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Tú, mi única opción por Gilbo

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Notas del capitulo:

 

N/T: Hola, aquí les traigo el vigésimo tercer capítulo de este fic y ya que hemos llegado a este punto, ya no sé qué más decir… Bueno, como saben me inspire en la canción Take Me To Church de Hozier y aunque admito que nada de lo que escribí resulto ser lo que en realidad tenía en mente en un principio, lo cierto es que no me arrepiento para nada, porque me encanto mucho este trabajo que realice con mucho gusto para todos ustedes. Así que les dejo la primera parte del final que espero lo disfruten mucho. Este capítulo está dedicado a Omar David Luna, a quien le mando un fuerte y cálido abrazo. Por cierto, siento mucho que tardara en subir el capítulo pero estuve algo ocupada, además de que tuve que escribirlo como tres veces porque no terminaba de convencerme, pero bueno, al final quedo de este modo y como no quería retrasar más esto me decidí a subirlo así. 

“Cuanto tú eres, soy yo. Si te alejas de mí, volveré a ser nadie.” –Kokoschka –

 

 

 

“Llega el verano y el invierno se desvanece.”

 

 

 

-Por favor, quédate siempre a mi lado. Formemos juntos esa familia que soñaste tener. ¿Lo recuerdas?...Tengamos un par de hijos que correteen por toda la casa, mientras que tu padre y Melissa los ven jugar desde el sofá. –Stiles le sonrió mientras se paraba de puntitas y unía sus labios en un casto beso, justo cuando la noche ya comenzaba a caer. –

 

-Siempre –Lo beso de nuevo – siempre estaré aquí a tu lado. –Los besos, las caricias y uno que otro cuanto roce “accidental” en cierta zona de su anatomía continuaron por un momento, hasta que ambos decidieron que lo mejor era parar de una vez antes de que la situación comenzara a salir de su control. No es que ambos no desearan estar juntos íntimamente hablando, solo que en ese momento y en ese lugar no les parecía lo más adecuado. Con cierto pesar Derek se alejó lentamente del hermoso y atrayente cuerpo de su prometido, para arreglarse un poco la ropa antes de volver con todos los demás. –

 

Cuando ambos regresaron por fin, se toparon con una escena demasiado tierna y conmovedora –Y muy traumática para Derek – Christopher y Peter permanecían abrazados mientras se encontraban recostados sobre una frazada junto a la hoguera, como si ambos fueran unos niños enamorados. Peter no paraba de mencionar los posibles e hipotéticos nombres que le pondría a su bebe, mientras que Melissa trataba inútilmente de recordarle que antes de apresurarse a sacar conclusiones, debían estar cien por ciento seguros, aunque Peter por supuesto no le hacía ni el más mínimo caso, al igual que Chris, quien no dejaba de augurar que seguramente sería un niño, ya que según él, siempre había adivinado con una impresionante exactitud el sexo de sus anteriores hijos. – Allison, Malia y Liam –

 

 

 

“Aquí estamos justo igual.”

 

 

 

-¿Así que según tú, será un niño? –Cuestiono Derek, sentándose a un lado de los dos mayores. El hombre rubio asintió tranquilamente con la cabeza en respuesta, posicionando una de sus enormes manos sobre el vientre de Peter, que a decir verdad, si se encontraba un poco abultado. – ¿Y qué nombre piensan ponerle si es un niño?

 

-Theo –Respondieron al instante ambos futuros padres, para luego verse por un momento a los ojos y suspirar con amor. El pelinegro sintió un escalofrió que no pudo disimular muy bien y que hizo reír a John y a Parrish, mientras que Stiles no podía dejar de sentir cierta envidia de ambos –

 

-Me parece un muy buen nombre –Objeto Liam, estando completamente de acuerdo. – aunque ahora tendré que pensar en un nombre distinto para nuestro hijo –menciono “distraídamente” viendo de soslayo a Scott, que en cuanto escucho esto, lo primero que hizo fue abrazar a su novio con demasiada fuerza, para luego besarlo dulcemente enfrente de todos –

 

-¿Qué? –Pregunto incrédulo Chris – ¿Ustedes dos?... Creía que solamente habías subido un poco de peso –Menciono haciendo referencia a su estomago que obviamente era un poco más abultado. Isaac al igual que Allison sonrieron divertidos al ver la cara de absoluta incredulidad que tenían tanto su padre como Peter. –

 

-¡Ay papá! –Hablo Allison con una media sonrisa – ¿No te da alegría saber que pronto te convertirás en padre y abuelo, seguramente al mismo tiempo?

