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El último partido por Fullbuster

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No había duda alguna para nadie de los allí presentes de que, en unos pocos segundos, se había formado en aquel campo improvisado de lacrosse un ambiente muy tenso. Naruto desde luego, pese a no poder jugar y tener que quedarse allí aguantando a Sasuke y a esos dos chicos de ciudad, no pensaba en absoluto, decir nada más que pudieran utilizar en un futuro en su contra.


Observó a todos sus compañeros marcharse hacia los vestuarios y una vez desaparecieron, afinó un poco más su oído para escuchar las quejas del novio de Sasuke. Desde luego no le gustaba en absoluto que su novio estuviera allí entrenando a unos chiquillos de pueblo, pero era algo normal. Naruto simplemente permaneció en silencio evitando meterse en más problemas. Como su padre solía decir… siempre era mejor “ser Rey de tu silencio, que esclavo de tus palabras”.


- En serio, Sasuke, quiero una mejor explicación que ésa. No entiendo por qué tienes que ser tú quien entrene a este equipillo de quinta. Se ve a la legua que no son buenos.


- Ya te lo he explicado, Neji, están a una victoria de entrar en primera división.


- ¿Y qué? No son tu problema. Tienes un contrato con nosotros, no puedes faltar a tu palabra. Podrían expulsarte si se enteran.


- Por eso te he pedido discreción. Sólo será ese partido, te lo he prometido y se lo prometí a mi padre. Vamos, Neji, es el equipo de mi padre y se está muriendo. Tómalo como su última voluntad, no puedo fallarle.


- Está bien, mantendré el secreto. Pero después de ese partido, lo dejas. Ese equipo no tiene nada que ver contigo y ya estarán en primera división. No puedes entrenar a dos equipos de primera división porque sí. Además… nosotros les ganaremos.


Naruto pudo ver cómo Neji se fijaba en él concretamente y se lanzaba hacia los labios de Sasuke dejando claro que ese chico era suyo. Por suerte para él, Neji sólo estaba marcando su terreno sin saber… que él ya había probado esos labios que tenían dueño y lo más importante… al propietario de los labios ni siquiera le importó no contar que tenía novio, un detalle que se le olvidó mencionar o simplemente… al que no daba importancia alguna, pero eso, Naruto no pensaba confesarlo. Por él… Neji podía seguir pensando que era el único en quien Sasuke pensaba cuando en realidad, ese chico tenía su pensamiento en otra parte.


Sus compañeros salieron enseguida al campo y Naruto con una gran sonrisa al ver en las gradas a Hinata, a Ino y a Sakura, saludó y movió la mano de su hijo saludándolas también mientras el pequeño sonreía al ver que las chicas le devolvían el saludo.


- Ey… entrenador – le llamó Naruto a Sasuke distrayéndolo de aquel beso. Neji parecía molesto por la intromisión – si no tengo nada que hacer aquí… preferiría irme a las gradas con los amigos.


- Puedes dar tu opinión sobre lo que ves y planear jugadas conmigo – aclaró Sasuke.


- Yo no soy estratega – le dijo Naruto – ése es tu trabajo, no el mío.


- Pero conoces a tu equipo y puedes ayudarme diciéndome sus puntos débiles y fuertes.


- ¿Delante de tu novio? ¿Jugador de primera división con quien tendríamos que enfrentarnos si ganamos el siguiente partido? Paso de decirte nuestros puntos débiles y fuertes para que él saque partido. Me voy a las gradas – comentó levantándose y cogiendo a su hijo en brazos para llevárselo consigo.


- Naruto – le gritó Sasuke enfadado por su insubordinación, pero Neji se agarró al brazo de su entrenador y novio impidiéndole ir tras ese chico.


- Déjale, tiene razón, no es estratega y además… a nosotros no nos interesa saber sus puntos débiles ni fuertes. Les ganaremos igualmente. No es nadie importante, deja que se marche con su hermano a las gradas.


Naruto caminó por el lateral del campo hasta llegar a las gradas. Allí, tanto Ino como Sakura ayudaron a Kaito a subir y le sentaron a su lado mientras Naruto tomaba asiento junto a Hinata. Era la primera vez que iba a las gradas y es que… él siempre estaba en el campo.


- ¿Cómo está tu padre? – le preguntó Hinata con dulzura.


- Bien. Le han cambiado la rehabilitación a mañana así que…


- Veo que por fin me haces caso y dejas esa muñeca descansar – sonrió esta vez Sakura que jugaba animadamente con el pequeño Kaito.


- Sí – dijo Naruto rascándose la parte de atrás de la cabeza – algo así. El entrenador me ha obligado gracias a que leyó tu carta.


