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¿El amor no lastima? 1 por shi san

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Notas del capitulo:

Disfruten del fic, actualizo ahorita el 3er capitulo y nos leemos de nuevo el viernes ^w^

 

Capítulo 2

 

—¿El amor a primera vista existe?

—Casi todos lo creen y también casi todos dicen que el primero duele bastante.

—¿Existe?

—Si tu lo crees, así es existe. Pero si lo dudas, es obra de tu total deshonestidad ante lo que esta tan claro como el agua.

—Yo creo en el amor a primera vista.

—Todo lo que gire contorno a la vida, solo significa subjetividad propia.

 

1 Mes después.

 

     Llamada Entrante...

 

Andybel Vasíliev, hasta que encuentro tu número de celular, es tu abuela Natasha— Esa voz de hipócrita, tan aristócrata ¿Qué?

 

Bye— Murmure.

 

Espera, sabía que me ignorarías como la ultima vez, por eso hay algo de por medio que te puede interesar— Esa maldita voz de chantaje.

 

Es ese alguien que amanece contigo mi cielo y que de todas maneras no es de mi aprobación

 

      Ella no estaría hablando de… porque fui prudente de todo, incluso Miser acepto que no publicáramos nuestra relación a los medios y de hecho le había contado de los Vasíliev, mi “familia”. Y en lo que se equivocaba Natasha era en que todavía no había amanecido con Miserere.

 

— ¡Eureka! Mi cielito

 

      Al otro lado de la línea telefónica se hallaba una mujer de tercera edad con las agallas bien puestas y de físico más o menos como el de Andy, con menos estatura, con los mismos ojos grises y bien gallarda con un traje perlado con falda negra y tacones negros elegantes.

 

¿Desde cuándo me somete usted? ya basta, yo no te molesto, tu no me molestes— Entrecerré mis ojos.

 

Las cosas no han estado muy bien, la empresa está en riesgo, hemos tenido dos atentados sabes cómo es, los socios que metí por los préstamos ahora quieren “intereses demasiados altos”

 

Tú no eres una abuela normal— Me llevo una mano a la cabeza.

 

Siempre me lo has dicho mi cielo, pero hablando de normales al parecer tú tampoco eres un nieto normal, vida— Ironía e ira en su voz y en su risa la hacían parecer una versión de abuela retorcida y sin piedad, esperen, no la “hace parecer”, porque así es.

 

 Finalice la llamada.

 

Maldición

 

 

 

     Este es el primer mes de bueno, que Andy y yo estamos juntos. Mi nombre es Miserere soy cantante desde los 15 años, actualmente tengo 21 años de edad y tomo muy responsable mi sueño realizado, mi empleo, a lo que me dedico que es estar en una banda de música.

 

      Jamás había experimentado algo parecido, hasta me da temor decirle a Andy que fue la primera persona quien me beso, claro que Saíto le da el ataque de repente y comienza por darme picos y si, con eso logra fastidiarme, mucho. No le diré a Andy que no he besado, eso me daría mucha vergüenza, Saíto dice que a veces es mejor omitir palabras.

 

 

Saíto ya deja de abrazarme, no soy tu almohada ¡ayyy!— Tan temprano y el señor “dark”, medio dormido y pesado en todos los sentidos, me abrazaba frente a la cocina, sinceramente a veces creo que él… ¿Qué cosas digo? Jamás.

 

Ya deja de ser tan ruidoso y déjate— Susurro mientras su mano la colaba debajo de mi Camisa marrón mientras con la otra me acariciaba la mejilla.

 

Acabo de despertar un lunes muy temprano con resaca, así que, colabora— Su voz inerte y arrastrada voz me fastidiaba.

 

Todavía estas borracho ¡Suéltame! ¿Hey?— Junto sus labios  contra los míos bruscamente.

 

¡No!

 

     ¡Plash! Retumbo un sonido seco e instantáneo producto de mi mano contra su cara, una cachetada

 

Lo siento

 

Lárgate con tu modelo de quinta— Curvando una ceja y restándole importancia al asunto me soltó, lo último lo dijo dándome la espalda, alejándose de mí esta vez se había pasado de la raya y aun así ¿tenía esa aptitud conmigo?

 

     Siempre ha jugado conmigo, pero nunca se pasa tanto de la raya, pero es mi mejor amigo, él significa mucho, por el iniciamos Gama 1, por el tuve el valor de salir de mi casa y llevarle la contraria a mi familia estúpidamente religiosa, excepto mi mamá, ella siempre me ha apoyado.

 

¡Saíto!

 

¿Qué?— Me contesto justo al abrir la puerta de su cuarto desde la otra habitación y sin mirarme.

 

¿Me odias?— De igual lo dije sin mirarle, no entendía nada ¿Será que me tiene envidia por acaparar el escenario? O ¿Le gusta Andy?

