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Sintomas por Abyss

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Notas del capitulo:

Al fin.... Oh dios... Estoy que no me lo creo... Y si, esto quedo corto como el resto porque... Bueno... No se me ocurria una buena forma de escribirlo.. <_<U

Creo que solo por eso no hago uno de Silver embarazado xDD

Aparte de que a mi no me corresponde :V

— ¡No recuerdo que tu parto durara tanto!

Graziella aguanto las ganas de gritarle a su esposo, pero aquel comentario no hizo otra cosa más que hacerla temblar. Ambos se encontraban igual de nerviosos, de pie y caminando de un lado a otro, unos nervios que se incrementaban con facilidad cuando notaban las miradas de la gente recaer en sus personas.

—No todos los partos son iguales. —intento responder Graziella en su tono tranquilo, fallando miserablemente debido a los nervios.

—Riley tiene mucho que no baja. —comento Hikari, recibiendo un pequeño golpe en las costillas por parte de su novia.

—No debe tardar, de seguro baja en un momento para decirnos que aún no. —le respondió Kouki que parecía ser el más tranquilo de los presentes.

—Aun así ya se tardó. —dijo una vez más Palmer, tronándose los dedos de las manos ante la atenta mirada de sus compañeros de trabajo.

—Ustedes dos deberían de respirar profundo —recomendó Argenta, cansándose de la actitud tan nerviosa de aquellos dos—, parece como si fueran a ser ustedes los que van a parir.

—Yo ya pase por eso, se lo que pasa ahí adentro —explico Graziella, continuando con su andar de ir de un lado a otro—, tengo mis razones para estar nerviosa.

— ¿Yo pase contigo? —pregunto Palmer curioso, incapaz de recordar con exactitud los sucesos de Junio, que fue cuando nació su propio hijo.

—No —respondió sin dudar Graziella, antes de detener su andar un momento—, cuando me toco dar a luz me tenían en un cuarto con más mujeres, y tú te quedaste abajo esperando… Creo que te dijeron que podías pasar, pero no quisiste.

—No lo recuerdo… —admitió el rubio con sinceridad, aun tronándose los dedos de ambas manos.

—Tengo una pregunta —Hikari alzo la mano, llamando la atención de todos y ocasionando una leve sonrisa en algunos—. Sin ofender pero… ¿Cómo fue que llegaron aquí?

Cynthia ladeo el rostro mirando a la gente que Hikari se encontraba señalando, prácticamente, casi todos los pertenecientes a la Battle frointer, con la excepción de Thorton. La pregunta —por supuesto—, hizo que Dahlia soltara una carcajada, rompiendo con el nervioso ambiente que Graziella y Palmer creaban sin querer.

—Palmer repentinamente salió corriendo, y nos dio curiosidad. —fue Caitlin la que termino respondiendo, en un tono ligeramente adormilado pero que no por eso dejaba de sonar elegante y formal.

—Tengo parte de la culpa —confeso Kouki rascándose ligeramente la mejilla izquierda—, cuando le di la noticia a la Palmer, yo mismo me encontraba alterado… Y eso lo altero.

— ¡Palmer! ¡Graziella!

Los gritos asustaron y llamaron la atención de todos los presentes —incluso de aquellos que no tenían nada que ver—, solo para notar a Riley brincando cerca de las puertas del hospital, visiblemente excitado y emocionado.

— ¡YA! ¡YA!

Esos dos últimos gritos fueron más que suficientes para que se echaran a correr con dirección al —lo más probable—, nuevo papa.

0.o.0

Riley camino con tranquilidad en compañía de dos Lucario. En los alrededores de la casa noto un poco de vegetación creciendo —retando las condiciones de la isla para vivir—, así como al equipo pokémon de Jun relajándose a las afueras del lugar. En ningún momento el rubio había abandonado su ideal de ser maestro pokémon, y desde que los bebes habían alcanzado los seis meses había regresado a las batallas, principalmente a aquellas que se llevaban a cabo en la Battle frointer. Con ocho meses, y con ningún problema de quedarse en casa con los mellizos —pues aunque querían llevarlos todavía no querían moverlos mucho—, Jun salía de vez en cuando a unos pequeños viajes hacia la región de Teselia, y muy de vez en cuando recibía una invitación a un lugar llamado “Battle tree” de la región de Alola.

