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I love you Daddy! por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Wii!! aqui estoy nuevamente con esta historia!!  wii!! me alegra que les siga gustando!!realmente lo siendo muchisimo por no poder actualizar seguido!! (si lo se, me meresco un crucio u.u) pero esque entre tareas, examenes y retos (que no puedo evitar tomar oops) no puedo ir mas rapido! asi que un GOMEN supe grande para todos ustedes mis queridos lectorores~

Ahora unos rapidos saludines a mis queridos  y adorados Alexis, LRMV (perdona lindo por no contestar a tiempo tus rr, pero sabes que te adoro! :3), tp, Luny Neko, Nethy Takahashi, Yazumi Hatake, Mimi, Yessy Pacheco, Hanaru15 y Lady StarFireLight! mil gracias por sus bellos rr!! <33

Este capi va dedicado a mi querida Kritto Droopye que me motivo a meterle galleta para terminar este capi!! <33

A leer se ha dicho~

ABRAZAME


Harry sonreía peinando los cabellos de Draco, admirándose la quietud del niño que dócilmente se dejaba hacer y sonreía al espejo cuando quedaba como le gustaba, con el cabello totalmente hacia atrás y apenas un delgado flequillo manteniéndose a raya en el costado de su frente; claro que el moreno a veces prolongaba más de la cuenta el ritual pues el cabello de su pequeño era increíblemente sedoso, tan diferente del suyo que ni un peine permitía que se acercara a una distancia de cinco centímetros.


Dándole los últimos toques, se aguantó de reír por el puchero que estaba haciendo Draco por los cabellos rebeldes de su remolino que se alzaban imponentes como antenas parabólicas.


-Se ve feo Haddy…- dijo el chiquillo arrugando su nariz como solía hacer cuando estaba en medio de un berrinche trascendental.


Pero aun así, Harry se abstuvo de usar aquella gomina dura que tanto caracterizó al Draco que conoció del colegio, pues adoraba cien veces más el cabello liso y lacio que se movía cada que el rubio lo hacía, dándole un aire tan adorable que el chiquillo parecía negar.


-No se ve mal- contestó calmadamente dejando el peine a un lado mientras Draco observaba su imagen reflejada, examinando el trabajo que había hecho.


-¿En sedio?- preguntó ladeando la cabeza, pidiendo su visto bueno con sus ojitos llenitos.


-En serio, estás lindo- el chiquillo se ofuscó por sus palabras.


-Los Malfoy no son lindos…- dijo haciendo una comisura cruzándose de brazos.


-Pues entonces eres una excepción, pequeño- declaró finalmente dándole un pequeño beso en la coronilla del niño molesto.


-¡No es ciedto!-


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


Aunque estaba demasiado cómodo con cómo estaban desarrollándose las cosas y adoraba a morir al Draco de cuatro años, con su constante mirada gris al pendiente de él, sus disimuladas sonrisas y sus piececitos siguiendo sus pasos.


Sin embargo aunque le fascinaba todo eso, aquella vocecita justiciera en su cabeza le reiteraba que Draco por más dulce y tierno que era por fuera, seguía siendo el mismo Draco Malfoy de la escuela, un chico de su misma edad que había sido sometido a tan extraños conjuros, truncando su vida como la conocía para siempre y que debía de hacer algo más de lo que ya estaba haciendo.


Cuanto ansiaba poder hacer más por él, ser total merecedor de lo que el pequeño Draco le ofrecía sin rechistar con esas pequeñas miradas y gestos de agradecimiento y cariño.


Así que tras mucho meditarlo y tras las continuas exigencias de Hermione, Harry decidió llevarlo a un pediatra. Sabía de antemano la cantidad exhaustiva de pruebas que le habían hecho tras ser rescatado por el expediente y de boca de su jefe, pero intranquilo, sentía que tenía que escuchar de viva voz de un especialista si el problema de su pequeño protegido tenía solución o al igual que los papeles que tenía leyendo desde hacía un par de días atrás, simplemente era un punto muerto…


-Como está aquí estipulado, el señor Malfoy es un pequeño de 4 años muy sano, sin ningún problema físico y fisiológico alguno...-declaró el medimago revisando las dos horas de exploraciones que le había realizado al ahora exhausto y dormido niño en su regazo.


Harry tamborileaba su pie contra el suelo desesperado porque la expresión del médico no presagiaba nada bueno.


-Lamentablemente parece que no es recomendable proceder de modo alguno, señor Potter- dijo el hombre colocando ambas manos frente al escritorio, el moreno frunció el entrecejo.


-Pero existen diferentes métodos para poder hacerle crecer… he leído que hay pócimas e incluso contra hechizos que…- intentó decir Harry aun sin poder creer que realmente no había cura para su pequeño rubio.


