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Jugando con el destino por ami4alice

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Notas del capitulo:

Como siempre: Kyo kara maou no me pertenece le pertenece a su creador.

Yo disfruto solo haciendo sufrir sus personajes.

Muchas gracias por su apoyo y espero les guste el capitulo, preparen sus pañuelos.

 

Yuuri Shibuya luego de aquella conversación con el hermano mayor de Murata se había quedado exaltado, después de todo había comprendido sus deseos egoístas. Al llegar a su casa agradeció que no se encontrara Hana después de todo no quería mostrar ese mal estado en el que se encontraba. Entro a su casa encontrándose con esta completamente oscura a excepción de una habitación. Camino hasta el único lugar con luz encontrándose que era la habitación de Wolfram, se acercó a este notando que estaba completamente dormido.

Siempre lo había visto dormir, desde que recordara él siempre lo había visto dormir, no solo cuando se colaba en su cama. Cuando Wolfram era pequeño a él le gustaba verlo dormir pues era una vista bastante hermosa a sus ojos. Paso su mano por el dorado cabello un instante, realmente le gustaba la sensación que aquello producía.

Él mejor que nadie lo sabía. Yuuri sabía perfectamente que estaba siendo completamente egoísta puesto que en el fondo deseaba que Wolfram siguiera amándolo solo a él, no podía evitar querer algo egoísta como eso, al fin y al cabo en el fondo de su corazón solo existía una persona. Lo observo un rato más antes de no poder controlarse de nuevo, se inclinó hasta el rostro del menor para sin más besarle, pero esta vez fue diferente a las otras, porque no fue una sola vez sino varias veces.

-Lo siento Wolfram. Lo siento. –Y no podía evitar disculparse con cada beso que daba.

Yuuri Shibuya sabía que todo eso estaba mal.

Lo sabía.

Siempre lo supo, desde el primer momento que lo beso la primera vez sin que se diera cuenta cuando solo tenía ocho años.

 

 

-¡Buenos días Yuuri! –Soltaba alegremente Hana al entrar a la casa. Yuuri por su parte no la recibió con una sonrisa.

-Buenos días Hana, que bueno que llegaste. Quería hablar contigo de algo importante. –Dijo para indicarle con la mano que le siguiera hasta la sala.

-¿Qué sucede Yuuri? Es raro verte con esa cara. –Comento con una leve risa sentándose en el sofá.

-Yo… -Dijo haciendo una pausa para mirar la puerta de la habitación del rubio –Yo he decidido que debemos terminar.

-¿Eh? Espera ¿De que estas hablando Yuuri? –Dijo la castaña llevándose su mano a su cabeza.

-Cómo has oído Hana, he decido terminar contigo. –Y en ningún momento cambio su semblante serio.

-¿Eh? Espera ¿¡Por qué!? –Soltó exasperada sin quitar su mano de la cabeza.

-He tomado una decisión. –Dijo dándole otra mirada a aquella puerta.

-¿Decisión? –Soltó mirando un instante al suelo.

-Sí. Ya he tomado una decisión, dejaré de huir de todo esto. –Dijo uniendo sus propias manos.

-¿Huir? ¡¡No bromees conmigo!! –Grito antes de comenzar a reír levantándose de aquel sofá -¿Tomado una decisión? No seas un idiota, tú jamás tomaras una decisión. Tu destino es huir de Wolfram, debes hacerlo. Sino lo haces… -He hizo una pausa al ya encontrarse enfrente del moreno.

 -Ha… -Y no termino de decir su nombre cuando su rostro fue tomado por las manos ajenas.

-Eso está mal Yuuri. Está mal visto por la sociedad, está mal visto por tu familia, hasta tú mismo piensas que está mal. –Comentaba la mujer sin parar, mirando fijamente al moreno. Este intento soltarse del agarre pero por alguna razón no podía dejar de mirarla fijamente.

-Hana…

-No lo arruines. –Soltó sin desviar en ningún momento su mirada –No arruines ese amor puro que tanto he deseado…. No permitiré que arruines el amor puro de Wolfram que tanto he anhelado.

Y sin más besó al moreno, pero no era un beso normal. Hana sin dudar uso su Majutsu para poder hechizar al moreno. Guardando sus recuerdos, guardando sus sentimientos. Hana encerró aquella determinación que le había mostrado el moreno. Lo ocultaría, lo encerraría hasta que se destrozara si con eso lograría tener lo que más deseaba. Ya faltaba poco, faltaba poco para lograr su objetivo.

-No dejaré que me arruinen los planes. –Murmuro con una sonrisa al finalizar el beso con el moreno –Tu, Yuuri Shibuya jamás corresponderás los sentimientos de Wolfram. ¿Cierto?

-Sí. –Y como si no tuviera consciencia contesto Yuuri sin ninguna expresión.

-Buen chico. –Dijo mientras acariciaba su cabello –Eres un buen chico Yuuri. Ahora ve a dormir y olvida esta conversación, mientras duermes y olvidas yo me encargaré de un pequeño insecto. –Comento para alejar sus manos del rostro ajeno con una sonrisa en su rostro.

El moreno sin más se levantó del sofá donde estaba y se fue a su habitación sin decir más nada. Mientras se iba la mujer solo le miraba con una sonrisa, al ver que se encontraba completamente sola camino hacia la puerta de la habitación del rubio colocando su mano en esta.

-Un poco más y será mía. Un poco más y tendré ese eterno poder. –Soltó la mujer antes de alejar su mano y salir de aquella casa.

 

 

-Vamos, vamos. –Soltaba un rubio suplicantemente.

-Ya he dicho que no lo haré. –Le contesto un moreno acomodando sus gafas.

-Será solo un momento. No seas tan malo Murata. –Comentaba en un suspiro uniendo sus manos en una súplica.

-No lo haré. Ya dije que no saldré contigo a comprar las cosas que mamá te ha pedido.

-No seas tan malo, yo quiero salir contigo. Vamos. –Soltaba para tomar del brazo al moreno que en todo ese rato no le había mirado –Sal a comprar con tu increíble hermano mayor.

-¿Qué se supone que es lo increíble? –Soltó en un suspiro mirando fijamente al rubio.

-¡Eres tan cruel! –Soltó mientras se quejaba levemente -¡Bien! Iré yo solo. –Se resignó a seguir insistiendo que le acompañara.

-No sé para qué quieres que te acompañe. –Soltó en un suspiro el moreno viendo como sin más el rubio se marchaba por la puerta principal.

