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Tú, mi única opción por Gilbo

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Notas del capitulo:

N/T Hola, aquí les dejo este especial que es más Sciam que Sterek. Bueno, espero lo disfruten, aunque ciertamente no tiene mucho de hart. Otra cosa, para este capítulo me inspire en la canción "Sugar" de Maroon 5, así que se las recomiendo mucho.

 

PD: Si hay alguna falta de ortografía, luego lo corrijo. No se olviden de comentar y nos leemos en el siguiente capítulo. Bye, bye!!!~

 

"Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad"

 

Esa noche después de que había terminado el partido de lacrosse, al mirar a las gradas y no ver ahí, a la mujer que tan solo hace unos días se había convertido en su esposa, Scott supo de inmediato que ya no quedaba ningún motivo para regresar más a la casa de los Argent, pero al darse vuelta y encontrarse con los ojos azul cían de Liam, supo también que no podía abandonar al chico a su suerte, sabiendo de antemano lo que su abuelo podría hacerle con tal de no perder ante los Hale. El pelinegro obligo a sus labios a sonreír, ocultando el dolor que sentía de la mirada curiosa del rubio.

Quería tocarlo en ese momento.

No, más bien deseaba hacerlo. Quería sentir nuevamente su calor, tocar con sus manos todo su cuerpo, hacerlo temblar de excitación, devorar su boca y hacerle repetir mil veces su nombre, pero le había prometido no volver hacerlo. No volver a tocarlo. No volver a sentirlo. No volver a hacerle daño.

-¿Scott, estas bien? - El rubio pasó su mano por su mejilla, haciéndole recordar los eventos de la noche anterior; inevitablemente sintió un cosquilleo en el bajo vientre en respuesta a aquella sutil caricia, que le había hecho estremecerse completamente. Scott alejo aquella mano bruscamente, sintiendo que su tibio contacto le quemaba como fuego. Liam le miro tristemente haciéndose miles de ideas negativas en la cabeza. El pequeño comenzaba a creer que después de todo, Scott si lo odiaba por lo que había sucedido entre ellos la noche anterior, por lo que bajo su cabeza intentando reprimir en sus ojos las lágrimas que amenazaban ya con caer. -L-Lo siento Scott, no... No volver a tocarte, lo juro. - Susurro apenas audible. Scott enseguida le sujeto con delicadeza del mentón elevando su rostro, sintiéndose completamente miserable y vacío al ver aquellos ojos anegados de lágrimas –

-No. Yo lamento si te preocupe y te hice daño.- El mayor acaricio sus mejillas con la yema de sus dedos, perdiéndose en la sensación que esa piel y ese cuerpo le provocaban. - Pero ya estoy bien. Ahora sé lo que tengo que hacer - Liam miro un largo rato al mayor, pensado "Ojala yo también, tuviera claro que hacer ahora" –

 

********************

Aquella mañana Stiles se encontraba de muy mal humor, porque nada más al despertar lo primero que vio fue a Derek Hale atreviéndose a ver su diario personal, tan quitado de la pena como siempre, mientras anotaba algunas cosas sobre una libreta pequeña de pasta francesa. Por supuesto que el ojiverde se excuso con él poniendo como pretexto que tenían que hacer las dichosas cartas que les había mencionado a los Argent, en llegado caso de que alguien más preguntara nuevamente; Lo peor de todo es que a pesar del intenso coraje que sentía hacia su novio, no podía gritarle en ese momento como quería, porque se encontraba nuevamente en la mansión Hale, rodeado de todos los integrantes de aquella familia que no dejaban de verle en todo momento con caras curiosas, como si él se tratara de alguna atracción o algo parecido.

-Deja de estar molesto conmigo, Stiles. –Pidió o más bien exigió el mayor cruzándose de brazos. Stiles arqueo sus cejas y frunció los labios fingiendo no escucharlo, mientras que Isaac y Malia se morían de la risa. El pelinegro gruño algunas cosas sobre el espacio intimo a los menores, pero estos no se inmutaron ante lo dicho, simplemente se quedaron ahí observando muy curiosos aquella escena. Derek se rindió finalmente después de quince minutos de ser ignorado. –De acuerdo, comencemos de nuevo –  Expreso con todo el pesar que sentía, por tener que pedirle entre comillas disculpas –

-¿Iniciar de nuevo? - Stiles perfilo sus castaños ojos, analizando a detalle las expresiones faciales del ojiverde, como sospechando encontrar alguna otra mentira. -

