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La Alianza de los Reyes por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Holitas queridos mios! ya llegue con un nuevo capi!!

Mil gracias a Elenaa, LRMV, PipeMalikMalfoy y Pain_99 por comentar!! Besos~

Se que el capi quedó muy corto, pero no se porque pero no pude sacrle mas jugo a la melodía jeje

Espero que les guste jiji~ (y obviamente que no me linchen xD)

A leer se ha dicho!! 

Capítulo 7: Adiós mi Héroe

 


Su corazón latía presuroso y otra vez tenía 18 años y estaba en ese caloroso recinto en plena fiesta galardonada con exuberantes colores y barullos entre risas mientras un ostentoso baile se llevaba a cabo.


Solo le bastó un instante para perderse en ese mar esmeralda que representaban los ojos del joven príncipe del Norte que estaba a punto de ser coronado. Aquello que comenzaba a sentir era tan inmoral que su alma comenzaba a llorar. Comprendía que el amor entre reinos era imposible pues los libros dictaban que era ir en contra de los planes divinos, pero no podía evitar sentir lo que en su pecho nació y que se expandía en tan extraña calidez como nunca en su corta vida sintió.


“-¿Puedo verte más tarde? ¿Solo nosotros dos?-” fue lo que le preguntó acariciando su mano. Aun podía sentir ese tierno ósculo sobre su fría piel quemándole.


Claro que quería verlo aunque no debía. Seguro sus padres si lo sabían se lo prohibirían y aunque su sentido común le instaba a obedecer al pie de la letra las enseñanzas antiguas, toda su decisión tembló cuando una sonrisa traviesa se plantó en el ahora Rey del Norte que le hacía señales con la cabeza y manos para que le siguiera, mientras que sus labios pronunciaban un tenue “Draco” que lo hizo sonrojar.


Su suerte estaba echada y sin pensárselo dos veces sus pies comenzaron a seguirlo sin decírselo a nadie. Nadie debía de enterarse pues su felicidad solo consistía de los designios de su propio corazón…


Apretó los ojos con fuerza tratando de apartar esas tonterías que instaban a apoderarse de él cada que le daba un poco libertad. No era el momento para rememorar los fútiles recuerdos que siempre conseguían constreñir su alma con dolor interminable. “Ya después habrá tiempo para solucionarlo…” se dijo echado mano de su anillo de magia pura. Una guerra se alzaba en su delante y estaba dispuesto a seguir peleando.


“Concéntrate…” se dijo dando una profunda respiración anhelando con todas sus fuerzas poder finalmente, desintoxicarse de aquel al que una vez amó.


*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*


“Ten calma… cierra por un instante los ojos para tomar aire Charlie… podrás dominarlo, solo concéntrate en el oscuro guardián, anticipa sus movimientos y busca su punto débil”


Podía escuchar la voz de Bill darle fuerza para continuar su afrenta. Sabía que el guardián eterno no podía vencerle, hasta ese punto ningún dragón al cual se enfrentó lo hizo; así que dudaba que se diera una primera vez.


El viento golpeaba con fuerza los árboles desnudos que batían penosamente sus ramas como si estuviesen a punto de desprenderse débilmente de sus raíces.  Las nubes grises corrían a través del cielo como si temiesen lo que sucedería y no quisieran hacer presencia a lo que depararía la batalla.


La naturaleza estaba sin descanso a su alrededor, alzándose airosa, intrépida y nerviosa, siendo solo el silencioso espectador de la furiosa escena.


La envergadura del dragón era imponente en comparación de Charlie quien se mostraba impávido y sin expresión, solo apretando en su puño la espada plateada. La cola se movía letal como un látigo atacando sin piedad al rey del Oeste, tan concentrado en su misión que esquivaba con maestría cualquier ataque.


