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Desechos tóxicos... por chibibeast

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Notas del capitulo:

Buenas~

Pues, traigo la segunda parte del Kaita... Vi que querían continuación y aquí está :D

Este cap es dedicado a Akuma-chan [editado, Yolo(?)], su comentario llegó a mi fb, me pidió que no le cortara la escena calentucha xD y me hizo romper la abstinencia de lemon que tenía desde hace 4 meses (aprx) (?)

Ojalá te guste >.o

ADVERTENCIA: +18. Lemon (medio) explícito. Aunque se pasen la adv por donde no les da el sol, debo ponerlo para cumplir las reglas den sitio web.

Bueno, lectores... ¡A leer! ¿no? xD

− Akira…−le llamó, Yutaka, soltando su aliento cálido encima del bóxer gris del rubio. Las prendas que había estado portando desaparecieron fácilmente, ya que sólo eran una camisa sin mangas y un bañador negro. Yutaka portaba prendas parecidas, con la única diferencia de que él no usaba ropa interior. 

Sus pieles brillaban, debido a los rayos de luz que colaban a través de las ventanas abiertas; una sonrisa traviesa se pintó en los labios del batero, antes de desprender lentamente la tela que le obstruía la vista de la intimidad de su pareja.

− Espera.− detuvo las acciones del otro.

− ¿Qué pasa?− desconcertado, dejó el bóxer del rubio a medias rodillas− ¿No me dejarás comer más “cerezas”? – inquirió divertido.

− Idiota.− frunció el ceño e intentó patear al batero, pero este bloqueó el golpe haciendo que Akira chistara− Sólo acuéstate en la maldita cama y déjame hacer lo que tengo pensado.

Yutaka obedeció, se recostó en el colchón después de terminar de desnudar a Akira. Él mismo quitó su camisa, tirándola en alguna parte del piso, cruzó los abrazos detrás de su nuca, usándolos en vez de la almohada y abrió las piernas, dando luz verde al bajista para que hiciera lo que quisiera. Claro que la sonrisa y mirada que le dedicaba el batero le molestaba, en cierta medida, porque Yutaka ya sabía lo que haría a continuación.

− ¿Y bien? ¿Te piensas quedar ahí, teniéndome tendido a tu completa disposición?

Akira se posicionó entre las fuertes piernas del batero, desprendió el bañador azul de una vez y le dio una palmada en el muslo izquierdo.

− ¿Por qué no llevas nada debajo? ¡¿Qué hubieses hecho si te metías al océano, una ola te revolcaba y quedaras desnudo frente a todos?!− exasperado, seguía dando palmadas.

− Hey, tranquilo.− agarró la muñeca, parando los golpes− No ocurrió, no hay por qué reclamar. Además, así hay fácil acceso, ¿no?− elevaba ambas cejas en una mueca insinuante.

− Cómo sea.− bufó. Liberó su mano del agarre del otro y con la misma inició a repartir caricias en el torso de su pareja, mientras con la otra buscó la virilidad hasta encontrarla y masajearla lentamente. Se inclinó, unió sus labios con los de Yutaka, ansiosos mordían y lamían, enredaban sus lenguas como si batallaran por tomar el control. 

Ambos anhelaban aquella piel caliente como el verano, esos belfos que los hacían derretirse como paleta al sol, sus cuerpos vibraron por la anticipación. Cortaron el beso, Akira descendió dando mordidas y lametones desde el cuello hasta la pelvis del batero; jugó durante un par de minutos alrededor del ombligo, apenas conteniéndose para no atacar directo a la virilidad, quería que Yutaka le guiara hasta allí.

Yutaka levantaba un poco la cadera, haciendo que su pene semi-erecto chocara contra la barbilla del rubio, quien colocó una mano a cada lado de la cadera, lanzó cierta mirada seductora a su pareja y… pasó su lengua sobre el glande, elevando el pene en el proceso, vio como los ojos de Yutaka se cerraban y de su boca escapaba un suave jadeo. Repartió varios de besos de mariposa por toda la extensión, igual dio una cuantas mordidas leves a los testículos tensos. El batero abrió los párpados, sus miradas conectaron y esos ojos marrones oscurecidos por el gozo excitaron al bajista como no tienen idea.

− Se siente grandioso lo que estás haciendo, pero no era esto lo que querías exactamente, ¿o sí?− bajó su mirada para toparse con la ajena, viendo con satisfacción como Akira empezaba a engullir lentamente su erección, apoyó sus manos en la cabeza rubia enterrando los dedos entre las hebras, haciendo que lo devorara por completo; sus ojos se aguaron un poco, sus piernas temblaron y jadeos escapaban de su garganta al sentir que Akira se movía con maestría. Realizaba lentas succiones cuando lo sacaba casi por completo, enrollaba ese trozo de carne con la lengua, lo presionaba contra su paladar y, de alguna manera, abría su garganta para que el falo entrara hasta donde pudiera; algunas arcadas se hicieron presentes, aun así continuó… porque el rostro de Yutaka denotaba cuánto disfrutaba de la felación.

