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Cuando la venda cae por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

Marvel, así como sus personajes, no me pertenecen.

Hola a todos! Lamento la tardanza, pero como había mencionado antes, volví a clases y mi tiempo para escribir se ha reducido. Esa es la razón por la que también tardaré un poco más en actualizar mi otro fic, que por si alguien aquí lo lee, espero actualizarlo lunes o martes.

Menciones especiales a: natsu5 y kahyra26. Muchas gracias por comentar!

Le había hecho feliz verle sonreír esa noche, dándose cuenta que finalmente habían hecho un cambio en su relación. Quizás eso era lo que necesitaban, demostrarle que para ellos sus sentimientos no habían cambiado, que realmente lo apreciaban como persona y héroe, como Steve Rogers y Capitán América. Que eso nunca cambiaría, y lo único que si debía hacerlo, era la forma de ellos de mostrarle cuanto lo apreciaban.

Pequeños vitoreo y abrazos recibió cuando les comunicó la noticia, ya empezando a pensar en nuevos planes hasta que la sonrisa volviera definitivamente al rostro de Steve.

Era, sin duda alguna, el comienzo de una verdadera relación con su Capitán.

xxxxx

Durante los siguientes días, Sam le había acompañado en su rutina nocturna, corriendo con él a medianoche por las calles de Nueva York. Gracias a su silenciosa compañía y su apoyo, había conseguido dormir un par de horas en completa calma luego de sus habituales ejercicios.

Las pesadillas aún se mantenían, sabía que no desaparecerían tan fácilmente, pero era reconfortante saber que al menos podía descansar. Se sentía más tranquilo, sin duda alguna; pero si había algo que Steve estaba consciente, es que esa situación no podía durar.

No porque no quisiera, pues la paz que le brindaba su amigo era algo difícil de renunciar: más bien se trataba del peligro al que estaba exponiendo a Sam, su salud y su rendimiento en el equipo si seguía acompañándolo, sin permitirle dormir lo suficiente.

Todos tenían sus labores, sus deberes dentro de los Vengadores; y al acompañarlo estaba perdiendo preciosas horas de descanso. No era saludable para un adulto dormir apenas cuatro o cinco horas, menos aún alguien que tenía un trabajo tan importante como el suyo.

Sam no era un súper soldado, su cuerpo trabajaba a un ritmo diferente. Pero por sobre todo era uno de sus mejores amigos, se culparía toda su vida si a cambio de su ayuda, terminaba pagándole con el dolor o incluso la muerte por sus descuidos y su egoísmo.

Por eso, esa misma tarde le había pedido tener una charla con él. Se habían dirigido a la habitación de Falcon, lejos de las miradas indiscretas, y a pesar de lo difícil que resultaba para él hablar sobre sí mismo, le había pedido que dejara de acompañarlo.

No era sencillo, en lo más mínimo, pero su preocupación era mayor. Sam le conocía lo suficiente para saber que el ejercicio era una de las pocas cosas que funcionaban con él, no por nada se habían conocido en Washington  DC en medio de un trote matutino.

Pedirle que no le siguiera, significaba que él también tendría que dejar sus carreras nocturnas. Pues si había otra cosa que ambos tuvieran en común, era su terquedad. Sabía que el moreno sería capaz de seguirle incluso a escondidas para asegurar que estuviera bien.

Luego de casi una hora, habían llegado a un acuerdo: él podría seguir su entrenamiento dentro del edificio durante las noches, mientras que si ocurría algo peor, le diría a Sam o lo buscaría para ayudarlo. Casi no había hablado de lo que sentía, pero como siempre, el moreno parecía saber que pensaba y había sido el mismo quien había propuesto tal solución.

Pero claro, eso significaría tener que salir de su habitación e ir a un sitio que sabía, varios Vengadores frecuentaban incluso en la madrugada. No era el único que tenía problemas y que intentaba relajarse a través del entrenamiento.

Después de volver a la normalidad, la idea de enfrentarse a sus compañeros cuando se encontraba tan inestable, era mucho peor que la charla que había tenido con Sam.

También estaba consciente que no podría esconderse para siempre de ellos, por lo que opto por pasar esa noche en la sala común de los Vengadores. Si un encuentro con uno de ellos era demasiado para manejar, siempre podría fingir que venía por algo de comida y regresar a su habitación.

Ir paso a paso, aunque fuera un proceso lento, era mejor que nada. Se odiaba a si mismo por no ser capaz de dejar sus conflictos internos de lado, pero también debía superarlos para evitar que su equipo perdiera su unidad y compañerismo. Tarde o temprano debía ocurrir, y ahora debía enfrentar a sus peores miedos.

