Coming Home
Capítulo III
Cuando Charlie dio un paso a través de la red flu, esa noche, se encontró con dos hombres altos y un elfo doméstico. El pequeño elfo tomó posesión de sus cosas, y con un suave pop desapareció en las profundidades de la Mansión Malfoy.
– Por favor, pónganse cómodos –. Lucius instó a ambos huéspedes de la casa. Severus tomó posesión de uno de los sillones orejeros, mientras que Lucius tomó el otro. Dejando a Charlie con el pequeño sofá. – Ahora, Charlie, creo que sugeriste que se determinara el orden de nuestro dominio, ¿sí? – Lo vio asentir en confirmación –. Entonces voy a empezar –. Poniéndose de pie, se quitó la túnica y camisa de vestir exteriores, para que no se destrozara su ropa más fina ante la demostración de su tamaño.
Desplegó sus alas, mostrando sus hermosas marcas. Sus alas eran predominantemente blancas, como la nieve, con la punta de un maravilloso verde esmeralda.
– Mi envergadura llega a los ocho pies.
Ahora era el turno de Severus. También él se quitó las ropas exteriores y la camiseta cuidadosamente y las dejó sobre el respaldó del sillón.
– Mis alas también son de unos excepcionales ocho pies -. Después de decir esas palabras, las alas se arquearon desde la espalda para revelarse de un color blanco nieve con unas maravillosas puntas de un negro metalizado que se difundía sobre la toda la longitud de ellas.
– Bien, caballeros, parece que estamos en un callejón sin salida –. Se paró para quitarse las ropas exteriores y la camisa, sin ninguna pompa y ceremonia, Charlie también desplegó sus alas –. Parece, señores, que todos tenemos alas de ocho pies de largo –. Cuando terminó su declaración, sus alas eran como los otros dos pares, predominantemente blancas, pero con las puntas de plata metálica. Los tres se miraron.
Cada uno de ellos, escondiendo sus alas de nuevo en sus cuerpos, procedieron a vestirse de nuevo y encontrar sus asientos.
– Así que, ahora que no podemos determinar el orden sólo por la envergadura de las alas –, Charlie comenzó -, tal vez podamos pensar en otra solución, que no implique el uso de las viejas tradiciones.
La voz de Severus rompió el silencio.
– Tal vez debemos determinar el orden a través de nuestras habilidades. El que sea el primer dominante tendrá la mayor cantidad de responsabilidades, incluyendo la disciplina, si es necesaria, así como el abastecimiento de nuestro sumiso.
– Entonces eso me deja afuera –. Charlie declaró, quien sea que acabara como el dominante superior controlaría sobre la posición que el reclamara, – Mientras que podría disciplinar, no podría abastecer, monetariamente, lo que necesitara. Creo que serían mejor tú o Lucius.
– Hmm, entonces Lucius. Propongo esto. Ya que Charlie declina de forma voluntaria el puesto, me gustaría que tú fueras el dominante superior –. Ambos hombres observaron la cara de shock de Lucius. – Creo que serías el más capaz de manejar cualquier situación que pueda surgir. He visto tu influencia sobre algunos de los medios de comunicación de menor reputación. También te he visto manejar situaciones, que con toda certeza, no deberías habértelas arreglado para salir.
– Si es así como te sientes –. Girando su cuerpo para hacer frente al tercer miembro de su pequeño clan, – Charlie, ¿qué dices tú? ¿Estás de acuerdo con Severus? – Observar el movimiento en acuerdo de la cabeza roja era todo lo que necesitaba. – Entonces, necesitamos resolver quien es el siguiente –. Mirando entre los hombres. – Creo que ya que Charlie tiene una enorme fuerza y toda la paciencia del mundo, ya que domestica dragones para vivir, debería ser el último. Él será el más cercano a nuestro sumiso y podrá relacionarse con él más que cualquiera de nosotros. Eso te deja, Severus, para ser el próximo en la línea. Tienes riqueza, tienes subrepticias habilidades que me impresionan incluso a mí. Así que, si algo me ocurriera, creo que estás mayormente preparado para la situación –. Esperando un respiro – ¿Ambos coinciden? – Dos cabezas asintieron en acuerdo.