-¡Debemos ayudar a Charlie!- exclamó Remus deteniendo el pútrido cuerpo que aún se retorcía en el suelo. Hermione aun no reaccionaba y seguía empecinada a salvar a aquel que había exhalado su último suspiro. Casi se le partía el corazón de ver las lágrimas empapando las mejillas de la mujer, pero sabía que si se dejaba llevar por su propio dolor sería su fin y el de Hermione.


Tenía que existir algo más que hacer pues perder a Charlie no era algo que estaba dispuesto a aceptar. No quería más sangre derramada de su bando –¡Hermione ven!-


-¡No se acerque ninguno de ustedes!- gritó Charlie desde su posición. El castaño se sentía desesperar por no poder ayudarle, pero las criaturas cercaban cada movimiento que hacían, como si presintieran y negasen cualquier ayuda al rey del Oeste.


El dragón soltó un sórdido chillido cuando la espada plateada consiguió atestar un golpe en la dura coraza de escamas. Charlie sabía que si fuese un dragón normal, ya no tendría la fuerza que demostraba.


-Ya lo escuchaste Remus- reiteró Severus deteniendo a las criaturas con el arco plateado y sus relámpagos indomables –además, nosotros estamos un poco en desventaja-


-Si pero…-


-Descuida Remus, estoy seguro que Charlie puede con eso y más- dijo Dumbledore conciliador creando un  potente chorro de agua que les dio escasos minutos para reagruparse alrededor de su amigo caído.


-Si alguien sabe de dragones es él, solo resta poder salir bien librados de esta…-


Todos sabían lo valiente y diestro que Charlie podía llegar a ser, sabían que la criatura no podía ser rival para el cazador de dragones, pues Charlie había ganado cada una de las batallas a las que se había enfrentado así que no temían por su seguridad. Ellos tenían su propia batalla que lidiar con los inferis que aumentaban en número y cada vez más diestros se arrojaban contra ellos.


La bestia estaba herida y del tajo que había atestado manaba sangre sin control. Casi todos podían sentir que la batalla llegaba a su punto final pues ¿cómo podría resistir con ese terrible dolor que se veía que estaba sufriendo?


Pero el dragón no se detenía de su afrenta, es más parecía que ganaba fuerza con cada vez que respiraba.


-Eso eso…- Draco murmuró en un hilo de voz quedándose estático sobre el suelo. Presentía algo, algo frío y familiar; la fluctuación de magia muy poderosa pero tan dolorosamente conocida que todo su cuerpo tembló en su caos personal.


-¿Qué sucede Draco?- preguntó Regulus tomando por los hombros al Rey de los Kerims que estaba perdiendo la razón.


Cerró sus ojos apretando sus cienes contra el pecho. El desasosiego comenzaba a crecer en su interior y la batalla era solo un breve sonido que se distorsionaba a lo lejos. Era imposible no sentir aquel poder sin temblar, aquella magia sin par que tan bien conocía pues aun fluctuaba en su interior como si fuera suya gracias a la runa en su anular izquierdo era todo lo que había que confirmar.


Se sentía al borde del colapso cuando todos los recuerdos del pasado comenzaron a invadirlo uno a uno como copos de nieve en una tormenta. No quería recordarlos, dolían demasiado como para recordar.


Promesas que significaron su mundo cuando fueron pronunciadas, votos de amor infinito que terminó por marchitarse al fin de su felicidad, perdida y muerte que cortó todo lo que una vez valoró y por lo que estuvo dispuesto a morir cuando era joven e ingenuo…


“¿Por qué estás haciendo esto?” Preguntó en un murmulló sintiendo toda su fuerza flaquear. No había error, aquella magia la sentía hablar y era aquella voz que a veces era tan dulce y otras tierna, pero que en ese momento le hacía temblar hasta la medula. Regresando a ver a Regulus y habló con voz temblosa.


-Esta magia que impregna todo el ambiente y principalmente a ese  descomunal dragón es la suya… es… Harry…- cayó desmayado siendo sostenido por su fiel Regulus que lo protegería incluso a costa de su propia vida.


