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Cuando dos almas se reencuentran por kurerublume

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Notas del capitulo:

Lo siento por tardarme dos semanas, pero...valdrá la pena xD sin más, a leer.

- ¿Qué quieres decir?

 

- Verás, anoche ocurrió algo muy gracioso. Me di cuenta que Sophie andaba algo cabizbaja, ya no se juntaba con Kazuno, no hablaba de él ni lo ha llevado a la casa de nuevo. Así que me pregunté el por qué, y ayer vi a ese rubio seguido de un hombre, eras tú, iban… ¿a tu casa?

 

-N-No, y si me acompañó a mi casa ¿qué tiene de malo? - cuestionó aún más nervioso el azabache, qué incómoda conversación, lo habían descubierto, pero…realmente no tenía ninguna prueba de algo más. Sólo que…en efecto, Sophie y Kazuno habían terminado, justo como el ojimiel le había explicada hacía unas horas.

 

-Mmmmm ¿cómo explicarlo? – se agachó para estar a la misma altura que Mizuki- pues resulta que tengo cierta habilidad para saber cuando alguien oculta un secreto. Y me quedé unas horas afuera de tu casa, como paparazzi, deberías agradecerme pues no a cualquiera le dedico tanto tiempo. Y, bueno para no hacerte las cosas más complicadas, vi cuando Kazuno y tú estaban…. ¿cómo decirlo? Restregándose, escuché tus gemidos ahogados, tu cara de placer, y bueno…. Vengo aquí a pedirte algo.

 

No podía ser cierto, aquel pelinegro los había visto en la escena más comprometedora de todas, recordó cuando el rubio le subió las piernas para fingir embestidas sobre él, se ruborizó por la vergüenza de la que estaba siendo presa, un momento íntimo se volvió en objeto de extorsión y burla. Pues lo que fuera que le iba a pedir, no era nada bueno. Se mordió el labio inferior.

 

- ¿Y qué es eso que quieres pedir Ailer? - se cruzó de brazos, como queriendo mostrar cierto poder, del cual ahora mismo carecía

 

-Te pido que no te acerques a él, al menos no por ahora. Los recesos los pasarás conmigo, iré a tu salón todos los días en la salida, al menos hasta que te diga que ya no. ¿Quedó claro?

 

- ¿Si me opongo?

 

- Me presentaré adecuadamente Mizuki, yo me llamo Ailer, soy el vicepresidente las publicaciones escolares y capitán del equipo de arquería, mucho gusto. Mi pasatiempo es la fotografía.

 

Ahora todo tenía sentido, ese hijo del mal iba a publicar fotos de Kazuno y él en el periódico escolar, sería la mayor vergüenza de todas, el hazmerreír de todos, por su falta de voluntad su amigo y él se veían envueltos en un enorme problema. Lo peor de todo es que no sabía a ciencia cierta qué tramaba ese pelinegro pues ¿para qué lo querría a su lado si le aborrecía?

 

-Comprendo, entonces tenemos un acuerdo, con permiso

 

-Claro, nos veremos al rato- ¡Bastardo!, fue lo que le dedicó en sus pensamientos el ojigris, no ahora que había aceptado a Kazuno, no ahora podía pasarle esto. Tenía que volver a reprimir sus impulsos, este era el resultado por no haberlo hecho a tiempo.

 

Se adentró a su salón, sin saludar ni dirigirle la mirada a nadie, le molestaba saber que desde hacía unos días se había vuelto a sentar junto a su amigo, y ahora…tenía que volver a alejarse de su lado, aunque al menos ya no era por cobardía ¿cierto?

 

-Mizuki- aquella voz lo sacó de sus pensamientos, el rubio le susurraba desde la puerta, pidiéndole con la mano que se acercara a él, tenía que hablar con el rubio de todas maneras así que se incorporó y se dirigió a la puerta, las clases iban a comenzar así que seguro el pelinegro ya estaría en su salón, era seguro platicar con el mayor.

