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Way por Scheidl

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Notas del capitulo:

¿Qué tal? Disculpen la tardanza, facultad, prácticas y el tiempo que absorben no me permitió llegar a más.

Disclaimer: Los derechos de propiedad intelectual de la obra no me pertenece, éstos son de su respectivo autor y sus colaboradores.

Aclaraciones:

Way: Es el nombre denominado a la otra parte de tu alma. Usualmente llegan a adquirir forma de animales durante toda la vida.

Paint: La marca del Way.

Disfruta de la lectura, extraño inquilino. 

—Tsuki, ¿en dónde estaba Kei?

Fue la primera sentencia entre ellos. En medio del desorden y gritos del almuerzo del día, el chico de pecas osado y un poco ingenuo, se atrevió a indagar en el tema de la repentina desaparición de Kei. Migró del cuerpo de su mejor a amigo hasta el pequeño polluelo que picoteaba vehemente la oreja de Tadashi, con éste removiéndose cada que le dolía y dando lánguidas lamidas hasta humedecer las plumas negras, obteniendo las mismas muecas desagradables en el rostro de Tsuki equiparables como cuando Kei salía con sus arrebatos de querer volar al lanzarse del edificio. Yamaguchi se preguntaba cómo había sido invisible de la vista de su mejor amigo, siendo que Kei era hiperactivo y estrepitoso, y el rubio tenía la virtud de ser alguien muy analista y minucioso, entonces, llegaba a cuestionarse lo mismo, ¿cómo había disipado de su propia esencia tanto tiempo?

—Por ahí —masculló molesto, los hechos ocurridos de ayer aún seguía molestándole y picándole las entrañas como agujas diminutas que se burlaban en su cara, todavía seguía estupefacto de la situación.

—¿Por ahí?  —inquirió Yamaguchi sin creerlo, regalándole ligeros escrutinios por un costado.

—Correcto.

—…¿un lugar peligroso? —cuestionó de nuevo.

—¿Por qué la pregunta?

Tsuki al fin dejo de inyectar su mirada de la pared y arrostró al número doce de Karasuno, revelándose en el mismo acto, pequeños vendajes y alguna que otra laceración sonrosada que emergía, escrutándose pomposa sobre la lívida cara.

—Por nada

Yamaguchi ya no quiso averiguar más del tema.

 


 

—Lo ven! ¡Lo ven! —Bokuto oscilaba los brazos con fuerza, tratando de llamar de forma procelosa la atención de ambos bípedos quienes adhirieron expresiones sorprendidas y perturbadas. Kuroo estaba sometido a una afonía involuntaria. El de anteojos, premeditaba la vergonzosa acción de socorrer a Kei, huir de la escena y privarlo de su libertad por el resto de la temporada del campamento. No obstante, cuando sus zapatos aplastaron el césped, el way de Kuroo reaccionó de forma violenta, siseando y mostrando tanto garras como dientes, enroscándose alrededor de la figura emplumada como si quisiera crear una barrera entre ellos y el mundo.

—¿Lo ven? —Bokuto cruzó los brazos alrededor del peto, asintiendo en más de una ocasión —¡Oh Bro, esto es sorprendente! ¿un gato enamorado de un polluelo?

—Cuervo, Bokuto –corrigió Akaashi, quien prefirió otorgar un sabio silencio en todo ese lapso —, es un cuervo lo que tiene Tsukishima.

—Cuervo, perro, gato, búho. Sea lo que sea, ¡se ha enamorado de Tetsurou! —exclamó alegre, perdiendo la realidad y enfocándose en sus propias teorías, continuó sin pena — ¿te imaginas si llegan a tener crías, Akaashi?  —volteó a su impasible amigo, Keiji lo observó —, ¿qué saldría? ¿un gatuervo? ¿Un Cugato? —las preguntas, absurdas e incoherentes, estallaron hacia el armador de Fukurodani, mismo que yacía con una expresión estoica.

