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Singularidades por Dtzo

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-Ryo ¿Alguna vez has hecho que te haya hecho querer desaparecer? – Se quedaba sin recursos, necesitaba ayuda a pesar de su testarudez y de quien mejor que su amigo, al menos el más serio de los tres.

-Todos hacemos cosas malas, Yugi. El arrepentimiento es algo totalmente natural. Nos hace recapacitar y remediarlo.

Si Malik hubiera estado con ellos, hubiera hecho sus comentarios fuera de lugar, para su fortuna lo habían enviado en busca de bocadillos.

-¿Pero si fuera algo que no tiene remedio?

-Todo lo tiene - Los atardeceres en la playa eran los mejores escenarios que encontraban para tener ese tipo de charlas, Yugi no necesitaba decir mucho para que su amigo entendiera su punto – Y parece que tú estás completamente acorralado ¿Me equivoco?

Negó levemente ¿Qué tan catastrófico sería decir sobre sus habilidades? Es decir, ni siquiera a su abuelo o Mai les había dicho algo y ahí estaban los resultados de sus deseos egoístas.

-No fue apropósito – mantuvo el rostro gacho, por culpa, por vergüenza, por impotencia.

-Entiendo, creeme. No siempre lo hacemos con malicia, pero suelen decir que lo que más deseamos suele cumplirse así como lo que más tememos. La mente es poderosa y lo que mentalizas lo atraes. Así que no temas si ante tus ojos se lleva a cabo tu peor pesadilla o tu mayor sueño, cualquiera que fuera, busca una solución.

Removiéndose en el lugar que se encontraba sentado se debatía por hablar sobre lo que había pasado o callar hasta que pudiera resolverlo por sí mismo. Cosa que ya no le parecía tan factible y nuevamente al pensar en Yami algo oprimía su corazón ¿Miedo? ¿Ansiedad? ¿Remordimiento? Todo quizá. Pero sino ¿Quién? ¿Así iría poco a poco perdiendo a sus seres queridos? ¿Por qué le resultaba tan difícil decir “estoy en problemas” o “lo arruine”? Su misma inseguridad lo ataba a la incertidumbre del porvenir, a la posibilidad de quedarse sólo.

-Ryo, yo… - se cerraba su garganta y las palabras no fluían como el quería – yo…

No pudo terminar su frase cuando se vio envuelto en los brazos de su amigo.

-Si no te sientes listo para expresarlo no hay problema. Quizá, por ahora, olvida un poco tus problemas y piensa más en que los ocasionó, indaga dentro de ti lo que dio rienda suelta a los hechos. Ahí suele encontrarse la solución o al menos un indicio de ella.

No lo pensó dos veces antes de corresponder de igual manera el abrazo, presionó sus parpados obligándolos a retener la marea que yacía en su alma.

 

 

No tardaron demasiado en la playa, ya había oscurecido y optaron por ir en busca de Malik para cenar.

 

El insomnio se volvió recurrente y sin éxito deambulaba por la casa como alma en pena.

-¿Yugi? ¿Ocurre algo?

-No puedo dormir, abuelo.

-¿Quieres hablar, chico?

Tomaron asiento en el sillón, Yugi no tenía una clara intención de contarle sus problemas a su abuelo pero se moría de ganas de conversar como solían hacerlo la primera vez que estuvo de visita. También pedirle disculpas por voltearle sus horarios de descanso.

Durante un rato disfrutaron de la compañía del otro sin atreverse a romper el silencio hasta que Solomon comenzó.

-Me preocupa Mai.

¿Bilis? ¿Qué era lo amargo que recorrió su boca? Se había mordido el interior de la mejilla.

-¿Por no poder hablar? – logró articular.

-Sé que es reservada y no habla mucho más que consigo misma, pienso que es una penitencia por divagar tanto.

-¿No solían hablar ustedes?

La mirada del anciano se apagó por unos instantes y se tornó melancólica.

-Como deberían hablar padres e hijos, no exactamente ¿Por qué? Es algo que he intentado averiguar desde hace años, pensé que un poco de tiempo de caridad conmigo sería benéfico para estrechar nuestra relación pero aparentemente resulto al revés. En vez de acercarse más, se alejaba. Es por eso esta casa, pero no me arrepiento, con la edad uno busca un poco de paz. Por otro lado, ella jamás pareció apreciar el lugar, era más de ir y venir. Pienso que el internado en París sacó a relucir sus monólogos.

