Cuando Byron ingreso a su hogar se esperaba cualquier cosa en el fondo no podía siquiera pensar en algo que -ah estas alturas- pudiese sorprenderle por lo que, no puede evitar quedarse hecho de piedra ante la escenita que esta siendo montada en la sala de su hogar, mueve la cabeza de un lado a otro intentando comprender la escena, mas no sabe que merece mas atención.
Si al rubio de ojos lloroso -y que continua llorando- que parece estar reclamando algo entre el llanto. O al de cabellos azules que intentaba -por todos los medios posibles- acercarse para consolarlo.
El líder de gimnasio se mantiene ahí, quieto, siente que incluso respirar puede empeorar la escena por lo que vuelve a tomar la manilla de la puerta y de manera lenta retrocede hasta quedar nuevamente fuera de su hogar, mira la madera unos minutos mas antes de tomar la sabia decisión de sentarse en el suelo a intentar descifrar la reciente escena. Por los próximas quince minutos no llega a ninguna conclusión.
Aun así piensa que debería de entrar a su casa, cuando se da cuenta que es capaz de oír los gritos a través de la madera.
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Byron los mira nerviosamente y sin saber exactamente que decir, se siente como si estuviese siendo cómplice de algún crimen o algo similar -lo cual en realidad no estaba muy alejado de la realidad-. Observa la rampa que ayudara a los dos jóvenes para abordar el barco, algo en su interior le dice que en el fondo no es su problema -lamentablemente- la voz de la razón -histérica y molesta como ella sola- le grita constantemente que debería de intentar convencerlos de -al menos- permanecer un poco mas de tiempo en Ciudad Canal.
-¿Están seguros de esto?- pregunta finalmente el líder de gimnasio soltando un suspiro- Tomando en cuenta tu... Tu estado, ¿Subirte al barco no te sera contraproducente?-
Riley y Jun -quien se había estado armando de valor para subir de una vez por todas al barco- brincaron del susto cuando escucharon la voz de Byron dirigirse a sus personas, ninguno de los dos respondió al instante y simplemente se le quedaron viendo al mayor como si de aquella forma fuesen capaces de dar con una respuesta.
-A mi no me molestaría quedarme- finalmente quien tomo la palabra fue Riley, con una sonrisa -idiota- tatuada en el rostro- Pero aquí el que no quiere quedarse es Jun.
El rubio alzo los hombros y oculto su rostro lo mas posible en la bufanda que siempre portaba a la vez que dirigía su mirada al suelo, incapaz siquiera de mirar a la persona que muy amablemente les había ofrecido un techo cuando llegaron de improviso hacia dos días atrás.
-Sigo pensando que no es una buena idea que se vayan tan deprisa- volvió a insistir Byron al no escuchar una respuesta por parte del rubio- Ambos estarían mejor aquí, con un hospital cerca.
-Yo quiero volver a la isla de hierro- finalmente soltó el rubio, con la voz distorsionada por la bufanda y sin alzar la mirada- No me quiero quedar aquí.
El líder de gimnasio le miro por un instante con toda la intención de seguir insistiendo, movió su mirada con dirección a Riley, el tipo seguía sonriendo con los ojos llenos de luz e ilusión -parecía ignorar olímpicamente la pesada aura que cargaba el rubio- totalmente feliz y encantado de la vida, así que volviendo a suspirar simplemente cayo en cuenta que seguir hablando sobre ello seria una perdida de tiempo. Finalmente decidió dejar de insistir.
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Era una mala idea. Se sentía mal, pésimo y estar arriba de un maldito barco que no paraba de mecerse y cuyo viaje era lento, tan lento, tan tediosamente lento, no era el mejor lugar del mundo donde quisiera estar. Quería estar en casa, acostar en la cama que le pertenecía -y donde dormía con Riley- pero quería estar ahí a la voz de ¡Ya! ¿En que momento le había parecido buena idea subirse al barco?
-Repiteme- hablo Jun en un susurro, agazapado en una esquina y con su frente tocando sus rodillas a las cuales abrazaba- ¿Porque no podemos ir usando a mi Staraptor?
Riley se encontraba sentado al lado del rubio para proveer de apoyo moral -a la vez que de vez en cuando le daba palmaditas en la espalda- su sonrisa se había vuelto mas pequeña, pero seguía ahí.
-Eso solo te ocasionaría mas mareo y vomito aunque fuésemos a llegar mas rápido- comenzó a explicar el de ojos azules sin dejar de acariciar la espalda del menor- ¿Te sientes muy mal?
El rubio no respondió, en su lugar se movió ligeramente hacia su derecha para quedar un poco mas cerca del pecho de Riley -quien continuaba acariciando su espalda en un intento de confort- dio un suspiro entrecortando, reteniendo lo mas posible el sentimentalismo que se encontraba sintiendo en aquel momento, ya no quería seguir llorando.
-Quiero estar en casa...- alzo el rostro ligeramente, chocando su frente con el pecho del mayor-
-Ya debemos de estar a mas de la mitad de camino- Riley se movió lo mas lento posible, moviéndose de tal forma para quedar frente a frente con Jun y finalmente poder abrazarlo- Cuando menos te lo esperes habremos de desembarcar, ya veras.
Se quedaron un poco mas en silencio, escuchando de fondo a las olas chocar violentamente con la cubierta del barco.
-Riley...- llamo Jun una vez mas, inseguro de sus propias palabras pero a la vez siendo incapaz de seguir quedándose en silencio. Por lo que continuo hablando sin esperar a recibir una respuesta- ¿Que le diremos a mis padres?
-¿Que otra cosa quieres que les digamos?- pregunto Riley como si aquello no fuese la gran cosa- Les diremos las cosas como lo hablamos con Byron.
-Resumiendo- Jun alzo el rostro para mirar a los ojos a Riley, intentando encontrar alguna señal de que aquello era una broma- Vas a llegar a casa de mi madre o a la torre batalla, con una sonrisa de oreja a oreja y les vas a decir que embarazaste a su único hijo, a quien por cierto, le llevas seis años, ¡¿Eso les vas a decir?!
El silencio duro un segundo, el único segundo que Riley necesito para que la sonrisa en su rostro se volviese a ensanchar a la vez que abrazaba mas fuerte que antes a Jun, acercándolo lo mas posible a su pecho.
-Si, esa es mi idea... ¿Tiene algo de malo?-
Jun ni siquiera se molesto en responder.