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Kwop Kilawtley por muse darkkness

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Notas del capitulo:

Hola personas especialmente espaciales, este es el último capítulo de la segunda parte, es demasiado largo ya que consta de casi 5000 palabras espero lo disfruten.

Los pensamientos están entre comillas " " 

 

 

*

Cap. 18.- Preguntémosle al cielo sobre las pequeñas flores azules.




22:49 pm.




“Sé que todo irá bien”, es lo único que puedo repetirme mientras corro entre la espesura del bosque tratando de llegar a ti.



No puedo creer mi grado de estupidez, se supone que tu eres la razón primordial de mi existencia hoy, eres quien prácticamente me hace respirar, con quien soy simplemente yo. Debí de dar vuelta en cuanto me di cuenta de que algo andaba mal en Port Ángeles no debí seguir adelante, debí seguir mis instintos y volver contigo, algo me decía en el fondo de mi sub conciente que prácticamente te despedías de mi como si supieras que iban detrás de ti, que tal vez nuestra historia no pase de esta noche tormentosa. Solo espérame en casa, yo iré por ti.



A pesar de la velocidad con la que corro, los frágiles copos de nieve se prenden a mi cabello como espectadores de lo que ocurrirá, como si quisieran saber si podré llevar a cabo mi cometido, si podré llegar hasta ti aun a pesar de la inclemencia de la madre naturaleza... si seré capaz de salvarte.



Doce millas son las que nos separan, la longitud que debo recorrer no es mucha para mí pero cada segundo cuenta. Paso veloz a lado de los arboles que tanto amas sin contemplarlos, puesto que tengo un solo objetivo en mente y es verte a salvo. La nieve sigue cayendo fría sobre mí cubriéndome, intentando reconfortarme sin éxito alguno, simplemente siendo una compañía constante en mi camino hacia el único lugar que después de un siglo puedo considerar como un hogar. El camino a Forks sale a mi encuentro, como si me estuviera esperando. Sé perfectamente que solo yo puedo correr a tu auxilio, que solo yo sé que es lo que está a punto de ocurrir. Mi familia no se encuentra en la mansión: Rosalie y Emmett salieron a cazar mientras que Alice y Jasper decidieron visitar su cabaña, por su parte Carlisle fue llamado de emergencia en el hospital debido a un aparatoso choque a las afueras de la ciudad justo cuando él y Esme se encontraban en una cita, así que ella se encuentra con él, y no puedo desviarme a avisar a la manada ya que perdería demasiado tiempo del poco que poseo.



El camino que recorro ya me es familiar por el tiempo que he pasado en el, camino que siempre terminaba recordándome a ti, es el mismo que siempre me llevara a ti Jacob.



La tormenta ha arreciado, si no poseyera la magnífica vista de mi estirpe no sería capaz de ver a un palmo de distancia. Puedo visualizar las luces prendidas de nuestro pequeño hogar en medio de ambos territorios, el viento incontrolable bate el lugar muy a pesar de los arboles quejumbrosos evitando saber si un efluvio desconocido ronda por el sitio. Mis oídos por lo tanto se mantienen alerta intentando captar cualquier señal de movimiento inusual.



Desesperado entro en la estancia como un bólido atormentado, bramando tu nombre con vigor, recorriéndola sin encontrar una señal de ti, más que las decoraciones de madera que la hacían acogedora regadas por el suelo como si una pelea encarnizada se llevó a cabo en ese lugar sagrado para ambos. Algunos de los regalos que Jacob se encargaba de forrar, antes de que me marchara, destrozados junto a la pesada mesa de madera y vidrio hecha jirones. Alguien despiadado se había encargado de hacer esto lo suficientemente personal como para que deseara matarlo.



Por la puerta trasera entraba un poco de nieve, con un poco mas de obviedad salí por ella, internándome nuevamente en el bosque. La silla de ruedas que Jacob debía usar para moverse después de una de sus peleas con Victoria, se encontraba volcada a unos metros de internarse entre la arboleda. El miedo se apoderó de mí, no pude controlar el temblor de mis manos cuando me acerqué a comprobar que el cuerpo sin vida del ser que más he amado en esta segunda oportunidad no se encontrara ahí, suspiré de alivio momentáneo al no encontrar nada más que capas de nieve blanca… manchada con sangre dulce, como la de Jake.



