Maramures, Rumania.
7 años, 1 mes.
Los otros niños no han dejado de llorar y no me gusta que hagan mucho ruido porque no dejan dormir a mi papi que esta enfermito, por eso me gustaba más cuando solamente éramos él y yo. La nieve entra por el huequito que hay en el techo así que agarro un montoncito para ponérselo en la frente a papá, pero se derrite.
-Mi niño, ¿quieres que te cuente un cuento?
La voz de papá es muy quedita así que me acuesto junto a él para abrazarlo.
--No papi, mejor hay que dormir.
-- Mi pequeño Kadidu, te prometo que algún día te sacaré de este lugar.
Siento como me abraza y me da besitos en la frente muchas veces, siempre hace eso cuando esta triste, a veces suspira yo sé que es porque recuerda todas esas cosas bonitas que me cuenta, comienza a tararearme una tonadita, una vez le pregunté quien se la había enseñado y me dijo que “él” la había hecho antes de que yo naciera, que era un regalo. Papi sigue cantando y yo bostezo.
*
Los gritos me despiertan, papá está mirando por los barrotes de la celda, lo oigo platicar con Crina que está en la celda junto a nosotros; papi me contó que ella había escapado de casa porque se había enamorado de un muchacho que no era gitano pero cuando se embarazó él la dejó, así conoció a Stephan que la llevó ahí, ella también lloró mucho cuando llegó pero se hizo amiga de papá y nos enseña a hablar rumano así que papi le enseña inglés. Veo como papá me mira y me pide con su mano que me acerque, lo vuelvo a abrazar y escondo mi cabeza en su pancita así que me acaricia el cabello, Cri está asustada lo escucho en su voz no sé si es porque su bebé no deja de llorar.
--Kadidu, mi niño, algo está sucediendo, quiero que estés alerta –papá mira preocupado para todos lados, recuerdo que una vez estaba así y fue cuando intentamos escapar, cuando nos encontraron Vlad estaba muy enojado y nos lastimó mucho. –El efluvio de la muerte se acerca.
Yo solo lo abrazo más y nos sentamos para que me arrulle, papi le toma la mano a Crina por las rejas mientras esperamos.
*
Un sonido muy fuerte me asusta y brinco; papi me abraza con todo su cuerpo cuando comienza a hacer más frio; hay mucha nieve y entra por la pared casi junto al techo, los otros comienzan a gritar, algunos pueden salir de sus celdas para correr hacia el agujero y suben para llegar a él. Siento las manos calientes de papi en mis hombros, luego en mi cara.
--Anthony Kadidu, presta atención –Cuando papi usa mi nombre completo sé que es importante –hoy salimos de este lugar así que vas a hacer todo lo que te diga ¿entendido?
Solo muevo la cabecita para decirle que sí.
--Bien, bien. Cúbrete los ojitos y cuenta hasta treinta en voz alta; por nada que escuches los vallas a abrir.
Cierro los ojitos y papá me voltea hacia la pared.
Escucho como golpean la pared pero sé que debo obedecer a mi papi y comienzo a contar, Cri grita y la pequeña Ileana llora más fuerte cuando se escucha un golpe que mueve nuestra celda; siento como piedritas caen en mi cabeza.
--Veintisiete, veintiocho, veintinueve…
Vuelvo a sentir las manos de papá en mis hombros.
--Listo mi niño, puedes abrir tus ojitos.
Cuando los abro hay un gran agujero en nuestra celda, del lado de la de Crina y ella está pasando por ahí con Ileana, nunca las había visto pero son muy bonitas con su cabellito negro como el de papá, él me pide que las ayude a llegar junto a él mientras se pone su ropa, así que le doy mi manita a Crina y ella me sonríe, sus dientes son tan blancos como los de papi eso me hace muy feliz.
Papá jala los barrotes que se doblaron para que pudiéramos pasar, asomo mi cabecita cuando papi se voltea a ver a Cri para decirle algo en rumano cuando un niño que pasa corriendo me pega en la cabeza, nunca había visto a otro niño y él ha sido muy malo, papi siempre dice que no hay que ser desco… descroteses y si lo somos hay que pedir perdón así que lo sigo, cuando lo alcanzo le tomo la mano.
