Ya eran cerca de las 11:00 y Yugi había terminado de empacar sus pertenencias. Una vez que dejo las maletas en el primer piso, se acercó al teléfono y llamo a su amigo para disculparse por tan inesperado cambio de planes.
-¡¿Qué?! – Decía un deprimido y alterado rubio desde el otro lado de la línea telefónica - ¡Dime que no es cierto! ¿Con quién se supone que me divertiré entonces?
Mientras Yugi sonreía y le caía una gotita sobre la sien le respondió – ¿No veras a Serenity durante la semana?
-Ese era el plan, mi madre la traería de visita. Pero tuvieron cambio de planes a último momento y no podrán venir.
-Ya veo, lo lamento Joey. Descuida, procurare llamarte seguido y contarte todo ¿Está bien?
-Snif, está bien Yugi. Suerte con eso.
-Claro, nos hablamos mañana, descansa.- Y colgó.
¿Cómo sería el lugar al que iría? Ya estaba hasta cierto punto ansioso, hace tiempo que no salía de la ciudad y unas buenas vacaciones en un sitio desconocido le resultaban emocionantes.
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-Esta no es mi casa, es la casa de Mai-
“¿Mai? Ese nombre de nuevo ¿Se tratara de la tía desconocida?”
A lo cual el abuelo respondió: -En efecto, Mai es tu tía.
De acuerdo, ya conozco su nombre sin embargo sigo sin saber cómo es y creo que no lo sabré en un buen tiempo.
Me guío subiendo las escaleras hasta lo que sería mi habitación.
Era limpia, amplia y solo contaba con una ventana que daba vista a la parte trasera de la casa, se podía ver una gran extensión de árboles así como los del sendero por el que acababa de pasar. Deje mis cosas al lado de la cama que se encontraba a un lado de la ventana y voltee a ver al abuelo.
-¿Pasa algo malo?- Pregunto ante mi mutismo y solo negué.
-No es nada, descuide.
-De acuerdo, entonces te dejo para que te instales y recorras el lugar, en un par de horas servirán la comida así que relájate por lo mientras. – Y salió del cuarto.
Desempaque y sin avisar salí a caminar por el patio de la parte de atrás, desde la ventana no se ve más allá. Sería interesante ver que hay después de ese enorme vergel. Algo interesante tendría que encontrar en este lugar antes del atardecer.
No había más que árboles y más árboles. No sé cuánto tiempo llevaba caminando, parecía que en verdad era una enorme extensión de maleza. Y entonces lo volví a sentir. Un escalofrío recorrió mi espalda hasta los pies dejándome inmóvil, alguien me estaba vigilando y muy de cerca, no sé cómo explicarlo pero pareciera que quien me seguía, me estuviera cazando.
Reuniendo toda mi fuerza de voluntad, acompañada del miedo y la adrenalina, comencé a correr sin dejar de mirar a los alrededores en busca de mi perseguidor hasta que llegue al borde de un risco ¿Cómo demonios llegue a ese sitio?
Me detuve pensando en saltar, sin embargo, no tenía muchas oportunidades de salir ileso pues a pesar de que él oleaje estaba en gran actividad, había demasiadas rocas.
Me arriesgaría, di un paso hacia atrás para tomar impulso y entonces antes de poder saltar sentí un dolor punzante en la sien, seguido de eso todo quedo oscuro.
Cuando abrí los ojos, estaba acostado en frente de la puerta trasera de la casa de mi tía ¿Habrá sido un sueño? Al intentar incorporarme sentí la punzada en mi sien que hizo que alentara mis movimientos, esto me demostró que no fue un sueño. En verdad encontré un acantilado y estuve a punto de saltar para escapar de una inminente amenaza.
Se encendió una luz y la puerta se abrió.
-Así que aquí estabas Yugi ¿Qué te ocurrió? Estas sangrando
“¿Sangrando?” Me lleve la mano a donde señalaba el abuelo y en efecto, tenía un ligero rastro de sangre. Quien quiera que me haya golpeado casi me mata.
-Tropecé – mentí.
-Bueno, ven entremos, hay que tratar esa herida.
Me ayudo a levantarme y entramos a la sala, buscó un par de gasas, vendas y agua oxigenada para curarme. Una vez me vendo la cabeza cenamos y subí al cuarto a descansar.
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Sin necesidad de la alarma, Yugi despertó temprano, a pesar de su emoción, logro conciliar el sueño.
Una vez ya en el taxi que habían mandado para recogerlo, conecto sus auriculares al celular mientras el viaje curiosamente le parecía familiar por los lugares que transitaba.