Al salir de su casa pateo varias veces el suelo con molestia al no haber logrado su objetivo. Shinou no había logrado convencer a Murata de que le acompañara, su hermano menor sí que era algo problemático, siempre lo había sido desde que recordaba, desde la primera vez que se vieron. Recordaba perfectamente como le había pateado la primera vez que se encontraron, aunque aún a esas alturas no entendía porque lo había hecho.

Para las demás personas Shinou solo tenía un complejo de hermano menor, pero para el rubio era inevitable ser de esa forma, siempre había deseado un hermano pequeño y al fin lo tenía. Lo que realmente no era consciente ni lo sería era de que su complejo de hermano no se limitaba solo a eso. Iba caminando por las calles en dirección a la tienda para comprar las cosas, pero antes de llegar a la tienda tenía que subir por un elevado a donde se estaba dirigiendo sin dudar.

-Ah… Quería que Murata me acompañara. –Soltó levemente molesto, de verdad había querido salir con su pequeño hermano y quizás tomarlo de la mano como en los viejos tiempo para poder ver como se sonrojaba.

Seguía con sus quejas mientras iba subiendo las escaleras de aquel elevado. Por estar distraído no se dio cuenta que en aquel elevado se encontraba una mujer castaña quien estaba parada mirando en su dirección con una sonrisa. La había visto pero no estaba interesado así que Shinou decidió pasar por un lado de esta que se encontraba en el medio del lugar. Pero esa decisión que había tomado fue la que lo llevo a lo siguiente.

-No dejaré que interfieras en mis planes. –Pudo escuchar a la mujer decir a lo que se giró en su dirección pero fue demasiado tarde. Antes de poder llegar a mirar su rostro las manos ajenas lo estaban empujando a un lado.

No tuvo suerte. Al parecer parte del elevado estaba en construcción y lo supo porque al mirar un poco más allá de la chica pudo leer el letrero indicando que no pasaran por ese lugar. Agregando más a su mala suerte ese día una calle había sido trancada produciendo más tránsito por debajo de ese elevado.  Mientras su cuerpo caía pudo observar la cara de aquella mujer.

-Ojos miel. –Susurro antes de cerrar los ojos para recibir el fuerte golpe que no lo dejaría volver a despertar.

“Ah… Al final no pude hacer nada. Lo siento mi querido descendiente, pero… Por lo menos te haré regresar. Me llevaré conmigo eso que te evita regresar a tu estado. Mi querido descendiente te daré mi poder.”

Fue el último pensamiento que paso por la mente de Shinou antes de que su vista fuera cubierta por una oscuridad infinita. Lo próximo que supo era que no podría volver a ver a Murata, esa era una de las cosas que se arrepentía, pero en ese lugar era una persona normal, no era el antiguo rey de Shin Makoku. Solo era Shinou.

 

 

-¡¡Shinou!! –Casi grito al abrir de golpe los ojos mientras se encontraba acostado en su cama. Se sentó en está mirando un instante su cuerpo, se podía mover -¿Qué es lo que está pasando?

Se preguntó a si mismo sin dejar de mirar su mano. Desde aquella vez en el hospital no había podido moverse como quisiera, además de que aquella mujer vigilaba cada uno de sus pasos. ¿Cómo era que sabía sobre el Majutsu? ¿Qué clase de poder tenía para poder controlar su cuerpo a su gusto?

-Eso no es lo importante, tengo que hacer algo. –Comento para levantarse, pero tanto tiempo en cama le había pasado factura terminando por caer al piso, sus piernas estaban débil.

Con algo de dificultad logro pararse de la cama buscando un cambio de ropa rápido, después de todo tenía una pijama y con eso no podría salir a la calle, tenía que hablar urgente con Murata sobre todo eso. No presto atención a su alrededor ni nada, su centro era hablar con Murata así que dejaría de lado todo lo demás. Salió de su casa encaminándose a la del moreno, yendo por el camino de siempre, pero al hacerlo fue que se enteró de lo que había pasado.

-Dicen que fue suicidio. –Podía escuchar a la muchedumbre hablar sin parar, pero no entendía de que hablaban. No entendió hasta que estuvo cerca de la escena.

-S-shinou. –Se trabo al mencionar su nombre. Era inevitable que no lo hiciera cuando vio aquella escena.

Según las personas de alrededor Shinou había cometido suicidio tirándose del elevado hacía la calle, esperando a que un auto pasara para acabar con su vida. Wolfram sabía que eso era imposible, sabía que Shinou no haría algo como eso, él no era de los que cometiera suicidio, pero la escena frente a él parecía decir lo contrario. Entonces en ese momento recordó haber oído su voz diciéndole algo antes de despertar. Había sido Shinou, él le había permitido regresar a costa de su partida.

Lo siento, lo siento.” Se disculpó internamente mientras apretaba con fuerza sus puños, sabía perfectamente que quizás él tenía parte de la culpa de que todo eso pasara. Ahora tenía otro asunto importante en la mente…

Y era el cómo iba a reaccionar Murata con todo eso.

 

 

Las cosas cada día se estaban poniendo más difíciles. Sus razones para seguir luchando cada vez se estaban alejando más y más, no sabía que era lo que debía hacer para cambiar todo aquello que estaba pasando. De nuevo se encontraba viendo una de las tantas ventanas de aquel salón de clase. Ya había pasado un mes desde aquel accidente, desde ese momento Murata le había dejado de hablar. Aun podía recordar perfectamente aquella escena hace un mes ya, después de todo se vivía repitiendo sin parar en su mente.

Al lograr al fin moverse de donde se encontraba parado salió corriendo directo a la casa de Murata para avisar a su familia. No le gustaba ser portador de malas noticias pero en  ese caso no lo había podido evitar. Su familia de inmediato salió corriendo a la escena no creyéndose sus palabras, sobre todo Murata quien aún parecía ido con lo que le había dicho.

-Mura…

-Imposible. –Antes de poder decir su nombre Murata le interrumpió. Nadie se lo creería, nadie pensaría jamás que Shinou podría suicidarse, pero aquella escena, aquella desagradable escena era algo que no se podía ignorar.

-Murata yo…

-¡No te disculpes! –Le grito el moreno sin siquiera mirarlo a la cara –No te disculpes… -Volvió a soltar mientras se agachaba en el piso pegando su frente al frió suelo. No sabía si era su imaginación o qué, pero sintió que el moreno estaba llorando en ese instante.

-Yo… -Y sintió como sus palabras se ahogaban. Llevo su mano hasta su garganta intentando con ese acto permitir las palabras salir, pero era imposible. Por primera vez sintió que estaba siendo un cobarde.

-Vete. –Logro escuchar a lo lejos de parte de Murata, pero primero creyó que era su imaginación.

