Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I love you Daddy! por MidNightFlower

[Reviews - 179]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola pequeños, nuevamente estoy aquí, algo desepcionada por que creo que cada vez más disminuye el numero de personas a las que les gusta lo que hago, pero en fin, creo que soy terca pues sigo aquí dando lata aunque mi escritura no sea la mejor, mi narrativa mucho menos y mi trato deja mucho que desear, pero bueno~

 

Aqui esta el siguiente capitulo de esta historia que despues de mucha espera y de mucho meditarlo pues creo que se va por rincones cada vez mas oscuros de los que una vez pensé que tomaría (claro, mi primer idea no fue la mas clara pues solo gritaba "shota, shota, shota" xD), pero bueno, espero que les guste, si no pues veanlo por el lado bueno, ya solo faltan como 9 capis jeje

 

Mil gracias por comentar PipeMalikMalfoy, LRMV, 221BBS, Yazumi Hatake, La rosa, Alexis, Kritto Droopye, Alexa, Hikari Sora, LillyWoods y Cyan! se los agradezco de todo corazón!

 

A leer se ha dicho~

INTRUSO

En ese momento, Draco se encontraba haciendo sus deberes escolares, que pese a no ser muchos, no tenía su total atención en ellos, si no en su lugar, estaba más interesado en lo que estaba diciendo su guardián en turno, que aunque no era Harry, era de suma importancia lo que le contaba.

 

Seamus Finnigan en primeras instancias cuando entró al número 12 de Grimmauld Place no fue de su agrado. No con su uniforme de auror arrugado, no su túnica torcida, no con ese extraño acento irlandés y menos con esa absurda necesidad de echarle el brazo a Harry cada cinco minutos. No, no le cayó bien cuando lo vio.

 

Sin embargo eso cambió cuando cruzaron palabra y le dio a entender a todo lo ancho que Harry no era de su interés, al menos no desde el punto de vista romántico.  Eso fue un buen incentivo y más con las jugosas confesiones de Harry sobre su persona (la mayoría dadas en cierto grado de ebriedad y que eran desconocidos para él) que no podía parar de escuchar y que Seamus parecía tenerlas al por mayor.

 

-¿Sabías que a Harry le encanta cuando te duermes sobre su pecho? No te miento, puede hablar sobre ello más de 20 minutos sin cansarse… claro, con al menos 500 ml de bebida de al menos 10% del volumen de alcohol en su sistema- dijo risueño.

 

A Draco también eso le gustaba. Poder escuchar el latir de su corazón en su oído era un confort sin par que le arrullaba en esas difíciles noches de sueño y que a Harry también le gustara, lo hacía mucho mejor.

 

-¿Qué tanto le estas diciendo Seamus?- cuestionó Harry entrando con un paquete de pergaminos antes de arrojarlos sobre su escritorio. Se veía cansado, pero al mismo tiempo su mirada verde los observó a uno a otro de manera crítica –Creo que están demasiado juntos….- dijo apretando sus labios como tratándose algo que quería decir pero que pensó que no sería prudente.

 

Draco conocía esa mirada. Harry estaba celoso y le encantaba. Poniendo su mejor cara inocente se le acercó a abrazarlo.

 

-Solo platicábamos cosas bonitas- sonrió radiante Draco y Harry sudado frío pensó acalambrado “¿y porque a mí me suena a algo malo?…”

 

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

 

Con la llegada del anochecer, Seamus se fue a su turno nocturno prometiendo a Draco recogerlo de la escuela al día siguiente. Esa era prácticamente su rutina que era lo suficientemente cómoda para los tres, pues Seamus no tenía donde quedarse y Harry podía irse al trabajo más tranquilo sabiendo que Draco era bien cuidado.

 

Claro… aunque se la pasan hablando de mi la mayor parte del tiempo…” se dijo avergonzado pues más de una vez  había celado a Draco de manera irascible e inmadura por su cercanía a Seamus “Buen guardián en turno que soy…” suspiró poniéndose su pijama para estar más descansado de sus clásicas túnicas de auror.

 

Draco ya estaba acomodado en su cama abrazando su dragón blanco que pese a que decía que era lo suficientemente mayor para cuentos de hadas, no lo soltaba ni en broma.

