CAPITULO II.
Stanford no tenía que cuestionarse sobre el significado de la “felicidad” el sentimiento que lo invadía era suficiente para siquiera dudar de ella. Pensar en lo que podía tener con lo que su futuro ahora prometedor le deba era suficiente. Con el dinero que sabía que iba a tener compraría tantas cosas. Una mansión para sus padres, un automóvil, conseguiría un laboratorio, quizá hasta se conseguiría una novia en la universidad. Se casaría, podría tener hijos y podrían hacerse amigos de sus sobrinos ¡ah! Y le compraría un bote para Stanley. Se llevaría a su hermano gemelo de ese mugroso pueblo y se irían por el mundo a buscar cosas paranormales y aunque sabía que su hermano era orgulloso y le diría posiblemente “no” con todo el dinero que ganaría seguro que lo convencía porque rayos si podía estar a su lado entonces lo demás solo eran detalles sin importancia, perros sin correas, números simples en una ecuación compleja.
Sonrió ampliamente ante la idea de cambiar su destino. Su relación, su vida, su todo a tal grado que ya no escuchaba el parloteo del director, tampoco las palabras de sus padres, ignoro nuevamente el comentario de su madre al preguntar por su otro hermano y sobre lo que le iba a pasar, ni siquiera escucho aquellas palabras del director que decían “alégrense por lo menos podrán tener a un hijo cerca”- Salió de esa junta con sus padres, tan entusiasmado como la primera vez, con las manos apretadas por la emoción con una sonrisa de tonto en el rostro. Como fue en el pasado y como lo era ahora su hermano se encontraba sentado con las manos entrelazadas y la mirada perdida en el suelo cerca de la oficina. Sus ojos parecían tristes, su rostro desanimado pero eso no importaba o cuando menos no ahora ya que lo que importaba es que ¡iba al fin a realizar sus sueños! Iba a ir a la Universidad que tanto había querido y ser una persona importante. Entusiasmado se acercó a su gemelo tomándole por los hombros…
- Stan.
-Hey seis dedos… ¿Qué hiciste ahora? - la pregunta salió de los labios de Stan con una gran sonrisa pero en el tono había algo distinto, roto y Ford lo hubiera sabido reconocer en su hermano como “tristeza” si tan solo no hubiera.- (igual que en el pasado) estado tan emocionado sobre su universidad y sobre su propia felicidad ni setenta años y ni siquiera mil podrían cambiar la forma de actuar del menor de los Stan.
- ¡Pensar Stan! iré a una universidad prestigiosa donde los estudiantes hacen que la ciencia ficción sea una ciencia real ¿podrías imaginártelo? Solo por mi proyecto.-
Ford secretamente siempre había envidiado a su hermano gemelo por esa capacidad de hacer amigos desde la primaria por muy tonto o brusco que fuera. Stan llamaba la atención. Siempre positivo. Siempre activo. Con gracia y gentileza. Fuerza y coraje. Por más que el viento soplara en su contra, siempre se levantaba. Siempre solucionaba sus errores. Él era fuerte. Stan tenía un buen futuro prometedor siempre y cuando no se cerrara ante el mundo, que no tratara de irse de la casa y con el apoyo financiero de sus padres para la universidad Stan podía ser prácticamente el mejor. Cosa que Ford no podía hacer ya que sus relaciones con las personas estaban un poco “oxidadas, deterioradas, ¿vencidas?” su deformidad de seis dedos más que hacerlo especial lo volvía un fenómeno y si a eso incluíamos su inteligencia y su personalidad antisocial y tímida… había tenido mucha suerte simplemente en terminar en un portal interdimencional por 30 años.
Su padre se veía muy feliz y se fue no sin antes abrazar a Ford con fuerzas olvidándose de Stan por completo. Muy en cambio de su madre que se acercó a ambos y les beso en la mejilla con cariño -“ los quiero mis niños” acaricio una vez más la mejilla de Stanley – “No lo olviden”- la mujer desapareció tras la puerta y ambos volvieron a clases.
Ford no paraba de hablar en todas las oportunidades que tenía sobre la universidad y sus talleres y Stan solo asentía con la cabeza, sumergido en el miedo de saber que su hermano simplemente se marcharía.
“No lo hará, no aceptara esa ridícula y prestigiosa universidad para ñoños”- pensaba Stan tratando de calmarse y darse ánimos así mismo “- es decir… yo no lo deje solo durante todos estos años, aun cuando al que molestaban era a él y no a mí, aun cuando en el baile yo si tenía pareja y el no. No cuando él tiene seis dedos y yo no. No puede dejarme cuando pude ser feliz todos estos años y el no…”- quizá la forma de pensar de Stan no era la más adecuada para ese momento, pero sabía que tenía razón, era lo menos que su hermano le debía ¿no es verdad? ¡Claro que sí! Y más animado se calmó con el pensamiento de que Ford no lo dejaría para irse y abandonarlo, que recapacitaría y no se marcharía.
OoOoO
Terminaron las clases… Ford pensó que sería bueno ir a hablar con su hermano en el mismo lugar de siempre, en esos columpios que tanto les gustaba a ambos, era su oportunidad para conversar sobre el cambio a la universidad.
Pero al terminar las clases su hermano desapareció. En un momento Stan ahí estaba a su lado con la mochila en el hombro y de la nada ¡Puff! se había desvanecido. Se giró preocupado para buscarlo, esto en el pasado no había sido de esta forma ya que cuando acabaron las clases él y Stan se habían ido directamente a la playa y después a los columpios, y le pareció extraño que algo cambiara sin su intervención. Es decir todavía no hacía nada para cambiar las cosas y el pasado ya estaba alterándose.