-¿Eh? –Se acercó a este llevando su mano al hombro ajeno, pero antes de poder llegar su mano fue alejada con brusquedad.

-¡He dicho que te largues! –Por primera vez vio a su amigo gritarle, pero lo que más le dolió fue la mirada de desprecio que le dio.

-Mu…

-¡Que te largues! ¿¡Acaso no entiendes!? –Y un nuevo grito fue soltado al aire. Todos miraron en su dirección a lo que Wolfram miro un instante a su alrededor. A lo minutos regreso su vista al moreno.

-Vamos Murata este no es lugar para hab…

-¡No quiero hablar contigo! ¡Quiero que te largues! –Volvió a gritarle golpeando de nuevo su mano. Wolfram le miró un instante preguntándose qué era lo que había hecho para que todo terminara así.

Y antes de girarse le dio una última mirada al moreno, encontrándose con una mirada llena de odio de parte del otro. Se giró herido mordiendo levemente su labio para no decir algo, al ya darle la espalda al otro sin más se fue corriendo. Se sentía impotente. Sentía que lentamente todo se comenzaba a destruir.

Suspiro sin dejar de ver aquella ventana. De a momentos miraba en dirección del asiento del moreno solo viendo un pupitre vacío, desde entonces rara vez veía al moreno en clases. No era extraño que no estuvieran yendo a clases con normalidad, después de todo sabía que el último en superar la muerte de Shinou iba a ser Murata. Cerró por un momento sus ojos, no solo estaba el asunto de Murata también se le agregaba a los problemas el de su padre.

Aun no podía aceptar las palabras que le había dicho. Su mente no las podía procesar, era imposible que Wolfram pudiera aceptar el compromiso de su padre, un compromiso en el que no se le dejo participar en la decisión. Recordaba como si hubiese sido el día anterior esa conversación en su casa con su padre, no sabía si eran cosas suyas pero había sentido de cierta forma a su padre con un comportamiento frío. Como si este no estuviera realmente en ese lugar.

Ya habían pasado dos semanas de la muerte de Shinou cuando su padre le llamo a la sala de su casa. Primero había creído que sería la típica pelea que tenían todo el tiempo sobre el asunto de sus sentimiento, pero no se esperó que al llegar a la sala se encontrara aquella mujer. Vestida con un vestido purpura y pintura del mismo color, tenía un delineador negro que hacía resaltar aún más aquellos ojos miel. Luego de sentarse en el sofá sin decir nada se esperó hasta que el moreno se dignara a hablar.

-Wolfram, quiero darte una importante noticia. –Le escucho decir a su padre.

-¿Qué sucede? –Soltó como si no tuviera una idea de lo que venía. Solo esperaba poder contener las ganas de llorar que le provocaría.

-He decidido casarme con Hana. –Comento sin más. Wolfram por su parte solo sintió como algo le atravesaba el corazón –Hemos decidido que a finales del próximo mes nos casaremos.

-¿Eh? –Soltó un tanto confundido ¿Acaso había escuchado bien?

-Wolfram, dentro de un mes y tres semanas seré tu nueva madre. –Le escucho soltar a aquella molesta mujer.

-¡Espera! ¡Yo no quiero a esta mujerzuela como madre! –Se arrebató mientras golpeaba la mesa que tenía enfrente.

-Wolfram… -Soltó en un suspiro llevando sus dedos a su entrecejo –Ya hemos discutido sobre esto.

-¿¡Discutido!? ¡Jamás has hablado de ese asunto conmigo hasta ahora! –Grito evidentemente enojado.

-¡Wolfram Shibuya! –Dijo en tono alto su padre evidentemente enojado. El menor lo único que hizo fue tensar sus hombros –No discutiremos más sobre el asunto, la decisión está tomado, quieras o no me casaré con Hana.

Y por muy cruel que creyó que era ese pensamiento, en ese instante sintió que hubiese sido mejor que fuese él quien cayera de ese puente. Quizás aquel dolor al ser golpeado por un auto era menor a lo que sentía en ese instante. Llevo su mano al brazo del moreno para poder ver si lo hacía recapacitar, pero al solo tacto con su piel sintió un raro escalofrió recorrer su cuerpo, ¿Desde cuándo el cuerpo del moreno era tan frió? Antes de poder confirmar algo su mano era alejada bruscamente de nuevo. Miró en dirección del moreno buscando una respuesta en sus ojos, pero lo único que logro ver fue un inmenso vacío.

Yuuri por su parte luego de alejar la mano del menor llevo está en dirección a Hana ayudándola a pararse del sofá donde había estado sentada. Wolfram veía la escena frente a él y aun no la aceptaba. ¿Qué clase de pecado había cometido para tener que pasar por eso? No lo sabía y sentía que si lo sabía se iba a odiar toda su vida.

-Vamonos Hana, teníamos planeado una cita. –Comento el moreno sin soltar la mano de la mujer.

-Cierto. Tenemos la celebración de nuestro compromiso con tus cuñados. Wolfram, tú también estas invitado.

Y la miro un instante sin contestar algo. La miro de una manera que Hana sabía que si tuviera su habilidad de fuego ya hubiese sido incinerada, pero aquello solo provoco una amplia sonrisa en sus labios. Estaba cerca, estaba cerca de lograr su objetivo. Y lo sabía con toda la claridad del mundo al solo dar una ojeada al pecho de Wolfram. Ahí se encontraba, ahí estaba lo que más deseaba. Ahí estaba aquel brillo infinito que había deseado durante tanto tiempo.

-No, Wolfram se quedara en casa, debe reflexionar sobre este asunto y entender. Espero que logres comprender y aceptar toda esta situación. –Comento el moreno mientras le indicaba a la mujer con la mano que caminara a la puerta.

Sin dirigirle la mirada o algún gesto pequeño se marcharon de aquel lugar dejando completamente solo al rubio. Wolfram se había quedado sin palabra, su padre jamás había actuado así, por muy enojado que estuviera siempre le miraba antes de irse, ya fuese a trabajar o a otro sitio, pero en ese instante no lo hizo, en ningún momento le miró directamente.

Todo se estaba derrumbando lentamente o así lo veía Wolfram.

Volvió a suspirar, ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho en el día. Y continuaba en la misma posición, no es como si quisiera moverse, quizás si se quedaba quieto lograría detener el tiempo. Escucho la campana indicando que las clases de ese día habían terminado. Agradeció que al fin pudiera salir de aquel lugar, aunque comenzaba a pensar que quizás ese era el mejor lugar para estar.

