ESPERA
Con los brazos cruzados sobre su pecho, sentía su respiración copiosa por lo poco que los demás decían o mejor dicho; no decían. Eso era aún peor y comenzaba a asustar a Teddy. Su abuela Andrómeda aún seguía inconsciente y por más que pasaba el tiempo, de su querido amigo Draco tampoco hacía mención ningún medimago que salía de sus cuartos.
La mano de Harry estrechaba su hombro de tanto en tanto sin apartar sus ojos de la puerta de observación, con su mente divagando en temas muy similares a los de su ahijado pero que no se atrevía a hacer mención.
-Fue mi culpa Harry… debí de acompañar a Draco…- dijo con ojitos llorosos Teddy conmoviendo al mayor quien instintivamente lo abrazó tratando de consolarle.
El mismo aún estaba en shock por lo que había pasado, por tanto comprendía que para Teddy debía de ser al menos diez veces peor.
Una parte de él aún se lamentaba del perecimiento del viejo elfo. Aunque nunca fueron unidos, si les haría falta y le sabía fatal como simplemente se desvaneció de sus vidas. Al menos había tratado de proteger a Draco y Andrómeda pese a que esa última siempre retachó de traidora de la sangre; pero al parecer la herencia Black fluyendo por sus venas fue suficiente incentivo para también brindarle auxilio y salvarle de una muerte segura.
-No digas eso Teddy, hiciste lo que debías de hacer- dijo dándole seguridad para que no dudara en la decisión que había tomado, que a todas luces para él fue la correcta –no tenías oportunidad- "ninguno, de hecho…" se dijo con pesar –aparte, aun eres muy pequeño para exponerte de esa forma-
-Pero Draco…-
-Él está bien- dijo tratando de ser positivo –aunque no debió de haber intervenido, tu hiciste lo pertinente y fuiste a buscarme- acarició sus cabellos –si algo debo de hacer es darte las gracias pues así pudimos llegar a San Mungo cuanto antes para que los atendieran a ambos- el niño aun no muy convencido de sus palabras, asintió recargando su cabeza en su hombro, en la espera de las tan preciadas noticias.
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Tras un par de horas de vigilancia Harry llevaba su cuarto café sentado con Teddy, Hermione y Ron en la sala de espera. Ninguno decía nada y el críptico sonido de la luz era lo único que importunaba el mudo silencio. No había nada que decir, al menos no de parte de Harry quien solo podía apresar sus manos en su pantalón.
Cuantas ganas tenía de golpear la pared hasta que sus nudillos sangraran. Estaba casi seguro que eso era obra de los mortifagos prófugos del reducido grupo de McNair. "¿Pero cómo ligarlos directamente?" se dijo molesto. Hasta el momento solo eran especulaciones suyas y no tenía pruebas contundentes para establecer un vínculo. Aunque tampoco le constaba si realmente era un grupo pequeño o era más grande de sus tres señalados. Uno pensaría que con uno muerto sería mucho más fácil llegar al nido de serpientes despiadadas y crueles, pero no fue así.
"Maldita suerte" se dijo entre dientes. Ser auror de escritorio no le permitía intervenir en el la búsqueda de evidencia y mucho menos por ser familiar de los afectados.
-Oye camarada tanto café te dañara el estómago- dijo Seamus que apneas llegaba, pasándole una manzanilla al sentarse a su lado –ve a casa a descansar y lleva a Teddy que esto solo lo altera- Harry lo miró como si se le hubiese zafado un tornillo.
-No puedo dejar a Draco solo ¿Qué tal si sale el medimago?-
-Yo te avisaré enseguida- dijo Hermione dándole ánimos –no podrás ayudarle a nadie si estas al borde del colapso, Harry- el moreno regresó a ver al pequeño Teddy que se caía de sueño, pero estaba fielmente aferrado a su túnica sin despegarle la vista a la puerta.
-Yo te acompaño hermano, que mi jefe me llama, pero podría acompañarte al turno nocturno- dijo Ron chasqueando la lengua.
Harry regresó a ver a sus amigos dudando si delegar o no su prioridad.
-Llevaré a Teddy con Molly y regresaré- sentenció sin escuchar los "peros" de los demás. Su ahijado se removió un poco en su negación a dejar su puesto al igual que él, pero sabía que era lo que correspondía, así que reticente accedió a seguirle.
