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Fuego y Hielo (pausado) por sharedey

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 Miraba con asombro y frustración lo poco que quedaba luego de aquel ataque imprevisto; aún no lograba asimilar lo que ocurrió ahí y se maldecía así mismo por no haber podido hacer nada para evitar todo aquello. El impostor, supuesto gobernador del reino que el pensaba ayudaría, se había marchado llevándose consigo a su hermana y cuñado como prisioneros, con el fin de asegurarse de que él los siguiera y así completar lo que el suponía era su misión. 
 
 Había bajado la guardia, se confió al poder que estaba obteniendo últimamente y olvido lo astuto y ruin que podía llegar a ser Seishiro. Fue un error subestimarlo; no podía dejar de sentir que todo esto en parte era su culpa; si tan solo hubiera sabido que aquello sucedería, si tan solo hubiera estado ahí cuando sucedió. 
 
— ¿Qué haremos ahora?...— preguntó Fye un poco temeroso de cómo podría reaccionar su rey. 
 
—reunir a las tropas e ir tras de quien hiso esto…— Kurogane se veía realmente molesto, eso preocupaba un poco al rubio ¿qué pasaría ahora con él? No pudo evitar preguntarse eso. 


 
 —mande a las tropas sobrevivientes hacía el norte con los pocos civiles que pude rescatar y la reina…— esta vez era la voz de la bruja la que se escuchó, mientras el moreno volteaba a verla claramente enojado.


 
—Eres una vidente, tú sabías que esto pasaría ¿verdad?— cuestionó, mientras la mujer permanecía con un semblante serio y sereno— por eso me sacaste del reino con la escusa del ritual, para salvar mi vida, la pregunta es ¿Por qué? Pudiste habérmelo advertido, ¡todo esto pudo evitarse!— comenzaba a irritarse.


 
—No podía, no estaba segura de nada— respondió ella sin cambiar de expresión— Lo que ocurrió hoy quizá es algo que debía pasar, quizá no podía evitarse y por eso no pude ver con claridad lo que soñé. Si te lo hubiera advertido, lo único que tú hubieras logrado es morir también, y eso es algo que no podía permitir.
 
 
 Yuuko mostraba honestidad en sus palabras, y eso era algo que Kurogane percibía a la perfección, por lo que no reclamó nada más y dio la vuelta. Su enojo no desaparecía, pero sabía que cuestionar ahora no servía de nada, y que quizá ella tuviera razón; después de todo, aun confiaba en esa mujer. 
 
 Resignado, suspiró pesadamente; era de madrugada y no habían podido descansar en toda la noche; pero no podía permanecer más tiempo en su reino convertido en cenizas, eso sería un riesgo muy grande.  Por lo que tomó la carrosa, la misma que los llevara a las afueras del reino antes del ritual, y subió a fye en ella junto con Yuuko, para emprender el viaje esta vez en un rumbo desconocido. Su único objetivo era encontrar a las tropas enemigas y recuperar a su hermana.  
 
..........
 
 
 Se encontraban internos en un monte, mientras Yukito no daba crédito a lo que había presenciando esa noche. Yue, emprendiendo vuelo con unas enormes alas que hasta ahora él no sabía que aquel hombre poseía. También estaba preocupado por Touya, de el modo en el que el moreno estaba rodeado, era casi imposible que pudiera escapar. ¿Acaso había muerto? La sola idea lo atormentaba. 
 
—Será mejor que descanses un poco, en cuanto amanezca iremos rumbo al reinó de Clow...— escuchó de pronto la voz del general, por lo que lo miró aun sin salir de su asombro. Este se encontraba parado bajo un árbol. 


 
— ¿regresar a Clow? ¿Qué hay de Nihón? ¿Qué hay de Touya?...— cuestionó, mientras el de cabellos de plata se sentaba.


 
—Nihón ya no existe, no tiene caso permanecer en alianza con el rey Kurogane. En cuanto a Touya, lo más seguro es que ya este muerto— lo último lo había soltado sin tacto, haciendo que esas palabras se clavaran como agujas afiladas en el pecho del menor. 

 
—Touya está vivo, iré tras el...— dijo seguro, mientras Yue se recostaba en el suelo.
 


—tienes suerte de seguir con vida, no desperdicies ese regalo yendo voluntariamente a morir. Además, ¿cuanto crees que podrás durar si vas a enfrentarte solo contra los subordinados del rey del fuego? Tú los viste, no solo tiene el control de gente común o híbridos, también tiene demonios— ante eso Yukito analizó un momento. Ciertamente tenía razón y ahora estaba más que convencido de que la guerra contra el rey del fuego era una guerra que nunca se podría ganar. Aún así. 
 


