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Tú, mi única opción por Gilbo

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Notas del capitulo:

N/T: Bueno, aquí les traigo el séptimo capítulo y como seguro se darán cuenta, las cosas avanzaron mucho más, pero descuiden que esto todavía no termina aún. Más adelante veremos muchas más escenas explicitas por parte de Scott y Liam, quienes trataran de no sucumbir ante el deseo, pero que inevitablemente terminaran enredados en una maraña de confusión y sentimientos, que de alguna forma terminara afectando a nuestros protagonistas. Habrá celos, metidas de pata, enredos, más confusión, y por supuesto, un final feliz para todos.

Obviamente también habrá escenas subidas de tono por parte de los protas, pero no por el momento, porque ellos no llevan ninguna prisa. Y bueno, espero que lo disfruten tanto como – Yo siempre disfruto esto – y no se olviden de dejarme sus comentarios, dudas o sugerencias, que yo estoy para servirles.

"Hay heridas que nunca sanan, simplemente te olvidas que duelen"

 

 

 

Liam pasó delicadamente las yemas de sus dedos sobre un viejo y algo gastado marco de oropel, que envolvía una fotografía navideña en la que Scott y Stiles salían abrazados y sonriendo felices a la cámara. Ambos eran aún tan solo unos niños no mayores a los seis o siete años, quizás, pero en sus ojos se podía ver todo el amor que sentían el uno por el otro. El rubio suspiro pesadamente; Scott jamás guardaría en su corazón un sentimiento semejante al que tenía por su mejor amigo, del que todos decían, consideraba prácticamente como a un hermano; él en cambio tan solo era el hermano menor de la esposa que lo había engañado en sus propias narices. El menor frunció el entrecejo elevando sus cejas diagonalmente y arrugando su nariz.

 

Así jamás podría ser una persona de confianza para el mayor, se dijo cabizbajo.

 

Scott se encontraba tomando apresuradamente un vaso de whiski tras otro, con la vista perdida entre un montón de viejas y nuevas fotografías, que se encontraban sobre una estantería metálica que había colocado en una de las paredes de su pequeño departamento, para que este no se viera tan vacío. La mayoría de aquellas fotografías que en ese momento Liam estaba viendo tan detenidamente, eran de cuando él y Stiles eran niños y pasaban casi todas las navidades juntos en la casa de su madre Melisa, porque John como casi siempre, tenía que cubrir turnos dobles en esa fecha. Una sutil y fugaz sonrisa apareció en sus labios al recordar aquellos días tan felices. El moreno suspiro entonces con pesar. Todas las fotografías de Stiles las había colocado debajo de donde se encontraban todas las que pertenecían a Allison; porque desde que la conoció, siempre le dio mayor preferencia a ella, dejando casi prácticamente de lado a su mejor amigo.

 

Ahora que pensaba en ello, entendía porque la expresión de su amigo entristecía cada vez que lo visitaba a su departamento. Después de haber sido el número uno en su vida, pasó a ser relegado al segundo. ¿Cómo era posible que a pesar de ello, Stiles no lo odiara? Se preguntó haciendo una mueca en su rostro. "Porque es Stiles" Respondió de pronto una voz en su cabeza. "Stiles siempre es Stiles" "El jamás deja que los demás lo vean sufrir o llorar y siempre sonríe, aunque no tenga muchas razones para hacerlo" "Porque Stiles es fuerte" "Porque Stiles es mucho mejor que tú, y por eso no lo mereces" "Por eso Stiles prefiere a Derek Hale que a ti, y eso jamás cambiara, porque a él lo ama y a ti no"

 

Scott arrojo con fuerza el vaso que tenía en las manos contra la pared, haciéndolo añicos. Liam enseguida dejo de mirar las fotografías, para ir donde se encontraba el mayor y tratar de animarlo aunque fuera un poco. Aunque no estaba seguro de poder lograrlo.