Poco faltó para que la esencia del batero se regara dentro la boca del bajista, aunque una parte del blanquecino y espeso líquido escapó por la comisura de los rojizos labios, descendiendo hacia el cuello; el resto del semen fue tragado.

− Maldición.− exclamó, ante tal erótica y deleitable imagen. Podía sentir su falo aun erecto, incluso después de correrse, debido a lo que observaba. Apoyó los codos en el colchón para ver mejor la expresión el rubio, sintió una sacudida al notar como este se apartaba de su pelvis y un hilillo de semen combinado con saliva los mantenía unidos.

El bicolor se relamió el labio inferior, antes de incorporarse para empujar al rubio a un lado de la cama y luego posicionarse rápidamente sobre él; las manos de Yutaka viajaron por el cuerpo sensible y perlado por el sudor de Akira. Limpió la barbilla de este con el borde la sábana, de todos modos, tendrían que cambiarlas cuando acabaran.

− ¿Qué tal?− quiso saber el bajista, sabía lo había hecho más que excelente.

− Exquisito… Alucinante… Sentí que deliraba dentro de esta húmeda boca y esta habilidosa lengua…− decía a la vez que pasaba el dedo pulgar bordeando los belfos del contrario, recibió una lamida− Akira.− retiró el dedo, para así comerse a gusto esas carnosidades sonrosadas.

En lo que se besaban, Yutaka extendió un brazo hacia una almohada ubicada cerca del borde la cama, donde la noche anterior había “guardado” un botecito de lubricante; a Akira no le gustaba la sensación fría que dicho líquido le provocaba, pero Yutaka no pensaba salir de la cama e ir hacia donde estaban las maletas para sacar otro lubricante efecto calor… ¡Imposible!  Estaba demasiado excitado como para distraerse.

Cortó el beso, sólo para poder asegurarse de empapar bien sus dedos con el lubricante, luego cerró el botecito y lo aventó a donde sea. Dirigió su mano hacia el trasero del rubio, quien hizo un sonido de inconformidad al percatarse del intruso que hurgaba en su interior; con la respiración entrecortada observaba los irises marrón arder del deseo. Otro quejido se escuchó, esta vez dos dedos expandían su esfínter. Akira posó la diestra en la nuca del bicolor, enredando los cabellos, y la zurda la posó en el pecho, con sus uñas algo largas le arañaba la piel.

Cuando tuvieron suficiente de la preparación, el batero abrió más las piernas del bajista y acomodó sus caderas en medio de estas, restregó ambos penes con lentitud tortuosa. Akira gimió ansioso, quería ser penetrado, si no de manera ruda, al menos que no tardara tanto con esos jueguitos suyos.

− Si no me follas en este instante, te arrancaré la polla y la usaré para follarme.–amenazó, desesperado jaló los cabellos bicolor y dedicó una mirada que prometía cumplir lo dicho.

En vez de intimidarlo, esa advertencia aumentó su excitación… de una manera algo retorcida, cabe destacar.

− Qué exigente eres.− sonrió remarcando su hoyuelo, sin ningún miedo, juntó ambas frentes perladas por el sudor− Me encanta cuando me amenazas.− retiró los dedos del interior y sin previo aviso ni delicadeza, empujó su erección dentro de aquel orificio, que se contrajo; contracción que asfixiaba al batero y dolía al bajista, quien trató de relajarse hasta lograrlo y luego suspirar del gusto al percibir su interior lleno.

No tardaron mucho en comenzar una danza ágil, los movimientos eran veloces y certeros, sus cuerpos chocaban generando mayor fricción en sus zonas íntimas. El sonido acuoso que se producía cada que el miembro viril de Yutaka ingresaba o salía, los alentaba a aumentar la velocidad y fuerza de las arremetidas.

Yutaka atrajo más hacia sí el cuerpo de Akira, gimieron al chocar con el punto dulce del rubio. El batero levantó las piernas del bajista para apoyarlas en sus hombros y hacer más profundos las estocadas, sus caderas se meneaban frenéticamente intentando dar con la próstata una y otra vez; la temperatura subía, al igual que el volumen de los gemidos, gruñidos y maldiciones emitidas por ambos al no encontrar cómo descargar todo lo que el contrario le hacía experimentar.

Parecía que la habitación se incendiaría en cualquier momento.

Los besos iban y venían, las mordidas no se quedaban atrás, chupetes y arañazos estaban a la orden.
Las dos figuras que se sacudían encima de la cama, se amoldaban como piezas de un puzzle, encajaban perfectamente.