-Sí. Iniciemos de nuevo. Con reglas y orden, como gente civilizada que somos - Derek le paso entonces una lista de las cosas que le gustaba y las que no, mostrándole después las cosas que transcribió de su diario en su pequeña libreta, y apenas había terminado de decir aquello, el menor hizo trisas las peticiones del mayor sin contemplaciones -

-¡Vete al diablo, Derek! - El castaño se dio media vuelta enojado, o más bien fingiendo eso, pegándose como lapa a la primera persona que se encontró - ¡Isaac! ¿Por qué todos los hombres son así de malos? - Pregunto con una voz chillona mientras fingía sollozar -

-¿Pero qué demonios? - Pregunto Derek sorprendido, entrecerrando sus ojos - ¡Ah, no! ¡Ni creas que me vas a engañar!

-¿Engañar? ¿Yo? - El castaño batió sus largas y tupidas pestañas con fingida inocencia, presionando sus mejillas con sus dedos índices, dándole una apariencia infantil. El pelinegro soltó el aire contenido en sus pulmones, como un bufido de fastidio -

-¿Otra vez pelando? - Peter suspiro con pesar, al igual que Cora, quien se encontraba a su lado escuchando toda la absurda disputa entre ambos. La castaña le puso una mano en su hombro, susurrando -"Haz algo" - mientras este rodaba los ojos aun más fastidiado que antes - Stiles, ¿Porque no simplemente aceptas su disculpa? - Cuestiono sin muchos ánimos de preguntar y meterse en la disputa -

-¿Están ustedes de su lado? -Pregunto un poco irritado - ¡Miro mi diario! ¡Eso no se hace! - Isaac suspiro colocando una de sus manos en el hombro de Stiles -

-No es que estemos del lado de nadie - hablo tímidamente - Yo creo que tienes razón en molestarte, no es bueno faltar a la privacidad de las personas - Expreso mirando con algo de temor al ojiverde - Pero tampoco tienes que hacer un escándalo por eso –Dijo, esta vez mirando a Stiles, escondiéndose detrás de Malia. - por lo tanto

-¿Por lo tanto, qué quieres decir con eso? - Interrumpió Stiles entrecerrando peligrosamente sus ojos, asustado al menor, quien retrocedió dos pasos por seguridad -

-Stiles, no asustes a Isaac - Suspiro Derek - Está bien, por esta vez tu ganas. Prometo no volver a leer tu diario sin tu permiso. ¿Estás contento ahora? -El castaño sonrió satisfecho abrazándose al mayor, para después plantarle un beso en la mejilla.

-Sí. Está bien. Por esta vez te perdono.

-Ustedes dos van a terminar volviéndome loco - murmuro Peter, volviendo a sus asuntos -

*******

Ya habían pasado dos días desde entonces, pero la situación entre ellos no había cambiado; a pesar de lo que había hecho, seguían tratándose como siempre de manera cordial y civilizada. Sin embargo aunque ambos se negaran a admitirlo en voz alta, las sensaciones que sentían en sus cuerpos al estar solos, eran mucho más intensas cada día y cada vez les costaba más el poder contenerse de arrojarse con los brazos abiertos a la pasión que sentían, y sucumbir ante el deseo de besarse y acariciarse de manera poco pudorosa y respetable. Aquella situación se estaba volviendo demasiado insoportable. Todo era una locura. Scott apenas si podía creer el inmenso deseo que crecía dentro de él, por el chico rubio; y Liam, tan joven e inexperto, así como inseguro, no se atrevía siquiera en pensar en la posibilidad de hablar sobre lo que sentía con el mayor, pues su miedo a sentir el rechazo del pelinegro le frenaba, aunque él tampoco se veía con las fuerzas suficientes como para contener sus impulsos por más tiempo.

Y para empeorar aún más su situación, ese mismo día por la mañana, los argent le habían anunciado que irían a parís a visitar a la hermana de Chris, Kate, quien tenían mucho de no verla, dejándole encargado a Liam, porque según se había excusado Gerard y Victoria, el chico no podía faltar a clases. Por supuesto que Scott comenzaba a sospechar que esa no era la verdadera razón para ello. Lo cual lo llevaba a ese momento en el que ya no sabía ni qué hacer. Scott daba de vueltas por el living de su departamento, sus mejillas estaban muy sonrojadas, su corazón latía frenéticamente como si hubiera corrido una maratón, y sus manos temblaban y se sentía acalorado. Su pecho subía y bajaba tratando de regular su respiración y su frente sudaba. Mordió su labio inferior para no gritar. ¿Por qué? ¿Por qué no podía contenerse? Golpeo con gran frustración un mullido cojín, arrojándolo muy lejos poco tiempo después, antes de aventarse de lleno hacia su cama, lo cual término siendo una mala idea.