Al salir del instituto fue a paso lento, parecía como si estuviera contando cada pasó que daba de camino a su casa. No quería llegar a aquel lugar donde sabía no había lugar para él, ya el moreno le había dejado bien en claro que su lugar solo sería el de hijo. No quería volver a ver las escenas entre Yuuri y Hana, no quería ver a Hana, ya a esas alturas había perdido que era lo que quería.

-¿Cuál es que era el objetivo? –Soltó deteniendo sus pasos mirando a un lado, sintiendo como la brisa pegaba en su mejilla moviendo levemente su cabello –Un amor que nunca será correspondido. Creo recordar a alguien mencionarlo. –Murmuro en un suspiro.

Volvió a abrir los ojos para mirar el cielo unos minutos, quizás si mirara mucho el sol podría quedarse ciego y dejar de observar todo lo que estaba pasando. Escucho a lo lejos la voz de la pequeña Greta a lo que por primera vez se ocultó de ella. Se ocultó en un callejón mientras la veía desde la distancia pasar.

-¿De verdad?  -Parecía que estaban hablando de algo gracioso pues venían riendo.

-Sí, sí, créeme Greta, eso funcionara. –Soltaba su amiga con una amplia sonrisa. La pequeña rió un poco antes de girar su vista a un lado no muy lejos de donde se encontraban -¿Greta? ¿Qué pasa?

-¿Eh? ¡Ah! No, no es nada. Es solo que siempre me encuentro a Wolfram por este lugar ya que es el punto donde se unen nuestros caminos. –Dijo levemente avergonzada.

-De verdad que te gusta mucho ese chico. Pero creo que es demasiado mayor para ti. –Soltó entre risas la otra pequeña.

-¡No es eso! –Casi grito exaltada Greta, para luego suspirar –No es eso. No es que me guste de esa manera…diría que es otra razón.

-¿Otra razón? –Pregunto confundida su amiga sin dejar de verla.

-Umm… Es como si… Como si Greta quisiera ayudar a proteger a Wolfram. –Comento a lo que su amiga la miro aún más confundida –Ya sabes, como cuando consigues un pequeño animal y te lo quieres llevar a tu casa para salvarlo.

-Pero él no es un animal.

-¡Lo sé! Sé muy bien que no es animal, pero siento que es el deber de Greta recordarle a Wolfram quien es Wolfram. –Y al soltar aquellas palabras se llevó su mano hasta su pecho –Como si Greta fuese la guía en el camino, si Greta no está pendiente Wolfram puede perderse fácilmente y no lo digo porque sea débil. Sino más bien ¡Greta es la fortaleza de Wolfram!

Y Wolfram quien había estado oculto pero que oía perfectamente la conversación, pues no se encontraba muy lejos sintió como si muchas cosas fuesen quitadas de sus hombros con aquellas palabras. Se llevó su mano al pecho un instante apretando su camisa con fuerza. Fortaleza la palabra perfecta para describir a su pequeña hija. Greta siempre había sido la persona que lo había mantenido en pie tantos años, que hubiese continuado insistiendo con estar con Yuuri. Ella era una de las principales personas que lo movía a hacer las cosas.

Soltó el agarre en su pecho para mirar con determinación al frente. No podía permitirse actuar de aquella manera, no podía simplemente dejarse llevar por todo lo que estaba pasando, no debía, si lo hacía ¿Con qué cara iba a mirar a su pequeña hija? Si lo hacía no podría mirar a aquella que era su fortaleza. Se pegó levemente las mejillas para con eso sacar cualquier negativo pensamiento. Debía continuar luchando, debía continuar peleando por aquello que tanto amaba. Debía seguir peleando por el amor de Yuuri sin importar que.

Sin más al ver que ya la pequeña no se encontraba por los alrededores decidió salir de donde estaba oculto para salir corriendo hasta su casa. Enfrentaría a Yuuri, eso sería lo que haría, lo enfrentaría y atacaría con todas sus armas, ese sería su ataque final. Sin importarle más nada o pensar en las consecuencias fue hasta su casa y sin tocar o avisar que había llegado entro en aquel lugar que había compartido con el moreno tantos años.

Al llegar había encontrado casi toda la casa oscura así que había concluido que quizás aún no había vuelto del trabajo. Se giró en sus talones decidido a ir hasta el trabajo de Yuuri para poder acabar con todo eso, pero antes de volver a atravesar la puerta escucho voces en el interior de la casa. Sin dudar fue en silencio hasta el lugar donde provenían las voces después de todo según su oído había más de una voz. Al asomarse un poco por la puerta pudo observar que era Yuuri junto a Hana.

-Yuuri, yo te amo, tu eres lo mejor que me ha pasado. –Escucho decir a aquella mujer que acariciaba el rostro del moreno.

-Sí. Tú también eres lo mejor que he tenido. –Contesto el moreno con una sonrisa.

-¿De verdad? ¿Eso significa que me amas? ¿Solo a mí? –Y se sorprendió de aquellas preguntas, sus impulsos le hicieron querer entrar para que no fuesen contestadas, pero se controló. Wolfram quería oír de boca de Yuuri sus pensamientos.

 -Sí. A la única persona que amaré será a ti Hana. –Y aquello dicho le dolió más de lo que había pensado que le dolería.

-Yuuri, te amo. –Soltó la mujer antes de que se besaran.

Wolfram no se creía lo que estaba pasando y lo que vendría después. Vio a Yuuri besar a alguien más que no era él, no solo eso, estaba a punto de observar como este tomaba a otra persona que no era él. Su corazón quería huir, pero su mente quería quedarse para poder al fin aceptar que todo eso era imposible.

Pero a la final termino ganando el corazón.

Corrió. Hasta que sus piernas no dieron más, corrió con todas sus fuerzas sin detenerse, quería escapar, quería huir de toda aquella situación. Cuando se detuve no supo reconocer que lugar era, lo único que era evidente era que donde se encontraba era un callejón.

-Aunque realmente no importa. –Soltó sin duda Wolfram mientras pegaba levemente su frente con la fría pared donde estaba afincando su mano.

Huir. Esa era una buena opción, podría huir de todo eso, comenzar una nueva vida, podía hacerlo, pero ese no era su deseo. Para Wolfram su mayor sueño era el de vivir junto al moreno y su hija, pero ese sueño no se cumpliría jamás, pues la persona que amaba era su padre y la que era su hija era solo una simple vecina.  Toda esa situación solo le dio ganas de llorar.

-¿Quieres que te lea la fortuna pequeño? –Escucho una voz que le exalto a lo que se giró mirando en esa dirección, encontrándose con una hermosa mujer mayor que luego de unos minutos observándola detalladamente supo quién era.