 

-Scott, ¿Estas bien? – Aquella pregunta era demasiado tonta, en opinión del rubio, pues sabía de antemano perfectamente que no era así. El menor no llegaba a comprender del todo lo que estaría sintiendo en ese momento el mayor, pues él hasta ese momento no se había enamorado jamás de nadie, pero Scott si, por eso había llegado a tal grado de emborrachase, para tratar de curar las heridas que le habían causado el desengaño de haber visto a su hermana con otro hombre. Sin embargo quería ser complaciente con Scott en ese momento, porque sentía que su familia se lo debía. Y en representación de los Argent, el trataría de comprenderlo y ayudarlo en lo que pudiera. –

 

Scott Se levantó deprisa, trastabillando con algunas botellas que se encontraban en el suelo. Esa noche había tomado más de la cuenta y no se encontraba ciertamente muy bien. Su cabeza era una maraña de pensamientos, deseos y demás cosas sin sentido que trataba de contener; pero con aquellas cantidades de alcohol en su sistema, lo veía prácticamente imposible. Liam le miraba preocupado, poniendo aquella cara tan dulce y tierna, mientras que sus ojos resplandecían aún más, con la pálida luz de la luna que se filtraba a través de la ventana. Aquel cálido cuerpo parecía llamarlo a gritos, y Scott no creía poder negarse por más tiempo a sentir aquella tibieza que había en la piel del muchacho. Había sido claramente una mala idea haber llevado consigo a Liam a su departamento, y ahora que no podía controlarse, se daba cuenta de ello.

 

-Aléjate de mí, Liam. No quiero lastimarte – Pidió o casi suplico al muchacho, más sin embargo este no le escucho. Liam le rodeo con sus brazos trasmitiéndole su calor; ese que con tanto desespero necesitaba en ese momento. – Por favor, de verdad yo no quiero herirte. No creo que pueda controlarme más tiempo si me ves de ese modo. Por favor. –Liam arrugo su frente y le apretó más hacia él. –

 

La luna dio de frente en el rostro de aquel muchacho, permitiéndole ver a Scott las frágiles lágrimas que asomaban en sus hermosos ojos color azul cían. Sus largas pestañas se humedecían tintineando destellos de plata, y sus labios se torcían tratando de contener apenas el llanto. Eso había sido más de lo que Scott pudiera soportar en ese momento. Había en su cabeza una voz que le decía que se detuviera, que se golpeara si era necesario, pero que no hiciera algo de lo que terminaría por arrepentirse, y que además le haría sentirse mucho peor consigo mismo, pero él prefirió no escucharla en ese momento. Ya no tenía el control sobre su propio cuerpo. Ya no podía parar aunque quisiera. Había perdido su ancla y se encontraba en ese momento a la deriva, ahogándose lentamente en la oscuridad y el dolor que se hallaba en su corazón.

 

Scott se aferró como un náufrago al pequeño cuerpo de Liam, enterrando sus dedos en la cadera del menor. Devoro su boca con desespero y lo arrastró consigo hasta la cama, intentando obtener todo el calor que ese cuerpo podía dar. Una suave, dulce y salvaje melodía podía escucharse de fondo en aquel departamento, aquella fría noche de luna llena. Besos furtivos, tibias caricias, miradas discretas; un tibio palpitar. Liam tenía la mente tan perdida, que no se había dado ni cuenta en que momento había quedado completamente desnudo bajo el cuerpo del mayor, que lo contemplaba en completo silencio.

 

El chico rubio esperó sentir algo de vergüenza o timidez al tener la fija mirada de Scott sobre su cuerpo, pero no fue así, por el contrario, se sentía tan confiado y liberado de cualquier inhibición, como nunca antes se había sentido en la vida. Alargando su mano, acaricio suavemente la mejilla del moreno, pasándola después por sus negros cabellos, descendiendo lentamente hasta sus labios, deteniéndose en su pecho. Sintiendo aquel fuerte palpitar que acelero también a su corazón. La pasión de aquel momento le quemaba como fuego, y sin poderse resistir más a aquella mirada, pregunto entre susurros:

 

-¿Scott, te gusta lo que ves? – El menor le miraba fijamente, mordisqueándose el labio inferior, poniendo mucho más rojos y apetecibles sus suaves labios. Scott podía parar aquella locura en ese momento, pero no lo hizo. Después de sentir su calor, moría de ganas por tener mucho más. Podría culpar a la mañana siguiente al alcohol, al dolor o a lo que fuera, pero esa noche no se detendría. –

 

-No tienes idea de cuánto.