Cada paso que daba, su mente se llenaba de más y más cosas. Draco secuestrado, Draco lastimado, Draco huérfano y ultrajado. Tan pesada carga que se apilaba en los pobres hombros de su protegido a tan corta edad. Con tanto pesar en su ser uno pensaría que se merecía una larga y tranquila vida lejos del peligro. "¿Porque no pueden dejarle en paz?" se preguntó apretando la mandíbula dando pisadas cada vez mas fuertes.
Dirigiéndose a la salida, se toparon con Hannah, quien llegó corriendo tras de ellos casi tan roja como un tomate.
-Harry, menos mal que te encontré- dijo la mujer tratando de recuperar el aliento recargando su peso sobre sus piernas –vine tan rápido como me enteré. Que terrible que haya pasado otro altercado de esta magnitud al pequeño Draco-
-Lamento no haberte informado antes que faltaríamos a la cita de la tarde…- la rubia negó con la cabeza restándole importancia.
-Descuida, lo que menos importa es la cita, si me sorprendí que faltaran… sin embargo tu no te preocupes. Tanto Draco como Andrómeda están en buenas manos; Ernie es quien se está encargando de todo y no es por presumir pero es un excelente medimago– dijo con honestidad sumamente orgullosa de su esposo –aunque si te hace sentir más tranquilo me inmiscuiré un poco para mantenerte al tanto. Tal vez no es mi área, pero Ernie nunca puede decirme que no- le guiñó el ojo.
-Gracias Hannah- respondió aliviado ante esa noticia alentadora, acomodando el dormido cuerpo de Teddy en su regazo. Realmente eso lo tranquilizaba más –en verdad te lo agradecería de todo corazón-
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Tal y como lo había dicho que haría, solo pasó a la Madriguera a dejar a Teddy e informarle los acontecimientos tanto a Molly como Arthur, los cuales al instante le ofrecieron su ayuda en todo lo que pudieran; de ahí se dirigió a su casa a asearse un poco y regresar un poco más fresco de sus ideas. No sentía cansancio alguno. Lo único que necesitaba era a Draco sano y salvo en su abrazo. Era lo único vital para su tranquilidad.
Con Hermione y Seamus acompañándolo, las siguientes horas de espera fueron más llevaderas. No era como esperó pasar sus recién canjeadas vacaciones, pero fue la única forma que se le ocurrió de que no le descontaran su salario y que pudiera estar las veinticuatro horas del día al pendiente de Draco.
A la mañana siguiente con el despunte del sol, tal y como esperaba, su amiga aún teniendo cosas que hacer en su trabajo, los dejó con la promesa de regresar lo más pronto que pudiera. Sabía que la única responsabilidad era la suya, por tanto le agradecía que le hubiese acompañado. Regresó a ver Seamus quien se veía casi tan apagado como él, pero que más enérgico de lo que se sentía se apuró a silenciar cualquier cosa que iba a decir.
-Antes de que siquiera lo digas, yo te respondo: ni sueñes que te dejaré a ti solo hombre, que el dragón también es mi responsabilidad, así que guárdate tu comentario alentador- Harry sonrió de lado.
-Gracias camarada- fue lo único que dijo dándole unas palmadas en la espalda poniéndose de pie por otro café.
El líquido caliente podía obrar de forma mágica en su cuerpo alerta. La espera entre esas blancas paredes era tortuosa, pero estaba consiente que podría sobre llevarla aunque se tornara difícil.
-¿Noche pesada?- Preguntó Hannah con una sonrisa en su rostro que Harry no sabía muy bien como tomarse.
-No mucho… aunque Ernie aún no ha dado ninguna noticia. Ni buena ni mala- la mujer regresando a ver a todos lados lo tomó de un hombro y se lo llevó al rincón más aislado de la sala.
–Tengo información- dijo en una peculiar voz baja que captó la atención de Harry quien también se acercó para escucharle -y aunque Ernie me dijo que no te dijera nada de lo que está ocurriendo, te lo diré de todas maneras- dijo maliciosa haciendo que Harry suspirara –El caso de Andrómeda es algo muy delicado pero es tratable, solo perdió mucha magia y debido a su edad esta delicada, sin embargo Draco es harina de otro costal… no me entiendas mal, él está bien pero…- hizo una pausa enfocando sus ojos en las personas que se movían como si temiese que alguien la sorprendiera.
-¿Pero?- preguntó Harry comenzando a impacientarse.