Yutaka se aferró a la cabecera de la cama con una mano, con la otra a la cintura de Akira, utilizó el impulso para embestir de manera lenta, profunda y movía la cadera en círculos. El bajista apretaba las sábanas, tenía atrapado al batero entre sus muslos… no le permitiría irse hasta terminar.

− Quiero…− trataba de hablar, pero los gemidos se interponían− Quiero… montarte…− cierta estocada especialmente certera, más que gemir, le hizo gritar.

El bicolor abrazó al rubio, rodó sobre el colchón para permitirle sentarse arriba de él. Akira se acomodó, apoyó las manos en el pecho amplió bajo él, arañó durante unos segundo la tersa piel y después decidió que ya era tiempo de cumplir lo propuesto.

Rebotaba encima de la pelvis de Yutaka, una y otra vez; se movía en círculos, ascendía de manera lenta y presionaba su esfínter cuanto podía, descendía de manera veloz, empalándose seguidamente. El pene erecto del rubio botaba igual que él, pegaba en la pelvis del bicolor, después se alzaba y volvía a bajar; al ver esto, Yutaka, lo masturbó al mismo ritmo de los brincos que daba el dueño.

Gemidos, suplicas, gritos, gruñidos… al finalizar no hubo nada ni un ruido, el semblante de los dos hombres era suficiente para saber que el clímax hizo acto de presencia. Sus rostros representaban la máxima manifestación de placer.    

Akira se desplomó débil con la respiración fatigada, cerró los párpados al escuchar los latidos frenéticos del corazón de su pareja.

Los retazos del orgasmo aun azotándolos no les impidieron abrazarse, regalarse un tierno y duradero beso, menos se les dificultó acurrucarse para descansar después de semejante actividad.

− Tenías razón, no era necesario que hicieras algo tan ridículo como anudar un palito de cereza con la lengua… sin embargo, debes admitir que fue una buena excusa para llegar a este desenlace.− rieron ante las palabras del batero, después de un último piquito cayeron dormidos.

 

 


 
*****

 

 


 
En la cocina…


− ¡No! ¡Yuu! ¡No seas estúpido!− gritaba histérico Takanori, sujetándolo de la cintura.

− ¡No tiene sentido lo que tratas de hacer!− Kouyou apresaba entre sus brazos a un atolondrado Yuu.

− ¡Déjenme! ¡Maldita sea! ¡Mis ojos!− Yuu se zarandeaba, queriendo liberarse de la aprensión ejercida en su cuerpo por el vocal y primer guitarrista.

Es que el segundo guitarra intentaba lavarse los ojos con líquido limpia piso o cloro, lo que pudiera tomar primero o tuviese mayor efectividad. Se arrepentía como nunca se había arrepentido de ver algo, pero al parecer sus compañeros de banda no lo comprendían… ¿Cómo iban a hacerlo, si ellos no presenciaron lo que él sí? 

− ¡Yuu Shiroyama, suelta esa puta olla en este mismo instante!− se zafó de los que lo mantenían cautivo, corrió hacia el fregadero de donde agarró una olla enorme e intentaba golpearse con ella en la cabeza para así olvidar lo visto. Takanori y Kouyou querían evitar que cometiera tal locura.

− ¡No! Ustedes no vieron lo mismo que yo, no saben el trauma que eso me creó. ¡Quiero olvidarlo! En las caricaturas funciona, en la vida real debe hacerlo también. 

− ¡Joder, Yuu!− vocal y guitarrista se lanzaron directo al pelinegro, evitando cualquier golpe.

La escena era digna de grabarla y estallar en risas, la razón por la que el segundo guitarrista se comportaba de ese modo era debido a…

− ¡Maldigo sus generaciones futuras, Akira y Yutaka! ¡Los inscribiré a un curso de cerrajeros, a ver si así aprenden a cerrar con llave la puta puerta!

Sí, es como suponen. Yuu Shiroyama, alias Aoi, segunda guitarra o guitarra rítmica, como prefieran, nuestro querido Koneko con pompas en forma de corazón… tuvo mala suerte, le pasó la mayor desgracia (según él): vio al líder-batero y al bajista teniendo sexo.
Él lo lamenta, pero… ¿Cuántas quisiéramos tener esa suerte?  
 
 

Notas finales:

He ahí mi abstinencia rota(?)

Es el primer lemon KaixReita que escribo, ya puedo tacharlo de mi lista de "Cochinadas de X pareja por escribir" :v

Kaita is lof, Kaita is laif :B

Ahí tienen su respuesta a la pregunta de si los encontraron cochineando o no(?) Ni yo sé en qué momento llegaron a la casa :v

Las nalgas de Aoi tienen forma de corazón, ¡acéptenlo! xD

Aw~ ya quisiera yo tener la suerte de él, de haber visto esa zukulemsia 7u7 :Q_______

Bueno, ¿Qué les pareció la lengua de Reita? :D digo, ¿Qué les pareció la conti, buena o mala o menos del promedio? lol

Nos leemos ~ 


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