 

Encendió su lámpara para poder seguir analizando sus papeles pendientes. Tantas cosas extrañas que habían sucedido en los últimos días en la comunidad mágica que parecían no tener relación entre sí, pero que Harry tenía sus dudas. Sumaban 3 cadáveres en esa semana y eso sin contar la desaparición de otras 4 personas. No pintaba bien pero no había nada que ligara las muertes realizadas de forma tan diferente y en diferentes locaciones, nada tenía sentido y eso comenzaba a estresarlo.

 

Tal vez no era su caso porque ahora trabajaba tras un escritorio, pero aun así las cosas en la oficina andaban tensas y Seamus le había pedido ayuda. Era obvio que no podía decirle que no pues él estaba intrigado. Era como si lo tuviera frente a él pero que no podía verlo.

 

“Esto esta tan confuso… pero no pueden ser casos aislados… es demasiado sospechoso…” pensaba mientras hojeaba sus papeles. La calidez de Draco lo reconfortaba de cierta manera, su pequeño rodeó por instinto su cintura posesivamente como si percibiera su desazón. Le parecía un gesto adorable y más aún su reticencia a no soltarle pese a que le había dicho que trabajaría hasta tarde.

 

Suspiró. Por más que analizaba no llegaba a ningún lado. Se quitó las gafas y sobó el puente de su nariz. Acarició los lacios cabellos de su niño, tan suaves que se deslizaban entre sus dedos; no podía evitar sonreír.

 

Los pensamientos serios fueron drenándose hasta convertirse en unos un tanto agradables y perturbadores por un sentido muy distinto. Aun podía percibir el beso de Draco sobre sus labios y su cuerpo tembló. El embrollo en el que se estaba metiendo era harina de otro costal, pero no por ello quería dejar de pensar en ello.

 

Una carta llegó y Draco frotando sus ojos con el dorso de la mano, fulminó con la mirada a la lechuza tímida que se posó en el perchero. Tuvo que contenerse en rodar los ojos. Solo esperaba que su niño no se despertara pues se pondría de mal humor.

 

Era una carta de Vanessa o “su nueva conquista” como solía referirse Ron en busca de jugosos relatos de tono sexual que esperaba obtener. Era una foto de la chica mandándole besos y una nota en letras grandes “nos vemos pronto, Harry xoxo” Draco ya más despierto que dormido, se incorporó y le arrancó la carta de sus manos.

 

 -¿No habías terminado con esa tipa?- preguntó Draco molesto zarandeando el papel ante su cara. Harry no quería pleitos tan entrada la noche, pero parecía que su silencio solo conseguía encrespar a su niño.

 

-Draco, su nombre es Vanesa y por el momento es complicado… he tenido mucho trabajo, ella salió a un simposio y no la he visto…- pero su niño no entendía su razonamiento; saltó de la cama y repetía entre dientes “Esto es inaudito”.

 

Quiso acariciar sus sedosos cabellos rubios pero este enseguida le rehuyó como si su simple toque quemara –vamos Draco… vuelve a la cama… mañana será un largo día- dijo con voz cansada. Tenía demasiado trabajo y necesitaba una larga noche de sueño, pero su pequeño parecía de otra idea y no se movió de su lugar. No podía dormir sin él, estaba demasiado acostumbrado a ello como para dejar que se fuera –Draco….- Pidió de la mejor manera que pudo, pero el niño bufando se volvió a negar.

 

-No podrás dormir conmigo hasta que termines con ella- dijo muy digno –buenas noches- azotó la puerta y Harry suspiró pesadamente.

 

De plano buenas noches era lo último que tendría estaba seguro. Se había acostumbrado a ese pequeño cuerpo acurrucado contra el suyo. Dormir sería imposible.

 

*oOºº*1 semana y media después*oOºº*

 

Era la cuarta taza de café del día y aun la somnolencia no se le quitaba. Seamus le había dado las gracias por su análisis y le prometió que lo mantendría al tanto de los progresos del caso o casos, dependiendo si estaban conectados.

