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Bienvenida a casa. por ROOM

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Notas del capitulo:

Hola, si hay algun fallo ortográfico sorry se me pasó jeje.

POV Autor:

La isla parecía tranquila, no había rastro de marines por la zona y el clima era cálido, parecía un lugar seguro.

El submarino estaba anclado al puerto y los Heart debían reabastecerse de provisiones e instrumental médico. El log pose tardaría un día en cargarse, así que Bepo, Sachi, Penguin y Law saldrían con las niñas para hacer las compras y asegurarse de dejarlas en una posada.

-          Capitán- el nombrado se volteó a ver a Penguin- Debemos comprarles ropa a las niñas- Law se fijó en ellas, estaban descalzas y con unas sudaderas de ellos, ni siquiera podrían caminar por la isla así, suspiró y asintió.

-          Bien.

Bepo alzó a la taheña y los chicos a las otras dos, salieron en busca de una tienda. Encontraron una que parecía decente, la encargada en cuanto vio al grupo sonrió cálidamente, parecían un grupo de padres con sus hijas…..y su….. ¿mascota gigante? La chica se llevó a las niñas al probador y en poco tiempo salieron ya listas.

La peliazul llevaba unas sandalias café, un vestido naranja a mitad de muslo con un lazo blanco en la parte superior y se agarraba al cuello con una tira, unas mangas sujetadas por listones blancos en el antebrazo y una bandana naranja con una florecita a un lado recogiéndole el cabello.

La rubiecita optó por una blusa negra con bolas blancas y unos vaqueros oscuros, llevaba en cada lado del cabello unas alas blancas pequeñas y unas sandalias negras.

-          ¡¡Waaa que monadaaaa!!- Sachi, Penguin y Bepo no paraba de elogiarlas y sonreían como idiotas.

-          Eh, Trafalgar, ya estoy lista- la pelirroja salió del probador y Law le observó curioso.

La taheña llevaba el cabello suelto, una blusa negra de cuello alto sin mangas, una falda amarilla con círculos y motas negras, unas botas oscuras y en una mano tenía unos brazaletes dorados haciendo juego con el conjunto.

-          ¿Amarillo y negro, eh? Pero…. esa forma de vestir….me es familiar….

-          Trafalgar, que ya estoy lista- la niña lo sacó de sus pensamientos, compraron también ropa de invierno por si la necesitaban y dejaron la tienda.

Exploraron el pueblo e hicieron todas las compras para el submarino, ya era pasado el mediodía y decidieron comer algo, un postre estaría bien y llevaban semanas sin comer alguno.

Las niñas no conocían lo que eran los dulces, ni los sabores que tenían, los adultos no se impresionaron con ello, si siempre estuvieron solas era de esperarse que no conocieran muchas cosas, así que pidieron varios tipos de pasteles y helados para que los probaran.

Las más chicas probaron nieve de vainilla, Penguin y Sachi se echaron a carcajadas al ver su reacción, literalmente desprendían brillos de sus ojos, era obvio que lo adoraron. La taheña probó de todo pero nada le interesaba mucho, Law le pasó un pastel de fresa esperando que al menos comiera eso, la niña con pocas ganas se llevó un pedazo a la boca y se quedó en shock, Trafalgar le miraba divertido, le había encantado el postre, en dos segundos lo devoró completo y le sonrió tontamente, una joven trajo un plato con tostadas y la niña lo miró con cara asqueada, Law alzó una ceja ante esto.

-          No me gusta el pan- fue lo único que dijo la niña, dejando a los tres adultos en la mesa con las mandíbulas en el suelo y a Trafalgar incrédulo, éste terminó su chocolate y les llevaron a una posada.

Bepo estaba armando una escena, lloraba abrazando a las niñas que ya estaban azules de tanto que las estrujaba y no quería dejarlas.

-          Bepo, suéltalas de una vez, se están ahogando.

-          P-pero, capitán, lo siento- las dejó ir y los otros dos jóvenes se hincaron al suelo a despedirse de las dos pequeñitas. Law y la taheña se quedaron en silencio.

-          Supongo que es la despedida- dijo la niña.

-          Sí- Trafalgar sacó de su bolsillo un paquete y se lo entregó.

-          ¿Ah? ¿Qué es esto?

-          Ábrelo- la niña obedeció, abrió el paquete y quedó de piedra al ver lo que contenía.