- disculpa…- intercepto a un chico que corría sentido contrario al patio entusiasmado con otro montón de alumnos escandalosos -¿Qué sucede?-
-¡Hay una pelea!-
Ford corrió rápidamente tras el chico, rezando para que no fuera Stanley pero como siempre sus oraciones fueron en vano. Stan estaba en el suelo moliendo a golpes a Rick Thompson el chico que siempre lo molestaba.
Ford estaba a punto de intervenir temiendo no lograr calmar la ira de su propio hermano más cuando grito su nombre la voz de una mujer se alzó por encima de la suya propia. Una morena salió de entre todos los estudiantes tirando sus libros y sujetándole el puño a su hermano.
- ¡Stan detente por favor!- La chica tenía los ojos llenos de lágrimas y de alguna manera si lo detuvo.
Stanley miro a la chica y murmuro su nombre. Ella sonrió, “que hermosa sonrisa”- pensó Ford y su corazón casi se detuvo al ver como esa mujer abrazo a su hermano de lleno creando un incómodo silencio simplemente no pudo evitar rechinar los dientes.
- ¿C-carla?- Stan se sonrojo tratando de recuperar el aliento y Ford perdió el suyo ¿Quién era ella? Para que lograra calmar a su hermano de esa manera y para hacerlo entrar en razón de esa estúpida forma – Yo…
- está bien Stan, está bien. Estoy contigo cariño.-
Ford se sintió bastante ofendido con esa vulgar y anti natural escena. Ellos dos se veían como una pareja de preparatoria y una pareja muy buena, cayendo casi en la perfección. Se empezó a abrir paso entre los estudiantes, furioso por alguna razón con Stan pero antes de llegar, el maestro de educación física intervino tomando de las orejas a Stan y levantando de un solo tirón a Thompson quien tenía la nariz rota y el labio desflorado.
Los estudiantes se fueron esparciendo dejando solamente a Ford y a Carla quien al toparse con la mirada incrédula del menor de los Stan le sonrió tiernamente ladeando la cabeza un poco, pareciera que quería decir algo pero Ford giro sobre sus talones y se fue de ahí para buscar una manera de salvar a su hermano. No tenia tiempo que andar perdiendo con mujeres.
Gracias al cielo el director ahora lo amaba y evito hablarles a sus padres aunque eso no quito que los castigaran por toda una semana y que a petición de la maestra de cívica y la consejera Stanley y Thompson terminaran en un incómodo abrazo y sostenidos de las manos por una hora recibiendo pláticas sobre los valores, el amor y tonterías que le causaron mucha risa a Ford hasta que vio a Carla a su lado viendo con ternura a Stan y una gran sonrisa.
- ¿A quién estas esperando? – pregunto fríamente Ford sin poderse contener ni un minuto más.
- Oh – la chica seguía sonriendo como tonta – voy a esperar a Stan-
- Stan se va a ir conmigo soy su hermano-
- si el parecido los delata….- bromeo como si su chiste fuera el más gracioso del mundo y Stanford rodo los ojos enojado, ¿en verdad la mujeres a esa edad eran tan totas y estúpidas?
- Bueno pues ya estas avisada Stan no podrá irse contigo hoy, además ¿Qué eres tú de él?- Ford barrio a Carla con la mirada y torció la boca, había cruzado los brazos y volvió a dirigir su mirada a Stan que parecía querer matar a Thompson aunque estuvieran tomados de las manos.
- P-pues… creo que soy su amiga… me llamo Carla McCorkle, Stan me salvo hace tiempo y yo… bueno acabo de ser transferida, no sabía que era estudiante de esta escuela hasta que me acerque a ver la pelea, entonces lo vi y bueno de alguna manera quiero agradecerle por salvarme.-
Ford solo levanto la ceja incrédulo y soltó un largo suspiro. Y ahí simplemente estaba la consecuencia de una de las acciones estúpidas de Stan, simplemente Ford no podía impedir que Stan fuera Stan en su tiempo libre.
- Me parece muy tierno de tu parte Carla, me llamo Stanford…
- Gracias...
- pero de todas maneras mi hermano no podrá irse contigo y quiero decirle algo en privado cuando salga de su castigo así que si no es mucha molestia ¿podrías dejarnos solos?- la pregunta de Ford era una manera educada de decirle a esa mujer “lárgate” y al parecer el mensaje lo entendió de maravilla Carla quien solo atino por asentir con la cabeza.
- Esta bien Ford, fue un placer conocerte ¿podrías decirle a Stan que mañana voy a estar esperándolo en el comedor para el desayuno, por favor?
Por primera vez Ford sonrió amigablemente – Por supuesto – cuando dijo esto Carla tomo su bolsa y se marchó del lugar sin terminar de escuchar el resto de la oración del menor de los gemelos – que primero muerto antes de dejar que tú y Stan sean amigos-
* Una hora después*
- ¡Estúpido castigo! – se quejó Stan en cuanto salió del salón de castigo. Ford se burló inocentemente levantando los hombros.
- Bueno era eso o avisarles a nuestros padres creo que hasta eso te fue bien por cierto ¿Por qué empezaste esa pelea?
- Yo no empecé nada seis dedos, Thompson estaba juntándose con sus chicos para darte una paliza a la salida. Uno de mis contactos me conto que iban a ser seis contra ti y eso es por demás injusto. Thompson exagera al decir que lo mandaste volando por los aires, es un montonero, mentiroso y me harte de él.
Ford se mordió el labio inferior nervioso. ¡Ahora sabia porque ya estaba cambiando el futuro! Con razón decían que hasta el vuelo de una mariposa puede cambiar las cosas.
- Hey, vamos a los columpios de la playa ¿Qué dices?
- ¡El último en llegar es un saco de papás!- Grito Stan adelantándose haciendo reír a su hermano.