de ser" se dijo con un halo de esperanza –lo que buscamos está aquí abajo…-

Ninguno dijo nada, pero obedecieron apresurando la marcha temiendo lo peor.

"Si estoy en lo correcto, podremos resolver de una vez por todas el misterio de la espada del cristal oscuro y descubrir finalmente si el chiquillo decía la verdad o solo fue una vil treta"

*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*

En un recóndito sitio de suelo de paja seca y una gran piedra iluminada por una fluorescencia natural era donde debía de estar, pues nada más pisar el lugar, su anillo en su anular volvió a su templada calma y la luz desapareció.

Se regresaron a ver con creciente temor surcando su espalda e implantándose pesado en sus estómagos.

-El niño dijo la verdad y el cofre no está… solo hay rastros de su poderosa magia…- musitó Draco sintiéndose desfallecer que sus piernas agotadas ya no pudieron aguantas más, se dejó caer contra el suelo.

De todos los escenarios que pudieron pintar, ese era de los más desesperansadores pues con el arma más poderosa de LastWorld en manos de un mago oscuro ¿Cuáles eran sus posibilidades de éxito?

-Nuestro más grande temor se ha hecho realidad y él tiene la espada… ¿pero porque no la ha usado?-

-Porque seguro espera aterrarnos antes de tiempo y atacar cuando estemos más vulnerables…-

Los ojos de tormenta centellaban al ritmo que la esperanza se desvanecía de ellos. La idea de volver a ver a su preciado ahijado se desvanecía como humo. Su expectativa de un giro positivo de las cosas, con Harry redimiéndose parecía un panorama tan lejano en ese punto que apenas podía tragar saliva del nudo en su garganta.

-Nuestra misión es más ardua de lo que pensamos- Draco abrazó sus codos imposibilitándose a pronunciar otra palabra.

-Bueno mis amigos, es hora de irnos que este lugar me da escalofríos- dijo Sirius tratando de aligerar el ambiente sin éxito. No se sentía nada bien con la idea del cofre en manos de Harry, sin embargo si ninguno podía ser fuerte en ese momento, él procuraría darles esa fortaleza –No nos queda de otra. Tenemos que ir a la guarida de Harry lo más pronto posible y detenerlo antes de que culmine su plan. ¡Hay que apresurarnos!-

-¿Y salvar el día?- preguntó Severus con la ceja alzada con incredulidad.

-Por supuesto-


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