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Cuando por fin llegaron a la casa en donde estaban los adultos se encontraron con lo que menos podían esperarse, sus padres estaban riéndose de lo lindo mientras ellos tuvieron que alejarse para no oír supuestas negociaciones importantes. Peter miro el ceño ligeramente fruncido del otro, sonrió levemente y sin poder evitarlo le dijo en un pequeño susurro
-Te vez tan lindo…
-¡N-No me digas es-eso!- le grito en respuesta la isla sonrojándose, era tal vez la primera vez que alguien aparte de Italia, España, Francia, Prusia y su padre Argentina le decía “lindo”
-Vale, ya no te digo así pero…- dijo acercándose al oído del otro
-¿P-Pero…?
Sin embargo el rubio cejón no dijo nada y continúo el camino hacia donde se encontraban las naciones, Argentina se veía feliz como casi siempre pero Chile no se veía muy convencido de lo que acababan de hablar con los nórdicos, pero ya estaba todo resuelto, no podía cambiar de opinión además sabía que Martin no iba a dejarle de todas formas…
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Pasaron casi cuatro meses y por mucho que Carlitos no lo quisiera se había encariñado con el otro, juntos podían hacerle bromas y molestar al estúpido de Inglaterra o avergonzarle frente a Japón y solo gracias a eso se convirtieron en grandes amigos. En menos de lo pensado, ambos se contaron todo acerca de su historia, se conocieron màs a fondo y no se ocultaban nada…
Ahora, el isleño se encontraba en el auto del argentino acompañado por este y el chileno. El ambiente estaba tenso ¿Y cómo no estarlo? Hace menos de una semana, había finalizado la copa américa bicentenario y ganara quien ganara Carlitos sabía lo que venía al día siguiente y la que sigue como durante tres semanas seguidas, eso si a uno de los dos no se le ocurría sacar a flote…
“Y para que hablar de lo que paso con el gringo…” pensó el pequeño suspirando y mirando por la ventana el paisaje “Bueno, mamá nunca es consciente de lo que pasa cuando esta ebrio… pero no me esperaba que se metiera con el weon del Alfred…”
-Hemos llegado Carlitos…- le susurro el castaño sonriéndole levemente abriendo la puerta del auto
-¡Bueno!- grito el rubio menor bajándose rápidamente- ¿Ustedes no se quedan?- pregunto al ver que el otro rubio no bajaba y que el chileno solo saco a Como Tú del auto y sus cosas
-E-Eh… nene discúlpame, pero… voy a hablar con tu mamá para arreglar unas cositas- dijo el argentino
-Si por “hablar” te refieres a quejarte por lo de la copa bicentenario…- susurro el castaño sonriendo- Esta vez no tuve como arreglarlo para que ganara yo como me dijiste el año pasado
-M-M-Manu-chan, no digas esas cosas…-susurro Martin tratando de calmarse mientras sonreía forzosamente
-Andando- le dijo Chile sentándose en el asiento de copiloto
-Nos vemos a la noche Carlitos- le dijo el rubio mayor sacando su mano acariciándole el cabello justo en ese momento la puerta de la casa de Finlandia y Suecia fue abierta
-Sí, nos vemos a la noche Carlitos, primer y SEGUNDO lugar tienen que ir a hablar
-¡YA ES TODO! ¡No te aguanto màs Manuel!- le grito Argentina prendiendo el motor y presionando el acelerador en menos de un segundo, y en dos ya estaban fuera de vista
-¿Están así por lo del partido?- pregunto Peter abrazando al otro por detrás susurrando cerca de su oído
-¡S-Si, y soltame!- le grito el isleño separando el contacto
Entre risas terminaron entrando a la casa de la micro-nación, a pesar de la diferencia horaria ninguno de los dos tenía problemas con acomodarse con la hora de donde estuviera el otro. Finlandia estaba en la cocina mientras los niños jugaban en el cuarto de su “hijo” tratando de cocinar algo que fuera del agrado de todos pues ya había comprobado que el isleño proveniente de américa latina no gustaba mucho de sus comidas ni de las de Suecia…
Mientras tanto en la habitación de Peter se escuchaba el sonido de las risas y las explosiones de la película junto con el sonido de choque que hacían sus autos de juguete a la hora de juntarse.
-¡A la cárcel por cejón!- grito la micro-nación poniendo detrás de unas rejas improvisadas a un muñeco que parecía ser el representante del Reino Unido
-¡No! ¡Eso no es posible!- grito el otro tratando de imitar la voz de Inglaterra
-¡C-Chicos a comer!- les grito el finlandés entrando a la habitación con una bandeja y los dos platos de comida y los vasos con jugo
-¡Comida, si!- grito el chico con abundantes cejas sentándose en el suelo cerca de una pequeña mesa
-Uhm…- soltó Carlitos levantándose con cuidado del suelo algo inseguro
-No te preocupes, esta vez trate de hacer algo que te guste- le dijo amablemente el nórdico dejando a la vista la comida, algo simple.
-¡W-Wau! ¡Porotos!- grito emocionado, ahora solo esperaba que fuera casi tan delicioso como lo hacia Chile
-Espero que les guste…
-¡Si, seguro! ¡Gracias, Tino!
El mayor les sonrió y salió del cuarto cerrando la puerta, bajo las escaleras y le sirvió la comida a su pareja que recién llegaba de regar el jardín y pasear al perrito. Carlitos termino de comer sintiendo algo nervioso porque Peter no dejaba de mirarle directamente, el con traje de marinero se acercó hasta quedar al lado de la isla y se iba acercando lentamente a su mejilla que se encontraba sucia
-¿Te pasa alg-
Iba a preguntar Carlitos pero cometió el “error” de girar su cara chocando sus labios con los de Sealand. Se quedaron quietos, impresionados, tanto que ni siquiera hicieron el mínimo intento de separarse… se sentía bien, no les disgustaba, y de alguna extraña manera… Tierra de Fuego termino debajo de la micro-nación con los ojos cerrados y sonrojado como tomate.