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I love you Daddy! por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

 Sorry por demorar mas de lo que dije, pero el capi terminó quedando tan largo que tuve que dividirlo en dos... hum... pero no se preocupen, lo prometido es deuda y aquí esta! espero que les guste pues aunque no es lo que esperaba, estoy algo conforme con como quedó... pff...

 

Mil gracias por comentar: Rene, Yazumi Hatake y Alexis!! Les mando muchos besitos!! Lo agradezco de todo corazón :')

 

A leer se ha dicho!~

 

CAPRI ROMÁNTICO

Todo el barullo que se armó alrededor en la oficina era lógico. La discusión no fue precisamente silenciosa y nadie se tomó la molestia siquiera de lanzar un muffliato.

Poco importaban las habladurías y tomando sus cosas dejó su cubículo. ¿Se arrepentía? La verdad en ese momento no. Estaba harto de su trabajo de escritorio, de Robands y de ser condescendiente mucho más cuando trataba con todos los medios a su alcance para proteger a su adorado Draco.

Llegó a su casa hecho un bólido con todas sus cosas y se dejó caer en la cama. Agradecía que ese día Seamus se encargara de recoger a los niños, así tendría tiempo para pensar. "¿Ahora que harás?" le preguntó una inquisitiva voz muy parecía a la de su querida amiga.

-No lo sé…- le respondió ocultando su rostro con una almohada. Estando ahí con los aurores era su mejor oportunidad para recabar datos y ahora no tendría eso.

Una lechuza parda sin prácticamente detenerse, le arrojó una carta en la que con claridad notó el peculiar emblema de Hogwarts de un león, un tejón, un halcón y una serpiente. Bufó molesto. Era la quinta carta en cinco años que Minerva le mandaba para proponerle un pase como profesor de defensa contra las artes oscuras y Harry ya no sabía cómo declinar su oferta esta vez.

-Así que renunciaste- exclamó Seamus dándole un golpe en la cabeza mientras examinaba la carta. Harry lo miró con mala cara.

-Las noticas vuelan…- murmuró por lo bajo.

–Pueblo chico, infierno grande- dijo alzándose de hombros y Harry solo pudo gruñir otra vez -Oye, no me mires así, que yo no te pedí renunciar- canturreó echándose una paleta de regaliz a la boca.

-Sí, si- dijo exhalando un suspiro. No comprendía que se apoderó de él para ponerse en ese plan inflexible con Robands para después simplemente echar por la borda todo lo que investigó por su cuenta. "Soy un idiota… todo por el calor del momento" se dijo abrumado.

-Pero bueno, dejando de lado tu deserción, creo que esto es una gran oportunidad, mucho más ahora que no tienes trabajo- Harry apretó los labios ante la clara puntualización de su amigo, quien agitaba con vehemencia la carta en su rostro.

-En eso tiene razón Seamus, es una muy buena oportunidad ya que no tienes empleó- Harry rechistó al escuchar la voz de Hermione, la cual apenas y caía en la cuenta que estaba ahí -¿sabes qué? Se me acaba de ocurrir algo mucho mejor, ¿Por qué no vas a ver a la directora y hablas con ella para agradecerle el puesto después de mucho pedirte que lo tomaras? Estará muy complacida- sonrió. Harry no se lo tomó tan tranquilo como lo estaba poniendo. Ella ya tenía la noción de las cartas y era siempre cuento de nunca acabar su insistencia por tomar ese empleo que, a opinión de Hermione, le quedaría como anillo al dedo.

-No puedo, Hermi, al menos no enseguida, tengo planes- la castaña arqueó una ceja incrédula apunto de refutar -y la verdad es que no me convence la idea de trabajar en Hogwarts. Además, dinero no me falta y…-

-¡Harry Potter, ese no es el punto! Necesitas desenvolverte en el mundo como un hombre responsable y más aún que eres el tutor y padrino de alguien ¿Qué clase de ejemplo quieres dar al estar desempleado?- su dedo no dejaba de apuntarle acusadoramente -¿y cómo que tienes planes?- Harry sin miramientos pues no estaba avergonzado, le contó sobre el plan de vacacionar con Draco y en qué sentido iba la cosa.

Hermione lo miraba como si se le hubiese zafado el último tornillo bueno que tenía en la cabeza.

-¡¿Estas demente Harry?!- dijo sin rodeos – no sé qué parte de lo que te dije en el hospital no te quedó claro, sobre lo importante que era que tuvieras cuidado con lo que hacías-

-Y tendré cuidado con lo que hago en público, Hermione. No es que fuera a abusar sexualmente de Draco si eso es lo que estás pensando- "aunque me gustaría… pero no soy tan depravado" se dijo casi saboreando la alabastrina piel con su lengua. La castaña boqueó horrorizada –aparte, le prometí unas vacaciones y es lo que vamos a tomar. Unas relajantes y largas vacaciones ya que no es como si le hicieran falta ir a clases pues recuerda todo lo que sabía cuándo tenía esa edad-

-Pero Harry…- intentó decir con firmeza. Con ese tono de madre preocupada.

