Pasado
V
El Hokage estaba preocupado. Feliz que su esposo pudiera volver a ver su hermano y a otras personas importantes para él… su preocupación yacía en el hecho que Ed estaba lastimado, la pelea con sus hijos le dejó dolido, el Hokage temía que si el hermano de su esposo tenía una manera de ‘regresar’ entonces su rubia adoración decidiera abandonarlo. No lo soportaría. De ello estaba seguro. Sintió el chacra de sus Anbu acercarse, aunque no lo quisiera, debía llamar la atención de su esposo.
--Ed, vayamos a casa. –comentó con la intención que todos lo escucharan.
El rubio pelilargo asintió, seguramente también sintió acercarse a sus hombres. El Hokage sonrió, a su esposo no se le escapaba casi nada. Hizo cuatro clones de sombra, los transportaría hasta la casa para ahorrar tiempo. Los ‘desconocidos’ miraron asombrados y algo desconfiados la ‘técnica’ del rubio de ojos azules.
--Cada uno de mis clones los llevara a nuestra casa, por favor sujétense de ellos. –instruyó el Hokage.
Cada clon se acercó a una persona dentro del círculo, los ‘extraños’ miraron a los hermanos y observaron cómo el de ojos azules se acercaba a ellos; Ed abrazo a su hermano y tomaba la mano del de ojos azules, de un momento a otro ‘desaparecieron’… por un pánico espontáneo los extraños estuvieron a punto de estallar pero uno de los clones se acercó y les pidió se tranquilizaran, ellos los ‘llevarían’ con Ed. Aun con dudas, aceptaron, permitieron que ‘el clon’ les tomara del brazo o del hombro y de pronto se vieron en otro lugar.
Era similar a una sala, una enorme mesa de madera no tan alta en el centro del lugar ocupaba gran espacio, en uno de los lados de la mesa rectangular estaban Ed, Al y el rubio de ojos azules. Los ‘clones’ desaparecieron en una nube de humo, otro hecho que les dejó una sensación extraña en el estómago. La chica de pelo largo decidió concentrarse en otra cosa… en alguien más, se lanzó a los hermanos y abrazó al rubio pelilargo, le regañó por un rato hasta que rompió el llanto; la mujer y los hombres restantes se acercaron a los rubios, con palmadas en la espalda le hicieron saber a Ed que se alegraban de verlo, el Capitán Anbu les sonrió en muestra de afecto, luego tomaron asiento.
--Es… es genial verlos de nuevo. –dijo Ed aun sin soltar a su hermano.
--Nii-san, te extrañé. Me alegra mucho que estés bien. –exclamó Al.
--Todos te extrañamos. –dijo la chica rubia.
--Winry… –susurró Ed, su amiga de infancia había crecido un poco desde la última vez la que la vio en Resembol, más tiempo incluso que antes de ‘cambiar’ de dimensión.
--No es lo mismo sin ti, Fullmetal. –añadió el pelinegro con su característico porte que desesperaba a Ed –Todo es más silencioso.
--Coronel Mustang… –reconoció con la usual ‘molestia’ a su superior, no había cambiado mucho, tampoco su humor.
--Edward. –dijo la mujer rubia con una sonrisa y un asentimiento en forma de saludo.
--Teniente… –reconoció Ed, al igual que los demás a excepción de Winry, la peligrosa rubia no parecía haber cambiado en lo absoluto.
Edward miró al último integrante de quienes vinieron del mundo que conocía. El hombre al que se parece demasiado, la diferencia quizá, sería la estatura, el peinado y los años de experiencia. Ese hombre, era el causante de todas sus penas… si no se hubiera ido, si hubiera dicho la verdad, quizá las cosas fueran diferentes.
En otro tiempo, Ed se había lanzado hacia el hombre y le habría dado un buen golpe, una paliza, una muestra de su rencor. No obstante, sin lo que sucedió en su pasado por muy doloroso que fue, jamás habría legado a este mundo ni habría conocido a su latoso marido.
--Hohenheim. –le reconoció, no le guardaba tanto odio como en el principio pero no quiere decir que lo perdonaba tampoco.
Aquellos que sabían de las asperezas en la relación de los rubios de ojos dorados apenas pudieron contener su sorpresa. El Hokage, se acercó a Ed y colocó su mano derecha en uno de sus hombros, le mostraba su apoyo.
--No es que no me sienta contento con volver a verlos, pero, ¿Por qué no se nota el paso del tiempo en ustedes? –inquirió Ed.
--¿A qué te refieres, nii-san? –expuso Al la duda de quienes le acompañaron en ese viaje a otro mundo.
--Y antes que todo, Fullmetal, creo que deberías presentarnos. –dijo Mustang refiriéndose al rubio de ojos azules que seguía cerca de los hermanos Elric.