Me negué a suponer que fuera de él, pero no podía ocultar lo evidente, esa sangre era de Jacob y se podía ver extendida por el suelo en diferentes partes, como si se hubiera arrastrado. No debió haber llegado muy lejos debido a su falta de movilidad, así que debieron capturarlo. El rastro se dirigía hacia el acantilado de La Push, donde saltaban cuando hacia buen tiempo.



Debido a la tormenta el rastro a veces se perdía, así que debía estar plenamente concentrado hacia donde me dirigía por si habían cambiado de opinión. A veces podía observar señales de lucha en los arboles o por la remoción de la nieve con una cantidad mayor de sangre en esta; debía darme prisa, Jacob no podía seguir perdiendo sangre, no quería que mi mayor miedo se hiciera presente… perderlo para siempre ya que no habría eternidad para mí en este mundo sin él, ya que no habría nadie a quien pudiera pedirle que dispusiera de mi existencia: mi familia no lo haría aunque les rogara y los Vulturi no eran una opción ya que eso significaría romper con la lealtad de los quileutes. En este momento no me importaba mas nada que aquel lobo que era como el sol y nuestro vástago que no tiene la culpa de los desastres que yo había causado, ya que si jamás hubiera rogado por el amor de alguien que era considerado mi enemigo esto no estaría sucediendo.



De pronto el olor de la sangre llegó a mis fosas nasales, inundándolas, era como si me llamara, como si exclamara por mí… como si pidiera auxilio de aquel olor de muerte que lo acompañaba.



El tiempo se me hacía muy lento, como si no pudiera avanzar lo suficiente en mi empresa de llegar junto a Jacob, era como si todo se hubiera congelado… como si aquella tormenta me mantuviera en una capsula de la que no pudiera avanzar; hasta que esta comenzó a ceder convirtiéndose en una ligera ventisca común de las épocas. Mi andar era ligero y veloz sobre el manto níveo, no sentía el suelo a mis pies… no quería sentirlo, ya que eso me ataba a la cruel realidad, que alguien se había tomado esa tonta historia con veracidad como si fuera un dogma que debiera ser cumplido a cabalidad, que alguien con la suficiente esperanza de derrocar a los Vulturi había estado buscando por siglos, incluso cabe la posibilidad que aquellos buitres que gobiernan sobre las cabezas de todos nosotros hayan decidido que el que aparentemente amenazaba su reino sería el siguiente en morir y seria alguien tan insignificante que incluso vivía en un pueblo alejado de la realidad. Ambas teorías provocan un peso en mi, ya que quien fuera el ser que osó en atacarnos estuvo vigilando constantemente.



Un poco más cerca, es lo único que necesito estar para sucumbir a tu amparo, es todo lo que pido, ya que necesitar es la palabra de esta noche. Sé que el camino está a punto de acabar, que el muro que detiene esta horrible pesadilla es un precipicio que al final rompe con una cama de filosas agujas convertidas en cientos de litros de agua salada y helada, que alguien puede llegar a sentir si su piel traspasara el mar. Y es ahí donde finalmente puedo admirar tu cuerpo ensangrentado, quejándose horriblemente en medio de convulsiones terroríficas, obtengo una mirada rápida sobre él y sus pantalones de pana ahora rojizos antes de ser golpeado por detrás a traición. El silencio en la mente del otro vampiro me dio a conocer que ya nos habíamos visto antes y que por supuesto ya conocía todos mis movimientos.



-Hola querido.



La voz suave y tímida había desaparecido, ahora se escuchaba celosa, cruel y altiva, como nunca la había escuchado antes, cuando era humana.


-Isabella- su nombre salió muy despectivo de mis labios al girar a verla y contemplar esos horribles ojos carmín de muerte.



-Alice no puede ver el futuro cuando cambias repentinamente de parecer Edward y tú muy bien lo sabes.



