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Amándote desde tus zapatos. por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Hola este es el cap dos que espero les guste, acá Saori castigara a  los dos buscapleitos jeje.

Bien a leer. 

    Camus se quedó estupefacto ante lo dictaminado por la diosa ¡qué bien! Ahora por el insoportable cangrejo del averno, él tendría que cumplir con un castigo vaya genial.

 

     -¡Esto es tu culpa! –dijo Camus acercándose a Death molesto. – ¿Sabes cuantas veces me han reprendido?

 

     El italiano lo miro con duda. A lo que el otro más molesto le grito.

 

    -¡Ninguna animal!

 

    -Cam, amigo cálmate, enojándote no resolverás nada. –Milo se le acercó para sobarle la espalada aunque al sentir el fuerte aroma, se alejó tapando su nariz, protegiendo su sistema respiratorio de ese hedor.

 

    Camus miro al griego con odio, sintiéndose indignado. Solo el italiano podía sacarlo de ese estado gélido que llevaba siempre en el rostro, haciendo que lo cambiara por uno de rabia pura. Tanto consideraba a DeathMask como molestia, que el peli turquesa estaba seguro que podría acabar con la calma del siempre sereno Shaka.

    Resoplo molesto, cerrando los ojos para pedir paciencia a los dioses para no enloquecer y saltarle encima a su odioso compañero. Mientras el silencio se apoderaba de la escena. El de Cáncer decidió que lo mejor era romperlo y así lo hizo. Comenzó entonces el peli azul a reírse en la cara de Acuario quien ahora si haría cangrejo con mantequilla.

    Los demás al notar esto, agarraron al francés como pudieron para que no hiciera algo que lamentara.

 

    -¡Bueno ya! –fue el grito que pego Shura para tratar de poner el orden. -¡Death ya compórtate como un hombre joder! ¡y tu Camus anda a bañarte de una buena vez!

 

    Camus enrojeció de furia. Tardaría milenios quitándose esa peste de encima, pero debía intentarlo; tenía que subir al templo principal en dos horas no había tiempo que perder.

 

    -¡Oye! –fue el llamado indignado del de Italia.

 

    -Tú te lo buscaste Masky. –susurro Afrodita pasándole al lado para ir junto a Camus.

 

    -Ven Camus, te ayudare a quitarte ese olorcito de encima. –Dita se había ofrecido a ayudar a Camus al ver la cara de abatimiento que este tenía.

 

    Al final el acuariano asintió con rostro preocupado, no estaba seguro si solo jabón y shampoo bastaría para quitar esa pestilencia de su ser.

 

    -De acuerdo. –acepto. –Y en cuanto a ti inútil, solo espero que lo que Athena nos ponga como castigo no incluya pasar tiempo contigo o te juro que ¡¡te congelare hasta las memorias!!

 

    Y la amenaza era en serio, Camus y Afrodita se dirigieron hacia el interior del onceavo templo para que el peli aguamarina pudiera asearse.

 

    -Esta vez si te pasaste. –Kanon hablo acercándosele.

 

    -Fue una broma inofensiva. –se justificó.

 

    -En realidad no. –hablo ahora Saga. –Si Kanon me arroja una cubeta con viseras de mariscos. Créeme que lo encierro de por vida en Cabo Sunion sin posibilidad de sobrevivir esta vez.

 

    Saga se dio media vuelta, todo tranquilo hacia su templo sin importarle la mirada de odio que le dio su gemelo.

 

 

 

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    Saori llegaba al templo principal con Dohko y Shion tras de ella, la chica estaba molesta y cansada de los arranques de aquello dos que más que caballeros Dorados parecían un par de niños peleándose por tonterías y haciéndose jugarretas porque si, había ocasiones en que Camus se desquitaba ya harto de ser el blanco del de la cuarta casa y le hacía una que otra maldad.  Sin quererlo realmente, porque siendo como era el chico de largos cabellos turquesa, no le gustaba perder su tiempo y su porte en ese tipo de bajezas pero eran necesarias.

    Fue cuando los antiguos caballeros Dorados vieron a la chica dejarse caer con pesadumbre sobre el trono de Shion que se animaron a preguntar. ¿A más bien era curiosidad?

 

    -Y ¿Qué castigo les dará a Cáncer y Acuario mi señora?

 

    Saori miro a Shion dubitativa.