 

Tranquilo mi todo está bien— Esbozo una no exagerada sonrisa para luego dar un portazo.

 

 

 

     Estaba en la Mega estación, un café que estaba rodeado por palmas. Al entrar, me percato de tantas paredes blancas con todas esas ventanas de vidrios, me vi en unos de esos reflejo, era tan igual a Natasha, mi abuela que hasta daba miedo.

 

     El ojos cenizas miro hacia dentro del lugar y justo estaba una señora de cabello rubio lacio con volumen hasta los hombros, de blusa gris con pliegues románticos y la típica falda negra corte recto con sus respectivos tacones, también grises. Estaba en una mesa mirándole con expresión de canto victorioso, al costado de una de esas ventanas cuadradas y grandes desde donde se podía observar los carros pasar, las palmas moviéndose por el viento, incluso se podía ver la bomba de gasolina que quedaba a varios metros de allí era un lugar que Andy tenía muchos años sin ir desde que su padre se fue y hasta la fecha de hoy nunca más volvió.

 

Buenos días— Un saludo matutino sin ganas e indiferente hizo que el rostro de la abuela se tornara ofendido.

 

Hábleme sin rodeos ¿Qué es lo que quiere que haga? Para que al fin me deje en paz— Me tumbe en la silla cruzándome de brazos y en efecto; escuche que esbozo una sonrisa clara en burla.

 

¡Compórtate! Nada de brazos cruzados en una mesa o qué ¿Ya el caballerito te hizo olvidar los buenos modales?— Sus ojos grises oscuros me eclipsaron como cuando era niño y me decía que cuidara mis modales con la voz de mandamás, pero ya eso quedo atrás ya soy independiente.

 

Ya basta, solo dime como está la situación— Llego un muchacho bajo y moreno con los cabellos amarrados en una coleta, desde luego su uniforme de camisa blanca, tildado su nombre.

 

Buenos días tengan, ¿me podrían decir su orden?

 

Buen día para usted también, por favor nos trae dos café lates medianos— Si, la gran Natasha bien distinguida ha hablado.

 

Querido, Luis Díaz junto con Lee Choi los socios que tu padre y yo decidimos darle parte de las acciones de las empresas de la Orden temporalmente, se han rehusados a cumplir con el trato, tu padre tuvo un atentado igual yo. Estábamos en casa a punto de salir a una reunión del club al salir llovieron balas, de hecho nuestro escolta sufrió un mal percance en el brazo izquierdo y en una de sus piernas— Me miro alzando su rostro restándole importancia al tal atentado y si dándole lugar a su orgullo.

 

¿Por qué no contratan a más gente para que los escolte? No veo el problema— Llego el chico con las dos tazas blancas de café, las coloco en la mesa y se retiro.

 

Andybell, también andarán tras de ti ¿ahora entiendes el problema mi cielo?— Dio un sorbo de su café, con el meñique en alto desde luego ¡Jesús! ¿Es que su voz no podía sonar más hipócrita?

 

En pocas palabras, tengo que volver como el vicepresidente de la empresa, además de derrocar el poder de Díaz y Choi — Sorbí de mi taza de café de humeante y deleitante sabor.

 

Si cielo, además de que te alejaras de ese caballerito, ya estas bastante crecidito para saber que te conviene es una muchacha que este a tu altura— Sus ojos eran penetrantes y con bufa me observaban.

 

Yo seguiré con él, ya es hora que respetes mis decisiones no se atreva a dañar a Miserere

 

Si quiero atreverme, me atrevo mi cielo ¿Has olvidado que soy tu abuela? No te preocupes mientras las cosas “no se alteren” entre tú y el pequeño plebeyo, todo estará bien pero te doy una semana para que entres de lleno en las actividades de la Orden Vasieliev— Tomo más sorbos de la taza humeante.

 

—¡Oh! y trata de alejarte de él, no quiero verte casado ni mucho menos con personas de categorías tan deplorables… me retiro, algo me dice que mi nieto ha vuelto— Lo último lo musitó en tono bajo pero claramente nítido en sonido con reverencia aristócrata.

 

Sí, el nieto mafioso ha vuelto— La mujer salía pacíficamente del café con ambiente despejado pero por ella, lleno de cinismo.

 

     Tras salir Natasha salió el rubio como alma que llevaba el diablo, él solo podía pensar en el temor que sentía en que le hicieran daño a Miserere, sus planes con el podían fracasar de la peor manera. No podía darse el lujo de hacerlo correr peligro. Estaba seguro de su lucidez mental, sus terapias las de aquella vez dieron frutos.

 

     Escucho un silbido proveniente de su celular blanco.

 

     Te estoy esperando y no llegas ¿llegaras o no podrás? :) Oh y estoy muy contento de este último mes.