 -Darle una poción para envejecer sería contraproducente señor Potter, puede que creciera en apariencia, pero seguiría siendo un niño en mente, aparte con el hechizo que tiene encima podría ser más perjudicial que beneficio- dijo calmadamente viendo como el niño se frotaba los ojos con su manita y se acurrucaba nuevamente contra el pecho del salvador del mundo mágico.


Harry suspiró apretando protectoramente a Draco, quien abriendo los ojos sonrió al sentir esa calidez que lo rodeaba.


-¿Entonces recomienda que se quede así y no hacer nada?-


-Sí, parece ser lo más pertinente, que crezca a su tiempo, sin forzarlo...- hizo una pausa mirando sus papeles –aunque podría hacerle más estudios para determinar más exactamente la clase y tipo de hechizos que fueron realizados en él… esto podría ser tan beneficioso para la comunidad ya que jamás se ha hecho un conjuro de rejuvenecimiento tan efectivo y duradero, sin efectos adversos aparentes…–a Harry no le gustó el sentido que estaba tomando  ese monologo del médico y apretó las manos.


“Claro, sin efecto adverso…Típico” pensó viendo el interés de por medio. Aquello definitivamente sería un no rotundo. No estaba dispuesto a exponer a Draco cual vil conejillo de indias a lo que sea que estuviese formulando el hombre tras el escritorio.


Draco no parecía muy interesado en lo que el medimago hablaba ni la molesta expresión de Harry, solo se limitaba a juguetear con la paleta entre sus dedos esperando poder regresar a casa para poder pedirle a Kreacker unos panecillos de vainilla.


-Se lo agradezco, pero creo que simplemente haré más llevadera su condición y lo más ameno posible- dijo lo más calmado del mundo levantándose de su asiento –gracias por su tiempo…- con una ligera inclinación de cabeza, giró sobre sus talones con la intención de no regresar, importándole poco las intenciones del medimago de retenerlos.


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


Mientras los días pasaban y Harry estaba más calmado después de tremendo revés del medimago, disfrutaba de sus vacaciones y de esa nueva etapa en su vida donde al lado de Draco descubría lo maravilloso que era la paternidad y como con cada día, descubría algo nuevo y que a pesar de solo estar ellos dos, se sentía tan feliz como años atrás no había sentido.


Draco por su parte llevaba días que estaba determinado a familiarizarse con la casa en la que vivía, explorando cada que podía cada rincón, conociendo, cuestionando y preguntando todo lo que su viva mente ansiaba por saber, seguido fielmente por Kreacher que como único propósito auto-implantado era protegerlo de todo mal.


Pero más que el anhelo de investigar la extensa casa ancestral de los Black, el pequeño rubio parecía tener una debilidad con él pues cuando lo veía sentado en el recibidor, después de dudarlo un poco apretando sus manitas, corría a sentarse a su lado recargando su cabeza en su hombro.


Aquellos momentos eran los que Harry más atesoraba, disfrutando así sin más la compañía de su pequeño inquilino, que  casi nunca le pedía nada y que con una ciega confianza en él, le sonreía.


Por momentos pensaba que Draco pasaba demasiado tiempo solo con su compañía, cuando debería de estar con más niños de su edad y aunque él en su infancia tampoco convivió con niños de su edad más que su abusivo primo, no era eso lo que deseaba para Draco.


“Aunque no parece importarle mucho” pensó pasándole la mano por su cabello.


Escuchándose un sonido proveniente de la chimenea, Draco se tensó a su lado, ocultando su pequeño rostro en su costado como si temiera lo peor.


-¡Panino!- exclamó una vocecilla conocida que hizo que Harry se pusiera de pie reiterándole a Draco que todo estaba bien.


-Teddy- saludó Harry a su pequeño ahijado que se arrojó a sus brazos sin dudarlo haciendo que Draco detrás de él, dejara de lado su creciente temor y lo cambiara por irritación con una mal disimulada comisura –hola Andrómeda- saludó a la seria mujer que dándole un asentimiento con la cabeza a modo de saludo, se le quedó viendo al pequeño rubio con una melancólica curiosidad.


-¡No has venido a visitadme, Hari!- dijo el pequeño peliazul haciendo un puchero que desapareció entre risas cuando Harry comenzó a elevarlo.


-Persona por eso Teddy, pero he estado ocupado con mi pequeño Draco- dijo a modo de disculpa regresando al pequeño al suelo.


Teddy arqueó una ceja sobre que era ese “pequeño Draco” que se refería.


-¿Que es un Dwecuo?-


–Es mi niño- dijo Harry con orgullo –ven  Draco, saluda ojios grises- dijo en tono amistoso invitando a que su rubio saliendo detrás de él. El pequeño Slytherin procuró con todas sus fuerzas erguirse dignamente y ocultar la molestia que le causaba el intruso que había abrazado a Harry sin permiso. Así que haciendo gala de su alcurnia inhaló fuertemente parándose frente al niño de cabello azul eléctrico.


