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Ayudame a recordarme por Shiochang

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Notas del capitulo: Perdonen la tardanza, lo tenía listo, pero no me gustó, así que el capítulo ha cambiado por completo.
Ayúdame a recordarme

Aquí el final, espero les guste. Ah, y perdonen la tardanza ¿eh?

Unidos (Epílogo)

El mundo mágico se había visto revolucionado en los últimos días, desde que el nuevo Ministerio asumiera el control, no había quedado una piedra sin voltear y un mago sin investigar. Muchos de los magos de “Sangre pura” se habían quejado por ello, pero al final habían accedido a que se investigara la proveniencia de sus bienes y si sus negocios eran lícitos o no, aquello había terminado de limpiar los nombres de muchas de las familias que alguna vez estuvieron vinculadas a los magos oscuros, ya fuera por miedo o por conveniencia, como era en el caso de los Malfoy y una que otra familia de alcurnia. También aquello había significado cambios en otro ámbito de cosas, como la vida en Hogwarts y la vigilancia del expreso que llevaba a sus alumnos hasta él, así como el control de la magia que se hacía con aquellos magos menores de edad y su legislación en el país.
- Yo fui amonestado en una ocasión cuando era estudiante – le dijo Harry al consejo de secretarios – por una magia que yo no hice, así que debemos mejorar el sistema, se sabe que magos menores de edad, al estar con un mago adulto, hacen indebidamente magia y no son sancionados, es injusto ¿no les parece?
- Y deberíamos tener en cuenta que nuestra legislación se ha vuelto obsoleta – dijo Mafalda Hopkirk – creo que ha llegado la hora de cambiarla y actualizarla.
Y desde ese momento todo el departamento de legislación mágica se había puesto de cabeza a desenterrar las antiguas leyes guardas en los archivos y a buscar la mejor manera de reemplazarlas, así se había creado la secretaría de justicia mágica penal y civil, se había reabierto la academia de jurisconsultos mágicos y la de peritos mágicos, una especialización que podían tomar los aurores al terminar sus estudios en su academia que les permitiría mejorar sus capacidades y entrar en un campo más especializado y menos corrupto.
Lo malo de todos los cambios realizados, al menos para Harry, era que escasamente paraba en casa y Draco estaba bastante sentido por ello, en especial porque comenzaba a notársele la pancita y se sentía horrible por más que el moreno le dijera que seguía tan guapo como siempre, él no se la compraba.
- Señor Ministro – le dijo un hombrecito calvo, Harry sabía que trabajaba en San Mungo desde hace años – los curadores al fin han dado su autorización para que visite a la señorita Weasley, hasta sus padres podrán hacerlo por unos minutos.
- Gracias, señor Kryebons – le sonrió – le avisaré a ellos y estaremos allí esta misma tarde – agregó y siguió su camino rumbo a su oficina pensativo, a Draco no le iba a gustar aquello, cualquier mención a la relación que había sostenido con ella en el pasado lo convertía en una bestia celosa – no tendría que decirle – murmuró para sí entrando en su oficina encontrándose de lleno con su esposo que lo esperaba ansioso – ¡Draco! – le dijo sorprendido – me extraña que te hayas decidido venir a visitarme, normalmente no quieres que nadie te vea.
- Me enteré en el hospital que han autorizado las visitas a la Weasley – le dijo este en un tono que no dejaba dudas respecto a lo que pensaba de la pobre chica – y sé muy bien que tú vas a ir a verla con sus padres porque te sientes culpable de su estado actual – le dijo acercándose a él – así que yo voy a ir contigo para dejar bien en claro quién es tu pareja ahora y para el resto de tu vida ¿entiendes?
- De acuerdo, mi atadito de celos – lo abrazó con cariño – pero no es necesario que te pongas así, ella sabía lo que sentía por ti antes de la batalla final.
- Bueno, pero yo quiero dejar en claro que eres correspondido totalmente.
- Ejem – tosió una vocecita que Harry reconoció como la de Everad – perdonen que los interrumpa, pero la directora de Hogwarts quiere que el señor Ministro le haga el favor de presentarse en su oficina lo antes posible, un asunto urgente y muy delicado que necesita de su presencia por esos lados.
- Bien, dígale que estaré por allá en unos minutos más, que arreglo un par de asuntos y me aparezco por allá – le dijo Harry y este desapareció del retrato – bien, dragón ¿te puedo pedir el favor que le informes a los Weasley que nos encontramos en San Mungo esta tarde como a las cinco? – le rogó.
- Como quieras – le sonrió a medias – pero quiero que me lo pagues ahora ¿si?
- Eh, Draco, que no tengo tiempo – lo besó en una mejilla – te daré lo que quieras después de la cena esta noche ¿te parece? – le dio una sonrisa maliciosa.
- Siempre y cuando no me repitas lo de todos estos días – le dijo haciendo un puchero – llegas tarde y cansado a morir, tanto que apenas pones tu hermosa cabecita en nuestra almohada te quedas profundamente dormido – se quejó.
- De acuerdo, hoy me escaparé temprano de la oficina y le daré un par de repasaditas a las tareas – le dijo pícaro – o quizás inventar algunas nuevas, siempre que nuestro pequeño retoño no se queje demasiado o le hagamos daño.
- Harry, ¿quién te preocupa más, yo o el niño? – dijo el rubio algo molesto.
- Tú, por supuesto – lo abrazó – eres quien paga las consecuencias cuando nos dedicamos a tener demasiado sexo, no me gusta verte enfermito por mi causa.
Draco le sonrió y lo dejó alejarse de su lado viendo como se dirigía a la chimenea, desde que él asumiera como ministro que tenía acceso directo al colegio de esa forma, eso evitaba tener que ir seguido de otras personas o que todo el mundo se enterase de las visitas periódicas del moreno por esos lados. Lo vio inclinarse sobre ella y desaparecer en una llama verde guiñándole un ojo y se volvió para ir a la oficina del señor Weasley a cumplir con lo que le había pedido su esposo.

Harry miró la ordenada oficina de Minerva McGonogall y suspiró, el volver a estar allí después de la horrible muerte de Albus Dumbledore le daba un no sé qué en el estómago, quizás siempre sintiera que ello no estaba bien, el viejito chocho, como le gustaba pensar de él, no había merecido algo así, si hubiese muerto de viejo o por una enfermedad, quizás hubiese sido más soportable su pérdida, pero de esa forma tan cruel, por ayudarlo a vencer a la terrible amenaza de Voldemort y en vano, aún no la superaba, quizás por el tiempo en que el sentimiento había estado olvidado, vaya a saberlo, pero latía más fuerte que cuando apenas sucedió.
- “Harry, si pensara que te haría algún bien induciéndote al sueño por medio de un encantamiento y permitiendo que pospusieras el momento de pensar en lo sucedido esta noche, lo haría – dijo Dumbledore con amabilidad – Pero me temo que no es así. Adormecer el dolor por un rato te haría sentirlo luego con mayor intensidad” – aún escuchaba sus palabras luego de volver del cementerio en el que vio el renacer de Voldemort, quizás ese fuera el motivo de esa sensación.
