House of Memories
El mundo cambio y nadie puede volver atrás, solo podemos dar lo mejor. Y a veces, lo mejor que podemos hacer es comenzar de nuevo.
OoOoO
“It only takes two lonely people, to fuck love up and make it evil
It only takes a drop of evil, to fuck up two beautiful people”
(Solo se necesitan dos personas para joder el amor y hacerlo maligno.
Solo se necesita una gota de maldad, para joder a dos personas bellas)
—Marina and The Diamonds en E.V.O.L
Dos meses después de los eventos de CW
La base de los Vengadores está vacía. No sabía ni siquiera porque seguía llamándola así. Debería de cambiarle el nombre. Debería de colocarle su apellido. Stark.
La base Stark
Sonaba tentador.
Pero no, no quería que lo acusaran de egocéntrico. Más de lo que ya lo hacen. Acerca el vaso con whisky a sus labios y se detiene a punto de beber de él, observa por la ventana el bosque que se extiende más allá de lo que puede ver y entonces, se enfoca en su reflejo. Luce cansado. Se siente cansado. No ayuda el hecho de que todavía resaltan las manchas verdosas y violáceas de los hematomas que obtuvo por querer ayudar a…
Cierra los ojos con fuerza y bebe, ahora sí, todo el whisky de golpe.
Estúpido Rogers y estúpido Barnes y estúpido él, por creer que eso pudo haber terminado de una forma diferente.
No quiere pensar en ello. Duele mucho y es muy reciente y sinceramente, no cree que pueda hacer las paces nunca consigo mismo por ser tan idiota e ingenuo. Es en momentos como estos, que el bolsillo de su pantalón adquiere mucho peso, un peso muy grande y la tentación es demasiada. Demasiada. Mucho más que renombrar la base con su apellido. Mucho más que irse de juerga y embriagarse hasta perder la consciencia. Pero no quiere hacerlo, no puede. No debe.
No quiere sacar ese estúpido teléfono que le envió el estúpido de Rogers y tampoco quiere marcarle. No quiere preguntarle un ¿por qué? Ni mucho menos un ¿valió la pena? Porque sabe, sabe en el fondo de su alma, que Rogers, Steve, le dirá que sí.
Steve siempre le dirá que valió la pena.
Pero no él, por supuesto que no, él no valió nunca la pena para Steve. ¿Por qué habría de hacerlo? Después de todo, él solo seguía siendo el mismo multimillonario, egocéntrico y playboy a los ojos del súper soldado.
De igual manera, lo hace. Deja el vaso vacío en cualquier superficie disponible.
Toma el teléfono de su bolsillo, la luz le deslumbra y le lastima, entrecierra los ojos ante esto y en el fondo de su mente se dice que sigue siendo el mismo idiota porque está a punto de hacer la estupidez más grande nunca jamás hecha (sin estar ebrio) ¡¿Y en donde carajos esta tu dignidad Stark?! Pero no se detiene y marca el único contacto registrado en la libreta de direcciones. Se lleva el aparato al oído y espera a que inicie el tono de marcación.
Traga saliva con nerviosismo y desea un vaso del licor más fuerte existente, tal vez un poco de aquel que Thor repartió en la fiesta que después se convirtió en tragedia, pero eso no es posible. Debe conformarse con lo que tiene, pero carajo, él es Tony Stark. Siempre obtiene lo que quiere.
Y lo que quiere ahora es una jodida explicación porque si no, su mente va a explotar con tantas preguntas sin respuesta.
Entra la llamada y al tercer tono, piensa que si esto ocurriera en otra situación, habría hecho alguna broma sobre la incomprensión de Steve por la tecnología, escucha la grave voz de barítono pronunciar su nombre con aprehensión.
“¿Tony?”
Su mente va más rápido que su boca y no puede pronunciar nada, porque le vienen muchas frases que van desde un hiriente Vete a la mierda por hacer lo que me hiciste hasta un Vuelve, te necesito.
Cuelga tan pronto como la llamada ha sido respondida.