<< Entonces sugiero que, de ahora en adelante, demos a nuestro sumiso regalos centrados en un tema. Eso mostrará un frente unido –. Observando, una vez más, el movimiento de cabezas en acuerdo. – ¿Tienen alguna sugerencia que dar?
– Recuerdo a Ron diciendo algo acerca de cómo le gustaban los chocolates, la última vez que estuvo en casa. Más específico, ranas de chocolate.
– Bien, bien –. El dominante continuó. – Entonces, sugiero, Charlie, que por la mañana vayas a Honeydukes y hagas las compras –. Charlie asintió con la cabeza. – Charlie le regalará las ranas. Yo le regalaré lazos de bombones de unicornio, y Severus, ¿qué elegirás?
– Variedad -quizás él sea capaz de encontrar un nuevo sabor de chocolate.
– Bien. Podemos hacer frente al resto de los regalos mañana –. Levantándose para estirar sus largas piernas. – Ahora, necesitamos decirle a Harry -. Miró a ambos hombres con la esperanza de que uno se ofreciera. – Por obvias razones, no puedo ser yo.
Severus se removió en su asiento.
– Yo ayer te informé, Lucius, sobre los antecedentes de Harry. Me resulta prudente prestar la máxima precaución. Tal vez Charlie sería más adecuado para darle la noticia. Después de todo tú y yo no hemos sido demasiado amables con él en nuestro pasado.
– Hmmm –. Pensó en la última frase. Estaba en lo cierto. Realmente ni él ni Severus habían sido amables con el chico. – Entonces, tal vez Charlie es la mejor opción. ¿Qué dices, Charlie?
Tomó una respiración profunda y la dejó ir.
– Creo que ambos están en lo correcto –. Miró a los hombres. – ¿Cuándo quieren que le diga?
– Creo que deberíamos darle la noticia durante la resonancia de esta noche. Luego, en la mañana, enviarle una lechuza invitándolo a cenar. Voy a hacer las reservas, y me haré cargo de los costos. Severus, tú y yo entraremos en la resonancia también, pero nos mantendremos distorsionados. Tiene que ser consciente de que hay tres de nosotros.
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Después de ir a la biblioteca para adquirir un libro sobre ‘Cómo cuidar a su huevo de lechuza’, Harry estableció el calentador y lo ubicó en un lugar firme y cómodo.
Desvistiéndose rápidamente, entonces se puso su pantalón de pijama, era hora de estar ceñido y cómodo. Metiéndose en la cama, se cubrió con las mantas y se acurrucó para pasar la noche dándole la bienvenida al sueño.
Sentado en uno de los mejores asientos de las tribunas para ver a los Falcon* contra las Magpies**. Podía ver a los buscadores de ambos equipos luchar por encontrar la snitch. Harry no estaba muy centrado en las faltas que estaban teniendo lugar, o la recolección de la quaffle por ambos equipos. Estaba más interesado en los buscadores y la búsqueda de la infame esfera de oro con alas. Los ojos del buscador de los Falcon se estrecharon sobre un objeto, y fue entonces que Harry supo que había visto la snitch…entonces, justo cuando el buscador de los Falcon tocó la bolita de oro, la escena cambió.
El estadio se había vaciado, quedándose en el mismo asiento en el palco privado, con Charlie de pie a su lado, con otros dos hombres que no pudo identificar. De alguna manera le resultaban familiares… ¿tal vez del sueño de la noche anterior?
– Charlie, ¿qué haces aquí?
– Obviamente viendo el partido contigo. ¿Te gustó ver a los equipos golpearse entre sí?
– ¡Fue malditamente brillante!
