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¿Misión Fallida? por Mizuki Nozomi

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Notas del capitulo:

Hola gente! (lo se, hasta ahora? ;-; Por favor no me maten D':)

Primero que nada, por favor disculpen mi desaparición D: La escuela me estaba matando! pero afortunadamente ya salí~ y me alegro de decir que con notas aceptables y, por tanto, con un promedio apropiado para la carrera que solicite :') (medicina, allá voy ;u; ).

Como sea, vamos al punto! Les traigo el capítulo 3 de "¿Misión fallida?", el cual es capítulo largo *lanza confeti*, pero esperen! Igual aprovecho para informarles algo importante: ...El fic sera alagado a 5 caps. ;-;

waaa! ¡Se que se supone que todo terminaría en este!, pero al final resulto que no fue posible por cuestiones de tiempo-espacio (Entiendanme, tenia inspiración acumulada xD).

Bueno, ya informado eso, les dejo leer ^^ Espero les guste el capítulo~

(Una cosa mas: muchas gracias a todas las personitas que me dejaron un review~ xD Enserio, se los agradezco mucho! ;/u/;)

Nos leemos en las notas finales~

¿MISIÓN FALLIDA?

CAPÍTULO 3

No les costó mucho hacerse paso entre la multitud para poder salir del antro, aunque eso mismo fue lo que logro incomodar un poco al peli-celeste, pues por donde pasaban atraían la mirada de varias personas, cortesía de la imponente presencia del emperador. Fue por esa razón que el menor se apresuró a hacer uso de su habilidad, desviando la atención de todos hacia los guardaespaldas de Seijuro, permitiéndose reír silenciosamente antes el desconcierto de estos al ser acosados por varios pares de ojos. Tal vez fue por eso mismo que el pelirrojo volteo un momento y les dedico una seña que Kuroko asocio a cuando un amo pide a su perro que no le siga.

Una vez cruzada la marea de gente, el de ojos azules casi agradeció cuando logro vislumbrar la puerta de salida, pues el hecho de que Akashi no hubiera soltado su mano en todo el trayecto le estaba haciendo ponerse un tanto nervioso.

-Joven Seijuro –dijo a modo de saludo uno de los guardias del lugar apenas diviso al pelirrojo.

-Avisa que voy de salida; quiero mi auto listo para cuando llegue abajo, por favor –murmuro el aludido sin detenerse, acompañando sus palabras con un ademan dedicado a las palabras del corpulento hombre.

Una vez la puerta se hubo cerrado caminaron por un pasillo color rojo y con luces blancas empotradas en las paredes hasta llegar al elevador en el que ambos se adentraron antes de que el pelirrojo marcara el botón que daba al primer piso.

Kuroko estaba tan concentrado en el plan que se desarrollaba en su cabeza que, cuando sintió moverse al plateado sistema de transporte, automáticamente dio un apretón a la mano de Akashi, sobresaltado.

-…L-lo siento –se apresuró a murmurar, girando el rostro a un lado para ocultar la vergüenza que  su infantil acción le había provocado.

-Adorable –le respondió a su vez el pelirrojo, quien había entrelazado sus dedos con los contrarios.

Ante esas palabras y acciones, el agente sintió que el calor se aglomeraba en sus pálidas mejillas, por lo que dando un hondo suspiro se esforzó en mantener la compostura. Él no era así…o al menos nunca antes se había comportado de ese modo, aunque bien era de considerar que igualmente nunca había estado en una situación parecida.

-Me gustaría pedirte algo –escucho al pelirrojo decir.

-¿Qué es? –pregunto con cautela, aun negándose a  encararlo.

-Que no desvíes la mirada –le respondió, inclinándose hacia su oído, casi tocando con su barbilla el hombro contrario.

Exaltado por la inesperada cercanía y la perceptible calidez  del aliento del mayor contra la sensible piel en su cuello, Kuroko actuó sin pensar y volvió el rostro hacia él, quien aprovechando aquel movimiento coló su mano libre por detrás de la nuca contraria, para impedir que el chico  rehuyera nuevamente el rostro.

