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ADVERTENCIA: La Belleza es Peligrosa por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos....

Hace mucho que no escribo una nota en los mensajes :o

Cómo han estado?? espero que muy bien :D

 

Bueno, como se habrán dado cuenta, la historia ya está entrando en sus últimos capítulos.... (todavía queda, tampoco es que termine ahora ahora jajajaja) pero como me gusta prever las cosas, quisiera preguntarles qué les gustaría ver en una futura historia... recibo cualquier sugerencia... solo díganme y yo lo tendré en cuenta :) Muchas gracias!!!

Día 82: El ganador

Hay sentimientos que tienen una edad, como el encanto de despertar en los brazos de tu madre que se va desvaneciendo mientras creces. Como la vergüenza que sientes en la adolescencia por el amor que te expresan tus padres. O el extrañarlos por las noches cuando te has ido de tu casa. Es como si para cada etapa de tu vida, existiera un sentimiento ligado a tu familia. Tan solo que no siempre esto sucede en aquel orden, o por lo menos eso me sucedió a mí.

Ahora, cuando ya soy un adulto, he descubierto muchas emociones que no encontré en mi infancia, ni en ningún otro momento de mi vida. Por fin estaba al lado de mi padre, del ser que me entregó sus genes. Y aunque en muchos casos, ese lazo no es necesario para ser padre, aunque muchas veces quienes te adoptan son en realidad tu familia, en mi caso no fue así. Y en este momento, recién conozco lo que es tener un padre.

Para Javier todo era nuevo también, ha vivido solo prácticamente siempre y ya se había resignado a no poseer familia. Luego de hacernos el test de ADN, cuando todo fue comprobado científicamente, no cabía ninguna duda que debíamos estar juntos, que teníamos que recuperar el tiempo perdido.

Las primeras veces que nos juntamos, los silencios fueron imperantes. Entre las historias que nos contábamos, se creaban largas lagunas que solo nacen cuando no existe confianza. Todo eso cambió cuando ambos abrimos nuestros corazones y contamos nuestras realidades.

-¿Puedes creer que sigo enamorado de Antonio?... ¿Cuántos años han pasado? ¿Treinta? Y sigo sin poder controlar mis latidos cada vez que le veo...- comentó de pronto un día en una cafetería.

Supongo que su intención era confiarme su secreto más grande, demostrarme que confía en mí, en su único hijo. Aunque creo que fue más grande que eso, porque nunca le había comentado eso a nadie, se había confesado por fin, había liberado toda esa frustración que llevaba a sus espaldas.

-¿Y nunca pensaste en estar con otra persona para olvidarlo?- le pregunté, aunque la cuestión pareciera más un pedido de consejo.

-Claro que sí, pero nunca me resultó... y dudo que algún día funcione. El corazón no es racional, no puedes obligarle a sentir de otra forma, sólo él puede decidir a quién amar y a quien no... o tal vez no haya elegido muy bien...- el hombre se río tras decirlo, poniendo más ameno el momento.

Solo atiné a acariciar su mano, como forma de apoyo o algo por el estilo. Aquel tacto fue diferente, tuvo algo de energía, como una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo y accionó un mecanismo que había estado detenido por mucho tiempo. Desde ese día siento que el amor por mi padre solo ha crecido, que aquel engranaje oxidado se ha revitalizado.

-¿Y tú? ¿Qué sucede en tu corazón?- luego fue mi turno.

-Estoy enamorado de Daniel... creo que heredé tu mal de amores...- intenté hacer más relajado mi sufrimiento.

-¿Y ya te has dado por vencido?- preguntó muy serio.

-Él está casado, me debe odiar por todo lo que hice, somos enemigos comerciales... Creo que nuestra historia está más que destruida. No hay ninguna posibilidad...- fui sincero.

-Yo me alejé de Antonio porque él ya amaba a otra persona, pero jamás me rendí porque hubiera cometido un error... Si tú crees que arruinaste su relación, tal vez deberías seguir intentando...-trató de aconsejarme.