-Y si te lo preguntas, ya lo consulté con Hannah y opina que es una buena idea- dándose por vencida, pero no derrotada, se sentó sobre la cama mirando el suelo.

-Está bien. Es tu decisión y es tu vida. Si quieres hacerlo, no hay poder humano que te detenga, sin embargo tengo que volver a hacerte hincapié sobre tener cuidado. No sabes la clase de gente con la que puedes encontrarte que no dudaría en hacerte daño a la menor provocación y con una información tan delicada como tu relación con Draco, debes de tener precaución- Harry no esperando menos de su amiga y asintió.

Seamus los miró a uno y luego al otro. Para el las cosas estaban muy claras y esperó con calma a que la castaña se relajara un poco.

–Bueno, me iré, que tengo que ir a ver a Ron; ha estado algo extraño últimamente, como si olvidara las cosas- se quedó meditativa y notando la preocupación en su mejor amigo, le dio una palmada en el hombro –aunque seguro solo es estrés del trabajo que va a dejar, tal vez- se alzó de hombros. Su esposo a veces podía tomarse las cosas muy apecho y por tanto estaba pasado por una mala racha.

-Vale. Cuida de Ron- dijo Harry con la mejor intención. Ya después visitaría a su amigo del alma para asegurarse que en efecto, no era nada malo lo que le ocurría.

-Siendo así, me voy. Cuídense- les dio a los dos asentimientos antes de desaparecer en las llamas verdes de la chimenea.

-¿Enserio crees que es buena idea lo de ser profesor?- le preguntó buscando una segunda opinión pues el mismo no estaba seguro.

-Claro- con franqueza contestó –de todas maneras al dragoncito le gustaría ir nuevamente a Hogwarts y sería una buena manera de cuidar de él ¿no crees? no olvidando las cosas raras que suceden a su alrededor- puntualizó.

-Pero… ¿y la investigación?- aunque le gustaba la idea de Seamus de proteger a Draco las 24 horas del día en Hogwarts, no podía dejar de pensar que ahora sería más difícil investigar cualquier indicio sobre los mortifagos renegados con él totalmente fuera del Ministerio. El Irlandés con una jactanciosa sonrisa detuvo sus pensamientos y se veía muy seguro consigo mismo.

-De eso no te alarmes jefecito pues ¿para qué estoy yo si no es para hacerme cargo de ese rubro?-

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Con todas las cosas en orden y listos con sus maletas. Draco decidió con mucha satisfacción algo relacionado con la playa e incluso desde que Harry le planteó la idea de las largas y deliciosas vacaciones para dos, ya tenía determinados los destinos a los que irían.

La primera parada era la isla Capri en la cual pasarían un par de días para después finalizar en Santorini. Todo lo que describía le sonó interesante a Harry y estaba ansioso puesto que jamás había ido a ninguno de los dos sitios; apenas y podía decir con franqueza que conocía enteramente Londres.

-Espero que estés listo Harry, porque tendremos que caminar mucho- sonrió dulcemente Draco antes de que el traslador se activara. Harry lo miró con curiosidad.

Según le comentó Draco tenían que llegar a la isla de la forma tradicional, lo cual se le hizo bastante raro pues asegurando que ya había estado ahí con sus padres, le causó gran hilaridad imaginarse al tan sangre pura Lucius Malfoy viajando en un ferry desde Sorrento rodeado de docenas y docenas de muggles a Capri.

Draco sonreía radiante al reconocer el bello espectáculo que formaban los acantilados de la isla, tan imponentes que a Harry le parecía impresionante que aun después de tantos años se mantuviesen en pie.

Dejaron sus cosas en su hotel reservado, el cual Draco no dejó de hacer caras y gestos pues aunque se veía muy bonito para Harry, el chiquillo insistía en remarcar lo minúsculo que era todo. Si bien la cama matrimonial se veía cómoda con sus colores blanco y piso azul cielo, Draco dio el grito al cielo al notar el abundante amarillo canario del azulejo del baño.

-¡Creo que quedaré ciego!- dijo horrorizado negándose a usarlo a menos que fuera estrictamente necesario.

"Tal vez si es algo pequeño" se dijo con media sonrisa terminando de acomodar sus cosas en un closet, "pero la vista es preciosa" se asomó por el balcón deleitándose del salino viento y el inmenso mar cristalino que los rodeaba.

Su niño prometía un descanso placentero en Santorini, pero mientras tanto, andarían a pie.

-¡D-Draco!- su voz tembló cuando su pequeña mano tomó la suya, entrelazando sus dedos. Había mucha gente y comenzó a entrar en pánico pensando que lo verían como un depravado.

