Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I love you Daddy! por MidNightFlower

[Reviews - 179]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

HOla pequeños, se que me tardé bastante tiempo en continuar esta historia, sin embargo he de decir que me siento perdida con este fic. Tenía varías ideas pero parece que no me lleva a ningún lado bueno... por tanto me costó trabajo cotinuarlo y más aun con este cambio puntual que le quiero dar a Draco. Sea como sea, di mi mejor esfuerzo y espero que les guste.

Mil gracias a PipeMalikMalfoy, LRMV, Kritto Droopye, Alexis, Alexa, LadyYandereRivaille, Anonimo, Aimi, Christine C y Yazumi Hatake por comentar. no saben cuanto adoro que comenten y me den esos animos que me impiden desistir. Los adoro~

A leer se ha dicho!

EXTRAÑO


 


*ºº*oOº* 1 mes después*oOºº*


 


Draco sabía que las cosas habían cambiado y no podía estar más desilusionado de lo que ya estaba. Debido a la circunstancia en la que estaba, se propuso ya no reiterar sus afectos. Comprendía que teniendo la edad que tenía llevaba las de perder, era obvio y si Harry quería mantener la relación como hasta ese momento, así lo haría, aunque su fuerte no era ser complaciente, por Harry haría un intento porque era especial…


 


Harry por su parte permanecía siendo el cariñoso tutor de siempre, igual de detallista y dulce, con esa sonrisa exclusivamente reservada para él bailando en sus labios, junto con sus brazos resguardándolo en la noche, sin embargo algo faltaba o mejor dicho, algo estaba de más entre ellos; esa barrera delgada pero clara que el auror trazó tras su repentina confesión que le impedía avanzar a un plano más sentimental.


 


Esos días Harry había estado ocupado con su trabajo y aunque ponía tierra de por medio entre ellos, Draco se había propuesto esperar por más que le costara no hacer berrinche por obtener su atención. La enorme casa de Grimmauld Place era tan solitaria cuando no se podía jugar en ella y cualquier sonido que produjera, hacía eco en repiqueteos profundos que le cansaba.


 


Tal cual le dijo Harry, comenzó a asistir a terapia con una psicomaga interesante que siempre le estaba sonriendo sin motivo aparente y que a ratos le hacía sentir incomodo, pero que su tutor legal insistía que sería bueno para él. Draco no entendía el motivo, pero había accedido a obedecer tras muchas rabietas infructuosas de su parte.


 


-Muy bien Draco, ¿puedo llamarte por tu nombre?- preguntó la primera vez que la vio.


 


Esa mujer siempre parecía estar de buen humor pues su tono de voz enérgico y el efusivo color carmesí cubría su rostro; todo eso aunado con sus ojos soñadores que lo desconcertaban por la familiaridad con la que se la expresaba y más aún porque tomaba sus manos con dulzura.


 


-Platícame como te ha ido esta semana- así fue el comienzo de su terapia, como si fuese una plática entre viejos amigos; la cual no era fácil acostumbrarse pero que no le quedaba de otra más que asistir y apañárselas por una hora a la semana.


 


“Tonto Harry” pensaba viendo de manera nada disimulada el reloj de pared. Su reticencia no iba a ningún lado, ni mucho menos después de 4 sesiones de terapia con esa burbujeante personalidad, a regañadientes se animó a ser un poco colaborador y más aún porque su madre se había puesto del lado de Harry en que las terapias serían buenas para su salud mental. “Ya ni que hacerle” fue su rotunda derrota.


 


Ese último día de Julio, Draco fue a casa de su tía Andrómeda tras su sesión por orden directa de Harry, disfrazada con un “ya hace que no vas a jugar con Teddy” lo cual le había sonado más a un “necesito estar solo, no quiero tenerte por aquí” y con un puchero aceptó molesto.


 


-Veo que reguesaste feliz de terapia Dwaco- dijo juguetón Teddy sabiendo cómo le sacaba de quicio a su compañero de juegos que mal pronunciara su nombre. Draco dejó su chamarra en el armario de la entrada principal y miró de mala gana al peliazul que sonreía sínico.


 


-Cállate Edward- dijo Draco sacándole la lengua al chiquillo que cambió el color de cabello por un negro grisáceo, como solía hacer cada que pronunciaba su nombre completo. Arrugó su nariz y negó efusivamente.


