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La Inocencia Miedosa. por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

Buenaaaas!

Hoy les traigo un pequeño acto de circo XD un domador de fieras y sera:

¡KANDA YUU!

aplausos por favor XD

 

Se merece un premio por esto, pobre Kanda jojo. Luego de hoy deberá de meditar mucho tambien.

 

Los dejo leer...GO!

Una vez en casa, todos se dirigieron a la oficina de Komui para entregar el informe de sus misiones y para...presentar a Chun ante el Supervisor.

—¡Bienvenidos! —Saludó Komui. —Qué alegría verlos sanos y salvos. Oh, este es Chun-kun ¿verdad? —dijo Komui acercándose a Lavi que cargaba al albino en su espalda.

—Chun-kun. Mira, él es Komui-san ¿recuerdas que te hablé de él? —dijo el pelirrojo tratando de que se calmara y dejara de ocultarse detrás de sus cabellos.

El menor parecía muy nervioso ante la presencia de Komui y estaba reacio a querer salir de su escondite bajo los rojos cabellos de Lavi. Sin importar que le dijera Komui o Lavi él no quería ceder, de hecho con cada acercamiento o toque del Supervisor el menor apretaba más y más sus brazos en el cuello de Lavi ahorcándolo.

—¡Allen...me...ahorcas! —se quejaba Lavi por la falta de aire.

—¡YA DEJATE DE TONTERIAS MOYASHI! ¡ABAJO! —le ordenó Kanda apuntando el suelo.

Y el menor se bajó lentamente de la espalda del mayor, se sentó en el suelo y se abrazó al martillo del pelirrojo.

—¿Chun le teme a Kanda? —le susurró Komui a Lavi.

—De hecho...Yuu lo...educó. —dijo susurrando.

—Estate quieto. —le ordenó al menor. —Komui, sácale la Inocencia de una vez al enano para que deje de actuar como un mocoso.

—Kanda dudo mucho que podamos hacer eso si Chun se encuentra tan asustado. —dijo Komui. —Creo que lo más prudente será esperar a que se sienta en confianza, no sabemos que podría ocurrirle a Allen si retiramos la Inocencia estando alterada.

—Komui-san tiene razón Yuu, podría ser peligroso para Allen. Por cierto, ¿Qué haremos con...ese problemita? —dijo el pelirrojo señalando al menor que sujetaba su martillo. —Si se lo quitamos comenzara a llorar.

—Supongo que no habrá problema si se queda con el martillo por un tiempo. Por cierto, tengo una duda... ¿Cómo es eso de que esta adiestrado, Kanda? —preguntó Komui.

—El enano ahora es un mucho más molesto que antes. Solo le enseñé lo que no debe de hacer y cómo hacerlo. —respondió Kanda.

—Bueno...de ser así. Kanda, tu cuidaras de él mientras se encuentre en este estado. —dijo Komui.

—¡NO ME JODAS KOMUI!

Y así fue como Kanda se convirtió en el niñero de Allen.

Luego de un par de insultos por parte de Kanda, algunas amenazas y un par de golpes sin razón a Lavi; Komui tuvo que negociar con el japonés algunas cláusulas para que su “misión” fuese más fácil. Por ejemplo, Allen no podría ir a su habitación, no se encargaría de alimentarlo, no debería de interferir en sus horas de entrenamiento, entre otras cosas. Pero una de las condiciones que Komui había impuesto y a la cual no podía negarse, era que ambos deberían de compartir una misma habitación por seguridad de Chun.

Como esa condición era irrevocable, Kanda debió de instalarse en el cuarto del menor.

—¡SAL DE AHÍ ABAJO, MOYASHI! —gritaba Kanda al menor que se había metido debajo de la cama a husmear.

Allen obedeció al mayor y salió de su escondite. Luego se trepó lentamente hasta lograr subirse a la cama y comenzó a jugar con el martillo del pelirrojo y la almohada. Mientras tanto Kanda seguía en su labor de construir la cama que Komui le había conseguido en el depósito. Cuando terminó de construirla solo faltaba colocar el colchón y tender la cama, pero... las sábanas estaban siendo utilizadas por el albino para jugar.

