-¡Kusaka!....¡ahhh!...¡aaaaa!- sus gritos lo despertaron abruptamente, cuando abrió sus ojos, el ojimiel estaba encima de él, tocando su pecho por debajo de su pijama, apretando ferozmente sus pezones-¿Q-Qué haces?
-¿A qué te refieres? Tú me lo has pedido, viniste al cuarto y te colocaste sobre mí, comenzaste a besarme y…
-¡De ninguna manera! Yo… ¿en qué momento? ¡Mngh!- fue callado debido a que el rubio acarició su erección con su mano derecha, trazando círculos sobre aquella superficie que gozaba todavía de ropa.
-Mizuki…-susurró en su oído, viendo cómo el azabache comenzaba a retorcerse de placer, ahogaba algunos gemidos lo mejor que podía, pero se estaba rindiendo ante aquellas atenciones que se le estaban proporcionando.
-Kusaka…ba-basta, no puedo…. ¡aaaa!- un gemido salió de su boca cuando el ojimiel comenzó a tocar su falo sobre su ropa interior, había bajado sigilosamente su pantalón para dar acceso a un toque mucho más cercano. Sentía que podía enloquecer.
-Mizuki ¿quién es Kusaka? ¿Algún novio?- mordió el lóbulo de su oreja esperando una respuesta
-¡N-No! No sé, sólo…así te llamo sólo a ti, no sé por qué te digo así….te lo juro, no tengo… novio
-Mmmm, ya veo
-Kazuno, por favor…por favor
-Por favor… ¿qué? – ante tal provocación, el ojigris tomó la mano que lo tocaba sin parar, haciendo presión para que se detuviera. El rubio abrió los ojos, la expresión que el azabache reverberaba era tan…erótica, no quería parar. ¡Maldición! En serio quería continuar con ello, fue el otro quien lo provocó y ahora pedía que se detuviera con su rostro lascivo. Pero, no quería asustar a su querido…amigo.
Cuando se iba a incorporar, Mizuki apretó sus piernas, rodeándolo por la cintura.
-¿Sabes? Si quieres que me quite de encima, debes dejar de apretarme- apoyó sus brazos alrededor de la cabeza del otro. Mirándolo fijamente
-L-Lo siento, yo… ¡Mngh!- no podía ser cierto, sentía la erección del rubio en su entrepierna, aunque él también estaba excitado, lo cual generaba que ambos miembros se rozaran. Aquel gemido provocó aún más a Kazuno, quien tomó de los tobillos al sumiso para ponerlos sobre su espalda- ¿Qué estás…?
-Sólo haré esto y me quitaré de encima Mizuki- besó su frente. Lo siguiente sorprendió en demasía al azabache, el ojimiel comenzó a moverse de arriba hacia abajo, rozando frenéticamente la masculinidad de ambos
-¡Aaaa!.... ¡mnnmm! K-Kazuno- inconscientemente rodeó el cuello del mayor con sus brazos, a pesar de que estaba fingiendo embestidas se sentía tan bien, comenzó a aferrase a los finos cabellos rubios, sus gemidos retenidos empezaban a liberarse con mayor intensidad. Le avergonzaba estar así… pero… tenía que ser sincero al menos consigo mismo, esto le estaba gustando. Aquello que quería y se negaba a pedir, lo estaba recibiendo. Quería estar así con Kazuno, ya no quería ser su amigo.
-Mizuki- susurró reteniendo un jadeo- Te quiero, te quiero
¿Qué? Algo comenzó a molestar al azabache, hasta que su mente se disipó de tanto placer dando paso a la razón. Kazuno tenía novia, Kazuno estaba siendo infiel… y él, estaba regocijándose de todas las atenciones recibidas.
-¡Apártate!- empujó al rubio y lo pateó para que cayera de su cama. No pudo evitar comenzar a llorar de frustración, enojo, tristeza, decepción.
-¿Mizuki? ¿Por qué?
-¡Cállate! Sólo… sólo cállate. No quiero volver a hablar contigo- se cubrió el rostro con sus manos, avergonzado y asqueado de lo que había propiciado, lo sucedido y lo que significaría todo.