 

Hermione quien apenas había llegado a su casa, estaba cruzada de brazos zapateando frente a él. Estaba modo madre regañona y no tenía cabeza para poder dialogar amenamente con ella. Perfecto, lo que faltaba…”  se dijo poniendo los ojos en blanco al mirar lo furiosa que estaba.

 

-HARRY JAMES POTTER ¿CÓMO QUE TERMINASTE CON TODAS MIS AMIGAS? ¡Maldición! Todas son tan especiales y grandes mujeres ¿Qué es lo que no tienen o según tu les falta?- sabía que esa conversación la tendrían tarde o temprano, pero hubiese preferido que fuera mucho después, cuando estuviera en sus cinco sentidos, descansado y con un delicioso beso de buenos días de un Draco sonriente, en lugar del dragón enojón que tenía dando vueltas en casa escupiendo fuego.

 

-Eran muy agradables pero simplemente no funcionó… lo siento… aparte a Draco pareció que no le simpatizó ninguna- dijo inocentemente obviando el hecho de que el mismo había estado mucho más interesado en un beso de su niño que en todo el tiempo que convivió con las amigas de Hermione. La castaña lo escudriñó  pero sabía que si era así no podía presionar más, ya después se encargaría de ello.

 

-Te vez fatal…-

 

-No he dormido bien en 10 días Hermi ¿Qué esperabas?- dijo frotando sus sienes. Un par de cartas entraron volando y solo pudo rodar los ojos. Necesitaba otro café con urgencia antes de regresar a la oficina y decidió pedírselo a Kreacher obviando las malas miradas que le lanzaba Hermione en desaprobación.

 

Hojeó la correspondencia y no había nada de interés. Invitaciones a los juegos de temporada, pagos, pagos, junta con su jefe a las 5 de la tarde, la colegiatura de Draco, una carta de Vanessa pidiéndole citarse y sonrió con tranquilidad “Por fin volvería a tener una buena noche de sueño” se dijo entusiasmado.

 

Parecía la correspondencia usual, todo muy normal hasta que se topó con una carta sin remitente que por más que la revisaba estaba en blanco.

 

-Qué extraño- dijo Hermione tomándola o mejor dicho arrebatándosela con curiosidad -¿un admirador o admiradora?- preguntó interesada pero Harry negó enseguida.

 

-Imposible… tengo hechizos de seguridad para que nada de eso pase…- dijo revisándola nuevamente. Se suponía que solo deberían de entrar de remitentes seleccionados, por tanto era muy curioso que hubiera burlado su seguridad.

 

Alguien se había tomado demasiadas molestias con esa carta que era muy sospechoso.

 

-¿Crees que…?- preguntó Hermione levitando la carta a una distancia que consideró prudente, regresó a ver a Harry quien con su varita lista asintió. Sin decir nada la abrió.

 

-¡Joder!- vociferó Harry cuando un denso humo salió cual erupción del trozo de papel que entró en combustión al instante. Ambos intentaron detenerlo pero este se esparció como el fuego -¡Kreacher!- gritó lo más claro que consiguió sin dejar de mover su varita para disipar el virulento atentado.

 

Ambos comenzaron a toser y Kreacher entrando en la estancia comenzó a ventilar el lugar.

 

-Creí que el hechizo que tenías no permitía la entrada de trampas…- dijo la castaña recuperando el aliento.

 

-Y yo… pero parece que alguien se burló del sistema…- dijo mirando el escombro que se creó. Eso no le gustaba ni un poco y se preparó para llevar a analizar esa misteriosa carta explosiva o lo que quedaba de ella.

 

“Lo que me faltaba, un atentado directo. Simplemente encantador…” se dijo tratando de ocultar con un encantamiento sus ojeras antes de colocarse su túnica y dirigirse al Ministerio.

 

*oOºº*1 semana después *oOºº*

 

Aunque el atentado con mensajes no se había vuelto a repetir, Harry aún se sentía ansioso. Draco había estado resfriado un par de días por lo tanto supuso un tiempo en el que lo tuvo vigilado las 24 horas del día haciéndole sentir de alguna forma seguro pensando que nada malo podría pasarle. Los únicos que entraban a la casa eran Andrómeda, Seamus y Teddy; siendo los dos primeros los que de vez en vez le relevaban de su cargo de vigilancia.