 


-¡¡Es Teddy, Teddy, Teddy, solo Teddy!!- Chillaba jaloneando a Draco escaleras arriba. Su amigo rubio estaba de mal humor y estaba dispuesto a encararle -¿Harry ota vez se fue?-  preguntó Teddy  notando al instante como se ensombrecía el semblante del rubio y se endurecía con indiferencia.


 


Harry sabía mantener bien su distancia y parecía que en los últimos días se las ingeniaba para darse tiempo e irse con sus amigos y eso molestaba en gran medida a Draco.


 


-Niños váyanse a poner su pijama- ordenó Andrómeda con su voz severa que obligó a ambos niños a obedecer.


 


-Si abuelita- gritó Teddy por ambos y tiró de Draco para que lo acompañara –ya deja de estar tistón Dwaco- tomando su mano casi obligó a sus tensos músculos faciales que imitaran su sonrisa, sin éxito obviamente.


 


-No estoy tiste…- dijo soltando un bufido indignado haciendo reír a Teddy.


 


-Ya… entonces no entiendo poque tu cara está más ala'gada de lo normal –Draco torció la boca por semejante ofensa, pero antes de poderle refutar, Teddy se le abalanzó a atacarlo con cosquillas, consiguiendo finalmente reír.


 


Con pullas y almohadas yendo de un lado a otro, bajaron las escaleras ya más calmados. Teddy ostentaba su vistoso pijama verde limón con una docena de snitch doradas que revoloteaban por todo su cuerpo. Draco rodó los ojos por su mal gusto y se sintió bien consigo mismo pues el suyo era de un recatado color azul cielo y gris que a su mamá le había gustado (aunque Harry muchas veces le repitió si no quería cambiarlo por otro más alegre).


 


La cena estaba servida acompañada de una silenciosa paz mientras Andrómeda estuvo acompañándolos durante un rato; sin embargo nada más darse la media vuelta, Teddy comenzó a tratar de llamar la atención del rubio.


 


-¿Entonces si le dijiste en la feria que te gusta mucho, mucho?- dijo el menor tratando de remojar una galleta de avena en su leche, calculando el momento justo para que no se deshiciera.


 


-¿A quién?- cuestionó Draco desviando su mirada para darle una mordida a su tostada, conservando su mejor cara indiferente.


 


-A Harry, tonto- Draco se sonrojó e hizo un mohín. No quería decirle tan vergonzoso momento.


 


-No sé de qué hablas…-


 


-De que te gusta, lo amas, quiedes salir con él- comenzó a canturrear divertido por como comenzaba a subir el color de un rosa pálido a un rojo intenso en el rostro de su amigo.


 


-¡Cállate, deja de molestar!-


 


-Quiedes casarte con él…- Teddy se divertía de lo lindo provocándolo  mientras el rubio trataba con todas sus fuerzas de silenciarlo –Harry y Dwaco sentados en un árbol B-E-S-A-N…-


 


-¡Cállate!- insistió Draco poniendo su mano sobre la boca del peliazul quien se resistía entre pataletas y sonoras carcajadas.


 


-O se calman o los calmo niños- amenazó Andrómeda saliendo de la cocina. Cuando estaba molesta era de cuidado y Teddy lo sabía. Por tanto sentándose cual angelito se acomodó en la silla siendo emulado por Draco –¿Por qué tanto escándalo?-


 


-Po’ nada abuelita, solo estábamos jugando- sonrió el pequeño y con un levantamiento de cejas dudó si darle el beneficio de la duda a su nieto.


 


-Cuando terminen se lavan los dientes- dijo dándose por vencida. Ante esa sonrisa tan inocente como la de su pequeña Dora no había nada más que hacerle.


 


Cuando Teddy vio los rizos de su abuela desaparecer del panorama, se volvió para dirigirse a Draco, quien ya había terminado.


 


-¿Te vas a quedar a dormir? Podremos ver una película-


 


-No gracias… Harry dijo que no tardadía- dijo dirigiendo sus ojos a la chimenea. O al menos eso esperaba.