-Mizuki… no entiendo…
-Siempre es lo mismo, me tratas como si… todo fuera un juego. Tienes novia y aun así tú…hiciste todo esto- comenzó a llorar, lágrima tras lágrima recorriendo su rostro, sentía que quemaban. Su vergüenza había aumentado. Qué penoso que aquella persona lo viese en ese estado.
-No, Mizuki…lo lamento, no fui sincero contigo. Yo…ya terminé con ella- se hizo un breve silencio ante dicha noticia, no podía ser cierto.
-¿De verdad esperas que me crea todo eso?
-Sí, lo que te digo es verdad. La dejé ayer, porque… no la quería, al menos, no como…-tuvo que dar una enorme calada de aire puro, como si aspirara valor- no como a ti. A ti te quiero Mizuki, te quiero en un sentido romántico. Esa es la razón por la que todas mis actitudes y acciones te son tan confusas. Porque me gustas, porque tomarte de las manos, estar junto a ti es lo mejor de mi día, ver tu sonrisa, tus ojos grises, tu cabello azabache, tu piel pálida, tus expresiones y la manera en la que me miras, el saber que me tratas diferente a los demás y ahora… desperté contigo encima de mí. ¿Qué esperabas que hiciera? Creí que mis sentimientos eran correspondidos.
¿Qué debía responder Mizuki? Aquella confesión lo tomó algo desprevenido, creía que era mera atracción pero, el querer a alguien de esa manera y sobretodo, del mismo sexo. Pero no podía evitar escuchar su corazón latir más y más rápido conforme escuchaba cada palabra de aquella confesión. Se sonrojó. Sus ojos brillaron como nunca antes lo habían hecho. ¿Era esto lo que estaba buscando? Sí, era eso y era con Kazuno, sólo con él.
Antes de poder articular palabra alguna, el rubio se incorporó, miró desconsoladamente al menor. Agarró sus prendas y mochila, volteó una última vez para guardar en su memoria aquella imagen, Mizuki agitado, sonrojado y por fin, él ahí de pie habiendo confesado sus sentimientos sin pudor alguno. Algo torpe y repentino, pero a fin de cuentas una confesión sincera. Salió lo más rápido que pudo de aquel lugar, todo había ido aún peor que la última vez que había entrado a esa casa.
-¡Mierda! ¡Lo siento! Pero te quiero… te quiero- dijo antes de cerrar de un portazo su cuarto.
Estaba enfadado, demasiado enfadado. Ese infame, se había atrevido a hacerle tales cosas y para rematarla, se le había confesado sin siquiera escuchar su respuesta. ¿Qué tan resignado estaba a una negativa aquel rubio? Otra decisión debía ser tomada, y en esta ocasión, no dejaría las cosas al aire. Le daría una respuesta para sacarlo de la duda y la incertidumbre, para que ambos lograran ser libres.
El sonido de las últimas cigarras de la temporada lo acurrucó y adormeció hasta la mañana siguiente…
Se alistó lo más aprisa que pudo, pues la respuesta sería cara a cara. Se sonrojó, había repasado una y otra vez una especie de guión que había creado en su mente. Sólo para calmar un poco los nervios, seguro que todo mejoraría a partir de ahora.
Llegó a la entrada de la escuela hasta que una mano se posó sobre su hombro.
-Mizuki ¿cierto?
-Sí
-Hola, me llamo Ailer. ¿Puedo hablar contigo un momento? - ofreció su mano para llevarlo a un lugar más privado, donde nadie pudiera molestar su conversación.
-C-Claro ¿qué sucede? - terrible molestia la que causaba esa persona, pero no podía simplemente darle la espalda para negarse a una “amena” plática, fue guiado hasta la parte posterior del colegio.
-Verás, me enteré de que Sophie y Kazuno terminaron, eres su amigo ¿no? Así que bueno, me empecé a preguntar por qué había ocurrido algo así si ellos dos se querían bastante, o al menos, se atraían bastante desde hace unos meses
-Lo siento, no llevo el hilo de la conversación. Porque no sé la razón
-Estoy seguro que sí, porque sé con certeza que tú eres la maldita razón por la cual terminaron…