La cama en la que había yacido con Liam tenía todavía impregnado su dulce aroma, a cítricos y hojas cecas. Aquel aroma le recordaba un poco al que tenia Stiles, pero al mismo tiempo era muy diferente, aunque no sabía explicarse en que radicaba aquella diferencia. Cerró los ojos e imagino por un momento que el rubio se encontraba con él en ese momento. Podía sentir su peso sobre el suyo, mientras sus manos acariciaban tímidamente su mentón, y le besaba lentamente sus parpados. Scott suspiro cuando se dio cuenta que aquello que estaba sintiendo no era producto de su imaginación; abrió lentamente los ojos y se encontró con los de Liam. El menor no despegaba su vista de él, mientras sus mejillas se iban tiñendo de un hermoso color escarlata.

 

-Lo siento Scott. Prometiste que no volverías hacer esto conmigo, pero no puedo contenerme más. Tú perteneces a mi hermana y un sabiendo eso, desde que lo hicimos no puedo parar de pensar que muero de ganas de besarte. Quiero tocarte y que me toques, ¿Soy alguien perverso, verdad? A pesar de que prometimos no volver hablar de ello, no puedo olvidarlo. - Scott se incorporo un poco sobre la cama, acomodando mejor el cuerpo del pequeño para que este se posicionara sobre él a horcadas sobre su cadera, devorándole su boca de forma salvaje y apasionada, mientras movía su pequeño cuerpo sugestivamente sobre su miembro, sacándole un leve gemido que le pareció tan hermoso como la más dulce melodía. Era verdad que había prometido no volver hacerlo con él, pero nuevamente no podía contenerse de querer sentir su cuerpo bajo el suyo -

El mayor jadeo sobre los tiernos y dulces labios del pequeño, cuando noto los ojos fulgurantes del rubio sobre su persona, mientras su cálida lengua hacia un atrevido recorrido por toda su boca. Aquello simplemente era irreal y fascinante. Segundos después de haber terminado aquel intenso beso, Liam paro repentinamente alejándose del cuerpo del pelinegro, cosa que asusto por un momento al mayor, que a punto estuvo de levantarse y reclamar, pero al ver como de pronto aprecia una enorme sonrisa ladina en los labios de Liam, soltó un suspiro de gran alivio y satisfacción, al ver como este se quitaba poco a poco la ropa, haciéndole un espectáculo completamente maravilloso y placentero a la vista.

Repentinamente todo eso se esfumo cuando Scott cayó de la cama. Todo aquello no había sido otra cosa más que un hermoso sueño. O tal vez, una dulce pesadilla. El pelinegro se llevó ambas manos su cabeza despeinando con frustración sus cabellos. Había tomado una decisión, sí, y también se había prometido más que nada a sí mismo, que no tocaría de nuevo a Liam, pero ya no lo soportaba más. Quería tenerlo, y si el menor está de acuerdo con ello, no habría ningún problema entonces.

¿Verdad?

*******

Liam se dejaba caer totalmente agotado sobre su blandita cama, tratando de encontrarle sentido a todo aquello que le estaba pasando. La verdad es que no podía dejarse de sentir también culpable por haberse metido con el esposo de su hermana, pero para ser más honesto consigo mismo, no se arrepentía de ello, y ese era el problema en cuestión. Lo peor es que lo había disfrutado mucho y ahora mismo quería más de eso. Su cuerpo le exigía sentir nuevamente las expertas manos de Scott recorrer cada espacio de su piel, y a sus dientes morderlo y marcarlo con desespero. El chico se estremeció de solo pensarlo, entristeciendo poco después, pues el mayor había dejado en claro que aquella experiencia no volvería a repetirse nunca. Lo que provocaba que su corazón doliera.

El rubio suspiro mientras se incorporaba un poco sobre la cama y bufaba molesto. Después que ya había pasado aquel calor que embriagaba su cuerpo, la realidad le volvió de golpe, la amargura y el dolor volvían a tomar posesión de su cuerpo. Ahora que recordaba todo y era de nuevo consciente, el peso del mundo volvía a instalarse de nueva cuenta sobre sus hombros. ¿Cómo era posible que se sintiera tan pesado, cuando estaba medio desnudo? Se preguntó confundido.