—no me importa, debo encontrar a Touya. Volveré a Nihón y si no encuentro su...— hizo una pausa prolongada, le dolía tener que pronunciar aquello pero no tenía opción — cadáver, entonces querrá decir que esta vivo, y si está vivo entonces yo no lo puedo abandonar— se puso de pie tras decir eso y se dispuso a volver al lugar de donde habían escapado; en verdad deseaba no encontrar a Touya entre aquellas cenizas. 
 


 Yue lo miró en silencio, mientras se acomodaba para permanecer cómodo y descansar hasta que el sol saliera. No tenía la menor intención de seguir al chico que parecía no entender razones. 
 


—cómo quieras, pero te advierto una cosa, yo que tu mejor esperaba a que amaneciera, se dice que por estos lugares suelen habitar criaturas salvajes, por lo que no es muy aconsejable pasearse por ahí estando solo. Claro, eso en el caso de que no quieras ser devorado vivo...— aquello había sido suficiente para frenar las intenciones del muchacho. También había oído de las criaturas salvajes, y sin duda alguien que tuviera solo un poco de sentido común, no querría encontrarse con una de ellas jamás. 
 
....... 
 
 Todo estaba obscuro, parecía ir en una carreta, pero no podía ver nada, y tampoco podía moverse, al parecer estaba atado. Solo rogaba porque Yukito estuviera bien. 
 
—Ya despertaste...— escuchó la voz de su esposa, Tomoyo. 
 
— ¿también estás aquí? ¿Donde estamos?— estaba confundido.
 
—llevamos algunas horas viajando, creo que nos llevan al reino de hielo, tal vez somos un regalo para el rey del fuego o simplemente nos mantienen presos para usarnos como señuelos para atraer a Kurogane. Como sea, parece que escapar será difícil — su voz sonaba apacible, lo que sorprendía al moreno. Normalmente una doncella estaría muerta de miedo. 
 
— ¿puedes desatarme? — preguntó con una leve esperanza.  
 
—lo siento pero me temo que mi condición no es mejor que la tuya. También estoy atada de pies y manos, y tampoco puedo ver nada— y eso incrementó su asombro. Definitivamente esa chica era un espécimen raro, lo que no era de extrañar si consideraba que era la princesa de Nihón, hermana menor de Kurogane, el hombre de acero como algunos solían llamarlo. 
 
— ¿Cómo fue que terminamos aquí?— preguntó no muy confiado, no recordaba mucho de lo que había pasado horas atrás, ni el cómo terminó en aquella circunstancia. Lo último que venía a su memoria era el momento en el que Yue se llevo a Yukito. 
 
—tampoco recuerdo mucho, solo que desperté con el ruido de las grandes alas de esas extrañas criaturas, recuerdo que salí de mi habitación cuando todo estaba en llamas y vi desde el balcón que estabas en problemas, tuve que usar magia para poder ayudarte ya que estabas inconsciente, pero mi poder no fue suficiente y por lo que pasa ahora, veo que terminaron por atraparnos a los dos— concluyó.
 
 Touya la escuchó, era eso lo que había pasado, ahora recordaba que aquel tipo de nombre fuma había lanzado un hechizo paralizante sobre él, razón por la que no pudo pelear mucho más; si Tomoyo no hubiera llegado en aquel momento, probablemente ese sujeto lo habría matado. Sospechaba que si lo tenían preso ahora mismo era solo por la princesa de Nihón, y eso era algo que debía agradecer.
 
.........
 
 El sol comenzaba a salir mientras Fye abría lentamente los ojos; no supo en qué momento se había quedado dormido. Vio en dirección a su rey, este seguía con aquella expresión fría y el semblante serio; podía entender como se sentía el mayor, perderlo todo de un momento a otro no era un sentimiento agradable, por lo que sentía un poco de pena al ver a un hombre tan imponente como lo era Kurogane, desvordar tal frustración en aquel momento.
 
 
 Volteo para ver a los alrededores, por lo mucho que habían avanzado, se podía dar cuenta de que el mayor no durmió nada desde que salieron del reinó de Nihón; no pudo evitar preocuparse por la salud de quien ya era su esposo, pero tampoco podía encontrar un modo para hacer algo para ayudarlo. Se sentía un poco inútil, así que lo menos que podía hacer, era intentar hablar con él.  
 
 
—mi rey…
 
 
—No me llames rey, ya no soy rey de nada— interrumpió el moreno, sorprendiendo al más bajo. Eso quizá era verdad ahora que Nihón ya no existía más. Pero... 
 
 
— ¿entonces como te llamo?— preguntó algo dudoso  
 
 
—Llámame por mi nombre…— dijo serio sin siquiera voltear a mirarlo, cómo lo sospechó, no estaba de buen humor. 
 
 
 El rubio analizó un momento, no estaba muy convencido de poder decir Kurogane sin mas, se le hacía un poco raro después de nombrarlo tanto tiempo como rey o mi rey que, hacerlo sin ninguna etiqueta, era un poco incomodo. 
 