Por escasos segundos Tetsuya considero librarse de esa situación soltándole un golpe al pelirrojo, pero después recordó que no podía hacer eso, o al menos no aun…

Así pues, una vez más azul contra rojo; una vez más una chispa pareció brillar en los ojos contrarios, pero a diferencia de las veces anteriores, el mayor alejo su atención de los zafiros del menor después de unos segundos, solo para posarla exclusivamente en sus rosados y tentadores labios.

Kuroko no necesito pensar mucho para saber lo que estaba por pasar.

-Hueles a champaña –susurro Akashi a escasos milímetros de que sus belfos se tocaran y al mismo tiempo que embozaba una sonrisa divertida –y a… ¿vainilla? 

Con seguridad sus dedos se deslizaron entre las hebras celestes, para después emplear un poco de  fuerza, buscando atraer la cabeza contraria hacia sí para romper con el espacio que los separaba.

Fue justo en el momento en que sus labios hacían contacto –apenas un toque- que el elevador se detuvo, acompañado del característico sonido de una campanilla, avisando que ya habían llegado a su destino, lo cual para alivio de Kuroko significo que su suerte aún no se terminaba, pues soltando un suspiro y chasqueando la lengua Akashi se separó de él haciéndose a un lado, antes de que las metálicas puertas se abrieran y ambos quedaran expuestos a las miradas de unas cuantas personas que esperaban para poder usar el elevador, y quienes al igual que muchos no pudieron evitar mirar con cierto desconcierto a la peculiar pareja  frente a sus ojos.

Tetsuya sintió la necesidad de encogerse en su lugar pues, al igual que arriba, la atención de esas personas sobre de él le era sumamente incomoda, aunque afortunadamente eso no duro demasiado, pues para sorpresa suya los individuos apartaron la mirada con rapidez al mismo tiempo que se hacían a un lado para dejar la salida libre, cosa que de inmediato aprovecho el pelirrojo para jalarlo de la mano murmurando un seco “con permiso” a sus espectadores. Solo así Kuroko reparo en que Akashi Seijuro no solo era capaz de imponer respeto, sino también cierto miedo en los demás cuando se lo proponía…

Una vez ambos salieron de la recepción, un hombre se acercó a darle unas llaves al pelirrojo, quien con un “gracias” las recibió y siguió caminando hasta que por fin salieron del complejo, encontrándose con que afuera ya los esperaba el lujoso automóvil del empresario.

-¿Te gusta? –pregunto Seijuro cuando noto los ojos del peli-celeste recorrer la carrocería.

-Es…llamativo.

-Esa no es una respuesta –levanto una ceja.

Soltando su mano, Akashi se adelantó y abrió la puerta del copiloto, invitando al menor a entrar. Kuroko no pudo reprimir una leve mueca ante el acto.

-Es bonito, pero no me gusta llamar la atención –murmuro ignorando el picor que sentía en las manos, aceptando muy a su pesar la muda invitación, entrando al vehículo y acomodándose en el sillón.

-Lo eh notado –comento el emperador, cerrando la puerta y rodeando el auto, subiendo rápidamente antes de arrancar el vehículo –También pareciera que no te gusta recibir muchas atenciones.

El menor se quedó tieso, recriminándose el hecho de ser tan obvio ante su enemigo.

-Es solo que no estoy acostumbrado –susurro sin darse cuenta, poniéndose el cinturón de seguridad.

-Mmm…lo primero no me molesta, a decir verdad me gusta, pero lo último… -sus ojos se apartaron del camino, buscando los azules zafiros, los cuales encontró casi de inmediato –no estaría mal cambiarlo, y para ello tendría que hacer que te acostumbres ¿no?

Ante tales palabras el menor sintió que la sangre subía a su rostro, por lo que se apresuró a volver su vista enfrente, escuchando como el pelirrojo soltaba una risilla. Tetsuya aún no olvidaba -y sabía que no lo haría pronto- aquel casi beso que por poco había recibido en el elevador; a decir verdad, aun sentía un ligero cosquilleo en los labios…y el descaro de Akashi haciendo comentarios y preguntando trivialidades durante el trayecto que ahora recorrían no hacía más que ponerlo cada vez más nervioso.