 

     Miserere, solo suspiro para ordenar sus ideas y sus planes para que no le hicieran daño. No podía colocarle en una situación de peligro, en una semana se alejaría de el pequeño, luego el vería la forma de lograr comprar más acciones y así retirarse de nuevo de la presidencia. Sus ojos se abrieron con temor pero tenía que hacerlo, mientras tenía que aprovechar al vocalista al máximo, lo siento.

 

     Si, discúlpame por llegar tarde, ya estaré allá, hice reservaciones en el Cana, como me dijiste que hacían buen rameen iremos allá.

 

 

     Allí estaba Miserere en la cancha del boulevard, en un banquillo esperándome, me debió de esperar mucho. Sus lentes de sol gruesos con montura roja hacían resaltar su tez. Se agarraba el cuello de su camisa blanca con pequeñas y escasas rayas rojas horizontales en señal de ansiedad. De repente me llegaron unas ganas que se asemejaban a la adrenalina como cuando corres, pero ese sentir era de besarlo, estacione con mi Alfa Romeo, un deportivo negro a lo lejos pude observar al niño, sí, eso era lo que era, un niño inocente.

 

     ¿Qué creía que no me había dado cuenta que cuando nos besamos por primera vez, de hecho era su primera vez? Quería disfrutarlo a todo lo que quedaba.

 

¡Oh! Me asustaste ¿Cómo estás?

 

     Me sonrió con su particular sonrisa inocente con esos ojos castaños que por culpa de ellos hacían que mi corazón se rindiera ante él. Me le senté al lado del banco sin dejar de mirarlo tomando su mano derecha y con mi otra mano derecha agarre su mejilla y lo acerque, pero se asusto y pego un brinco de pequeña magnitud hacia atrás.

 

No, no escapes de mi. No me hagas sentir como si te doy miedo o quizás asco— Me miro con temor y sus mejillas se le tiñeron de un rojo manzana al oírme.

 

¡No pienses así, es solo que me sorprendiste enserio!

 

      Contesto muy alterado, yo solo lo observaba hasta cuando dijo la última palabra, me tomo de los hombros y pozo sus labios con los míos, abrí mas mi expresión al notar lo que estaba haciendo, pero me di de cuenta que no abría la boca, solo me besaba tan inocentemente, yo tenía razón. Incline mi rostro y tome el suyo entre mis manos e hice que abriera la boca sutilmente hasta que fui masajeando gradualmente el interior de sus labios con mi lengua.

 

 

¿Te gusto?— Le pregunte a un Miserere concentrado en su plato de sopa.

 

—¡Sí! aquí sirven buen ramen— El chico, mi chico de mechones traviesos me miraba feliz, comiendo ramen con palillos chinos.

 

     Tenía un poco de pimiento verde a un lado de su mejilla y alrededor de su boca humedad, producto de la sopa y ni hablar de la “pequeña” mancha que tenía en el costado izquierdo entre su camisa y su suéter corto verde manzana. Aunque odio y me dan asco los pimientos, jamás le tendría asco a mi Miserere.

 

     Mientras el vocalista comía a sus anchas con esa típica sonrisa de oreja a oreja, observaba alrededor, como estábamos en la barra podía oler los suculentos rolls de tempura de cangrejos, yo solo tomaba algo de vino, no tenía el suficiente apetito para comer. Mientras que todos esos platos llenos de colores pasaban a un lado de nosotros, solo pensaba en la ansiedad que tenia por estar con ese chico a mi lado quien, gracias a algún Dios que tuvo misericordia de mí me lo cruzo en mi camino sin embargo mi castigo será no verle al menos hasta que pueda solucionar algo.

 

     ¿Por qué pienso ahora en religiones o mitos?

 

 

Adónde ¿Dónde me llevas?— Ya habíamos salido del restaurant, solo lo tome del brazo y lo llevaba hacia el ascensor. Así es, no solo había reservado para comer.

 

Tengo una sorpresa para ti— Estábamos allí, entre esas angostas paredes brillantes que ascendían.

 

Yo, yo no estoy seguro— Me esquivaba la mirada, a pocos metros de mí, así que lo agarre de sus hombros y acerque su rostro a mi rostro, nuestros ojos hacían contacto, definitivamente estaba sintiendo algo grande por él.

 

Es nuestro aniversario— Sus ojos eran como cuando tienes un conejo frente tuyo, donde sus ojos expresan temor y ternura, quizás demasiado parecido.

 

Cálmate, no te hare daño ni nada que se le parezca, solo te quiero — Lo acerque más a mi hasta besarnos, Miserere no dudo en corresponderme devolviéndome el beso y pasando sus manos sobre mi cuello.