-Ulrike. –Soltó su nombre a lo que solo obtuvo como respuesta una risita.

-Hace ya muchos milenios que no me llaman así. –Soltó entre risas la hermosa mujer mayor.

-¿De verdad eres tú? –Soltó levemente sorprendido, no creía que en ese tipo de lugar se iba a encontrar a la sacerdotisa.

-Bueno, ahora mismo soy solo una simple adivina que anda diciendo la suerte de las personas. –Comento encogiéndose de hombros -¿Quieres que lea la tuya?

-No… Gracias pero no creo que sea necesario. –Comento el rubio negando con su mano. No estaba de ánimos para algo como eso.

-Realmente sigues siendo tan orgulloso como siempre. Pero te diré algo de manera gratis excelencia. –Comento la mujer con una leve sonrisa mirando fijamente al menor –Cuando no sepas que hacer o no sepas a donde ir regresa a este mismo lugar y juntos conseguiremos las respuestas.

-¿Eh? –Realmente no había comprendido las palabras de la mayor.

-El pasado se debe quedar atrás y el presente es al que debemos nuestra atención mostrar. –Dijo poco después entre leves risas.

-No entiendo de que hablas.

-Lo entenderás. Ha sido agradable volverte a ver, pero ahora mismo me debo de ir. –Comento la chica sin quitar su sonrisa –Por favor no olvides mis palabras excelencia.

Y en un pestañeo que dio la mujer desapareció. Como arte de magia. Como llego también se marchó. Wolfram miro un momento al espacio teniendo en su mente aquellas palabras dichas por la mujer, no entendía a qué se refería ¿Por qué debía de dejar el pasado atrás? Él quería respuestas y no se iba a detener hasta que las obtuviera.

 

 

Vagó por un largo rato en aquellas calles. No quería regresar a aquella casa donde seguro se estaría reafirmando un amor que no era el suyo. Camino por las calles sin rumbo decidiendo en donde podría quedarse, no llevaba consigo dinero y su amigo no lo quería ver ni en pintura. Las cosas cada vez iban peor, pero cuando llegaba a esa conclusión las palabras de su hija le llegaban a la mente.

-Greta. Siempre fuiste una niña muy astuta. –Soltaba para él mismo sin dejar de caminar, ya había dejado hasta de reconocer las calles que recorría.

-¡Cuidado! –Escucho un grito fuerte a lo que giró en esa dirección pero antes de poder ver el dueño de la voz logro divisar como algo iba cayendo de las alturas. Por poco casi le cae encima.

-¿Qué… -Soltó cuando se encontró en el suelo. Aun no salía del shock de que le iba a caer en la cabeza una mesa de madera que ahora estaba echa un desastre en el piso.

-¡De verdad lo lamento! Le he dicho que estén atentos de las personas que pasan por debajo. –Escucho la voz anterior disculparse a lo que giro en su dirección encontrándose con la persona que faltaba de sus memorias.

-Tío… -Murmuro sin dejar de verlo fijamente.

-¿Eh? ¿Estás bien? –Comento un tanto confundida el rubio mayor.

-Ah… no, me encuentro muy bien. –Dijo aceptando la ayuda de su tío. Nunca creyó que en ese tipo de situación se encontraría a Waltorana.

-¿De verdad? Bueno parece que no estas lastimado por ninguna parte.

-Sí… -Dijo sin muchas ganas, realmente le dolía un poco que su tío le tratara como un completo extraño, pero era algo inevitable si en esa vida no compartían lazos sanguíneos. Su tío le observo un instante ante de sonreír levemente.

-¿No quieres pasar a beber algo? –Pregunto con una leve sonrisa.

-Ah, no, no, muchas gracias, pero no lo necesito. –Soltó negándose mientras movía sus manos en negación.

-Vamos, será rápido. Además que te debo una por lo que acaba de suceder. –Dijo mientras señalaba la mesa destrozada. Wolfram iba a volver a negarse pero al mirar fijamente a su tío termino por suspirar, después de todo necesitaba hablar con alguien.

-Está bien. Muchas gracias por la oferta. –Comento con una pequeña sonrisa.

Terminaron por entrar a lo que parecía ser un pequeño café. Wolfram no sabía que existía ese tipo de lugares, aunque no era raro ya que desconocía la zona. Al entrar Waltorana le indico que se sentara en la barra del lugar.

-¿Qué deseas beber? –Pregunto con una leve sonrisa el rubio mayor.

-¿Eh? –Soltó primero después de todo se había distraído con el lugar – ¿Algo de beber?

-Sí. ¿Qué te gusta? ¿Té? ¿Café? ¿Chocolate? –Pregunto curioso mientras sostenía en sus manos una pequeña tetera.

-Uhm… -No es que no supiera que es lo que quería beber, pero se sentía contraído de pedirlo.

-¿Un poco de té? –Soltó Waltorana viendo como Wolfram arrugaba un poco el rostro -¿Entonces café? –Y miró en otra dirección sin decir nada. Por su parte Waltorana solo rió un poco –Entonces es Chocolate.

-¡Claro que no! –Dijo algo exaltado –B-beber chocolates es demasiado femenino. ¡Yo quiero café! –Comento algo avergonzado de sus propias palabras sin mirarlo directamente. Waltorana solo volvió a reír mientras comenzaba a preparar un poco de chocolate caliente.

-¿Quién dijo algo como eso? –Dijo sin quitar su sonrisa. No sabía la razón pero se sentía de cierta forma bien hablar con aquel joven.

-Uhm… -Y miro en otra dirección sin decir nada.

-Los gustos son cosas de cada uno, no puedes solo decidir si algo es “muy femenino o masculino” porque sí. –Dijo dándole una mirada a Wolfram que seguía sin mirarlo -Dime ¿Dulce o amargo? –Comento poco después.

-Dulce… -Murmuro levemente mirando un instante al suelo.

-Así que dulce. Realmente que a primera vista no me hubiese imaginado que te gustan las cosas dulces, pero no lo tomes a mal, al ver cómo eres puedo decir que realmente te va. –Soltó entre leves risas mientras apagaba la estufa para comenzar a servir el chocolate en las tazas.

-Mucha gente me ha dicho eso. –Comento encogiéndose levemente de hombros –Pero me gustan dulces porque me recuerda cuando era niño.

-¿Cuándo eras niño? –Pregunto colocándole la taza enfrente. Wolfram la tomo entre sus manos un instante mientras comenzaba a soplarlo un poco.

-Sí. A mi padre le gustan las bebidas muy dulces. Siempre decía que le recordaba a mi madre. Ella era demasiado dulcera. –Dijo pausando de a ratos mientras soplaba.