-          E-esto es…

-          Unos guantes y unos goggles, éstos te protegerán los ojos cuando estés trabajando con metal- la niña tomó el regalo y lo observó, las gafas eran redondas y doradas, la cinta que los unía era negra y también tenía para taparle la nariz. Levantó el rostro para mirar a Law, apretó fuertemente su regalo y sonrojándose hasta las orejas se lo tendió.

-          Pónmelos- el chico lo hizo, lo pasó por su cabello y lo acomodó. Era una sensación agradable, sabía que le gustaría el regalo y ahora que no estaría para curarla podría dejarle algo para que no se hiciera tanto daño, los guantes eran fuertes, sus manos estarían seguras.

-          Al parecer te gustaron.

-          Fufufu, estás siendo muy dulce, Trafalgar, eso no va contigo, pero…..- la niña se acercó y le sonrió como cuando comió el pastel.

-          Qué simple es, está feliz con algo como eso.

-          Trafalgar- sin dejar de sonreír le tendió su mano- Gracias por todo, en serio.

-          Fufufu, algún día me lo devolverás- le dijo correspondiendo al gesto- Asegúrate de buscarte un buen nombre, enana.

-          No arruines el momento, Trafalgar, y no me des órdenes.

-          Sí, sí….. bueno…. adiós.

-          Adiós, Trafalgar.

Las niñas tomaron su camino y los jóvenes regresaron al submarino, el log pose aún no estaba cargado, esperarían hasta la noche para zarpar de nuevo.

Habían pasado unas horas, todo estaba tranquilo hasta que se escucharon gritos en el pueblo, Penguin abrió la escotilla a ver que sucedía y entró en pánico.

-          ¡FUEGO! ¡HAY FUEGO EN EL PUEBLO!- Los demás salieron y vieron como el humo cubría todo, el destello anaranjado podía verse claramente.

-          ¡LAS NIÑAS! ¡HAY QUE IR POR E…!- Bepo no terminó de decir la frase y ya Trafalgar, Penguin y Sachi corrían hacia el pueblo, notó una sombra y cuando volteó a ver encontró dos barcos marines anclados cerca de ellos.

Los tres corrían como si su vida dependiera de ello, se suponía que estarían a salvo en ese lugar, los gritos se hacían más audibles, el fuego avanzaba rápidamente y las posibilidades de encontrarlas eran menores. Cuando pasaban por un callejón vieron a unos marines que huían despavoridos, parecían haber visto al mismo Satanás.

-          Tengo un mal presentimiento.

Su sentido nunca fallaba, la escena que encontraron lo decía todo. El callejón parecía el mismísimo infierno, había sangre por todo el suelo y las paredes, cuerpos quemados, brazos, piernas, cabezas, todos los miembros y hasta órganos del cuerpo decoraban el lugar, otros estaban clavados a la pared con espadas u otra arma filosa, dejando caer la sangre hasta el suelo como una cascada, habían al menos unos treinta marines ahí. Los jóvenes miraban todo con atención ¿Quién podría haber hecho esta masacre? Al final del callejón estaban ellas, acurrucadas en una esquina con el rostro en las rodillas.

No podían seguir perdiendo el tiempo, el incendio era muy grande, tenían que salir de ahí, avanzaron y las tomaron en brazos, las niñas comenzaron a patalear pero cuando vieron quienes eran dejaron de moverse y comenzaron a temblar, Law alzó su mano.

-          SHAMBLES- Estaban de vuelta en el submarino, Bepo y Jean Bart abrieron los ojos como platos al verlos. Ellas estaban llenas de sangre hasta el cabello, manchando también a los chicos.

Las más pequeñas temblaban en los brazos de Penguin y Sachi, ellos trataban de calmarlas diciéndoles que todo había pasado, que estaban seguras con ellos.

-          Venga, tenéis que bañaros, tienen mucha sangre encima- las niñas seguían sin reaccionar y se aferraban cada vez más a su ropa, sin pensarlo, ellos mismo fueron a los baños con ellas, esperaban que se tranquilizaran un poco, después revisarían si tenían heridas y se quedarían con ellas todo el tiempo que hiciese falta.

La pelirroja no temblaba  ni hablaba, apenas Trafalgar podía escuchar su respiración, sin embargo no le soltaba, parecía también estar en shock.

-          Tra-Trafalgar.

-          Ya pasó todo, estás en el submarino, todos estamos aquí- la niña apretó aún más su agarre y rechinó los dientes.

-          Trafalgar- él puso una mano en su nuca y le acarició el cabello.