 


-¿Y qué vas a hace'? ¿Vas a decirle a mi padino que quiedes muchos besitos?-Teddy comenzó a lanzar besos al aire y Draco le fulminó con la mirada por tan mala imitación.


 


-No-


 


-Abuelita dice que los Black no nos rendimos ante nada- dijo muy seguro recordando el dogma que cada que podía repetía su querida abuela. Draco miró al techo como si lo meditara.


 


Eso lo sabía de buenas a primeras, como si una parte de su cabeza lo recordara y más aun con las pequeñas enseñanzas que le daba su padre cuando Harry no estaba.


 


-Claro que no me rendiré Teddy- dijo como si fuera lo más obvio del mundo, pero su corazón temblaba en su interior.


 


No estaba seguro que era lo correcto pero solo sabía que hasta el momento, le cansaba fingir que las cosas estaban igual que antes -los Malfoy siempre obtenemos lo que queremos y aunque Harry no lo sepa, me va a querer mucho, mucho más de lo que ya me quiere- sonrió muy seguro de sí mismo y Teddy le dio un asentimiento como deseándole buena suerte.


 


*ºº*oOº* 2 años después*oOºº*


 


Harry no comprendía como había dejado que pasara, pero lo había hecho y después de tanto tiempo no podía simplemente decirle que por favor para preservar su sanidad ya no lo hiciera.


 


“Merlín dame paciencia” se dijo sacando todo el aire contenido en sus pulmones.


 


Al principio no había sabido cómo reaccionar con tan fuertes palabras pronunciadas por su dulce niño. Le supieron tan inocentes y dulces en su momento mientras que una parte de su interior se turbó y era como si le hubiese acorralado.


 


Lo adoraba, de eso no le cabía duda alguna; pero lo que comprendía era que no podía estar hablando en serio, él no podía verlo con nada más que su pequeño protegido, su tesoro, su niño de ojos grises. Quería que lo necesitara, pues es era lo correcto que dependa de él y lo quisiera, exactamente lo que su alma ansiaba; un lugar que pudiera considerar suyo; como un hogar al cual regresar.


 


Sin embargo desde hacía 18 meses atrás tras regresar a Grimmauld Place, Draco se le había acercado y lo había vuelto a besar. Mentiría al decir que fue igual que la segunda vez que lo hizo, pues la ligereza de toque de mariposa se cubrió con seguridad y firmeza, como una clara intensión que le produjo una descarga en su espalda que trepo incandescente en sus huesos y que lo aturdió. Claro que cuando lo apartó Draco con su mirada más dulce y ojitos llorosos le había preguntado “¿Estuvo mal, Haddy? Simplemente quedía darte un besito de buenas noches”.


 


¿Cómo decirle algo malo a eso tan inocente?


 


Obviamente no quería hacerle llorar, ni mucho menos ofenderlo pues su dolor sería su cruz y lo dejó ser, puesto que consideraba que su afrenta cariñosa era un lapso momentáneo debido a su edad.


 


Jamás previó que aquella extraña muestra de afecto que el pequeño implementó, se convertiría en su rutina que usaba en la mañana cuando se iba a trabajar y antes de irse a acostar que tomando su rostro entre sus manitas lo miraba con sus ojitos brillosos antes de darle su casto ósculo proseguido por una sonrisa ladeaba y un amago de acurrucarse sobre su pecho.


 


Harry estaba frustrado y eso era decir poco. No había momento en el que no pensara en él. Se había convertido en su costumbre desde antes eso lo recordaba a la perfección; pero ahora era obsesivo y más con la forma en la que se había transformando desde esa peculiar confesión que le había hecho y los ya muchos besos compartidos. Que si era de la manera más inocente, que si no era intencionalmente sexual, eso lo entendía pero no podía evitar sentirse mal consigo mismo.


 


“Mierda” pensó revolviendo sus cabellos. Había fallado como tutor si eran ciertos los afectos de su niño, más aún le fallaría a Narcisa y Lucius si temblaban los suyos.


 


Aunque Draco seguía siendo un niño a sus ojos, una parte de él consideraba que sus suaves labios no podía olvidarlos y se sentía enloquecer casi pudiendo temblar ante el calor que se expandía, ardor que no debía existir pero que estaba ahí.