-¿Qué sucede? No tiene nada de malo- dijo con divertimiento –a nadie se le hará raro que estemos tomados de la mano, papi- sonrió de lo lindo con esos tintes de inocencia que podría engañar hasta el mismísimo Merlín.

Necesitaba ser fuerte para contenerse de robarle un beso a su tan provocativo niño de ojos grises y asintió. No cabía duda que ya con tanta indecencia de su parte, temía que la descubrieran a cada instante.

La zona de Anacapri fue la primera por explorar. Ahí Draco con su gran conocimiento comenzó a guiarlo a través de la arquitectura del lugar. La iglesia Santa Sofía y San Michele. Recorrieron unos impresionantes jardines y una gran colección de antigüedades, una que otra Draco en voz baja aseguraba que eran productos mágicos que en Borgin & Burkes planearon más de una vez negociar para poseerlos, pero que los habitantes se negaron fervientemente a perderlos.

Todo miraba asombrado y de tanta información después de un rato sentía que su cabeza daba vueltas.

-¡Ahora al Palazzo Cerio!- expresó emocionado pues recordaba una gran historia sobre los restos arqueológicos que se encontraban ahí, sin embargo Harry ya no le seguía el hilo y se detuvo a tomar aire.

-Merlín Draco que estoy exhausto- dijo sin poder creer cuanto habían caminado y cuanto faltaba por ver –hemos caminado por horas y horas ¿no escogiste este lugar por la playa?- se le antojaba muchísimo en ese instante tirarse de panza en la arena y solamente escuchar el sonido del choque de las olas mientras él no movía ni un musculo.

-Claro que sí, sin embargo, creí que te gustaría aprender algo- dijo inflando los cachetes ofendido. Él planeó todo meticulosamente y dejó la diversión enserio para el día siguiente, pero Harry no apreciaba sus esfuerzos –pero si ya te cansaste, vayamos al hotel- se dio media vuelta para comenzar a andar, pero el mayor lo detuvo.

-No es para que te pongas así dragón- dijo abrazándolo, sin importarle la gente que pasaba –solo pienso que será mejor dejar un poco de esta travesía para mañana ¿no crees?- Draco se la pensó un poco –además aún no hemos comido- la panza de Draco gruñó como apenas cayendo en cuenta que era cierto lo que decía y se sonrojó.

-Vale…- dijo avergonzado disimulando con un carraspeo –conozco un buen lugar-

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En un precioso lugar llamado Anemoolos comieron carne de ternera con huevo escalfado y una ensalada Davos que a Harry le supo a gloria. Con ello podría recuperar un poco de fuerza para seguirle el paso a su niño, sin embargo, este decidió que por un día era suficiente.

"Fue un buen día" se dijo orgulloso con su gran decisión. Estirándose a más no poder en la cama matrimonial, Draco esperó a que Harry terminara de bañarse.

Detestaba ese baño pequeño y amarillo, pero no tenía opción. Estaba seguro que si tuviese una varita, lo cambiaría al instante en un decente color verde suave con blanco para darle elegancia. "Eso lo mejoraría mucho" se dijo asintiendo.

-Un knut por tus pensamientos, ojitos grises- murmuró Harry en su oreja. No lo escuchó llegar. Sí que fue sigiloso y su cuerpo resintió con un espasmo.

-Mis pensamientos son más caros que eso Harry- dijo dándose la vuelta para encararlo. Se veía tan atractivo así con su cabello húmedo y revuelto, sus ojos verdes brillando tras las gafas redondas, que solo pudo comenzar a besarle con gusto.

Un carraspeo los regresó a la realidad.

-¿Se puede saber que estás haciendo con mi hijo, Potter?- era el cuadro de Lucius y Narcisa mirándoles desde la repisa; una con divertimiento cubriendo su sonrisa maliciosa con un abanico mientras el otro parecía que saldría del cuadro de un momento a otro. Harry casi se pone blanco de susto, pero regresó a ver de manera acusadora a Draco quien desvió la mirada, como si la Circe le hablara.

-Draco…- pidió una explicación disimulada.

-Lo siento Harry… pero ellos quisieron venir…Seamus realizó un pequeño conjuro para que vieran los lugares que estamos visitando sin dejar la habitación y también para que aparente ser un cuadro común y corriente frente a los muggles…- dijo tan rápido que en otro momento se hubiese sorprendido que no se le enredó la lengua.

"Voy a matarte Seamus…" pensó muy fuerte y con una aura asesina. Tanto que en el lado de Londres Mágico, cierto auror Irlandés estornudó violentamente.

Con una noticia así, sentía que sus tan preciadas vacaciones se habían ido por el caño. "¿Por qué a mí?" se preguntó recostándose boca abajo en la cama dando los arrumacos por terminados. Si de por si se debatía con su propia moralidad ¿par que tener público?