 

    -No lo sé, es que esos dos son tan… -suspiro.

 

    -¿Y si los manada de misión? –Dohko dejaba oír su opinión.

 

    -¿A dónde? Estamos en tiempo de paz, es raro cuando sale alguna actividad fuera del Santuario.

 

    -Tiene razón…

 

    Saori entrecerró sus ojos azules mirando a un punto fijo, como si pensara en algo, y tras unos minutos de mutismo, volvió a hablar.

 

    -¿Ustedes saben porque esos dos se llevan tan mal? –volteo a mirar a los dos hombres en la estancia.

 

    Shion miro al chino directamente a la cara buscando respuestas que ninguno sabia. Varios minutos después de verse y no responderse, los dos negaron.

 

    -La verdad mi señora, ese siempre ha sido un misterio para nosotros. –aclaro el de libra.

 

    -Lo único que sé, es que viene desde que eran niños, pero ignoro el que fue lo que los orillo a detestarse. –Shion medito lo dicho tratando de recordar algo pero fue inútil.

 

    -Ya veo…

 

    La japonesa pensó otros minutos más en las posibilidades. Y cuando al fin la mente le dio una idea, abrió grandes los ojos y una sonrisa se formó en sus labios. Así que chasqueando los dedos exclamo asustando a los mayores.

 

    -¡YA SE! –fue el grito lleno de júbilo que hizo que el patriarca diera un salto hacia atrás chocando con el pecho del de Libra.

 

    -¿Esta bien mi señora? –el peli verde debía investigas si la chica seguía en sus cabales.

 

    -Sí, sí… -miro a los hombres y poniéndose de pie velozmente hablo de nuevo. –Creo que ellos se tratan así porque se gustan. –sonrió.

 

    Los dos hombres abrieron sus ojos como platos ante la lógica de la diosa.

 

    -¿S-Se gustan? Pero mi diosa, ellos son hambres, no creo que…

 

    -Shion ¿Qué otra prueba quieres? –le interrumpió la joven aun sonriendo. –Posiblemente a Death le gusta Camus o a Camus le guste Death y no sepan cómo expresarse. Pero yo los ayudare, en eso consistirá el castigo.

 

    -Pero señora ¿cómo van a gustarse si ni siquiera se conocen? Los dos son muy opuestos.

 

    -Oh no te preocupes querido Dohko, yo tengo la solución aquí misma. –dijo al mismo tiempo en que volteaba a ver a Shion.

 

    -¿S-señora?

 

    -Shion voy a necesitar que hagas algo en lo cual te daré indicaciones exactas.

 

    -¿Pero…?

 

    -Ve a la biblioteca en 20 minutos. –ordeno sin más para luego irse por detrás de la cortina a las espaldas del trono del Patriarca.

 

    Shion miro a Dohko con interrogación pura en sus orbes rosáceos. El peli rojo se encogió de hombros con muchas dudas en su mente.

 

    ¿Qué tenía en mente esa chiquilla?

 

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    -Bien creo que con esto es más que suficiente. Al menos ya no hueles a pescado y camarones. –Afrodita se encontraba en el templo de la vasija junto a su guardián. Dita había ido a su templo por una infusión hecha de rosas para el cabello para quitar el horrible hedor de la cabellera larga del otro; lo que dio excelentes resultados.

 

    -No sabes cuánto te lo agradezco. –suspiro Acuario.

 

    -no te preocupes, para eso somos amigos. –sonrió pero Camus no pudo verlo ya que el sueco se encontraba de pie tras él que estaba sentado en un cómodo banquillo dejándose peinar el cabello por el de Piscis.

 

    -Tienes un hermoso cabello mi amigo. –alago el peli celeste, pasando el cepillo suavemente desde lo alto de la cabeza ajena hasta las perfectas puntas.

 

    -Te lo agradezco, aunque a veces me da pelea para peinarlo.

 

    -¿Por qué?

 

    -Pues porque es muy largo y se me cansan los brazos.

 

    Afrodita rio.

 

    -Te creo, pero sin duda es muy bello. –se deleitó sintiendo la textura suave tan natural y brillante.

 

    -Bien creo que ya está listo. No tenías nudos en realidad. –informo dejando en cepillo sobre el banco donde había estado sentado el Acuario que ya estaba de pie. 

 

    -Gracias, creo que iré a buscar algo que ponerme, además de la armadura, no la puedo usar con esa bata puesta.