 

     Abrí la puerta y deje que entrara primero, cuando le pedí que encendiera la luz, lo hizo. Se asombró de ver la vista a través de los enormes ventanales de cristal que hacían ver a Anaco en su mayoría, sin duda estábamos en lo más alto.

 

     Poco a poco lo fui acorralando hasta la gran cama de color crema con dos ramos de rosas rojas en cada mesita nocturna, lo senté a un costado de la cama, luego apague la luz y deje prendida la lámpara de la mesita, mientras él…

 

     Su expresión era de miedo, vergüenza pero sin embargo sus ojos me decían de alguna manera que también me deseaba.

 

     Nos acostamos y lo abrazaba por detrás acariciando su pecho y besando otra vez su cuello, aproveche en quitarle el suéter verde y luego su camisa lentamente como tratando de amansarlo. Al terminar allí, gire su rostro para que nos besáramos, él no se opuso pero estaba temblando. Ya podía sentir sus manos en mi espalda y en mi hombro, con eso decidí montármele encima. La pregunta era ¿Por qué no voy a lo salvaje? Es decir; cada vez que tenía relaciones sexuales hacia lo que se me venía en gana. Aunque lo último que quería era hacerle daño o que me tenga miedo, es mejor ir un poco despacio con él.

 

Miser…— Escuche como el rubio me llamo pacíficamente.

 

     Cuando me sentó en esa gran cama, mi corazón latió mil veces más fuertes, como el corazón de un colibrí.

 

     Andy era lo más perecido a la más pura felicidad de mi vida y en estos momentos todo se reducía a felicidad y a miedo. No sentía la fuerza de hablar o decir algo, Andy es a quien, no debía temer. Me gustaba que me tomara entre sus brazos, eso me hace sentir de manera increíble, tanto que me marea y me asusta.

 

     Cuando la mano derecha del rubio casi platinado alcanzo a apagar la luz, no pude evitar llevarme las manos a la boca, respirando profundo ya que pensaba que podría morir de emoción.

 

     Para mi sorpresa dejo la lámpara al lado de la cama encendida, mi corazón se paralizo de repente vi como se sentaba a mi lado. Entonces volvieron con más potencias aquellos latidos.

 

Trata, trata de mirarme todo el tiempo… no quiero que te olvides de mi— Me tomo la quijada y con eso conectamos nuestros labios. Subimos más a la cama y nos acostamos.

 

     Él estaba tras de mí, se limitaba a acariciar mi vientre y besar mi cuello, me encantaba eso, pero estaba muy nervioso y embriagado y lo peor del  caso es que no me había tomado ni una gota de alcohol.

 

     ¿Qué pensara de mí? Esa simple pregunta parecía activar mis nervios y dudas.

 

     Sin darme cuenta mi camisa blanca de rayas rojas ya me la había quitado, tenía miedo de aferrarme a él, pero luego sentí que volteo mi rostro hacia el suyo para dar pasó a otro beso para uno más apasionado adentrándose a mi boca con su lengua que me hacia estremecer, cuando abrí mis ojos ya era que estaba encima de mí, sus rubios cabellos caían hacia mí, con su mirada penetrante, ya mi rostro estaría color manzana. Inconscientemente me deje llevar y me le cole por su camisa marrón y tocaba su abdomen firme, luego me afianzaba a su hombro.

 

     Mientras, él me quitaba la correa y el pantalón lo desabrochaba. Sus labios junto a los míos era algo tan mágico, que no tenía idea.  En un momento roce mi erección contra suya no pude evitarlo aunque imploré que no me escuchara, de mi boca salió un gemido de placer,  Andy se detuvo al oírme así que tome una almohada y me la puse en el rostro, no quería que me viera, era mi primera vez, no quería que pensara que soy un pervertido o quizás un falta de respeto.

 

Lo siento, es mejor que dejemos esto hasta aquí ¡Ah! ¿Qué?— De pronto pude sentir que estaba ingresando su mano en mi rigidez frotándome lentamente, haciéndome sentir como si mi corazón iba a salirse de mi boca o quizás me moriría de placer.

 

AAndy ¡Ah! ah— Suspiraba agitadamente, no sabía que estaba tan necesitado de esto, era como cuando tienes mucha sed y tomas agua fría, sabes que lo frio te lastima pero quieres tomar más.

 

Vamos, quiero ver tu expresión al gemir, quítate esa almohada— Su voz algo gruesa me sorprendió e hizo que me acelerara aun más, pero en eso me quito bruscamente la almohada la cual salió volando a algún rincón de la habitación.

 

     Quede infraganti ante él, observo en su cara una risa  traviesa y llena de picardía a lo semental la cual significaba lujuria pura. Junto con eso comienza a rotarme de nuevo más fuerte,  clamé muy alto pero enseguida me tape a boca con ambas manos hasta llevar mi cabeza hacia atrás.

