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Destino por shipa-chan

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¿Qué es hacer lo correcto?

Acaso lo es cuando un hombre que desde el nacimiento se le enseño que lo correcto es  asesinar a sangre fria, que las palabras son vacías y carecen de significado al momento de obtener lo que quieres, o bien un  hombre que en lugar de armas dispara con palabras y cura con hermosos versos.

¿Qué es lo correcto entonces?, ¿a quién debemos apoyar?, al tirano que cree que disparando en la cabeza del anciano puede resolver cualquier conflicto o al hombre que intenta convencer al primero de lo que está mal, ¿la respuesta parece sencilla no creen? Mas sin embargo al realidad no es tan compleja como creemos en ocasiones.

Bang

-¡Pére!-exclamo  un hombre alto de tez blanca y cabello rubio

-¡arresten a los traidores!-

La pólvora entorpece la vista y sofoca los frágiles pulmones de un pequeño que en vano intentaba no llorar, cualquier sonido podría condenar su vida.

-¡Revisen cada lugar, el chico beta dijo que había un omega en este lugar!- una sola palabra capaz de decidir la vida y la muerte.

-Maman tengo miedo-exclamo mientras escondía sus dorados cabellos entre el seno de su madre

-shhh no pasa nada cariño, pronto acabara-

Bendito sea el amor de una madre, capaz de cobijar con sus dulces palabras a tan inocente ser, mientras las grandes botas hacían eco en cada habitación, una lagrima bajaba por los azules ojos de tan desdichada mujer. Jamás odiaría su naturaleza, pues con ella había traído al mundo a tan bello capullo entre sus brazos. Ocultos bajo el piso de madera de la sala de juegos, intentaban hacer el menor ruido posible, fue un disparo lo que les advirtió que aquellos hombres uniformados no se irían hasta obtener lo que querían. Fue entonces que la madre reflexiono.

Y volvemos a la primer pregunta ¿qué es hacer lo correcto?, ¿esperar bajo aquel polviento y oscuro lugar hasta que asesinen a los pocos familiares que le quedaban? O ¿entregarse y salvar la vida del único ser que realmente vale la pena?, la respuesta era muy obvia, con un abrazo se despidió de su pequeño mientras lo ocultaba con un viejo costal.

-Mamam ¿A dónde vas?-pregunto asustado ante la idea de quedarse solo

-Francis el mundo es cruel ahora, no importa lo que pase de aquí en adelante, debes prometerme que siempre harás lo correcto ¿de acuerdo?- un cálido beso en la frente fue el ultimo recuerdo de su madre

-¡La hemos encontrado!-vocifero uno de los tantos soldados mientras jalaba de un brazo a la asustada mujer

El joven niño se las había ingeniado para escabullirse por otro pasadizo, desde el hueco de la pared pudo observar como un hombre joven, alto de cabellera grisácea y ojos fríos  preguntaba con una sonrisa hueca…

-¿Dónde está tu lealtad? DA-

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-¿Y  qué hay de ti, donde está tu lealtad?-pregunte serio

Francis me miro sorprendido, tal vez no había pensado que le contestaría de esa manera, sus ojos serios cambiaron a unos nostálgicos.

-Yo…yo soy leal a lo que es realmente lo correcto-

-Y ¿Qué es eso?-

-Bueno, puedo asegurarte que esto no lo es- dijo mientras se daba la vuelta y tomaba lo que quedaban de los informes.

-Francis…-

-Basta de charla iré mejor a dejarle esto a la bella Andrea-anuncio feliz mientras canturreaba una cancioncilla dejándome con mis pensamientos.

Tal vez no esté tan solo en esto como pensaba, sonreí aliviado, pero la felicidad solo me duro poco un nuevo dolor en el abdomen me repetía por millonésima vez que el tiempo se agotaba.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.-.

Bang bang

-¡No dejen que se acerquen!-grito colérico uno de los pocos soldados que quedaban del grupo de exploración.

