Cáncer veía con agrado como géminis le sostenía-Ya he caído, he comenzado a disfrutar del susurro de las máscaras, no he muerto aun-giro su rostro y unió sus labios a los del griego-porque aun sostienes mi mano, y yo no te soltare nunca.
El tiempo consumía el brillo de los años, una nueva guerra había comenzado, la feroz batalla entre dragón y cangrejo estaba en su mayor apogeo.
-¡Este es tu fin dragón!-expreso con ansiedad el italiano, dirigiendo su pie al rostro del más joven.
De repente unos rezos se hicieron presentes-“Que patético, esa joven le reza a un dios para salvar a este chico, que arriesga su vida por otra deidad”
Los rezos de shunrei consiguieron llenar de fuerzas a shiryu, quien se levantó para encarar al cangrejo.
-¿No lo ves Deathmask?, ¿No ves que tan poderosa es la fuerza de Dios?
-No lo veo, y poco me importa notarlo. Los Dioses que tú veneras no significan nada para mí-porque para él solo había un dios, y aquel era un hombre, libre de hipocresía, lleno de fuerza-el único Dios real es el que rige este santuario.
-Como te atreves, Un hombre no se puede comparar a los dioses.
-¿De verdad? , un dios es poderoso, noble, lleno de fuerza. ¡EL PATRIARCA ES TODO ESO!
-Estas enfermó, un dios no permitiría las atrocidades que cubren tu templo.
-Atrocidades, ¿liberar a esas almas del dolor del infierno está mal?
-No comprendo.
-Todos aquellos que yo asesine, cementerio crímenes, por pequeños e insignificantes que estos parezcan, mentir, lastimar a otros, con o sin intenciones, una vez que mueran buscaran cualquier excusa para sumergirlos en las más tortuosas experiencias, ¿No es mejor quedarse aquí?
-¿Y os niños? ¡Que crímenes cometen!
-Ninguno, pero ellos son más propensos a experimentar dolor, las enfermedades les afectan más que a todos, esos pequeños morirían con el paso del tiempo, sufrirían ¿Quieres que sufran?
-Sufrir es parte de la vida, Atena es el consuelo, su infinita justicia es un bálsamo de paz.
-¡Ja!, claro un bálsamo, ¡medusa es prueba de eso!
-¿Medusa?
-Cielos, chico, ¿sirves a una Diosa sin conocer su historia?-Cáncer se acercaba al dragón- Patético.
-¿A conoces tú al ser al que sirves?-shiryu estaba alerta, sabía que en cualquier momento ese enfrentamiento verbal retomaría su rumbo físico.
-Lo conozco mejor que nadie-Con rapidez se aproximó al menor, dirigiendo su puño al rostro del caballero de bronce acertando en el ataque y ocasionando que este callea al suelo- y de la misma forma el me conoce a mí.
-Atena protege el amor, tú la masacre.
-Eso crees, ¿Por qué el amor de Atena, es diferente al mío?-“¡Atena, Atena!” “siempre esa mujer, como la odiaba, como deseaba que desapareciera.
-¿Diferente?-en ese momento shiryu se percató de algo, ”lo conozco mejor que nadie-No puede ser-“y de la misma forma el me conoce a mi”-no puede ser, tú-dijo señalando a Cáncer-Eres amante del patriarca.
-Si-dijo sin miedo en su voz.
-¿No te avergüenza confesarlo?
-Niño a estas alturas debiste notar que la hipocresía no tiene cabida en mí ser.
Las llamas del reloj se extinguían, shiryu pasaba por alto el tiempo, no noto que sus compañeros se acercaban más y más al templo del patriarca y que él se había quedado en cáncer.
-Mira, puede que creas que lo ayudas, pero debes reconocer que Atena es la única capaz de guiar al mundo.
-¡Atena, Atena!, ya me tienes harto, esa mujer nunca hace nada, no le importa nada, se queda sentada viendo el holocausto, para después levantar a Nike, y fingir que hizo algo regocijándose en la gloria de sus caídos-Cáncer avanzaba con determinación - enemigos aliados, todo le da igual, no le importa cuánto deba destruir para tener a alguien en sus filas.
-¿Por qué no eres diferente?-El dragón dislumbro un atisbo de esperanza, está dispuesto a salvar a cáncer.
-¿Cómo?
-Sí, alegas que Atena no ayuda a nadie porque no le muestras lo que debe hacer, enséñale a Saori, no a Atena como debe actuar.
Cáncer lo medito, jamás se detuvo a hacer diferencias entre Atena y su rencarnación para él era exactamente igual-¿Por qué debería hacerlo?
-Para probar que Atena ha estado mal, ¿no es más sencillo cambiar los cimientos de la educación, que armar una guerra?