- Me alegro, porque lo único que ibas a conseguir si seguías jugando era tener una lesión permanente. ¿Para cuánto te ha dado?


- Una semana de rehabilitación para volver a jugar, aunque luego debo seguir con la rehabilitación un mes.


Por un segundo, los ojos de Naruto se desviaron hacia Sakura. Ella siempre había ido a su clase, había sido una chica muy perseguida por los chicos del pueblo y al final, había terminado enamorada del menos esperado por todos, se había casado con su compañero de lacrosse, Lee.


- No me había fijado que estabas engordando – sonrió Naruto desviando la mirada, aunque volvió a mirarla con una gran sonrisa al ver lo ruborizada que se estaba poniendo y su mirada de sorpresa.


- Eres todo un demonio, Naruto – sonrió Sakura – no quería dar la noticia aún pero… ya que Naruto al parecer tiene buen ojo para esto… estoy embarazada, pero aún es pronto. Quería esperar al menos tres meses para asegurar que todo iba bien.


- Enhorabuena – sonrieron todas las chicas abrazando a su amiga.


- ¿Lo sabe Lee? – preguntó Hinata.


- Se lo dije hace una semana.


- Y el muy desgraciado no me contó nada – sonrió Naruto – se supone que soy el capitán, debería saber estas cosas.


Todas las chicas se echaron a reír, momento que aprovechó Sakura para acercarse hacia Naruto y sentarse a su lado tras dejarle a Kaito en las piernas de su compañera Ino. Pasó un brazo por los hombros de Naruto acercando su mejilla hasta la de Naruto y sonrió.


- Quiero que seas el padrino – le susurró enrojeciendo esta vez a Naruto, pero enseguida, empezó a sonreír abrazándose a ella.


Aquella escena era observada en un tenso silencio por Sasuke Uchiha. Nada de aquello le daba buena pinta. Naruto se estaba abrazando a una chica de las gradas, una chica que encima… parecía estar en los primeros meses de embarazo. ¿Podría ser su novia? No estaba seguro. ¿Por qué le habría besado a él si tuviera novia? Quizá por el mismo motivo que él lo había hecho… una simple atracción.


Maldijo por lo bajo y se sentó en el banquillo volviendo a escuchar las quejas de Neji y de Kakuzu sobre el equipo. Una cosa le quedó clara a Sasuke… Kakuzu estaba molesto con Hidan, porque no paraba de mirarle con mala cara cada vez que le veía en el campo. Lo que tampoco se le escapaba a Neji, era la forma en que su novio miraba a ese rubio de las gradas, así que decidió hacer algo al respecto.


- Vaya, tiene una novia muy guapa – comentó con una ligera sonrisa – no esperaba que pudieran haber chicas guapas por un pueblo perdido como éste.


- Cállate, Neji – le dijo Sasuke enfadado.


- ¿Por qué? Yo creo que ese chiquillo… puede ser su hijo. Míralo, se parece mucho a él en el fondo y ya sabes cómo son los pueblerinos, la mayoría unos incultos. Seguro que la metió sin protección y luego pasa lo que pasa.


- Cállate – le amenazó esta vez Sasuke – no me interesa su vida privada.


- Pues no lo parecía – le recalcó Neji – he visto cómo le miras.


- Es el capitán del equipo y estoy preocupado por su lesión, ¿cómo quieres que le mire?


- De otra forma – le comunicó.


- Guárdate los celos en otra parte, Neji. Ya me tienes. ¿Qué más quieres? – le aclaró Sasuke volviendo a mirar el partido y dando la conversación por finalizada.


Al finalizar el entrenamiento, Deidara y Hidan acompañaron a Naruto y a su hijo de vuelta a casa. Hidan se quedó un poco antes, su casa era la más cercana al campo pero la más lejana al pueblo. Ambos chicos terminaron de recorrer la calle, pero Naruto no dejaba de observar cómo su hijo parecía sentirse tan bien con Deidara, algo extraño, porque no le gustaba mucho estar con otra gente. Con Deidara siempre sonreía y se negaba a soltarle la mano.


- Qué cariño te tiene – comentó Naruto con una sonrisa.


- Ya… y no sé por qué – aclaró Deidara – Por cierto… ¿A qué ha venido eso de que es tu hermano?


- Estaba enfadado, además… igual que Sasuke no me debe explicaciones de su vida ni de sus novios, yo no le debo explicaciones de mi vida. Déjale que piense que es mi hermano – sonrió Naruto – allá él y sus conjeturas. Él no le dio importancia para contarme que salía con alguien y yo no le he dado importancia a que sepa que tengo un hijo… total… no salgo con él – le aclaró Naruto molesto – Oye, Dei… ¿Qué te ha parecido su novio? – preguntó ahora un poco afectado.


