Miró en dirección al cielo, todo era tan confuso ahora mismo... la verdad no sabía qué era lo que debía hacer ¿qué era lo correcto? Cerró los ojos por un instante antes de recordar las palabras de la bruja "tú te convertirás en una pieza importante en el destino de Kurogane, pero para eso el debe enamorarse de ti" al menos eso era lo que le dio a entender...
Ser una pieza importante en el destino del moreno parecía una buena idea, pero la verdad ya no estaba tan convencido de querer enamorarlo o de querer ser esa pieza, pero tampoco estaba seguro de querer alejarse de él. Todo era muy complicado ¿y sí resultaba qué el que ya se había enamorado era él? Negó rápidamente; eso era imposible, él amaba a Ashura, aun cuando esté no supiera a quien lo había vendido... unirlo a Kurogane había sido un mal negoció.
— ¿qué haces afuera a esta hora de la noche?... — escuchó de pronto una voz familiar, por lo que volteó a ver; se trataba del soldado de la otra vez— todos ya se marcharon al campo de batalla, el rey ordenó no dejarlo salir de su habitación— continúo el peligris, mientras el rubio sólo se limitó a mirarlo en silencio.
Recordaba que aquel chico ya le había dicho tener sospechas acerca de su rey, pero fuera la que fuera esta sospecha sin duda no era la realidad, pero podría acercarse ¿qué pasaría si decidiera unirse a él como se lo había propuesto? Estaría traicionando a quien lo desposó, pero ¿acaso si se unía al reinó de fuego, no estaba traicionando a su propia gente? Sea como fuera, por el momento debía averiguar porque Kurogane luchaba en contra de su propio reinó ¿acaso era una trampa o su estrategia? O ¿había algo más?
—Todos están fuera, prometo no escapar si dejas que me quedé un momento más en este lugar... —habló al fin el ojiazul sonando calmado.
—si intentas hacerlo mi puntería no fallará. El rey ha ordenado matarte si osas a desobedecer... — dijo el peligris muy seguro de sí mismo, mientras Fye solo miró hacía las flores ¿ordenó que lo mataran si mostraba desobediencia? No entendía; sí para el rey no valía nada ¿porque lo eligió cómo pareja? ¿Por qué el empeñó en quedarse con él? Era difícil aceptar que en realidad no era el reihí de Nihon, porque su palabra no valía nada en ese reinó... y si en verdad era así, al unirse a ése soldado no estaría traicionando a nadie.
—soy muy ágil aunque no lo parezca, también tengo buena puntería y soy bueno en combate. Te aseguro que matarme no sería una tarea fácil, da por hecho que no eres el único doncel que obtuvo un buen entrenamiento... — soltó lo último volteando a verlo, logrando la total atención del otro, sus ojos se mostraban algo asustados, temía porque se vio descubierto y sabía las posibles consecuencias de eso— además— continúo el chico rubio— me necesitas para averiguar lo que esconde el rey ¿no?
Ante ésas palabras Yukito quedó sorprendido, no entendía qué pretendía el chico de ojos azules ¿no fue él quien le advirtió no hablarle más del tema? Acaso ¿había cambiado de opinión? Eso le favorecía.
—eso significa ¿qué aceptaras lo que te propuse?... — preguntó tratando de sonar calmado, no quería bajar la guardia pues era un tema delicado.
—sólo si llevamos las cosas a mí manera. Debes prometerme no actuar por cuenta propia y yo prometeré hacer lo mismo; antes de realizar cualquier acto contra el rey, primero debo asegurarme si en verdad eso es lo correcto... — concluyó bajando la mirada; lo último lo había dicho más para sí mismo, pero no paso desapercibido por el chico peligris
Aun no lo entendía ¿porque ese cambió tan repentino? No podía evitar pensar que esto quizá era una trampa, pero mientras mantuviera a salvo su secreto todo estaría bien. Después de todo, había conseguido el aliado que tanto buscaba.
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El combate había iniciado y terminado cómo lo habían planeado. Atacaron en una distracción, justo en el lado norte de lo que alguna vez fue llamado reinó de Hielo, y del que alguna vez fuese su hogar; el verdadero reinó de Clow
Miraba en dirección al rey de Nihon, en esta batalla habían salido triunfantes gracias a él. Aún no lo entendía ¿cómo es que aquel hombre pudo romper la barrera de protección usando solo su espada? Se suponía que está sólo podía ser rota por una magia negra y los únicos en tener esa magia eran los descendientes del reinó de fuego; aunque también estaba la posibilidad de que la haya aprendido de algún modo. Ahora entendía cómo es que este hombre había ganado tantas batallas, y cómo es que era el más cercano a convertirse en el rey del mundo.
— ¡esta es una victoria más!... — habló el de ojos rojos montado en su caballo justo en frente de las tropas— ¡hoy se perdieron vidas! ¡Pero su sacrificio no fue en vano! ¡Pudimos recuperar las tierras de Clow y estamos un pasó más cerca de ganar esta guerra!— concluyó logrando una gran ovación de parte de sus leales guerreros.