 
— ¿Kuro?...— soltó en voz alta sin querer, atrayendo la atención del más alto en seguida.  
 
 
—Kurogane...— puntualizó de inmediato, mostrando un semblante entre serio y molestó, pero contradictoriamente nada intimidante, lo que se le hacía un poco atrayente al rubio— "Kuro" significa negro u oscuro, así que no me llames así— replicó. 
 
 
 Fye lo miró por un momento, tal parecía que aquel imponente hombre, que hasta ahora se le había hecho tan difícil  de comprender, no gustaba de los sobre nombres, pero muy extrañamente se le hizo curiosa la manera en que reaccionó. Pensó en que quizá podría jugar un rato con eso, llevaba tanto tiempo sin salir de la misma rutina que, tal vez y Kurogane también necesitaba un cambio. Quien sabe, incluso podría lograr que su pareja quitara ese semblante tan hostil. 
 
 
— ¿y si te digo Kuro-san? Si lo piensas suena respetuoso— volvió a soltar, logrando que una vena saltara en la frente del otro. Quizá estaba jugando con fuego, pero en ese momento no le importaba, llevaba jugando en las llamas desde el principio después de todo— también podría llamarte Kuro-tan, o Kuro-chin a modo de cariño, o incluso Kuro-duro o Kuro-rudo que rima y te da muy bien— continuó, logrando que la vena en la frente del otro incrementara. 
 
 
—¡De ningún modo, soy Kurogane!, ¿¡y de donde demonios sacas esos nombres!?...— recriminó. Realmente se le hacia difícil de creer que esto estuviera pasando, cuando hasta hace tan solo un día que ese chico le mostraba total sumisión, ¿donde falló?, ¿en que se equivocó?
 
 
—tu nombre da para mucho oskurorin no hay que desperdiciarlo— para Fye era realmente divertido molestar al moreno, sobretodo ahora que por causa de aquello el mayor ya no mostraba el rostro de frustración de hace tan solo un momento.  No lo entendía, pero verlo de aquel modo era una faceta totalmente nueva; más humana, más carismática, lejos del rey frio y violento que todos temen y respetan a la vez. Y le gustaba, porque a pesar de verlo molesto, era la primera vez que no le inspiraba ni siquiera un poco de miedo; tal vez porque  ahora mismo no corría mucho riesgo... o porque lo quería correr. Quién sabe, últimamente se había sentido un masoquista— ¿Qué te parece Kurote?
 
 
— ¡deja de llamarme así!...— por su parte el moreno llegó a su limite y gritó, causando mas risas en el más bajo. Que al notar que Kurogane quitó su atención al frente para mirarlo, alejando su vista del camino; le señaló en silencio en dirección hacia adelante, porque iban a chocar, acto que el moreno entendió. 
 
 
 Lo que venía era inminente. Su primer reflejo fue sostener a Fye para protegerlo de la caída, de ningún modo podía permitir que se lastimara. Por su lado Yuuko rápidamente hizo un conjuro para que los tres tripulantes y los dos caballos cayeran bien, más no pudo hacer nada por la carreta, que terminó por destruirse al chocar contra el suelo, desprendiendo pedazos de maderas por todos lados, logrando que algunos de ellos fueran en dirección a los tres sobrevivientes, Kurogane cubrió con su cuerpo a Fye para evitar que alguno le llegara, mientras Yuuko desvió los que podía.
 
 
 Fye se sorprendió un poco por la acción del moreno, por como este estaba dispuesto a protegerlo; no se lo había esperado, aun cuando quizá solo lo haya hecho por la posible consecuencia del ritual, por el hijo que tal vez ya esperaba. Al recordarlo la tristeza lo inundo de nuevo, ya que por esa razón estaba atado por completo al rey de Nihón y no podía regresar a Celes, por mucho que deseara volver a ver a Ashura.
 
 
 Suspiró con pesar, mientras se despegaba del abrazo contrario un poco, volteó a los alrededores; le alivió ver que todos estaban bien.
 
 
—Creo que el mejor nombre es Kuro-torpe...— continuó, molestando nuevamente al mayor. No sabía porque lo hacía exactamente, quizá solo lo quería enojar.  
 
 
—Esto en primer lugar es tu culpa...— contestó por su parte el moreno un poco resignado. Después de todo, era la primera vez que sentía que alguien le hablaba como a un igual, de cierta manera le agradaba que su pareja le mostrara confianza; aún cuando el modo que lo hacía era un poco irritante.  
 
 
 Yuuko observaba todo en silencio, le sorprendía ver como a pesar de todo esos dos parecían entenderse muy bien. Ahora que ya no habían etiquetas; quizás, y solo quizás, esa relación pudiera dar verdaderos frutos. Después de todo, el fuego y el hielo eran una buena combinación para crear el milagro de la vida.
 

 


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