-          Estoy aquí, no te soltaré.- Y como si eso fuera lo que necesitaba escuchar, la niña aflojó su agarre y comenzó a calmarse. Le ordenó a Bepo que se pusieran en marcha y salió de la habitación.

No era el momento de preguntar nada, llevó a la pelirroja a su baño privado y ambos se metieron en la tina, le lavó el cabello hasta dejarlo sin una gota de sangre y le secó con una toalla, al parecer no tenía heridas. Lo mejor era dormir, mañana estaría más calmada, acostó a la niña en su cama e hizo lo mismo a su lado, dejó que se acurrucara sobre él y comenzó a tocarle el cabello hasta que se quedó dormida.

La noche sería larga, no sabían que había pasado y les preocupaba el estado en que quedaron las niñas, esperaban que con esto, quisieran contarles la verdad de una vez, la marina las había visto y seguro pondrían precio a sus cabezas y los que salieron vivos habían visto cómo se las llevaban, correrán la voz de que ellas son parte de los piratas Heart, fuera lo que fuera a pasar, Trafalgar Law ya había decidido que no se irían de la tripulación, cuidar de la pelirroja era ahora uno de sus objetivos.

Llegó la mañana y la pelirroja despertó, sintió una mano en su nuca y alzó la vista. Trafalgar llevaba tiempo observándola, se sentó en la cama y bajó la cabeza, con el rostro ensombrecido empuñó sus manos y apretó con fuerza. Law alzó su mano y comenzó a revolverle el cabello.

-          Mentí- su voz sonaba apagada y cortada.

-          Lo sé- Law seguía sin dejar de revolverle el cabello.

Ya no podía más.

Comenzó a contarle todo, que eran un experimento de laboratorio, que fueron creadas para asesinar a los supernovas y a piratas que fuesen un riesgo para el gobierno, que les torturaban para forzarlas a usar sus habilidades para sobrevivir y volverse más fuertes, les obligaban a asesinar personas y bestias, si mostraban rebeldía eran electrocutadas y si tenían suerte las dejaban en aislamiento, las golpeaban o no les daban comida. Le habló de los demás de su celda: los gemelos, Natsu, Lucy y Robert, del sacrificio que hizo porque ella sobreviviera y del tiempo que pasaron juntos tratando de no caer en la oscuridad y volverse más monstruosa de lo que ella creía que era.

Trafalgar no decía nada, solo asimilaba todo lo que la niña contaba, no se esperaba esto. La niña estaba en silencio, seguía con la cabeza gacha y los puños en sus rodillas.

-          ¿Te dolía?- la niña negó con la cabeza- Deja de mentir.

-          No miento- apenas podía hablar, trataba de tragarse sus sollozos, no quería flaquear.

-          No voy a juzgarte, no eres un monstruo, además, los monstruos no lloran- la niña le miró y se palpó el rostro, estaba húmedo, las lágrimas salían sin parar y no podía evitarlo. Trafalgar sonrió y lo volvió a intentar.

-          Dime ¿Dolía?

-          S-sí…..dolía….dolía mucho- los sollozos eran tantos que parecía no tener fin, él le rodeó con los brazos y esperó a que terminara.

-          Law- el nombrado se exaltó, era la primera vez que le llamaba por su nombre- Gracias- él sonrió y le secó el rostro.

-          Vamos a desayunar.

En la cocina ya estaban todos los demás, la taheña le dijo a sus nakamas que le había contado todo a Trafalgar y ellas igual le habían contado a Penguin y Sachi, ya Bepo y Jean Bart sabían la historia por ellos, ya no había secretos, pero Law tenía una duda que le carcomía por dentro.

-          Me dijiste que fueron creadas en un laboratorio, ¿cierto?

-          Sí- respondió la taheña.

-          No las pudieron haber hecho de la nada, tienen que haber usado los genes de dos personas ¿Sabes de quienes fueron?- la niña comenzó a pensar y recordó algo.

-          Una vez me dijeron que era fruto de dos supernovas muy peligrosos de tripulaciones diferentes, dijeron que habían comenzado el proyecto hace cinco años, así que desde ese tiempo ya eran un problema para ellos, de mis nakama nunca dijeron nada del tema.

-          ¿Hace cinco años? Pero ustedes no pasan de diez- Jean Bart intervino en la conversación.

-          Estuvimos dos años en unas máquinas que nos hicieron crecer más rápido, en ese tiempo teníamos el cuerpo de una persona de cinco años, a partir de ahí comenzó lo demás.