 

Respondió entre jadeos de excitación que apenas y podía contener. El pelinegro se inclinó sobre Liam y devoro nuevamente su boca, como lo haría una bestia hambrienta. Mordió sus labios, degusto con su lengua lentamente su cuello, y marco con sus dientes aquella delicada piel, dejando a su paso miles de pequeñas marquitas rojas que iban descendiendo hasta su pecho. Se detuvo cuando se topó con uno de los pequeños y rosados pezones del joven; los cuales contemplo por un mentó y luego se los llevo a la boca uno a uno, succionándolos con fuerza, mientras que una fuerte sensación de placer atravesaba la columna vertebral del rubio. Liam hecho la cabeza hacia atrás, retorciéndose sobre la cama de puro éxtasis; Scott le estaba acariciando por encima de los muslos, abriéndose lentamente paso entre sus piernas.

 

El chico podía sentir su duro miembro a través de la tela de su ajustado pantalón; saberse el responsable de aquella excitación le aumentaba su gastada autoestima hasta el límite, volviéndolo cada vez un poco más osado. Segundos después con un rápido movimiento, Scott se quitó los pantalones y la ropa interior, permitiéndole ver al otro su cuerpo totalmente desnudo. Aquello le hizo jadear de la impresión. El mayor sonrió al ver el rostro sonrojado de Liam; sabía de antemano que su tamaño era impresionante, pero el ver la expresión de asombro de aquel niño, le elevaba enormemente el ego. Y otra cosa más.

 

Scott se inclinó a besar su mejilla y luego sus labios, mientras sus cuerpos desnudos se frotaban entre sí, en medio de torpes caricias por parte del menor; Scott le sujeto entonces por las caderas comenzando a moverse sobre él con una desesperante y deliciosa parsimonia, volviéndolos locos a ambos, llevándoles finalmente a sentir el primer orgasmo de la noche. Minutos después cuando su respiración estaba un poco más calmada, separo lenta y suavemente un poco más sus piernas, llevado dos de sus dedos a los labios del rubio, para que este los llenara con su saliva. Liam los contemplo un segundo en silencio, antes de entender la indirecta, metiéndolos rápidamente a su boca, donde los lambió con impaciencia. Los ojos de Scott brillaban de puro deseo al verlo meter y sacar sus dedos de aquella pequeña y deliciosa boca, sintiéndose completamente desfallecer, que cuando al fin termino con su tarea, los llevo con prisa a su entrada.

 

Después de esa noche ya nada volvería ser igual entre ellos dos. Liam estaba completamente consciente que al día siguiente seguramente Scott lo odiaría, o sentirá culpa y vergüenza, o quizás asco por lo que estaban haciendo en ese momento, pero eso ya no importaba porque aunque el mayor recobrara la conciencia o la razón en ese momento, no le permitiría detenerse. Su cuerpo deseaba que Scott continuara y le brindara el mayor placer que pudiera darle. Esa era su primera experiencia sexual, y aunque debía admitir que jamás se imaginó teniendo sexo con otro hombre, eso no le molestaba para nada, y no iba a permitir que el prejuicio que pudiera tener Scott sobre eso, les arruinara el momento.

 

-Quiero hacerlo, Scott. Así que por favor... no te detengas.