Las preguntas se agolparon violentamente en mi cerebro necesitando salir a como dé lugar pero eso no era mi prioridad ya que la mente de Jacob repetía constantemente el ataque del que fue víctima. Del como diez minutos de haberme marchado alguien llamo a la puerta, no pudiendo detectar el olor o el sentimiento del efluvio de la persona tras ella Jacob dirigió su silla hasta la entrada donde contempló a Bella sonriéndole con demencia mientras su mirada bermellón era dirigida al enorme vientre de casi tres meses que cedió ante la presión del momento llevando a Jake a doblarse por la mitad. Bella tomó a Jacob de la solapa de su camisa de algodón levantándolo de la silla y estrellándolo contra la mesa, en la que antes mi lobo se hallaba alegre cantando y envolviendo sus regalos navideños, la cual se partió en múltiples pedazos en forma de vidrio y madera, lo siguiente en la mente de Jacob es muy confuso, tanto por el dolor como por la impotencia, ya que jamás pensó que a quien considero una persona importante en su vida ahora estuviera a punto de acabar con la existencia no solo de él sino también de quien con tanto anhelo ha estado esperando. Los pensamientos pasan veloces, lo cual está a punto de provocarme dolor de cabeza de no ser porque se detienen abruptamente cuando Jacob logra arrastrar su pesado cuerpo con la silla por el bosque nevado que le impidió seguir, y más debido al dolor en su bajo vientre donde había una herida profunda que sangraba copiosamente, sin poder seguir mas cayó al suelo nevado manchándolo con su dulce sangre rubí.



Un rugido primitivo y gutural salió de mi garganta debido a las imágenes que me había mostrado, Bella se asustó por unos segundos que fueron valiosos para mí así que la tome del cuello y con excesiva ira, la cual nunca había sentido en mi existencia, la tome del cuello para con una voltereta colocar su cuerpo debajo de mi pie y arrancarle la cabeza, quería hacerla sufrir más pero no tengo tiempo suficiente. Sabía que más tarde algo llamado culpa me iba a llegar pero será debido a Charlie y René ya que ella era su única hija.




Los mechones castaños que alguna vez acaricie con dulzura ahora se enredan entre mis dedos por otra razón. Tiré su cabeza hacia el acantilado, como Jacob alguna vez lo hizo con Victoria.




Sabía perfectamente que Jake estaba agonizando, que esa herida horrible en su vientre, de la cual manaba sangre caliente y dulce, no era producto del ataque de Bella, que era de algo más…




-Edward- Su voz carente de sonido, tan llena de tristezas me hizo inclinarme a su lado y besar su frente con delicadeza, como si con algún movimiento brusco de mi parte pudiera hacerle más daño- Ellos ya vienen… nuestros bebés.





La mente de Jacob fluía rápida, como el agua que se escapa entre las manos, no quería que me concentrara en algo que tenia ahí que sabía que me dolería.





-Jacob- susurre su nombre en una voz estrangulada por la preocupación y la ira.




Su hermoso rostro rojizo con facciones tan redondeadas y llenas de vida se ponía pálido a cada instante que más lo observaba, el rictus de dolor que se apoderaba de él no era digno de grabarse en su cara ni por un instante; sabía que sufría y que no podía hacer nada que aliviara su dolor, en el momento en el que debía convertirme en un ser patético, inservible e impotente había llegado, que si la muerte decidía llevarse a Jacob no podría hacer nada para impedirlo debido a que mi ponzoña podría igualmente matarlo. Debía llevarlo a la mansión, Carlisle había adaptado una habitación para tratarlo cuando la hora del alumbramiento llegara. Intenté pasar mis brazos por debajo de su cuerpo, pero un quejido suyo me indicó que no debía hacerlo, que él sufría.




-Jake, tengo que llevarte a la casa cuanto antes, debes resistir.




…l solamente negó con la cabeza dándome a entender que no resistía moverse. Levantó su mano izquierda hasta mí así que la cogí con ternura.



-Ed ya vienen y no puedo resistirlo. Ayúdame a que salgan.