La mañana ya estaba presente, y cómo prueba de su victoria cubrieron las tierras recién conquistadas con el muro de protección para que no pudieran ser invadidas nuevamente; el campo había sido creado por Touya al ser el futuro rey de Clow. Ese día también enterraron a los caídos, tanto a aliados, cómo a enemigos, por lo que el día se había pasado volando y decidieron pasar la noche en ese lugar. Al día siguiente, después de toda esa ardua labor, se dispusieron regresar triunfantes al reinó de Nihon.
El pueblo los recibió como héroes, con festejos y ovaciones. En medio de esa multitud se encontraba la hermana menor del moreno de pelo negro, para recibir cómo acostumbraba al rey y ahora también a su esposo; era de esperarse, ya que había pasado una semana desde que se fueron. La batalla duró menos que la trayectoria de ir y volver; y ante los ojos de todos era evidente cual fue el resultado. Aún así para confirmación del pueblo, el rey levantó la pañueleta roja, símbolo de que habían sido los vencedores de aquella lucha, logrando levantar las ovaciones de su gente .
La autoridad de Nihon miraba a su alrededor, no entendía cómo es que su amante podía no estar en aquel recibimiento; pero era consciente de la orden que dio de no dejarlo salir. Así que dejando el festejo del pueblo marco pasó con su caballo y se fue en dirección a su alcoba, seguido por sus hombres y por Touya, que ahora estaba en compañía de Tomoyo sobre el mismo caballo.
Por su parte el peligris se dedicaba a observar todo en silencio; se sentía entre triste y aliviado. Aliviado al ver que Touya estaba bien, pero triste al verlo junto a aquélla mujer; sin embargo tuvo que cubrir su tristeza y disimular que todo estaba bien. Después de todo, ahora eran pareja ¿no? Pero sólo sería por un tiempo.
— ¿cómo fue todo por aquí?... — escuchó de pronto la voz de su superior, Yue, por lo que de inmediato hizo una reverencia en señal de respeto
—Todo estuvo tranquilo, no hubo ningún tipo de inconveniente... — respondió apartándose de las emociones que ahora mismo sentía. Touya ya se había alejado, ahora mismo estaba en compañía de aquélla princesa, en la misma habitación, y sin embargo el tenía que fingir que no le importaba.
—está bien, parece que hiciste un buen trabajo aquí, me aseguraré de que la próxima vez nos des tu ayuda en batalla... — habló nuevamente el de pelo plateado, logrando que Yukito asintiera en señal de confirmación— creo que ahora es tiempo de que nos marchemos también— continúo logrando que él peligris asintiera nuevamente, para ambos retirarse. Antes de irse Yukito no pudo evitar ver una vez más en dirección al palacio ¿cuánto tiempo duraría esta situación? Al menos sabía que dentro de ésas paredes, y sin contar a Touya, tenía un aliado.
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El moreno entró a su alcoba y lo primero que vio fue a su pareja amante, sentado justo frente el ventanal, al parecer había observado todo desde ahí; por una extraña razón, eso lo ponía contento. Se quitó la capa negra que portaba y algunas prendas, y sin decir nada como ya era costumbre, se dirigió a tomar un baño.
El rubio tan sólo se limitó a observar en silencio. El rey había regresado bien, sabía que así sería, pero estar seguro era reconfortante. No lo entendía, pero comenzaba a acostumbrarse a su compañía, a pesar de saber quién era él en realidad, y a pesar de que el trato que le daba no había cambiado desde que llegó ¿o si lo había hecho? Negó suavemente; quien había cambiado era él.
El de ojos rojos salió de asearse, y cómo era de esperarse tomó a Fye del brazo para poseerlo una vez más, acción a la que él ojiazul no se rehúso; ya sea porque aún seguía el plan de Yuko, o porque estaba acostumbrándose a ése tacto. Rodeó sus brazos alrededor del cuello del moreno y se dejó llevar por el momento; en ese instante quería olvidar todos los problemas y dejar de pensar cuál sería su respuesta al final de todo esto.
Las embestidas habían comenzado; el rey de Nihon se encontraba sobre él moviéndose frenéticamente, cosa que no le extrañó contando los días que estuvo en abstinencia. Ahora la rutina había comenzado nuevamente y está vez el sé encontraba sobre la cama con las piernas abiertas, observando en todo su esplendor el cuerpo de su rey.
Recordó en ése momento las palabras de Yukito, el de encontrar algo extraño en ése ser, pero creía que a estas alturas aquello ya no tenía sentido. Ahora lo observaba, sí, pero era más por gusto propio.
Los movimientos se hicieron cada vez más fuertes anunciando que el final estaba cerca; en ése punto sus pensamientos se fueron volando y lo único en lo que podía centrarse era en el placer que estaba sintiendo. Aferró sus manos a las sábanas apretando estás fuertemente y aguanto tan solo diez segundos más antes de correrse, y otros veinte antes de que el más alto lo hiciera también, pero en su interior. Sintió como el moreno sacó su miembro dejando una sensación vacía en ésa zona, que fue reconfortada cuando sintió al moreno abrazarlo y poner una mano en ése lugar, comenzando a acariciarlo nuevamente, mientras el sé dejaba llevar y correspondía acariciándolo también.
No sabía cuántas veces lo hicieron ese día, tampoco lo que depararía el futuro; pero de lo que sí era consciente, era de qué se estaba acostumbrando a él, a su tacto, a su olor, y de que eso podía tener consecuencias más adelante.