 

-¡Vaya!, parece que los únicos que van un poco lentos aquí somos Melissa y yo. –Menciono divertido John, haciendo que la morena se sonrojara un poco y le golpeara cariñosamente en el brazo. Stiles se cruzó de brazos e hizo un adorable puchero –

 

-Pues te equivocas papá. Derek y yo todavía no llegamos a tercera base. –Dicho esto, todos guardaron por unos minutos silencio, clavando su mirada en Derek, sintiendo además una clase de respeto por él, mientras que este en ese momento quería morirse de vergüenza. El moreno enrojeció hasta la raíz al sentir aquellas miradas curiosas y asombradas de todos los presentes. Incluso Parrish se burló de él. –

 

-Stiles…

 

-¿Qué? ¡Eso no me parece justo! –Argumento enojado, haciendo que todos comenzaran a reírse. Derek le abrazo entonces, besándolo con un cariño infinito en la frente. –

 

 

 

“No necesitamos presión, no necesitamos cambiar.”

 

 

 

-Todo a su tiempo Stiles… Todo a su tiempo.

 

 

 

“No renunciemos al juego.”

 

 

 

***************************

 

 

 

Aquel día habían decidido que antes de casarse,lo mejor era ir a buscar un lugar propio para vivir. Después de todo, a ninguno de los dos les parecía correcto el vivir en la misma casa que Melissa y su padre, ahora que su relación se había vuelto más formal. Stiles ahora se sentía más aliviado de dejar a su padre para hacer su propia vida, ya que sabía que Melissa estaría ahí ahora para él y eso le dejaba mucho más tranquilo. Derek había pensado que lo mejor para los dos era buscar un lugar cerca del centro, ya que así no les tomaría demasiado tiempo en llegar al trabajo y la universidad respectivamente. Por lo que aquella mañana se la habían pasado prácticamente viendo departamentos de un lugar a otro todo el día, pero ninguno les había convencido hasta que el de bienes raíces les mostró un hermoso pero caro loft, que a los dos les encanto en cuanto lo vieron. El loft era de estilo industrial con techos altos, espaciosos ventanales, pareces de ladrillos rojos, piso de concreto y una escalera de caracol que llevaba al segundo piso, que por una razón extraña termino de convencerlos a ambos. No hubo entonces necesidad de decir ni una sola palabra, solo basto con mirarse a la cara para saber que ambos pensaban exactamente lo mismo. Ese sitio era perfecto para convertirlo en su hogar.

 

Una semana entera basto para acomodar todo en su lugar, las cosas nuevas y los estantes de metal, tal vez pudieran parecer fríos para las demás personas, pero para Stiles el hogar que estaban creando Derek y él, era demasiado cálido. Risas, bromas, quejas, disculpas, besos, decisiones, quejas. No era mucho el tiempo que habían pasado en su nuevo hogar, sin embargo paulatinamente se estaba llenando de pequeños y grandes momentos que perdurarían en sus memorias por siempre. Stiles termino de colocar las fotografías de ambos, sobre un estante de metal que habían puesto en la que sería su habitación, sonriendo de felicidad al notar lo bien que se veían juntos. Era como si ambos hubieran nacido en este mundo con el único propósito de encontrarse, de amarse y de vivir uno al lado del otro por siempre.

 

Y aquello, por muy cursi que sonase, era simplemente algo mágico.

 

 

 

***************************

 

 

 

“Mi pareja tiene humor.”

 

 

 

Con un embarazo demasiado visible encima, Malia era la comidilla de casi todo el pueblo de Beacon Hills, quienes obviamente desaprobaban su “relación” con Parrish, a quien consideraban un pobre incauto que se había dejado engañar por tan horrible familia; pues según la mayoría de los habitantes de Beacon Hills, los Hale no eran más que unas horribles personas que podían fácilmente llevar a la perdición a cualquiera. Y como ejemplo de ello, podrían poner en primer lugar a Stiles, el hijo del alguacil, a Christopher Argent y por último a él, para demostrar el nivel de convencimiento y peligrosidad que estos podrían tener. Parrish quería morirse de risa cuando lo escucho decir a Malia, pero cuando escucho que de verdad exactamente eso era lo que pensaban todos en el pueblo, quería morirse de la vergüenza. Él siempre había tenido en buen concepto a los habitantes de dicho lugar, pero ahora se daba cuenta que la mayoría que pensaba eso, no eran más que un montón de idiotas.