- Oh, Harry, ya estás aquí – le dijo su antigua jefa de casa sonriendo tristemente – lamento llamarte así, Everad me dijo que estabas solucionando un problema con tu esposo pero que ya venías – suspiró – normalmente no hubiese recurrido al Ministro de Magia, sin embargo, los Centauros han estado un poco subversivos y han atacado a todos los que han osado acercarse al bosque prohibido, tanto de día como de noche, le hemos preguntado a Firenze qué es lo que sucede, pero me ha dicho que debo comunicarlos con los señores de Avalon y no sé quiénes son ellos ni de qué manera hacerlo, después de todo, ese lugar ya no existe.
- Profesora – le sonrió Harry – yo hablaré con ellos, no se haga problemas – dijo saliendo de la oficina rápidamente, chasqueó los dedos y de inmediato apareció a su lado Master, desde que ellos lo libraran del contrato vinculante con Avalon que trabajaba en Hogwarts enseñando encantamientos mientras intentaba conquistar a Severus Snape que impartía de nuevo DCAO y se hacía el difícil – Ronan y los otros centauros son muy especiales para sus cosas, si ellos saben que tú, uno de los guardianes de los señores de Avalon, trabajas aquí ¿no habría suido mejor que te dijeran a ti que querían hablar con nosotros? Y menos dañino para todos.
- Dicen que soy una criatura sometida a los deseos de los humanos, que no merezco el honor de haber sido el protector de los terrenos de Avalon – suspiró muy molesto – son idiotas, estoy aquí porque me gustan los humanos y uno en especial, no porque alguno me haya obligado a hacerlo, sino por gusto.
- Bueno, arreglemos este problema, tengo demasiadas cosas que hacer para estarlo perdiendo – suspiró – siempre he pensado que los magos hemos sido demasiado despreocupados por todas las criaturas mágicas, no hemos sabido apreciarlas en toda su capacidad y menos protegerlas, dañándonos de paso.
- ¿Qué pretendes hacer, Harry? – lo miró intrigado mientras bajaban hacia la casa de Hagrid a paso rápido antes de entrar al bosque prohibido con cuidado.
- Bueno, supongo que podemos reunir a todas aquellas criaturas que han sido discriminadas por tanto tiempo por los magos, no sólo para saber que siguen con nosotros, sino para darles el lugar que de verdad les corresponde dentro de nuestra sociedad, es sabido que los duendes son geniales para los negocios, sino el banco mágico habría quebrado hace mucho ¿no? Los elfos domésticos podrían tener una vida más decente, no digo que obligarlos a dejar sus trabajos, pero sí enseñarles a vivir más libres, a relajarse; a los centauros los dejaría enseñarnos su sabiduría milenaria sin tratar de romper sus vidas, a las sirenas les permitiría ser lo que son… Así con todas las criaturas que forman nuestro mundo, sería grato que la paz fuera verdadera y no sólo de los magos ¿no te parece?
- Pues creo, señor ministro – le dijo Hagrid divertido parado frente a su casa – que va a tener que cambiar la mentalidad de muchos magos, sacar los resquemores y prejuicios de los arcones y educar a los magos nuevos con ideas nuevas.
- Bueno, Draco me dice que es una locura bonita pero que no sale de allí, pero mi padre le dice que así deben ser las grandes ideas, revolucionarias y locas – sonrió deteniéndose junto al semi gigante – y lo más divertido de todo es que cuento con el apoyo de mi suegro ¿puedes creerlo? Un Malfoy cambiando por amor.
- Quizás era lo que verdaderamente le hacia falta – sonrió Hagrid – amor del bueno, de ese que no lo compra la sangre limpia ni todo el dinero del mundo.
- A propósito ¿Cómo te ha ido con los gigantes, Hagrid? – le dijo Master – por lo que me dijiste, al fin habías contactado con el nuevo jefe de ellos ¿verdad?
- Si, he estado manteniendo contacto con ellos – suspiró – algunos son bastante complicados de tratar, pero creo que después de tanto tiempo he conseguido hacerlos entrar en razón, pero ponen como condición que haya garantías respecto a ellos, y creo que es lo más justo, después de la persecución que se hizo de ellos al terminar la guerra, ya que me han dicho que no todos lo seguían ¿entienden?
- Mira, primero vamos a arreglar el problema de los Centauros y luego veremos qué se puede hacer al respecto de los gigantes, si me consigues algo que pruebe que ellos están realmente arrepentidos de haber seguido a Voldemort, quizás sea más fácil convencer al Wizzengamot para tomar medidas precautorias en su favor.
- Bien, volveré a ponerme en contacto con ellos, señor Ministro – le sonrió.
- Hagrid, que yo sea Ministro de Magia no significa que deje de considerarte mi amigo – le dijo retomando el camino hacia el bosque – ustedes fueron el motivo por el cual pude vencerlo finalmente, no por demostrar que era más fuerte o mejor, sino por proteger a todas aquellas personas a las que he querido siempre.
- Gracias, Harry, me alegra saber que no cambiarás nunca, que siempre serás un digno hijo de James y Lily Potter – volvió a sonreír – eso de seguro lo sabes ¿no?
- Bueno, mi padre siempre me lo dice, aunque a Lucius parece molestarle un poco, ha resultado ser sumamente celoso del pasado de mi padre – suspiró – pero papá lo abraza y le dice: “si él no fuera así, no estaríamos juntos finalmente”.
- Mejor arreglamos tu asunto, creo que Draco te va a venir a buscar si tardamos mucho más – le dijo Master divertido – quizás hasta se nos ponga celoso.
- De acuerdo – sonrió. Y es que Draco era un auténtico lío de celos, por un simple comentario podía arder Troya, en especial si tenía que ver con su apariencia, algo que él siempre había cuidado con mucho esmero, o con algún amor de su pasado, bien podía pasar lo de Ginny, pero que ni le mencionaran a Cho o cualquier otro miembro de su club de admiradores, allí se volvía una bestia celosa y posesiva.
El camino por el bosque fue bastante accidentado, la misma intranquilidad de los centauros parecía invadir a las criaturas del lugar, así que Harry se concentró en los sonidos que emitían las ramas al moverse, tal como lo decía la magia de los druidas, al parecer los centauros temían por los cambios del mundo mágico y querían decirle lo que habían leído en las estrellas que pasaría en consecuencia de sus actos, en su afán de unir todo el mundo mágico como uno solo. Una flecha detuvo su andar al clavarse en un árbol a escasos centímetros de su nariz, la misma que fue respondida del mismo modo por Master que se mostraba molesto.
- Los centauros del bosque prohibido hemos invitado sólo al Señor de Avalon – le dijo Bane molesto a Master – no a una criatura mágica indigna de llamarse así.
- Master es mi guardián – le dijo Harry molesto – y él puede ir a donde le plazca, es libre, lo mismo que ustedes, así que es mejor que me digan qué quieren.
- Es muy simple – intervino Ronan caminando hacia ellos agitando su cola – los cambios que pretendes introducir traerán consecuencias nefastas, muchos magos no estarán de acuerdo y podría darse el inicio de una nueva guerra, una tan grande que te dejará convertido en un tirano mayor al que trató de serlo antes.
- Pues creo que somos muy distintos – señaló este – sí, quiero cambios que a algunos magos les parecerá una locura, pero quiero incluir a todas las criaturas pensantes en la paz que hemos obtenido, de modo que ella dure para siempre.
- La paz entre los hombres jamás ha durado mucho – dijo otro de los Centauros, uno en el cual Harry jamás había reparado – así que a nosotros no nos interesa.