-Alfred mueve tu trasero, o lo llenare de orificios-

-HAHAHAH mueran bastardos-

Ya llevábamos más de tres horas en las afueras de la muralla, la oscuridad inundaba así como también helaba con un siniestro susurro, se supone que esto solo sería una revisión como cualquier otra, pero la aparición de aquellas bestias solo arruino lo que pudo haber sido una “bella  y tranquila noche”.

-Bruder son demasiados, da la retirada- grito Ludwig mientras le volaba la cabeza a una mutación

-Jamás, el asombroso yo nunca se ha retirado-

-¡Gilbert ten cuidado!-grite, demasiado tarde, una de las mutaciones se coloco detrás de él.

-BRUDER-

Aquel ser amorfo estiro uno de sus tentáculos y atravesó el brazo izquierdo de Gilbert, en un movimiento rápido dispare en el medio de la cabeza del enemigo. Ludwig había socorrido a su hermano una vez que la mutación le soltó, era obvio que no moriría con un disparo, cubrí a Ludwig mientras llevaba a Gilbert detrás de algunos escombros.

Las mutaciones no eran muy diferentes de las demás personas, poseían cuerpos humanoides, algunos perdieron sus orejas pero eran muy sensibles a las vibraciones, otros desarrollaron camuflaje, algunos mas perdieron sus dientes pero escupían un acido que les ayudaba disolver a sus víctimas, algunos mas desarrollaron tentáculos en vez de brazos estos eran los más peligrosos, eran rápidos y la punta de estos eran afilados.

-Maldición, Alfred dame un arma ese desgraciado sabrá lo que es meterse con el asombroso yo-dijo mientras intentaba levantarse

-Bruder no es un juego, deja de moverte- en vano logro hacer un torniquete para detener el sangrado

-Necesita atención medica, debemos asegurarnos que no haya entrado algún agente toxico-dije mientras lanzaba una granada-¡AL SUELO!

Boom

Una nube de ceniza roja y polvo se levanto a nuestro alrededor, alce el rostro esto sería interminable, las municiones se acabarían pronto, perdimos a ocho de nosotros y aun teníamos que recoger los víveres que dejamos al huir en el camino.  Baje mi mirada por un momento, mis oídos zumbaban debido a la explosión, era como si todo se moviera demasiado lento, observe con detalle mi mano, poco a poco siendo manchada de rojo, mire delante como algunos restos de aquellos seres caían en pedazos, ¿Qué era lo que nos hacia tan diferentes de ellos?, en algún momento también fueron personas, entonces si yo les eliminaba ¿era un asesino? ¿Realmente mis manos están manchadas de sangre? Por primera vez en mi vida me preguntaba si lo que hacía era lo correcto.

Alfred…Alf…Alfred

Desde que entre a la academia se me enseño que debía ser fiel a la colonia, proteger a todos los habitantes y resguardar a los omegas que en un dado caso podrían llevar a mi descendencia, ser un héroe para la colonia eso era lo primordial.

Hey…reacciona…

-¡Vamos Alfred tenemos que irnos!-

-¿eh?- comente atontado

-Muévete novato debemos llegar a las murallas-

-Pero y las muta…ciones-mire detrás confundido, estas habían desaparecido, ni un rastro solo polvo y escombro, cubierto de un color escarlata.

-El sol está por salir,  esos monstruos no son idiotas, se han ido a refugiar como las alimañas que son-dijo Gilbert mientras tomaba en su hombro uno de los cargamentos. Hice lo mismo,  corrimos lo mas que pudimos hasta la entrada, ahí cuatro soldados nos abrieron y rociaron con gas desinfectante, Gilbert fue llevado de inmediato al área médica, mientras que Ludwig se encargaba de dar el informe a nuestro superior.

Detrás de mí las grandes puertas metálicas se cerraban sumiéndonos en una nueva oscuridad, deje las municiones sobrantes con el encargado del almacén y me marche de ahí, las calles estaban vacías aunque afuera comenzara un nuevo día, la colonia comenzaba a dormir, mi uniforme estaba muy manchado y dañado tendría que ir con Toris para que se encargara de lavarlo.

