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A Imagen y Semejanza por chibigon

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A Imagen y Semejanza

Por Ladygon

 

Capítulo 5: Más que Dios.

La vista de Dean estaba en una de las paredes de la casa, no en la TV. Sus ojos quedaron estáticos hacia la nada. Su pensamiento muy lejos, aunque él creía que estaba en blanco, lo cual no era cierto, porque si fuera así, jamás aparecería esa sombra en su visión. Esta apareció de improviso frente a él. Demasiado cerca, demasiado intenso. Dean pegó un saltito en el sofá y derramó la cerveza en su ropa.  Suspiró cansado mientras se sentaba derecho.

—¿Pediste verme? —preguntó el ángel con su voz neutra.

—¿Ahora decides presentarte? —dijo entre molesto y sorprendido, levantando la vista para encararlo.

—¿Qué necesitas? —No pensó que esas simples palabras crearan una reacción de ese tipo.

Dean abrió grande los ojos con la boca abierta como si le faltara el aliento. Casi soltó la cerveza de su mano.

—Nnno, nno, no te llamé —dijo confundido.

—Fue un deseo —explicó.

—Yo no deseo nada de ti. —Lo miró con sospecha.

El color azul intenso, penetró la mirada verde, creando un ambiente silencioso y muy sugerente.  Momento que fue cortado por Sam.

—¡Cassy! —dijo alegre.

Sam miró hacia ambos lados:

—Eeeeeh, ¿pasó algo malo? —preguntó un tanto asustado.

—¿Tú lo llamaste? —dijo Dean, dándole sentido a la aparición del ángel.

—No, yo no lo llamé, pero quería llamarlo, ¡qué bueno que hayas venido! ¿No es cierto Dean? —Sam sonrió a ambos.

Dean se levantó del sofá con aires cansados.

—Entonces habla con él. Iré a… por ahí. —Se dirigió hasta la puerta y salió despacio.

Sam se quedó con la boca abierta, porque iba a decir algo, pero no alcanzó. Volteó su rostro hacia el ángel, quien tenía el rostro sin expresión.

—Vine porque él me llamó —dijo el ángel con simpleza.

—¿Cómo?, entonces por qué se fue y me dejó contigo —preguntó Sam extrañado.

—Parece que fue un deseo inconsciente.

—¿Inconsciente?... ¡Oh! Ya veo. Mira no sé qué le pasa, pero no me gusta —explicó.

—Lo sé, los vi discutir ¿Es cierto que está arriesgándose a propósito?

—No sé Cassy, pero parece el caso. Creo que tiene que ver con Castiel.

—¿Con mi Señor?

—Sí, creo que lo extraña —Lo miró asustado—. No le digas que te dije eso —Hizo una pausa—. La verdad es que todos lo extrañamos, pero Dean parece más afectado. Debe ser por esa conexión especial que hay entre ellos.

—El lazo entre almas no debería provocar eso —lo dijo de forma casi mecánica.

—Un momento, ¿lazo entre almas?

—Sí.

Sam se quedó esperando la explicación, pero no llegó nunca, así que rodó los ojos.

—¿Podrías explicarme en qué consiste?

Cassy pareció pensarlo, luego prosiguió:

—Cuando mi Señor rescató a Dean del infierno, fue necesario tocar su alma, pero cuando sacas un alma que lleva mucho tiempo en el infierno y además está custodiada por trampas y demonios, necesitas usar más poder, porque debes sacarlo de ahí y también reparar el daño que tenga. Por eso mi Señor lo tomó fuerte y sus esencias se mezclaron en la purificación del alma —Vio la cara de confusión de Sam—. Es un poco complicado de entender, nosotros tenemos una idea de cómo funciona, pero no muy clara. Lo que sabemos es que se creó un lazo espiritual mutuo, producto del contacto profundo entre dos seres espirituales (recuerda que tu hermano no era humano en ese instante) y algo de esa conexión quedó impresa en ellos: un residuo, una marca. Eso suele pasar en estos casos, pero en Dean se presentó esa marca de forma física en su hombro y eso no debió pasar. La marca desapareció con el tiempo y debió olvidarse, pero esa conexión todavía sigue vigente y no se puede cortar, salvo que uno de los dos desaparezca, porque la muerte no romperá el lazo.