La escena cambió de nuevo, esta vez Charlie estaba en control de la dirección que tomaba la resonancia. Pensando en el mejor lugar posible que lo haría receptivo a la noticia, evocó una tranquila pradera con flores silvestres floreciendo. Ambos estaban recostados juntos bajo la sombra de un árbol muy viejo y vibrante. Con Harry recostado entre sus piernas, apoyado en su pecho, Charlie le acarició suavemente el pelo.
– Tengo algo que decirte –. Escuchar a Harry ronronear de satisfacción trajo una sonrisa a su rostro. – Harry, ¿sabías que cuando cumplas los dieciocho te llegará una herencia de criatura?
Harry se acurrucó más profundo en su pecho.
– Nop. No hay ninguna criatura en mi familia. Incluso si la hubiera, me gusta estar libre de toda responsabilidad. Si tuviera que convertirme en una criatura entonces, ¿qué sería de mí? ¿Sería un dominante o un sumiso? Si fuera un sumiso ¿tendría que ser controlado por mi pareja? Si tuviera un compañero, ¿qué sería lo que, él o ella, esperaría de mí? – Tomando una respiración profunda y liberándolo con un estremecimiento. – Probablemente peor que ser un sumiso sería ser un dominante… ¡Tendría que ser el responsable de otra persona!... No, me gusta ser sólo Harry. El Harry que está libre de todo.
Charlie continuó pasando los dedos por el pelo.
– ¿Si suponemos que te conviertes en un sumiso, y las únicas prioridades de tus dominantes es consentir tus caprichos y protegerte de lo que venga?
– Hmm, no sé. Eso suena muy bien, pero todavía sería yo. ¿Qué pasa si hago algo que moleste a mi dominante, entonces podría ser castigado? No quiero tener que ser castigado, no después de la vida que he tenido. Además que tú y yo sabemos que soy demasiado terco.
Rió suavemente.
– Sí, lo eres. Sin embargo, creo que si te tocaran las personas adecuadas, quienes te entiendan, entonces estaría bien –. Su mano cayó del cabello de Harry, y con cuidado lo giró de manera que estuvieran cara a cara. – Si yo fuera afortunado de ser tu dominante, yo te llenaría con tanto amor, que te enamorarías de mí –. Lo miró profundamente a los ojos. – Te podría mostrar cómo se comporta una familia de verdad.
Harry hizo la única cosa que nadie esperaba, se inclinó sobre Charlie y le dio un beso.
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Despertó con un sobresalto y con el pantalón del pijama mojado.
– ¿De dónde diablos salió eso? – Lanzando un hechizo Tempus descubrió que eran casi las siete de la mañana. Hoy haría frente a todo su correo, especialmente incineraría todos los vociferadores y el correo de odio, y le respondería a Ron y Hermione.
Lanzando las sábanas desordenadamente, Harry se dirigió a la ducha -era el momento de empezar el día.
Una vez limpio, se vistió y se alimentó, ya era hora de enfrentar el correo. Al volver a entrar en su habitación había una nueva pila de correo y tres lechuzas con paquetes encogidos atados a sus patas.
Se dirigió a las lechuzas primero. Al igual que el día anterior, tan pronto como los paquetes eran liberados la lechuza que cargaba el paquete salía volando. Una vez desencogidos los paquetes, una sonrisa alegre adornó su rostro. Los tres paquetes eran de Honeydukes y, al igual que ayer, ¡no había ninguna nota o tarjeta para indicar que quienes eran! Lanzó hechizos sobre los deliciosos chocolates, para asegurarse de que no tenían pociones o hechizos que podrían ocasionarle algún efecto negativo, probaría un poco de todo.
Después de comer unas pocas piezas, dirigió sus pensamientos de nuevo a la inminente pila de correo. Tomó las cartas más antiguas de su escritorio y las agregó a la nueva pila sobre su cama, y agarró su caldero para la incineración, estaba listo. El proceso de separación en las respectivas pilas comenzó –con los vociferadores y el correo de odio arrojados en el molde de hierro.