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-¿Sigues molesto por mis padres?- ronroneó Draco en su oído a la mañana siguiente -No es tan malo que estén aquí- trató de decir de la forma más melosa que Harry casi se derrite por su miel. No estaba jugando limpio –Además, mi madre me dio permiso de dejarlos en el balcón cuando quisiera. Dice que las noches en Capri son aún más hermosas, incluso desde este hotelucho- Harry rio abatido. ¿Qué más podía hacer que aceptar? Ya estaban ahí de todas maneras y el sueño reparador había calmado su molestia.

Mirando por el rabillo del ojo a un Draco inquieto, señaló su propia mejilla dándole un mensaje que el pequeño comprendiéndolo al instante, se inclinó para darle un tierno beso.

-Vale ojitos grises, creo que me gusta esa idea- se incorporó de la cama para atender los insistentes toques de la puerta para recibir su desayuno. Nada más cerrar y acomodarse en la mesa, Draco continuó con lo que está diciendo.

-Aunque claro, no podemos dejarlos toda la noche- dijo mirando con una sonrisa a sus padres.

-Es una lástima- contestó apenas regresando a ver a Lucius Malfoy que estaba sacando humo desde su retrato.

-¡Insolente Potter! ¿Cómo te atreves a hablarme así?-

-Él es libre de hablar así cuando no fuimos cordialmente invitados a unirnos, Lucius querido. Tú fuiste quien insistió a mi dragoncito que nos trajera sin decirle a Harry- se cruzó de brazos la elegante dama.

-Lo siento Narcisa por no haberla invitado, eso sólo que esperaba pasar un tiempo de calidad a solas con Draco... Después de todo lo que ha pasado- suspiro y con cariño maternal, la rubia mujer asintió comprensiva.

-Y estas en todo tu derecho-

-¡Cissa!– chilló indignado -¡¿Cómo puedes hablar así?! ¡Darle tal libertad a este zopenco! ¡Y con nuestro hijo!-

-Ya hablamos mucho de esto Lucius y sinceramente estoy harta de ese tema que te empeñas en tocar. Los muchachos se aman, Harry incluso ya juró proteger a Draco por sobre su vida. Es suficiente para mí e incluso puedo decir que es digno de él-

Casi podía ver la espuma que salía de la boca del hombre ante tales palabras y tuvo que contenerse de soltar una risotada. Para contenerse, se volvió a dirigir a su niño que ya estaba terminando su fruta con granola.

-¿Qué es lo que nos espera este día en el itinerario, dragón? Supongo que algo interesante- los ojos del niño resplandecieron antes de fingir nuevamente indiferencia.

-Por supuesto- alzó su nariz con suficiencia –y para tu información, es algo que seguramente que será de tu agrado.

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El recorrido por La grotta azzurra, fue mucho más relajada que el día anterior y por demás, mucho más interesante por el aura mística que irradiaba ese hermoso lugar el cual según la gran sabiduría de Draco, enserio estuvo plagada de monstruos mágicos, muchas brujas y magos que planeaban recolectarlos y el más conocido fue Newt Scammander, no solo eran leyendas locales como les dieron los muggles que los llevaron en botes.

Mucha comida le siguió a eso en los siguientes días y un par de horas en las preciosas playas de aguas cálida. El barrio de Le Boffe y los senderos de los Fortines fueron interesantes, sin embargo el Faro de Punta Carena en su último día en Capri fue el mejor en opinión de Harry.

Ese solitario recinto de un solo faro color terroso con la magnífica vista fue el punto perfecto para pasar la tarde. El suave oleaje golpeando el peñasco, el viento tranquilo moviendo los platinados cabellos de su niño y su sonrisa adornada por el cambiante cielo sepia.

-Una vista envidiable ¿no lo crees?- dijo metiendo sus manos en los bolsillos de su short oscuro –fácil es una de las mejores vistas que podrás ver- dijo con ensoñación.

-Sí que lo es…- murmuró no refiriéndose precisamente al ambiente. Draco mordió su labio inferior al notar los pensamientos de Harry.

-Vamos Harry mira la puesta de sol, es imperdible…- si comprendía lo que decía, pero su mente estaba más interesada por otros menesteres que cuando menos lo pensó, comenzó a besar a Draco como si fueran los únicos en el universo.

Las manos de Draco se enterraron en su alborotado cabello azabache y lo rejuntó aún más a su cuerpo.

-Cuanto agradezco que no haya gente cerca- dijo Harry con divertimento no sintiendo una pizca de pena no haber visto el atardecer. Nada superaba la experiencia de saborear los labios de Draco, salvo tal vez, volverlo a hacer.

-Si…- contestó acalorado entrelazando sus dedos.

 


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