 


-Esto está mal… creo que tengo un serio problema- Harry le había contado su pesaroso estigma y remarcando hondamente un par de veces más que no era un pervertido, esperó paciente la respuesta de su amigo. Ron estaba muy relajado con los tres vasos de whisky de fuego que se había tomado y solo se quedó pensativo durante un par de segundos.


 


-Mmm… no veo problema alguno camarada, es obvio el motivo- el moreno boqueó como si las palabras se atoraran en su garganta y le impidiera hablar.


 


-¿Cómo?-


 


-Pues aunque es un niño físicamente, es muy en el fondo el jodido de Malfoy de la escuela y tristemente para ti, el único tío con el que convives las 24 horas del día...- le dio un nuevo trago a su bebida.


 


-Y eso sin mencionar las veces en las que fantaseabas obsesivamente con él en el sexto año, por si no lo recuerdas- Harry bajó la mirada avergonzado; no quería recordar aquellos tiempos pues acumulándose con estos, sería más difícil – así que supongo que tu problemática no es nada serio. Solo te falta un poco de acción, conocer a alguien, ya sabes- Harry arqueó una ceja. Ron queriendo ser más específico buscó las palabras -¿hace cuánto que tú no tienes un buen acostón?- dijo haciendo un movimiento obsceno con la mano que hizo que el rostro de Harry se cubriera de mil colores.


 


-He estado ocupado con el caso de Draco, los mortifagos pareciera que se los tragó la tierra y eso sin contar que la investigación está en un punto muerto…- dijo frotando su espalda que aun pesaba por la terrible carga de no poder hacer nada para frenar el mal que se cernía sobre la cabeza de su niño –también estoy tratando de ser la mejor figura paterna para Draco y el trabajo de escritorio no es un camino de rosas, el maldito de Lucius Malfoy se la pasada como Walburga, todos los días echándome la bronca por contaminar la dulce mente de Draco y…-


 


-¡Ahí está camarada! ¡Asunto resulto!- no comprendía la animosidad de su amigo -Mira Harry, puedes ser súper poderoso y toda la cosa que se dice de ti, el súper auror del siglo, pero no eres de piedra amigo mío. Te falta liberar presión y otro lado porque no es sano contenerse-


 


-Gracias sanador Weasley- dijo con sarcasmo –ahora todos mis problemas están resueltos…-


 


-Ya sabes, cuando quieras- dijo siguiéndole el juego sin importarle que fuera sarcasmo -Supongo que Hermi va a estar emocionada por poder presentarte a varias candidatas ideales para que salgas con ellas- dijo casi imaginando la revolución que tendría su esposa una vez que se enterara que Harry estaba dispuesto a intentar volver a la jugada.


 


-Merlín…- suspiró Harry casi imaginando los prospectos que le presentaría. “Chicas con un brillante currículo y con un complejo de bibliotecaria…” torció los ojos –pero supongo que no tengo nada que perder- quería ponerle punto final a sus dudas y si ese era el único método disponible por el momento, lo haría.


 


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


 


Que su amiga Hanna Abott fungiera de psicomaga había sido un gran alivio pues dejar a Draco en manos desconocidas era algo que no estaba dispuesto a hacer. Así que tras su última sesión esperó pacientemente a Draco en la sala de espera.


 


-¿Cómo te fue pequeño?- preguntó con una sonrisa que Draco apenas y contestó. No estaba en su mejor momento.


 


-Harry ¿puedo hablar contigo unos minutos?- preguntó Hanna excusándose con su siguiente paciente, diciéndole que era de suma importancia y que no demoraría tanto. El moreno regresó a ver unos instantes a Draco quien alzándose de hombros se sentó en una de las sillas comenzando a hojear uno de los periódicos ahí dispuestos.


 


Harry tomó asiento en el lugar que le indicó Hanna y comenzó a juguetear con sus pulgares. No sabía que esperar, solo rogaba que no fuera nada malo con respecto a Draco.


 


-Tú dirás Hanna- le animó a proseguir.


 


-Como bien sabes, en un principio fue difícil  tratar con Draco siendo quien fue en su pasado- el moreno apretó las manos en puño -no me lo tomes a mal. Soy una profesional Harry y puedo desligarme del hecho de conocer previamente a mi cliente. Así que por mucho que me venga la idea de que este pequeño niño es el  Draco Malfoy que conocí en la escuela, se después de tantos estudios psicométricos que dista mucho de serlo- Harry relajó su postura y se recargó en el respaldo de la silla.