 

Murmuro apenas audible entre jadeos y suspiros entrecortados. El pelinegro se sorprendió al escucharlo, sintiendo en su pecho un sentimiento cálido y mucho más embriagador que todo el alcohol que había consumido esa noche, que por supuesto trato de desecharlo, enfocándose mejor en la tarea de introducir lentamente uno de sus dedos en aquella virginal entrada. El menor gemía y se retorcía sobre el cuerpo del mayor cada que metía y sacaba su dedo, arañándole la espalda y susurrándole a su oído; segundos después metió el segundo dígito abriendo y cerrando lentamente, sintiendo como su tierna entada le apretaba deliciosamente, provocando que sus ansias por oírle gritar su nombre crecieran considerablemente; metió entonces un tercer dedo a su entrada, haciéndole perder por completo la cordura. El mayor sacó con deseo sus dedos de la entrada del menor y posicionó entonces su miembro, sujeto las piernas del rubio alrededor de su cintura y se metió de una sola estocada.

 

Liam arqueo inhumanamente su espalda, gimiendo con gran fuerza, haciendo que su voz resonara dentro de aquellas cuatro paredes. Scott mientras tanto permaneció un momento inmóvil, besando con ansias y desespero su blanco cuello, dejando que el otro se acostumbrara a su tamaño antes de proseguir, recorriendo con sus manos lentamente todo su cuerpo, acariciando su pecho, sus piernas y sus muslos. El menor fue relajándose lentamente dejando de lado la tensión, disfrutando cada una de aquellas caricias y del calor de aquellas manos le proporcionaba a su cuerpo. Gracias a eso, el dolor fue menguando poco a poco, pudiendo comenzar por fin a mover sus caderas lentamente.

 

-Relájate, no voy hacerte daño. –Murmuro el mayor en su oído antes de besarlo nuevamente, comenzando con aquel delicioso vaivén. Liam mordió sus labios acompasándose con gran ímpetu a sus embestidas, que cada vez iban más en aumento, hasta que su miembro toco cierto punto que le hizo ver incluso las estrellas. –

 

-¡Ohh, cielos! –Jadeo el menor, aferrándose a su espalda –

 

-¿Te he hecho daño?, ¿Fui muy profundo?, ¿Quieres que me detenga? –Cuestiono nerviosamente el mayor, deteniéndose de golpe –

 

-N- No te detengas. –Respondió el pequeño, cerrando los ojos –

 

-¿Seguro?

 

-Totalmente. P-Por favor continúa.

 

Scott le dio un suave beso y le mordió en  el hombro, volviendo a penetrarle, pero esta vez con mucha más calma. Liam comenzaba a emitir gemidos apenas audibles, mientras el mayor salía casi por completo de su entrada y metía su miembro entero con mucha lentitud. El pelinegro comenzó a repartirle besos por todas partes mientras seguía embistiéndolo, observando con cierta satisfacción cómo el rubio mordía sus labios, y comenzaba a arquearse en cada estocada. Aumentó entonces el ritmo, haciendo que el rubio gimiera con más fuerza; le abrazó apegándose a su cuerpo sin detener el vaivén, el menor movió sus caderas en busca de unirse más a él, perdido en el deleite y completamente extasiado. Liam sentía que sus piernas le temblaban, pues sabía que en cualquier momento alcanzaría la cúspide; el pelinegro mordió su lóbulo y empujo un poco más profundo descargando su esencia, tan pronto como las paredes del otro le apretaron. El menor alcanzo nuevamente el orgasmo viniéndose en su abdomen, con un grito tan fuerte que resonó claramente en aquella noche de luna.

 

A la mañana siguiente Liam amaneció abrazado al cuerpo desnudo de Scott. Este le miraba completamente en silencio, aunque no hacía falta que le dijera ninguna palabra. El menor podía ver perfectamente a través de sus ojos oscuros, que a pesar que consideraba que lo que habían hecho estaba mal, lo había disfrutado mucho. Sonrió animado apegándose más a su pecho; tal vez aquello no iba a volver a repetirse jamás en la vida, pero al menos no lo odiaba por ello. La mañana era fría, pero el cielo se encontraba despejado y más azul que nunca. El mayor le abrazo regalándole después un sonoro beso en la frente, acobijándolo dulcemente entre sus brazos. Segundos después sonrió.