—Muévete enano. —le ordeno Kanda.

—¿Puedes despertar a Mugen-nii? — dudó en preguntar el menor. —¿Puedes...prestármelo?

—No fastidies mocoso. Confórmate con la Inocencia del baka usagui.

Chun se entristeció notablemente pero en lugar de quejarse como lo haría con el pelirrojo solo se limitó a seguir inspeccionando la cama junto a Tetsui.

.....

Al caer la noche, Kanda ya había trasladado todo lo necesario a la habitación de Allen, incluso había logrado mover un pequeño mueble para utilizar como armario y no mezclar sus pertenencias con las del menor. Mientras Kanda acomodaba a su gusto todo lo que había llevado alguien llamó a...su nueva...puerta.

—¿Kanda? Voy a pasar... —era la voz de Lenalee. —¡Oh Allen-kun! Qué bueno es verte de nuevo.

—¿Komui no te ha dicho nada, verdad? —dijo Kanda al ver como la china se acercaba despreocupadamente al menor haciendo que éste se escondiera entre las sábanas.

—¿Decirme que?

Kanda dejó su tarea de instalarse en el cuarto del menor para explicarle a Lenalee lo ocurrido en la misión que ambos llevaron a cabo en Irlanda y como ahora Allen era afectado por la Inocencia.

Mientras ambos exorcistas hablaban, había un tímido albino que miraba desde un pequeño hueco de entre las sábanas a la chica de pie frente a la cama, miraba curioso su corto cabello, su uniforme el cual era muy diferente al de Lavi, su falda, sus largas piernas y los extraños anillos que estaban decorando sus tobillos; que por alguna razón eso era lo que más le intrigaba al menor.

—¿Entonces Allen-kun no es Allen-kun? —preguntó asombrada Lenalee. —¿Nii-san aun no lo llevó con Hevlaska verdad?

—No. Cree que no sería prudente llevarlo ahora. Tsk, el enano solo me da problemas.

—Es verdad, supongo que si se encuentra alterado podría ser peligroso que... ¡AH! —gritó al sentir un pequeño roce detrás de sus piernas.

Allen había aprovechado la distracción de la chica para sacar su mano de entre las sábanas e intentar tocar los anillos de sus tobillos, pero ante el grito de la china Allen se asustó volviendo a su escondite.

—Tsk, maldita sea. Será mejor que te vayas ahora.

—¿Qué? ¿Por qué? Quiero conocer mejor a Chun. —dijo Lenalee felizmente, asomando su cara al hueco entre las sábanas. —Holaaa... ¿Cómo estás? Soy Lenalee Lee ¿Me dices tu nombre?

—Déjate de juegos y vete ya Lena... —Kanda fue interrumpido sorpresivamente.

—Chun... La señorita me nombró...Chun. —respondió saliendo ligeramente de su escondite de sábanas. —¿Qué es eso? —dijo mirando sus pies.

—Oh ¿Esto? Es mi Inocencia ¿quieres verla? —Lenalee subió su derecho a la cama.

—¡NO ESPERA... NO ES...!

—¿Nee-chan? —dijo el albino saliendo de las sábanas y tocando el tobillo de la china, haciendo que a Kanda le saliera un tic en el ojo. ¡NEE-CHAAAAN! —el menor se abalanzó a los pies de la chica y se abrazó a ellos.

—¡TE DIJE QUE TE FUERAS! —gritó molesto Kanda.

—¿Qué es lo que le pasa? —preguntó la chica que ahora estaba sentada sobre la cama con un albino sujetándole los pies.

—El enano se pega a las Inocencias. ¿Por qué crees que tiene el martillo del baka usagui? Mocoso, suéltala. —le ordenó al menor.

—Pero...

—¡QUE LA SUELTES MALDITA SEA!

El pobre albino se alejó lentamente de los pies de Lenalee y se sentó un poco más lejos de ella.