Bueno…sabía que cosas así pasarían cuando decidió aceptar terminar la misión el mismo. También sabía que probablemente seria “tocado” un poco, pero ni siquiera así había estado preparado para la cercanía de Seijuro en el elevador…

-¿En qué piensas? –le pregunto este de la nada, esta vez manteniendo la mirada enfrente, cosa que Kuroko agradeció mentalmente.

-Oh, en nada en particular –dijo casi de inmediato. De ninguna manera le diría a ese hombre que estaba pensando en la escena del elevador…

Encendiendo la radio y sintonizando una estación de música mixta, Akashi embozo una sonrisa torcida que Tetsuya vio por el reflejo del espejo.

-¿Entonces por qué estas sonrojado?

Mierda…

-…No lo estoy –respondió cerrando los ojos y frunciendo levemente el ceño.

-Tal como dije… Adorable –murmuro Seijuro, notablemente satisfecho.

Kuroko hubiera soltado un bufido, de no ser porque el paisaje en la ventana lo hizo perder el hilo de sus pensamientos, y bueno, ¿cómo no hacerlo? En todo el claustrofóbico rato que habían pasado juntos desde su salida del antro, el peli-celeste creyó que el empresario lo llevaría hacia algún hotel, departamento, o algo por el estilo, y aunque cuando la ciudad comenzó a quedar detrás tuvo ciertas sospechas, que aquello se confirmara tan pronto no dejaba de ser impactante.

Si bien en un principio llego a pensar que el mayor era un enfermo y planeaba matarlo y tirar su cuerpo en  las afueras de la ciudad, entre la maleza del pequeño bosque que comenzaba a ser visible, no le había pasado por la cabeza la idea de a donde en verdad se dirigía Seijuro al haber salido de la carretera y tomado un sendero a través de los árboles.

El alivio de calcular aproximadamente 30 minutos corriendo desde donde estaban hasta la ciudad, cortando camino a través del bosque, se vio opacado por lo que de repente apareció en la visión del menor una vez pasaron una última hilera de pinos.

-Esto… -la duda fue más que palpable en su voz una vez que llegaron al final del sendero tomado segundos atrás y una reja de negros barrotes se hubo abierto para que el auto pasara.

-Sí, es mi hogar, –se apresuró a responder el emperador a la pregunta no formulada, sonriendo con notable orgullo  y satisfacción – ­y me atrevo a decir que, aunque no te gusten los lujos, esto seguro te encantara.

De momento, Tetsuya decidió que no objetaría lo dicho, pues ciertamente la casa del pelirrojo era hermosa y de algún modo no tan aparatosa como el creyó que seria. Si bien su tamaño era un tanto considerable e intimidante, daba un aire de comodidad muy contradictorio; esto podía deberse quizá al color arena que predominaba sobre los acabados en roca de varios postes y detalles, así como también a las múltiples plantas que adornaban los alrededores dándole notable vida a la casa, cuyo estilo parecía ser predominantemente victoriano, con algunos toques modernos; una combinación entre lo elegante del siglo XlX con lo soberbio del XXl. Podía decirse que el lugar era tal como su dueño: imponente, formal, y llamativo.

A decir verdad, el peli-celeste vagamente recordaba que su amiga le había hablado de las propiedades del mayor  -incluida la que ahora mismo estaba frente a él-,  y que en aquel tema igual había estado presente que, según la investigación previa, se sabía que el empresario nunca llevaba a su verdadera casa -a la que lo estaba llevando a él- a sus parejas, y mucho menos a sus conquistas de una noche; eran casi nulas las ocasiones en las que se le había llegado a ver con alguien entrando juntos a alguno de sus departamento en el centro de la ciudad…

Reprimiendo un suspiro nervioso, el menor se recordó mentalmente su misión una vez el auto se detuvo y el pelirrojo lo hubo apagado, para justo después bajarse con rapidez, anticipando sus acciones y logrando llegar a tiempo para ofrecerle una mano.

-Veo que es insistente…-murmuro con resignación el chico de cabello celeste, aceptado el gesto y bajando del lujoso transporte, con el estómago un tanto débil a pesar de no haber tomado o comido prácticamente nada.