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Francis me había estado evitado el resto del día, si hubiera sido otro día no me importaría, pero ahora tenía que encontrar el momento de hablar con él, Francis era un bohemio y gigoló pero tenía principios y conocimiento sobre cada rincón del centro del recrió. Dado que en este día no podría sacarle algún tipo de información me encamine al área del almacén, tenía que confirmar otro asunto.

No me sorprendió encontrar dos betas frente a la puerta este lugar estaba repleto de ellos. Mostré mi credencial y mentí acerque de checar unos registros para mi investigación, logre entrar sin ningún problema, largos pasillos con diferentes apartados.

-Muy bien si mal no recuerdo el nombre era Jones-

Tarde una hora buscando aquel expediente pero finalmente lo encontré, Mathett Jones el milagro del centro de recrió, revise con cuidado cada anotación de los doctores encargados de él, su tiempo dentro de las instalaciones y  descubrí con sorpresa que él estaba dentro del grupo del nuevo ciclo.

¿Por qué era tan importante Mathett? Bueno por la sencilla razón de que todos los omegas que habían tenido gemelos nacían estériles, sin mencionar que al poco tiempo de nacer fallecían, un omega no debía separarse de sus madres a tan corta edad sin embargo el centro de recrió tenía sus propias reglas.  Muchos gemelos no soportaban el estrés causado por la separación de su progenitora, sin mencionar el estrés de ser alejado de su hermano, ellos tenían un don, algo que no se puede poner en una probeta, ellos tenían una conexión muy grande y si Mathett estaba vivo entonces sería más fácil de influenciar.

Acomode todos los papeles en su lugar y Salí de ahí, ya era muy tarde, sentía el cuerpo hecho polvo, y había olvidado las veces en que había usado el baño para desahogar la frustración, por suerte todo el edificio estaba repleto de betas lo cual ayudaba a mi desequilibradas hormonas, tome mis cosas y me marche, el aire choco en mi cara dándome un escalofrió, las calles estaban vacías, por un momento sentí que las cosas no podrían salir mal.

-Hey muéstrame tu permiso- voltee un poco confundido, uno de los bastardos alfas me miraba de manera seria mientras esperaba a que acatara su orden

Solté un bufido de enojo, extendí mi permiso y al alzar la mirada me di cuenta de tres cosas.

Primero: su olor era muy llamativo, sin duda un alfa sin acoplar

Segundo: mi cuerpo comenzó a reaccionar a su presencia

Tercero: el soldado se dio cuenta

-Un momento…ese olor…acaso eres un…-sus ojos se abrieron como platos mientras me miraba asustado

Con terror vi como llevaba una de sus manos a su silbato, tenía que hacer algo  tal vez si lo noqueaba podría salvarme. De un momento a otro todo cambio, aquel hombre cambio su semblante asustado a uno burlón. No sé qué rayos paso pero ahora estaba contra la fría pared de un oscuro callejón, sentí un fuerte lengüetazo en mi garganta, sus manos apretaban mis caderas y podía sentir su erección picar en mi estomago.

Tenía miedo, intente apartarlo pero era más fuerte, el gritar se volvió inútil una vez cubrió mi boca con su mano, no podía moverme, pronto mis pantalones estaban en el suelo.

-valla al parecer no tendré que prepararte- el vibrador aun estaba dentro cuando sentí como era retirado de golpe

Cerré los ojos asustado por lo que vendría ahora, detestaba mi naturaleza tan débil, por más que intentara zafar mis manos no lo lograba, solo me quedaba cerrar los ojos y esperar que fuera rápido, sin embargo un ruido sordo me trajo a la realidad, aquella mano que me impedía pedir ayuda ya no estaba, ni siquiera la presión de su erección en mi cadera, voltee asustado, encontrándome con unos furiosos ojos azules.

-Alfred-

Sentí mi mundo desmoronarse al ver el cuerpo inerte de el soldado en el frio suelo. ¿Acaso Alfred había venido a rescatarme?