- Esto es algo que les involucra también – les dijo cruzándose de brazos – siempre los problemas entre los humanos les han acarreado problemas a las criaturas que nos rodean ¿no es verdad? Es por eso que ustedes habitan aquí, en un lugar que para aquellos que no tienen magia es inaccesible, para que nadie les haga daño, pero en el caso que sea un mago el que ataque su entorno y amenace sus vidas ¿Van a seguir siendo neutrales? Creo que no, y es por eso que quiero evitar que surja un nuevo… Señor Tenebroso – dijo luego de dudar – y para ello estoy seguro que los magos necesitamos su sabiduría milenaria, su conocimiento del futuro más lejano, para comprender las consecuencias de nuestros actos.
- Así que no estás pensando en algo cercano, sino a largo plazo – dijo Ronan – haz puesto tus miras en un futuro que puede estar muy lejos para proteger a todas las criaturas mágicas e incorporarlas al mundo mágico como se merecen ¿no?
- Así es, he estado pensando que quizás ni mis nietos vean cumplirse mis sueños, pero siempre habrá quien luche por ellos y consigamos hacer de nuestro mundo un lugar digno de llamarse mágico, no digo sin problemas, pero más justo.
Los centauros se reunieron en círculo alrededor de Ronan, al parecer de Harry, parecía que le había convencido de sus ideas, pero los otros aún dudaban.
- Bien, debemos hablar de ello y consultarlo a las estrellas y al fuego primero, antes de darle nuestra respuesta, Señor de Avalon, pero a mi parecer, el señor de Avalon fue escogido con mucha sabiduría hace muchos siglos – dijo Ronan retirándose rápidamente seguido del resto de los centauros dejándolos de una.
- ¿Qué ha sido eso? – Harry se volteó a mirar al elfo que movía la cabeza.
- No puedo creerlo, es sabido que los centauros jamás han estimado a los humanos, con muy raras excepciones, pero que ellos alaben la sabiduría de Avalon al elegir a su señor es un gran elogio para ti, ya que ellos jamás hacen esas cosas y menos hacia un mago – dijo confundido – es extraordinario.
- Supongo que es verdad – dijo tomando el camino de regreso al colegio – una vez ellos trataron a Firenze de mulo común por haberme cargado por salvarme del ataque de Voldemort en primer año, son muy esquivos con los magos.
- Y no serán los únicos que te den problemas con los cambios que vas a realizar de ahora en adelante – ambos hicieron una seña al pasar frente a la casa de Hagrid – están los gnomos, los gigantes, los hombres lobo y los mismos magos.
- Lo sé, será una tarea titánica, pero valdrá la pena el esfuerzo, estoy seguro.

San Mungo estaba tal como lo recordaba, siempre con magos que iban y venían por aquella vitrina en la que los muggles jamás reparaban, con sus maniquíes que movían los labios para franquearle el paso, aunque pudieron haber entrado directamente, prerrogativas de ser el ministro de magia, pero Harry no quería mostrarse diferente al resto de los magos y brujas, así que no las usaba. Caminaron lentamente por los pasillos de los enfermos crónicos, allí podía ver a la distancia a Gilderoy Lockard, por lo que sabía jamás recobraría la memoria pero estaba recobrando su magia poco a poco, creando recuerdos nuevos y se le veía feliz, una de las enfermeras les dijo que sabía usar muy bien su varita, por lo que Harry le había dicho que era una gran noticia, pero no le dijo que antes y apenas sabía cogerla, lo recordaba perfectamente de segundo año. Un poco más allá se encontraron con Neville Longbotton que visitaba a sus padres, al fin habían encontrado, gracias a Sigfrid, la cura para los daños causados por el cruciatus, él estaba contento que su primo fuese un gran druida y que tuviera algo que hacer, especialmente con todos los conocimientos que le brindaba el libro de la magia enamorada de su familia, grandes curas había recobrado el mundo mágico al recobrar a los últimos druidas, aunque James aún no pudiese estar de regreso por su estado. Sonrió al recordar a su padre, haciendo invocaciones a los druidas del pasado descubrieron el motivo por el cual se habían separado y por qué al hacerlo se llevó al bebé con él. En realidad no había sido gran cosa, sólo la necesidad de su padre de protegerlo a toda costa y si lo hubiese retenido él, el pequeño habría muerto por el descontrol mágico en su interior y por el exceso de magia que ambos comenzaban a presentar, cosa que hacía insoportable tener dos magias distintas dentro de un mismo cuerpo, pudieron morir si no se separaban.
- Es aquí – les dijo la enfermera – quizás ella no les responda, hace mucho que ha dejado de hablar, pero en sí ha mostrado muchas mejorías desde que regresó – le dijo a Harry, quien sintió que Draco le apretaba la mano, molesto – por ello el curador ha dicho que tal vez sea bueno que les vea, que sepa que está vivo.
Harry asintió y acercó a Draco a su lado para abrazarlo antes de entrar seguido por los Weasley que se habían mantenido en silencio todo el trayecto, pero se notaba que la señora estaba muy nerviosa respecto de su visita, tanto tiempo sin poder ver a su hija, era casi como volver a verla nacer, pero estaba nerviosa, en especial porque sabía que ella había amado más allá de la razón a Harry y este estaba acompañado de otra persona ¿y si le volvía a dar la locura al saberlo?
Harry entró con Draco en la habitación dejando la puerta abierta para que Molly y Arthur Weasley los siguieran y luego caminó directamente hacia la pelirroja, se notaba que el tiempo no la había tratado muy bien, su cabello estaba muy largo, sus ojos estaban opacos y perdidos, sus manos estaban crispadas, pero volteó su mirada hacia los que entraron y sus ojos se abrieron como platos al reconocer a quien estaba frente a ella, sus ojos cambiaron de color y se lanzó a los brazos de Harry, cosa que molestó bastante a Draco, pero no hizo nada, ya se desquitaría.
- Ginny, hemos venido a verte – le dijo Harry y ella reparó en el resto de sus visitantes – queremos que te mejores y regreses al mundo mágico ¿entiendes?
- El otro día – empezó ella – me pareció verte – señaló la puerta – allí.
- Debe haber sido Sigfrid – dijo Draco – todos los Potter se parecen, sólo espero que el bebé tenga algo de Malfoy a final de cuentas, aunque sea el orgullo.
- ¿En qué habíamos quedado, Draco Malfoy? – lo regañó Harry.
- En que tú no harías cosas raras con ella y yo no diría nada respecto a nuestro hijo – le replicó – y me parece que ya la haz abrazado mucho como para cumplir.
- Hija – dijo la señora Weasley sentándose junto a ella y esta la abrazó con fuerza, lo mismo hizo su padre, ambos lucían más tranquilos al oírla hablar.
- Eres un atado de celos – le dijo Harry divertido – Ginny ¿crees ser capaz de contarnos lo que pasó luego que yo desapareciera del campo de batalla? Quizás eso nos ayude a explicar por qué terminé en Alemania sin mis propios recuerdos.
