En el estudio de filmación.
-¿Qué piensas hacer Inorah?-cuestionaba el moreno.
-Supongo que no queda de otra, tendremos que hacer las grabaciones nuevamente.
-Es una fortuna que fueran escenas románticas, los chicos aún están muy lastimados.
-Ja ja ja si esta vez Kouryuu si les metió una buena.
-¡No te rías!! ¡Sabes que tiene un serio problema!
-Ya enojón-le miró con expresión infantil, lo que molesto aún más al menor-no gano nada gritando mis preocupaciones al mundo ¿o sí?
-Ah...bueno yo...
-Mañana arreglamos todo, deberías irte a casa o tu esposa te dejara sin sexo por una semana.
-¡Ay por dios! ¡Ya cállate eres un odioso!
-Es que tu eres muy divertido-sonrió ¡Nos vemos! Chaito~
El oji marrón le miró hasta que le perdió de vista, sabe que el pelirrojo puede ser la persona más insoportable, pero le conoce a la perfección y entiende que siempre hacer lo que debe, así que una vez informado su jefe, puede retirarse a su hogar y convivir con su amada familia.
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En el escenario.
El rubio continúa esperando al mayor, no debería tardar mucho, aunque en realidad no sabe por qué volvieron, no es algo común regresar.
-Siento haberte hecho esperar.
-No te preocupes, de cualquier forma no te tardaste.
-¿Quieres ir a casa?
-Si-sonrió con dulzura.
Ambos subieron al vehículo, pero después de un rato el menor bajo la mirada deprimido.
-Siento lo de hoy, no era mi intención causarte problemas.
-No lo haces, sabes que para mí eres como un hijo.
-Gracias.
El mayor se acercó para darle un beso en la frente.
-¡Cuidado con ese auto!
El oji escarlata le esquivó con maestría, en realidad lo había visto, solo era una de sus formas extremas de animar al chico.
-¡Por dios Inorah casi nos matas te saltaste el semáforo!!
-Ja ja ja ja claro que no, y si eso pasara al menos nos iríamos bonitos al más allá.
-No creo eso...
El otro le miró soltando el volante…
-¡Esta bien! ¡Tienes razón lo siento! ¡Pero por lo que más quieras toma el volante y pon atención al camino!!-gritaba histérico.
-¿Si lo hago prepararas la cena?
-¡El desayuno, la comida y lo que quieras! ¡No me quiero morir joven!-decía casi llorando.
-No seas...-escuchó el sonido de un claxon y a un hombre que le recordaba a su progenitora, por andar con sus tonterías casi se estampa de verdad, pálido tomo el volante con una fuerza que de ser más frágil seguro lo hubiera destrozado, definitivamente tiene que encontrar mejores métodos para animarle, pues a este paso a ambos les va a dar un infarto.
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En el restaurant.
El castaño ha pedido un pozole extra, una orden de alitas picantes, una ensalada césar, una crema de champiñones y cinco refrescos de cola más, es su adicción después de todo.
-¿No crees que has comido suficiente Aginis?
-Nah, dijo que pagaría.
-Eres un encajoso.
-¿Quién le manda a invitarme?
-Te invitaste solo…
-Con más razón ¿para qué acepta?
-Eres todo un caso.
-Ya no me regañes, no es mi culpa tener hambre, me desperté tarde y no tuve tiempo para desayunar.
-¿Es decir que acabas de comer?
-Sí.
-Pudiste decirme antes para comprar algo.
-¿Y qué te quejaras por no llegar a tiempo?
-En todo caso podía llegar solo…
-Uy gracias-dijo con ironía.
-Pero no debes descuidar tu salud.
-¿Y me lo dice el que ve porno en la madrugada?
-¡No veo porno, son películas de Ryuu!
-Esa obsesión tuya comienza a asustarme, seguro que le desnudas con la mirada.
-Eso no es verdad, lo admiro y me gusta, pero no lo veo por su cuerpo, sino por su talento.
-¿Qué harías si ese talento no fuera real?-se puso serio de pronto.
-¿Qué quieres decir?
-Lo escuchaste, el mismo dijo que suele tomar la actuación como su realidad, por lo que no sería talento sino confusión ¿aún así sentirías lo mismo?
-¡Claro que sí!!
El castaño le sonrió con dulzura…
-Por eso me caes bien.
-Y según el bipolar soy yo.
-No eres bipolar, estás loco.
-Nah, lo que sea ¿ya nos vamos?
-Solo déjame comer un último pozole y ya.
-Me pregunto a donde se va todo lo que tragas.
