Llegó al templo de su hermano donde seguramente lo esperaban, entró al templo y ahí estaba su hermano y el de capricornio charlando tranquilamente.
Aioria: Buenos días. – saludó.
Aioros / Shura: Buenos días. – respondieron.
Aioria: Comencemos hacer los deberes del santuario.
Aioros: Está bien. – saca una lista larga que sigue y llega hasta el templo de Libra. – 1. Lavar la ropa de todos nuestros compañeros, 2. Limpiar los doce templos del zodiaco, 3. Arreglar el jardín de Afrodita, 4. Limpiar el templo del patriarca, 5. Ir a las reuniones del pueblo… – continuó la lista hasta el final. – 100. Limpiar el coliseo.
Aioria: No me jodas.
Shura: Vamos hacer está semana algunas tareas, empezaremos con las fáciles y terminaremos con las difíciles.
Aioria: ¿Y cuál es lo fácil?
Aioros: El jardín de Afrodita. – saca un maletín. – Ya llevó el antídoto.
Shura: Bien comencemos.
Se dirigieron al templo de Piscis para comenzar con el jardín de Afrodita empezarían con las rosas que no son venenosas y después se irían con las tóxicas. Serían un día largo ya que no sólo tenía un jardín sino tenía otros en su templo.
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En el templo de Virgo se hallaban los caballeros meditando, bueno, uno trataba de meditar y concentrarse, el otro no podía concentrarse ya que el de Géminis no lo hacía bien. Lo mejor era es que tenía una gran paciencia porque si no fuese así entonces terminaría en uno de los seis infiernos o le haría el tesoro del cielo.
Shaka: No estás concentrado. – dijo serio. – Si sigues con ese comportamiento le daré aviso al patriarca.
Saga: No me gusta la meditación. – hizo un puchero. – Porque mejor no me sigues ayudando con eso de ya sabes.
Shaka: – deja la meditación y observa al gemelo. – ¿Qué hiciste ahora? – preguntó.
Saga: Con la pastilla que te pedí según para dormir bien decidí usarla en tu vecino.
Shaka: – suspiro. – Pobre de Aioria, me imagino el tormento que debe de estar pasando contigo.
Saga: Le encantan. – sonríe. – Al igual que a ti.
Shaka: No voy a negar que eres muy fogoso y sabes consentir a alguien en la cama, la diferencia es que nosotros fue con nuestro consentimiento y Aioria lo tomaste a la fuerza.
Saga: Déjame acordarte unos puntos. – lo mira con seriedad. – Misty lo tomé a la fuerza y al final terminó acostumbrándose a mí, Aioros de igual manera, Afrodita le gusta que lo llevé a las estrellas, Ikki el gran ave fénix el macho alfa de los caballeros de bronce terminó siendo mi pasiva y tú. Todos ustedes los tomé a la fuerza y terminaron pidiéndome más noches.
Shaka: – suspira pesadamente. – Mejor te invito a tomar una taza de té.
Saga: Con gusto la acepto. – dijo en un tono sexy. – Esto terminará en una lección de meditación como me gustan.
Shaka: Sigue soñando. – se levanta.
Géminis sabía el juego de su compañero de armas, sus intenciones eran otras, no podía negar que entre sus amantes el caballero de Virgo es su cuarto preferido ya que el primer lugar lo tenía cierto león indomable.
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El caballero de Leo le dolía mucho entre sus piernas, lo bueno que no estaba consiente porque si no hubiera sufrido de las embestidas del bruto de Géminis. Su compañero, Shura, se dio cuenta de la expresión de su compañero, cuando él se Sagitario los dejó ya que el patriarca lo solicitaba se dieron un descanso, sin embargo, decidió preguntarle, otros días estaba de la misma forma.
Shura: ¿Qué tienes Aioria? – preguntó preocupado.
Aioria: Nada. – contestó.
Shura: Algo tienes y se te nota desde hace semanas atrás. Puedes confiar en mí y prometo no decirle nada a tu hermano.