Después de haber cumplido la tarea, y poniéndose de pie para estirarse, tomó su varita y lanzó un Incendio, en silencio observó las llamas envolver el correo, mientras una sonrisa se dibujó en su rostro. Cuando el fuego había consumido todo el aborrecimiento, él apropiadamente extinguió las llamas. Ahora, ya era hora de atender el correo de sus amigos.
La pila de amigos tenía sólo una carta -de Charlie. ¿Me pregunto qué querrá?
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Harry,
He vuelto a la ciudad y me gustaría cenar contigo esta noche. Ponerme al día con lo que ha estado sucediendo desde que terminó la guerra. Pensé que lo mejor era evitar la Madriguera -sabes cómo se pone mamá.
Las reservas están bajo mi nombre, en un restaurante en el Londres muggle. (Yo no creo que quieras llamar mucho la atención sobre ti mismo). Se llama Chenestone***, y se encuentra en el Hotel Milestone****. He reservado una habitación privada como precaución adicional.
Yo estaré allí a las 8:00 de esta tarde, sin importar si te presentas o no.
Espero verte esta tarde,
Charlie.
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Eso es raro. Trayendo sus pensamientos al ahora, tomó un pergamino y tinta para comenzar su carta a sus amigos australianos.
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Ron y Hermione,
¿Sabático? Yo sólo recientemente soy capaz de iniciar el viaje con el final del último juicio en el cual se solicitó mi presencia, y que era para la familia Malfoy. En honor a la verdad, fue el más duro, tanto mental como físicamente.
Espero que sean capaces de localizar a tus padres.
Los veré pronto a ambos, y contaré todas las historias sobre las desventuras que he tenido.
Harry.
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Dobló la carta y colocó el sello en la parte exterior, abrió la bolsa de golosinas de la lechuza, colocando unos pocos en el bolsillo, se puso en marcha en dirección a la torre oeste.
Deambular hacia la torre le dio tiempo para pensar acerca de la oferta de Minerva. Sí, yo lo derroté, y toda esa técnica podría ser usada en el salón de clases. Tal vez pueda cambiar el estilo de enseñanza. Tal vez usar parte de la clase para aprender los libros, y, la otra parte, utilizarla como tiempo de práctica… como el que tenemos en pociones. Observar al sol jugar a esconderse entre las nubes lo obligó a detenerse, y realmente tomar en cuenta su entorno.
Cuántas veces había tenido que subir estas escaleras, y nunca se había dado cuenta de todos los pequeños detalles. No se dio cuenta de que un árbol casi rivalizaba con la torre en altura, había perdido la mitad de las hojas de ese lado. O cómo las aves parecían volar alrededor de la lechucería para evitar la estructura. Como dice la expresión, ya estaba atrasado, pararé y oleré las rosas*****.
Al entrar en la lechucería se encontró con una lechuza que no le picaba los dedos.
– Ok, pequeño, esto tiene que ir a la oficina de correos de Hogsmeade –. Cerciorando que la nota fuera segura, le dio a la pequeña lechuza una golosina y se despidió del ave.
¿Enseñar aquí? Sé que siempre he dicho que este lugar era como estar en casa, pero ¿tener ese sueño convertido en realidad? Quizás.
¿Qué pasa si los estudiantes no me ven como profesor? El aula sería caótica. Sé que fue un éxito cuando el ED estaba en vigor, pero no tenía que calificar. Voy a tener que hablar con Minerva.
Harry ni siquiera se había dado cuenta de que estaba caminando hasta que el Lago Negro apareció a la vista. Hmm. Creo que mi cuerpo sabía a dónde ir a por la serenidad que él y mi mente necesitan.
– Si hay un elfo doméstico disponible, ¿sería tan amable de traerme algo de comer? – llamó al viento, a sabiendas de que los elfos lo oirían. Localizando la zona tranquila de ayer, una vez más, se estiró y levantó la vista hacia el cielo.
¿Charlie y cena? Sería bueno verlo. Quiero decir, no tengo nada más que hacer hoy.
– Amo Harry, señor –, un elfo apareció a su izquierda sosteniendo una cesta. – Hemos escuchado su petición.
– Gracias.