 

-Esta fue tu primera vez, ¿Cierto? – Pregunto manteniendo la sonrisa en sus labios –

 

-Mhhm, sí. –Musito el menor en respuesta, sintiéndose aún demasiado agotado - Jamás antes lo había hecho con nadie. – El pelinegro le revolvió los cabellos juguetonamente, sintiéndose extrañamente feliz –

 

-¿No fue una mala noche, verdad?

 

-No, fue magnifica. Me sentí bien. Aunque admito que estaba un poco asustado al principio.

 

-Lo siento, no se volverá a repetir.

 

-Lo sé. Pero fue bueno. –Liam sonrió restregando su nariz en el pecho de Scott -

 

-Esto se convertirá en un secreto entre los dos.

 

-Descuida, yo jamás se lo diré a nadie. Puedes confiar en mí.

 

 

 

****************************

 

 

 

Aquel día Stiles se despertó tarde, por primera vez en mucho tiempo. Había tenido un sueño particularmente feliz, aunque ya no recordara exactamente lo que había soñado esa noche. La mañana era fría y sin embargo, el cielo estaba tan azul y despejado que trasmitía algo de calor. Pronto se acabaría por fin el invierno, mientras que la lejana primavera se acercaba cada vez más; el castaño sonrió feliz, pasando descuidadamente la yema de sus dedos por sus labios, sintiendo de pronto una sensación de ansiedad que jamás había tenido antes. Aquello era distinto a la ansiedad que le provocaba el no tomar su medicamento, pues el corazón le palpitaba con mucho más fuerza y las piernas le temblaban. Tan sumido quedo en sus pensamientos y emociones, que no escucho cuando tocaron la puerta, ni mucho menos cuando Derek entro a su habitación, hasta que sintió sus labios sobre su mejilla, terminando así con su ataque de pánico que estaba teniendo.

 

El menor se giró rápidamente y paso sus delgados brazos por el cuello del mayor, atrayendo hacia su cuerpo, proporcionándole al otro su tibio calor. Derek se sorprendió al principio por aquel recibimiento, pero no se quejó, simplemente le dejo ser, correspondiendo minutos después al abrazo. Ambos permanecieron de ese modo hasta que la voz del alguacil les hizo separarse del susto.

 

-Disculpen que los interrumpa chicos, pero si no se dan prisa, en lugar de tomar el desayuno, tendrán que esperar para tomar el almuerzo. –Hale soltó un suspiro. Tan a gusto había estado en los brazos de aquel chico, que se había olvidado por completo de la razón por la que había ido tan temprano a la casa de los Stilinski en primer lugar. Stiles elevo sus cejas y se le quedo mirando sin comprender –

 

-Mi tío Peter y Cora me estuvieron insistiendo esta mañana para que viniera por tu padre y por ti, ellos dos quieren que nos acompañen a tomar el desayuno – explico – pero el alguacil me ha dicho que no puede acompañarnos, debido a que tiene que trabar hasta muy tarde el día de hoy. Pero me ha dado su permiso para que tú vayas a mi casa y pases todo el día con nosotros. – Stiles miro su padre y este le sonrió –

 

-Está bien entonces, pero recuerda que dije ayer que esta tarde tengo que ir a consulta, así que...

 

-Sobre eso – Interrumpió John – me sentiría más tranquilo si Derek pudiera acompañarte hoy. - Dijo mirando al ojiverde un tanto apenado – normalmente no me sentiría cómodo pidiéndote esto, pero ustedes dos pronto estarán juntos, y es preferible que estés un poco más involucrado con la enfermedad de mi hijo. Creo que así estaría mucho más tranquilo después de su boda. –El menor sintió enrojecer sus mejillas completamente. Había olvidado comentarle a Derek sobre ese asunto suyo. No es que fuera un secreto,  ni nada, pero si lo analizaba bien, eso tal vez podría ser molesto para el mayor. Aún para su pequeña familia y sus amigos cercanos, siempre fue un poco difícil tratar de sobrellevar de buena forma cuando sufría de algunos episodios de hiperactividad, que por lo general le provocan que hablara increíblemente rápido, insomnio, o algunas veces incluso hasta depresión y ataques de pánico, aunque recientemente ya no sufría mucho de estos últimos. –