Lenalee vio las acciones del menor con curiosidad y pudo notar la notable tristeza en los ojos de Chun al tener que alejarse de su Inocencia, esto enterneció a la china así que decidió calmarlo.

—No estés triste Chun-kun. Ahora tengo que irme pero prometo volver pronto para que juguemos juntos ¿Estás de acuerdo?

—¿Nee-chan vendrá también? —preguntó señalando sus pies.

—Si claro, si eso es lo que quieres.

Lenalee acarició los cabellos del menor, se despidió de Kanda y se fue. Kanda y Chun volvieron a estar solos, Chun se quedó viendo la puerta luego de la partida de la chica por casi una hora mientras Kanda arreglaba el cuarto a su gusto e inspeccionaba donde se encontraban las cosas del menor. Era extraño que Allen estuviese tan callado, aunque eso no le molestaba a Kanda le resultaba muy extraño el tenerlo cerca y no recibir siquiera un insulto por parte del chico, incluso le estaba pareciendo aburrido el llamarlo “Moyashi” si no reaccionaba de ninguna manera.

.....

Luego de una tarde que quehaceres, cayó la noche y junto a ella, la hora de cenar y de... arrastrar al menor hasta el comedor. Kanda no estaba de humor para cargar con el chico como lo hizo la última vez, así que optó solo por tomar del cuello de la camisa al chico y arrastrarlo hasta el comedor gastando la suelas de las botas de Allen.

A medida que se acercaban al comedor, más y más personas aparecían en los pasillos, impacientando más y más al menor. Cuando finalmente llegaron, el pobre albino no pudo evitar asustarse por la enorme cantidad de personas que había a su alrededor y se sujetó de las piernas de Kanda haciéndolo caer de lleno al suelo.

—¡TE VOY A MATAR! —gritó Kanda intentando levantarse.

Todos en el comedor veían la extraña escena de ambos exorcistas en el suelo, Allen estaba completamente asustado y abrazando las piernas de Kanda, mientras éste luchaba por sacárselo de encima. Lavi y Lenalee se preocuparon por el pequeño Chun, así que decidieron acercarse y tratar de que se soltase del pobre japonés que luchaba con sus inmensas ganas de darle un fuerte golpe en la cabeza; Lavi rápidamente tomó su martillo y lo activó, ante ese acto Chun se calmó un poco y se abrazó al martillo liberando a Kanda.

—Nii-san... estoy asustado. —le murmuraba al martillo mientras se ocultaba detrás de él.

—¡Aaaaah! Es muy tierno. —se enternecía Lenalee.

—No es tierno, es una real molestia. —se quejaba Kanda. —Apresúrate Moyashi no tenemos todo el día.

—¡Mugen-nii! ¿¡Donde esta!? —dijo el albino haciendo pucheros. —Extraño... a Mugen-nii... —el menor había comenzado a sollozar.

—Ni lo sueñes enano.

—Vamos Kanda no seas tan malo, préstale a Mugen. ¡No, espera! Tengo una idea mejor... —la china activó sus botas y se acercó al menor sentado en el suelo. —Chuuun-kuuun miraaa...

—¿Nee-chan? —Chun se emocionó e intentó saltar y tomar una de las piernas de la chica.

Lenalee se alejó ante el acercamiento del menor, todos miraron expectantes la acción de la chica hasta que finalmente descifraron su plan. Lenalee tentaba al menor a abrazarse a sus botas, haciéndolo saltar como un pequeño conejito a cada paso que ella daba para alejarse, de esa forma el albino ignoró a las personas a su alrededor concentrándose en atrapar a su “hermana”. La china dio suficientes pasos para que el albino llegara hacia una de las mesas para que pudieran almorzar todos juntos, luego mientras el pequeño Chun jugueteaba recostado debajo de la mesa con las botas de Lenalee, Lavi y Kanda se fueron en busca de la cena para los cuatro, cosa que a Kanda no le agradó demasiado debido a que tuvo que cargar con una gran cantidad de comida para satisfacer el estómago de Allen, porque aunque Chun no la exigía el pozo sin fondo de Allen sí.