– Umm, ¿Amo Harry, señor? – volvió a mirar al pequeño elfo. – Cuando haya terminado con el almuerzo, no es necesario que lo devuelva a la cocina. Vendremos y limpiaremos.
– Gracias.
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¿Estoy CORRECTAMENTE vestido para este lugar? ¿Por qué no me advirtió que había que vestirse elegante? Si lo hubiera hecho, NUNCA me habría puesto los pantalones de jean desgastados.
Cuando Harry se empezó a adentrar en el vestíbulo un hombre parado detrás de un podio le dio una rápida mirada.
– Señor, lo siento, pero sin una reserva no seré capaz de darle una mesa –. Se podía oír la falta de respeto en el tono de su voz.
– Entiendo –. Se sintió bastante pequeño en ese momento, pero siguió. – La reserva está a nombre de Charlie Weasley.
Tan pronto como pronunció el nombre, el hombre se enderezó y empezó a dirigirse a él de una manera más amable.
– Sí, señor. Por favor, sígame.
Mirando su entorno pudo ver que los clientes masculinos llevaban trajes de tres piezas, mientras que las damas llevaban ropa más sofisticada. ¡Mataré a Charlie porque no me avisó! Cada mesa estaba cubierta por una tela blanca como la nieve que tenían cintas de color aguamarina cruzadas sobre la mesa en forma de “cruz”. La bandeja de plata en el centro de la mesa tenía el salero, el pimentero y un molinillo de pimienta. Los platos colocados frente a cada asiento estaban decorados con el mismo color aguamarina, las palabras “Chenestone Restaurant” impreso en ellos, con la servilleta cubriendo la vajilla de plata, colocada a través del plato. Las copas de vino vacía ocupaban el lugar apropiado en la parte superior derecha del plato sobre la mesa. Algunas de las mesas se encontraban al lado de unas cortinas escarpadas cubriendo los ventanales con sofás, cubiertos con lo que parecía ser terciopelo, de un lado de las mesas y unas hermosas sillas blancas del otro.
Continuó siguiendo al hombre a través de un pequeño laberinto de mesas hasta que llegaron a un conjunto de escarpadas cortinas cubriendo la puesta doble. Abriéndola con una sola mano, hizo un gesto hacia la habitación.
– Espero que disfruten su comida esta noche. Si necesitan algo, por favor, informen a nuestro personal.
Tan pronto como Harry traspasó las puertas el otro hombre las cerró tras él. Ahora se enfrentaba con lo que parecía ser una sala de estar informal, pudo escuchar la voz de Charlie.
– ¿Charlie? – inseguro de dónde provenía la voz, simplemente lo llamó.
– ¡Ah, Harry! Van aquí –. Caminando con paso incierto, se encontró que Charlie no estaba solo, también estaba Severus. – No te alarmes. Nosotros sólo queremos tener una conversación contigo.
– ¿Entonces por qué me mentiste?
– Porque si te decía que estaría aquí, no vendrías. Y realmente necesitábamos que vinieras –. Mientras decía cada palabra, se acercaba con cautela a su pequeño sumiso, un paso a la vez, hasta que se encontró junto a él. – Prometo que será civilizado.
Todavía no estaba seguro sobre la presencia del otro hombre en la cena, le permitió a Charlie que lo acompañara suavemente hacia una silla que se encontraba entre los dos hombres.
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La cena fue lo que le prometieron y Severus fue civilizado. De hecho, él no había dicho una sola palabra que fuera negativa, en absoluto.
– ¿Te gustaría algún postre? – Severus preguntó sinceramente.
– No, gracias –. Quitando la servilleta de su regazo para ponerla sobre la mesa, volvió su atención a Charlie. – Ahora que la cena ha terminado, y nos hemos puesto al corriente, ¿qué es esto en realidad?
Charlie y Severus se miraron entre sí, casi conversando entre ambos son siquiera decir una palabra. Era su deber después de todo, el darle la noticia.
– Harry, ¿sabías acerca de que eres un Drackens?
Continuará…