- Bueno – empezó ella pensativa, le costaba acomodar los recuerdos, pero si Harry estaba vivo, significaba que Voldemort no – Ron, Hermione y yo estábamos en la habitación de al lado peleando con los Mortifagos, vimos a Malfoy derribar a algunos y correr hacia ti – miró al rubio molesta, claro que recordaba que Harry estaba enamorado de él y al parecer siempre había sido correspondido – vimos una especie de lluvia ácida caer sobre ti, un luz salió de ti, dijo algo, empujó a Malfoy lejos y luego una gran explosión que lanzó fragmentos como de vidrio a nuestro alrededor, uno de ellos arañó mi brazo, el otro rozó a Hermione, pero un tercero dio en Ron ¡Pensé que estabas muerto y que Voldemort estaba vivo! ¿De qué había servido el sacrificio de tantos si tú no estabas ya para detenerlo?
- Voldemort fue vencido esa noche – le dijo Draco – no pudimos encontrar siquiera un fragmento de su cuerpo y en todos estos años, todos los seguidores que le quedaban o han sido confinados a Azkaban o han muerto, no existe posibilidad que siga con vida, así que puedes regresar a la normalidad.
- Y por lo visto te has quedado con Harry ¿no? Ni siquiera te castigaron por…
- Ginny, Draco también ha sufrido lo suyo – intervino Harry – estuve por cinco años viviendo en Alemania creyendo que era otra persona, siguiendo mis sueños sin saber nada de mi pasado, viviendo una vida que no era la mía – miró a Draco y le sonrió – Draco estaba aquí pensando que estaba muerto, sufriendo por mi pérdida igual que tú, por ello se dedicó a perseguir mis sueños.
- Supongo que en el fondo siempre supe que terminarían juntos – dijo ella mirando a su madre – desde aquella noche en que Dumbledore murió que estuve segura que te gustaba, todo el año estuviste obsesionado con lo que él hacía, decías que se le veía enfermo y demacrado, pero igual de guapo – Harry se sonrojó – y cuando se fue, comenzaste a preocuparte por él, si no estaría siendo torturado o estaría pasando hambre, si lo obligarían a hacer cosas que no quería, en fin, eso me hizo tener la certeza que si bien me querías, nunca como a él.
- ¡Hola, chicos! – dijo una alegre voz y Harry se volteó a mirar a Sigfrid – vaya, así que al fin has regresado al mundo de los vivos, guapa – le dijo divertido.
- Te voy a acusar con Ian – lo amenazó Draco decidido a fastidiarlo.
- No, por favor – le sonrió – menos ahora que le tengo una gran noticia – se acercó a Harry con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja – nuestra herencia de esturión nos ha regalado un nuevo descendiente de los Potter ¿puedes creerlo? ¡Voy a ser padre! – lo abrazó – después de tanto esperar, al fin podré tener una familia a la que cuidar y darle amor, aparte de ser un curador de verdad.
- Así que también vas a hacer crecer la familia – le sonrió Arthur Weasley.
- Es que en la familia nunca hemos sido muchos – dijo Sigfrid – nunca más de dos hijos y por lo que me contó James, han ido menguando los hijos demasiado, así que espero que Harry y yo le podamos dar a la familia todos los miembros que podamos, siempre que nuestras parejas accedan – dijo al ver la mala cara que le ponía Draco – mis ancestros estarían orgullosos de nosotros ¿saben?
- Tú lo has de saber más que ninguno – dijo Draco – en fin, los dejamos para que conversen a solas, el señor ministro y yo tenemos muchas cosas que hacer todavía – le dijo a Harry echándole una mirada significativa.
- De acuerdo, de acuerdo – le sonrió este divertido – cualquier cosa, ya saben dónde ubicarme – dijo abrazando a su dragón – ya sea en mi casa o en el ministerio ¿les parece? – sonrió – nos vemos, y, Ginny, procura recobrarte bien.
- Pero recuerda que Harry ya tiene dueño – le dijo Draco sacando a su pareja a rastras de la habitación, ya veía que se inclinaba hacia ella para besarla.
- Eres un verdadero caso, Draco Malfoy de Potter – le dijo Harry divertido dejándose llevar hacia fuera del hospital – no era necesario que hicieras aquello, ella estaba segura de haber perdido la batalla hace bastante tiempo ¿acaso no la escuchaste? Se dio cuenta que me gustabas cuando estábamos en sexto año.
- Quizás ella lo sepa, pero eso no significa que pierda la esperanza ¿entiendes?
Harry entornó los ojos pero prefirió no agregar nada más, tratar de explicarle las cosas a un Draco celoso era una verdadera pérdida de saliva y tiempo.

Al fin había empezado el cambio total de la sociedad mágica, ello le había tomado a la familia Potter (entre todos habían decidido quedarse con ese apellido para borrar la mancha de haber sido mortifagos de los Malfoy), invertir mucho tiempo y esfuerzo, muchos magos estaban poco dispuestos a cambiar algunas cosas, como eso de tratar mejor a los elfos domésticos y otras criaturas mágicas, claro que el trato con los duendes seguía siendo tenso, ellos eran lo que no querían ceder ni un ápice en sus posiciones, Bill le había explicado que era más que nada porque ellos se consideraban los verdaderos dueños de sus creaciones y querían recuperar todo aquello que hubiese sido fabricado por sus manos pese a que los magos habían pagado por ellas, como pasaba con la espada de Godric Gryffindor y algunas otras creaciones cuyo dueños originales estaban muertos.
- Pero el resto está bastante bien – dijo Draco escuchando el discurso de su esposo – no puedes esperar que ellos dejen de ser testarudos ¿verdad?
- Sí, tienes razón, es casi como pedirle a un troll que piense – suspiró sentándose a su lado – pero olvidémonos de ellos y cuéntame cómo te fue en el médico.
- Bueno, los dos estamos muy bien – le sonrió acurrucándose contra su pecho – me hizo un par de exámenes y ya sé que va a ser, pero no pienso decírtelo, quiero que sea una sorpresa para cuando nazca – tomó su mano y se acarició el vientre abultado, con sus cinco meses empezaba a hacerse notorio el embarazo.
- Pues creo que deberías tener en cuenta que fui auror, y uno de los mejor calificados, como para que no sospeche ya del sexo de nuestro retoño – lo abrazó con ternura – pero no importa mucho, voy a tratar de no averiguarlo hasta que le vea acomodado entre tus brazos con su cabecita rubia sobre tu pecho.
- Va a ser morenito, estoy seguro – lo rebatió – será todo un Potter con el carácter de un Malfoy – agregó orgulloso – y será un Slytherin de seguro.
- Pues no lo sé, el único Potter que estuvo en su casa se arrepintió un mes más tarde y se pasó a Gryffindor – le recordó Harry – no sería bueno ahora ¿no?
- Bueno, supongo que no sería tan malo si cayese en Gryffindor, después de todo es un descendiente, aunque a mí no me guste la idea, pero si mi corazón escogió a un león como mi pareja, no puede ser tan malo ¿verdad?
- Un león nunca es malo – le acarició el cabello con la mano que tenía libre – si hasta tu padre admite que tener uno en casa le da calorcito a su vida – sonrió – me pregunto cómo habrá tomado tu madre la boda de ellos, es decir, jamás en su familia hubo un divorcio, Sirius me lo dijo, así como tampoco hubo matrimonios con muggles o nacidos de ellos, como hizo la madre de Tonks, así que ella sentó un precedente al respecto, vino a ser otra oveja negra de los Black ¿no crees?