-          C-capitán- Bepo comenzó a atar cabos- ¿Podría ser…?

-          Les haré una prueba para salir de dudas- ante la cara de incógnita de las niñas siguió- Yo soy supernova desde un poco más de cinco años.

Estaban en la enfermería, les sacaron un poco de sangre a las pequeñas e hicieron la prueba, Law conocía el ADN de sus tripulantes y los resultados no engañaban.

Los ADN de Penguin y de la rubiecita mostraban coincidencias en los patrones al igual que el de Sachi y la peliazul. El último papel tenía el resultado de la pelirroja y ya se lo imaginaba.

Los dos jóvenes con sombrero leyeron los papeles y se quedaron estáticos. ¿Cuándo? ¿Cómo? Quizás en alguna pelea dejaron un rastro de sangre y ahí aprovecharon la ocasión, miraron a sus a partir de ahora hijas y les dieron los papeles para que los vieran por ellas mismas, la reacción fue de sorpresa al principio pero no podían evitar sentir alivio y felicidad a la vez.

-          Supongo que tendremos que darles nombres, Sachi.

-          Tienes razón, Penguin- las niñas les miraban con expectativa. Sachi fue el primero en hablar, se hincó hacia la peliazul- Levy, Levy Macgarden.

-          Bueno, mi turno…. Mavis Vermilion- la pequeña sonrió y se lanzó a las piernas de Penguin, éste la alzó y junto a Sachi y Levy salieron de la enfermería, los otros dos necesitaban hablar a solas.

El silencio reinaba en la habitación, Law finalmente leyó el papel y se lo tendió a la taheña, ella abrió los ojos con sorpresa y luego rió.

-          Fufufu, eso explica muchas cosas, tenemos gustos demasiado parecidos.

-          Ya me extrañaba que existiera otra persona que no le gustara el pan, ni que le dieran órdenes, que tuviera los mismos ojos plateados que yo y que le guste rebanar personas, fufufu, realmente eres mi hija- Law hablaba en tono burlón y pensaba en cómo no se había dado cuenta de los detalles hasta ahora.

-          Bueno, ¿supongo que tú también me darás un nombre no?- a pesar del tono sarcástico la taheña le miraba esperando que dijera que sí.

-          Primero te diré mi nombre completo, Trafalgar D. Water Law.

-          ¿Ah? ¿Por qué solo usas una parte?

-          Los que tenemos la D. digamos que somos personas algo particulares, no la digas a menos que sea alguien de completa confianza. Bien, ahora veré tu nombre- se llevó una mano al mentón y comenzó a pensar- Mmmmm…..estoy indeciso, entre Erza y Scarlet ¿Cuál te parece mejor?

-          ¿Scarlet?

-          Tu cabello, es rojo escarlata.

-          Me gusta, pero también me gusta Erza, puedo tener los dos, tú también tienes dos nombres.

-          Fufufu, de acuerdo, enana, no….Trafalgar D. Erza Scarlet.

-          Suena bien, Law.

-          Fufufu ¿ya me llamas por mi nombre?- y ya comenzó a picarla.

-          No empieces a tocarme las narices, si no quieres te sigo llamando por tu apellido- sonaba molesta y Law le revolvió los cabellos.

-          No te molestes, solo bromeaba.

-          Idiota.

-          Supongo que ya sabes que la marina os buscará por lo de sus hombres, no me has dicho que pasó- ella se tensó un poco pero al final habló.

-          Los muy idiotas decían que no podían haber tres niñas solas en una posada sin alguien que las cuidara, parecían borrachos, intentamos salir de ahí pero algunos nos siguieron y terminamos en el callejón, se acercaron demasiado y….supongo que entramos en pánico, solo recuerdo gritos y más marines llegando al lugar, el resto ya sabes cuál es.

-          Ya veo- Malditos hijos de puta, tienen suerte de estar muertos- No importa, a partir de ahora sois parte la tripulación. ¿De acuerdo, Erza?

-          Sí, Law- Tengo que adaptarme a esto pero….se siente bien.

A partir de ahora los Hearts tenían tres nuevas piratas a bordo, ya se ocuparían de entrenarlas, si eran sus hijas tendrían habilidades similares a las suyas, pero aún no sabían quiénes eran los otros progenitores ni lo que habían heredado de ellos.   

Notas finales:

Vale, al fin salí del tema del pasado y los nombres, fiiiiuuuuu, espero que os haya gustado, sayonaraaaaa


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