—No lo sé, Bokuto-san.

—¿Te imaginas que se cree una nueva especie a partir de eso?

—No lo sé, Bokuto-san.

—¡Sería interesante! Pido obtener créditos por ser uno de los primeros en obtenerlo.

—¿Por qué estas asumiendo que se quedarán juntos? —interfirió el bloqueador central de Karasuno, animándose a recoger a su cuervo. Kei se defendió, reacio a querer desaparecer del calor que se le había obsequiado el felino, sin embargo, como un Juez a una sentencia, Tsukishima no cedió hasta cargarlo a pesar de los fieros pellizcos que le daba con su pico. Tetsurou le gruñó, erizando el opulento pelaje negro y advirtiéndole a Keia a ser partícipe de una riña si no se rendía.

—No te lo pienso dar.

Otro gruñido, más fuerte y proceloso se hundió entre ambos usuarios, negándose a ceder ante la violencia e imposición del otro.

Kuroo tenía que aguantarse las intenciones de meterle algún trompazo a Tsuki para que dejará estar a su way como el suyo, como dos seres inherentes que querían enfrentarse al mundo, pero esto no era un cuento de Hadas, y Kuroo tenía que malbaratarse la piel de sus manos con sus uñas para no ceder a los instintos del Tetsurou, no quería ser castigado por el entrenador Nekomata por no saber someter a su way y menos a tan poco tiempo de culminar el campamento.

—Oigan…—en un vago intento de sosegar las reacciones aglomeradas, se interpuso de barrera entre Tsukishima y su way, aligerando el pesado ambiente que dio —, lo mejor será irnos —expuso en acuerdo —, no podemos dejarlo así, pero después lo veremos.

Ninguna queja se usurpó en contra, Kuroo se agachó a recoger a su gato entre brazos, dando por terminada la discusión a pesar de que ese sentimiento de melancolía ahora mismo estaba envenenándole.

—¡Ahora!

Fue el chillido inesperado que hizo a todos reaccionar: Bokuto saltó junto a su way atrás de Akaashi, el mismo antes mencionado mantuvo la expresión estoica y Kuroo sólo se sobresaltó junto a Tsukishima, puesto que dos inquilinos no invitados se saltaron de entre los oscuros arbustos y ahora se colocaban estratégicamente delante de un sorprendido Tsuki.

—¿Tanaka-san? ¿Nishinoya-san?

—¡Venimos a rescatar a Kei!

Nishinoya a lado de una valiente ardilla saltaron enfrente de Tsuki para protegerlo, Yuu colocándose encima de Ryunosuke que ahora ladraba bajo el hechizo del instinto y mostrando los terroríficos colmillos hacia Tetsouorou.

Tetsourou no tardó en reaccionar y en sus garras encajadas en los brazos de Kuroo también siseaba salvaje y sin miedo. Ergo, se escuchó los ladridos del dóberman y los gritos de Kuroo al ser daño colateral de esa pelea entre ways, aunque no siendo el único, Tsukishima también se quejó cuando Kei aprovechó de los disturbios para ir a defender a su amante.


 

—Tsuki…¿te puedo preguntar algo?  —Yamaguchi no podía aguantar, la curiosidad le laceraba la consciencia y arriesgándose a recibir una contestación sátira de su mejor amigo: —, ¿por qué los ways de Tanaka y Nishinoya están sentados delante de nosotros?

—No lo sé, Yamaguchi.

Y al abrirse más en el campo de visión la mesa de ambos chicos estaba acumulada por diferentes ways. Los primeros eran los inseparables Ryunosuke y Yuu, jugueteaban entre ellos mordisqueándose, pero se alertaban y gruñían a la presencia de algún way con cualidades gatunas si se atrevía a pasar por el pasillo dónde ellos hacían de policías, la segunda, revoleteaba con libertad en el aire y de vez en cuando se acurrucaba con el way de Yamaguchi, siendo correspondido por éste con tímidos roces de nariz. El colibrí de Yachi bailaba sobre la mesa con elegancia, dándose furtivas caricias con el pointer y jugueteando con Kei quién intentaba lastimarle las alas, y al final, acomodándose entre todo ese circo, estaba el León de Lev quién amistosamente ahora se encontraba jugueteando con Kei.

