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Destino por shipa-chan

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¡¡A TODO EL PERSONAL DEL SEGUNDO PISO, PREPARENCE PARA EL NUEVO CICLO, TODOS LOS CANDIDATOS FAVOR DE PRESENTARSE A LOS LABORATORIOS DE PLANTA BAJA PARA SU ÚLTIMA EVALUACION!!


 


Sentado frente a mi escritorio esperaba pacientemente la llegada de Francis, según el aviso debíamos darnos prisa, el plan era sencillo nosotros comenzaríamos la evacuación una vez Gilbert y Ludwig llamaran la atención suficiente de los militares, debo decir que no esperaba que ellos estuvieran de acuerdo con el plan, Francis dijo que desde hace cuatro años ellos han estado llevando víveres a los rebeldes fuera de la colonia, además de que parte del personal del centro de investigación y el de armas eran espías, debido a esto el contrabandear armas atreves de túneles y supuestas “salidas de exploración” había sido un éxito, en cuanto supieron del golpe de estado que planeábamos dar no dudaron en ponerse en contacto con sus amigos, al parecer ellos no eran los únicos, Antonio también se unió, el presto su gran bodega de licores como fachada para ocultar armas y uniformes militares, mi padre y el general Roma habían comenzado a moverse, sus viejos contactos estaban más que de acuerdo con el plan para liberar a sus familiares del centro de recrió entre otros asuntillos pendientes con los mismos líderes de la milicia.


Aunque pronto estaríamos librando un levanta miento, mi propio cuerpo ya llevaba horas luchando con los espasmos  y dolores debido a mi calor, antes de que me diera cuenta me encontraba temblando y sudando frio,  tenía que relajarme de alguna manera o de lo contrario terminaría metiendo la pata.


-Todo está listo en el área de descanso, Margareth se ha encargado de mover a los omegas con término de embarazo a los dormitorios. – la llegada de Francis casi hace que me infarte


-Entiendo…¿Qué hay de los infantes?- con mi pañuelo intente limpiar el sudor de mi rostro


-Vash se hará cargo de eso-


¿No han olvidado a nuestro querido amigo Vash? ¿No? Pues el guardia de la entrada al parecer tiene una hermana la cual fue encarcelada por ocultar el bebe omega de una de sus vecinas. Antonio fue quien le comento nuestro plan y con rifle en mano nos otorgo su ayuda sin dudar.


-Te ves muy pálido ¿Estás seguro de poder hacer tu parte del plan?-


-Por supuesto, eh esperado esto desde hace años, mi “condición” no intervendrá con mis planes-


-Deberías aumentar tu dosis…solo por si acaso-


-Estoy bien…si aumento más la dosis sufriría severas consecuencias- decidido me levante de mi asiento y me pare frente  Francis – En cuanto la alarma suene todos deberemos movernos como uno solo-


-Eso ha sonado demasiado provocativo cejon- dijo burlón – Pero si, en cuanto la alarma suene el tiempo se volverá nuestro peor enemigo-


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El silencio reinaba en las oscuras calles de la colonia, en ocasiones se lograba escuchar el caminar de los soldados patrullando,  varios de estos no podían evitar sentirse observados, su instinto les decía que algo no andaba bien tal vez se tratara de paranoia causad por los acontecimientos, en un esfuerzo de serenar su mente aferran su fiel arma contra su pecho, no importa cuántas veces miren hacia ambos lados de las calles, no hay una sola alma vagando, ni siquiera los tan comunes borrachos que perdidos por el estado de embriagades prefieren recostarse en algún callejón  para dormir.


-El ambiente está un poco tenso no lo crees-


-Debe de ser nuestra imaginación, vámonos de aquí-


A paso apresurado se alejaron de la zona, una vez lograron divisar a otros de sus compañeros dejaron ir aquella mala sensación atrás, mas sin embargo la felicidad duro poco. Comenzó con un sonido fuerte, después como si algo te levantara del suelo y te empujara en dirección contraria, en tan solo un segundo el panorama cambio, una fuerte explosión se escucho primero al norte y después otras más se sintieron por todo el área, pronto una gruesa nube de polvo y escombro sumergió todo a su paso.


El juego había comenzado y los libertadores habían hecho su primer movimiento.


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Estaba sumido en mis pensamientos tratando de recordar nuestra huida, Francis se había adelantado al tercer piso para aplicar la dosis de “tranquilizante” a los omegas del nuevo ciclo, mientras que Toris  un amigo de Alfred se encargaba de sacar a los alfas del primer y segundo piso, Marcus un viejo compañero de armas de mi padre se encargaría de cuidar nuestras espaldas al momento de salir. Lo más estresante y difícil seria cuando Angeline una de nuestras aliadas tuviera que hacer frente con los enormes alfas que llegaron por diversión.