-Así que tu madre le fascinaba el dulce, es de imaginarse. Apuesto a que te pareces es a tu madre en apariencia. –Dijo con una sonrisa.

-Sí. No tengo ni un poco de mi padre, por eso a veces creían que no era su hijo. –Comento Wolfram en un suspiro. No solo en esa vida, en la pasada era igual, después de todo él se parecía a Cherry versión hombre.

-Me lo imagino, me lo imagino. –Soltó entre risas el mayor. Wolfram por su parte suspiro, habían pasado bastantes problemas por ese asunto, hasta una vez casi llevan preso a Yuuri creyendo que lo estaba secuestrando.

-Sí, una vez hasta lo creen secuestrador de menores. Mis tíos tuvieron que ir a testificar que si era su hijo. Aun teniendo los papeles en mano. –Comento dándole un pequeño sorbo al chocolate. Estaba dulce como le gustaba

-Lo imagino. Debió ser bastante difícil. –Dijo sin quitar su sonrisa. El mayor duro unos minutos en silencio antes de volver a hablar -Es raro ver a un joven por esta zona a estas horas ¿Acaso estas buscando algo? –Pregunto con curiosidad.

-No. Más que perder creo que quiero perder. –Soltó en un suspiro sin dudar de sus palabras.

-Lo que has dicho es bastante profundo. –Comento soltando también un suspiro –Perder algo ¿Eh?

-Sí. ¿Nunca le ha pasado? Tener algo que no desea, pero que por alguna razón sienta que no puede tirarlo.

-Es bastante curioso. –Soltó pensativo –Una vez me paso. –Comento poco después pasando un momento su mano por el cabello.

-¿De vedad? –Soltó levemente interesado en el asunto.

-Sí. Aunque no lo creas los adultos también tenemos nuestros problemas, no es tan increíble cómo nos lo ponían al ser niños. Los niños quieren ser adultos y nosotros los adultos queremos regresar a ser niños. Cosas ilógicas.

-Bastante. –Dijo colocando un momento la taza en la barra mirándola fijamente un instante. Al rato regreso su vista al frente viendo a su tío -¿Cambiaría conmigo? –Soltó poco después a forma de broma.

-Sería bastante interesante. –Comento continuando con aquella broma que quizás no lo era tanto –Podía hacer todas aquellas cosas las cuales no tuve oportunidad. ¿Qué quieres hacer tú siendo un adulto ahora? –Sintió curiosidad a lo que tuvo el atrevimiento de preguntar, aunque sentía que el menor no se molestaría por ser él el que preguntaba.

-Poder pelear por la persona que amo. Ahora mismo para esa persona no soy más que un mocoso. –Dijo riendo sin ganas golpeando levemente la taza con uno de sus dedos.

-Curioso. –Soltó poco después sin quitar una sonrisa de sus labios.

-¿Verdad? Todo es curioso si nos ponemos a pensar. –Continuó Wolfram poco después -¡Ah! Acabo de recordar algo.

-¿Qué es?

-Una vez cuando era pequeño. –Dijo haciendo una pausa sonriendo levemente, aquel recuerdo le traía cierta felicidad –Me perdí. Fue realmente un desastre, era la primera vez que mi padre me llevaba a un parque y en mitad de todas las cosas termine separándome de él.

-Debió estar bastante angustiado por no encontrarte. –Y al acabar con su bebida la dejo de lado sin quitarle la vista de encima al menor.

-Lo estuvo. Después de todo lo veía. –Comento riendo levemente -¿Me creería si le dijera que me perdí a propósito? –Soltó mirando fijamente al mayor.

-Lo haría. Muy extraño que suene creo que si lo hiciste a propósito, pero ahora no importa eso, creo que lo que quieres que pregunte es ¿Por qué lo hiciste? –Soltó el mayor sintiendo como si aunque no hubiese contestado nada el otro fuese continuado.

-El amor te hace hacer locuras ¿No? –Dijo primeramente a lo que el mayor asintió –Bueno, en aquel momento quería ser notado por él, quería que solo pensara en mí y en nadie más, ser su mundo. Al inicio de verdad me perdí, pero sin necesidad de preocuparme lo podía volver a encontrar, pero cuando lo hice pude ver a la distancia como solo estaba pensando en mí en ese momento. Y sentí ganas de que ese sentimiento durara más. –Soltó poco después dándole un sorbo al chocolate.

-Querer ser el centro de su mundo. –Dijo Waltorana un instante antes de que ambos quedaran en silencio.

-¿Extraño, no? –Soltó luego del amplio silencio que tuvieron los dos –Pero era la primera vez que veía ese tipo de sentimiento en Yuuri. Así que no pude evitarlo. –Murmuro poco después cerrando por un momento los ojos. Si recordaba bien fue luego de aquel momento que empezó a tener los primeros sueños sobre su pasado.

-No digo que sea extraño. –Soltó el mayor soltando un leve suspiro –Después de todo, todos en algún momento deseamos desesperadamente algo como eso.  Ser la persona más importante para ese ser que tanto amamos. –Continuó poco después.

-Es curioso ver las cosas que hacemos para lograr ese objetivo. –Comento riendo levemente sin ganas. Al poco dejo la taza en la barra, ya había acabado con aquella bebida –Pero en mi caso no importa que métodos sucios use nunca tendré su atención, después de todo no puedo salir de esa posición que me antepuso. –Dijo Wolfram mirando un instante la taza, volviéndola a golpear con el dedo.

Wolfram sabía su posición, sabía que ante los ojos de Yuuri no era alguien que pudiera amar. Sabía que el moreno lo quería y apreciaba pero el sentimiento no pasaba más allá de ahí, si no fuese ese el caso no hubiese durado tantos años sufriendo con ese amor no correspondido. En su vida pasada no podía salir del título de mejor amigo, y ahora no podía salir del título de hijo. Vida tras vida, Wolfram comenzaba a pensar que su vida siempre estaría tachada por un título que no le gustaría.

“¿Qué vendría después? ¿El título al mejor hermano? ¿El mejor sobrino? ¿El extraño agradable?” Pensó en sus adentros queriendo odiar a alguien por tales pensamientos, pero entendía. Wolfram entendía que nadie era culpable de todo eso, después de todo nosotros mismo somos los que decidimos a quien amar y sabía perfectamente que Yuuri no lo había escogido a él.

-Quizás… -Hablo Waltorana llamando la atención de Wolfram quien había estado distraído –Quizás el que no te deja ver más allá de la situación eres tú mismo. ¿Seguro que no eres tu quien te antepone ese título? –Dijo llevando una de sus manos hasta su mentón pensativo.