-En efecto, lo soy. Cuando algo me interesa suelo ser lo suficientemente insistente y persuasivo hasta que consigo lo que quiero, lo cual siempre pasa –le respondió, guiándolo hasta la entrada sin soltar su mano.

-Se tiene mucha confianza –muy a su pesar aquello le hizo gracia, pues dadas las circunstancias eran divertidas las palabras del pelirrojo, ya que en realidad se encontraba en un error. En una situación “normal”, Kuroko nunca en la vida hubiera aceptado ir con nadie a ningún lado siendo apenas el primer día de “conocerse”…Eso no iba con él.

Ante su respuesta el heterocromatico embozo una sonrisa torcida, pero esta se volvió más sutil e insinuante segundos después, justo cuando introducía la llave en la cerradura y abría la pesada puerta de madera oscura, para sorpresa del menor, quien pensó que alguien de la servidumbre llegaría a abrirles…

-Hay otra cosa que olvide pedirte –le comento Seijuro entrando a la casa, jalándolo con él.

Kuroko ladeo ligeramente la cabeza, con notable curiosidad y sospecha ante lo dicho, pero apenas hubo entrado a la casa y las luces de esta se vieron activadas su atención se vio disparada a lo hermoso del lugar, que reconoció como espectacular al instante, comprobando que tal como había pensado al ver la fachada, por dentro ofrecía el mismo sentir de comodidad...aunque el aire parecía un tanto frio...

-Te gusta –no era una pregunta.

Con aire de satisfacción Seijuro se detuvo a mitad del salón principal, claramente atraído por las acciones de “Yuu” y sus brillantes zafiros con los que admiraba el lugar.

-Si… -respondió aun observado a su alrededor, queriendo saber cuántas personas en la casa podrían ser un estorbo para sus planes en ese momento – Aunque creo que ha de ser algo laborioso mantener en orden toda la casa…

-En realidad con 3 personas es suficiente. Además, ya que solo soy yo suele durar un buen tiempo limpia, por ello el servicio solo está en las mañanas.

No hay nadie ahora…

Por unos segundos Kuroko se quedó quieto en su lugar, mirando las paredes y detalles por encima de él, pensando más allá de lo que quizá debería.

-¿…Nadie más vive aquí? –soltó de repente, con tono pensativo.

-No es necesario. Aunque mis guardaespaldas tienen una propiedad muy cerca, y cuando es necesario vienen a quedarse para atender asuntos del trabajo. –Akashi se le acercó con pasos pausados –Acompáñame, te invitare un trago.

Justo cuando una de sus manos se levantaba para tomar la del peli-celeste y así seguir con su camino, este se volvió hacia él, con el ceño levemente fruncido.

-¿No se siente solo?

El emperador se paralizo por unos segundos, al mismo tiempo que sus ojos se habrían un poco más de lo normal debido a la inesperada pregunta de “Hiro”.

Aun observándolo desde su lugar, Kuroko no tardo prácticamente nada en procesar lo que acababa de hacer: Se estaba metiendo en cosas que no deberían importarle; se había dejado llevar cuando había escuchado sobre el modo de vida del empresario, pues le recordaba a su propia vida años atrás, antes de comenzar a trabajar como agente y codo a codo con quienes ahora consideraba parte de su familia…En ese entonces su vida había sido muy solitaria, eh incluso en la actualidad aún seguía siendo un tanto así…

-Lo siento, no quise… -trato de echarse para atrás, temiendo haber disgustado al pelirrojo.

-Tranquilo, no es nada. –interrumpió, restándole importancia al asunto –En realidad, creo que esa pregunta fue muy asertiva.

El peli-celeste respingo cuando el mayor lo tomo de la mano una vez más y tiro de ella para que lo siguiera.

Apenas sus pies comenzaron a moverse Akashi retomo la palabra.

-Por decirlo de algún modo,  siempre eh vivido de esta forma, así que pienso que por ello nunca eh sentido la soledad como tal, o al menos nunca le eh dado mucha importancia al asunto si es que así ha pasado alguna vez. Supongo que por eso no es de sorprender que lo hicieras notar, ya que a diferencia de mí tú vives en compañía de tus familiares, pues aun dependes de ellos para tus estudios, ¿no es así?