 

-Ven- dicho esto, fueron a la azotea de su escuela, era un riesgo en términos académicos pues habían forzado la entrada- tengo que hablar contigo Kazuno- dijo pesadamente

 

-Claro, pero…Mizuki, por favor, si vas a rechazarme…al menos hazlo, con algo de delicadeza, te lo pido- aquello sorprendió al azabache, de verdad el ojimiel se había resignado a una negativa respecto a su confesión. Su corazón se sintió aún más pesado, su gesto se suavizó.

 

-Kazuno…lo siento, perdóname- no podía seguir con esa conversación, estaba decidido al principio, pero ahora sólo se había suavizado, detestando el chantaje del que era preso. No podía decirle más. Comenzó a correr hacia el sanitario, quería llorar en paz, sin que nadie lo criticara por ese momento de debilidad.

 

Cuando llegó se aseguró que no hubiera nadie más ahí, así que colocó ambas manos sobre el lavabo, perdido en su propio reflejo, perdido en todos esos sentimientos y emociones generados en las últimas 24 horas. Su corazón parecía estarla pasando de lo peor, lo sabía, toda la pesadez regresó, más amarga que antes.

 

-Mizuki...-tenía que ser una maldita broma, justo cuando había soltado su primera lágrima ahí estaba el ojinegro- veo que te has estado divirtiendo sin mí, qué egoísta eres. Pero bueno, mejor así- agarró un poco de papel- sólo venía por esto, una compañera está enferma así que me ofrecí a llevarle esto. Nos vemos al rato

 

No respondió nada, sabía que voz iba a sonar cortada, simplemente asintió. Se limpió la cara y se echó un poco de agua en la cara, cuando se estaba secando logró darse cuenta que alguien había entrado, cerró sus ojos

 

-Lo sé, no tienes que repetírmelo- dijo pensando que era Ailer el que estaba de nuevo ahí, molestándolo.

 

- ¿El qué? ¿Mi patética confesión? - sonrió amargamente- no te preocupes, no volveré a decirla así que estate tranquilo ¿de acuerdo?

 

-No me refería a eso- volteó a ver al ojimiel, algo animado.

 

-Te pedí que fueras algo delicado, y sólo te disculpaste- se rascó la nuca- supongo que fue…

 

-Lo siento Kazuno

 

-Por eso te digo, no tienes que hacerlo. Al menos puedo entender un rechazo ¿sabes? En especial si te he forzado a tanto, por eso el que tiene disculparse soy yo.

 

-No es eso, yo no… no te estaba rechazando Kazuno, no.

 

- ¿C-Cómo?

 

-Que no te estaba rechazando, después de todo ¿crees que de verdad no me hubiera defendido si me…desagradara todo lo que me has hecho? - se sonrojó, para él eso podía tomarse como una confesión, le estaba diciendo que “no le desagradaba” …mmm, espera, eso no estaba bien- ¡Me gusta cuando me tocas! – bien, lo había dicho apropiadamente, pero quizás algo excesivo. Claro que para el rubio fue lo más encantador que le hubiesen dicho jamás.

 

- ¿En serio? - se fue acercando lentamente a su azabache, cuando estuvo cerca, estiró un brazo para poder acariciarle la mejilla.

 

-E-En serio- sin pensárselo dos veces, levantó su mentón para plantar un casto beso sobre los labios del mayor, ese acto de valentía le había fascinado al rubio. El azabache abrió sus ojos lentamente para encontrar la mirada miel del otro, algo sorprendida. Los rostros de ambos mostraban esa tonalidad carmín sobre sus mejillas

 

- ¿Puedo…? - y colocó su dedo pulgar sobre los labios del ojigris, haciendo presión y bajando un poco el inferior, dando una propuesta demasiado obvia. Mizuki sólo cerró sus ojos, esa era su respuesta, y el otro no esperó más para comenzar a besarlo.

 

Recordó la primera vez que había robado la cavidad del menor, pero esto era completamente diferente, era mucho mejor, más satisfactorio, más romántico. Pidió permiso para introducir su lengua, presionando esta sobre los labios del otro, algo dubitativo el azabache, permitió tal intrusión. Emitió un gemido cuando sintió aquella lengua recorrer su boca, como si estuviese buscando algo, y ese algo era que le correspondiera.  Comenzó a mover también su lengua, ambas se enredaban y rozaban con mayor fervor conforme pasaban los segundos.