- Cúbrete- dijo con una áspera voz, su tono parecía enojado

Me voltee avergonzado mientras intentaba volver a arreglarme, cuando me di nuevamente vuelta para intentar explicar las cosas o dar gracias, su pesada chaqueta cayó en mis hombros

-De esta manera no se darán cuenta- mi cuerpo tembló ante la realidad

-T-tu s-sabes que…-

No obtuve respuesta, fui arrastrado hasta una zona alejada,  había algunas casas alrededor pero se veían vacías. Alfred me llevo a una blanca de antiguo estilo americano, me arrastro por las escaleras, uso una de las llaves abriendo la puerta para finalmente arrojarme a su enorme sofá cama.

-Espera que crees que haces trayéndome hasta aquí-dije mientras me sentaba, me sentía un poco mareado, la habitación olía demasiado a Alfred

-Confía en mí y no te muevas-susurro de manera erótica tras mi oreja

Fui envuelto con sus brazos, mis fosas nasales se inundaron de su fragancia,  nuevamente la excitación me inundaba, podía escuchar el palpitar de su corazón retumbar en mi cabeza ¿o era el mío? Pronto sentí como besaba mi cuello, no de manera ruda y brusca como aquel soldado, era más suave y gentil,  poco a poco el aire se hizo pesado, fui empujado al mullido sofá cama, quería sentir sus caricias, pronto me encontré nuevamente sin mis pantalones, el silk chapoteaba en mi trasero y Alfred no dejaba de masajear mi cadera y besar mis pezones aun a través de mi camisa, lleve una de mis manos a su espalda, rodee y moldee cada uno de sus músculos a través de  su uniforme.

-…ahh.uhg…mmm- no paraba de gemir e inclinar mis caderas rozando las suyas, me sentía demasiado caliente, sentía electricidad en todo el cuerpo, ligeras pulsaciones recorrían las puntas de mis dedos. Fue cuando la mano de Alfred se interno dentro mis pantalones y masajeo mi erección que solté un gemido sonoro, solo fue necesario su roce en mi sensible miembro para llevarme a la gloria.  El placer nublaba y emborrachaba mi mente, el corazón me latía  a mil, espasmos por mis extremidades impedían el que me separara de aquel cálido y grande cuerpo que ahora me cobijaba protectoramente entre sus brazos, creando una sensación de confort por primera vez en mi vida.

-Nunca creí que fueras un omega, aunque ahora que lo pienso eso explica algunas cosas HAHAHA-

¿Qué?               

Mi cabeza hizo clic, pronto Salí de mi entorpecimiento, ¡Qué diablos había hecho!, aterrado empuje aquel cálido cuerpo sobre mí y me senté en una de las esquinas, mis caderas dolían un poco y mi pecho estaba completamente cubierto de semen, después de tantos años, había cometido un grave error.

-Hey, ¿estás bien?-pregunto preocupado por mi reacción

-¿Vas a llevarme?-pregunte serio, sabiendo la respuesta

-¿Qué?

-¿Vas a llevarme al centro de recrió?-repetí

-…No…-

-¿Por qué?

-…-

-Acaso piensas usarme para después arrojarme como un trapo usado-reí amargamente ante mi comentario

-¡Hey! no soy como los demás alfas así que no me trates como ellos-

-Oh si claro había olvidado que eres un héroe- dije con sarcasmo

-Te recuerdo que fui yo el que arriesgo su cuello por salvarte de uno de los míos-

-…-

-De pensar querer usarte como dices, no habría pensado dos veces el entrar en ti ¿no lo crees?-

-…Entonces … ¿Por qué tu?-

-…No lose…simplemente, no podía resistir la idea de que alguien más te tocara-

-Ni siquiera me conoces-

- Lose..-

-Esto es estúpido-

-Bueno…¿Y qué hay de una oportunidad?

-¿Una oportunidad?-

-¿Puedo conocerte?-

-Tienes idea de lo que podría pasarte si descubren que sabias de mi condición-

-Creo que ya es una poco tarde para pensar en eso-

-Idiota- 

Mi cuerpo comenzó a sentirse adormilado, no era para menos, había trabajado más de lo normal, y después de tantos altibajos, no me sorprende el que me encuentre en este estado, una suave cobija cayó en mis hombros mientras sentía los fuertes brazos de Alfred rodearme.