Aun nervioso, decidió sentarse en uno de los cómodos sofás e intentar leer. Calmarse no sería sencillo, pero aún era posible. Y siempre podía retomarlo al día siguiente si las cosas no salían bien para él esa noche.

Cuando finalmente había logrado avanzar un par de capítulos, sumiéndose en la lectura, fue que lo sintió. Era un sonido tan familiar que ya no le aterraba el significado tras él, pero la sorpresa de ver repentinamente a Thor de pie en medio de la sala, casi le hizo caer al suelo.

Y es que los truenos siempre anunciaban la llegada del dios, un detalle entrañable que ni siquiera el propio rubio entendía, pero que sin duda todos apreciaban.

Cuando fue capaz de calmar su respiración, alzo nuevamente la mirada. Thor seguía en el mismo lugar, sonriéndole con un deje de nerviosismo, como si se cuestionara si era bien recibido o no por él.

Era entendible, recordando que la última vez que habían hablado, él era solo un niño de diez años que no entendía la enormidad de la situación que lo rodeaba. A pesar de ello, había dicho la verdad: perdonaba a Thor por lo ocurrido, y que la molestia y la ira que sentía iba dirigida hacia sí mismo.

Quería decirle algo, poder reconfortar al dios y asegurarle que no tenía la culpa de nada. Pero en vez del discurso que tenía presente en su mente, de su boca salió una sola frase:

-No puedo dormir- murmuro en voz baja mientras se alzaba de hombros, restándole importancia a su problema-

Thor le dirigió una mirada confusa ante sus palabras, casi como si no supiera reaccionar ante el giro sorpresivo de los acontecimientos. Steve sabía que no había sido especialmente elocuente, pero al notar que el dios abandonaba la habitación en dirección a la cocina se había dado cuenta que había cumplido con su propósito: había logrado mostrarle a su amigo que a pesar de todo, nada cambiaria en su relación.

No era la primera vez que se encontraban en una situación parecida, pues uno de los más frecuentes temas de conversación era justamente sus problemas para dormir. Incluso un guerrero tan fuerte como Thor sufría tanto como ellos, que también tenía problemas y que no era perfecto a pesar de ser un dios.

Era extrañamente reconfortante, pues ambos habían encontrado en el otro a un amigo de confianza y un confidente.

De alguna manera u otra, ninguno de los dos pertenecía a ese mundo. Se encontraban perdidos, sin guía alguna en un lugar completamente desconocido. Había sido difícil salir adelante, pero gracias a la compañía del dios y a su positivismo extremo, poco a poco había logrado adaptarse a ese siglo.

Cuando finalmente había confesado sobre sus problemas para dormir, Thor alegremente había propuesto una lista con posibles ideas para hacer frente a tal dificultad. Como broma, semanas más adelante había sido bautizado como el “manual asgardiano para dormir”, y aunque gran parte de los supuestos escritos en él eran tan extremos como su propio autor, algunos de ellos si habían funcionado.

Entrenamientos entre ellos, salidas nocturnas, viajes a otros lugares. Siempre era interesante recorrer Nueva York en la compañía de alguien como Thor, descubriendo sitios nuevos y sintiendo como la melancolía y la nostalgia perdían su fuerza gracias a su continuo apoyo, sobre todo cuando veía que tanto había cambiado su ciudad desde los años cuarenta.

El más memorable, sin duda alguna, había sido el ofrecimiento del rubio para que Steve lo golpeara con su escudo. Nunca olvidaría el rostro de seriedad de su amigo cuando había propuesto tal cosa, sobre todo porque realmente creía una solución quedar inconsciente para así lograr descansar.

Siendo el rubio, alguien que podría reponerse a un golpe como ese sin mayores consecuencias, no debía resultarle preocupante. Pero luego que el miedo había pasado, la risa le había superado por horas, sin poder ver a su amigo a la cara antes de volver a estallar en sonoras carcajadas.

Pero otras, tales como el licor de Asgar que ahora traía su compañero, era una solución que solo usaban en ciertas ocasiones. Momentos especiales, como los días siguientes a una dura batalla, que era necesario el alcohol en su sistema.

No lo ocupaban a menudo, pero era gratificante que a pesar del suero, si podía emborracharse. No de manera tan extrema como en sus tiempos de juventud, sino que solo lo suficiente para que el cansancio finalmente hiciera mella en él.

Una pequeña sonrisa se arrastró por su rostro al notar que otra vez la silenciosa compañía era ofrecida por otro de sus amigos, aunque Thor solo hubiese llegado momentos antes y ni siquiera supiera de su periodo de aislamiento con el resto del equipo.

Un llamado de la doctora Foster le había tenido fuera desde el día en que había regresado a la normalidad, pero el rubio siendo tan intuitivo, había sabido lo que necesitaba tan solo con una frase.