-No es solo eso... ¿quién en su sano juicio comete lo que ellos hicieron conmigo? Es desquiciado y desproporcionado... No es tan solo lo que yo hice, sino que lo que ellos intentaron hacer... Es difícil para ti entenderlo, porque aunque soy tu hijo, sigo siendo un desconocido y en comparación, conoces mucho mejor a Antonio...- era verdad, podría ser entendible que él prefiriera confiar en los Palmer.

Hubo un silencio en ese momento, uno incómodo que se prolongó un par de minutos. 

-No, ya no... Por mucho tiempo busqué un motivo para seguir vivo, una razón por la cual luchar. Y cuando ya estaba por rendirme, llegaste tú... mi hijo. No voy a creer en ellos, porque lo realmente importante es apoyarte a ti... Creo en ti y por eso te voy a dar un gran regalo...- su mirada era sincera, estaba entregándome todos sus sentimientos. Su mirada era igual a la de un padre la primera vez que carga a su retoño. En ese momento, me convertí realmente en su hijo.

No me dijo qué era lo que quería entregarme, se guardó ese secreto un par de meses, hasta aquella fiesta tan memorable.

Los días transcurrieron lentos, como si el enemigo ya hubiera sido derrotado y ahora venía el momento de calma, cuando todos reconstruyen lo destruido. Así fue, y es que tras liberar a las empresas Palmer del veto en los puertos, todo volvió a la normalidad. Las empresas que habían despreciado al Grupo Pfeiffer, comenzaron de a poco a cotizar parte de nuestros servicios. He de suponer que Antonio tuvo algo que ver en ello, que incitó a sus empresas y a las de sus aliados a liberarnos de sus ataduras. Todos esos años de rivalidad habían acabado, y todos comenzamos a ver las buenas cifras de la amistad.

-Si seguimos así, dentro de uno o dos años, nos vamos a poder recuperar de las pérdidas que provocó el veto...- comentó Eunbyul en un reunión gerencial del grupo.

-¿Es tan así?... Pidiendo disculpas al presidente, por sus decisiones personales, esta empresa está en el lugar donde está... Sino se hubiera enemistado con los Palmer, tal vez hubiéramos crecido y  ahora no estaríamos en números rojos...- tomó la palabra uno de los directores, representante de los accionistas minoritarios.

-¿Cómo te atreves a decir eso?...-la coreana se ofendió al escuchar que me estaban increpando, tan solo que la detuve.

-Tiene razón, por eso he decidido renunciar a la presidencia del grupo y dejar la gestión de las compañías en manos de Eunbyul Kim...- fui directo al grano, porque era eso lo que querían.

Tras ello, me retiré de la sala de reuniones, no quería más reproches por mis conductas, ya tenía bastante problemas en mi vida personal como para soportar que hombres bien vestidos y supuestamente educados, fueran a recriminarme por mis errores pasados.

¿Y qué haría ahora? Pensé en descansar, en salir de viaje y recorrer el mundo, pero mi padre me tenía otra respuesta, algo que había planeado desde su llegada al país.

Mi renuncia a la presidencia del Grupo Pfeiffer fue noticia en los diarios financieros por cerca de una semana. Todos cuestionaban mis decisiones pasadas y que por eso había decidido alejarme de las empresas. Muchos periodistas quisieron entrevistarme, pero no dejé a ninguno, estaba harto de los conflictos.

Luego de esa semana agitada, Javier me pidió que asistiera a una fiesta con él, porque quería presentarme a todos sus conocidos como su hijo. Estaba feliz con la idea, así es que acepté.

Íbamos platicando gratamente en su limusina, hasta que se detuvo frente a un edificio muy conocido.

-¿Qué hacemos aquí?- le pregunté muy sorprendido.

-Aquí es nuestra fiesta... en el edificio Palmer...- contestó, antes que abrieran nuestra puerta para que bajáramos.

La alfombra roja estaba rodeada de periodistas que al verme en el palacio de mi antiguo enemigo, se volvieron como simios excitados al haber encontrado una primicia. Todos se abalanzaron contra nosotros. Me hacían miles de preguntas que no alcanzaba a escuchar, porque todo se había convertido en una tormenta despreciable. Los guardaespaldas nos escoltaron hasta la entrada, sin que hablara con nadie.