-Pero… aunque lograron quitarle la marca sobre su frente, el hechizo permanece…- completó meditabunda –es un hechizo muy raro si me lo preguntas, uno muy antiguo y muy poco utilizado. Realmente no tiene sentido que lo hayan ocupado…-
-Maldición Hannah ¿de qué hechizo se trata?-
-Vale, que desesperación, hasta donde lo que se, es una variación del "accio" que como bien sabes significa "yo invito, invoco"… pero esta variación es "accitus" que sirve para atar cualquier objeto o persona a lo que el encantador desee, pero su fuerza es mucho más limitada que muchos dejaron de usarle porque hay otros hechizos mejores… así que es un misterio por qué usaron precisamente ese hechizo…- dijo bajando aún más la voz.
-¿Y la marca del brazo?- cuestionó Harry viendo por la ventana de observación a su niño inconsciente siendo tratado con diversos hechizos.
-Eso es aún más curioso pues… tengo entendido que no adquirió la marca tenebrosa sino hasta los 16 años… por tanto no se trata de una reaparición pues Draco aún conserva la edad física y mental de un niño de 9 años-
-¿Entonces?-
-Es una advertencia Harry. Si mis deducciones son correctas y casi siempre lo son; alguien está tratando de meterse contigo y provocarte al plantar el pasado mortifago de Draco…- Harry pensó que en efecto, lo habían conseguido puesto que 2 veces ya habían logrado llegar a Draco. No solo estaba molesto, si no que cuando tuviera en sus manos a los causantes de todo ese sufrimiento a su niño, morirían de una forma lenta y dolorosa antes de que pudieran decir "Quidditch".
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Con las manos aun en puño y los labios fruncidos, Harry permaneció en silencio un rato más. Hannah se les unió en la espera, asegurando que ya no tardaba mucho para que pudiera ver a Draco y el moreno quería creerle. Seamus los miraba; primero a uno y después al otro, pero se guardaba sus comentarios hasta que lo involucraran en lo que estaba pasando.
En la siguiente hora de sepulcral silencio, Ernie finalmente emergió del cuarto con la intención de hablar con ellos. Justo lo que estaban esperando. El hombre con su aire indolente e indiferente expresión, distaba mucho del chico que Harry una vez conoció.
-Como supongo que Hannah ya te actualizó de la mayor parte de los acontecimientos, seré breve. - Ernie le lanzó una mirada acusadora a su mujer que solo fingió que le hablaba la virgen y suspiró –Andrómeda tendrá que permanecer un poco más de tiempo en el hospital pues su magia aun esta inestable y tenemos que ver cómo reacciona una vez que salga del coma inducido- Harry asintió mínimo ante lo poco que podía hacer por la dama mayor. –por otro lado, Draco ya está mucho mejor y aunque el hechizo permanece, no le hará presentar secuelas de algún tipo- dijo su ex compañero de una manera fría como dictaba su profesión.
-¿Entonces puedo pasar a verlo?- preguntó dando un paso, dispuesto a hacerlo le dieran permiso o no porque su pregunta fue solo una mera cordialidad hacia el medimago.
-Claro, estoy seguro que no tarda en despertar- dijo Ernie con una apenas perceptible sonrisa dando un asentimiento con la cabeza, antes de alejarse a otra sala con paso acelerado.
-¿Ves? No estuvo tan mal, ya solo resta que seas lo más cuidadoso posible y también te sugiero que no menciones nada del acontecimiento que podría ser perjudicial para su estado emocional- recomendó Hannah con interés –mímalo bastante que se lo merece- le dio un codazo amistoso –y más te vale que lo cuides mejor-
-Lo haré Hannah, gracias- le dio un abrazo a la rubia mujer que en voz baja le habló.
-Y nada de chicas en la casa, que lastimas al dragoncito ¿eh?- Harry se estremeció y se le quedó viendo. "¿Hasta cuánto le contó Draco?" pensó tragando saliva con dificultad –sí, lo es todo- dijo con seguridad tal cual si le hubiese leído la mente –pero no te diré que es "todo" lo que se pues eso está protegido por la confidencialidad psicomago- paciente- dijo en un tono que Harry comprendió la veracidad de cuanto era "todo".
-Claro- solo pudo decir cuando Hannah corriendo nuevamente se fue por donde había venido. Eso lo había tomado por sorpresa, pero ya lo se había dicho como procedería su trato sin que se lo dijera. "Aunque creo que lo mejor será que después hable personalmente con Hannah sobre ello" meditó.