 


-Incluso puedo decir sin duda alguna que es un niño saludable y feliz que no pudo caer en mejores manos que las tuyas- Harry sonrió radiante por saberse participe en ello –se que habíamos quedado que serían solo 10 sesiones para tratar sobre el estrés post-traumático que sufrió debido al secuestro y tratar de indagar si quedaba alguna que otra secuela tras su cambio de edad…y que posteriormente tuve que alargarlo a 10 sesiones mensuales debido a que aún estaba muy sensible con el tema y reacio a participar en exteriorizar sus pensamientos- hizo una pausa para guardar su expediente en su gaveta.


 


-En el momento puedo decir con toda honestidad que se encuentra bien y que queda de alta en mi consulta pues ha podido superar esos episodios- Harry asintió aliviado de escucharlo, pero antes de cantar victoria, Hanna lo detuvo –sin embargo quiero decirte que Draco me ha pedido alargar sus sesiones-


 


-¿A qué te refieres? ¿Por qué?-


 


-Mira Harry, el hechizo que pesa sobre él es irreversible como ya te han informado; hasta ahora no se ha podido encontrar cura alguna, créeme que el medimago que lo está tratando me ha pasado su informe, por tanto, un individuo que ha pasado por un rejuvenecimiento en contra de su voluntad, de forma tan abrupta, es demasiado para soportar- Harry escuchaba en silencio.


 


-Draco sabe que la edad que ahora tiene no es la real, lo comprende y lo acepta, pero no por ello quiere decir que no tenga dudas, preguntas por resolver-


 


-Yo puedo ayudarle-contestó rápidamente.


 


-Espero que si pues hasta ahorita has hecho un papel magnifico, Draco te adora y eres muy importante para él; incluso se podría decir que eres su figura a seguir- rió sin poder imaginarse eso. “supongo que si el Malfoy que conocí supiera que su actual yo quiere ser como Harry Potter, le da un infarto”


 


-Descuida Hanna. Yo procuraré guiarle debidamente- dijo con un asentimiento –y si desea seguir en sesiones contigo, está bien pue será de gran ayuda-


 


*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOºº*oOº*oOºº*


 


Draco tomaba su mano al caminar y Harry se preguntaba qué tan difícil sería cuando fuera más grande. ¿Lo recordaría? ¿Cambiaría su personalidad por la que una vez fue? ¿Lo perdería?


 


-Así que te gustan las sesiones con Hanna- dijo ayudándole a subir a una rampilla.


 


-Es buena… aunque sonríe mucho- dijo dándole un apretón de manos.


 


No sabía exactamente como iniciar la conversación; comprendía de antemano a su niño y que con un enfrentamiento abrupto, se escondería en sí mismo y no revelaría nada de su sentir.


 


-¿Tienes problemas con tus recuerdos?- lo comprendía; la sutileza no era su fuerte y Draco negó con la cabeza.


 


-No mucho...- dijo deteniéndose abruptamente sin soltar su mano -Es… es como si una vida que desconozco se mete en mi mente y se trata de mezclar con la que tengo cada cumpleaños. Veo cosas que ya viví pero que no forman parte de esto…- dijo cerrando sus ojos con pesar.


 


–Vivía en una mansión enorme y fría con muchas ventanas, había muchas plantas que mi mami y yo cuidábamos. También había muchos pavorreales que a padre le gustan…- dijo bajando la mirada a sus pies; como si dudara que revelar –incluso yo quería ser como tu Harry… ya sabes… el niño que vivió y todo eso…- sus mejillas ganaron color –pero creo que es mejor ser yo solamente y poder estar contigo ¿no crees?-


 


Harry sintió un sentimiento cálido expandirse en su pecho por sus palabras que acompañadas de esa preciosa sonrisa, lo derritió en el acto.


 


-No eres nada justo, pequeño- dijo Harry derrotado por un pequeño de 7 años.


 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!! Si no pues ya saben que estoy abierta a sugerencias! Besos~*

Nos leemos pronto! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).