-¿Yo? –Soltó incrédulo ante aquello, nunca había pensado así.

-¿Nunca lo has pensado de esa forma? Que en vez de ser él quien te lo antepone eres tú mismo que comenzaste a aceptar ese título. –Continuó mientras miraba fijamente al menor.

-Una vez lo enfrente y él lo único que hizo fue huir. –Soltó el rubio golpeando de nuevo la taza que antes tenía chocolate.

-No quiero sonar como si estuviera justificándolo, pero… -Hizo una pausa donde miró fijamente al otro encontrándose con aquellos hermosos orbes verdes -¿No estarás acorralándolo? Lo digo en el sentido de que cuando acorralas a una persona de manera brusca esta buscara una salida aun sea una que no quiere tomar.

-¿Estás diciendo que puede que él no quiera eso? –Pregunto interesado en el asunto.

-Puede existir la posibilidad. Mientras estemos vivos hay una infinidad de posibilidades. –Comento con una leve sonrisa el mayor –No debes rendirte. Mientras la vida siga las posibilidades serán siempre diferentes de cero. Si tú crees que hay esperanza, entonces puede haberla. –Dijo para sin poder evitarlo llevar su mano al cabello de Wolfram acariciándolo un poco.

Ese tacto. El tacto que ahora le estaba regalando su tío era el mismo que él recordaba de su vida pasada. Su tío era el único que era su aliado en la otra vida a pesar de que todos lo trataran de alguien malcriado y caprichoso el único que sabía la verdad era su tío, quien lo defendía siempre de ser necesario. No supo en que momento cerró los ojos para poder sentir mejor el tacto.

Gracias… Gracias.” Pensó mientras tenía los ojos cerrados. Al único que le sería siempre sincero de corazón además de Yuuri sería a su tío, él siempre sabía cómo ayudarlo, aunque en ese instante fuesen completos extraños.

Ya era de noche cuando salió de aquel lugar. Luego de aquel momento en que la cabeza de Wolfram fue acariciada la conversación tomo otra dirección, hablando de cosas sin sentidos. Le agradaba conversar con su tío, siempre lo había hecho, eran entretenidas a pesar de ser cosas con poca importancia.  A pesar de todas las cosas Wolfram apreciaba mucho a su tío, más de lo que pudiera expresar.

-¿Estás seguro que puedes volver solo? –Pregunto Waltorana parado en la entrada de la tienda viendo directamente a Wolfram preocupado.

-Sí. –Soltó estirando su cuerpo un poco –Estaré bien, muchas gracias por el chocolate. –Dijo agradeciendo el momento que le había dado. Le había ayudado bastante esa charla.

-¿De verdad? –Volvió a preguntar, pero cuando el menor lo miró directamente entendió que era inútil seguir insistiendo –Por favor ven en cualquier momento, te recibiré con una deliciosa taza de chocolate. –Comento con una sonrisa, siendo correspondida por Wolfram con otra sonrisa.

-Sí, regresaré. –Dijo con determinación antes de darle la espalda, dio unos pasos pero se detuvo girando hacia atrás viendo como su tío aún seguía parado en la puerta. Se despidió con la mano antes de iniciar de nuevo su andar.

Con cada paso que daba sentía una extraña emoción. Enfrentaría a Yuuri, había decidió eso mientras hablaba con su tío, no hacía nada con huir de todo ese problema, enfrentaría al mayor y aunque no quisiera le diría todos sus sentimientos. No se quedaría callado como en el pasado, no se guardaría sus sentimientos para él solo, se los diría, cada uno de ellos se los diría al moreno.

Aunque pensaba decirle todo al moreno no fue al primero que sus pasos le llevaron. Cuando notó el lugar se encontraba donde trabaja su tío o mejor dicho su hermano mayor Gwendal. Se extrañó de haber llegado hasta ese lugar, pero aun así no dudo en continuar, si sus pasos lo habían llevado a ese lugar era por una razón. Entro al gran edificio indicando que quería hablar con su tío, no tardó mucho en aparecer frente a él.

-Wolfram ¿Qué haces aquí a estas horas? –Pregunto preocupado por qué estuviera en la calle a altas horas de la noche.

-Quería hablar contigo. –Comento ignorando la preocupación del mayor. Por su parte Gwendal frunció levemente el ceño antes de llevar su mano a esa zona y calmarse un momento.

-Vayamos a mi oficina. –Fue lo que dijo el mayor indicándole con la mano el camino. No duraron ni quince minutos en llegar.

Era pequeña. No había entrado nunca a la oficina de su hermano, después de todo este le molestaba que le interrumpieran en el trabajo. Recordaba que solo una vez estuvo en ese lugar cuando era pequeño. Su padre no lo podía cuidar y el único que había podido era Gwendal, pero tan mala suerte tenía que a última hora le llamaron del trabajo viéndose obligado a llevarlo con él.

La recordaba más grande, pero quizás se debía a lo pequeño que era. Recordaba también haberse sentado en la silla desde donde ahora le miraba el mayor. No odiaba a Gwendal, en realidad nunca lo había hecho, sabía que siempre tomaba las decisiones en pro a lo mejor en futuro. Lo sabía y por eso no podía odiarlo, pues Wolfram entendía que si estuviera en la misma posición tomaría las mismas decisiones.

Llevo su vista por toda la oficina para detallarla mejor. No había nada emocionante, todo era normal, como una oficina debería ser, todo perfectamente en su lugar, pero algo le llamo la atención. Había algo en esa oficina que no era igual a todo lo demás, algo que resaltaba en el lugar por ser diferente. Un pequeño oso deforme, en realidad no parecía para nada un oso, pero Wolfram sabía que era un oso.

Lo recordaba. Recordaba aquel peluche deforme que se encontraba en la oficina. Cuando era pequeño quiso hacerle un regalo a su padre con sus propias manos, pero en aquel entonces no sabía hacer nada. Así que término por pedirle ayuda a su hermano mayor, después de todo aún seguía manteniendo su raro pasatiempo de coser peluches. No era para nada bueno y eso se notaba con solo ver a aquel pobre animal de felpa.

Le costó bastante hacer aquel peluche, no era nada bueno con aquella tarea. A la final sus manos habían terminado cubiertas por una infinidad de curitas, se había pinchado y cortado varias veces, pero a pesar de todo su hermano había tenido paciencia enseñándole todas las veces. Ese había sido su primer y único peluche. Nunca se lo dio al moreno, en cambio se lo dio a Gwendal, no porque no le hubiese gustado sino más bien porque en aquel entonces el pequeño Wolfram consideraba que el que lo debía tener era Gwendal.