Sabía que era mi deber ayudarlo, que mis dos títulos en medicina me habían llevado hasta este momento. Su barriga dio un movimiento brusco, como si algo quisiera salir de ahí, de repente recordé aquella película de aliens que vimos la semana pasada y no estaba alejado de la realidad ya que nuestro hijo está saliendo de él.



-Jacob, no puedo atenderte aquí, necesito llevarte a… - intenté que entrara en razón, necesitábamos irnos ya que debido a que la tormenta se había acentuado podía oler mejor el cómo alguien que no es parte de la familia se está acercando, esperando por algo.


-¡No, tiene que ser hora! – su grito me estremeció, estaba lleno de dolor y determinación a que diera a luz en ese lugar.


Un grito potente surgió de su garganta cuando su barriga volvió a hacer ese movimiento repulsivo; fue ahí cuando noté que esa gran abertura no era producto de su encuentro con Isabella y que el bebé intentaba salir de ahí. Me quité el cárdigan para tenderlo en el suelo cubierto de nieve ya que de ser necesario lo usaría como una manta, sabía que mis manos temblaban, prácticamente era presa del pánico podía verme en el pensamiento de Jake con los ojos desorbitados y mis facciones dominadas por el terror de lo que podría pasar pero sabía que no podía dejarme llevar por mis sentimientos en este momento que mi pareja ya estaba asustado y no podía permitirme que siguiera sufriendo. La extracción debía hacerla rápida pero cuidadosa en especial cuando una pequeña mano salió de esa abertura. Tomé con ansia delicada a la criatura cuando su otro brazo se asomó.


-Es un niño… un niño- mi voz no quería abandonar mi garganta pero finalmente lo hizo al momento en el que lo escuché lanzar un alarido que estremeció algo dentro de mí.


El cuerpo entre mis manos se sentía demasiado pequeño, demasiado tibio, era muy extraño; lo apoye contra el pecho de Jacob que jadeo al sentirlo contra sí. Rasgue un trozo de tela de mi camisa de vestir para ligar el cordón umbilical para posteriormente cortarlo con mis dientes. Los jadeos de Jacob me alarmaron, así que pose mi vista sobre ellos. Mi lobo lloraba, sabía que lo hacía porque estaba feliz pero en sus ojos había algo extraño; tomé el cárdigan para ponerlo contra el cuerpo del bebé que se calmó al escuchar el corazón de su papá.


-Hola mi pequeño Kwoli- musitó con un hilo de voz, pero que escuché a la perfección.



-¿Nombre quileute?- la respuesta a mi pregunta era más que obvia, a lo que Jake rio.


-Significa lobo en nuestro lenguaje.


Era una escena conmovedora, Jacob y Kwoli, mi familia.


La mano de Jake sujetó mi muñeca con fuerza, su rostro volvió a mostrar una mueca de dolor; el sonido de pasos a varios kilómetros de nuestra posición me hizo reaccionar, ahí no estábamos seguros. Volví a intentar pasar mis brazos por debajo de su cuerpo pero su grito agudo que cimbró el bosque me impidió seguir.


“No quiero dejarlos, no quiero.”


Fue el único pensamiento relevante que me importaba.


-¿De qué hablas, Jacob? No vas a dejarnos.


Vi como su manzana de Adán subía y bajaba pasando saliva como decidiendo lo que me iba a decir, ordenando sus ideas.


-¿sabes porque nacen pocos gemelos en la tribu?- no sabía a qué se debía su pregunta ya que lo único que había en su mente es que ya no había tiempo, que él también escuchaba como se acercan y su rostro palidecía a cada segundo debido a la pérdida de sangre- No voy a sobrevivir Edward, el viejo Ateara lo sabe… Ed, lo siento.


