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Cuando la venda cae por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

Marvel, así como sus personajes e historias, no me pertenecen.

Hola a todos! Perdón por la leve tardanza en traer este cap, pero recibí una visita inesperada de mis amigos y solo ahora pude conectarme jeje

Como mencioné en el cap anterior, haré un par de cambios sobre el pasado de los personajes. Ahora se darán cuenta a que me refiero, y aunque quizás esta parte sea un poco...ammm ¿relleno? Es muy importante, ya verán porque.

Menciones especiales a: kahyra26 y natsu5. Muchas gracias por comentar!

Tony sin darse cuenta sonrió suavemente, alegre que la chica fuera capaz de confiar en él y ayudarle a pesar que ambos habían dejado de ser novios hace un par de meses. Poco a poco habían empezado a reconstruir su relación y volver a ser amigos, y notar la confianza que ella aun le tenía le hacía pensar que quizás no todo estaba perdido.

Quizás su relación con Steve fuera horrible, pero sabía que debía trabajar con su equipo para salir adelante. Él podría hacerlo, era un Stark después de todo ¿Qué podría salir mal?

xxxxx

Bien, era difícil de admitir, pero quizás nada estaba saliendo de acuerdo a sus planes. Había pensado que su equipo sería suficiente para hacerse cargo de un pequeño niño, pero los héroes más poderosos del planeta

Esa mañana había sido realmente incómoda, pues ninguno de ellos había logrado entablar una conversación con Steve. Parecía reacio y aun temeroso, era entendible que no acabaría por confiar en ellos solo un par de horas después; pero incluso Clint o Pepper con sus mejores tretas habían logrado sacarle de ese estado introvertido.

Más temprano que tarde él y Natasha habían retomado su investigación, solo escuchando voces cada cierto tiempo cuando el pequeño rubio se atrevía a hablar y sacar a luz parte de sus dudas.

Por suerte, al menos, el chico se mantenía tranquilo. Hablaba de manera educada, y siempre respondía cortésmente. Pero eso sin duda estaba haciendo aún más incómodo a Tony, no sabía cómo sentirse al respecto. Se suponía que un niño seria alegre y estaría lleno de vida, pero este Steve solo parecía una versión en miniatura de lo que era su Capitán.

Le estaba molestando en demasía, pero le molestaba mas no saber qué hacer al respecto. Era bien conocido por todos que apenas si soportaba a los niños, y aún menos sabía cómo tratarlos. Después de haberse presentado a Steve no habían vuelto a cruzar palabra, mucho menos a tocarlo. Pero a pesar de ello mantenía una estrecha vigilancia en el infante, como si de ese modo lograra comprender  que pasaba por su cabeza.

Al menos, su suerte empezó a mejorar poco tiempo después. Antes que Pepper tuviera que irse, Wanda regresó a la Torre. Vision había aceptado tomar una misión que ambos tenían por su cuenta, así ella podría ayudarles hasta que tuvieran pistas de cómo solucionar ese lío. El androide tenía aún menos experiencia que ellos manejando niños, por lo que dejar que la Bruja Escarlata regresara había sido la opción más acertada.

La chica había llenado de arrullos a Steve, logrando sacarle una pequeña sonrisa y que este aceptara pasar el tiempo con ella. Su relación antes ya había sido estrecha, ambos se querían como hermanos y al parecer, Wanda le daba al menos un poco de confianza para relajarse a su alrededor.

Cajas de juguetes y otras cosas que Pepper había encargado amablemente para Steve, llegaron dentro de esa misma tarde. El dinero y su influencia eran suficientes para tener los pedidos más extraños siempre que quisiera al alcance de su mano.

Las horas siguientes transcurrieron con increíble lentitud, y lo único que podía hacer mientras era mejorar la seguridad en la Torre por si surgía un nuevo ataque. Obviamente, el regreso del equipo a la base de los Vengadores se vería aplaza, al menos hasta que su Capitán volviera a la normalidad. Pensaba en encargar, al menos de momento, el cuidado del chico entre Wanda, Clint y Bucky cuando FRIDAY le avisó que su amigo estaba de vuelta.

Mentiría si no dijera que había sentido alivio al escucharlo, al igual que la tensión había desaparecido en el resto de sus compañeros. Un par de minutos después ambos James entraron a la habitación, y menos de unos segundos después, Steve había saltado de su asiento y se encontraba abrazando a su mejor amigo con una enorme sonrisa en los labios.

Incluso él se permitió sonreír un poco al notar como el semblante nervioso del rubio cambiaba drásticamente, pero sin duda le llamó poderosamente la atención que Barnes se encontrara totalmente inmóvil, sin devolver el contacto. Estaba a punto de llamar su atención cuando se dio cuenta que las lágrimas habían empezado a caer de sus ojos, agachándose finalmente a abrazar con necesidad el pequeño cuerpo de Steve entre sus brazos.