“Este será el recuerdo de la primera cosa que hemos hecho juntos. Sera un recuerdo solo tuyo y mío. Por esa razón te daré a ti el primer peluche que he hecho con mis manos.”

Aun recordaba perfectamente las palabras que le había dicho. También recordaba cómo casi comenzaba a llorar en ese instante Gwendal, aunque no entendía en ese momento el porqué de las lágrimas. El primer objeto que habían hecho juntos. Sintió una rara sensación recorrerle el cuerpo con solo verlo ahí, bien cuidado y a la vista de todo aquel que entrara. Apretó sus puños con fuerza sintiendo como las palabras se ahogaban en su garganta. El mayor le miró un instante antes de hablar al fin.

-¿Qué sucede? –Pregunto al fin Gwendal.

-Yo… -Soltó no sabiendo como iniciar. Respiro hondo cerrando los ojos para luego pararse abriéndolos. Camino a paso seguro hasta donde estaba aquel peluche tomándolo entre sus manos –Yo siempre te he admirado. –Soltó al fin luego de un rato.

-¿Eh? –Soltó confundido sin quitarle la vista de encima. Por su parte Wolfram se giró para mirarlo directamente.

-Yo siempre te he admirado, desde pequeño siempre he pensado en ti como alguien increíble. A pesar de ser bueno en tu trabajo, de que todos te crean alguien frío sigues teniendo tu lado sensible. Por esa razón es que siempre te he admirado, desde pequeño, desde la primera vez que cruzamos miradas, siempre he creído que eres increíble. –Desde el primer momento siempre me he sentido orgulloso de tenerte como hermano mayor.

La cara completamente seria de Gwendal cambio a una llena de sorpresa, se veía que no se esperaba algo como eso, pero era algo que Wolfram siempre había querido decir.

Al fin las palabras comenzaban a brotar de su boca. Una a una comenzaba a salir como siempre debió ser. Por primera vez Wolfram sintió que comenzaba a ser libre de sus propias cadenas. Aun sosteniendo el peluche se acercó a su hermano quien aún seguía sorprendido de todo eso. Tomo la mano ajena para llevarla hasta el peluche que él mismo sostenía.

-Eres increíble, siempre pensaré de esa manera. Gracias por ser mi hermano mayor.

Y aquellas palabras descolocaron al mayor un instante, un instante en lo que lo único que hizo fue tener la boca abierta, pero con aquella última frase hizo que tomara con fuerza aquel peluche mirando fijamente al menor.

-No. Yo soy el que debería decir eso. Me alegro que seas tú mi pequeño y adorable hermano menor. –Como si las palabras quisieran salir por si solas, palabras que no debían ser dichas en ese preciso lugar y momento fueron soltadas al aire.

Wolfram miró un momento al mayor con una pequeña sonrisa. Quizás en el fondo Wolfram quería escuchar aquellas palabras, pero el miedo le había ganado en buscarlas. Soltó el peluche dejándolo en las manos del otro mientras caminaba hasta la puerta de la oficina, antes de desaparecer tras de ella se giró para volver a mirar al otro un instante.

-Para la próxima hazme un gigante peluche. –Soltó antes de irse atravesando aquella puerta. Se sentía más ligero, como si con cada paso fuera perdiendo peso. El mayor aún seguía procesando lo que había pasado buscando una respuesta a sus propias palabras ¿Por qué había llamado a su sobrino hermano? No lo sabía, pero sentía como algo en su pecho se aligeraba.

No supo en qué momento se había puesto a correr, lo único que sabía era que una extraña emoción le invadía el cuerpo, como si le estuvieran pasando corriente por todo el cuerpo. Corrió con todas sus fuerzas hasta su casa no pensando demasiado en lo que podría suceder después, sentía que al fin podía decir todo lo que sentía, todo aquello que se había dignado a guardar muy en el fondo de su corazón. Al fin sentía que aquella puerta que siempre había mantenido cerrada se abría de par en par dejando salir la esencia de aquel lugar.

Y de un solo golpe abrió la puerta de su casa esperando encontrarse con el moreno, para su suerte este se encontraba en la casa y para mejorarla se encontraba solo. El mayor le miró un instante sin decir nada, como si el ambiente hubiese tomado un rumbo extraño que ambos desconocían pero que se sentían cómodo con él. Camino con determinación hasta el moreno parándose enfrente de este sin dejar de verlo.

-No me importa. –Inicio agachándose para poder estar más cerca del otro quien estaba sentado en el sofá –No me importa si no corresponder a mis sentimientos o solo me vez como tu hijo. No me importa, aun a pesar de todas esas cosas yo seguiré amándote, con todo mi ser y mi corazón. Todo seguirá perteneciéndote solo a ti. Al único que amaré y seguiré amando eternamente es solo a ti Yuuri. Por qué yo…

Y no logro terminar con su discurso pues fue callado. Sin esperárselo fue besado. Primero creyó que le contestaría de mala manera o le gritaría de nuevo, pero en vez de eso lo que obtuvo fue un beso que no dudo en corresponder. A veces las palabras que consideramos como algo simple pueden ser la llave para abrir cualquier recuerdo encerrado.

-Yuuri… -Pronunció su nombre levemente en mitad del beso. Sin poder evitarlo llevo sus manos al rostro ajeno queriendo certificar que la persona que tenía enfrente era Yuuri.

-Wolfram… Wolfram. –Oyó repetir su nombre varias veces por el mayor mientras recuperaba la respiración. Aun sostenía su rostro con sus manos mirándolo fijamente.

-Yuu…

-Yo también te amo. Siempre te he amado, desde el inicio. No, creo que desde mucho antes. –Continuó el mayor bajando el rostro un momento huyendo de la mirada del rubio.

-Yuuri… Yuuri mírame. –Casi soltó en un susurro sintiendo como todo el muro comenzaba a romperse en pedazos. El mayor levanto la vista mirando fijamente al otro. Sus ojos verdes eran tan hermosos como Yuuri los recordaba.

No fue necesario continuar hablando. Ambo se dejaron llevar por sus sentimientos, dejando todo al aire, soltando cada cosa que habían tenido guardado hasta ese momento. Ambos se fundieron volviéndose un solo ser. Tocando todo lo que siempre habían deseado y entregando por completo su corazón a la otra persona. Las únicas palabras soltadas al aire era una pequeña frase:

Te amo. 

Notas finales:

Espero que les halla gustado, ya el próximo será la parte final de esta historia, ahora me toca escribir la segunda la cual no se ni donde empezar.

jeje... nos veremos en la próxima parte que es la final :0 <3


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