— ¿Jun? —llamo Riley apenas y entro a la casa, escuchando un no muy lejano gorgoteo, se encamino con dirección a la cocina, que es de donde provenía aquel sonido.

Camino con cuidado por la sala de estar, levantando uno que otro juguete y haciendo a un lado los porta bebe que se encontraban estorbando ahí donde el rubio los había puesto. El menor tenía días de haber vuelto de unos de esos viajes, lo gracioso era recordar como llego quejándose de que debería de ir con él, llevándose a los niños con ellos.

— ¿Jun? —llamo una vez más, curioso ya que no recibió respuesta alguna la primera vez que le hablo, pero el gorgoteo de uno de sus hijos se continuaba escuchando.

Mirando la sala, noto la falta de uno de los —obviamente—, dos columpios que tenían para poner ahí a los bebes cuando no querían estarse tranquilos en el porta bebe, tal objeto ellos no lo habían comprado en su momento, sino que Hikari y Kouki se habían puesto de acuerdo y menos de una semana después de haber nacido los mellizos, les habían llegado con los regalos.

— ¿Jun…?

Finalmente entro en la cocina —una vez hubo despejado la sala—, únicamente para encontrarse con la dificultad de entrar totalmente al lugar, debido a que el columpio faltante se encontraba justamente ahí, a la entrada del comedor, siendo ocupado por la bella durmiente. Aura era la menor de los dos —por minutos, como la mayor parte de hermanos de partos múltiples—, con el cabello tan negro como el propio, y vestida con un bonito y abrigador vestido en tonos naranja —regalo del abuelo—. Jun por su parte, se encontraba durmiendo, con la cabeza acunada entre sus brazos y cómodamente recostado en la mesa del comedor.

—Gen. —llamo Riley en un susurro, intentando no despertar a ninguno de los dos.

Él bebe, de iguales ocho meses, le dirigió la mirada observándolo atentamente con sus brillantes pupilas de color naranja, de los dos había sido el único que heredo tal color de ojos, pero su cabello de todas formas era igual de negro como el de su hermana.

— ¿Te obligan a guardar silencio? —pregunto con una sonrisa.

Gen se encontraba ahí, sentado casi de forma perfecta en la mesa del comedor, con todos los objetos ya tirados, incluso la vasija de plástico donde minutos antes se debía de haber encontrado la lechuga que se encontraba consumiendo, que no solo continuaba comiendo como si no fuera la gran cosa, sino que además se encontraba desperdigada por toda la mesa.

Riley se recargo en el marco de la puerta, su hijo ya había perdido el total interés en su persona —como siempre que pasaba cuando tenía comida en frente—, y continuaba esparciendo la lechuga por el resto de la mesa. Le dio un poco de impulso al columpio cuando noto que Aura parecía dar señas de estar a punto de despertar, mientras que Jun continuaba profundamente dormido, ahí, a punto de sufrir torticolis por la incómoda postura en que se encontraba.

—No te muevas. —Riley señalo una vez más a su hijo, ocasionando que este le prestara atención una vez más.

Y seguro de que todo se iba a encontrar bien, tomo sus llaves y salió nuevamente, con la intención de entrar por la puerta de atrás ya que era imposible mover a Aura sin despertarla. Conforme fue saliendo escucho el gorgoteo de Gen —probablemente por la emoción de escucharlo y tener la boca llena—.

Sonrió antes de abrir la puerta de atrás, haciéndole señas a Gen desde la ventana, ocasionado que se riera y moviera las manitas de arriba hacia abajo, sus pequeños puños apretando adorablemente la poca lechuga que alcanza a agarrar. Mientras que el rubio continuaba sin reaccionar.

No era una vida perfecta, probablemente jamás lo seria. Aun no estaba seguro si Jun había superado o no los miedos que tuvo durante su embarazo. Las cosas tampoco estaban totalmente claras con Palmer —aunque bueno, era seguro que su suegro lo seguía odiando—, y la idea de casarse aún continuaba flotando inconclusa en el aire.

Pero esas eran cosas a futuro. Cosas que harían “mañana”

Por ahora, solo le tocaba pensar en el hoy. Esperando a que Jun no saliera con síntomas otra vez.


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