Casi por un acuerdo tácito, el resto decidió abandonar el cuarto para dejar a ambos solos. Habían notado sin problemas que en esos momentos, tanto Steve pero sobre todo Bucky, necesitaban un poco de privacidad.

Y es que el pelinegro había perdido gran parte de los recuerdos de su anterior vida, cuando aún no era el Soldado del Invierno. Desde que se había librado de HYDRA y había empezado a controlar sus instintos, ya sin someterse a continuos experimentos, algunos recuerdos habían regresado.

Gracias a ellos se había dado cuenta quien era Steve, que realmente podía confiar en él y que quería volver a ganarse su amistad. Le habían dicho que quizás volvería a recordar, pero era poco probable recuperar toda su memoria. Él lo sabía y ya lo había asumido, y aunque de vez en cuando su otra personalidad salida a flote, la había manejado mucho mejor en el último tiempo.

Gracias a Rhodey había podido relajarse un par de días, el hombre se había transformado en un buen amigo suyo. Pero todo se había ido al carajo cuando Tony les llamó esa mañana, aterrado al pensar que algo como eso le había pasado al Capitán.

Prácticamente habían roto un montón de normas de tránsito para volver a Nueva York en tiempo record, y él había corrido el resto del camino restante a través de la Torre Avengers sin siquiera detenerse a ver si Rhodey lo estaba siguiendo. Pero en el momento en que había puesto pie en la habitación y había visto al pequeño Steve, casi como si fuera un golpe, parte de sus recuerdos de su infancia habían vuelto de sopetón a su mente.

Podía verlo con claridad, un pequeño departamento. Pobre, sin duda alguna, pero que siempre le había hecho sentirse cálido y protegido. No era nada comparado con el orfanato en el que había crecido después de la muerte de sus padres, pues la pequeña casa en la que vivían Steve y su madre había sido su primer hogar.

Él no había sido capaz de seguir soportando el maltrato que recibía en el orfanato, así que había huido sin dar marcha atrás. Cerca de tres meses después de vagar sin rumbo por la ciudad, había acabado en un pequeño barrio de Brooklyn en un estado verdaderamente deprimente. Hacía días que no comía, y dormir en la intemperie había logrado que acabara con una gripe muy severa.

Sonrió irónicamente, pensando que al menos si acababa con su vida, lo haría en sus propios términos. Solo tenía ocho años, pero la crueldad de la época en que vivía le había hecho madurar mucho antes que algunos otros niños.

Con mucho esfuerzo se había dirigido a un parque de la zona, recostándose bajo la sombra de un enorme árbol. Apenas si tenía fuerza, y estaba por darse por vencido cuando sintió que unas pequeñas manos acunaban su rostro con suavidad, retirando el húmedo cabello de su frente y tomando su temperatura.

Logró abrir los ojos, topándose con una azulina y preocupada mirada de un niño que debería tener su edad. El chico, no sin cierto esfuerzo, le llevo a su casa; y en los pocos lapsus que lograba permanecer despierto solo recordaba el cuidado que había recibido de su parte y como este le repetía una y otra vez que se mejoraría, que estaría bien otra vez.

En esas ocasiones no había tenido aun la fuerza para hablar, para agradecer lo que estaba haciendo por él. Aún estaba asombrado, pensar que un desconocido, solo un niño le había salvado de su muerte segura.

No fue sino hasta días más tarde cuando se encontraba lo suficientemente bien para levantarse de la cama, y fue en esa misma ocasión en la que conoció a Sarah Rogers. Era una mujer muy hermosa, de no más de treinta años, con el cabello rubio y brillantes ojos azules al igual que su hijo.

Ella le había sonreído ampliamente al verlo despierto, sentándose a su lado con suavidad para no alterarle. Desde el primer instante se había comportado de manera muy dulce con él; y tal como se enteraría más tarde, que había sido gracias a su trabajo de enfermera, que había podido cuidarle en su hogar sin tener que recurrir a un hospital.

-¿Te sientes bien, cariño?-le había preguntado con voz suave, maternal, acariciando su cabello con tanto cariño que Bucky por unos instantes había sentido unas irrefrenables ganas de llorar-

Apenas si tenía vagos recuerdos de sus padres, por lo que nunca había tenido a nadie realmente que se preocupara por él. Nadie, a excepción de ese chico que no había dudado en ayudarle. Y quizás, al ver el parecido de esa mujer con el niño, era la razón por la que no había entrado en pánico o actuado de una manera violenta o aterrada.

