Pobre, pobre Josh.
Su hermana solía decirle lo desgraciada que era su vida. La vida de la familia.
Su padre podría llamarse Borracho, Idiota, Estúpido, Ignorante, y nunca sería realmente su padre.
Su madre podría llamarse Diablo, Maltratadora, Egoísta, Abandonadora, y nunca sería su madre realmente.
Su hermana podría llamarse Prostituta, Zorra, Fácil, Drogadicta, y nunca sería su hermana totalmente.
Él podría llamarse Llorón, Mentiroso, Esclavo, Inútil, y nunca se sentiría como él realmente.
Su gran problema es que no se animaba a hacer nada al respecto, no hacía nada por tratar de ayudar a su familia.
Vivía del estúpido dinero que su madre se dignaba a darle a él y a su padre. Decía que era porque los amaba, pero la máscara se había caído por la parte de Josh. Ella siempre le decía que no valía nada, al igual que su padre. No decía mejores comentarios de Marcie, la acusaba de prostituta. Tenía veintiocho años y un hijo de once.
Trabajaba en un bar y su amiga Lily tenía que cuidar a su hijo. El padre no se hizo cargo de él, pero poco le importaba a Marcie. Ollie la mayoría de las veces iba con Josh para que lo cuidara, y él no tenía problemas porque le caía muy bien su sobrino, pero hubiera preferido que Ollie tuviera un mes o un año, así no tendría que mentir diciendo que era su primo.
Joshua tenía las mentiras como rutina. Nadie era realmente su amigo de todas formas. Y eso lo hacía sentirse mal, pero se imaginaba que diciendo la verdad todo sería peor.
Prefería que la gente viera que tenía una buena vida y no le tuvieran lástima.
Estaba acostumbrado a estar solo. Nadie lo odiaba en el colegio, pero simplemente no tenía un grupo de amigos. Pero estaba bien, sería horrible mentirle a sus amigos.
Disfrutaba los recreos leyendo en páginas de Internet (sus padres no le compraban libros de verdad) pero no le gustaba el vacío.
Volver a casa era la misma rutina de ir caminando, sus auriculares rotos eran una pena, no podía ir distrayendose, tenía que tener la mente en el camino y los problemas de su vida.
No hablaba con su madre, su padre estaba tirado todo el día (y noche) y su hermana estaba ocupada criando a su hijo (no lo hacía muy bien)
Esperaba que sus problemas se resolvieran. Odiaba tener que vivir ese calvario todos los días. Siempre lo mismo, menos cuando su madre iba a casa.
La mayor partdel el año se la pasaba lejos, en otro país o continente. Pero le daba miedo cuando encontraba su auto estacionado, eso solo significaba que lo había usado.
El corazón de Josh se alteró cuando encontró justamente eso afuera de su casa.
No quería entrar, pero si no lo hacía sería peor.
Cuando abrió la puerta, instantáneamente escuchó los gritos.
-¡¿Porque mierda no puedes buscar un puñetero trabajo de una vez?! ¡¿Vamos a empezar de nuevo?! ¡¿Crees que el dinero cae de los árboles? ! ¡No! ¡Trabajo como esclava para traer dinero a la casa para que tú y ese mocoso de mierda se rasquen el culo todo el día!
- ¿Me pasas la botella?
La mujer de largo pelo rubio la alzó del suelo y se la partió en la pierna. El hombre de la barba se asustó un poco, pero después de tirar al suelo todos los vidrios, volvió a recostarse y a ver la televisión.
-¿Sabes quien cobra para que pagues las malditas botellas? ¡Yo! ¡No tienes respeto por mi, Edward! ¡No puedes hacer nada por ti mismo, maldición! ¡Te voy a sacar de la casa al igual que a tu maldito hijo! ¡Van a parar debajo de un puente justo como tu hija y su pequeño bastardo! ¡Van a venir a pedirme quedarse y los voy a sacar a paradas! ¡Voy a tener la familia que siempre quise y nunca me diste! ¡Con un hombre asquerosamente rico y un hijo que sirva para algo!
Josh quiso subir a su habitación, pero justo cuando pensaba hacerlo sigilosamente, hizo ruido.
-¡Oh! Miren quién llegó. ¡El bueno para nada! ¿Que estuviste haciendo? ¿También te prostituyes como la zorra de tu hermana?
Trató de subir las escaleras, pero la mujer presionó su muñeca y tiró de él hacia abajo.
- Escúchame, no vas a hacer como tu maldito padre. Vas a escucharme y a responderme cuando hablo¿Oíste?
Josh asiente, y le pide que deje de hacerle daño. Pero aquella mujer es incapaz de dejarte ir sin un rasguño.
-¿Que te hago daño? ¿Y ustedes? Le hacen daño a mi billetera. Tu padre se gasta todo en alcohol. Tu ni siquiera puedes comprarte algo decente para vestirte. Renacuajo. No sé cómo pudiste salir de mí siendo un pedazo de mierda. Debería tener un hijo perfecto, en cambio te tengo a ti.
Lo soltó, pero Josh le hizo solo un comentario.
- No es mi culpa.
La mujer le dio una cachetada y sus ojos se convirtieron en llamas de fuego.
- Pues mía no es. No me levantes la voz, tristemente soy tu madre.