-¿Por qué en un internado?

-Una vez, de las pocas que lograba hablar, mencionó que el insistente silencio del lugar la volvería loca y las pláticas estaban prohibidas durante las actividades, así se fue cerrando a círculos sociales.

Todo en esta vida tiene un por qué y ahí estaba una de las razones de su mutismo, no era personal, era su naturaleza.

-Entiendo… Debió haber sido complicado para ella.

-Así es, por ello, cuando volvió, hablé con tu madre para que pudieras pasar tiempo con ella, claro que no salió como lo esperaba. Aquella ocasión tuvo una llamada que le pedía presentarse en la rectoría de su escuela. Nunca supe que fue pero al parecer le consumió cierto tiempo. Lamento que sucediera esto.

-No, no. Descuida, abuelito. No pasa nada.

-Intenta hablar con ella, quizá sus facciones hablen más fuerte que sus escasas palabras.

-Lo haré. Ya me siento un poco cansado.

-Ve a dormir, Yugi.

-¿Estarás bien tú sólo? Me queda un poco de incertidumbre sobre qué haces por las noches.

Solomon rio un poco,

-Es como cuando estas despierto en el día, sólo que no hay sol. Descuida estaré bien.

Subió las escaleras y pasó a un lado de la habitación de Mai, la puerta estaba entre abierta.

Si hay algo que metería a Yugi en problemas era su insistente y vivaz curiosidad que no lo dejaba por más que se intentara reprimir, abrió levemente la puerta y ahí la vio sentada dándole la espalda.

No estaba estática, su brazo se movía en pinceladas horizontales y luego verticales, la otra sostenía una paleta con gotas de pintura. Entonces echó un vistazo a esa curiosa habitación que sólo lograba ver a través de la ventana y la encontró repleta de cuadros, lienzos tanto incompletos como blancos, caballetes y un estuche que parecía contener los tubos de pintura, ahora todo cobraba sentido para él, por fin descubrió lo que hacía, pintaba lienzos. Ahora entendía por qué la casa tenía cuadros de obras famosas del mundo del arte. Lo único que no logró ver fue en lo que estaba ocupada.

Así, durante los días que le quedaban, espiaba cada noche en busca de alguna pista sobre su reciente obra pero no siempre la encontraba en la habitación. Cuando estaba cerrada, durante el día, la encontraba velando por horas a su abuelito al pie de su cama. Después de ello cambio su perspectiva de la chica. Al igual que él, ella estaba preocupada por Solomon y lo expresaba a su manera.

Ahora se sentía peor que una miseria.

Sin lugar a dudas descubriría como reparar todo su desastre.

Yugi pasó las tardes con Ryo y Malik compensando el tiempo que no estuvo con ellos durante las vacaciones pasadas. Se mentalizó a que entre más se alejara de las personas que había afectado con sus habilidades, más problemas tendría y menos avances haría para remediar su metida de pata.

Por primera vez pudo hacer múltiples actividades de las cuales se privó en un inicio: visitar la playa, tardeadas con sus nuevos amigos, volar una cometa, jugar freezbe, etc. Sin embargo no recordaba todas, algunas le parecían más un sueño que un hecho.

-¿Yugi, te encuentras bien? Pareces distraído – Preguntó Malik después de haberse detenido a mitad del camino. Al tiempo también Ryo se detuvo para verle.

-Yo… siento que estoy olvidando algo importante.

Ryo y Malik se miraron con curiosidad.

-¿Estás seguro, Yugi? – Habló el albino – Hace un rato estabas bien ¿Quieres descansar? Quizá te ha dado un golpe de calor.

-No es nada, en serio. Sólo me siento… desubicado. Sí, es eso. Nunca había pasado por este camino.

-Pasamos por aquí desde que regresaste, Yugi. Es el camino a la playa ¿Lo olvidaste?

Parpadeó repetidas veces al tiempo que negaba frenéticamente.

-Pero no es posible, chicos. Sólo jugamos en el solar pero es la primera vez que venimos por aquí – ante la mirada escéptica de sus amigos se alteró – ¡Lo juro! ¿Acaso me están jugando una broma?

-También viniste una vez con tu abuelo y la chica rubia, salieron a caminar en la noche ¿No lo recuerdas? Fue hace una semana exactamente.

Llevó sus manos a su cabeza que comenzaba a darle vueltas, todo le parecía difuso, sentía imágenes que él no recordaba, sitios, rostros, voces. Pero a la vez le eran sumamente familiares, estaba consiente que todo aquello lo había vivido puesto que nada le resulto ajeno.