- Si, la vi el otro día y me dijo que estaba bastante molesta conmigo por haberme casado con un mestizo, pero que me perdonaba ya que eres el Ministro de magia, que no pude haber encontrado mejor pareja entre los sangre limpia, sólo que esperaba que formalizáramos nuestra relación antes que nuestro hijo nazca, que no era conveniente que un hijo de nuestra categoría naciese fuera del matrimonio.
- Tu madre está tan chalada como la madre de Sirius con eso de la sangre pura – le dijo divertido – papá me dijo que había tenido un encontrón con ella en el banco el otro día, le dijo muchas cosas feas, pero mi papá no es del tipo que se muerda la lengua, Lucius se doblaba de la risa mientras nos contaba “al menos no fue a mí al que cambiaron por una persona de otro sexo ¿verdad?” – imitó a su padre muy serio – y dijo que si no hubiese sido porque allí estaban algunos aurores seguramente le habría lanzado una imperdonable.
- Bueno, James se lo estaba buscando ¿no? Aunque mi madre no debió provocarlo ¿Qué respuesta pensaría encontrarse de él? No es un mestizo o un nacido de muggles, es de una de las familias de sangre pura de linaje más antiguo de Inglaterra, aparte de ser la más rica y poderosa, mi madre está loca.
- Por cierto, Sirius me mandó un regalo, espero que no te moleste – dijo y soltó un silbido y llegó ululando hasta su hombro una lechuza blanca como la nieve – me dijo que la vio en la tienda de mascotas y le recordó tanto a la mía, que no pudo evitar comprarla, y como sabe que no tenía una propia, me la regaló – suspiró al sentir en la oreja un picotazo cariñoso y la tocó suavemente – la llamó Hedwig segundo, ya no le puedo cambiar el nombre, no responde de otro modo.
- Es muy bonita – la acarició también – espero que sea tan noble como la otra.
- Amo – dijo un elfo doméstico inclinándose, Harry aún no conseguía quitarle la costumbre de hacer eso – sus señores padres están aquí con su primo.
- ¡Que pasen! – le dijo divertido, era otra de las costumbres que el joven elfo no se quitaba, la de anunciar las visitas sin hacerlas pasar aunque fuera su padre. Y que el elfo estuviera allí era idea de Draco, al principio no le había gustado mucho la ocurrencia, sin embargo, a medida que el tiempo se le agotaba entre el ministerio y su hogar, había admitido que había sido una buena idea eso de traérselo de Escocia para atenderlos.
- Hola, chicos – le dijo James sentándose en el otro sofá en frente de su hijo – tengo noticias para ustedes – sonrió viendo como Lucius se dejaba caer a su lado, al parecer de Harry había perdido esa “digna altivez” que antes siempre presentaba – al fin el divorcio de Lucius es legal, así que pronto podremos casarnos – se abrazó a este quien lo rodeó a su vez no esperaremos más.
- Si, con Sigfrid casado y su esposo embarazado, debemos ir pensando en la dignidad de la dinastía Potter – dijo Harry divertido – ahora tendremos una boda doble, quizás darle nuevamente el brillo que se merece a nuestro hogar ancestral en el valle de Godric, hace mucho que no vamos por esos lados.
- Me encantaría ir de luna de miel a Egipto – suspiró Draco – nunca fuimos allí porque a mi madre no le agradaba la idea de ver a los muggles a su alrededor, decía que si bien los magos egipcios habían sido geniales, ello no había evitado que los muggles se pasearan por lugares que no eran para ellos.
- Narcisa siempre fue muy estirada – dijo James divertido – pero se ha perdido lo mejor de la vida, ¿no, Lu? – Este asintió divertido – el toparse con los muggles nunca será tan desagradable como encontrarse con algunas criaturas tan repulsivas como los dementores o los vampiros – se estremeció – o las banshees.
- Mejor no pensemos en cosas desagradables, ahora lo que debemos hacer es planear la boda, porque supongo que será doble ¿verdad? – dijo Lucius mirando a su hijo que asintió – y en los posibles nombres de los bebés y como decoraremos sus habitaciones, porque a mí no me gustó la de Draco cuando era bebé.
- Y Harry tiene una lechuza nueva – dijo James mirando al ave que ahora revoloteaba alrededor de sus cabezas, emocionada – y se parece a la otra.
- Sirius me la regaló y le puso el mismo nombre en honor a él – le tendió el brazo y Hedwig se apoyó en él – ve a la lechucería y descansa, allí te darán de comer – el ave pareció asentir y se marchó volando, ululando contento – es bastante especial, me da gusto que no se le parezca tanto como se ve a simple vista.
- ¿Y por qué no te gustaba la habitación de bebé de Draco? – dijo James.
- Verás, Narcisa recordaba muy bien las habitaciones de los varones en la mansión Black y tenía una fijación al respecto, quizás porque nunca tuvo una habitación allí, no estoy seguro, pero la habitación de Draco, en ves de tener delicados tonos pastel como todos los bebés, tenía un extraño color gris que me causaba depresión cada vez que lo veía, hasta que a mi padre se le ocurrió que eso enfermaba al bebé y, cuando ella no estaba, cambió la decoración y Draco se puso más alegre, a partir de ese momento fueron verde y plata y no ese gris deprimente que tanto odiaba – suspiró – pero supongo que este pequeño tendrá tonos rojos y dorados, por ser Gryffindor.
- Bueno, Lily decoró la habitación de Harry con delicados tonos pastel, tenía el fondo verde claro, unos dibujitos en amarillo y celeste, lleno de tiernos dibujos de ositos de felpa y galletas de jengibre, pero lo que más le gustaba era el colgante, era cosa seria cuando aprendió a caminar, recuerdo su primera palabra “¡Snitch!”
- Así que desde pequeño tenias una fijación con ella – dijo una voz que a Harry nunca le dejaría de erizar los pelos de la nuca, Severus Snape estaba allí sin que el elfo lo anunciase, eso significaba que Master también estaba allí – no me extraña nada de ti, de seguro el padre era igualito.
- Oye, Severus ¿no puedes pasar de los Potter? – lo regañó Master – deberías estar agradecido que ellos te conocieron o jamás me habrías encontrado.
- Quizás sea cierto, pero las malas costumbre cuesta quitárselas ¿sabes?
- Bueno, nosotros vinimos a avisarles que tan pronto se inicien las vacaciones escolares, nos casaremos – sonrió Master abrazando a Snape – claro que él no quería contárselos, pero como son mi familia, quería que compartieran nuestra felicidad – vio el gesto de James y se rió – aunque no le guste ni a uno ni a otro.
- Entonces, todo está bien – le dijo Harry – felicitaciones, Master, y usted, dese cuenta que Master está renunciando a su inmortalidad por su amor, así que pobre que lo haga sufrir un poquito que sea o conocerá a los Señores de Avalon.
- Sé perfectamente el regalo que me está haciendo – le replicó – pero ten por seguro que daré lo mejor de mí por hacerlo completamente feliz, como él a mí.