 

-Está bien, de todos modos yo iba a pedírselo. Como acaba de decir, yo también quiero estar informado de todo,  para sobrellevar adecuadamente cualquier cosa que se pueda presentar en el futuro. –Dicho esto, John le dio una palmadita en el hombro a Hale, saliendo de la habitación mucho más tranquilo – Sera mejor que te cambies de ropa. Te esperare abajo – El pelinegro apenas si había dado un par de pasos hacia la puerta, cuando el menor le había detenido sujetándole tímidamente de la mano –

 

-Ya no sufro tan frecuentemente ataques de pánico. – Dijo apenas audible – es verdad que algunas veces me pongo irritante con las personas, y que soy hiperactivo, pero trato de controlarme. De verdad. Por eso he comenzado a ir a las terapias mi doctor me recomendó, además de que tomo el medicamento sin falta todos los días; así que no tienes por qué preocuparte por eso. –Derek pasó su mano por sus desordenados cabellos, sonriéndole amable –

 

-Pero tú padre tiene razón. Yo voy a ser tu esposo y quien cuide de ti. Por eso es necesario que lo sepa todo – El menor bajo la cabeza cohibido –

 

-A pesar de que...

 

-Me diste tu promesa de estar toda la vida conmigo, ¿Lo olvidaste? – Pregunto interrumpiendo sus palabras, sujetando después sus mejillas – Estaremos juntos y sin importar que, yo voy a cuidarte. ¿Entendido?

 

-Si.

 

-De acuerdo. Cámbiate entonces, mientas te estaré esperando abajo. No demores mucho. –Stiles asintió lentamente, cuando escucho a Derek hablar de nuevo -¿Quién es él? – Pregunto señalando una vieja fotografía que aun guardaba con mucho cariño. La fotografía en cuestión era de cuando Scott y él eran unos adolescentes de trece años y jugaban juntos Lacrosse en la secundaria. En ella salían abrazados, mientras Scott le daba un beso en la mejilla. Recordaba que en aquella ocasión habían ganado el campeonato y su mejor amigo estaba tan feliz, que sin pensarlo siquiera termino dándole un beso en frente de todos los chicos. Por supuesto que había sido un beso amistoso, pero eso le había hecho demasiado feliz por varias semanas. Stiles regreso a la realidad cuando noto el entrecejo ligeramente fruncido de Derek, quien además le miraba haciendo un gesto – Pareciera que me estuviera mirando – Gruño – No me gusta

El castaño soltó un largo suspiro mientras caminaba hasta su escritorio donde se encontraba la fotografía que tomo entre sus manos; Stiles se quedó observándola por algunos segundos, antes de meterla en el cajón donde estaría guardada a partir de ese momento, y hasta el final de sus días.

 

-Esto no es ahora más que un viejo recuerdo, una fotografía del pasado que ahora mismo ya no importa – Derek Hale vio la tristeza que había en esos ojos color miel, y sintió un leve pinchazo en su corazón. Era un sentimiento demasiado familiar. De pronto un recuerdo le vino a la cabeza y sin poderlo evitar, frunció el ceño –

 

-Todos los recuerdos importan – Dijo – Los buenos, los malos e incluso los dolorosos. Porque al morir, es lo único que nos llevaremos con nosotros. No sirven para sanar. –Stiles sonrió, acercando sus labios a los suyos –

 

-No. No son los recuerdos, es el mor el que sana nuestros corazones. –Derek rompió la poca distancia que había entre ellos dos, besándole suavemente -

 

-Prometo entonces que todo será mucho más fácil. 

Notas finales:

PD: Si se me paso una falta de ortografía o algún detallito, luego lo corrijo. Nos "vemos" en el próximo capítulo.

 


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