 

 

 

“Es la alegría del funeral.”

 

 

 

¿Cómo podían pensar eso de los Hale y de Malia, sin ni siquiera les conocían como para decir o afirmar tales cosas? Se pregunto muy molesto. Malia lo tomaba con muy buen humor, cosa que no paraba de sorprenderle. Ella realmente era asombrosa, demasiado fuerte e independiente y con la suficiente autoestima y valor, como para ir por el mundo con la cabeza bien en alto. Ni siquiera Parrish estaba seguro si podría afrontar todo de la misma manera que ella, si tuviera que pasar por lo mismo. Y no lo iba a negar, algunas veces le daba un poco de miedo el futuro, pero nada más bastaba con sujetar la mano de la rubia para sentirse de nuevo mucho mejor, y con muchas más fuerzas para soportar todo lo que viniera.

 

 

 

“Sabe que todo el mundo lo desaprueba.”

 

 

 

Solo bastaba con ver su imponente porte soberbio y el brillo orgulloso en su mirada, para saber que todo estaría bien. Era como magia. Magia poderosa que bullía de su interior con solo verla, con solo besarla, con silo tenerla cerca de él. Y algunas veces le daba miedo sentir tal fuerza al tenerla a su lado, pero otras veces le daba una enorme sensación de alegría, que le hacía preguntarse constantemente ¿Por qué el amor tiene que ser siempre así? Tan contradictorio, tan cálido y al mismo tiempo tan frío, como la noche y la mañana.

 

-¿Cómo me veo con esto? –Cuestiono ella, mostrándole la bata de maternidad que Christopher le había regalado – ¿No me veo gorda con esto, ¿Verdad? –El agente sonrió divertido negando después, sintiendo de nuevo esa magia en su interior. –

 

-Jamás te veras gorda. ¿Por qué sabes qué?

 

-¿Qué?

 

-Tú eres hermosa.

 

 

 

“Debería haberla adorado pronto.”

 

 

 

***************************

 

 

 

"Nacimos enfermos", los escuchaste decir.

 

 

 

Derek no podía apartar sus ojos de los de Stiles, el chico tenía los hombros hundidos y la mirada clavada en un punto indefinido en la pared. Se sentía triste, se veía perdido y Derek estaba mucho peor. ¿Quién se había atrevido a decir tales cosas de él, de su Stiles? Se pregunto furioso... Unos brazos fuertes le abrazaron por la cintura y le apegaron hacia su pecho. El chico castaño levanto entonces la vista, encontrándose que esos hermosos e hipnotizadores ojos verdes que le llenaban el estomago de miles de mariposas de colores. Él sonrió feliz, olvidándose de todo lo demás, porque así de simple lograba Derek siempre calmarlo y hacerlo sentir mucho mejor, como si los problemas, los prejuicios y las malas intenciones de los demás no existieran. Como si el mundo entero fuera perfecto. La visión del amor siempre hacia parecer que el caos realmente no existía y que todo estaba bien. Derek le sonrió de vuelta antes de besarlo con lentitud. Adoraba su boca, sus manos y sus caricias, pero cada día le parecía más difícil alejarlo de sí.

 

 

 

“Mi iglesia no ofrece absoluciones.”

 

 

 

Derek sonrió entre cada beso guiándolo lentamente hacia su perdición. Él era lo más perfecto que había en toda su vida, se decía una y otra vez el de ojos verdes. Él era fragante como una flor, dulce como algodón de azúcar e inocente a más no poder, un poco hablador y bastante sarcástico, ¡Pero dios!, como lo adoraba. No debería estar pensando eso de Stiles, se dijo sonriendo, pero no podía dejar de hacerlo. Pese a que en un principio jamás se había imaginando llegar a sentir, lo que ahora sentía por aquel chico pálido, lo cierto es que no podía ni quería ahora ni nunca dejar de sentir tan hermoso sentimiento por él. Porque Stiles era su luz, su guía, su brújula y su todo. En pocas palabras –Por muy cursi que sonara – Stiles era su alma gemela.