Tener aquellos confusos sentimientos en su cabeza, le hacía sentirse totalmente miserable, completamente herido y también muy frustrado, además de confuso y molesto; y lo peor de todo era que no podía entender ni tantito todo aquello que sentía... No, lo peor de todo era que no quería entender aquellos sentimientos. Eso es lo que en realidad pasaba, porque entenderlos le haría mucho más daño. ¿Tenía sentido aquello? A pesar de estar tan enojado como se sentía, no podía estar realmente enojado con Scott a pesar de que él había empezado aquella situación. ¿Por qué todo era tan confuso e irónico?

Enamorase es algo que la mayoría de las veces lo pintan de una forma tan rosa, tanto en las películas, como en la televisión, pero amar en sí, seguramente no era ni por asomo de ese color. Tal vez cuando eras correspondido por la persona en cuestión, todo a tú alrededor se volvía rosa y con corazoncitos flotando en el aire, pero cuando bien sabias que de ninguna forma estarías con aquella persona que te robaba hasta el aliento, las cosas se tornaban totalmente distintas; no ser correspondido directa o indirectamente dejaba un mal sabor de boca y una sensación amarga en tu pecho, pero... ¿En qué lugar se catalogaban sus sentimientos?

El rubio soltó un largo suspiro de frustración, de tanto pensar en círculos, sin llegar a ningún punto que esclareciera por completo su mente; pero aunque pareciera que todo estaba en penumbras para su cerebro, en realidad había una idea clara que palpitaba en su corazón -"Esto pude ser amor"- Esas eran las palabras que más resonaban dentro de su pecho, rebotando de un lado para otro, pero que su cerebro parecía querer ignorar magistralmente a toda costa... ¿Por qué su cerebro no obedecía a su corazón? Justo cuando Liam estaba por levantarse de la cama y ponerse algo de ropa, la puerta repentinamente se abrió de un fuerte golpe, dándole paso a Scott, que en cuanto lo vio sobre la cama se quedó sin aliento y completamente estático sobre el marco de la puerta.

-Ahm, yo... quería hablar contigo sobre... ahm... Sobre esto que pasa entre nosotros y... -Liam extendió su mano hacia él -

-Ven conmigo a la cama - Murmuro torpemente Liam, antes de que los labios de Scott se apoderaran de su boca. El menor realmente no era muy bueno en la faena, pero aprendía muy rápido sobre la marcha; sin duda todo un prodigio, pensó el mayor pervertidamente cuando sus manos se colaban entre sus muslos, para apartarle las piernas y sostenerle sobre su cintura - espera - susurro de pronto, deteniendo todo movimiento - aun... aun no estamos parejos - jadeo el rubio, notando como el mayor aún se encontraba totalmente vestido -

-Esto no es ningún problema - respondió con una sonrisilla nerviosa el pelinegro, antes de quitarse rápidamente toda prenda, quedando en igual de condición, prácticamente desnudo; cosa que también fascino al menor, que se quedó totalmente encantado por algunos segundos perdido en el firme y marcado cuerpo del otro, que sonrió satisfecho al ver la reacción del adolescente - Es hora de continuar - le murmuró apenas cerca de su oído, haciendo que una oleada de intenso calor muy parecida a una pequeña descarga eléctrica, le recorriera el cuerpo entero de pies a cabeza -

- La vez anterior tú prácticamente me hiciste todo - dijo con un adorable puchero - pero esta vez yo te mostrare de lo que también soy capaz de hacer - expreso con voz sensual antes de morderle juguetonamente la barbilla. Scott permitió entonces que las pequeñas manos de Liam le recostaran sobre la cama, antes de sentirlo sobre él, sentado en su vientre - Disfruta todo lo que te hago, por favor - El moreno apenas si pudo articular algo, cuando la cálida lengua del menor ya comenzaba a hacer su recorrido por todo su cuerpo -

La lengua de Liam comenzó a hacer su recorrido por el lóbulo de su oreja, hasta bajar por su cuello, entreteniéndose poco después con su pezón derecho, que atrapo entre sus dientes y lamió con gula hasta dejarlo totalmente erecto, antes de pasar enseguida al siguiente, que igualmente dejo todo rojo y endurecido, prosiguiendo después con su recorrido bajando por su pecho y dejando un hilo de saliva sobre su piel, provocándole algunos gemidos placenteros que escaparon de su boca, hasta llegar a su vientre bajo; el pequeño levantó un poco su cabeza y vio al mayor directo a los ojos, mientras que el pecho de este se movía de arriba abajo, debido a la agitación del momento.