- Que extraño que las cosas se estén solucionando así – dijo Draco pensativo apoyándose de nuevo en el hombro de su esposo – A papá ya le salió el divorcio, Harry ahora tiene un poco más de tiempo así que podremos casarnos, Ian y Sigfrid van a ser padres y este último está de curador en San Mungo como siempre quiso, Remus y Sirius han arreglado sus problemas y se han ido a vivir a Escocia a crear una escuela para magos menos dotados que los que van a Hogwarts a quienes pretenden potenciar para que sean capaces de integrarse a nuestra comunidad como magos y brujas de bien, los Weasley se han unido como la gran familia que siempre fueron… Por cierto, Ronald estuvo la otra tarde en tu oficina ¿verdad? ¿Se podría saber que tanto hablaron? Sigo teniendo curiosidad acerca de cómo arreglaron ustedes sus diferencias del pasado.
- Bueno, Ron siempre estuvo a mi sombra, lo sabes, no era que le molestara, pero a veces lo sacaba de paciencia y le dolía ser ignorado pese a ser mi amigo, más de aluna vez tuvimos diferencias al respecto, sin embargo, nuestra amistad había resistido las pruebas hasta que aquel fragmento de Voldemort comenzó a poseerlo poco a poco, claro, como yo no estaba allí para contrarrestarlo no pasaba gran cosa, pero comenzó a odiar todo aquello que tenía relación conmigo, aquello incluía a su propia familia, claro que él admitió que la molestia le venía de antes que nos conociéramos, eso de tener que competir en todo ámbito de cosas con todos sus hermanos mayores le había dejado bastante mal y cuando se vio con poder, se le subió a la cabeza – suspiró – Voldemort siempre pudo sacar lo peor de las personas, era muy hábil y persuasivo cuando se requería, así que poco a poco comenzó a hacerse un lugar en el alma de mi amigo, corrompiendo sus buenos deseos, volviéndolo ambicioso, más allá de todo buen sentido. Sé que le tomó un buen tiempo el volver a ser el mismo Ron que yo conocí, pero una vez que se vio libre de aquello que lo obligaba a sacar lo peor pudo razonar y cambió.
- Así que te pidió disculpas – dijo James complacido – sabía que no era tan malo.
- Si, conversamos largo y tendido al respecto y hemos quedado de acuerdo, si es que Draco accede, en que él y Hermione sean los padrinos de nuestro hijo.
- Mm, lo voy a pensar – dijo él sin comprometerse – sólo nos queda por solucionar una cosa, y es el hecho que aún sigues siendo en parte Heinrich Töpfer ¿Qué vas a hacer al respecto? Porque no le has dicho nada a las autoridades alemanas respecto a él y de seguro su desaparición repentina deberá llamar la atención.
- Lo sé, aún no me acostumbro a pensar que viví cinco años pensando que era otra persona, sin saber qué era lo que anhelaba, pero siguiendo siempre el mismo sendero que me había trazado en el pasado, antes de Voldemort.
- Y la mujer que te creía su hijo no estará nada de feliz de saber que su hijo lleva más de cinco años muerto – dijo James pensativo – en especial porque ella fue la que más sufrió a tu lado cuando estabas en el hospital ¿recuerdas? Cuando los curadores te dieron a punta de hechizos una cara que no era la tuya.
- Una pregunta, James – dijo Master – si tú estabas allí ¿Por qué nunca te manifestaste para ayudar a Harry o decir que él no era quien creían?
- Lamentablemente, al perder Harry sus recuerdos, bloqueó mi magia por completo en su interior, mi magia estaría con él siempre que él me recordase, así que lo único que pude hacer fue sufrir en silencio a su lado y presentarme cuando necesitaba un patronus, pero de allí en más, nada podía realizar.
- Iré a verla cuando estemos de luna de miel para explicarle en persona todo eso – dijo Harry – ella no se merece que esto le sea comunicado con una fría carta, no después de todo lo que hizo por mí en esos años, aunque de todas maneras voy a tener que comunicarme con las autoridades alemanas y pronunciarme sobre aquello, sigo siendo el Ministro de Magia británico ¿verdad?
- Mi pobre Harry, siempre metido en grandes problemas ¿qué maldición te hizo tener una estrella que de tan pequeño te presagió problemas?
- “Los señores de Avalon no llegarán a este lugar sin haber pasado grandes penurias, en especial el más joven, será el más fuerte y el más decidido, pero habrá visto el infierno antes de saber hablar siquiera” – recitó Master – estaba escrito hace siglos que los Potter iban a pasar mil y unas antes que pudieran regresar a la tierra de sus antepasados a reclamarla como suya.
- ¿Y tenía que ser precisamente yo? – dijo Harry asombrado.
- Me temo que la profecía aquella debió haberse cumplido hace doscientos años, alguien que las pasó peores que tú en tu familia, sin embargo, le faltó algo para cumplirla por completo, la decisión de cambiar su destino y prefirió la muerte antes de hundir a la familia en la deshonra por haberse enamorado de una criatura mágica – miró a James – un tío bisabuelo tuyo ¿recuerdas?
- Sí, recuerdo la historia, había visto a sus padres morir a manos de una mujer águila, creo que fue de las últimas que existieron, cuando apenas tenía dos años, ella se lo llevó a su guarida para comérselo, pero al final le tuvo lástima y le dejó vivir criándolo como suyo – asintió – creo que los muggles le llaman a eso el síndrome de Estocolmo, eso de enamorarse de quien lo tiene cautivo.
- Sí, pero no habría deshonra en enamorarse de una criatura mágica ¿no? Hay muchas en nuestra familia – dijo Harry alzando las cejas – debió ser algo más.
- Sí – dijo James – ella era una asesina por naturaleza, le gustaba la carne humana, en especial la de los recién nacidos, él trató de hacerla cambiar y ella pareció aceptar porque creo que también lo amaba, sin embargo, él la descubrió comiéndose un bebé a escondidas y la enfrentó, desde que él le había pedido que dejase de hacerlo había matado a quince criaturas y la última era un Potter, le dijo que no la quería más y se fue hacia el valle de Godric, murió en el camino, dicen que de pena dejó escapar toda su magia. Mi abuelo contaba que ella llegó a buscarlo a la casa causando grandes destrozos, pero cuando se enteró que había muerto, fue hacia el cementerio y se inmoló sobre su tumba. Lo más terrible del asunto es que ella dejó una criatura que jamás fue encontrada, al parecer alguna otra criatura secuestró a su cría y la llevó lejos o la mató, nunca se supo.
- Quizás allí está el último rastro de magia perdida de los Potter – dijo Master – porque un descendiente de Avalon fue localizado en Alemania hace un siglo, la magia de ellos siempre fue fácil de detectar para nosotros, pese a la distancia.
Harry se puso de pie pensativo, él guardaba un cierto parecido con el otro muchacho, claro que había diferencias notorias, pero eran los mismos ojos, el color de cabello y más de alguna coincidencia, porque alguien debió de haber notado la diferencia en los conocimientos y la utilización de la varita.
- El apellido tiene el mismo significado – dijo Harry mirando a Master – parece que al fin comienzo a comprender cómo fue que terminé en Alemania. Töpfer y Potter significan alfarero ¿no? Tanto en alemán como en Inglés, él y yo usábamos la misma clase de magia, ya que a nadie le asombró mi forma de usarla, era tan bueno en el quidditch como yo, herencia de las mujeres águila, tenía los ojos verdes del mismo color, aunque su madre los tenía azules, el cabello moreno aunque él lo tenía menos desordenado que yo, la misma clase de miopía y casi el mismo patronus – comenzó a pasearse por la sala – a mis compañeros le llamó la atención al principio porque tenía la cornamenta mucho más grande, pero fuera de eso, nada fuera de lo común. Extrañamente, él no hablaba Parsel, pero a nadie le preocupó saber cómo fue que luego del “accidente” podía hablarlo – volvió a mirar a Master – ¿crees que exista alguna posibilidad que él sea descendiente de el Potter desaparecido hace tanto tiempo del nido de la mujer águila?