Sentí un nudo en el estómago y después un vacío al percibir su exclamación, eso era lo que me ocultaba, lo que no quería que supiera porque le pediría abortar. Quise maldecir, golpear algo, reclamar a Jacob su silencio por tres meses pero Kwoli comenzó a llorar así que Jake lo meció con tranquilidad dejando fluir sus lagrimas en un rictus silencioso yo no puedo llorar pero como deseo hacerlo como anhelo unirme al amor de mi existencia en ese acto tan sencillo pero tan cargado de sentimientos que solo se podían desbordar de esa manera, desgraciadamente lo único que podía salir de mi eran alaridos quedos, brutales… no podía salvarlo, sabía que este era el adiós definitivo, que él no me permitiría seguirlo; simplemente lo abracé con la mayor delicadeza que podía, con nuestro hijo en medio de ambos, la impotencia me hacía estremecer aún más que el pánico del cual era presa hace minutos antes de que el pequeño de piel rojiza, al igual que Jacob, y una pelusita negra en la cabeza decidiera salir al mundo.


-ya vienen Ed… debes llevártelo- cada vez se le hacía más difícil respirar, su final estaba cerca. Su vientre volvió a contorsionarse de esa manera tan extraña, nuestro otro bebé seguía en el saco gestacional luchado por salir pero los seres que venían a nuestro encuentro ya estaban más cerca, necesitaba sacarlo de ahí –So… solo puedes salvar a uno de tres.


“Escúchame por favor por un solo momento te pido elegir Ed, no puedes salvarme a mí, ni a nuestro otro ángel, así que por favor… cuida a Kwoli y amalo por mi también... serviré como una pequeña distracción”


Egoísmo, era el nuevo sentir que se unió al saco de emociones que traía a cuestas esta noche, no podía simplemente abandonarlo ahí como una basura esperando que sucumbiera al fin, quería ser egoísta por un momento, por uno solo y llevármelo de ahí a pesar de que eso sería una tortura para él . Colocó a la pequeña criatura entre mis fríos brazos de hielo para que corriera. Mi mente había colapsado al fin, no sabía que hacer: si no me iba en ese momento y aunque lograra mantenerlos a salvo sabía que perderíamos a ambos niños eso era algo que Jacob jamás me perdonaría pero sí dejaba atrás a mi lobo mi conciencia nunca me dejaría tranquilo ya que siempre cargaría con la culpa de ser partícipe de la muerte del ser que estuve esperando por un poco más de cien años; ninguna de las opciones era factible ya que no podría seguir existiendo con el repudio de Jake y no podía estar sin él volviéndome loco por el dolor, como lo dicta la tradición quileute al separarse el lazo de la imprimación.


Una carcajada seca, carente de cualquier sentimiento más que de amargura pura cruzó mis labios antes de soltar mis dolorosas quejas.


-la vida es una asquerosa perra injusta.


Jacob intento reír antes de responderme pero solo salió un ruido estrangulado.


-y por si fuera poco… te mata.


Hiel fue lo que se instaló en mi corazón al momento de decidir la acción que determinaría mi futuro para lo que me quedara de eternidad, con lo que merecía cargar por todos los hechos acometidos en mi existencia. Besé con cariño y pasión los labios de Jacob por última vez, sabía que la próxima vez que los besara ya no serian cálidos sino todo lo contrario, que su tez rojiza seria gris como los cadáveres que había visto cientos de veces y que sus ojos negros ya no tendrían ese brillo reluciente de las lágrimas.


-Por ti mi mundo entero comenzó a cambiar y por ello te amo- fue lo último que mencioné antes de besarle la frente y correr en dirección opuesta a donde se encontraba su cuerpo, con rumbo al sitio más cercano que era con la tribu.



“Yo también los amo… Y recuerda las pequeñas flores azules.”


Ese fue el último pensamiento que capté de Jake antes de alejarme lo suficiente, si me apresuraba podía regresar por él ya que no me importaría demasiado si alguno de nuestros hijos muriera pero era algo que no tenía el lujo de permitirme ya que por eso había decidido correr en dirección opuesta… porque no soportaría vivir con el odio de Jacob.


“Solo un poco más”


Ese pensamiento es lo único que me ha impulsado esta noche a seguir adelante, a continuar corriendo sin desenfreno. Las millas se van acortando mientras puedo oler el efluvio de uno de los lobos que se acerca presuroso así que yo también voy a su encuentro para poder deshacerme de esta carga innecesaria.