Tsuki no quiso cuestionar el porqué de eso.

—¿Desde cuándo Kei se lleva bien con Lev? —Yamaguchi estaba tan sorprendido, intentando no alterarse al advertir cuando el león abría la boca y Kei se metía a juguetear, saliendo cómo si fuera una especie de reto.

—Kuroo

La voz de Yaku le sorprendió al rubio que dejo de observar a su way e inconsciente de su parte, tanto Kei como Tsukishima voltearon al susodicho que estaba a unas cuantas mesas de la suya.

—¿Esas lesiones dónde te las hiciste?

El morocho quedo afónico, Tsuki también se puso nervioso. Kuroo reflexionó en cómo platicar de su situación sin que sonará tan descabello o recibir una posible burla del parte del libero de su equipo, cómo no encontró una posible solución que no incluyera una burla, decidió escupir una mentira blanca.

— Tetsourou se peleó con Koutaro.

—¿Y ganó?

—¡Por supuesto!

El gato también maulló, como aplaudiendo su falso merito mientras se recostaba de nuevo encima de la mesa, Tsuki pensó, que era entretenido mirarlos, pero tan pronto como esa conclusión se insufló dentro, lo desecho al basurero de su consciencia. Estas bromas y risas no duraron cuándo los ladridos de Ryunosuke llegaron tan precisos cuando éste se volteó y percibió el felino subiéndose a la mesa para provocar el desafuero en el comedor, Tetsourou correspondió, y la ardilla de Nishinoya se llevaba a su alma lejos de la mesa.

— ¡Tsuki! ¡¿A dónde se llevan a Kei?!

—¡Tanaka dile a tu way que se comporte!

Tsukishima se planteó la grandiosa que comer en otra mesa.

 


 

Después de aquellos acontecimientos tan ilógicos en los que el destino los mantuvo en su regazo, Tsuki no se volvió a cruzar de palabras con Kuroo, ni siquiera éste insistió en que bloquearán con él, no por miedo, ni algún otro sentimiento inferior, es sólo que ninguno sabía cómo volver a indagar en ese tema sin que ambos parecieran incomodarse de la situación. Fue bizarro, fantástico y un poco irrisorio, si llegaban a preguntarle, de entre todos los problemas en los que Kei terminaba por envolverlo éste es la cúspide, no sabía cómo mirar a Kuroo sin sentir ese desborde interior o esas horridas mariposas que golpeaban en su estómago, pero Tsuki no está en de acuerdo con la situación, no lo estaba y nunca lo estaría.

Por ende, después de aquel escenario tan absurdo ninguno de los dos afectados volvieron a hundirse en ese platica, y tampoco era algo que se pudiera hacer, después de todo; los ways de Tanaka y Nishinoya habían estado oscilando como moscas alrededor de Kei y sin darle la oportunidad de escaparse con su amante.

Lo cual agradecía, pero era incomodo de procesar cada que se le presentaban los siguientes actos: No podía ir a desayunar sin que éstos aparecieran para recibir a  Kei en la mañana y llevárselo como guardaespaldas, tampoco se le permitía y dejar a su way jugar, ya que ellos llegaban veloces y le robaban las intenciones a Tadashi antes de que éste pudiera refutar con algún ladrido, durante los entrenamientos se encargaban de que Tetsourou no llegará o que Koutaro no intentará arrancarlo con sus garras, y en la noche, por incomodo que le parezca a él, terminaban dormidos cada uno a su lado, protegiéndolo de forma involuntaria pero ofreciéndole a Kei una sensación cálida que Tsukishima nunca expresaría.

