Cap. 6.- Una historia.
19 de julio:
No sentía nada, pero después, de los que me parecieron años, sentí frio y dolor, mucho dolor, en especial en mi columna. La humedad de una boca sobre la mía, al parecer tratando de pasar aire a mis pulmones, sentí el agua salada pasar por mi garganta antes de sentir nuevamente esos labios cálidos sobre los míos que esperaban para recibirme.
Mi vista borrosa vio unos manchones añil del cielo y una sombra que me tomó con delicadeza, como si fuera una princesa. Cuando me acostumbré a la luz pude ver que se trataba de Paul que me trataba de decir algo pero yo no podía escucharlo, de todas maneras sabía que sus palabras no estaban dirigidas a mí.
Nos dirigimos hasta mi casa, en donde mi papá nos esperaba y podía notar la desesperación en su rostro, ¿Por qué no estoy muerto?
Paul me llevó hasta mi habitación en donde me depósito sobre la cama con delicadeza, y de pronto alguien más entró, dos siluetas muy conocidas para mí por su olor, eran el doctor Cullen y Edward.
Carlisle se acercó presuroso a mi lado, mientras que los otros salían al pasillo, seguramente a hacerse de palabras ya que sabía perfectamente que no se pueden ver ni en pintura por algo desconocido para mí. Solo me dejé llevar por la melodiosa voz del médico y caí en los brazos de Morfeo.
Cuando desperté me encontraba en una elegante habitación que había comenzado a reconocer, era el cuarto de Edward y al parecer me encontraba en la casa Cullen.
La puerta se abrió despacio dejando entrar a Esme con una bandeja que despedía el delicioso aroma de la comida, haciendo que mi estómago gruñera, y una cálida sonrisa maternal que me reconfortó. Sin cruzar palabras me ayudó a alimentarme sin moverme, y así, en silencio me volvió a dejar solo. Dejé volar mi mente, hasta que escuché a alguien detrás de la puerta. El olor me decía que se trataba de Edward.
"¿Edward?"
Pregunte mentalmente, sabía que me escuchaba, quería que entrara y me explicara todo, que me diera un abrazo, pero el olor desapareció.
Cuando volví a despertar, el vampiro de cabellos cobrizos se encontraba sosteniendo mi mano con delicadeza, como si me fuera a romper.
-incluso nosotros... Los fríos tenemos leyendas.
Intenté interrumpirlo pero negó con la cabeza para que le permitiera continuar.
-entre nosotros existe una leyenda, más bien un cuento. Este dice que nacerá alguien, que será capaz de subyugar a toda nuestra estirpe, que ningún don hará mella en él y que por eso los más fuertes caerán.
-entonces ¿Quieres decir que yo?...
Edward volvió a negar haciéndome callar.
-y para reconocerlo, su sangre pertenecerá a la línea de sangre más dulce que existe.
Nos quedamos en silencio, tomándonos de las manos.
-¿Ya me vas a decir a que viene todo esto?
Sabía que yo no era ese gran ¿salvador, libertador... Peligro? Pero había algo ahí.
-Alice vio llegar a Bella y James creyó que era ella de quien la leyenda contaba, pero no fue así. James fue eliminado por nosotros y Victoria, su pareja, juró venganza-detuvo su relato como si deseara no continuar, al final dio una clase de suspiro- pero ella se dio cuenta que James se había equivocado, Victoria encontró una sangre mucho más dulce que la de Bella, pero que estaba mezclada con el olor a lobo... Ese eres tu Jacob.
-buena broma, estuvo muy buena-esbocé una amplia sonrisa, Edward podía ser muy cómico cuando quería... Pero que borré al mirar la seriedad con la que lo decía-no es en serio ¿Cierto?
-tú no eres capaz de oler tu sangre, pero es... Exquisita, embriagadoramente exquisita Jacob, tan dulce.- Esperé a que sus ojos fueran negros, pero nunca cambiaron de ese hermoso dorado-la historia trata de tus descendientes Jacob.
Eso me impactó, quería decirle, sabía que nunca voy a tener hijos porque yo estoy imprimado... que estoy enamorado de él.