Un temblor y después un sonido seco me saca de mis pensamientos, me levante de mi silla y tome la llave electrónica que Francis robo para mí en uno de los descuidos de Emma, lentamente me acerque a la puerta, traía conmigo mi bolso el cual contenía algunos de mis supresores más fuertes y una jeringa de presión, también cargaba con un paralizador eléctrico y una cuchilla, sabia como usarla, Roma me había instruido en defensa personal así como también puntos de presión para debilitar a mi oponente, una segunda explosión más cercana me indico el momento para salir.


-Bien hecho Toris-


Los pasillos estaban vacios, probablemente los guardias betas que patrullaban usualmente esta zona se encontraban en el tercer piso con Francis, sin perder tiempo me apresure a llegar a la sala de vigilancia,  saque de mi bolsa la cuchilla y sin ninguna advertencia abrí de golpe la puerta enfrentándome cara  a cara con un asustado beta de cabello marrón, no permití que reaccionara, ágilmente patee su estomago obligándolo a retroceder, antes de que pudiera levantar su brazo para defenderse mi cuchilla ya había atravesado su cuello, el hombre cayo aturdido y después muerto. Mis manos comenzaron a temblar, era la primera vez que tomaba una vida, mi respiración seguía descontrolada, sin embargo no podía dejar que la adrenalina fuera reemplazada por mis instintos omegas, no había tiempo para asustarse.


-Bien ahora te toca a ti Francis-


Tal y como decía el plan yo me encargaría de encarcelar a todos los alfas restantes, desesperado buscaba la cámara con la ubicación de los vestidores.


-Mierda, ¿dónde demonios esta?… ¡ah! Es esta-


Sin perder tiempo ingrese el código de seguridad en la computadora, con gran placer observe como eran ellos los enjaulados ahora, antes de irme abrí las cerraduras eléctricas de la zona de maternidad y la zona de reproducción.


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Las detonaciones seguían escuchándose por diferentes puntos de la colonia, grupos de soldados betas y alfas se miraban confundidos y asustados, no sabían a donde ir o que hacer, edificios caían en ruinas, y algunos civiles asustados por las explosiones corrían despavoridos buscando protección, algunos otros exigían una explicación a los atormentados oficiales, que en un esfuerzo por mantener la calma les pedían que se dirigieran a los refugios y no estorbaron a los militares.


-Capitán, han atacado la zona de suministros del almacén sur-


-Capitán aún no tenemos comunicación con el regente, los rebeldes han interferido con las líneas principales de radio-


-Tenemos noticias del centro de investigación han reportado bajas en los muros principales-


-El centro de armas ha sido atacado, perdimos comunicación durante las explosiones-


-Los motores de energía se han sobrecargado y explotado, la colonia ha pasado a estado de emergencia-


-Capitán se han reportado más ataques rebeldes en el centro de investigación-


¡¡SILENCIO!!


La fuerte voz del militar resonó por todo el lugar, algunos soldados y civiles cercanos detuvieron toda acción y vieron con asombro al hombre frente a ellos.


-¡Escúchenme con mucha atención! Nuestra prioridad es proteger el centro de armas, investigación y recrió, dos de ellos han sido atacados, Teniente Rainer lleve dos unidades al centro de investigación-


-Si señor-


-Teniente James, lleve a su unidad al centro de armas dispare a todo lo que entre o salga del lugar-


-Como ordene mi capitán-


-En cuanto a los demás que no posean experiencia medica o me sirvan de algo para afrontar esta crisis,  ¡¡DIRÍJANSE A LOS REFUGIOS O YO MISMO LES VOLARE LA CABEZA!!


Varios de los civiles asustados no dudaron en hacer caso a la orden del militar. Los demás soldados no esperaron su siguiente orden como si pudieran leer su mente se apresuraron a ayudar a sus compañeros con el equipo.