-Hay cosas que es mejor no saber.-dijo con tono perturbador.
-Uh...
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En casa del director de la película.
Los dos se habían dado un baño y ahora se disponían a preparar la cena, cuando el móvil del mayor comenzó a sonar.
-¿Bueno?
<<-Soy Aginis>>
-Oh cierto te dije que me llamaras que puntual.
<<-Dijiste que querías hablar con nosotros ¿cuándo?>>
-Por ahora vamos a estar grabando lo que se perdió ¿qué te parece si van a las locaciones el viernes a las seis.
<<-¿Nos dejarán entrar sin pases?>>
-Yo arreglo eso, no te preocupes.
<<-Ya veo, entonces...>>
-¿Hay algo que quieras decirme?
<<-¿Le contaste a Kouryuu la verdad?>>
-No.
<<-Supongo que tus razones tendrás, no te exijas demasiado, suerte.>>
Y sin más colgó el teléfono, el pelirrojo se quedó observando el aparato, siempre ha sido él quien intenta animar y cuida de los demás, que alguien de alguna manera logre entenderlo a penas conociéndolo le hace sentir extraño, pero feliz, por lo que no puede evitar poner una sonrisa tonta, gesto extraño en el.
-¿Pasó algo bueno?-le cuestionó el rubio.
-Creo que sí.
-Me da gusto.
-¿Qué no se está quemando la comida?
-¡Ah!
El mayor sonrió, como tenía tiempo que no lo hacía, estaba muy contento y no lo podía disimular.
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En la casa de Aginis.
El castaño se había recostado en la cama, y todo porque la comida le cayó de peso, pero estaba tan sabrosa que no lo pudo evitar, se quedó pensando en el pelirrojo, algo en el no terminaba por convencerle, como que era el tipo de gente que se preocupa más por otros que de sí mismo, y sabe por experiencia propia que no es algo bueno para hacerse a uno mismo, aunque tampoco puede juzgarle cuando él es igual, sonó su celular, era un mensaje.
8:05-¿Hablaste con Inorah?
8:10-Si.
8:10-¡¿Por qué rayos te tardaste tanto en responder?!
8:11-Tenía que ir baño.
8:12-¡¿Y por qué demonios me dices?!
8:13-¿Para qué preguntas?
La realidad es que el castaño no había ido a ningún lado, dejo pasar a propósito esos cinco minutos y solo para hacerse el interesante.
8:14-¿Y qué te dijo?
8:15-Que no quiere que andes manoseado a Kouryuu.
8:16-¡Pero si no le he puesto una mano encima!
8:17-Aún, lo que quieras a que estas esperando que se descuide para comértelo.
Pasó cerca de media hora y no le llegó contestación, mando unos diez mensajes pidiendo disculpas, tal vez esta vez si se le había pasado la mano.
8:50-¿Qué te parece si vienes a casa y me haces el amor Aginis?
8:51-¿Derenia?
8:52-No es divertido si te das cuenta, el baboso de mi hermano ya se durmió.
Vaya, nadie como Enek para dormirse en medio de una conversación, debió estar muy emocionado por el beso.
8:53-No deberías tomar su móvil.
8:54-¿Y dejar que suene toda la noche? No gracias. ¿Cuándo me vas a pedir ser tu novia?
8:55-Ya lo hemos hablado.
8:56-Aún no entiendo porque lo prefieres a él, es raro, soy mejor opción.
8:57-Ya te he dicho que no me gusta tu hermano.
8:58-¿Entonces por qué te preocupas tanto por él?
8:59-Ya te lo dije.
9:00-Oh si, se me olvidaba, salvó tu vida.
9:01-Me voy a dormir, estoy cansado.
9:02-Sueña conmigo.
Aginis ya no envió ningún mensaje, pero borró la conversación, jamás espero que la hermana de su amigo estuviera tan loca, y lo peor de todo es que Enek desconoce la situación, pues el castaño no quiere ponerle entre la espada y la pared, y ha tenido que soportarla, debido a ello no suele visitarle con frecuencia, ser amigo del oji violeta es difícil, pero como bien lo ha dicho, salvó su vida.
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En el hogar de Inorah.
Ambos han terminado de comer y después de un rato de estar platicando se retiraron a dormir.
Pasadas unas horas el rubio comenzó a removerse en la cama, sudaba mucho y su respiración era irregular, tenía una pesadilla, despertó de golpe sentándose en la cama.
-Lo siento...
Decía al tiempo que ocultaba su rostro entre sus rodillas y se abrazaba a si mismo, su cuerpo temblaba y las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Esa pesadilla era en realidad un recuerdo del pasado.