“Jacob, Edward” son los pensamientos preocupados de Seth que viene de nuestro hogar.



-¡Seth, Seth! ¡Por aquí Seth!- mis gritos son desesperados, atormentados.



El lobo de color arena como el desierto se hizo presente en mi periferia. “¿Qué ha pasado Edward?” sus pensamientos eran algo a lo que no podía responder, no ahora, solo me acerqué hasta quedar frente a frente. Seth cambió a su forma humana cuando observó el bulto que cargaba así que sólo le dí al niño para que lo sostuviera entre sus brazos más cálidos que los míos.


-Llévalo con Billy.


Me dí la vuelta inmediatamente, sabía perfectamente que tenía miles de preguntas por hacer pero no dejé que ninguna llegara a mí, no necesitaba que me recordara mis decisiones.



Aún a pesar de que soy el más veloz de la familia sentía que no avanzaba nada, que no podría llegar a tiempo, que esos malditos que venían por nosotros estuvieran con Jacob obteniendo lo que deseaban. Unas pocas millas más y podré estar a su lado, sólo un poco más.

En aquél lugar desde donde los lobos saltan en los días buenos de este lugar lluvioso, donde hace unos minutos me hallaba hablando con Jacob era un lindo lugar, pero ya no era para mí lo supe en el momento en el que no había nadie más que el cuerpo sin cabeza de Bella (del cual tendría que deshacerme)… Jacob ya no estaba, los surcos en la nieve se dirigían hacia el acantilado y terminaban a la orilla de este.


Tres… tres minutos fue lo que me llevó en poner a salvo a Kwoli y eso fue más que suficiente para perder a la mitad de mi existencia, aquel que me hacía creer que no era el monstruo que siempre he pensado que soy, que sabía que aún a pesar de parecer perfecto no lo soy, el único ser que me veía como realmente soy, con quien podía mostrarme sin tapujos; era definitivo, Jake ya no estaba en este mundo y yo debería quedarme aquí a cuidar a alguien que nunca deseé tener pero que tiene rasgos de él y eso me impide abandonarlo a su suerte ya que también es una promesa hecha atada a las decisiones que había tomado.


Mis rodillas tocaron el suelo cubierto por la nieve, mi cuerpo cayó laxo sin fuerzas quería dejar de existir, abandonar este maldito mundo que ya no me importa; gritos desgarradores, golpes atormentados era lo único que podía hacer, golpear con todas mis fuerzas sin importar el tiempo que me llevara, hasta que mi entidad dejara de sentir tanto dolor ya que ni siquiera tendría restos para enterrar para hacerme a la idea de que ya jamás vería esa sonrisa de dientes perfectos nunca más.



Un bulto azulado en medio de la nieve llamó mi atención así que me arrastre hasta él… era un bebé aún cubierto con fluidos y el cordón umbilical atorado en su delicado cuello; una niña, una pequeña niña fría que abracé con devoción para posteriormente besarle la frente, ni a ella pude salvarla aún a pesar de decir que ninguno de ellos me importaba la realidad se abrió ante mis ojos y ésta era que amaba a esos niños por ser parte de él, por ser lo único que conservaría de Jacob aún a pesar del tiempo.


-lo siento mi amor, lo siento tanto.


Mi disculpa nunca llegaría a oídos de nadie pero sentía que debía hacerlo por no dejar que ella tuviera una oportunidad como su hermano, por no poder hacer nada. La mecí entre mis brazos como arrullándola aún a pesar de que no se movería ya que ella reposará junto a una tumba vacía. Era momento de afrontar el futuro y volver, la velocidad humana me daría un poco de tiempo.



?


03:44 am



La pequeña casa Black se sentía acogedora, sabía que no lo merecía pero era lo único que podía soportar por el momento; embriagarme en el olor de la pequeña habitación de Jake que había sido remodelada por Rosalie y Rachel, su olor dulce aun se sentía en la almohada, el sopor en el que me mantenía era lo único que me controlaba y también, al parecer, a Kwoli que dormía tranquilo acurrucado a mi lado vestido ya con un mameluco de oso y cubierto con una cobija que el mismo Jacob había comprado. Carlisle había decidido encargarse de la beba yo solo debía presentarme a su entierro y al simbólico de Jacob.