 

No quería ser un exagerado, pero no podía evitar pensar lo peor. Ya había sido secuestrado una vez en una casa segura como La Madriguera y eso sin contar la misteriosa carta… no. Simplemente no podía relajarse.

 

-Calma camarada que pondrás de pestañas a ese dragón que tienes como protegido- dijo Seamus ayudándole a implementar la seguridad – ¿tan siquiera ya le dijiste para que este alerta?-

 

-No quiero asustarlo Seamus… sabes lo sensible que es- dijo agobiado. La carta no había dejado ninguna huella mágica sobre ella por tanto no se podía rastrear. Sin embargo si tuviera que apostar sería por esos mortifagos prófugos que aún quedaban. Con la muerte de McNair se habían desvanecido en el aire, pero parecía que volvían a hacer acto de presencia. Tenía que atraparlos si no quería que dañaran a Draco. No podía permitirlo.

 

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

 

Tras su acostumbrado momento vespertino que pasaba Draco en compañía de los retratos de sus padres, bajó al primer piso con una peculiar sonrisa tan lleno de sí mismo que Harry no pudo evitar pasar saliva con dificultad nada más verle y Draco lo sabía.

 

Ya estaba mucho mejor de su resfriado y Harry un poco más repuesto de su larga temporada de insomnio puesto que pudo acompañarle por ese breve periodo que tuvo que cuidarle, pero ahora nuevamente desterrado de la habitación de Draco, su necesidad de tocarle y abrazarle estaba escociendo en su piel.

 

-C-Creí que habías dicho que odiabas los shorts…- dijo con dificultad tratando de apartar sus ojos de las delgadas y blancas piernas que se movían rítmicamente sobre la cómoda posición del sofá.

 

-No dije que los odiara… tú me enseñaste que es una mala palabra…- dijo con inocencia  – dije que no me gustaban… pero creo que cualquiera puede tener un cambio de opinión ¿no crees?- esa sonrisa lo hizo temblar. Como detestaba que utilizara sus palabras contra de él y más aún cuando lucía tan adorablemente tentador.

 

Lo prudente en ese panorama era que fuera el adulto en cuestión y se levantara del sillón poniendo una distancia prudente entre ellos, pero entre esa dulce sensación y la moralidad… esa última salía volando a la estratosfera.

 

-¿Puedo faltar mañana a clases para acompañar a Teddy?- preguntó tiernamente jugueteando con los vellos de su brazo provocando pequeños estremecimientos involuntarios –se lo debo después de contagiarle el resfriado…- Harry aun esta reticente a ponerle en peligro, por lo que la idea de que se quedara en casa de Andrómeda sonaba bien. Suspiró tratando de apartar la mirada, enfriando sus pensamientos.

 

-Vale, a Teddy le gustaría la compañía para que no se aburra y no le saque canas verdes a tu tía- dijo tranquilamente dejándose intoxicar por la pura esencia de la piel de Draco –pero es la última vez ¿eh? No me gusta que faltes a la escuela- intentó sonar autoritario pero sin éxito, porque su voz enseguida se quebró cuando su pequeño dragón en agradecimiento besó su mejilla. Como le hubiera gustado que hubiera sido más al sur ese contacto que tanto añoraba.

 

-Vamos ojitos grises… déjame dormir contigo…- pidió enterrando su rostro en su nuca ocasionándole cosquillas a Draco quien se alejó escasos centímetros para acuñar su rostro entre sus pequeñas manos.

 

-No- dijo simplemente dándole un nuevo beso ahora en su mejilla pero sin cambiar su determinada expresión a negarle aquello que Harry tanto ansiaba –sigo molesto contigo…- murmuró dándose la vuelta para encararlo –aunque creo que podemos hacer un trueque- podía presentir lo que quería y aguantó la respiración.

 

-¿Cómo qué?- preguntó como que no quiere la cosa.

 

-¿Tu qué crees?- rebatió el menor relamiéndose los labios con incitadora dulzura que los ojos verdes solo se perdieron en ese gesto. Era obvio lo que quería, pero el problema era que por el momento no podía dárselo.

 

-Pequeño rufián…- fue lo único que pudo ver, antes de que Draco con una divertida expresión corriera lejos de su alcance.