-Si te estás preguntando por Steve, él se encuentra ahora en la escuela. Debería estar por regresar-le regaló una nueva sonrisa, haciendo que sus mejillas se sonrojaran suavemente-

Así que Steve, ese era el nombre del chico que le había rescatado. Y fiel a su palabra, tan solo una hora después se encontraban ambos hablando animadamente. De alguna forma el rubio se había ganado su completa confianza, lo suficiente como para relajarse en su presencia.

-Entonces… ¿Tu nombre?-pregunto Sarah con suavidad, quien no se había atrevido a interrogarle hasta que se sintiera lo suficientemente cómodo como para hablar por su cuenta-

-James Buchanan Barnes- respondió con tal respeto que el mismo había logrado sorprenderse. Era bien conocido en el orfanato por los malos modales y su horrible vocabulario, pero quizás era la advertencia que había recibido de Steve que le había hecho comportarse así. No tenía ninguna duda que esa mujer sería capaz de lavar su boca con jabón si no era al menos un poco más educado-

-Es demasiado largo y formal, tanto como el mío. Ma está de acuerdo, por eso solo me llama Steve- se quejó el pequeño, cerrando los ojos por unos instantes, pensativo- me gusta más…no lo sé… ¿Qué dices de Bucky?-

-¿Bucky?-

Durante unos segundos había pensado en aquella propuesta, pero pronto acabó por ceder ante la sonrisa entusiasta de Steve. Sin saberlo, ese simple acto había marcado una poderosa amistad entre ambos, pues por primera vez se sentía realmente querido e importante.

Termino por aceptar, llegando a un acuerdo consigo mismo. Sarah, luego de saber su historia, no había dudado en pedirle que se quedara con ellos. Tenían problemas económicos, y con un miembro más en su familia quizás a veces se vieran en problemas, pero ella era una mujer de gran corazón y no podía pensar en la perspectiva de Bucky nuevamente en las calles o de regreso a algún orfanato.

Él también deseaba quedarse allí, eran su familia ahora, y les ayudaría en todo lo que pudiera. Bucky solo había deseado de todo corazón ser capaz de ponerse en pie otra vez para ayudarla, pues aunque ella había dejado en claro que retomaría la escuela y no permitiría que trabajara, después de enterarse sobre la frágil salud de Steve que no pensaba quedarse de brazos cruzados.

El rubio pasaba la mitad del tiempo en cama, demasiado enfermo para siquiera ponerse en pie. Pero siempre habían temporadas buenas en las que podía salir de casa sin dificultades, y por azares del destino, había sido en esa misma ocasión que él le había encontrado cuando regresaba de la escuela.

Steve no tenía mucha fuerza, no con una salud tan deplorable como la suya, pero aun así había sacado fuerzas para cargar con él hasta su departamento. Era una deuda que jamás podría terminar de pagar, sobre todo porque el chico tendía a ser muy sobreprotector con él. Con el tiempo las cosas cambiaron y era Bucky quien les salvaba de una buena paliza.

Quizás por eso, aunque pocos años después Sarah había muerto, no había sido capaz de abandonarlo. Era su familia, su hermano, todo lo que tenía.

-¿Bucky?-el suave murmullo de Steve le había sacado de aquel lapsus, limpiando sus lágrimas rápidamente para que el menor no se preocupara- ¿Por qué lloras? ¿Acaso hice algo malo?-

-No, no has hecho nada malo. Solo estoy un poco sentimental, había estado fuera por una misión…y había pasado un buen tiempo desde la última vez que te vi. Te extrañe mucho, pequeño punk- era la excusa que le habían dado el resto, que se hiciera pasar por un militar que volvía a casa-

Al parecer esa respuesta fue suficiente para Steve, quien le abrazo nuevamente mientras sonreía con felicidad. No sabía quién había hecho esto, ni como, pero solo tenía una idea en claro: quería ser capaz de protegerlo, tal como había hecho el rubio en su infancia.

Gracias a que esos recuerdos habían regresado, ahora entendía mejor su relación con el Capitán. Se había alejado para evitar hacerle daño, pero ahora se daba cuenta que quizás esa decisión le había herido aún más que haberse quedado. Aunque eso ya no importaba, era parte del pasado.

Ahora velaría por él, y mataría a quien hubiese osado hacerle esto. Juntos hasta el final de la línea, esa era una promesa que mantendría a toda costa.

Notas finales:

Espero les haya gustado, y como mencioné, creí que sería importante avanzar no solo en la relacion de Steve y Tony, sino que de nuestro Capitán con el resto. Por obvias razones Bucky tenía que ser el primero, es su ejor amigo y quién lo conoce mejor.

El próximo cap espero traerlo el miércoles, si no tengo mayores problemas. Hasta entonces, cuídense!


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