-Me gustaría tenerte para mí lo que queda de tu ciclo…mas sin embargo no creo que al General kirkland le agrade la idea- dijo de manera juguetona mientras besaba mi nuca.

-Maldición, lo había olvidado- todo sueño y pereza se fue en cuanto menciono a mi padre.

-Hey no deberías levantarte aun…-

Muy tarde en cuanto di dos pasos todo el dolor de mis articulaciones me obligo a volver al frio suelo, Alfred había corrido a tiempo antes de que mi cabeza rebotara en el suelo

-Sí que eres terco- regaño

Sentí un estremecimiento cuando nuestras pieles se rozaron, el deseo volvió a mí y al parecer también en Alfred que solo se limito a llevar su rostro a mi cuello para aspirar mi olor.

-Esto va hacer más difícil de lo que creí…tu olor se está volviendo más fuerte-

Necesito una nueva dosis,  pero a estas alturas no sabía donde había quedado mi bolso, recorrí la mirada en la habitación llevándome una sorpresa, el lugar era un asco, había basura apilada en las esquinas de lo que parecían latas de comida y demás, había una caminadora a un lado de la ventana, que era cubierta por una toalla, ropa y calcetines separados por montones y el pequeño ropero parecía resguardar armas en lugar de ropa.

Cuando Alfred salió de la habitación en busca de algo de comida, me dispuse a  encontrar mis pertenencias en aquel desastre, fue un gran golpe de suerte encontrar mi bolso y pantalones, sin perder tiempo saque la jeringa y el estuche con supresores, tome uno de ellos y lo inyecte en mi brazo izquierdo.

Lentamente como de un calmante se tratara, me sentí un poco mejor, los espasmos habían cesado, un suave toque en la puerta atrajo mi atención. Alfred me veía desde el marco de la puerta sorprendido.

-amm tal vez suene tonto pero, acaso eso es lo que llaman…

-Supresores…si así es…esto es lo que me ha mantenido oculto todos estos años-

-¿Realmente es tan horrible ser un criador?- aquel comentario no sonó de manera hiriente ni despreocupada, fue mas como de un niño curioso

-Que te parecería que te alejen de las personas que amas, te encierren en un lugar donde el único espacio que hay es el que te lleva al baño y de ahí a tu cama, y que además te mantengan cautivo y drogado cuando tu ciclo comienza, te atan y amordazan para que no puedas defenderte, ser violado una y otra vez durante una semana completa, para finalmente ser enviado a otra habitación donde pasaras los siguiente meses encerrado esperando a que finalmente des a luz, te arrebataran a tu hijo, no te permitirán verlo, olerlo o sentirlo una vez que sale de tu cuerpo, serás drogado nuevamente con antidepresivos para que superes el shock del parto y finalmente ser enviado a tu antigua habitación para esperar un nuevo ciclo- dije de manera seca

-Jamás creí que eso era lo que ocurría-dijo

-No sé qué es lo que les dicen a ustedes en la academia, pero no todo es como lo pintan sabes- me levante y tome uno de los panes de la bandeja

-Porque trabajas en ese lugar, sabes el tipo de riesgo al que te expones y a pesar de eso continuas-

-Deseo terminar con todo esto Alfred- se que no debería decírselo, pero de una u otra forma se enteraría

-De que hablas-me miro serio- no pensaras acaso…

- Así es- dije de manera tajante

Alfred bajo la mirada pensativo, me sentía asustado ante lo que pudiera decirme, ya había visto su actitud cuando Gilbert y el discutieron sobre los posibles rebeldes fuera de la muralla, su lealtad hacia Iván era muy grande.

-No tienes por qué enredarte más en esto sabes-

-¿Tú eres uno de ellos?

-¿Qué?

-Arthur, ¿tienes idea de cómo se crearon las mutaciones?

-Es lo que son “mutaciones” ni más ni menos-

-Al parecer no estás al tanto de las operaciones

-¿A qué te refieres?-

-…Bueno más vale que te lleve con tu padre…después podremos hablar de ello con más calma y cuando estés en tus cinco sentidos- me sonrió mientras me tomaba de la mano.

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por sus comentarios. Nos leemos en la siguiente.


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