-Me llamo Daco… Daco Mafoy…- dijo extendiendo con timidez su mano que a Harry le pareció tan peculiar aquella manera de saludar que enseguida revivió aquel momento que había visto a su eterno rival en Hogwarts.


-¿Dweo? –preguntó el niño de cabello azul ladeando la cabeza viendo con curiosidad la mano extendida que comenzó a sacudir con efusividad.


-Daco- repitió con el ceño fruncido apretando sus manitas frente a él, regresando a ver a Harry casi pidiéndole a gritos que hiciera algo.


-Deyco- dijo Teddy con seguridad que hizo que Andrómeda negara con la cabeza y que Harry ahogara una risilla.


-¡Daco!-


-¡Dweyco!- reiteró el niño riendo de lo lindo comenzando a dar saltitos de un lado a otro canturreando su nombre o lo que Teddy entendía que era su nombre, sacando de quicio al rubio que negaba con todas sus fuerzas.


-¡No es así! ¡Es Daco!-


 -¡Dweyco, Dweyco, Dweyco!-  Harry comenzaba a creer que no había sido tan mala idea que el pequeño Draco y Teddy se encontraran.


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


A pesar de que Draco se resistía a la animosidad y dinamismo de Teddy, por insistencia muda de Harry, Draco con reticencia aceptó jugar con el peliazul mientras Harry y Andrómeda tomaban el té.


-Parece ser que las habladurías eran ciertas…- expresó la elegante dama dándole un sorbo a su fuerte té negro.


-Supongo- dijo Harry al pendiente de lo que los niños estaban haciendo esperando que no hubiese riñas entre ellos. Sabía de antemano lo sociable que podía ser su ahijado  y libre de espíritu, por ende lo que le preocupaba era como reaccionaria Draco ante él.


-Aunque es muy noble de tu parte haberlo traído a tu casa, tal vez no era lo más pertinente…- dijo apartando su mirada azul del pequeño rubio que le pasaba dos bloques de madera a Teddy para que continuara haciendo un fuerte.


-¿Por qué lo dices?- aquella pregunta peligrosamente lanzada no sorprendió a Andrómeda en absoluto. De tantos meses atrás de conocer al héroe Gryffindor, sabía que una vez que hacia algo no daba marcha atrás y en cuanto a cariño y protección, no se daba abasto.


Así que, aunque no conoció a su sobrino por todas las diferencias y rencores con su quería hermana Cissa, estaba tranquila de que alguien como Harry estuviese cuidando de él, dándole otra oportunidad que el mundo en su momento le negó.


-Por nada en específico querido Harry- dijo tranquilamente tomando uno de los bísquets servidos a la mesa.


El moreno no entendía de que iban las palabras de la mujer, pero si esta estaba dispuesta a dejar pasar el pasado de –Draco y no discriminarlo, él se daba por bien servido.


Cuando escuchó la risa de Draco, Harry por fin pudo relajarse.


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


Después de muchos juegos entre los niños y una que otra broma por parte del pequeño Teddy que cambiaba de color de cabello a rubio cada que quería diciéndole a Draco que era su gemelo perdido, Tanto Andrómeda como Teddy se marcharon cuando el cielo se volvió plomizo con la promesa de regresar pronto.


Draco no había tenido tanta diversión como en ese día y Harry estaba feliz por ello, esperando que en efecto, aquello se repitiera.


Ya con un pequeño rubio cenado, aseado y arropado, Harry se fue a acostar para seguir investigando sobre el caso de los Malfoy. Aun había tanto escrito en los portafolios que le dejó su jefe y aunque la mayoría era una sarta de palabras repetidas como sí los investigadores del caso en su momento no estuvieran muy seguros de que escribir; la poca información buena era tan crítica que le parecía increíble que así como así, hubieran dado por cerrado.


Apretó sus ojos tratando de concentrarse. Afuera estaba desatada una lluvia torrencial con incontables truenos y relámpagos que con el viento colándose por la esquina de su ventana, hacía temblar la luz de su cuarto.


-¿Kreacher?- preguntó cuándo vio al elfo parado a un lado de la cama que al instante realizó una reverencia que a Harry siempre catalogaba de “sarcástica” pues debía de ser una ofensa para el viejo elfo servirle directamente a él, aun después de tanto tiempo.


-Amo Harry, el amito Draco está en el corredor muy asustado- dijo el viejo elfo realmente preocupado. Harry como resorte se paró de su cama siguiendo al viejo elfo en busca de su pequeño rubio.