—Sal de ahí abajo Moyashi. —le dijo Kanda al menor debajo de la mesa.

—Me quiero quedar con Nee-chan. —dijo abrazándose a las piernas de Lenalee.

—¡Oh chicos! ¿Qué hacen todos aquí? ¿Y Allen-kun? —llegó diciendo sorpresivamente Komui.

Todos se quedaron en silencio por unos segundos sin saber que responder. Después de todo decir que estaba abrazando indecorosamente a su hermana no era una opción, pero antes de poder idear algo... el cuarto miembro de la mesa los traicionó.

—Allen no, Chun.

El menor había contestado desde debajo de la mesa...

Komui miró hacia todos lados sin poder dar con la vocecita del menor hasta que... vio el mango del martillo del pelirrojo.

—Estamos muertos... —susurró Lavi.

Komui se agachó y vio claramente como Allen estaba abrazado a las piernas de su hermana. Para sorpresa de todos, el científico no explotó en el mismísimo instante en que vio la escena pero, el albino no tuvo mejor idea que hacer lo mismo que solía hacerle al pelirrojo...lamió a Lenalee.

Ante la acción Lenalee dio un pequeño respingo en su lugar y un pequeño quejido salió de su boca por la extraña sensación que provocó la lengua del menor. Y fue entonces, que Komui explotó...

—¡SUELTA A MI LENALEE-CHAAAAAN! —se oyó el grito de Komui por toda la Orden.

Komui sacó un control remoto de su bata y llamó a un Komurin viejo que había comenzado a reparar, el robot ingresó destruyendo una de las paredes del comedor, comenzó a lanzar bombas, disparos y cohetes en todas direcciones y con sus largas pinzas tomaba a todo aquel que se interpusiera en su camino.

El comedor era un completo desastre, las mesas y sillas volaban por los aires al igual que alguna que otra persona, Jerry-san luchaba con su espátula y sartén en contra de una de las garras mecánicas de Komurin para que no ingresase a su cocina, Johnny de alguna manera estaba sujeto a una de las arañas del techo que estaba a punto de caerse, Reever había sido atrapado por Komurin junto a Miranda y Marie. El comedor se había convertido en una verdadera zona de guerra.

Mientras tanto, Lavi estaba oculto bajo la mesa abrazado a Chun, mientras Chun se abrazaba a Tetsui y a las piernas de Lenalee, y Kanda...peleaba contra una de las garras de Komurin.

 —Esto ya se está saliendo de control. Iré a detener a nii-san. —dijo Lenalee intentando salir de debajo de la mesa, pero el albino en sus pies se lo impedía.

—¡NO ME DEJES! —dijo asustado Chun.

—¿¡ESTAS LOCO!? ¡DEJA QUE SE VAYA Y DETENGA ESTA LOCURA! —se quejó Lavi tirando del menor para que soltase a la china.

—¡SUELTALA MOYASHI! —le ordenó Kanda viéndolo a los ojos. —Ella estará bien... —y se giró para seguir con su pelea contra la garra mecánica.

El albino dudo por unos segundos si era lo mejor acatar las órdenes de Kanda  esta vez o no pero, luego de ver la cara de seguridad en Lenalee se sintió más seguro y la dejó ir. Ella rápidamente salió e intentó acercarse a la cabeza de Komurin para destruirlo pero antes de que pudiese acercarse una de las garras la golpeó desestabilizándola en el aire, aunque no dañándola. El albino vio claramente como su “hermana” era golpeada, haciendo que su miedo por perderla regresara.

De pronto, el ojo derecho de Allen comenzó a brillar y una tenue luz roja podía verse salir de él. Lavi notó aquel brillo y rápidamente intentó que Kanda se acercase y lo calmara, después de todo no sabían qué pasaría si se activaba en el cuerpo de Allen siendo no compatible con él. Pero antes de que Kanda pudiera librarse de la garra, el menor comenzó a llorar, y junto a su llanto una gran nube oscura se formó sobre sus cabezas dentro del comedor dando inicio a la lluvia, que también llevó consigo algunos relámpagos y rayos.