-No armo una guerra, tu eres el que no lo ve, en manos del patriarca todo será mejor, un mundo en paz, si miedo, sin mascaras…sin perdidas.
-Creo que nunca entenderemos lo que el otro defiende.
-¿Amas a alguien?
-¿Disculpa?
-Que si ¿Amas a alguien?
-Si-el dragón entrecerró los ojos, no comprendía a donde iba cáncer.
-Entonces si podemos comprendernos de algún modo-Cáncer debía aceptar que él no luchaba por un mundo en paz, por destruir a atena, no el simplemente luchaba por Saga.
La energía de Cáncer aumentaba dirigiéndose al dragón cuando estaba a punto de atacarle, noto una extraña figura escondida detrás del joven.
-¿Dane?-Cáncer no creía lo que veía, era su hermana, su pequeña Dane.
El dragón extrañado por las palabras del mayor se giró, viendo con asombro a una pequeña. Pero mayor fue su sorpresa al ver como la pequeña corría a los brazos de cáncer y lo que termino por sorprenderle aún más (de ser posible) fue ver como ese hombre abrazaba a la pequeña.
-Pequeña dane, ¿Qué hace aquí metida?
-tengo miedo…miedo de perderme en los círculos del infierno.
-¿Pero qué dices?
-Ya no lo recuerdas Dante, tu deberías recordarlo más que yo.
-Esa era solo una historia…nunca te pasaría a ti-y era cierto su hermana era un ser demasiado puro, él la había cuidado y esa pequeña jamás había hecho nada malo.
-¿Podrías cantarme?-La pequeña estiro su mano, entregándole su pequeño osito al otro.
-Te daré lo que desees hermanita-Cáncer se levantó cargando en sus brazos a la pequeña, meciéndola como a un bebe.
En el altar de pasiones desoladoras
Alguien busca una bendición
Le reza en llanto y le prende tres veladoras
Enterrado en su sumisión
La peque sonreía cerrando sus ojos lentamente. calmando poco a poco su miedo
Mira como sangro y como lloro por ti
Mira como el tiempo me ha traído hasta aquí
Y Deathmask solo se aferraba con más fuerza al espíritu de su hermana.
Siente la muerte tentarlo intensamente
Lleva luto en el corazón
Duerme y despierta junto a la luna incierta
Con sabor a consagración
Shiryu que era testigo de aquella escena no pudo evitar sentir cierta nostalgia, y de algún modo encontrar encantadora la voz de Cáncer.
Mira como el manto de la noche me cubrió...
Mira este rostro Que la identidad perdió
Se acercó lentamente, hasta quedar al lado de los dos hermanos. Y escucho con sorpresa las que serían las últimas palabras de Dane.
-Gracias, muchas gracias hermano, siempre lograste hacer que no tuviera miedo-la pequeño toco la mejilla del menor-solo recuerda no ser como Atena-Cáncer cobijo la pequeña y fría mano con la suya antes de que Dane se desvaneciera
Mira como sangro y como lloro por ti-Una gran tristeza lo invadió, y encontrar de sus deseos el llanto también lo hizo-Dane…Dane-apretó sus puños, y noto que aun sostenía algo en uno de ellos, el pequeño oso de su hermana. En ese momento tomo una decisión, tomo del brazo al dragón y regreso a su templo, gracias a que dominaba el séptimo sentido se percató que la Diosa y los demás caballeros enfrentaban a Saga.
Usando su gran velocidad llego en poco tiempo a la parte superior del santuario, vería a Atena a la cara y le diría todo lo que era en realidad, cuanto la odiaba, cuanto mal le ocasionaba al mundo. Pero eso no sucedió, al llegar se encontró con un desafortunado escenario.
-¡Saga!-soltó al joven dragón y se acercó al griego.
Poco le importo lo que sus compañeros llegarían a pensar.
-Saga-nuevamente sintió como la mano de un ser amado lo tocaba para luego caer ante los brazos de la muerta. Pero de la misma forma sintió una mano sobre su hombro, una energía cálida y reconfortante, ¿Acaso esa niña era Atena?
-Lamento, la muerte de tu compañero, me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes pero…
Cáncer no dijo nada y no lo haría por un largo tiempo.
Atena o Saori, como prefería ser llamada se quedo en el santuario, de veces en cuando conversaba con sus santos y baja a ver los entrenamientos en el coliseo, aquella chiquilla parecía disfrutar ver combates de ese tipo ,cosa extraña pues hasta el momento ninguna encarnación de Atena gustaba de esa rudeza.
Cáncer regresaba del cementerio, a diario iba a dejarle flores a Saga, cosa que no alegraba a muchos de sus compañeros.