El aludido se sintió un poco culpable ante eso último, pues era algo que le había dicho en el bar, y que claro, era una mentira…Hace muchos años que no veía a sus padres.

-Si… -murmuro – pero, de cualquier forma por favor disculpe mi falta de recato.

-Uhm… -Akashi le dedico una sonrisa torcida –sobre eso, ¿recuerdas lo que dije cuando entramos?

Kuroko frunció el ceño, rememorando aquel momento.

-Si –recordó –Iba a pedirme algo… ¿que era?

-Que no me trates de “usted”. Apenas tengo 24 años. –soltó con humor–Además, a estas alturas, tampoco lo veo muy coherente.

El peli-celeste se crispo ante tales palabras, un tanto abochornado.

-Ahora, tengo una pregunta para ti.

-Adelante –insto, ocultando su creciente inquietud y palpando con disimulo el sedante escondido entre sus ropas.

-¿Por qué aceptaste venir conmigo esta noche?

Los pasos del pelirrojo se detuvieron, dejándolos a ambos justo enfrente de la pieza que tenían como destino. Seguido de eso se giró hacia el menor, escrutándolo con sus penetrantes ojos que no hacían más que acelerar el pulso de este.

El agente se humedeció los labios de forma inconsciente, evitando mirar a la cara al mayor, cosa que solo hacia cuando se encontraba tenso o no sabía que decir. Aquella pregunta le había tomado por sorpresa…así que sabiendo que una mentira seria notada de inmediato, se vio en la necesidad de decir una verdad a medias.

-Sinceramente no lo sé, fue algo…repentino –suspiro sabiendo que sus mejillas debían estar rojas, cosa que odiaba, sobre todo si alguien “desconocido” lo veía en ese estado tan nada común en él – Diría yo que esta es una de las mayores locuras que eh hecho en mi vida –concluyo con sinceridad.

Tal respuesta pareció complacer al emperador, pues este entrelazo sus dedos con los contrarios, volviendo la vista enfrente y por fin girando la perilla de la puerta con su mano libre, antes de hacer que ambos entraran.  

Con los pocos segundos que tuvo disponibles Kuroko repaso el lugar con la mirada rápidamente. Era un salón que resaltaba principalmente por tener una recatada chimenea, y algunos sillones color rojo, mientras que una de las laterales se encontraba una barra, y detrás de esta, en la pared y con repisas de vidrio, varias botellas y vasos de diferente tipo.

Al peli-celeste le hubiera gustado poder admirar más del lugar, pero su atención rápidamente se vio disuelta cuando Seijuro se separó de él y fue hasta la barra, tomando una botella y vertiendo su contenido en dos vasos.

-Bueno –suspiro extendiéndole uno de los contenedores transparentes - de igual forma, creo que también fue una locura mi invitación pero, en mi caso, una vez que doy un paso adelante no disfruto de retractarme de mis decisiones, así que, dado que las cosas ya están hechas deseo seguir hasta el final.

Aceptando la bebida Kuroko sintió que su piel se helaba y sus mejillas ardían ante tan seguras palabras, cosa que trato de disimular lo mejor que pudo, probando un poco del vino en sus manos, previamente olfateándolo de manera disimulada, por si acaso…

-¿Qué te parece? –pregunto el mayor una vez dio el primer sorbo, ladeando un poco la cabeza, sin perder aquella expresión de seguridad que parecía estar tatuada en su rostro.

-Sabe muy bien –reconoció, apreciando aquel sabor dulce  combinado armónicamente con la sutilidad de un poco de alcohol.

Kuroko no solía tomar. En realidad, no le gustaba, pero si se trataba de un buen vino tinto no podía hacer más que apreciar su delicioso sabor.

-Me alegra, es uno de mis favoritos –dijo a su vez, después de probar un poco también. Justo en ese momento el celular del pelirrojo comenzó a sonar.

-Disculpa –murmuro el empresario.

-Adelante.

Akashi no tardó más de diez segundos sacando y observando el aparato, antes de apagarlo y guardarlo una vez más.