Todos en el salón miraban impactados la inverosímil escena de una tormenta bajo techo, excepto por Komui que estaba asustado...el agua comenzaba a dañar a Komurin. La lluvia se volvía más y más intensa y a Komurin le salían más y más chispas.

—¡DETENTE MOYASHI! —gritó Kanda sacudiendo al menor para que reaccionara.

—¡WAAAA! ¡YUUU APRESURATEEEE! —gritó asustado Lavi por un rayo había caído muy cerca.

—¡OYE ESCUCHAME! Deja de llorar mocoso, ella está bien, Lenalee está bien. ¡MIRA! —le decía al menor señalando un pilar donde la chica se estaba cubriendo de la fuerte lluvia y las ráfagas de viento que comenzaban a aparecer. —¡DETEN LA LLUVIA!

El menor vio a los ojos a Kanda y lo abrazó, dejando de llorar, Kanda correspondió su abrazo y acaricio sus cabellos. A medida que Chun se calmaba la tormenta cesaba, pero repentinamente Komurin fue alcanzado por unos de los rayos he hizo que entrara en corto circuito haciéndolo explotar.

Ante la onda expansiva que el robot hizo por la explosión muchos salieron despedidos por el comedor, incluso la mesa donde estaba oculto Chun junto a Kanda y Lavi. Cuando la mesa los dejó al descubierto el pobre albino pudo ver todo el desastre que se había ocasionado por culpa de su lluvia y de Komurin, ante tal escena Chun comenzó a ponerse nervioso nuevamente, agitándose y a punto de romper en llanto otra vez; Kanda notó como el corazón del menor galopaba fuertemente en su pecho y  estaba seguro que la tormenta volvería si no lograba calmarlo. Así que Kanda tomó al menor entre sus brazos y lo cargó entre medio del desastre de escombros, personas heridas y los restos de Komurin para poder salir del comedor lo antes posible. En cuanto puso un pie fuera del caos, también conocido como comedor, Kanda se sentó en el suelo junto al albino que seguía muy asustado y activó a Mugen pero Chun lo ignoró, su miedo era tal que no lograba calmarse.

—Diablos Moyashi. Mírame a los ojos. —dijo tratando que el menor despegara la cara de su pecho. —Ya estamos bien, cálmate de una vez.

—Tengo miedo, tengo miedo... —susurraba Chun.

—¡CALMATE MALDITA SEA! O volverás a crear otro... desastre. —Kanda detuvo sus palabras al notar que sobre sus cabezas una pequeña nube se formó comenzando a gotear.

Para suerte de Kanda la nube era muy pequeña y solo los cubría a ellos pero, también para mala suerte de Kanda, le estaba lloviendo encima.

Luego de unos segundos ambos estaban completamente empapados.

—Deja de llorar enano...diablos, ya para.

—Quiero...quiero que la... la señorita vuelva. ¡Quiero que vuelva! —sollozaba el albino.

—Ella no vendrá. Deberás aprender a cuidarte solo ahora. —dijo Kanda, haciendo que Chun levantase la mirada y lo viera a los ojos. —Tienes que cuidarte solo, no debe de depender siempre de tus hermanos. —Kanda acarició los cabellos mojados del menor.

—Tú... tú podrías... ¿Tú podrías enseñarme? —preguntó Chun.

—De acuerdo. Pero quítame la lluvia de la cabeza. —Chun se calmó y la lluvia cesó. Luego se abrazó a Kanda cálidamente y se quedó dormido en brazos del mayor, mientras él lo  abrazaba

Notas finales:

Gracias Damas y Caballeros por participar de este circo.

¿Qué les pareció?

El domador es un tipo medio reacio a sonreir pero es buena gente XD haha

 Espero les haya gustado! nos vemos en la próxima función!

(lanza una bomba de humo al suelo y desaparece)

 


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