 

Clavando sus dedos en su cálida y suave piel, Derek hundía sus ganas y dejaba huella sobre sus caderas de su inmenso deseo. Él lo amaba y respetaba y quería que el deseo de John sobre llevar virgen al altar a su hijo se cumpliera, pero ya no podía soportar ni un minuto más sin tenerlo, sin probar todo su ser y volverse uno solo. Porque simplemente era humano y tenia limites y su deseo y pasión por Stiles cada vez era mayor y superaba por mucho a su prudencia. Cada vez más su dulce aroma le volvía loco y le hacía querer tenerlo y marcarlo para siempre como suyo. Pero una vez más la cordura hizo acto de presencia cuando estaba a punto de cruzar la última línea. Los labios rojos del más joven lucían aun más tentadores que antes, sus ojos brillaban con una intensidad única que jamás había visto, mientras que pecho subía y bajaba rápidamente. No fue necesario decir nada, pues sus cuerpos expresaron mejor que sus bocas lo que realmente querían y ansiaban con tanto desespero.

 

 

 

Él me dice: "la adoración, en el dormitorio".

 

 

 

Entonces el ojiverde beso su cuello saboreando lentamente con su lengua de arriba abajo, repartiendo pequeños mordiscos por cada centímetro de esa deliciosa y blanca piel, que le hacía enloquecer de puro gusto, dejando a su paso suspiros y miles de marquitas rojas que quedarían como evidencia de sus “atroces” actos. ¿Pero es que el amor es algo atroz? Se pregunto... Si, tal vez sí, pero aun así no dejaría de degustar tan delicioso cuerpo, porque Stiles sabía dulce,…. dulce y delicioso. Su perfume natural se impregnaba en sus fosas nasales quedando guardado en lo más profundo de su memoria, mientras que Stiles soltaba a cada beso, roce y mordida un leve suspiro de gusto que le estaban volviendo loco.

 

 

 

Las hábiles manos del moreno lograron deshacerse con bastante presteza de la delegaba playera de algodón del chico, dejándola regada por el pasillo, para luego pasar a recorrer toda esa piel descubierta, centrándose en sus rosados pezones, con los que jugó un rato pasando con gran delicadeza las yemas de sus dedos, para después morder y succionar haciendo gemir de placer al castaño, quien arqueo su espalda sintiendo una sensación eléctrica recorrerle por la columna. “Diablos, esto es sin duda el paraíso” Pensó Stiles, con la mente nublada por el deseo, sujetando al ojiverde de su nuca para acercarlo más a su pecho. Sus dientes rozando sus delicados pezones, su lengua saboreando su piel y el calor de su boca le estaban llevando a la gloria.

 

 

 

“El único cielo al que me enviarán, es en el que estoy a solas contigo.”

 

 

 

Derek dejo un momento sus tiernos botones de rosa, para acercar sus labios hacia su oído y susurrarle en un tono tan bajo y profundo, así como necesitado en su voz un “Te deseo tanto” que le hizo temblar de pies a cabeza y sentirse como un flan. El castaño tuvo que aferrarse de los fuertes brazos del ojiverde para no caer desmayado en ese mismo instante. Aquello era tan vergonzoso, pensó un poco aturdido. ¡Dios! Es que Derek era tan sexy y sabía perfectamente que hacer y decir para derretirlo complemente y dejarlo a su merced. El pelinegro lo cargo en peso llevándolo hasta la cama, donde lo posiciono delicadamente bajo su cuerpo. Unió una vez más sus labios y procedió después a despojarse también de su ropa, para quedar en condiciones iguales. Beso nuevamente su cuello, repartió besos por su pecho y descendió más allá de lo que nunca nadie antes había descendido. Porque si, antes de Derek tuvo alguna que otra novia con la que experimento lo que se sentía besar y esas cosas, pero con las que nunca llego hacer nada más que eso.

 

 

 

“Nací enfermo, pero lo adoro.”

 

 

 

De un rápido tirón, Derek consiguió deshacerse de sus pantalones y ropa interior, precediendo a continuación a retirar el mismo su propia ropa. Stiles jadeo de la impresión al ver a Derek. Había imaginado mucho aquel momento, pero su imaginación no le hacía para nada justicia a la perfecta anatomía de su prometido. El moreno sonrió de medio lado mientras subía lentamente a la cama posicionándose entre sus piernas, el menor tembló de anticipación sintiendo una oleada de calor inundar sus sentidos de miles de sensaciones distintas, al tener contacto con la piel morena de Derek. Ambos se miraron intensamente unos segundos, uniendo después sus labios en un beso apasionado y demandante; friccionaron sus cuerpos y se entregaron de lleno a sentir el éxtasis. Stiles separo aún más sus piernas para tener mejor contacto con su erección rígida y dura, moviendo instintivamente sus caderas contra su pelvis, jadeando bajito sintiendo sus mejillas enrojecer. Su corazón palpitaba rápidamente dentro de su pecho, cuando sentía llegar al orgasmo. El chico se sentía desfallecer pero necesitaba tenerlo dentro de su cuerpo.