Antes que Edward pudiera responder al coronel, el de ojos azules comenzó a hablar obteniendo la atención de ‘los desconocidos’ y una sonrisa de cierto Capitán Anbu.
--La verdad, es como si ya los conociera Coronel Mustang Roy, Teniente Hawakeye Riza, Hohenheim, Rockbell Winry, y, por supuesto Elric Alphonse. –dijo el rubio mirando a cada uno mientras los mencionaba dejándolos más que sorprendidos –Mi nombre es Uzumaki Naruto, soy el Hokage de Konoha y Ed me ha hablado demasiado de ustedes, es por ello que puedo reconocerlos a simple vista. –concluyó.
--¿Aun sin habernos visto antes? Qué interesante. –dijo Winry.
--Ed los describió muy bien, además, tenemos un amigo que hace unos estupendos dibujos, siguiendo las descripciones de Edward logró ‘retratarlos’. –decía mientras buscaba en una caja de madera que apareció de la nada –Miren.
De la caja de madera, el rubio de ojos azules sacó pergaminos y empezó a desenrollarlos, en efecto, parecían retratos, eran precisos y transmitían lo que estaba plasmado: alegría, una pintura donde estaban Al, Ed y Winry de niños; molestia, una pintura donde estaba Ed con Mustang y con Hohenheim; tristeza, una pintura donde Ed caminaba al lado de una armadura por un camino obscuro y muy largo.
--Woow, nii-san, tu amigo es un gran artista. –susurró Al.
Sin embargo, un dibujo más llamó la atención de los visitantes, era un dibujo donde todos ellos y algunos más que no estaban presentes, se encontraban rodeando a Edward quien estaba tomado de las manos con Naruto, se miraban fijamente y, el ambiente del dibujo parecía…
--Nii-san… esto parece… –inició a hablar Al, pero fue interrumpido.
---… ¿Una boda? –preguntó Hohenheim.
--¿Fullmetal? –indirectamente Mustang pedía una explicación, quizá negar lo que el padre de los Elric sospechaba.
--Quizá esto es algo fuera de tiempo, señor Hohenheim, –iniciaba Naruto mirando al rubio alto, el padre de su amado –Aphonse, –esta vez miraba al hermano de Ed, quizá esta plática debería dedicársela tan solo a él pero no quería faltarle el respeto al padre de ambos Elric –pero debo decirle que en el tiempo que Edward estuvo en este mundo, él y yo nos conocimos, fuimos amigos y rivales, enfrentamos varios obstáculos juntos, peleamos en una guerra que ganamos juntos y, fue inevitable que algo más surgiera entre nosotros.
>>Nos dimos la oportunidad, y funcionó, esta relación fue avanzando hasta llegar a lo inevitable, amo a su hijo, –le dijo directamente a Hohenheim –amo a tu hermano –mirando a Aphonse – tanto que simplemente no pude imaginar mi vida sin él. Le pedí matrimonio y para mi fortuna Ed aceptó. –sonrió para continuar –Llevamos casados ocho años, siete meses, dos semanas y un día. –continuó sonriendo al notar el sonrojo en Ed.
>>En este tiempo, le aseguro señor y hermano de Edward que he cumplido mi palabra de amarlo y respetarlo, y si ha derramado lágrimas estando a mi lado no han sido de dolor… –dijo Naruto para mirar a su esposo con algo de remordimiento –hasta hace cinco horas. –susurró, aún tenían un asunto que tratar con sus hijos.
Los visitantes seguían en silencio, procesando lo que habían escuchado del rubio de ojos azules. Había pensamientos variados, la sorpresa era inevitable, confusión por diversos aspectos que el rubio mencionó, en algunos había molestia, tristeza y hasta celos.
El primero en reaccionar fue Al, miró a su hermano a quien seguía sin soltar, le observó por un momento analizando sus facciones, revisando sus ojos, luego miró al rubio que seguí muy cerca de ellos, a tan solo unos centímetros detrás de Ed, le observó detalladamente, una vez más volvió su vista a su hermano y en seguida a Naruto. Luego se levantó del regazo de Edward y se colocó frente al Hokage, le tomó del cuello de sus ropas y le obligó a acercarse de tal manera que sus ojos estaban al mismo nivel.
--Por lo que veo, nii-san es feliz contigo, y a pesar del tiempo te digo una cosa que debiste saber desde que empezaste a ver a nii-san con otros ojos fuera de la amistad: si le haces algo para dañarlo, cualquier cosa, te las verás conmigo. –dijo Al sorprendiendo a todos, más que nada a su hermano –No pasé tanto tiempo ahuyentando a locos pervertidos de nii-san tan solo para que alguien tomara ventaja de mi ausencia y se aprovechara de él, ¿Me entendiste? Una sola lágrima y puedes considerarte más que muerto. –sentenció el adorable hermano menor de Ed.
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>>Continuará...