-¿Algo importante? –inquirió Tetsuya, ante la pisca de decepción que vio brillar unos segundos en el rostro  ajeno.

-No. Algo del trabajo –respondió Seijuro, suspirando antes de recuperar su expresión habitual y volviendo a fijar su atención en él, notando algo casi de inmediato – Te ensuciaste.

-¿Perdón? –se llevó una mano a la cara, sin saber exactamente que buscar.

El pelirrojo rio ante su confusión, pero antes de que Tetsuya se quejara por ello, este se acercó a ayudarle, aunque de una forma  muy particular.

-Aquí –dijo, llamando su atención, la cual una vez hubo conseguido quedo pendiente de cada uno de sus movimientos.

Con seguridad y constancia, el pelirrojo comenzó a romper con la distancia que los separaba, para sorpresa de Kuroko, quien no hizo más que reprimir las ganas de alejarse una vez los labios del mayor tocaron la suave piel debajo de una de sus comisuras, haciéndole llegar toques eléctricos en toda esa zona de su rostro, que casi de inmediato se extendieron a todo su cuerpo.

-Ya está.

-Gracias… -apenas pudo decir, al tiempo que el mayor se separaba, relamiéndose los labios.

-No hay de que –dijo a su vez, dando otro trago a su bebida, terminando así con ella –Estas algo frio, ¿quieres que encienda la chimenea? –agrego.

-Eh…si, por favor –respondió sin pensarlo mucho. Quería, o más bien, necesitaba, un momento para tranquilizarse.

Sin decir más, el emperador fue a complacer el pedido del menor, dejando a este con un hermoso sonrojo en el rostro.

Una vez Seijuro le dio la espalda a Tetsuya, este se apresuró a recuperar la calma, sacando de entre sus ropas el sedante que usaría contra el empresario, ocultándolo en una de sus mangas.   Uno, dos, tres. Exhalo aire, tratando de tomar valor. Un poco de adrenalina comenzaba a hacerse presente en su cuerpo. Unos minutos más y todo terminaría; podría irse a casa sabiendo que sus compañeros estaban a salvo, al igual que las respectivas empresas aliadas; la misión estaría completa y, por tanto,  no volvería a ver al hombre de cabellos color sangre que tan extraño lo hacía sentir y comportarse.  

Ya es hora…

Dando un último sorbo a su copa, el fantasma se dio la vuelta, justo en el momento en que el emperador se erguía -pues había tenido que agacharse un poco para encender la chimenea- y regresaba su atención a él.

-Ven –le escucho llamarlo con su aterciopelada pero firme voz.

Sintiendo que sus piernas se hacían gelatina, Kuroko se tomó unos segundos antes de aceptar la invitación, acercándose a pasos ligeros al pelirrojo, quien con una sonrisa lo recibió, tomándolo por sorpresa al, en un movimiento rápido, jalarlo hacia sí.

En esta ocasión nada de lo que estaba a su alrededor en tan elegante estancia pudo distraer al menor de la presencia del pelirrojo, pues este no le dio el tiempo para ello una vez hubo deslizado sus brazos un poco más arriba de su cintura, apretándolo un poco contra su propio cuerpo, quedando así una de las blancas manos del menor en su pecho, mientras que la otra fue directa a uno de sus brazos, con la intención de romper el contacto, pero aquella intención se vio perdida una vez el heterocromatico llevo una mano a su rostro, acariciándolo una de sus mejillas.

Sabiendo que tal como estaban las cosas todo fracasaría, pues el mayor lo apresaba contra su cuerpo, dejando así su mano que tenía el sedante contra el pecho contrario y sin mucha movilidad, Kuroko no encontró más remedio que tragarse su orgullo y dejar el nerviosismo de lado, para centrarse en conseguir que el mayor aflojara el agarre y se distrajera lo suficiente de sus movimientos, así tuviera que besarlo… pero justo cuando la resolución para ello llego a él y se dispuso a actuar, el pelirrojo lo hizo, estampo sus labios contra los suyos sin aviso alguno, logrando con esto que Tetsuya quedara en shock por unos segundos, mismo que no fueron demasiados, pues una vez sintió una humedad en los labios su cuerpo dio un respingo, al instante en que comprendía que se trataba de la lengua del pelirrojo.