OoOoO
Dos años después de CW
Tony frunce el ceño al teléfono que vibra y se mueve al compás de cierta tonada irritante (¿Por qué, en nombre de todo lo sagrado, su Starkphone tiene un tono así de horrible?) disminuye el volumen de los altavoces de su taller, lo toma y pone la llamada en espera por puro reflejo.
Ross no le ha llamado en meses.
Ciertamente, no tendría por qué hacerlo después del fiasco de Alemania y mucho menos desde que los Vengadores se desmantelaron de manera oficial.
Por supuesto, técnicamente, él aun esta en servicio activo, pero sabe que es la última persona que Ross llamaría en una situación de emergencia. Probablemente, Ross preferiría ver arder el mundo antes que pedirle ayuda.
La llamada es terminada solo para que a los cuantos segundos el teléfono vuelva a sonar con más insistencia. (Cielo santo, alguien debería de hacer algo con ese feo, feo tono).
Tony trata de recordar si otra invasión extraterrestre se ha puesto en marcha. Alguien le habría dicho ¿no? (Rhodey le habría dicho. Todavía hablaba con él… De vez en cuando). Definitivamente, Rhodey tendría que haberle dicho si otra invasión estaba sucediendo.
Así que…
Esto tiene que ser por Rogers.
Ross odia a Rogers más de lo que odia a Tony. Y Steve se ha escapado de la justicia por lo menos, cuatro veces en los últimos dos años. Y cada vez que esto sucede, Ross le llama para quejarse y despotricar sobre eso.
Sería bastante gracioso si no fuera por la fea sensación (Rabia, era rabia ¿no? En eso acabo todo) en su pecho y que se extendía por todo su tórax al pensar en Rogers o Barton o Maximoff o Wilson o cualquiera de ellos.
Todos se han ido.
Todos se fueron.
Él esta como al principio. Solo.
Solos llegamos y solos nos vamos.
No puede recordar cuando fue la última vez que hablo con otro ser humano. (¿Fue la semana pasada? ¿El mes pasado? Bah, el tiempo se volvió relativo y en realidad no importa).
No importa. Prefiere a sus máquinas, siempre lo hará. Sus máquinas no lo traicionaran nunca, ni le apuñalaran por la espalda (A excepción de su fallido hijo), no tienen dientes perfectos, ni tratan de predicarle cosas sobre hacer lo correcto, o ser un equipo, o decirle te amo tantas veces de manera tan falsa, prometerle amor eterno y por último, no le ocultan que sus padres fueron asesinados por su puto novio-muerto-que-no-estaba-realmente-muerto.
Así que sí. Él está bien sin personas a su alrededor.
Totalmente bien.
El teléfono sigue insistiendo y solo, solo por querer acabar con la tortura que sufren sus oídos (No es saludable estar tanto tiempo solo, debes de hablar con alguien. ¿Por qué su consciencia suena como Pepper?) Responde a la llamada. Enserio, no tiene tiempo para estar escuchando sobre el jodido Capitán América y su Gran Escape Numero Cinco.
“Stark” Ross grita, se escucha molesto y Tony lo interrumpe.
—Así que, ¿Cómo dejaste que Rogers escapara esta vez? ¿Escapó en su unicornio soviético? ¿Ascendió al cielo como Jesús al tercer día? ¡Oh! ¡Espera! Apuesto a que…
“Los tenemos en custodia” Ross informa y hace que todas las burlas que Tony ya había maquinado, murieran en su garganta.
— ¿Qué?—Pregunta con incredulidad, porque la última vez que intentaron atraparlos, no les fue bien. Y si los informes son correctos, Rogers y Barnes están prácticamente pegados el uno al otro…
“Nos dieron una pista de su próximo destino y los emboscamos en Sudán. Rogers tuvo oportunidad de escapar, pero al ver que Barnes resulto herido, no pudo—no quiso—huir. Les tenemos en Nueva York hasta que el Comité de la ONU llegue a una decisión sobre su destino. El gobierno te necesita como consultor hasta que la ONU tome su decisión”
—Dame un minuto—Coloca de nuevo la llamada en espera a pesar de las protestas de Ross. Respira hondo y se retira el guante de la armadura que estaba arreglando. Se lleva una mano al pecho y masajea con suavidad porque le duele. Hay un cierto dolor insistente que no se ha ido y que le asusta pero no le ha dicho a nadie porque no ha abandonado la Base en seis meses. Seis meses. Tal vez sea más. Y no quiere ver ni hablar con nadie.