-¿Qué significa todo esto?- fui brusco con Javier.

-Este es mi regalo Valentín... quizás ahora no lo entiendas, pero en un futuro me lo agradecerás... cuando seas la persona más importante de este país... cuando ocupes el lugar de Antonio...- me tomó el rostro con ambas manos y me dijo aquellas palabras mirándome directamente a los ojos.

Caminé obnubilado, todo parecía un sueño, algo creado por mi imaginación. Caminé entre los invitados como sino fuera yo, como si mi alma hubiera abandonado mi cuerpo y me viera desde lejos, era una película de una persona extraña a mí.

A mi padre todos le conocían en el círculo económico, más que mal, había sido la mano derecha de Antonio por muchos años. Su prestigio era altísimo y por ello, muchos no entendían que hacía al lado de un paria como yo, un niñato que había jugado con todos durante años. Él no dijo nada, solo sonreía  como si no estuvieran juzgándonos, conocía a la perfección aquel ambiente.

La celebración transcurrió sin mayores contratiempos, hasta que el anfitrión se subió al escenario ubicado en medio del hall del edificio más alto del país. Allí las luces se centraron en su figura y todos le tomaron atención.

-Hoy estamos reunidos aquí para celebrar los treinta años más importantes de mi vida... tres décadas en las que he comandado el grupo empresarial más importante del país, en que he hecho crecer sus empresas como la espuma...Y aunque hemos tenido complicaciones, todo ha salido bien para nosotros.... pero a veces al llegar tan lejos, se nos olvida cómo comenzamos. Y en mis inicios, estuve acompañado de un amigo entrañable, de alguien que me ayudó en todo lo que fue posible... Hoy, él está con nosotros... Javier Díaz de Valdés... Ven, sube...- Antonio parecía feliz, como si adorara tener la presencia de mi padre.

-Muchas gracias por tus palabras, me halagas...- bromeó el hombre, antes de tomar el micrófono y quedar como interlocutor.

-Y es que siempre he estado orgulloso de lo que logramos juntos, aunque después que me fui, tú seguiste guiando todo a la perfección... Y no solo te agradezco por tus palabras por amistad, sino que por negocios, porque aunque muchos lo hayan olvidado,  soy accionista de las empresas Palmer... Tal vez muchos se hayan preguntado qué hice todos estos años en el extranjero, bueno... me es grato señalarles que seguí con los negocios y explorando variados mercados internacionales, logré crear fondos de inversión sumamente rentables... y por eso, cuando Antonio me pidió ayuda no dudé en regresar al país para invertir en las empresas que había fundado a su lado... Gracias a nuestra cooperación mutua hemos podido salir adelante de la crisis que generó un hombre, un solo hombre que pudo colocar en jaque un poderoso imperio...- en ese momento, todos comenzaron a sorprenderse por sus palabras, en especial Antonio.

-Y como todos saben, he venido acompañado por él... porque, y esto no mucho lo conocen, él es mi hijo, sangre de mi sangre... y aunque todos hablen mal de él, yo estoy sumamente orgulloso de todo lo que ha logrado... tan orgulloso, que he decidido convertirlo en el nuevo presidente de las Empresas Palmer.... Yo, Javier Díaz de Valdés, como nuevo accionista mayoritario nombro a Valentín Pfeiffer como presidente ejecutivo del conglomerado... Démosle un fuerte aplauso, y recibámoslo en este escenario con todo el aprecio que se merece...- Mi padre hizo con ello que toda la atención se centrara en mí.

No sé cómo, pero subí al escenario, mientras los presentes me observaban con sorpresa, nadie se había imaginado eso, ni siquiera el mismísimo Antonio, quien en ese segundo se había enterado que ahora ocuparía su lugar. 

Los flash de las cámaras me cegaron mientras me paraba frente a todos, mientras comenzaba a escuchar los aplausos incrédulos de los presentes. No podía creer lo que había ocurrido, de pronto había vencido al grandísimo Antonio Palmer, de la nada me había convertido en la persona más importante del país, sin quererlo, todo había salido bien para mí. 




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