 

    -Tienes razón, si no te molesta preparare café y algo para que comas ya que por culpa de Death no pudiste. –Dita se dirigió a la cocina.

 

    -Claro, te lo agradecería mucho. Eres un buen amigo.

 

    -Tú me has ayudado cuando lo he necesitado, es lo menos que puedo hacer. –se pierde en la habitación.

 

    Mientras Dita hacia arte culinaria, Camus se fue a sus aposentos a ponerse presentable para ir al salón principal en media hora.

 

 

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    Unas carcajadas retumbaban por todo el lugar.

 

    -¡¡¡Debí estar ahí para ver su cara!!! –continuo riendo sonoramente.

 

    -Tú no tienes remedio verdad. –suspiro el visitante. ¿Qué crees que les ponga de castigo Athena?

 

    -No lo sé, ni me importa, mientras no tenga que estar cerca del franchute, por mi puede mandarme a recoger piedras al mismo infierno si quiere. –dio un sorbo a su lata de gaseosa.

 

    -No le llames así. –regaño.

 

    -Relájate Milo, es de “cariño” –remarco con los dedos de su mano libre las comillas para luego sonreír torcidamente.

 

    -Camus es mi amigo así como tú, por eso te pido algo de respeto para el cuándo estés en mi presencia.

 

    -Ya está bien, está bien. Vaya carácter amigo. –resoplo. –Bueno, lo mejor es que me prepare para ir subiendo las casas hacia el templo principal a escuchar mi sentencia. –se puso de pie, dejo la lata a la mitad encima de la mesa del centro de la sala y se dispuso a colocarse la armadura para cumplir con la orden dada hace una hora y media por la chica de cabellera morada.

 

 

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    El tiempo voló para los dos caballeros quienes ya habían llegado al templo del Patriarca.

 

    -Bien, como ya saben, están aquí para recibir un castigo por su comportamiento indigno de un caballero dorado.

 

    Ambos caballeros asintieron un poco molestos.

 

    -Pues verán. El castigo para ustedes será ir a los límites de Rodorio donde se nos ha informado de una extraña entidad que esta ocasionando problemas pues tiene extraños y desconocidos poderes. Así que yo les ordeno ir ambos en una misión de reconocimiento y eliminación de ese ente, partirán mañana a primera hora y no acepto quejas. Eso les enseñara a convivir entre ustedes y a apoyarse, siendo esto todo pueden retirarse.  

 

    La expresión de Saori era seria, mas por dentro la chica estaba feliz de que aquellos se conocerían de una forma muy poco ortodoxa pero quizás efectiva que les ayudara a acercarse un poco más.

    Los chicos por el contrario, estaban visiblemente sorprendidos de ese castigo que la joven les había impuesto. ¿No sería mejor atravesarlos con su cetro? Puede que sufrieran menos que estando al lado del compañero que más odiaban. Ambos trataron de replicar algo más la mirada enojada de Saori los hizo tragarse sus quejas.

    Una vez estuvieron fuera del recinto…

 

    -De todos los castigos posibles. Este es el peor. –se quejó Death mirándole con molestia.

 

    -Tu cállate, la diosa debe estar bromeando si cree que regresaras vivo de esta misión.

 

    Y sin esperar nada más, Camus se alejó con dirección a su casa ¿tanto lo odiaba su diosa para ponerle aquel castigo? No lo sabía pero sin duda con ese castigo, nada le auguraba que fuera al contrario. Y Death no estaba mejor.

 

    Pero lo que ambos ignoraban era que la joven diosa les tenía algo preparado.

 

    -Bien Shion, saldrás después de que ellos lo hagas mañana.

 

    -Está bien mi señora.

 

    Saori y Shion miraban de lejos como aquellos dos se decían algunas palabras que seguramente eran improperios para después ver al de acuario alejarse con paso veloz. Mientras que la chica le entregaba al ariano una pequeña bolsa con unos extraños polvos que sin duda alguna darían una gran sorpresa a esos dos en el enfrentamiento que tendrían al día siguiente con el ente desconocido.  

 

 

 

 

Notas finales:

Bien aquí el cap. espero les esté gustando.

¿Qué pasara con Camus y Death?

¿Para qué son los polvos que Saori le dio a Shion?

¿Por qué Shion saldrá también?

Estas y más preguntas serán respondidas en el cap. tres, nos vemos. 


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