A pesar de lo extenso del viaje, el transporte no demoro demasiado en llegar a su destino, dejando a Yugi en el frontis de una casa que era cercada por pequeños arbustos y matorrales. La puerta de la cerca no parecía estar cerrada, así que la abrió y ésta a su vez hizo un horrible rechinido, causa de que hacía falta aceitarla, camino por el pequeño sendero tapizado de piedras de rio hasta la puerta, tocó el timbre y después de unos instantes se abrió dejando ver a quien Yugi identifico cómo su abuelo.
-Ho-hola, disculpe busco a Solomon Mutou.
-¡Oh! ¡Tú debes ser mi adorado nieto Yugi! – Dijo el señor mutou con un tono efusivo.
Yugi se sorprendió pues era la primera vez que veía a su abuelo, por unos instantes creyó que se trataba del jardinero de la casa.
Después de unos segundos en mutismo, el abuelo invito a nieto a pasar y le ayudo con su equipaje.
Pasaron a una sala sencilla en la cual había un antiguo reloj de péndulo de madera el cuál emitía un sonoro y constante tic-tac que al inicio era molesto, pero después de unos momentos se acostumbraba. Una antigua radio con problemas de recepción y un cuadro de Salvador Dalí que le resulto familiar.
Le entro curiosidad por saber en dónde lo había visto, quizá en alguna galería de arte pero no estaba seguro así que decidió preguntarle a su abuelo.
-Disculpa abuelo ¿Dónde conseguiste ese cuadro?
El abuelo volteo a ver la pintura y sonrío al tiempo que le explicaba: -Veo que mi nieto conoce al pintor ¿Cierto Yugi?- Yugi asintió- ¿Sabes el nombre de la pintura? – Este negó- Bueno, se llama “Visions of Eternity”- Sin saber por qué, ese título le vibro en lo más profundo de su subconsciente “¿Qué era aquello? ¿Deja vu?” – Es uno de los cuadros favoritos de tu tía, le trae muchos recuerdos de su vida de estudiante, o al menos algo así mencionó. ¿Has visitado galerías de arte Yugi?
Cierto ¿Alguna vez visitó alguna galería? No realmente, pero había un pequeño fragmento que le decía de donde la encontró.
-Supongo, la verdad no recuerdo mucho.
Después de un buen rato platicando un poco a cerca de sus vidas el abuelo preguntó:
-¿No te gustaría salir a explorar el lugar? O ¿Prefieres comer algo?
Su estómago habló por él.
Terminando de comer, Yugi quiso salir a tomar un poco de aire fresco, ya era tarde así que el abuelo le sugirió que no se alejara demasiado. Y así lo hizo, no salió de la zona que comprendía la cerca que rodeaba el recinto. Se recostó sobre el pasto y estuvo admirando las estrellas y la luna; hacía un clima templado, entonces el pequeño sintió los parpados pesados y comenzó a dormitar.
Un sonido le hizo regresar a su realidad y se incorporó buscando el origen del sonido. No lograba ver nada por lo oscuro que ya estaba, se puso de pie y a lo lejos diviso la silueta de una persona que miraba en su dirección.
-¿H-hola? – No recibió respuesta y no se movía en absoluto - ¿Busca a alguien? – Nada. Entonces la silueta comenzó a caminar a paso apresurado hacía Yugi, quién por reflejo, retrocedió a la misma velocidad hasta que escuchó que el abuelo le llamaba y sólo entonces la sombra se detuvo. Yugi corrió a la casa y antes de cerrar la puerta volvió a buscar la sombra pero ya había desaparecido.
-Pareciera que viste un fantasma – Decía el señor Solomon viendo en la misma dirección que su nieto, quién no reparó en su presencia y dio un pequeño brinco al escuchar su voz- Jajaja Lo siento muchacho creo que debí carraspear antes de hablar.
Mientras el pequeño tricolor recuperaba el color le pregunto - ¿Tú crees en esas cosas abuelo? – El anciano lo miro curioso y le respondió.
-Puede ser, después de todo hay cosas que no se pueden explicar muchacho. ¿Viste algo fuera de lo normal?
-N-no exactamente, quizá ya estoy cansado. Iré a dormir. Buenas noches abuelo. – Y subió las escaleras y entró a su habitación. Justo detrás de él llego su abuelo perplejo.
-¿Ya te había mostrado la habitación?
Yugi meditó un poco y reparó en que desde que llego, no le fue anunciado donde se quedaría. Sus maletas ya estaban en la habitación, su abuelo las había llevado justo después de que su nieto saliera a dar un paseo.
-Cre-creo que no, pero algo me guio involuntariamente hasta este cuarto.
-Bueno, de todos modos era en más cercano a las escaleras, quizá lo intuiste. Que descanses Yugi.
Antes de irse a acostar, miro una vez más por la ventana, observando el hermoso cielo nocturno sin percatarse de una peculiar sombra observándolo a la distancia.
Continuara...