- Recuerdo que dijiste que tus padres no eran de sangre pura, que descendían de muggles, que eran magos de segunda y tercera generación – dijo Draco recordando una conversación de hacía mucho – quizás si los rastreamos…
- Quizás por eso me fue tan fácil ponerte en su lugar – dijo James – la magia de los Potter protege y protegerá siempre a los que son de su misma familia por sangre, herencia de las mismas mujeres águila ¿verdad, Master? – este asintió – y llevando este mismo mucha más sangre de ellas, nos atrajo a ambos para protegernos pese a que estaba muriendo, lo que quedó de él vino a quedar en el campo de batalla y tú fuiste a quedar en su lugar, uno de los dos debía seguir vivo a como diera lugar, así siempre ha sido entre nosotros los Potter.
- “Nuestra familia ha de continuar siendo mientras uno de nosotros pueda ser protegido por los demás, aunque ello signifique la muerte” – dijo Master – ese es el lema de Pendragon Potter, el que lo hizo salir de Avalon.
- Así que los Potter jamás serán magos comunes – dijo Snape habiéndose sentado junto a Master – su sangre es demasiado espesa como para la que de otras criaturas llegue a hacerse notoria entre ellos aunque obtengan sus cualidades mágicas y las traspasen a sus descendientes.

Harry estaba sentado en su escritorio revisando la correspondencia, allí estaba el detallado informe de la genealogía de los Töpfer, por sus ramas se desprendía que no eran nativos de Alemania, habían llegado a esos lados hacía algo así como doscientos años, había sido un muchachito que habían rescatado de las últimas mujeres águilas que habitaron esas tierras, el que escasamente sabía hablar y que le pusieron un apellido que sonaba Töpfer porque el niño apenas y tenía dos años. De allí se iniciaba la familia, sin saber quienes eran sus padres se dio por sentado que era hijo de muggles pese a su gran magia y por lo mismo la familia siempre se relacionó con magos de ese tipo ya que los de sangre limpia eran tan estirados como los ingleses. Pero poco a poco la familia había comenzado a dar muestras de gran magia, eran sumamente propensos a los accidentes (al parecer Heinrich había tenido más accidentes que él mientras era estudiante), y tenían notables habilidades para el quidditch y las transformaciones, como que el último de ellos fue admitido, pese a no ser de sangre pura de sexta generación, en Drunstang. Apartó un momento el pergamino, si este tenía su misma edad, ello significaba que quizás Víctor Krum le hubiese conocido ya que sabía que jugaba quidditch, claro que este era siete años mayor que ellos y dudaba que se alegrara de verlo, había estado realmente interesado en Hermione pero ella estaba enamorada de Ron y luego había puesto sus ojos en Ginny, quien estaba enamorada de él, claro que el tiempo pudo haberlo hecho cambiar, hacía siete años que no le veía, pero él seguía practicando ese deporte a nivel profesional en Bulgaria, quizás el contacto le resultase.
Un suave golpecito en la puerta lo sacó de sus cavilaciones y la cabeza de su secretario se asomó por la puerta. Recordaba divertido el nombramiento del muchacho, era hijo de muggles y había ingresado a Hogwarts cuando él estaba en sexto año, eran de la misma casa, pero había sido uno de sus mejores aprendices en ese tiempo. Claro que había sido un caos elegirlo, había muchos magos antiguos que pretendían el puesto, pero como era un cargo de confianza, habían tenido que aceptar.
- Señor Ministro, tiene un visitante de Bulgaria, dice que usted le conoce – le dijo regresándolo de sus recuerdos – Víctor Krum, ¿verdad? – le preguntó al mago que estaba tras de él – si, ese es su nombre.
- Hazlo pasar, Mike – le dijo divertido – mucho gusto en volver a verte, justo estaba pensando en comunicarme contigo – le sonrió tendiéndole la mano. Víctor no había cambiado mucho que digamos, seguía siendo un tipo de aspecto huraño y hasta hosco, un tipo con malas pulgas, como dijo Hemione cuando fueron a los mundiales antes de iniciar el cuarto año y el torneo de los tres magos.
- Soy el secretario de deportes mágicos en estos momentos y mi gobierno quiere que realicemos un nuevo campeonato mundial de quidditch – le dijo en un casi perfecto inglés – así que he venido al ministerio de magia inglés para tratarlo.
- Si, sería bueno – le sonrió – asiento, Víctor, necesito hacerte unas preguntas respecto a alguien que creo que conociste en tu colegio: Heinrich Töpfer.
- Mm, era menor que yo tres años – dijo pensativo – no tenía muchos amigos, sabe, por eso de no ser sangre pura, pero era muy bueno en el quidditch, podía atrapar con mucha facilidad una snitch incluso entre la lluvia, pero era más bien tímido – miró a Harry – es extraño, jamás me fijé en su persona demasiado, pero ahora que lo pienso, se parecían bastante, siempre terminaba en problemas que no se había buscado, creo que de haber tenido los diecisiete años para venir al torneo de los tres magos en ese tiempo, hubiese calificado mejor que yo.
- Entiendo – se puso de pie – es una lástima lo que ha ocurrido, nunca esperé que nuestra afinidad llegase a tanto como para que al final su sangre lo obligase a salvarme sin saberlo ninguno de los dos, creo que se merece un reconocimiento.
- Según supe, el vino a trabajar aquí hace casi un año, pensé en saludarlo…
- Lamento decir que no podrás – le dijo Harry – él está muerto.
- Pero no se ha sabido nada al respecto ¿por qué lo han ocultado? Incluso su madre piensa que sigue vivo ya que siempre le llegan mensajes suyos.
- Víctor, tú no eres ciudadano alemán, así que es mejor que no indagues mucho al respecto, ya este ministerio se está haciendo cargo de la investigación y dará a conocer la situación de la manera correcta – suspiro – todo esto es por culpa de Voldemort, ni muerto puede dejar en paz a nuestra sociedad mágica – se acercó a la puerta – Mike, ¿puedes pedirle al secretario del departamento de deportes mágicos que venga porque tiene una visita? Él será uno de los más felices en que la selección inglesa vuelva a participar de los torneos de quidditch – le dijo a Víctor. Al poco rato escucharon unos pasos atenuados por la alfombra – vaya velocidad – sonrió y vio a su padre entrar en la oficina.
- Venía precisamente para acá cuando me encontré con tu secretario – le explicó – traigo buenas noticias de San Mungo – sonrió acercándose al búlgaro – James Potter, Secretario del departamento de deportes mágicos.
- Víctor Krum, Secretario del departamento de deportes mágicos de Bulgaria.
- Víctor quiere que nuestra selección vuelva a jugar en los mundiales – le explicó.
- ¡Genial! – Dijo contento – y yo tengo un comunicado desde las otras escuelas de magia, quieren hacer un torneo especial de magia y hechicería a nivel escolar con los mejores estudiantes del último año de cada escuela, creo que pretenden hacer un torneo preliminar o algo parecido, sería fantástico ¿no creen?