Aioria: Lo prometes por tu honor de caballero dorado y por ser el portador de Excalibur.
Shura: Lo juro.
Con que le diera su palabra le fue suficiente para comenzar a contar la gran tortura que vivía cada noche con el de Géminis y como había veces que se aprovechaba de él sin importarle nada. Capricornio se sorprendía por lo contado, nunca pensó que el gemelo siguiera con su “colección” de amantes, cuando su compañero terminó de contarle su relato se quedó sin palabras ya que no sabía cómo decirle algo que ignoraba del caballero de la tercera casa.
Shura: Bueno, es muy común en Saga que…
Aioria: ¿Qué es común? – interrumpió. – ¿Me ocultan algo?
Shura: Pensé que lo sabías.
Aioria: ¿Qué debía de saber?
Shura: Saga tiene muchos amantes en el santuario y algunos de ellos fueron como en tu caso, pero a diferencia tuya es que ellos aceptaron esa relación ya que lo describen como el mejor de la cama. – observa a cierto templo. – Por ejemplo, tu vecino, Shaka, es uno de sus amantes…
Aioria: ¡¿Qué?! – se sorprendió. – ¡No puede ser!
Shura: No solamente él, Afrodita, Camus, Dohko, Misty, Ikki, Shun, Seiya, Hyoga, Aioros…
Aioria: ¡Mi hermano también es su amante!
Shura: Sí. – afirmó. – Saga es muy celoso con sus amantes no permite que nadie se acerque a ellos.
Aioria: Ahora entiendo porque le molesta tu presencia cuando estás cerca de mi hermano o Shaka. – apretó sus puños. – Ese idiota, me coge teniendo sexo con otros, me va contagiar de algo.
Shura: Tengo entendido que con todos sus amantes ha usado preservativo.
Aioria: Bueno. – suspira aliviado. – Necesito alguna manera para quitarle su orgullo y dignidad de alguna forma, pero no sé como.
Shura: Ni modo que entras a su templo y lo invitas unas cuantas copas, pero es una bebida con mucho alcohol y tú mejor tomas agua y cuando este sumamente borracho te aprovechas de él, jajaja. – ríe. – Sería una tonta idea. – observa su compañero, pero se queda sorprendido por la mirada perversa que tenía, algo no iba terminar bien. – No me digas que te gustó la idea.
Aioria: Una excelente idea para hacerlo mi puta.
Shura: La venganza no deja nada bueno.
Aioria: Me vengaré. – ignoró lo dicho por su compañero. – Saga de Géminis sentida la ira del león dorado. – ríe malévolamente. – ¡Prepárate Saga porque el macho alfa del santuario se convertida en pasivo!
En ese instante entra el caballero de Sagitario aun acomodándose su ropa, se sorprendió cuando vio a su hermano riendo malévolamente como un loco que se acaba de escapar de un psiquiátrico y a su compañero temblando de miedo por la risa de su hermano. No comprendió nada y mejor los puso hacer los deberes que faltaban en lo que él descansa después de haber ayudado al patriarca con un problema del “santuario”.
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Géminis se daba una ducha ya que las clases de “meditación” estuvieron muy difíciles que lo hizo sudar demasiado. Ya estando listo salió con una toalla en la cintura y observó a su compañero aun en el lecho.
Saga: No piensas levantarte.
Shaka: ¡Eres un tonto! – dijo molesto. – ¡Nunca eres delicado y más desde que tienes Aioria de amante!
Saga: ¿Celoso? – enarcó una ceja.
Shaka: ¡No! – contestó. – ¡Yo sólo estoy celoso de un caballero y tú muy bien sabes de quien se trata!
Saga: Sí. – no le tomó importancia. – Pero sabes que él no se puede acercar a ti y tú no puedes acercarte a él porque desde que comportes conmigo intimidad te vuelves de mi propiedad.
Shaka: No podré sentarme en una semana. – sentía un fuerte dolor. – El karma te llegará tarde o temprano.
Saga: Mejor me voy.