--Pídeme perdón –el niño me mira raro así que lo repito en rumano. – Cere-mi iertare –no me hace caso y me empuja; me enojo mucho más y corro para volverlo a tomar de la mano, esta vez lo miro a los ojos y lo pude sentir, como algo me apretaba el pecho y lo repito sintiendo un calorcito en la garganta. – Cere-mi iertare!*
El otro niño me mira asustado –Iertare* –Es lo que dice y vuelve a correr.
Un jalón en mi hombro y la cara preocupada de mi papá que sostiene fuerte la mano de Crina.
--¡No te alejes de mí!-- Papi me grita, quiero llorar pero me abraza, yo sé que me había gritado porque muchos niños siguen llorando y sus mamás gritan así que no puede hablar bajito. – No lo vuelvas a hacer, estaba tan preocupado.
Papi me toma en sus brazos, yo sé que le duele todo su cuerpo así que me cuelgo de su cuello haciéndome ligerito, mucha nieve está entrando por el gran agujero, solo una vez había visto tanta nieve y fue cuando intentamos escapar la primera vez. Aquí hace más frio lo siento en los deditos de mis pies. Todos se están empujando y nos pegan hasta que siento que papi me baja.
-Siéntate contra la pared, te voy a dar a Ileana y la vas a agarrar fuerte.
Yo le hago caso a papá y abrazo a la bebé, nunca había abrazado a nadie más que a papi pero se siente bien aunque Ileana es muy chiquita y creo que si la aprieto mucho se le van a salir sus ojitos, sigue llorando yo digo que tampoco le gusta el ruido que están haciendo todos así que le canto la cancioncita que papá me canta y se ríe, ¡no tiene dientes! Que raros son los bebés, el niño con el que choqué si tenía dientes. Papá me la quita de las manos y se la da a su mamá que ya está arriba y afuera, después me vuelve a cargar pero ahora más arriba de su cabeza.
-Mano, mano- es lo que dice Crina en inglés, así que la agarro y ella sonríe con sus bonitos dientes y me jala.
-No iras a ningún lado Anthony.
Es Vlad, sus ojos rojos se ven más feos y nos enseña sus colmillos largos, nunca me han gustado sus colmillos, me dan miedo.
-¡No!- Escucho a papi gritar antes de que me suelte, los que todavía no salen también gritan y se van corriendo, todos le tenemos miedo a Vlad –Déjalos en paz. ¡Corre!
No alcanzo a ver a mi papi porque Crina me jala más fuerte y comenzamos a correr.
-¡Papi, papi! ¡Regresa! ¡Papá!
No puedo ver por mis lágrimas, quiero a mi papá pero Cri me sigue jalando, no sé a dónde vamos yo solo quiero regresar. Los gritos se hacen más fuertes, los que ya habían salido corren por todos lados, hay unos tirados en la nieve, los niños también están llorando y hay fuego por todos lados; algunas personas se están peleando con otros que tienen puesta una manta gris encima.
-No llorar, no llorar, nu plânge*.
Es lo que dice Crina pero no puedo parar así que me tropiezo, alguien pasa corriendo casi junto a nosotros, otra persona con su manta corre tras esa persona para tirarla y le muerde el cuello yo lloro más fuerte, una vez Vlad me mordió la mano y me dolió mucho, me enfermé después pero papi me cuidó pero aún le tengo miedo a que me vuelvan a morder. La persona de la manta nos voltea a ver, sus ojos son rojos, pero no como los de Stephan y Vlad, estos son más claritos pero aun así me dan miedo y me abrazo a la pierna de Crina que se agacha y le avienta una bola de nieve así que me vuelve a agarrar y corremos hacia los árboles.
- Ti porterò nel nobile avvoltoio*.
Es lo que dice y comienza a caminar detrás de nosotros pero aunque corremos mucho nos alcanza en un ratito, esa persona empuja a Crina que me suelta de la mano y también a la bebé que vuelve a llorar así que la abrazo y corro a esconderme en un árbol, los dos estamos llorando y Cri grita cosas en rumano que no entiendo mientras la otra persona se ríe así que cierro los ojos. Unas pisadas muy fuertes me asustan y luego se escucha un crujido muy fuerte, no quiero abrir los ojos pero algo en mi cabecita me dice que lo haga que nada malo me va a pasar… ¡un lobo enorme me mira y luego se convierte en mi papá!