-¡Jones! ¿Dónde está tu Líder de escuadrón?-


-En el hospital capitán-


-Joder…encuentre a su unidad y valla al Centro de recrió-


-Entendido mi capitán- esbozando una gran sonrisa  tomo sus armas y se dirigió hacia sus compañeros.- Todo va de acuerdo al plan- murmuro para sí mismo


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El humo causado por una de las bombas especiales de Angel había resultado ser nuestra mejor arma, uno a uno cayeron los cinco guardias que restaban. Cuando una explosión proveniente del área norte se hizo presente, todo pareció ponerse peor, Angel había sido acorralada en uno de los laboratorios, dos betas le apuntaban con sus armas, y por su expresión no dudarían en dispararle si se movía, afortunadamente otra de las explosiones creó un temblor en todo el piso, logrando darle una oportunidad de zafarse, arrojo una bomba de humo y juntos aprovechamos para acabar con ellos, ahora en la tercer planta nuevamente habíamos tenido que volver a usar sus bombas para deshacernos del resto.


-¡Francis!-


-¡Maldita rana tenemos que irnos!- nuestras voces hacían eco en los ahora abandonados pasillos.


El techo parecía colapsar en cualquier momento, teníamos que darnos prisa, sin embargo la cantidad de pasillos era enorme, era como estar en un laberinto, todas las celdas estaban abiertas pero a excepción de algunas que eran ocupadas por los cuerpos inertes de algunos alfas no lográbamos encontrar al grupo de Francis. El sonido de disparos nos ayudó a encontrarlos, los alfas que había infiltrado en el programa se encontraban al frente de un grupo asustado de omegas en batas. Francis se encontraba ayudando a un omega herido, posiblemente por alguna viga o escombro del lugar.


-Te has tardado Cejon-


-No te pongas sentimental ahora-


Su sonrisa cómplice le duro poco, el edificio temblaba  peligrosamente. Trasladamos a todos hasta la entrada principal, en medio del camino me topé con una aterrada Emma estaba completamente cubierta de polvo y poseía un corte en su frente; en cuanto me vio salió de debajo de su escritorio y no dudo en abrasarse de mí.


-¡Arthur! Gracias al cielo que estas bien, Vash y los demás están fuera  protegiendo la entrada pero no creo que puedan resistir más.-


-Tranquila Emma todo va a estar bien-


No pude evitar sentirme culpable. Emma era una de las pocas personas con las que me encariñe en este lugar. Solo podía darle una sonrisa vacía, mientras me dirigía hacia los francotiradores que nos acompañaban, era momento de salir. Emma solo me veía confundida, quizás creyendo que no comprendía el peligro de fuera. Las puertas se abrieron y lo primero que vi fueron un par de ojos azules.


-Los refuerzos llegaron- grito feliz Emma detrás de mí.


Oh cuan equivocada estaba. Desvié mi mirada de aquella radiante sonrisa, aun teníamos trabajo que hacer.


-Todos los omegas del segundo ciclo deberán seguir a el soldado Ludwig, el los llevara a un área segura-Odio decirlo pero escuchar su voz grave dando órdenes me excitaba un poco ¡Malditas hormonas!- Es bueno verte Arty- me sonrió mientras disimuladamente rosaba mi mano


-Ejem! Siento interrumpir pero aún quedan omegas  en el segundo piso-


-Iré a sacarlos- me ofrecí- Francis tu encárgate de los demás-


-De acuerdo-


Al darme vuelta para ingresar nuevamente en el edificio me topé con Ludwig, me veía de manera extraña  sin embargo me entrego una pistola y se reunió con Francis.


-Andando Arty, los “rebeldes” se han retirado temporalmente pero no sabemos si “regresaran”-


-Entiendo-


Ingresamos juntos, los demás se habían quedado para ayudar, según Alfred su escuadrón se había encargado de evacuar el personal y llevarse a los infantes del área de maternidad, estos serian entregados a algunos betas conocidos de mi padre, los demás omegas serian evacuados por medio de un camino subterráneo debajo del establecimiento de Antonio, la salida estaba en uno de los invernaderos ahí Lovino los llevaría hasta una entrada de la mina, finalmente los guiaría en compañía de Roma hacia una  de las primeras ciudadelas que fueron habitadas en el pasado, ahí se reunirían con los rebeldes quienes nos llevarían a  un hogar provisional mientras los  demás se encargaban de acabar con la tiranía de Iván. Todos estos ataques eran solo una pantalla para darnos tiempo para escapar y  aprovechar algunos recursos.


-Busca en las habitaciones de esta sección, yo iré más adelante-


-Bien-


El edificio había dejado de tambalearse, pero aun así no estaba de mas andar con cuidado, una a una fui abriendo las puertas, busque algún sobreviviente pero no encontré ninguno, el polvo que caía del techo comenzó a quemar mi garganta, estaba por salir de una de las habitaciones principales cuando un nuevo tiroteo se hizo presente,  tuve que tirarme al suelo cuando una ráfaga de balas atravesó la ventana.