-¿Entonces ya está bien Draquito?- preguntó Seamus sonriendo ampliamente acomodando su arrugada túnica de auror, dispuesto a volver a su trabajo -¿vas a pasar o esperaras todavía una invitación formal?-
-Voy a pasar- aseguró rápidamente dispuesto a entrar al cuarto cerrado –pero antes, quiero que investigues algo por mí- dijo tranquilamente haciendo caso omiso de las palpitaciones de su corazón. Si en alguien podía confiar era en Seamus, por tanto era él quien sería su mano derecha en desentrañar ese peculiar nexo que estaba seguro existía entre los ex –Mortifagos y las contrastantes agresiones contra Draco.
-¿De qué se trata?- cuestionó interesado.
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Apenas y pudiendo abrir sus parpados tan pesados como los sentí, Draco luchaba entre los recuerdos de instantes anteriores como luces que aparecían frente a sus ojos, uno tras otro. "¿Por qué no puedo despertar?" se preguntaba removiéndose inquieto.
Tenía la noción de haber bajado las escaleras de casa de su tía Andrómeda con mucho temor y arrepentimiento de haberlo hecho. Un hombre cuyo rostro no pudo observar a detalle le apuntaba con una varita. Dos personas conocidas en el suelo y mucha sangre esparcida; pero su cuerpo no podía reaccionar. Escuchó unas terroríficas palabras y todo a su alrededor se desvaneció en ese instante. Una mano cálida acarició sus cabellos con ternura y apretó los ojos en su vano intento de abrir los ojos. Ese agradable toque solo podía evocarle a una sola persona.
La claridad en la habitación era demasiado intensa para poder asimilarla y parpadeó varias veces en lo que sus ojos cansados se acostumbraban. Tenía que verle y sus esfuerzos habían dado frutos.
-¡Draco!- exclamó aquella voz familiar con una sorpresa palpable en su timbre -¡Oh Merlín! Finalmente despertaste ojitos grises-
-Harry…- dijo en voz baja el pequeño siendo abrazado al instante por los fuertes brazos del auror. Ahí entre ellos se sentía en casa. Por lo poco que podía ver, cayó en la cuenta que estaba en San Mungo. No le agradaba ese lugar, pero intuía por ello que el atentado había sido más serio de lo que podía pensar.
-¿Cómo estas pequeño? ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo?- el niño negó acariciando con su mano la barbilla áspera del mayor como si fuese lo más interesante del mundo.
-Estoy bien… aunque tengo mucho sueño- dijo bostezando – ¿Todos están bien? ¿Tía Andrómeda? ¿Kreacher? ¿Teddy?- Harry no sabía si era prudente o no decirle la verdad a su niño. No quería mentirle, pero tampoco quería que se sobresaltara.
-Descansa, dragón. Tienes que descansar- dijo acariciando sus cabellos lacios en un modo conciliador. Pudo notar como hacía un mohín adorable que le daba tal tranquilidad en su alma por verle despierto y tan avivado como tanto le gustaba verle.
Besó su coronilla con cariño. Era realmente un regocijo que su Draco estuviera despierto.
*oOºº*En algún lugar de Escocia*oOºº*
En ese justo instante de alivio, Harry no era el único que celebraba una buena nueva en el mundo mágico.
Cuanto adoraba que las cosas estuviesen perfectamente acomodadas para su cometido. Cada una de las piezas estaban en su lugar y pese al contratiempo anterior, todo parecía estar yendo al pie de la letra. Era consiente que la precisión era crucial para su plan, por tanto no quería ningún cabo suelto. Alzó su mirada al hombre entre las sombras que acallaba con la mano al individuo asustado que tenía cautivo.
-¿Todo está yendo de acuerdo al plan?- preguntó pausadamente. Con ese hombre ya sumaban 12 muertos tal como estaba escrito que tenía que ser el ritual. Podía percibir el acelerado corazón del individuo y como su respiración vibraba sintiendo como sus posibilidades de vivir iban disminuyendo con forme el cuchillo se acercaba a su cuello.
Rockwood sonrió al ver la esencia emanando del cadáver y su agónica última expresión. Sí que todo iba a la perfección. Solo restaba esperar.
-Por supuesto- dijo muy seguro exhalando el humo de su cigarrillo entre sus dientes –la marioneta cumplió con su parte y el mensaje ya fue enviado…-