Se dejó caer en sus rodillas mientras tapaba efusivamente sus oídos.

-¡Diganles que paren! ¡Yo no fui, lo juro! ¡Detenganlos, ya no quiero que repitan lo mismo! ¡Basta!

Los chicos corrieron a su lado tratando de calmarlo diciendo que todo estaba bien, nadie decía nada pero entre miradas acordaron llevarlo de regreso a casa de su abuelo.

-Ven Yugi, regresemos.

Fue difícil pues también ponía resistencia a incorporarse y sobre todo a andar. En repetidas veces estuvo por caerse de bruces, Ryo y Malik tuvieron que sostenerlo muy fuerte para que no pasara pero era casi imposible por el cómo se retorcía.

Creían que una vez en casa del señor Solomon, Yugi recobraría la compostura, cosa que no pasó. Solomon aún dormía así que a la única persona que pudieron pedirle ayuda fue a Mai.

La chica al ver el estado de su sobrino se apresuró en su auxilio, lo sostuvo fuertemente por los hombros mientras examinaba sus expresiones. Inútilmente zarandeaba a Yugi tratando de llamarlo sin su voz pero haciendo el intento hasta el punto en que sus ojos se inundaron de lágrimas de impotencia y rabia.

Se incorporó y tomó a los chicos haciendo ademanes de que permanecieran con Yugi hasta que ella volviera. Rápidamente subió a su habitación y tomo una de las varas de incienso que utilizaba, al regresar a la sala encendió una mientras la paseaba por el lugar y en especial cerca de Yugi, quien seguía gritando cosas sin sentido.

Pasó un tiempo en que la estancia estaba inundada en un intenso aroma a lavanda que logró tranquilizar al menor que, una vez dejo de hacer escándalo, quedó profundamente dormido.

Todos respiraron de alivio.

Mai se dirigió a sus amigos de Yugi nuevamente con una mirada inquisitoria exigiendo respuestas a preguntas que no podía formular. Ellos sólo atinaron a decir que de un momento a otro perdió el control.

-Bueno, supongo que no hay mucho que hacer. Lamentamos las molestias, mañana vendremos a visitarlo. Buenas noches.

Los menores se retiraron de la estancia.

-Cielos ¿Qué fue eso? – decía Malik.

Ryo se detuvo y volteo en dirección a la casa.

-¿Ryo?

Volvió a la realidad y respondió.

-Ni idea, pobre Yugi. Debe de estar pasando por algo difícil.

-Seguramente ¿Crees que al despertar recuerde?

Ryo interceptó su mirada.

-No lo creo y es mejor así, no debe preocuparse por otra cosa, no por ahora.

 

 

Las nubosidades purpuras comenzaban a sacarlo de quicio, en especial porque le daban incesantes dolores de cabeza que no le eran fácil de erradicar ni con una aspirina. La esencia lo dejaba débil por unos instantes, instantes en los que se reiteraba su fastidio.

Abrió los ojos, no esperaba encontrarse a Mai dormida a su lado en el sofá.

-Yugi, despertaste – dijo una voz detrás de él.

-¿Abuelito? Lo siento me quede dormido.

-Descuida ¿Cómo te sientes?

-Perfectamente ¿Por qué?

Solomon tomo asiento frente a él.

-Supe que en la tarde tuviste una crisis, suerte que estabas con tus amigos.

-¿Amigos?

-Sí, el chico albino y el moreno.

Negó lentamente.

-No he salido en todo el día, abuelito.

Solomon no dijo más, podía ser que Yugi estuviese confundido después de todo. Sin embargo al día siguiente seguía sin ningún recuerdo. Era su última mañana antes de regresar a Domino y antes de partir algo le decía que estaba olvidando algo o ¿Alguien? Por ahora se encontraba ansioso de regresar, ya después se ocuparía de esa sensación de asecho que sentía punzantemente.

 

CONTINUARA...

Notas finales:

(Anix: Hola a todas :3 bueno aqui esta el capitulo que Dtzo nos debía desade hace casi mas d eun mes, el cual les manda con mucho cariño, ella no comentara por el momento debido a un berrinchito (como siempre) pero ya trabajamos en la protesta al origen de este. Esperando que pueda estar en la siguiente actualización que por cierto también nos debe. Eso sería todo por el momento.)


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