Afortunadamente llego justo en punto de las 8 a la escuela, no pasaría el último día de clases en supletorio.
Tomó su respectivo asiento al lado de la ventana y junto a su mejor amigo; el día transcurrió normal hasta la hora del almuerzo, pues para su pesar y mala suerte había olvidado su obento por salir de casa a toda carrera. “Tenía que olvidarlo justo hoy” pensó y se jacto de sí mismo “Bueno en fin… ¿Qué tan malo ha de ser tener que comprarlo?” Y corriendo a la cafetería mientras contaba de cuanto presupuesto disponía chocó y calló a causa del impacto.
-Disculpa no vi por donde… - Decía mientras intentaba ponerse de pie, sin embargo al alzar la mirada y ver de quien se trataba, la voz le tembló al igual que sus pequeñas piernas, cosa que le impidió continuar con sus acciones.
-No te fijes, pero ten más cuidado enano- Le tendió la mano en un intento por ayudarle a incorporarse.
De todas las personas que circulaban por la escuela ¿Por qué justo ahora tenía que encontrarse con su secreto enamorado? – E-en verdad l-lo lamento k-kaiba- escondió su rostro ante el inminente y tierno sonrojo que hacía acto de presencia y acepto la ayuda.
-Hmm No es común verte por este lado de la escuela ¿Qué te trae por acá?- Decía sin perder su tono y porte serio.
-Y-yo olvi-olvide mi…- Alto. ¿Qué tan vergonzoso sería declarar su propia falta de atención?- I-iba a…
Un pesado e irritado suspiro por parte de su contrario corto su frase.- No debí preguntar. Toma – Le entrego un paquete pequeño y así como lo ofreció se retiró a paso apresurado diciendo – Date prisa que aún hay clases.
Yugi quedo en un ligero estado de shock tras notar el contenido de la caja que, no era nada más y nada menos que un obento aparentemente recién elaborado.
De regreso al salón, por los pasillos, el estrepitoso palpitar del pequeño tricolor resonaba por el lugar y las paredes eran entonadas de color rojizo debido al reflejo de su sonrojo, su expresión era de miedo y ansiedad. A la salida corrió en busca de su mejor amigo quien ya se encontraba recargado en el poste de luz esperando a su compañero. Durante el trayecto de regreso a casa yugi no dejaba de pensar en su casual encuentro con Kaiba, recordaba el ligero roce de manos que tuvieron y le hacia una enorme sonrisa en su angelical rostro.
-Alguien está muy feliz ¿No crees?- Ante la repentina mención por parte de su amigo, solo escondió su mirada y atino a responder en tono bajo.
-Kaiba…
-¿El petulante de Kaiba? ¿Qué cosa pudo haber hecho que te pusiera así? El no haría nada por nadie que no fuera él o su hermano menor.
-¿Tiene un hermano?
Incrédulo volteo a ver a Yugi -¿en verdad no sabías?
Yugi negó y le mostro la caja que kaiba le entrego.
-¿Qué es eso?
-U-un obento.
-¿¡Seto Kaiba te hizo un obento!?
-¡N-no! So-solo me lo dio, durante el receso fui a la cafetería y me lo encontré y pues había poco tiempo y me lo ofreció.
-En verdad no te creo que te lo haya dado él.
-Ni yo…
-Bueno eso cambia la perspectiva que se tiene de ese engreído.
Yugi volteo a ver su muñeca en donde esperaba encontrar su reloj marcándole la hora, pero sorpresa también lo olvido; busco entre sus bolsos el celular ¿Tampoco? En verdad tenía un serio problema de atención ¿Qué le ocurría? No tuvo opción más que preguntarle a su amigo la hora y cuando le dijo que eran 3:40 sintió que el mundo se le venía encima, y sin poder despedirse y explicar algo, volvió a correr lo más que le daban sus pequeñas piernas. Sus padres partían en punto de las 4 de la tarde. No toleraba la idea de llegar y no poder despedirse de ellos. Sin embargo tenía un ligero presentimiento que le decía que cuando llegara ya se habrían ido.