 

 

 

-Derek… -Gimió el castaño al sentir una deliciosa presión contra su entrada. El chico hecho la cabeza hacia atrás, aferrándose a las sabanas al sentirlo entrar delicadamente en su interior. Él soltó un áspero gruñido, introduciéndose solo hasta la mitad antes de comenzar a moverse lentamente, entrando cada vez más profundo hasta que por fin estuvo por entero. Hizo una breve pausa para que Stiles pudiera acostumbrarse a su tamaño, antes de comenzar a moverse agonizantemente lento, pues esa era la primera vez de ambos y lo que más deseaba era que aquel momento fuera algo especial, aunque Stiles no estaba pensando exactamente lo mismo–

 

"Guíame para hacerlo bien."

 

 

 

Con cierta timidez, el menor fue moviendo lentamente sus caderas en su dirección, Derek gruño por lo bajo, mientras le sujetaba más fuerte y separaba con fuerza ejerciendo mayor presión sobre sus muslos, hasta dejarle perfectamente marcadas sus dos enormes manos sobre su blanca y suave piel; cosa que consiguió excitar de sobre manera al menor, que comenzó a moverse con mucho más ímpetu al sentir como la virilidad del moreno tocaba un punto en su interior, que lo hacía sentir descargas de placer por todo el cuerpo. Derek jadeo lleno de gozo contra su oído al mismo tiempo que lo penetraba con más fuerza. Stiles estaba enloqueciendo de éxtasis, pues jamás se había imaginado que su primera vez iba a ser de ese modo. El pelinegro de pronto se giró sobre la cama con él sobre su pecho, procediendo a sentarse después para profundizar aún más la penetración con movimientos fuertes y certeros que golpeaban sin descanso su próstata, haciéndole sentir incluso mareado y perdido.

 

 

 

-¡Oh dios, Derek!... d-demasiado rápido… oh dios… Derek…– Derek gruño contra su cuello mientras que la sensación del orgasmo golpeaba su cuerpo con unos increíbles latigazos de placer, él mordió su hombro al sentir su caliente semilla llenando su cuerpo. Suspirando sonrió mirando al ojiverde con lágrimas en los ojos. Aquello sin duda había sido más que perfecto. Agotados pero felices, ambos cayeron rendidos sobre la cama, aspirando el aire con fuerza a través de sus bocas llenando lentamente sus pulmones con oxígeno. –

 

 

 

Stiles sentía los ojos increíblemente pesados, pero por podía dejar de sonreír de felicidad, puesto que aquella primera vez había resultado ser una magnifica, en parte porque Derek era alguien muy hábil a la hora del sexo y en segunda porque él lo amaba lo cual volvía a la experiencia en algo mucho mejor. Derek lo cubrió con las frazadas mientras salía muy lentamente de su interior, besándolo poco después muy dulcemente en los labios. El castaño recargo su cabeza sobre el pecho del mayor y muy lentamente se fue quedando dormido, sintiendo los fuertes y protectores brazos del ojiverde apretar su cintura con fuerza, como si temiera que él pudiera irse y dejarlo solo. Él sonrió de gusto.

 

 

 

“Amén. Amén. Amén. Amén.”

 

 

 

 

 

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Ese día por la tarde se celebraría al fin la tan ansiada boda que habían esperado tanto los Hale como el alguacil de Beacon Hills, al igual que el resto de los amigos y la familia Argent que ahora también eran su familia. Una enorme y gran sonrisa se dibujaba en los labios de todos. Había motivos diferentes para estar feliz, al igual que para llorar, pero era una boda y ¡Por dios! habría tiempo para eso después, lo importante ahora es que los novios se sentían realmente felices de estar uno al otro. Derek y Stiles de primera vista parecían ser los novios más felices de la tierra, aunque por dentro estuvieran temblando; Stiles temblaba ligeramente de expectación, pero al sentir las manos cálidas del ojiverde entrelazadas junto a las suyas y esa enorme sonrisa en sus labios, pudo al fin relajarse un poco. Nada estaba dicho aun y aunque nadie sabía lo que les deparaba el futuro, el castaño tenía la certeza de que realmente sería muy feliz toda su vida al lado de Derek Hale.

Notas finales:

No se olviden de comentar y nos leemos en el siguiente capítulo. Bye, bye!!!!~~


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