-¿Terminaste de visitar a tú novio muerto?, zorrita-Milo al igual que su Antares poseía una lengua venenosa.
Cáncer lo ignoro, no le daría el gusto a Milo de romperle la cara.
-Te estoy hablando, sabes me sorprendió bastante saber que andabas con géminis, con esa actitud tuya de fiera, no te imaginaba mansito. Por lo que pude escuchar, tu voz es bastante agradable cuando está llena de pación-Se acercaba de manera hostil al cangrejo procurando desatar esa ira que se dejaba ver pocas veces-¿Qué edad tenías cuando Saga te la metió por primera vez? ¿Doce quizás trece años?, si, si, escuche que Géminis te hacia gemir como perra, ¿Qué harás ahora? Fifí, si quieres yo puedo acompañarte un rato, a no ser que sea verdad que eres un necrófilo y el que Saga este muerto y lleno de gusanos no te importe, aunque cuando estaba vivo estaba igual de podrido.
-¡Ya cierra la boca!-de un solo golpe le rompió la boca a Milo-¡No te atrevas a insultarlo!, ¡no tienes ni puta idea de lo que él sentía!, ¡de lo que compartíamos!, si te atreves una vez más a enlodar su nombre, ¡meteré mi pie por tu homofóbico culo!-No tenía sentido, partiendo del punto de que Saga solo le llevaba cinco años, los dos eran adolescentes cuando iniciaron su relación.
Cáncer estaba furioso, nadie comprendía, nadie entendía que él amaba a Saga y que saga lo amaba a él.
-Cáncer-una voz femenina lo trajo de regreso.
-Señorita Atena, ¿Qué hace por aquí?
-Nada en especial, ver hasta donde salpica la sangre de milo, eso es todo
-Lamento que haya visto eso-en realidad no lo hacía pero, estallar en cólera no era algo que le enorgulleciera.
-No hay problema, quería hablarte de algo.
-¿De qué?
-De saga.
-No entendería.
-Entonces le preguntare a Medusa.
Cáncer abrió los ojos ¿Cómo sabía qué?
-Shiryu me conto, sabes cuándo me entere que era Atena la idea no me mato-Caminaban a los aposentos de Cáncer, para hacer de esa una charla más privada, se sentaron y la diosa Prosiguió-al igual que tu sabia la mitología que la rodeaba y ella era de ms dioses menos favoritas, especialmente por lo que le hizo a la pobre medusa. Por eso decidí a actuar diferente, no ser Atena ser simplemente yo.
-Lo note, con respecto a Saga, ¿Qué desea saber?
-Qué relación tenían.
-Yo…pues-se sonrojó un poco hablar de su relación con Saga-pues éramos pareja.
-Desde cuándo.
-Bastante tiempo, Saga me enamoro desde la primera vez que lo vi, pero no sé en que momento él se enamoró de mí.
-Algo que tú consideres que influyo en ese amor seria…
-Pues creo que sería esa ocasión en la que…
Un grato recuerdo lo abordo, teniendo diez años, comenzó a sentir ciertas cosas por el custodio de géminis uno de los candidatos a patriarca, su plan era efectuar una de las tácticas que su madre le conto que su padre hacía para enamorarla, impresionándola. Claro que la forma como lo hizo el pequeño no fue igual a la de su padre.
-Saga-cuando el pequeño capto la atención del mayor, puso su rostro serio, lo señalo y expreso-Ayer me hablo el fantasma di padre-hizo una pausa y continuo-y me dijo que esta noche venia por ti.
Tomando en cuenta las habilidades de cáncer, Saga no se lo tomo como juego y paso una no muy agradable noche.
El recuerdo de esa ocasión fue interrumpido por las risas (nada elegantes) de Atena, eso le agrado a Cáncer, aquella chiquilla era tan natural, tan humana.
-¿Qué era lo que más te gustaba de él?
-A pues creo que-soltó un suspiro-no se tenía tantas cosas-la mirada enamoradiza de cáncer hizo florecer un deseo en Atena, ella esperaba que alguna vez alguien al recordarla lo hiciera con el mimo afecto con el que lo hacia Cáncer. Dirigió su mirar a una mesita de estar y vio a los pequeños osos, se acercó y tomo al que en antaño pertenecía a la hermana del guardián.
-Es hermoso-lo toco con delicadeza-es como si al tocarlo los miedos se alejaran.
Cáncer sonrió, esas fueran las palabras de su hermana al momento de recibir aquel oso como regalo, pero su sonrisa permaneció al percatarse de algo, aquella niña no era la Atena mitológica, sus ojos esa risa, el encantarse con el oso, esa chiquilla era un reflejo de su hermana, de su querida Dane.