—Pero ese lazo qué significa. Me refiero a, ¿qué le provoca a mi hermano? —preguntó preocupado.

—Eso depende de qué tan fuerte es el lazo. En los otros casos donde un ángel rescató un alma humana del infierno, solo duró unos meses donde el humano sintió afinidad hacia el ángel que lo rescató, pero en ningún caso se volvieron amigos. Aquí se presentó un sentimiento humano y eso los ángeles no lo comprendemos. Además, como te expliqué antes, fue un caso con circunstancias especiales, donde se usó más poder del acostumbrado. Solo que el lazo continúe, todavía es un misterio para nosotros.

—¿Sabes? Esto debería saberlo Dean.

—Pensé que sabía. —Miró con confusión a Sam.

—Quizás sepa sobre su conexión profunda con Cas, eso hasta yo lo sabía, pero cómo se creó, no creo que lo sepa así como me lo contaste —explicó—. Dime, ¿Es cierto que ese lazo no se puede romper? ¿A qué te referías con solo cuando uno desaparezca?

—Como te dije el lazo de ellos es complicado, pero con los otros ángeles que hicieron lo mismo, esos lazos residuales no se rompieron, solo desaparecieron con el tiempo, a medida que el humano rescatado se acostumbra a estar de nuevo vivo. Es un período de adaptación. En el caso de Dean ese período ya terminó y el lazo continúa, quizás reforzado por la amistad.

—Ah, entiendo —dijo más para sí mismo que para el ángel.

—¿En serio entiendes? —Lo miró sorprendido.

—Bueno, sí, algo. —Hizo un gesto más de duda que de comprensión.

Hubo un silencio incómodo, que luego se relajó cuando Sam comenzó a pasearse por la habitación, tratando de armar el asunto.

—Entonces, puede ser que el lazo esté desapareciendo y eso es lo que está afectando a Dean —dijo Sam casi seguro de sus palabras.

Cassy abrió grande los ojos.

—Pero al desaparecer, no debería afectarle tampoco —insistió el ángel.

—No necesariamente, ¡piénsalo!, Cas y Dean llevan años con ese lazo irrompible. Ahora Cas es Dios, no el ángel, y el lazo de alguna forma se está desintegrando y eso debe estar afectándolo de alguna forma.

—No entiendo cómo puede afectarlo si solo es un lazo de afinidad.

—Estás pensando como un lazo común de ángel, esto no tiene nada de común. Espera, ¿afinidad? ¿A qué te refieres con eso en específico?

—Solo eso. Ángel y humano se sienten cercanos por la experiencia vivida. El rescatado siente simpatía y protección por el ángel que lo salva de la perdición.

—Protección… ¡Protección! ¡Por un demonio! Con razón Cas es tan importante. —Saltó Sam como si tuviera una epifanía.

Ahora sí, Cassy no entendía nada al humano. Los ángeles protegían a los humanos, es lo que hacían los ángeles de la guarda, es lo que hacía él. Los ángeles protegen y ayudan: salvan. Es lo que hizo su Señor cuando rescató a Dean, ¿cuál era la sorpresa?

—¿Sí? —dijo como tanteando el terreno.

—Estoy casi seguro de eso —continuó Sam— eso lo explicaría, pero cómo ayudarlo.

Cassy sintió algo en su interior angelical y vio la lógica del asunto.

—Si Dean necesita que lo ayuden, yo debo hacerlo, es mi deber.

Sam lo quedó mirando con curiosidad.

—¿Sabes cómo ayudarlo? ¿Qué puedes hacer por él?

El ángel se quedó con cara de circunstancia, pues era obvio que no tenía la más remota idea de cómo ayudarlo. Sam se largó a reír, suavemente.

—Para empezar —sugirió Sam— podrías tratar de hablar con él.