 

Mizuki comenzó a rodear el cuello del rubio mientras que este, lo apresaba de la cintura, juntando aún más sus cuerpos, como hacía tiempo deseaban hacerlo. El rubio lo estampó contra el lavabo, sin tanta rudeza claro, pero suficientemente fuerte como para que el azabache sintiera la erección de ambos. Se ruborizó más, si es que eso era posible, y decidió terminar con aquel contacto.

 

Al momento de despegar ambos labios, un hilillo de saliva se dejó ver, ¿tanto se habían besado? Kazuno se relamió sus labios, saboreando. Ante tal acción el ojigris volteó para otro lado y apretó los suyos, en un intento por quitar tanta humedad de aquella superficie.

 

-Yo…

 

-Me encantó

 

-N-No iba a decir eso

 

-Pero yo quería decirlo, para que lo supieras- le dedicó una sonrisa algo pícara al azabache

 

-Yo, escucha. Por ahora, no podemos ser algo más y…

 

- ¿Por qué?

 

-Porque, por ahora, no estoy seguro del todo- ocultó la verdad, definitivamente quería estar con el rubio formalmente, quería ser su novio.

 

-Ya veo ¿entonces por qué me besaste?

 

-Porque… me gustas Kazuno, me gustas. Pero el querer a un hombre no es algo normal, no está bien visto. No sé por qué desde el momento en el que te conocí, mi corazón no ha dejado de latir por ti y mis pensamientos siempre giran en torno a cierto rubio- sus miradas se encontraron, ambos sonrieron, como si fueran cómplices. A pesar de todo, el azabache le había confesado sus sentimientos, bien, siempre y cuando sintiera lo mismo, el rubio lo esperaría.

 

- ¡Rayos! Semejante palabras he logrado sacar de aquella preciosa boquita tuya. Mizuki, entonces… ¿qué quieres que hagamos? Me gustas, te gusto…pero no quieres nada formal así que… ¿deseas que seamos algo así como “amigos con derechos”? Suena mal lo sé, pero…

 

-Sí, sólo por ahora. Pero Kazuno, eres mucho más que mi amigo, sólo a ti te dejaría hacerme esto. Esto suena tan mal- se cubrió los ojos con ambas manos- pero, quiero estar así contigo, sólo contigo. Por favor, dame tiempo.

 

- El que necesites- comenzó a estrujarlo entre sus brazos, siendo correspondido tímidamente por el ojigris. Por favor, dame tiempo…sólo hasta que sepa cómo librarme de ese idiota de Ailer, hasta entonces tenme paciencia. Te quiero Kazuno. Fue lo que pensaba el azabache mientras los brazos de este lo tranquilizaban cálidamente contra su duro pecho.

 

Se abrazaron durante unos minutos más, tomando conciencia del lugar en el que se encontraban y de que muy pronto el profesor no les permitiría entrar a la clase, decidieron separarse y salir de los baños. Se tomaron de la mano unos minutos, y se soltaron al estar frente a la puerta, justo como había pasado el primer día, sólo que antes de entrar, el rubio le dio un tierno beso en la mejilla. Mizuki se ruborizó y miró al suelo, qué atrevido era su amigo.

 

Todo iba perfecto hasta que el reloj marcó la salida. Tomó rápidamente sus cosas y se despidió del rubio, diciéndole que luego le hablaría, aunque ahorita que lo pensaba, jamás se habían pasado sus números de teléfono. Ambos sonrieron y el azabache le dijo que tenía algo urgente que hacer pero que mañana podrían conversar sin problemas.

 

Su sonrisa desapareció cuando lo vio en la entrada de la escuela, ese asqueroso pelinegro, mostrando una sonrisa demasiado fingida.

 

- ¿Te divertiste? - no podía ser cierto, había sido algo precavido, se suponía que nadie los había visto juntos, ese maldito…

Notas finales:

Algo que quiero decir, es que soy muy especial xD todos mis capítulos los tengo en numeración romana jaja sólo quería decir eso, porque aquí no se los pongo así...no sé por qué. El próximo jueves, nuevo capítulo. Gustosa recibiré reviews :) (tan uke °w°..ok no jaja)


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