Porque todavía quiere dispararle a Barnes en la cara varias veces hasta que muera, pero también quiere colgarle a Ross y enterrarse lo más profundo que pueda en su taller y salir hasta que la próxima invasión extraterrestre suceda, quiere venganza por la muerte de sus padres.
Quiere olvidar a Rogers, a Steve. Quiere olvidar que fue un error confiar en él. Quiere olvidar que alguna vez compartió algo más que amistosas caricias con él. Quiere verlo sufrir tanto como él lo ha hecho.
Quiere masticarlo y escupirlo así como Rogers lo hizo con él.
—Voy en camino
Es lo único que responde cuando retoma la llamada.
Se arrepentirá.
Ya puede sentirlo.
OoOoO
A los Súper Soldados les han puesto en una celda parecida a la que se construyó para el Hulk. Un solo rasguño y ambos caerán a miles de kilómetros por hora. Ha decidido ver primero a Barnes. Se ve diferente. Por alguna razón, eso es lo que piensa Tony cuando le mira más detenidamente. Se ha cortado el cabello y luce casi exactamente igual que su imagen en el Smithsonian.
Esta inconsciente y le han despojado de su brazo de metal. Lo observa por unos segundos y frunce el ceño.
Tony tiene las manos en los bolsillos y una postura sumamente casual, pero sus ojos…
Oh, sus ojos, son dos hornos encendidos que exigen venganza.
¿Lo odia? Por supuesto que lo odia. Y ya no es solo por Steve. Ha sufrido de pesadillas estos últimos dos años y no puede cerrar los ojos un instante porque la secuencia de video se repite una y otra vez hasta que el pensamiento coherente se va y solo queda furia en su lugar.
Aprieta sus puños con fuerza dentro de los bolsillos y se muerde el labio inferior con fuerza. Su rabia, esa masa horrible que se acumuló a lo largo de dos años, se ha vuelto más fuerte.
Porque todavía puede escuchar el crujido de los huesos de su padre bajo el puño de Barnes y los jadeos de asfixia, hasta el último jadeo, el último aliento de su madre. Se reproducen como una banda sonora, una horrible banda sonora en sus pesadillas y en cada maldito momento de silencio que puede tener.
Ve, a cada instante, un automóvil chocar contra un árbol en una carretera vacía una y otra y otra y otra vez.
De ahí que su insomnio se hiciera presente de nuevo y las grandes, enormes cantidades de alcohol que ha consumido en los últimos dos años.
“El sueño no es mi amigo” rezaba una canción con amargura. Y Tony está bastante seguro de que, ese es su caso.
El soldado de cabello castaño comienza a despertar y él no quiere estar ahí cuando eso suceda, porque entonces no esta tan seguro de que se podrá contener de dispararle en el acto.
Sale de la celda y camina hacia la otra.
Rogers está sentado hecho un ovillo en una de las esquinas, a los pies de la sencilla cama que les fue asignada. Levanta la vista en cuanto entra y frunce el ceño, pero no dice nada. Simplemente regresa la mirada al suelo. Ha decidido ignorarle y Tony lo odia.
Rogers es…
Otra persona.
Usa barba y su cabello está teñido de un tono oscuro.
No parece el Capitán América, pero tampoco luce como Steve Rogers.
Aún así, mantiene la boca cerrada y el silencio se torna tenso. Solo puede escuchar la leve cadencia que forma la respiración de Steve.
— ¿Por qué lo hiciste?
Es la pregunta más obvia y la que le come los días y las noches debido a que en su mente siempre resuena ¿Por qué?
Steve le mira de nuevo y sonríe de lado sin humor.