-Mierda. Se han adelantado-


Tenía que salir de ahí así que comencé a arrastrarme hacia la salida, cuando logre alejarme de esa habitación me levante un poco para comenzar a gatear, el lugar estaba  un poco oscuro, tal vez habían hecho explotar los condensadores de energía del edificio,  logre ver una cabellera rubia en una de las esquinas del pasillo.


-Alfred que estás haciendo aquí, tenemos que irnos-


-mmm…Yo no soy Alfred-


Me sorprendí enormemente cuando al voltear  y dar un nuevo vistazo a la persona frente a mí, era idéntico a Alfred  a excepción de su estatura y complexión. Este debía de ser, estaba seguro, el gemelo de Alfred, sin embargo ¿Cuál era su nombre?, el sonido de fuera no me ayudaba a pensar. Al parecer mi mirada debió de aturdirlo mas ya que comenzó a temblar, y entonces lo sentí, un ligero olor dulzón, estaba en celo,  Francis olvido inyectarle el supresor, ahora el pobre se retorcía violentamente y sus ojos lagrimeaban.


-Tranquilo todo va a estar bien, confía en mí, te sacaremos de este lugar- Lo ayude a sentarse en el suelo mientras me daba vuelta y sacaba de mi bolso la jeringa de presión con  el supresor.


-¿qué vas hacer conmigo? Por favor no me hagas daño- comenzó a llorar


-Tranquilo, esto va ayudarte a sentir mejor…te prometo que será rápido- Aun un poco desconfiado dejo que tomara su mano e inyecte el supresor.


Pasaron unos segundos antes de que el sonido de botas nos distrajo, Alfred venia cargando a un niño de no menos diez años, en cuanto me vio su sonrisa apareció, parecía aliviado de verme sano y salvo.


-ya revise toda el área…solo me tope con este niño-


-yo también encontré a alguien- cuando Alfred volteo a mi derecha se dio cuenta de la presencia del otro omega.


Cuando sus rostros se miraron fijamente, el rostro de Alfred se volvió un poema, era como verse reflejado en un espejo.


-Esto debe ser una broma cruel-


Ayude a levantar al aun sorprendido omega, no era tiempo para el reencuentro de hermanos, primero debían de salir de ese lugar. Alfred nos seguía podía sentir su aun desconcierto en mi espalda.


Cuando llegamos a la puerta de salida  los disparos se escuchaban más claro. Mire a Alfred que había dejado al pequeño niño  junto a mí, de forma rápida se asomo por una de las ventanillas de la puerta, ¿acaso habíamos tardado tanto en revisar el segundo piso?


-Hay tres  soldados en los muros principales, no son de los nuestros-


-Debieron de haber enviado refuerzos-


-No importa…me haré cargo de ellos- aunque su voz sonaba segura estaba más que claro que no se encontraba cómodo disparando a quienes alguna vez considero compañeros de armas. Sin embargo no interferí.


La puerta fue pateada y el sonido de tres disparos creo nuevamente la calma. Tome al par de omegas asustados y los lleve fuera del edificio. Alfred se quitó su casco y lo levanto en señal de rendición, pronto dos hombres salieron de entre sus escondites, llevaban un pañuelo azul que los identificaban como de los nuestros.


-El bastardo de Iván mando refuerzos, ya debe de sospechar-


-Donde están los demás- pregunte preocupado-


-Fueron llevados al punto de escape, íbamos a entrar por ustedes cuando estos bastardos llegaron.- Marcus me entrego un chaleco antibalas, estaba manchado de sangre y tierra


-Pónganse sus protecciones y tomen sus armas- vocifero Elias, fue él quien me ayudo en un principio entrar en el circulo de Yao, poseía un cargo medio en el centro de investigación, su presencia aquí solo podía indicar que era momento de retirarse.


Tome el casco de uno de las alfas a los que Alfred disparo, también tome sus armas y municiones, revise los bolsillos solo por si acaso y me di la vuelta para ver a Alfred, jamás había sentido tantas ganas de abrazar un alfa como ahora, Alfred se encontraba apoyado sobre su rodilla izquierda, terminaba de tomar las municiones de la tercer víctima, su rostro se veía afligido.


-Alfred- susurre mientras llevaba mi mano a su hombro, el se sorprendió al parecer no había notado mi presencia tan cerca.