 

Me encanta verte así— Otra vez esa fuerte voz ronca.

 

Andy, Andy no

 

     ¡¿No?! Si quería más. Mi voz se entrecorto al notar expresamente la boca del rubio a medio vestir estaba lamiendo mi miembro de extremo a extremo, me corría un escalofrió demasiado significativo, lleno de éxtasis, jamás había sentido algo parecido. Paso rápidamente a introducirme por completo entre sus labios y comenzando a succionarme, acción que me estaba haciendo temblar literalmente hasta gritar  la primera letra de las vocales hasta venirme encima.

 

Lo siento, déjame, limpi…— Otra vez la misma operación que me hacía delirar, sentí que se desprendía de mi con un ruido, especie de chirrido que me debilito.

 

Quiero que ahora me satisfagas tu ¿Me dejarías hacerlo?— Me susurro al oído en tono sensual y con su voz rasposa, empezando a incorporar uno de sus dedos en mi cavidad, cosa que me hizo quejar de inmediato, alejándolo de los hombros, volviendo mi rostros hacia atrás.

 

Miser, tranquilo hazlo por mí, sabes que te amo

 

      Primera vez que me decía esa oración “te amo”, era como ir en una nube con rumbo al nirvana. Me beso tiernamente aprovechando a colocar un segundo dedo dentro de mí, seguía preparándome, eso no ayudaba mucho ya que me aleje automáticamente de él dejando salir un grito de dolor pero Andy no me soltaba eso, vaya que dolía ¡Rayos!!!

 

     De un momento a otro gemí pero de deseo y no de incomodidad por ese vaivén y ese toque en cierto lugar raro.

 

Sujétate de mí, hazme sentir cuanto te dolerá por tus manos

 

     Subió mis piernas hasta quedar “perfectamente” en posición de hacerme suyo. Me miro incitándome a sujetarlo con esa mirada grisácea y a la vez  tan seductora e inquebrantable que hacían de mi nada delante de él. Me llego un dolor agudo que sé que no eran sus dedos, a la mitad grite agarrándome muy fuerte suyo, dos grandes lagrimas corriendo por cada una de mis mejillas las cuales solo pertenecían a él. Una vez adentro, Andy se mantenía sin moverse al igual que yo, yo solo rogaba que el dolor pasara sollozando muy bajo para que no me oyera, justo se acercó un poco a mí.

 

Dime que me amas si no lo dices, no tendré el valor de seguir. Dímelo— ¿Cómo me iba a decir algo así? El dolor era grande al igual que las ganas de que siguiera, era tan masoquista.

 

Vamos, dímelo Miser— su voz sonaba tan ronca y varonil, me hacía añicos cada vez que hablaba y su pequeño reparto de besos sobre mi cuello y rostro no ayudaban a concentrarme.

 

Te, te amo— Lo musite muy bajo no soltándome, aun mientras cerraba mis ojos.

 

Dímelo, abre los ojos. Dímelo que yo escuche

 

¡Te amo!— Cuando lo apreté me embistió haciéndome suyo y yo dejando un fuerte gemido de dolor en el ambiente, me sujeto del miembro y comenzó con la tarea de antes, era doble sentir ahora.

 

     Lo agarraba nerviosamente, mis uñas cortas se enterraban en su espalda y hombro, mientras me embestía y me frotaba paulatinamente hasta llegar con ritmos rápidos, pero al cabo de un rato estaba precipitado haciéndome gemir por sus estocadas, llegando a una zona justa de más placer donde yo quería que se adentrara más.

 

—Andy, más aden…— Me calle, estaba que deliraba por pedir más fuerte. No obstante Andy se detuvo y pude percibir su risa de total picardía y diversión.

 

No te preocupes te daré más— Su voz ronca era muy tentadora en conjunto dijo aquello, comenzó con embestidas que me estremecían hasta ya no poder.

 

 Jamás me había sentido así, mientras mis ojos estaban llenos de lágrimas me besaba el cuello hasta besarme en la boca con pasión. Todo hasta que me vine en su mano y casi colapso si no fuera por nuestra posición donde nos teníamos agarrados, luego de un rato él dándome se vino, luego con su mano llena de semen la lamio en el ángulo perfecto.

 

     Demasiado placer, él lo quería repetir y yo no era nadie para decirle que no, solo me dejaría llevar por lo que él quisiera hacerme, cambiaríamos de posición.

 

 

     Miserere se veía tan inocente, tan provocativo en esas posiciones que me hacía enloquecer, al venirnos juntos por tercera vez, lo bese.

 

     Busque el anillo que mi madre me había dejado antes de morir, el que le regalo mi padre y se lo coloque en su dedo anular derecho.