Cassy bajó la cabeza, mirando el suelo, luego la levantó convencido.

—Podría funcionar —aseguró— soy su Ángel de la Guarda después de todo.

Sam le sonrió con cariño y por primera vez desde que protegía a los hermanos, se sintió útil.

Resultó que hablar con Dean no fue una tarea tan fácil como pensó. El chico era una pared, por más que lo llamaba, no le hacía caso. Cassy comenzó a seguirlo por encima de su cabeza, extendiendo sus alas. Lo siguió por el patio chatarrero hasta que impaciente, voló por encima de su cabeza y se posó frente a él, deteniendo su paso de forma brusca.

—Dean, tenemos que hablar. —Se plantó.

Dean lo miró con esa cara de cabreado que ponía cuando estaba de pésimo humor.

—No quiero hablar contigo.

Se iba a dar la vuelta para alejarse de él.

—Necesitas saber algo, Sam dijo que deberías saberlo —agregó como último recurso.

Pareció funcionar, porque Dean cambió de idea y se volteó a encararlo. Lo miró con curiosidad.

—¿Ah?, ¿sí?, ¿también hablas con Sam? No que el contacto con nosotros puede corromperte, y por eso debes mantenerte lo más lejos posible de nuestra influencia —dijo  con su tono altamente burlón.

Cassy dudó si responderle o no; por un lado, era verdad que no podía contactar con ellos, porque lo tenía prohibido; por otro lado, podía hablar con ellos si estaban en peligro mortal, aunque esto no catalogaba como “mortal”, lo era si Dean seguía con su actitud “suicida”. Al final, tampoco sabía si la teoría de Sam era correcta o si podría ayudar en algo, pero Sam estaba preocupado así que debía ser cierto de alguna forma… Daba vueltas al asunto una y otra vez.

Dean miraba la actitud del ángel y… ¡Dios!, se parecía tanto a Cas que…, dolía. Dolía demasiado verlo y saber que no era él. Si incluso podía adivinar lo que estaba pensando o por lo menos, cuando tenía un conflicto moral de esos angelicales suyos. Suspiró en derrota.

—Ya, suéltalo —dijo con voz cansada.

—¿Qué suelte qué cosa?

Dean rodó los ojos.

—Lo que tienes que decirme.

Y Cassy le contó toda su conversación con Sam. Incluso lo que no tenía que contar.

—… Él cree que lo extrañas, pero me dijo que no te contara eso, aunque no entiendo por qué me pidió eso si es la razón de que estés tan afectado…

Dean lo miró con cara de “¿qué se fumó  este sujeto?”, mientras el otro no se dio por aludido y siguió con su bla, bla. Para cuando terminó el bla, bla, tenía la cabeza revuelta y no sabía si sentirse bien por saber lo que pasaba, o mal, porque el lazo estaba desapareciendo.

—Pues, ¡fabuloso! —dijo y bajó sus brazos con desazón—, ¿y qué hacemos?

—No sé.

—¿Cómo que no sabes? ¿Eres un ángel, no?

—No ese tipo de ángel. —Su mirada fue muy significativa.

Dean sintió ese malestar característico cuando pensaba en Cas.

—Fabuloso…

—No le veo lo fabuloso.

—Por eso mismo.

Ambos guardaron silencio.

Pasaron dos días y Cassy no iba muy bien con las conversaciones. La verdad, es que no habían hablado desde ese día. Seguía invisible, pero estaba a su lado a todas horas, descuidando de vez en cuando a Sam por lo mismo. Si cuidaba más a uno, que al otro, se podría decir que estaba haciendo su trabajo a medias, pero como  los hermanos pasaban todo el tiempo juntos, no se notaba la preferencia.

Entonces, Bobby desapareció.