Se mantuvieron así durante casi una hora, bebiendo con parsimonia a la luz de la luna. Ninguno se atrevía a hablar, a pesar que Thor parecía deseoso de iniciar una conversación. El soldado no quería ver nuevamente ese semblante culpable en el rostro de su amigo, recordando a la perfección el odio brillando en su mirada.

Estaba dispuesto a frenar cualquier posible discurso de su compañero, cuando fue su turno de sorprenderse ante sus palabras:

-Todo saldrá bien, Steven- su voz sonaba confiada, casi como si estuviera seguro que esa era una verdad innegable- es una promesa-

Aun momentáneamente atónito por esa frase, Steve no había podido hacer más que mirarle a los ojos, buscando algún rastro de mentira. Sabía que era estúpido, pues de todas las personas en la torre, era justamente Thor quien nunca le engañaría con algo como eso.

Y es que era, sin saberlo, lo que había deseado escuchar durante esos días en que su mundo se había destrozado frente a sus ojos. A alguien que le dijera que estaría bien, que le aseguraba que no tenía por qué temer.

Podía notarlo, que esa era la intención bajo sus palabras: infundirle confianza, ayudarle a seguir adelante y enfrentarse a sus problemas como siempre lo había hecho en el pasado, hasta ese incidente.

Que Thor se lo prometiera, convertía esa frase casi en una premonición. El rubio era alguien que no juraba en vano, que su honor era lo más importante que tenía, además de su dignidad y la profunda confianza que tenía en sus amigos.

Otra vez su amigo le estaba leyendo como un libro abierto, pero luego de tanto tiempo que habían compartido juntos, no era tan extraño. Bucky podía hacer lo mismo con él, al igual que Tony; pero de un modo extraño aunque no por ello molesto, se sentía mejor con el rubio porque era él quien lo entendía mejor. Porque ambos estaban en la misma posición.

El pelinegro también era un hombre perdido en su tiempo, pero sin sus recuerdos prácticamente eran extraños. Ahora los había recuperado, había escuchado una conversación entre él y Clint días atrás en la sala de entrenamientos.

Y por eso, solo en instantes como ese, Steve podía asegurarse que su vida finalmente encontraría su rumbo. Que sería capaz de volver a su equipo como un líder fuerte y seguro, ya sin el peso de sus secretos ahogándolo continuamente.

Sin darse cuenta, se encontraba riendo amargamente mientras cubría su rostro con sus manos. Podía sentir el suave tacto de la mano de su compañero en su hombro, ayudándolo a calmarse, brindándole apoyo.

No le importaba mostrarse tan descompuesto con el guerrero, aun menos cuando sentía tanto alivio inundando su interior. Podría hacerlo, debía hacerlo. Aún no sabía siquiera como acercarse nuevamente a sus amigos, pero no estaría solo en ello.

Sam se lo había mostrado, y el resto también se estaba esforzando. No era ciego, por supuesto que sabía cuán difícil estaban intentando para hacerle sentir reconfortado.

Pero ahora, en esos momentos, lo único que podía pensar era en dormir…

El manual de Thor estaba funcionando a la perfección, pues pronto termino dormido en el sofá sin preocuparse siquiera si alguien lo podía ver. Gracias a ello, tampoco se dio cuenta de la leve sonrisa en el rostro del dios.

Él sabía perfectamente que aun debía disculparse, que tenía que pagar de alguna forma el error que había cometido y que tanto había dañado a Steve. Pero ahora no era el momento, ni el lugar. Lo que el soldado necesitaba era apoyo y confort, no más recuerdos de lo que había sucedido.

Cargó a su Capitán en su espalda, con cuidado de no despertarle. Era mejor llevarlo a su habitación, evitando una situación incómoda cuando despertara a la mañana siguiente.

Había tenido que salir de la Torre para ayudar a Jane con algunos problemas, pero sus amigos le habían mantenido al tanto de la situación de Steve. Se había apresurado para regresar lo antes posible, agradecido que su líder también estuviese intentando de corazón volver a entablar una relación con el equipo.

Ahora solo era cuestión de tiempo, y aunque la paciencia no era su fuerte, sin duda esperaría a que Steve estuviera bien.

Notas finales:

Espero les haya gustado, y como una pequeña aclaración sobre el comportamiento de Steve en este cap, a pesar que paresca que ha hecho un cambio brusco entre la situación planteada en la actualización anterior y la de hoy, en realidad aún se encuentra tan perdido como al inicio.

Steve sabe lo que debe hacer, que tiene que ser capaz de seguir adelante, pero aún no sabe como. Thor le dió la confianza, así como Sam, y en la siguiente actualización pasará algo más y finalmente, como muchos ansian, el Stony iniciará.

Espero verlos en el próximo, cuídense mucho. Hasta entonces!


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