Acelerado entro a su casa con la esperanza de encontrar aún a sus padres, cosa que no iba a ser posible pues el reloj de la cocina ya marcaba las 4:09, lo único que encontró fue una nota pegada al congelador enlistando las comidas que había dejado para recalentar.
“Vaya… llegue tarde” volteo a ver el comedor, luego la nevera y al final la cajita de la tarde, finalmente optó por calentarla y comer pues salvo el ligero desayuno de la mañana, llevaba el estómago vacío.
Una vez terminado de comer, subió a su cuarto y prendió su computadora para iniciar con los deberes que le dejaron para vacaciones. Realmente no era gran cosa salvo unos cuantos cuestionarios, guías y resúmenes de no menos de 10 cuartillas. No era uno de los mejores estudiantes pero quería evitar el estrés de dejarlo todo a último momento.
Por la tarde-noche había terminado más de la mitad y sonó el teléfono, fue a contestar y no fue su sorpresa escuchar la voz de Joey.
-Diga
-Algo raro le pasa a alguien
-¿Eh? Bueno… puede que sí, pero te juro por mi vida Joey que ni yo tengo idea de que me sucede.
Un evidente suspiro y sosiego se escucharon.
-De acuerdo, te creo. ¿Desde cuándo sientes que te pasa algo raro?
-Apenas hoy
-Bueno ya sabremos más adelante si estas empezando a delirar jajaja
-¡Oye!
-En fin ¿Por qué tanta prisa por la tarde?
-¡Oh cierto! Lo lamento mucho Joey, mis padres salían de viaje hoy y quería despedirlos pero llegue tarde y ya se habían marchado.
-¿Y aún no llegan tus hermanos?
-No, pero…- Sin acabar su frase la voz de su amigo se volvió emotiva y le interrumpio.
-Oye ¿tienes algo planeado para estas vacaciones?
-Amm supongo que no ¿Tú que harás?
-Ah pues ya sabes que no puedo salir así que ¿Qué dices de ir unos días al parque o al centro comercial? ¡Di que sí! ¡No me dejes morir de aburrimiento solo!
-E-está bien Joey, solo le avisare a mis hermanos.
-¡Si! Es más, ¡te adoptare todo el verano! Avisa que estarás en mi casa.
-Está bien vere que me dicen y te digo mañana ¿esta bien?
-Está bien Yugi, te dejo que mi viejo necesita hacer llamadas “Disque importantes” adiós. Terminada la llamada bajó a buscar a sus hermanos que muy seguramente ya habían llegado y así era.
-Hola Yugi ¿Te despediste de papá y mamá? – Preguntó Tea
-No pude, llegue tarde.
-Ya veo, que mal, mamá tenía algo importante que decirte
-¿Qué cosa?
-Tristán y yo también vamos a salir pero no puedes venir con nosotros.
Yugi no se mostró triste como se hubiera hecho esperar Tea, al contrario, le surgió una sonrisa nivel niño en mañana de navidad.
-¡Genial! Entonces si me podre quedar todo el verano con Joey
-¿Por qué con Joey?
-¡Ah! Porqué me dijo que me invitaría todo el verano a vivir con él.
-Me temo que no Yugi – Dijo Tea algo aflijida por parecer autoritaria con su hermano.
-¡Eh! ¿Por qué no?
-Mamá hablo con el abuelo y la tía Mai. Quiere que los conozcas y pases tiempo con ellos.
Yugi hizo un ligero puchero y respondió –Pe-pero…
-Nada de peros Yugi además es un lugar muy lindo a donde viven, tienen una casa campestre y queda cerca del mar ¿No suena genial?
Yugi un poco desanimado atinó a asentir, no podía hacer nada ante una orden que ya había sido dada por su madre, peor aún, no pudo verla antes; de otro modo hubiera podido convencerla de que lo dejara quedarse con su amigo.
Resignado suspiro y dijo un poco más animado:
-Está bien, al menos podre ir a la playa ¿Cuándo iré?
-Mañana a primera hora te estará esperando el transporte, anda ve a hacer maletas.
Y así un poco más animado yugi empaco lo necesario para tres semanas en casa de sus familiares a quienes conocería en persona por primera vez.
CONTINUARA…