Con la respiración un tanto agitada, Tetsuya se obligó a no tratar de apartarse del repentino contacto, sino más bien, a corresponder. No había de otra. 

Entonces, dudoso y algo tímido, el menor trato de relajar su cuerpo, al instante en que permitía el paso de la traviesa lengua del pelirrojo en su boca, dominando al instante el beso, recorriendo cada rincón, entumeciendo cada parte que tocaba. Kuroko odio con casi todo su ser cuando se dio cuenta de que su cuerpo parecía reaccionar al toque del empresario…

Afortunadamente no paso mucho tiempo cuando la recompensa llego. Eso es algo que el peli-celeste agradeció enormemente…y que después casi maldijo.

Los brazos del mayor disminuyeron su agarre…antes de cambiar de lugar, yendo a parar directamente a su cintura, apretando esta con más fuerza, pegando aún más sus cuerpos, aunque esta vez dejando más libertad a la parte superior, de modo que Kuroko se vio al fin libre de mover los brazos.

Con la respiración cada vez más agitada, la sombra trato de no perderse en el experto beso que el pelirrojo le daba, trato de no pensar en que era la primera vez que alguien lo besaba….y sobre todo de esa forma tan intensa y  sin siquiera parecer decepcionado de su falta de experiencia.

En un casi último movimiento, y sintiendo que la victoria estaba a la palma de su mano, el menor se enfocó en corresponder el beso del empresario, tratando de imitar sus expertos movimientos, al mismo tiempo que deslizaba sus manos por los hombros ajenos, dejándolas colgar detrás de estos.

Fue justo en ese momento en que el pelirrojo rompió el intenso contacto, dejándolo recuperar el aliento perdido y  sacar y preparar la ampolleta, estando así listo para el final.

- Entonces, ¿Qué opinas? – le dijo Akashi,  llamando su atención irremediablemente. ¿Era idea suya o la voz sonaba algo…diferente? 

Un hilo de alarma se encendió en Tetsuya… Como reiterándole que algo había cambiado.

No…todo está bien…

-¿Sobre qué? –pregunto a modo de respuesta, algo agitado aun.

Akashi rio sutilmente, pero aquella risa tampoco se parecía a las que había soltado en el trascurso de la noche…

Tetsu quiso decir algo, pero justo en ese momento sintió un pinchazo en la espalda baja. No era muy doloroso, pero si lo suficiente como para no ser algo normal…y fue eso lo que lo hizo abrir los ojos como platos, al mismo tiempo en que el pelirrojo embozaba una sonrisa y de forma rápida deshacía el abrazo en torno a él, sosteniendo con fuerza la muñeca de la extremidad donde aún estaba la ampolleta que él había estado a punto de usar, de modo que termino soltándola.

Con creciente horror Kuroko vio como aquella sustancia embotellada caía y rodaba un poco, quedando justo al lado de otra botella con la misma presentación, pero ahora vacía.

-¿…Que…? –soltó, sin ser capaz de más, pues el mayor se había acercado hasta su oído, antes de acariciar su sensible piel con el sonido de su apacible voz ahora cargada con veneno.

-Sobre si deberíamos seguir adelante, Kuroko Tetsuya –le susurro, con cadencia.

En ese momento, el nombrado no pudo más que reprimir las ganas de gritar de frustración, ira…y miedo.  

FIN DEL CAPÍTULO 3

Notas finales:

Si, odienme! odienme!(? Okno x'D

¿Se esperaban eso? Sospecho que si en alguna medida xD

Bueno, ya que nuestro bebe esta en aprietos ¿que creen que suceda ahora ahora? D': (Yo si se~ *inserte meme de woody riendo aquí(?* )

En fin~ como dije al principio, este fic sera extendido a 5 caps~ (por obvias razones de espacio xD), así que...nos vemos en el próximo capítulo! ^^

Espero poder estar actualizando en unas semana ;) (enserio, esta vez lo juro D: acabo de salir de vacaciones ^^ )
Denme fuerzas con sus reviews!(?

Les deseo una linda semana~
Besos~


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