 

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

 

Con Harry partiendo a su trabajo, Draco seguido del fiel Kreacher quien como su sombra, no lo dejaba por nada del mundo pues alegaba que “protegería al pequeño amito de todo mal”, arribaron a la pacifica casa de su tía quien los recibió con el mismo parco trato de siempre.

 

-Te ves fatal Edward- dijo Draco sentándose en la silla más próxima listo para leer el libro de pociones avanzadas que Hermione le regaló en su recién cumpleaños número 9. Le alegraba ver a su mejor amigo y más esos alivianados intercambios de opiniones que lo ponían generalmente de buen humor. El ahora pelicastaño rodó los ojos antes de un absceso de tos.

 

-Pues tú no te vez mejor Drawco…- rebatió sacándole la lengua que el rubio ofendido solo lanzó un “hum” molesto.

 

Si era cierto que sus noches de sueño no eran las mejores, pero al menos las incontables historias que su madre desde su cuadro le contaba eran una forma de arrullarse con recuerdos de su infancia perdida que parecía tan lejana en su memoria como si le hubiese pasado a alguien ajeno a él.

 

-Pero al menos yo ya no estoy enfermo- dijo mordaz a lo que el otro entrecerró los ojos listo para contraatacar.

 

-¿Y quién me contagió?-

 

-Detalles, detalles- dijo con un sonrisilla inocente que nadie más que Harry podría creer.

 

-Como sea… cuéntame que es lo que ha pasado con Harry porque tenía una ojeras terribles  hace rato que lo vi- dijo Teddy recargándose sobre sus codos para ponerle más atención.

 

-No mucho…- dijo restándole la importancia –tu abuela sí que hace unos panquecitos ricos- dijo tratando de desviar el tema, pero Teddy quien ya lo conocía no desistió.

 

-Sí, sí, si lo se… pero no desvíes el tema, aquí lo que importa es que ya deberías de levantarle el castigo a mi padrino ¿no crees? No es su culpa que vuelva locas a las chicas y que estas te vean como clara competencia y por eso te molesten…- Draco gruñó apretando la almohada más cerca antes de lanzársela a la cara.

 

-No lo haré hasta que aprenda la lección… ¡es mío! Él debe de entender eso- se cruzó de brazos –a demás no ha querido romper con esa tipa… sigue dando largas y largas… ¡incluso se atrevió decirme que la tal Viviana me preparó sopa y que esperaba que me mejorara pronto! ¡Que cínico de parte de los dos!- bufó iracundo de solo recordarlo.

 

-Creo que se llama Vanessa- dijo disimuladamente Teddy.

 

-Me vale como se llame…-

 

-Pues bueno, ni que hacerle- se alzó de hombros Teddy sintiendo un poco de pena por su padrino porque podía llegar a tener la paciencia de un santo para poder lidiar con el voluble dragón.

 

-Eso…- dijo abriendo su pesado libro para dedicarse a la lectura –y tú ya duérmete que tía Andrómeda no tarda en subir y nos va a regañar si no tomas tu siesta- dijo Draco con un pequeño escalofrío. Sí que su tía podría ser de temer cuando se enojaba.

 

-Pero no quiero dormir…- dijo Teddy haciendo puchero.

 

Un fuerte ruido provino en la planta de abajo y los niños se regresaron a ver. Lo siguiente que pudieron escuchar fue el tan conocido sonido de los chasquidos de encantamientos; uno tras otro y golpes de impacto contra las paredes.

 

-Mi abuelita…- murmuró Teddy haciendo amago de salir de su cama.

 

-Hey, yo iré- dijo Draco deteniéndolo, no sintiéndose muy valiente de encarar lo que sea que estuviese pasando allá abajo pero sabía que Teddy siendo menor era el que debería de ser protegido. Cerró los ojos para darse valor y salió por la puerta.

 

No sabía que estaba sucediendo, pero esperaba que no fuera nada grave. Solo un completo malentendido de su parte.

 

-Hola pequeño Malfoy… nos vemos nuevamente…- murmuró una gélida voz tan extrañamente familiar que heló hasta la medula.