El pequeño sonrió de medio lado satisfecho de su cometido, mientras que el más alto soltaba un leve bufido de indignación. De pronto y sin previo aviso, Liam tomó entre sus manos el miembro endurecido del mayor, que metió hasta el fondo de su garganta comenzando un delicioso vaivén, apretando con sus labios mientras engullía y sacaba la virilidad del pelinegro, cosa que provoco aún más gemidos y suspiros por parte de este. Scott se retorcía de puro placer mientras gemía sonoramente ante aquella boca, desatando una electrizante sensación que recorría todo su ser hasta su vientre bajo, cosa que hizo saber al rubio que pronto acabaría, por lo que este de pronto chupo y succiono su miembro con mucha más presteza, mientras acariciaba sus testículos. Scott se arqueó jadeante, dejándose ir estruendosamente en grito de placer puro dentro de la boca del pequeño, que sonriendo de medio lado, trago por completo toda su escancia.

Aquello sin duda fue toda una experiencia, tanto para Liam, como para Scott. Una vez pasados los espasmos de aquel delicioso orgasmo, el mayor se dejó caer totalmente agotado sobre la cama, mientras que el pequeño continuaba con su faena, mordiendo sutilmente su cuello, hombros y hasta su pelvis de forma sensual y juguetona, antes de volver a sentarse sobre su miembro endurecido. Liam abrió sus piernas por sí solo, tomando tres dedos de la mano de Scott, que mojo rápidamente con su propia saliva, antes de guiarlos directo hasta su entrada. Un intenso escalofrío le recorrió la espalda del mayor, creándole un intenso placer que lo llevaba hasta el límite de la lujuria. Quería ya mismo sentirlo. El moreno cerró los ojos mientras se mordía los labios; jamás se había sentido tan bien como en ese momento con ninguna otra persona antes, sobre todo tomando en cuenta que solamente tenía en el interior del rubio sus dedos.

- Bien... ahora hazlo... - Indico Liam jadeando sobre su pecho. Scott lo tomo entre sus brazos, cambiando de posición para quedar sobre él en la cama, claro, sin dejar que todo su peso le aplastara; el pelinegro lo penetró lentamente hasta la mitad antes de detenerse, el menor respiro con fuerza apretando las sabanas para tratar de relajarse un poco, antes de indicarle a Scott entre suaves murmullos, que podía comenzar a moverse. Las embestidas al principio fueron lentas; el moreno entraba cada vez un poco más, cada que volvía a penetrarle, sin darse cuenta que cada vez le embestía un poco más a prisa, entrando aún más hondo en su interior, cosa que hacía a Liam gemir con más fuerza –

El rubio gemía sonoramente, apretando las sabanas y mordiendo con desesperación sus labios, que ya se encontraban totalmente rojos e hinchados. Scott no pudiéndose resistir a la tentación que estos le provocaban, los tomo con desespero, mordiendo y succionándolos con gula, mientras sujetaba los blancos muslos del menor, abriendo aún más sus piernas, para entrar todavía mucho más profundo en su interior con cada nueva arremetida, creándole un exquisito placer desbordante, sobre todo cuando toco un punto sensible que le hizo ver casi toda la galaxia entera. Liam sintió otro escalofrío recorrerle la espalda, antes de que soltara un ronco gemido que anunciaba el magnífico orgasmo que le ocasionó las penetraciones del mayor. Scott sintió el cuerpo del pequeño desplomarse y a su entrada apretarle con delicia el miembro, antes de venirse dentro del menor otra vez.

 

"Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos" 

Aquel sentimiento en sus pechos no era amor. Lujuria tal vez, pero no amor, y sin embargo eso ya no les importaba. Tampoco el hecho que no existiera un nombre para eso que los dos tenían, y que no había reglas; pues lo único que les interesaba en ese momento era dejarse llevar por el éxtasis y la locura, y lo que pasara después, pues que pasara.

Notas finales:

Espero que les haya gustado este especial, no se olviden de comentar y nos leemos en el siguiente capitulo. 


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