Los chicos se encontraban discutiendo acaloradamente, con un mapa extendido sobre el escritorio. Al parecer, fue de visita donde un amigo cazador y no mostraba señales. Después de llamarlo varias veces, el último contacto fue ayer por la mañana y se suponía debía estar ya de regreso, pero ni luces de él. Las teorías iban desde una borrachera de antología, pasando por una cacería con un mal final, hasta Bobby convertido en monstruo; las posibilidades eran muchas. Desesperados, hicieron el conjuro del mapa para encontrarlo y no resultó: el mapa se quemó entero. Eso provocó la subida del volumen de la discusión, pues ahora no sabían dónde encontrarlo. Salir y seguirle la pista era lo único que podían hacer.

—No sé Sammy, tengo un mal presentimiento, ¿qué pasa si llegamos tarde?

Estaban en eso, cuando recibieron una llamada telefónica. Era un demonio que decía tener a Bobby y lo matarían, sino mataban a Crowley para medianoche. El “matarían”, daba entender más de un demonio involucrado. Dean, escuchó a Bobby como prueba de que estaba vivo y después le dio  al demonio una sarta de insultos y amenazas bien puestas.

Rastrearon la llamada, pero por alguna razón estaban bloqueados. Ahora que sabían que Bobby estaba en peligro mortal y el amigo cazador de Bobby era un demonio, decidieron llamar a Crowley y pedirle explicaciones. Sin embargo, Crowley no se presentó y comenzaron a buscar actividad demoníaca para atrapar algún demonio e interrogarlo. Cosa que no sería nada fácil, pues la actividad demoníaca había descendido considerablemente hasta la extinción, desde que Cas era dueño del pueblo.

—Llamemos a Cassy —dijo Sam, mirando fijamente a su hermano.

Dean se removió en su lugar inquieto.

—Ok, llamémoslo.

Fue Sam quien lo llamó, no Dean. El ángel se presentó como siempre lo hacía: vestido de guerrero romano con sus alas blancas plegadas en su espalda donde también descansaba la lanza en su hombro.   

—Hola —saludó el ángel.

—Hola Cassy, ¿Sabes lo de Bobby? —preguntó Sam.

—Escuché lo que dijeron.

—¿Puedes decirnos dónde está?

—No, no puedo.

—No me digas ¿Puedes hacer algo? —dijo Dean con voz burlona.

—¡Dean! —reprendió su hermano.

Cierto, el ángel estaba ofendido. Dean se removió como niño regañado.

—Yo no puedo hacer nada por él, porque soy el Ángel de la Guarda de ustedes dos, no de Bobby, pero entiendo que ustedes arriesgarán sus vidas tratando de salvarlo, y si él está en peligro, es como si ustedes también lo estuvieran.

—Puedes apostar eso —dijo Dean muy sorprendido que comprendiera eso este ángel.

—¿Nos ayudarás, Cassy? Debemos salvar a Bobby —explicó Sam.

—Yo no puedo salvarlo, pero sé quién puede hacerlo —respondió el ángel.

Momento de revelación.

—Espera, ¿hablas de Cas?... ¿Dios? —preguntó Dean muy confundido.

—Mi Señor es el único que puede ayudarlos en esto.

—¿Quieres decir que lo llamarás? —Una esperanza resurgió al instante.

El ángel asintió con la cabeza, luego la bajó, cerrando los ojos; extendió los brazos, las manos con las palmas hacia arriba,  y sus alas se abrieron en toda su magnificencia, ocupando todo el lugar. Hubo un brillo tenue de su cuerpo.

Dean sentía la proximidad como una línea invisible, un hilo tensado hasta el extremo, al punto donde duele. El corazón de Dean golpeó en su pecho con violencia.  

Entonces, Dios se presentó en persona. Castiel el ex ángel; del Señor, caído, protector, soldado, valiente, traidor, rebelde y amigo. Fue todo esto: Castiel es todo eso, ¿acaso Dios engloba todas estas facetas? ¿Podría ser posible? Si Dios era tan inmenso, debía ser posible, porque Castiel era todo eso y más.

Fin capítulo 5

Notas finales:

Me da gusto que estén leyendo, la verdad creí que no lo hacían y se me había olvidado subir estos capis que estaban listos xd.

Muchas gracias por sus reviews.


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