 

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

 

Teddy no sabía qué hacer y estuvo dando vueltas alrededor de la cama. Ya no escuchaba nada y eso se le hacía de muy mal augurio. Armándose de su pequeña varita de entrenamiento decidió dejar su refugio.

 

–Ya me cansé de esperar, yo también voy- dijo con su voz temblando de miedo. Temía por su abuela y ahora Draco que había decidido adelantarse.

 

*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*

 

Ese día Harry no había tenido demasiado trabajo y por tanto solo estaba esperando pacientemente la llegada de su salida. Eso sí podía contar como una de las pocas ventajas que tenía ser un auror de escritorio.

 

Ron le estaba haciendo compañía durante su relajado almuerzo contándole divertidas anécdotas y sobre su ambiciosa idea de invertir en la tienda de bromas de George. Aunque Hermione parecía tener sus reservas, a Harry le parecía una tremenda buena idea pues su amigo del alma se veía con un brillo especial y una genuina sonrisa de alegría, como poco se le había visto en los últimos años.

 

“Si es lo que quieres, hazlo. Yo lo haría su fuera tu” fue lo que le dijo con una palmadita, que el pelirrojo de agradeció entusiasmado antes de que Hermione ahondara en los pro y contras de esa delicada decisión que aseguraba no debía tomar a la ligera.

 

Con curiosidad vio a un pequeño niño correr a toda velocidad hacia ellos y lo que en un principio le pareció algo enternecedor, pasó a ser una dolorosa corazonada que iba en crescendo en su pecho cuando reconoció de quien se trataba.

 

-¿Teddy?- preguntó un tono más agudo de lo que debía, pero la preocupación exudaba en cada poro de su angustiado ser. El pequeño jadeaba tratando de recobrar el aliento. Estaba roja su cara y moqueaba de tanto en tanto -¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?-

 

-Harry, no lo agobies- pidió Hermione inclinándose para tranquilizar al pequeño, pero Teddy negó con la cabeza.

 

-Tienes que venir… Harry… ayúdalos…- el moreno ya no escuchó más. Solo les echó una mirada insistente a sus amigos que rápidamente entendieron el mensaje y comenzó a correr con el corazón en la garganta.

 

Le había especificado con claridad a Kreacher que en caso de percances pusiera a Draco a salvo y que le notificara enseguida, pero, no lo había hecho. O eso solo era una falsa alarma o realmente había sido algo demasiado malo.

 

Entró a la casa de Andrómeda como bólido, siendo seguido muy de cerca de Ron. Su respiración se cortó al ver al viejo elfo tirado a sus pies, seguido de Andrómeda. Había un charco de sangre y la desesperación nublando su mente, no le hacía posible reconocer de cuál de los dos provenía o si era una mezcla de ambos.

 

Su corazón latía frenético y una sola frase circulaba en su corteza. “Draco…por favor que Draco esté bien…”

 

Ron se encargó de mandar un patronus y de revisar a si Andrómeda seguía con vida o Kreacher. Harry con su varita firmemente izada inspeccionaba, hasta que sus ojos se toparon con algo que no quería ver, pero que su cuerpo de forma automática lo condujo hacia él por ese instinto sobreprotector que tenía.

 

Su niño. Su pequeño dragón sobre las escaleras inconsciente, respirando apenas audible que le quebró el corazón al verlo tan indefenso. Una marca extraña estaba sobre su frente y la marca tenebrosa nuevamente manchado su brazo como si ahí hubiese estado toda su vida.

 

No comprendía porque no podía tener una vida normal, mucho menos porque ahora todo parecía que decantaba a su pequeño niño de ojos grises y nada le dolía más que él pagando por algo de lo que no tenía culpa alguna.

 

-Draco…- 

 

 

Notas finales:

Es todo por el momento y espero no demorar mucho con la continuacion del fic! Les mando muchos besitos! que esten bien! <3

Pd. Se me olvidaba que ya se cumplió casi 1 año desde la primera vez que publiqué esta historia! mas presión para que ya la termine xD

Pd2. para los que esperaban pacientemente la continuación, les pido una enorme disculpa! y para que se tranqulicen antes de pensar cruciarme, Draco estará bien! Claro... habrá algo de sufrimiento pero ya saben que soy loca fanatica de los finales felices jeje xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).