Nunca pidió protección, de hecho, pensaba que con el way de Yamaguchi bastaba, sin embargo, tampoco era algo a lo que pudiera negarse, porque así, satisfecho llevaría las vísperas del campamento sin cruzar palabras con Kuroo o incluirse de nuevo en algunos de los disparates en los que Kei pudiera meterlo, todo eso gracias a la suntuosa ayuda de dos autónomos guardianes, podía decir que no tenía de que preocuparse.

Pensó, mientras las manos se ceñían en los bordes de su camisa, dispuesto a cambiarse para esa tarde de rondas de partido.

—¡El Paint de Kageyama es muy pequeño! — el ingenuo grito de Hinata hizo retirar esa idea y regresar la prenda hacia su lugar de origen.

— ¿En serio?  — el rey, ahora se miró por sobre los hombros y apreció el dibujo de la piel de aquel lobo siberiano que aullaba hacia la luna, éste apenas y asomándose por el área del omoplato con tinta azul.

—Eso quiere decir que te llevas muy bien con el tuyo —respondió Suga mientras lo felicitaba. Kageyama sólo asintió y le regresaba la mirada a su way que estaba recostado con pereza en el centro del recinto.

—¿Qué tal el tuyo, Suga-san?

—¿El mio? —Suga se retiró la camiseta y por el vientre, el mismo dibujo de una nutria ahora bailaba con colores rojos —Yo me llevo bien con el mío.

—¿Y el de Tanaka-san?  — Hinata ahora iba escrutando en los Paints de cada uno de sus compañeros, obtuvo una sonrisa de Tanaka, quién se retiró la playera y la hizo circular de manera estrepitosa en el aire, y entre los movimientos circulares se asomaban diminutas líneas de color blanco.

—¡La mía apenas y se nota! —Victorioso, se enorgullecía de su vínculo.

—¡WOOOOOOAH!

—¡EXACTO! Nadie puede vencerme si hiciéramos un concurso de conexión.

— No estés tan seguro de esto — Nishinoya masculló, y todos los actores de la habitación decidieron enfocarse en éste.

—¡No tiene nada!

Tanaka se dejó caer en el suelo vencido, Nishinoya reía con malicia.

—Necesitas verla con una Lupa —Se jactó el líbero.

—Es tan pequeño la como él — Tsuki no tardó en burlarse, recibiendo los chillidos molestos de la ardilla que estaba encima de la cabeza del libero.

— ¡¿Qué dices?! ¡¿Por qué no me muestras la tuya?!  —bramó, Tsuki se volteaba y se dedicaba a levantarse la playera.

—¡La de Yamaguchi también es pequeña!

Tsukishima chasqueó fastidiado al escuchar que todavía los gritos de Hinata lograban pasarse hacia sus oídos.

— Si …— Yamaguchi se giró después de subirse el short, por el muslo moreno, se asomaba con los colores verdes la figura del pointer, imponente y segura.

El paint era la marca de sentencia, aquella tatuada sobre tu piel con matices de colores para indicar quién era tu otra alma gemela, entre más lánguida fuera ésta, más pequeña existía la conexión entre los usuarios. Los ways eran la otra parte del alma, la tranquilidad de uno, la esencia partida del ominoso castigo egoísta, todo manifestada con virtudes zoomorfas.

Se suponía que entre ambos usuarios yacía un vínculo entrañable, uno invisible ante todos, pero palpable entre ellos. Uno jamás podría existir entre el otro, esas eran las teorías que se pululaban a cada respuesta emergidas, ambos, podían compartir todo, el pensamiento, el dolor y la sensación.

—Tsukishima —Tanaka llamó, parpadeando en consecutivo, después de haber obtenido la atención del rubio prosiguió con calma una vez que se deslizó la playera y la dejó en alguna adyacente del recinto —, ¿acaso te llevas mal con tu way?

Pero…

¿Qué sucedía cuándo no existía esa conexión entre los usuarios?

 

 

Notas finales:

Gracias por leer c: 


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