No quería saber que pasaba fuera de esta habitación, no requería saberlo pero aún así la puerta se abrió dejando entrar a Rosalie con un pequeño paquete en la mano.

-no sé si Jacob y tú hablaron sobre los nombres, pero él quería…



-Llamarlas Sarah Amelia o Melody Elizabeth sí ambos fueran niñas- La interrumpí sabiendo por lo que había venido – lo mencionó una vez mientras, mientras…



“Si, entiendo”



El problema era que ella nunca entendería, aunque se esforzara.



-Como nuestras madres, ese será el nombre que habrá en ésa lapida… Sarah Elizabeth Cullen- Black junto con el de Jacob Daniel Black.


- bien – fue lo único que dijo para acercarse a revisar al niño- hola pequeño.



-Kwoli… Daniel Kwoli Cullen- Black.


“Como Jacob”


Besó su cabeza antes de irse, dejando el paquete a lado de nosotros; era mi regalo de navidad, aquél que Jake había envuelto con tanto esmero, no quería saber cómo era que lo había obtenido.


Algo me motivaba a tomarlo y abrirlo pero también que sí lo hacía todo seria definitivo; sí antes había tomado la elección de correr bien podía hacer esto aunque fuera lo último y único que obtendría de aquel que fue mi sol. Abrí cuidadosamente el papel periódico mostrándome una caja, grande fue mi sorpresa al divisar pequeñas flores azules en su interior con un reloj de bolsillo así que lo tomé por la cadena y una nota cayó al mismo tiempo, la letra algo torcida que había comenzado a conocer me hizo gemir de dolor.


Ed:



Este reloj ha estado en nuestra familia desde que el abuelo Ephraim hizo el tratado con ustedes, espero que puedas recordarlo, creo que es momento de que vuelva a donde pertenece, como vez lo cuidamos muy bien, aunque puede ser que tenga algo diferente ;)


Te amo con todo mi ser.




Recordaba ese reloj, se lo había dado al bisabuelo de Jake hace décadas cuando habíamos pactado el tratado entre las tierras de Forks, no supe que sentir, en especial cuando al darle la vuelta vi una descripción en quileute: Kwop Kilawtley… Quédate conmigo para siempre o como lo interpretaba yo como un simple te amo.


El destello de una mirada fue lo que desvío mi atención, Kwoli me miraba curioso (claro, si un bebé puede mirar de esa manera) mostrándome una mirada verde, como la que yo tuve una vez hace un siglo o tal vez miraba las florecillas azules que me pedían a gritos silenciosos lo que debía hacer en ese momento… No puede sino odiar esos ojos verdes que me obligaban a no olvidar.
Notas finales: ***  

Es todo por el momento. Kwoli significa lobo, lo investigué en páginas en ingles sobre los quileutes. Sobre el nombre de Jacob como no encontré si tenia un segundo nombre le puse el segundo nombre de Taylor que es Daniel ;) aunque por ahi me dijeron que era Ephraim, pero no servia para la historia. Las florecillas azules son conocidas como No me olvides, serán importantes. Bella no iba a aparecer en este fic pero necesitaba un vampiro que no se pudiera detectar y pues ella estaba a la mano jaja. 

Mientras la parte uno está inspirada en la canción de Nickelback "lullaby" (que es la canción que esta cantando Jake en el primer capítulo de esta parte) esta parte está inspirada en Aishiteru de Kourin, photograph de Ed Sheeran, Vestida de novia por Palito Ortega, Tic toc goes the clock canción que sale en Doctor Who con el undécimo, every time you kiss me de Pandora Hearts y principalmente por El hubiera no existe por Carlos Rivera. Asi como de las flores de no me olvides.

Esperen la tercera y última parte de la historia. Besos con conejos. Muse. <3

     

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