De no haberlo conocido, su vida seguiría siendo igual de aburrida que siempre, sin que él, Goku, se diera cuenta.
Todo empezó con su hermano, o por lo menos eso creía. Sí, su hermano mayor de larga cabellera, una personalidad burlona y que por cierto tenía un amor incorrespondido. Su nombre era Raditz y estaba enamorado de un chico cinco años menor que él. ¿Un chico?, sí, un chico. A pesar de que el siempre lo negaba, Raditz era homosexual.
«Todas las chicas me adoran, y yo las adoro a ellas», era la frase que le repitió un millón de veces a Goku, o como el solía llamarlo; Kakaroto. Sólo se engañaba a si mismo. Él había repetido dos años de secundaria, y lo único que lo reconfortaba era ver a aquel 'niño' que tanto le gustaba.
-Hola, pequeñín-dijo el peli-negro de cabellos hasta las rodilla, apoyándose en los casilleros, mientras empujaba a un chico de cabellos de igual color. Hacía calor en el instituto y ambos jóvenes sudaban. El más bajo, incómoda donde, se volvió hacia él.
-Ra-raditz-dijo nervioso este. El mencionado acostumbraba molestar a este joven de nombre Tarble. El menor lo conocía como un bravucón y no entendía porque lo fastidiada y le hacía la vida imposible especialmente a él.
-Hola, lentecitos-volvió a saludar sacándole los lentes negros que llevaba, al ver a su víctima distraída-. ¿Sabes?, hoy amanecí con muchas ganas de golpear a alguien, porque escuché que... Ese alguien, hablaba mal de mí.
-¿Eh?, ¿Sí?
-Sí-respondió observando de arriba a abajo al otro-. ¿Y sabes de quién hablo?-Tarble mantuvo silencio, sus manos estaban hechas puños y temblaba débilmente-... De ti-finalizó.
Raditz elevó su brazo derecho mientras se incorporaba y, de un sólo manotazo, mandó al más pequeño al suelo. Un pequeño corte se estableció en su mejilla izquierda. Él empezó a temblar de forma exagerada aún tumbado en el suelo, mientras sus ojos se cristalizaban. Todos los presentes, tanto chicos como chicas de su misma edad, se rieron.
-¡Eres increíble! Con tan sólo un golpe ya me haces sentir mejor. Patético-se burló él. Rió escandalosamente mientras que una joven de melena rubia se acercaba a él y lo besaba exageradamente ante los ojos brillosos de Tarble.
-Nos vemos más tarde, mi gran amigo. Y que esto sea una advertencia-agregó yéndose con la chica rubia a su lado. Esto había sido una especie de burla, para hacerse el interesante, según Raditz.
El llanto no se hizo esperar en Tarble y con esto, Raditz sintió como su corazón se partía; le había hecho daño a la persona que más amaba en el mundo, por la estupidez que alguna vez le dijeron: «Ningún padre quiere un hijo gay».
Y esto, aquel amor que Raditz sentía hacia el más pequeño, hizo que pudiera conocerlo; al amor de su vida. Goku se enamoraría de alguien muy cercano a Tarble. Pero, 'Ningún padre quiere un hijo gay', ¿Verdad? Pues, su padre tenía dos.
Tal vez estas dos familias estaban destinadas a entrelazarse... Pero quien sabe, tal vez ya lo habían estado antes.