-¿Está bien?- preguntó Sirius  cubriendo a su hermano de un ataque que logró desviar.


-Si… solo se desmayó- contestó Regulus poniéndose en guardia sin descuidar a su protegido –Ve a ayudar a los otros, nosotros estaremos bien-


-No, mi lugar es a tu lado y no me moveré de aquí- el menor estuvo a punto de refutarle que no necesitaba nada de él que podría apañárselas por sí solo, pero al ver los ojos como la tormenta mirarlo con ese brillo peligroso, comprendía que llevarle la contraria por riñas antiguas y tan doloroso pasado, no era lo óptimo por el momento.


-Has lo que quieras…- murmuró colocando a Draco sobre su espalda para poder combatir mejor.


Sirius los resguardaba a ambos con valentía usando la magia elemental como un escudo temporal de llamas que los cubrían, aunque su corazón sollozara por lo que escuchó. Su alma seguía reacia a creer que su Harry, su cachorro fuera capaz de algo tan malévolo y cruel como mandarles una horda de inferis para acabarlos y de plano, ir en contra del preciado equilibrio y respeto que les gobernaba para manipular de esa manera a uno de los guardianes eternos de la espada del cristal oscuro.


“Por favor Merlín… que no sea cierto…”


*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*


El dragón consiguió hacer retroceder a Charlie quien se aferraba de su escudo y espada. “¿De dónde saca tanta fuerza?” se preguntó apenas manteniéndose en pie. Su cuerpo se estaba cansando por el tiempo que transcurría y nada cambiaba.


En un descuido, la cola del dragón logró sorprender al rey del Oeste haciéndole perder el equilibrio atacando sus piernas doloridas consiguiendo que su cabeza golpeara inminentemente contra el suelo.


Todo comenzó a verse borroso y un sonido sordo en la base lateral de su cráneo punzaba obligándolo a cerrar los ojos. Tenía que luchar contra la oscuridad, pero era demasiado fuerte y él estaba demasiado cansado. Sentía la sangre manchar su cabello y presentía que no era nada bueno. Luchó con sus manos que ya no respondían e intentó ponerse en pie, pero todo era en vano.


-No puedo rendirme…- su voz apenas audible salió de su boca como un último aliento antes de perder por completo el conocimiento.


El dragón sin perder el tiempo se las ingenió para elevarse con sus inmensas alas que comenzó a batir, atacando a Charlie por la espalda, clavándole en el acto sus poderosas garras.


-¡No es posible!- manifestó Severus mirando al cielo, tras recuperarse del agarre del ultimo inferí que se mantenía en pie. Sus ojos no creían lo que captaba y sabía que todas sus esperanzas comenzaban a disminuir exponencialmente.


Todos aterrados enfocaron aquello que con desaliento el rey del Este señalaba.


-¡¡¡NO!!! ¡El dragón tiene Charlie!- chilló horrorizada Hermione alzando su varita intentando con todas sus fuerzas recordar algún hechizo que no lograra hacer descender al dragón sin causar daño a su amigo, pero todo era inútil, como si un campo de protección lo resguardara de cualquier ataque  –¡se lo está llevando!- cayó de rodillas al observar las gotas de sangre que caían del cielo como llovizna sin poder creer que aquella pesadilla era real.


 

Notas finales:

-corre a esconderse- 

Bueno, es todo por el momento jiji, pliss no me maten! todo tiene una explicación y no es exactamente como piensan que es! 

Nos leemos para el proximo capitulo que marca el final de la primera parte! Capítulo 8: Fieles al Destino

Se que ya estan cansados de tanto mistisismo pero prontito averiguaran y comprenderan todo en su totalidad!! (bueno... excepto lo de la muerte de Bil... eso es algo que tristemente se revela hasta la 3a parte -//-U) <-- pero bueno, todo lo demas si se explica con lujo de detalle en la 2a parte :P

Bueno. nos leemos!! Besos~


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