En el oscuro pasillo del segundo piso se encontraba el pequeño hecho un ovillo contra la pared, temblaba y no dejaba de hipar.


-Draco...-llamó acuclillándose, mirando al pequeño niño que cubría sus oídos con ambas manos. Se sentía terriblemente mal. ¿Cómo no había notado el miedo del pequeño a la lluvia? “Simplemente porque cuando lo acosté estaba lloviendo tan calmadamente que no se escuchaba nada…” se contestó rápidamente, haciendo que a la vez se preguntara ¿a cuando más temía su pequeño protegido?


-No tienes nada que temer...- pero el niño ni no contestó, solo tenía clavada la mirada hacia delante, viendo a la nada -Yo estoy contigo Draco. ...- él niño chilló cuando se escuchó rugir al cielo prácticamente se le colgó al cuello, temblando aun, aferrándose con todas sus fuerzas a él -Shhh... Todo está bien... - dijo infundiéndole toda la calma posible -si quieres puedes dormir conmigo- le dijo suavemente acariciando su espalda, llevándolo a su cuarto cuando el niño asintió.


-Kreacher, trae su peluche y su luz de noche- el elfo más que solicito obedeció.


-Tengo miedo... –murmuró apenas audible el niño y Harry secó sus lágrimas dulcemente con sus nudillos.


-Descuida pequeño dragón yo te protegeré- dijo metiéndole en su cama con sus sabana desordenadas, ayudándolo a acomodarse.


A través de la cortina se veía la luz de los relámpagos que no daban tregua a su lucha que al igual que las gotas de agua que furibundas golpeteaban su única ventana haciendo que el niño se volviera a estremecer cuando se escuchó el gutural rugir del trueno.


-Mírame, estas a salvo, Draco, la lluvia no puede dañarte- dijo dándole un beso en la frente acordándose en la cama, procurando no moverse mucho pese a que las manitas de Draco estaban apretando con fuerza su playera - nada puede dañarte si yo estoy contigo-


Harry siguió acariciando su espalda hasta que sintió que la rápida respiración de Draco comenzó a hacerse más apacible conforme se relajaba antes de quedarse profundamente dormido.


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


Draco sólo recordaba un destello y oscuridad. Un frío lugar con moho y suciedad, su mami y padre estaban en él suelo mientras dos señores con  uniforme azul le decían que estaba salvo. “¿A salvo de qué?” Fue lo que se preguntó sin poder contener el llanto. Estaba perdido y completamente solo; sus padres no despertaban ¿Por qué no lo hacían?


Una señora de gruesas gafas negras le empuja llamándolo de muchas formas horribles y no entendía porque, “¿acaso soy malo?” se preguntaba. Pero aunque eso dolía, la voz de su mami ya no estaba para decirle palabras dulces y eso le daba muchas ganas de llorar… por primera vez no le importaba que su padre le dijera que los Malfoy no lloran, que los Malfoy no pueden ser débiles…


Extrañaba a su mami, pero nadie le decía nada; no entendía que hacia ahí; esa horrible mujer de gruesas gafas le decía que estaba sólo y que sus padres ya no regresarían. “¿Porque?” pensaba con desolación.


Se sentía tan asustado y triste en esas cuatro paredes totalmente blancas que pensaba que estaba perdido hasta que un verde muy bonito captó su mirada.


Un hombre grande con cabello negro extraño que parecía un nido del cual podrían salir lindos gorrioncillos, con ojos tan verdes que no lo miraban mal, ese hombre le veía con verdadera preocupación y empatía. No había malas palabras en su boca y Draco no podía evitar pensar que estaba a salvo, que con él las cosas estarían bien...


“Todo está bien Draco… estas a salvo…” pudo escuchar nuevamente esas palabras y sonrió abriendo sus ojitos ante todos esos recuerdos que desfilaban en su mente a modo de sueño.


Allá afuera la luna brillaba tranquilamente, tal y cual él se sentida; como si la tormenta hubiese sido producto de su imaginación.


-Haddy...- murmuró acariciando con cariño el fuerte rostro del moreno y con alegría amplió su sonrisa cuando lo escucho roncar, ajeno a todo en el noveno sueño –gacias...- dijo acurrucándose en el pecho que subía y bajaba acompasadamente, volviendo a conciliar su sueño, esperando poder seguir sintiéndose como hasta ese momento.


Realmente Harry lo había rescatado y no tenía nada que temer. Estaba a salvo.


 

Notas finales:

pues eso es todo po el momento queridos mios!! espero que les haya gustado el capi <33

El en el siguiente capi daremos un paso a la intriga! >:D cual sera? pues no se los dire! kukuku~*

Nos leemos en la proxima actu!!

Ya saben que cualquier duda, critica, comentario, adulacion es bien recivida asi que sientanse libres de mandarme un rr!!

Besos!!


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