 

Ya eres mío y de nadie más— él sonrió con sus ojos dormilones. Sí, ya mi pequeño estaba profundamente dormido y muy cansado, susurrándome un “te amo”…

 

 

     A la mañana siguiente, me levante y mire a Miserere a mi lado arropado y respirando calmadamente. Lo tengo que disfrutar a todo lo que de estos días, no quiero perderme de él ni un minuto, paseo mis manos por sus cabellos lisos castaños y rebeldes. Miro a la mesita, ya eran las ocho de mañana, tenía que ir a trabajar a las nueve, así que me fui a dar una duchar.

 

 

Miser ¡Miser! Levántate, se me hace tarde, no quiero dejarte solo aquí— Lo removí un poco por los hombros y abrió al fin sus ojos con pesar como un flojo gatito madrugando.

 

¡Demonios!— Se quejó, así le dolería.

 

     Cuando me percate en las sabanas habían partes manchadas de sangre, cuando el vocalista las vio sujeto a una almohada y cerro muy fuerte sus ojos “quizás hoy no pueda salir” eso pensé, además era normal haber sangrado, tuvimos sexo intenso anoche y más fue su primera vez, la cual jamás olvidara y creo que ni con todo el alzhéimer del mundo se me va a olvidar también, se veía tan indefenso, quería protegerlo y hacerlo sentir bien a como a de lugar.

 

¿Miser? voy a preparar el baño para ti, es normal que hayas sangrado, lo hicimos fuerte anoche y fue tu primera vez— Lo sostuve en mis brazos besando el poco rostro que tenía tras ocultarlo en esa almohada.

 

Mejor te vas, me siento muy mal, no quiero que me veas así— Lo dijo muy serio, como que estaba molesto. Hasta que lo escuche sollozar muy bajo.

 

     Si le dolía, gracias que yo estaba preparado, tenía pastillas contra el dolor y una pomada de anti inflamación.

 

Espera aquí Miser— Tome el teléfono y fui corriendo al baño, pidiendo que trajeran un jugo de naranja y un café.

 

     Cuando regrese al cuarto Miserere estaba aún en esa posición apretando aún más la almohada.

 

Vamos pequeño, ya está el baño listo, es agua fría para la inflamación— Como no se movía, yo debía de hacerme responsable por ello, tendría que cargarlo.

 

No, no me muevas. Me duele

 

      Le puse la bata de paño blanca con cuidado y lo tome entre mis brazos no se pudo evitar el dolor, así que se quejó. No obstante se quedó observado su mano derecha, el anillo de oro blanca que en alemán decía; “Ich Lieben” es decir; “te amo”. Me sonrió cálidamente.

 

Gracias— Dijo él.

 

Ese anillo era de mi madre, así que te lo puedes quedar por siempre— Me sincere.

 

     Seguí cargándolo hasta el jacuzzi, lo deje en el suelo para quitarle la bata, parecía un gatito sin fuerzas sosteniéndose de mí lo ayude a entrar despacio, una vez sentado, sonó la puerta.

 

     Era el café y el jugo, al salir el camarero de la habitación una vez que sirvió las bebidas, saque las pastillas y se las lleve al vocalista adolorido junto con el jugo.

 

Ten, son contra la inflamación y el dolor ¿Cómo te ha sentado el agua fría?— Sus mejillas estaban coloradas, quizás le daba vergüenza que lo estuviera viendo en tales condiciones, pero todo lo contrario me encantaba verlo así, y si no le doliera tanto o no fuera tan miedoso se lo haría aquí mismo una y otra vez ¿Violarlo es una opción?

 

Ya pasara, el agua fría te refrescara ¿Sabes que afirme ayer?

 

¿Qué?— Pregunto con curiosidad.

 

Si me das un beso te digo— Lo rete.

 

No y además me estas mirando de la misma manera con la que me miraste ayer— Si, quería embestirlo de nuevo pero quizás se desmayaría primero.

 

Vamos— Me le acerque y me sorprendió demasiado cuando rodeo mi cuello con sus brazos húmedos y me planto un beso tierno, me gustó mucho pero luego di paso con un beso menos inocente, mucho menos inocente.

 

No sé si pueda controlarme— Confesé.

 

No lo harías si lo haces, no te querré más y te odiaría… te amo— Aunque lo decía seguía abrazándome, claro que no se lo haría hoy, ni mañana, pero definitivamente si se lo haría el día que sigue.

 

 

¡Andy!!!— Miserere corriendo hacia mí. Fuera del edificio, estaba esperándolo para la sesión de fotos que teníamos, si mi última sesión de fotos, la ultima.

 

¿Por qué tardaste tanto? Ya todo Gama 1 está arriba— Le pregunte, se me hacía muy extraño que no anduviera con el inepto de Saíto.

 

Ansddffdaba con Dengel firfggmando un contrajnvdhto para un dorama…

 

¿Ah? ¿Un dorama?— Si el habla muy lindo, es demasiado agradable, pero sinceramente a veces no entiendo lo que dice.