-Lo siento… sé que esto podría pasar cundo decidí apoyarlos… es solo que es difícil- su expresión era melancólica, no podía culparlo.- Me alegro de que no hayan visto mi rostro cuando sucedió


-Alfred no tienes porque continuar, aprecio lo que hiciste pero si esto va mas allá de lo que puedes soportar no voy a obligarte a continuar- Nuestras miradas chocaron y entonces aquella expresión triste se mostro nuevamente en una de pura determinación


-No…ya eh tomado mi decisión, además ya es demasiado tarde como para retroceder -Su mano se entrelazo con la mía y un ligero cosquilleo recorrió por todo mi brazo.


-Hey tortolitos será mejor que se den prisa ya han lanzado una bengala roja-


Levante la mirada, en efecto un hilo de color rojo al oeste nos indicaba la retirada. Aun con nuestras manos entrelazadas mire a Alfred y salimos de aquel lugar. Mientras nos alejábamos de el centro de recrió, no pude evitar sentir una gran euforia, verlo en su estado de ruinas me hacía sentir tan feliz, después de tantos años, aquel lugar que representaba uno de mis mayores miedos, se derrumbaba frente a mis ojos.


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El camino que llegaba a el bar de Antonio jamás me había parecido tan largo, durante nuestro trayecto algunos de nuestros aliados se toparon con nosotros llevaban víveres y armas, sin dudar les ayudamos con su carga. Cuando por fin llegamos a nuestro destino, Marcus se acerco a la puerta principal y toco tres veces, pronto unos ojos rojos nos recibieron.


-Kesesese…creímos que no llegarían, ustedes son los últimos.-


Gilbert nos guio detrás de la barra, en medio había una entrada oculta bajo nuestros pies, los primeros en bajar fueron los que llevaban los víveres, Marcus nos entrego linternas, sin la energía de los condensadores de la planta de eléctrica no contábamos con luz en el subterráneo. El último en bajar fue Alfred, cerro la escotilla y tiro la escalera de madera. Al acercarse a mi le entregue la mochila de víveres, mi espalda comenzaba a sentirse adormecida, no dejaba de transpirar y mi trasero comenzaba nuevamente a humedecerse. Alfred tomo mi mano y me acerco mas su pecho, era extraño como las cosas habían resultado así, de alguna manera estar tan cerca de él me hacía sentir cómodo, protegido, la mayoría de mis frustraciones omega desaparecían.


-Estas soltando Feromonas cada vez mas fuertes- tener sus labios  sobre mi cuello no ayudaba a que estas redujeran


-Creí que seriamos amigos primero-


-No me lo estas poniendo fácil-


-Necesito otra dosis-


-¿No crees que te has aplicado demasiadas?


-Está bien, ya ha pasado suficiente tiempo desde la última vez-


He sacado la jeringa de presión junto con mi última dosis, Roma se encargaría de transportar suficiente supresor  durante el ataque, así mismo los químicos obtenidos del saqueo de el centro de investigación serian suficientes para los omegas rescatados. El ardor del supresor recorriendo mi cuerpo me adormeció las piernas y brazos, de no ser por Alfred hubiera terminado en el suelo, necesitaba algo de tiempo para recomponerme.


-¡Hey ¿Está todo bien allá atrás?!-


-¡Si!...Arty ¿Crees poder caminar un poco más?-


-Necesito descansar un mom..agh ¡espera que demonios! -


Alfred me había levantado en brazos, odio decirlo pero tener su aroma rodeándome adormecía aun mas mis sentidos.


-No podemos dar el lujo de detenernos a tomar un respiro-


Sin perder tiempo apresuro el paso hasta llegar junto con el grupo, tuve que soportar las miradas burlonas del idiota de Gilbert y qué decir de las de Marcus, era como si aquel respeto ganado con los años se hubiera ido por el caño.


Antes de que nos diéramos cuenta habíamos llegado la salida, Marcus y sus hombres se adelantaron para revisar, Gilbert se quedo con nosotros, aun con su mano lesionada dejaba ver una clara figura de autoridad, me era difícil creer que fuera capaz de usar su arma en ese estado pero de no ser así no lo hubieran dejado solo esperándonos. Pronto Marcus nos dio vía libre para salir, el pasaje nos había llevado a lo que parecían las ruinas de invernaderos, aunque las explosiones habían cesado ya, aun podíamos escuchar algunos disparos a lo lejos.


-La entrada a la mina esta por aquí, debemos darnos prisa antes de que los militares lleguen-


Gilbert en compañía de los demás destaparon una pequeña entrada en uno de los costados de la entrada de la mina. Elias se encargaba de vigilar el lugar mientras que los demás terminaban de pasar por el pequeño túnel.


-¡¡Alto ahí!!-


Maldición...nos han descubierto...


 


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