Shaka: ¿Te vas a ir con una toalla únicamente?
Saga: Sí. – afirmó. – Mi ropa está llena de semen y sudor, además, sólo están Shura, Aioria, Aioros y el patriarca, no hay ningún otro caballero que admire mi escultural cuerpo. – camina hacia la puerta. – Por cierto, me puedes hacer el favor de lavar mi ropa y regreso por ella mañana. – voltea para ver su cara toda roja y le guiñe. – Gracias mi pelos de ángel. – abre la puerta – Te quiero mucho y la vida te lo agradecerá con muchos sueños húmedos como siempre. – sale del cuarto.
Shaka: ¡ERES UN IDIOTA! – grita a todo pulmón.
Géminis se hizo el que no escuchó nada, siguió su camino hasta su templo donde se quitó la toalla y se puso una ropa cómoda, ya casi era de noche y debía de estar presente con su leoncito. Está vez no le daría nada, sólo lo pensaba en poseer y escuchar sus suplicas de ayuda o forcejar.
La noche se hizo presente el gemelo se alistó con una bata y su mejor perfume para dejarle su aroma. Aunque también pensaba en que mañana le tocaba estar en la tarde con Aioros, pero ya después vería como se las arreglaría. Ya estando listo estaba por salir de su templo, sin embargo, se llevó la gran sorpresa de ver al león dorado con una bata muy sexy y tres botellas de vino, lo que más le llamó la atención era el rico perfume que emanaba de él.
Saga: ¿Qué haces aquí? – preguntó sin dejar de mirar.
Aioria: Te lo diré, pero prepara algunas copas para tomar.
Saga: Está bien.
Hizo lo que le pidió el león dorado, mientras que el castaño esperaba en la sala sentándose en el sillón ya tenía listo su plan. El gemelo regresó con unas copas y se sentó a un lado de su amante, algo le parecía muy extraño porque el de Leo lo odiaba, debía de tener mucho cuidado. Se sirvieron unas cuantas copas de vino y el mayor se sentía un poco mareado, pero no le tomó importancia.
Saga: ¿Por qué vienes a mi templo? ¿No me odias?
Aioria: Sí. – da su mejor sonrisa. – Pero pensándolo mejor ser el amante de Saga de Géminis, un caballero poderoso, guapo y fogoso no estaría nada mal. – desliza su mano por la pierna del mayor. – Me sentiría honrado.
Gimió por la mano que recorría en partes sensibles donde le encantaba que sus amantes le dieran atención, no soportó las caricias del león que se abalanzó encima de él y lo besó con desesperación en sus labios.
No negó el beso del gemelo, era parte de su plan, debía de dar la confianza necesaria, aunque para ellos tendría que resistir otra humillación lo aceptaría. El beso terminó por falta de aire, se miraron por unos segundos y se separaron.
Saga: Pues, siente digno ya que eres él único con quien no uso protección.
Aioria: Que te parece si nos terminamos las botellas de vino y después tenemos una noche de sexo duro.
Saga: Sabes como complacerme. – sonríe. – Hoy será una noche inolvidable.
Aioria: Muy inolvidable para mí. – pensó.
Siguieron tomando los vinos, sin embargo, el león dorado esperaba la oportunidad que el de Géminis no lo observada para tirar el vino, el propósito era ese, tomó sin permiso los vinos de la casa de Acuario. Escuchó por ahí que su amigo le gustaba el vino puro así que los tomó para dárselos a Saga y pagarle con la misma moneda muchas noches donde lo toma a la fuerza. Después de muchas cosas el gemelo se quedó dormido, el de Leo sabía que era la oportunidad para “comerse” su presa.
Lo cargó hasta la habitación donde lo comenzó a desvestir y él hizo la misma acción, no dejaba de admirar el cuerpo escultural de Géminis, por alguna razón todos querían ser amantes, sin embargo, él no quería pertenecer a ese grupo y por eso le tocaba humillarlo, tenía mucho tiempo para hacerle muchas cosas mientras se hallaba dormido.
Continuará…