 

¡Banzai! ¡Seré protagonista en un dorama! Y Gama 1 trabajara en el tema— No, definitivamente no me agradaba tal idea.

 

Tus ojos ¿No te gusta que trabaje en un dorama?— Sus manos que se encontraban en dirección al cielo bajaron automáticamente.

 

No Miser, si te hace feliz, estaré feliz por ti

 

      Lo miraba desde arriba, me incline y pase un brazo por su cintura acorralándolo hacia los pinos enanos que estaban alejados y que también estaban despejados ¿Qué le hice? Pues Miserere podía contestar eso.

 

Andy no ¡Hey! no me beses ah Andy no me subas la camisa. No, Allí no. Ah— 

 

       Si, muchos besos y caricias, cual chicos de liceo por allí haciendo tonterías. En este caso haciendo cosas que me estimulaban a tener lo antes posible a ese chico que me hace rendir a sus pies, odio ser tan débil ante alguien y más si es alguien tan tierno e indefenso.

 

    Como ya habíamos filmado el video, la revista “Edificio” quería una sesión de fotos ¿Por qué yo estaba alli? porque era el modelo con más éxito reciente en una de las ciudades más importantes del continente, creo que es por eso que estoy junto a ellos, agregando que en su video de la canción “Mi novia” yo represente al chico en la iglesia de polietileno blanco y con esas flores de las cuales Miserere había hablado cuando nos vimos en aquel parque.

 

¡Ah! ¡Saíto no actúes como zombi! ¡Ah!!!— Se escuchaban risas y gritos desde los camerinos de la banda.

 

Si, te voy a devorar— Saíto tornaba su voz como la de un retrasado mental, detesto que juegue de esa manera con Miser.

 

 

     Después de ese momento tan vergonzoso y táctil que tuve con Andy tras ese extraño pino enano, llegamos al piso donde se iba a realizar la sesión de fotos. Muebles grises por aquí una mesita roja en la esquina, al ver hacia más lejos un escenario que cumplía con mis expectativas habían gente apurada con auriculares, gorras negras, arreglando reflectores. Uno de los encargados me tomo de un brazo bruscamente alejándome de un Rubio sin semblante quizás de alguna manera inspeccionando el escenario.

 

      Y allí estaba dejándome la sensación de que le importaba más su alrededor que mi persona alejándose como si no pudiera averiguar cuando algo no le gusta, cuando algo le pasa por su mente o cuando está feliz de algo y es su jactancia, su forma de ser. Claro no es tan narcisista no obstante él es un modelo de estatus pero las personas presumidas o que se sienten superior a todo y a todos no me atraen, más bien me parecen insoportables sin embargo Andy era mi Andy.

 

     Abrieron una puerta y me lanzaron allí, para mi sorpresa estaba mi guitarrista.

 

     Blanket con su cabello azul hacia un lado y un tanto alborotado como siempre con ese mechón discreto que enloquecía a las fans. Tenía un traje sin corbata negro y debajo del saco una camisa blanca. Lo miro extraño, inclino mi cabeza hacia mi derecha mirándolo sorprendido es decir; por su genio y sobre todo por su estilo jamás se vestiría tan elegante. Pero luego cruzo los brazos entrecerró sus ojos cual azabache y bufo hacia Saíto.

 

     ¿Saíto? Si, era él. Sí no es por el pircing en su labio inferior no iba a lograr reconocerlo. Estaba vestido con una camisa blanca, mangas largas ¡mangas largas! Oh claro para cubrir las serpientes y púas que tiene en ambos brazos. Traía unos pantalones de vestir azules oscuros, eso no me asombraba mucho lo que si me asombraba era ver que sus cabellos, lisos babas y negro cual alas de cuervo que siempre andaban rodeándolo o quizás tapando su rostro pues habían quedado atrás, literalmente habían quedado atrás con ayuda de una cola de caballo baja, al frente unos rastros de sus mechas, se veía como un pianista que iba a tocar el piano para la realeza, desde luego sus ojos delineados a lo metal reservado, permanecía.

 

     No pude aguantarme toda la conmoción y solo cubrí mi rostro completamente con ambas manos, no quería reírme tan fuerte en sus caras era lo más gracioso, impactante y elegante que había mirado durante los últimos meses.

 

Miserere no seas tan duro con los chicos

 

      Bufo con un poco de infantilismo en su tono, el “pequeño” Kisu, el baterista. Quien estaba vestido con una camisa tres cuartas blanca con botones negros y con sus cabellos en forma de hongo que terminaban lisos sueltos en las puntas con típico flequillo al frente.

 

Te sigues riendo y me voy a bañar con este líquido rojo— Dijo Saíto.