- Sentémonos un momento.


Deidara se sentó en los peldaños de subida al porche de la casa de Naruto, subiendo a Kaito en sus rodillas y apoyando la espalda del pequeño en su pecho para que estuviera más cómodo. Naruto le imitó y se sentó también al lado de ambos.


- No conozco al novio de Sasuke, así que no puedo ser muy objetivo. Podría decirte que me cae mal, pero es que ni siquiera he hablado con él – sonrió Deidara – así que te diré lo que pienso de Sasuke. No está enamorado de ese chico.


- ¿Cómo puedes saberlo?


- Porque está aquí – le dijo Deidara – cuando te enamoras… todo tu mundo cambia. Haces lo que sea por esa persona, Sasuke no le ha llamado ni una vez desde que vino, no lo trajo consigo ni se lo presentó a su familia. Tiene dudas y Neji lo está viendo, por eso está aquí, ha venido a controlarle, tiene miedo de perderle porque sabe… que su novio no está realmente enamorado. Quizá estén a gusto juntos, no lo sé, pero eso no es amor.


Naruto pareció relajarse un poco con aquello. Deidara aprovechó que ya estaba más tranquilo para devolverle a su hijo y despedirse. Aún tenía que preparar la cena. No había hecho nada más que irse Deidara, cuando Naruto observó cómo Sasuke le observaba un momento antes de entrar a su casa junto a su novio. Seguramente tendría que hacer las presentaciones. Sonrió incrédulo, le dio un beso en la manita de Kaito y lo cogió entrando en su casa. Ya había tenido suficiente vista de Sasuke por hoy.


La cena de la familia Uchiha fue tensa, incómoda y silenciosa. Nadie se atrevía a abrir la boca y Kakuzu empezaba a notar, como invitado, aquel ambiente de incertidumbres y sentimientos ocultos. Estaba claro que nadie esperaba que ellos dos llegasen a la isla, quizá había afectado enterarse de esa forma tan brusca que Neji era el prometido de Sasuke.


- ¿Y cuánto lleváis juntos? – preguntó Itachi rompiendo el silencio.


- Gracias a Dios – se le escapó a Kakuzu en susurro pese a que todos dejaron de cortar la carne para mirarle. Al final sólo había dicho algo que todos pensaban, que aquel silencio era una molestia.


- Desde hace un año – comentó Neji con una gran sonrisa fingiendo no sentir esa aura de extrema tensión.


- Pues no nos ha hablado de ti – dijo Itachi de forma seca ganándose un codazo de su madre por la forma tan brusca de decir algo así.


- Es un placer conocerte, Neji – sonrió Mikoto dándole la bienvenida.


La conversación transcurrió desde aquel momento entre Mikoto y Neji prácticamente, porque el resto mantuvo el silencio por miedo a decir algo. Tan sólo Sasuke intervino alguna vez para comentar que era un jugador de su equipo y que se iba a casar con él, algo que hizo que su padre casi se atragantase con el trozo de carne que acababa de llevarse a la boca.


Todos se fueron a sus habitaciones tras la cena, pero Fugaku decidió ayudar a su mujer a recoger la mesa y los platos. Estando a solas en la cocina, no pudo evitar dejar salir su resentimiento.


- ¿Qué es lo que no te gusta exactamente de él? – le preguntó Mikoto a su esposo.


- Que no es Naruto – aclaró Fugaku molesto – Tenía todo un plan montado. Sasuke vendría. Soltero evidentemente – dijo molesto al ver que no había venido soltero – y yo le metería en ese equipo para que conociera a Naruto. Tú lo sabes… son compatibles.


- Si yo lo sé – sonrió Mikoto – el que no parece saberlo es tu hijo.


- Tenía todo pensado. Tú lo viste, estaban congeniando, hasta se besaban en secreto – le dejó caer a su esposa que sonreía cómplice con su esposo mientras recogía los trapos de la cocina – y resulta que va y me trae a Rapunzel con esas greñas – se quejó de golpe haciendo reír a su mujer.


- ¿Greñas? Tiene un pelo muy bonito.


- Muy largo – se quejó Fugaku por quejarse de algo.


- Y es de buena familia y posición económica.


- Ricachón que no ha trabajado en su vida – volvió a sacar Fugaku otra pega.


- ¿De qué te quejas exactamente? Parece un buen chico.


- Sigue sin ser Naruto – dijo al final dando la conversación por finalizada. Mikoto sonrió.


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