 

      El líquido rojo era salsa de tomate. “Que original Saíto”, pensé.

 

Y actuare como zombi además le diré a Dengel que tú fuiste el que me mancho

 

      El pelinegro tomo el recipiente con salsa de tomate ¿Quién come salsa de tomate en un camerino lleno de vestuarios valiosos? Comenzó como a transformarse blanqueciendo sus ojos y haciendo sonar sus huesos, yo, yo me daba pánico cuando él actuaba así, de hecho tengo pesadillas con zombis.

 

Sí, comételo Saíto para que deje de burlarse de las desgracias ajenas— Ese era Blanket con su tono de “soy genial y nada me va a alterar a menos que sean guitarras” Oh y sus brazos cruzados.

 

      Reí nerviosamente. 

 

—¡Saíto no actúes como zombi! ¡Ah!!!— Se me acercaba hasta sujetarme contra la esquina para agarrarme y morderme el hombro a lo rudo.

 

Te voy a devorar— Me tenía mordiendo mi cuello.

 

-¡Saíto no actúes como zombi! ¡Ah!!!— Si dolía ¿Acaso no creía en mis gritos?

 

¡Ah! Basta Saíto ¡No me reiré más! ¡Lo prometo!

 

     ¡TACK! Dengel, nuestro agente entro.

 

—¡Ya basta! Y tu Miserere ¿aun no te vistes? ¡vamos Saíto ayúdalo a vestir!— Trague grueso, no me gustaba que el bajista me tratara como a su mañeca o algo parecido.

 

Sí, órdenes del jefe así que coopera pequeño—Musito lo ultimo con algo macabro, me sujeto de las muñecas, mirándome de arriba para abajo como tratando de decidirse por donde empezaría.

 

¡Cruel! ¡Eres cruel Dengel!— El mencionado me miro como diciéndome “Hey, no hay de otra”, pero no ¡no!!!

 

     Una chica atontada mirando como el ojinegro me quitaba la camisa me desconcertó un tanto en esos momentos mi compañero me miro, esa mirada no me gustaba, siempre que pasábamos un momento así, él se tornaba de esa manera ¿persuasivo? gire mi cabeza y al no ver ni a Blanket ni a Dengel o Kisu le grite a la chica.

 

¡Por favor pásame la camisa de mi vestuario!!!— Fue como si Saíto pudiera reaccionar de un raro ensimismamiento.

 

¡Bobo no te quedes allí y ayúdame, ya estamos retrasados!!!— Saíto a velocidad tomo mi camisa tres cuartas, blanca junto con el saco gris de igual corte me los coloco, hasta los pantalones grises.

 

¡No soy un muñeco!!!— Replique, inútilmente.

¡Lo sentimos!!!

 

       Corría ciego hacia donde estaban los chicos, pero impacte contra alguien alto y como cuando ocurre una acción hay una reacción, exactamente mi cuerpo iba hacia al suelo cerré mis ojos con intensidad como si con eso no sentiría el golpe y demás. Gracias al creador que esa “reacción” que estaba a punto de pasar fue detenida por otra re-reacción, el rubio elegante y muy gallardo me sostenía de mi mano, evitándome un hematoma. Soy distraído pero no es típico en mi que ande por allí tropezando cual torpe. Tenía un saco negro al hombro que contrastaban con sus pantalones y ni hablar de su camisa blanca, mangas largas, que hacían choque con mis ojos. Sus cabellos rubios bien peinados cual estilo principesco.

 

Miserere ¿Miserere estás bien?— Su voz inerte, fuerte y familiar me hizo despertar.

 

Sí, estoy bien—  Me ruborice un poco. Era demasiado bien parecido, un modelo de alta clase desde luego.

 

Estamos listas

    

     Dos chicas se incorporaron a lo que decía el fotógrafo que nadie parecía escuchar. Una pelirroja de cabellos cortos hasta sus mejillas, muy esbelta, con dos grandes “suvenires”, con vestido blanco mármol de corte griego con un agarre simple en el hombro derecho tomaba del brazo a un muy presumido Andy ¡A mi Andy! Mientras la otra, una pelinegra, de cabellos largos y rizados con el mismo vestido se acercaba hasta tomar el otro brazo del modelo. Ya las conocía del video, yo no soy celoso. ¿No mucho?, ni puedo decir que él me ama muchísimo, él me lo ha demostrado con sus tratos no tengo que dudar ¿Entonces porque estoy tan molesto?

 

     En fin, teníamos trabajo que hacer, y todos lo hicimos muy bien ese día, aunque salimos agotados.

 

“Continuara”…

En el próximo capítulo conocerán ha Amiel quien al principio no tendrá relación ninguna en la historia AndyxMiserere pero que ya verán cómo se unirá a esta, cual rompecabezas.

Notas finales:

...


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