- Perdona, Víctor, pero a papá le emociona todo este asunto, aunque no le haga bien a su embarazo – dijo divertido – espero que Lucius te ponga un freno, así no tendrás tiempo de ir de luna de miel si te metes en tantos torneos y cosas por el estilo, la organización del torneo de los tres magos llevó dos largos años y uno a mayor escala de seguro demandará mayores atenciones.
- Pero si ya he establecido un comité organizador – dijo él divertido – incluso Lucius está interesado en ayudarme, creo que por eso de tener que ir de un país a otro realizando las negociaciones ¿sabes que su mayor sueño es volar en avión? No me lo hubiese imaginado de tan estirado sangre pura – se rió – ah, debes de conocer al esposo de Harry, es mi hijastro también, Draco Malfoy.
- ¿No que estabas de novio con Ginny Weasley? – dijo Víctor sorprendido.
- Lo fui unos meses, pero después de la guerra nos vimos separados y mis intereses cambiaron – dijo Harry – y ni se te ocurra mencionarla delante de él, con su embarazo en cinco meses es un verdadero lío de celos y ni hablar de cualquiera que pudiese haber sido su rival de amores, te mataría.
- Bueno, sigamos platicando en mi oficina – le dijo James – por cierto, Harry, es nena la que yo espero, a Lu le va a dar un ataque cuando se entere, va a tener que cambiar la decoración entera del cuarto del bebé – dijo riendo.
- Bueno, no es tu culpa, en todo caso, pero hacía mucho tiempo que no nacía una dentro de nuestra familia ¿verdad? Quizás hasta le alegre.
- Yo espero que sí, aunque Sigfrid se reía mucho cuando me entregaron los resultados, claro que cuando le pregunté por Ian se le acabó, parece que este no ha tomado muy bien el asunto de ser madre, o quizás Sigfrid no supo decírselo.
- Bueno, entonces te dejo el asunto, nos vemos en la cena.
- Recuerda que Lu dijo que era en Malfoy Manor, quiere mostrarnos cómo ha quedado luego de cambiarla por completo, siempre dijo que no le gustaba la decoración pero que a Narcisa le gustaba así, por lo que jamás la cambió.
- Lucius es ahora más feliz, por eso tanto cambio, el lo que hace el amor.

La cena había sido bastante tranquila, pero había sido James quien llevara el peso de la conversación, Sigfrid parecía estar un tanto tenso con Ian, que parecía estar pensando si se comía lo que los elfos le habían servido; Master se veía contento junto con Snape, pero este no parecía muy feliz de estar con los Potter, Draco miraba a su padre divertido, en especial por el entusiasmo con que parecía secundar a James ¿quién iba a pensar que su padre, el mismo que le había enseñado a odiar a los muggles y desdeñar a los que no eran de sangre pura, ahora estaría loquito por conocer los secretos de la población muggle?
- Incluso Sirius y Remus se han comprometido a ayudar, aunque sus alumnos aún no estás capacitados de participar en semejante evento, pero están seguros que en el futuro ellos serán capaces de hacerlo y será bueno tener una cierta experiencia respecto a su organización y la magia utilizada en ella – dijo James.
- Pues no sé como van a conciliar tantos intereses, en especial si las escuelas de magia de todo el mundo van a participar en ese famoso torneo – dijo Snape.
- Bueno, las bases son bastante claras – dijo Lucius – cada colegio elegirá a su manera un representante que debe ser obligatoriamente del último grado, este será presentado a una selección nacional en caso de existir allí más escuelas y colegios de magia y hechicería, de allí saldrá un representante nacional que irá al torneo internacional de magia y hechicería cuya primera sede será el colegio de magia más antiguo conocido, es decir, el Alexandria en Egipto, dependiendo del ganador sabremos cuál es la siguiente sede, dentro de cinco años más.
- Por lo visto tienen pensado hasta en el siguiente torneo – dijo Master divertido.
- Pues esperamos que algún alumno de Hogwarts lo gane para ser la siguiente.
Una lechuza blanca llegó ululando por el comedor y se detuvo junto a Harry entregándole un sobre en el que reconoció la letra de la mujer que por cinco años creyó su madre, acarició la cabeza de su lechuza como agradecimiento y esta se marchó luego hacia su sala de descanso, como la llamaba Draco.
- Está en alemán – dijo Draco mirándola – ¿de quién es? – agregó celoso.
- Alestia Töpfer – le dijo abriendo el sobre sacando dos hojas de su interior – se las leeré – la extendió sobre la mesa luego que los platos fueran retirados mágicamente por los elfos.

“Mi querido muchacho:
Quizás te asombre saberlo, pero desde que te encontraron en ese callejón tan lejos del lugar en que debías estar que sospeche que en verdad no eras mi hijo, es algo que todas las madres tenemos ¿sabes? Algo me dijo que en verdad no eras Heinrich. Sin embargo, al verte herido, sus mismos ojos como perdidos, se me ocurrió que ocuparas su lugar ¿Cómo iba a saber yo que eras Harry Potter?
Respecto a lo que me dices que quizás igual sea parte de tu familia, te diré lo que yo pude recopilar de los recuerdos ancestrales de mi esposo. Miles Töpfer llegó a Alemania en manos de una mujeres águilas que decían que el niño era de su familia, sin embargo su parte humana era más fuerte, era un mago en todas las de la ley, así que nadie se preocupó de comprobar si lo que ellas decían era verdad, simplemente se lo quitaron y acabaron con ellas. Años más tarde el propio Miles buscaría su verdad y se enteraría que era descendiente de ellas, pero nunca supo de donde venía su herencia mágica, con excepción de un trozo de pergamino que te remito porque creo que está escrito en otro idioma, quizás a ti te sea de mucha utilidad.
Gracias por tu respeto hacia mí y por enviarme siempre ese dinero siendo que sabías que no debías hacerlo porque en realidad no soy tu madre y no tienes ninguna obligación conmigo.”

- Está escrito en gaélico ¿verdad? – dijo Harry entregándoselo a Master.
- Así es, es parte del libro de la magia enamorada de los Potter – se lo entregó a Sigfrid que lo sacó de su saco mágico y puso la hoja junto a él que de inmediato la absorbió y la convirtió en una parte de él abriéndose donde había sido colocada.
- “La cura para el mal de amores no existe – leyó este – como tampoco existe una poción para que otra persona se enamore de alguien, sin embargo, existe el amor como fuerte contra maleficio de la magia negra. Alguien que se entrega a la muerte por amor, jamás morirá realmente porque el hechizo traspasará irremediablemente esta magia a quien protege.”
- Eso explica por qué la maldición asesina nunca pudo dañarme – dijo Harry.
- Hay algo más – señaló – es respecto a James, parece: “Si un Potter se entrega a la muerte por proteger a alguien que es sangre de su sangre, su magia y su alma será traspasada hacia él, llegando a formar un solo ser, sin embargo, podrá manifestarse con la fuerza necesaria como para dañar a alguien aunque no tenga una forma corpórea definida, puede ser un poderoso patronus o cualquier magia similar, incluso tomar prestado el cuerpo de alguien que está muerto”.
- Eso explicaría el regreso de papá a este mundo y la fuerza que podía aplicar contra los dementores cada vez que invocaba un patronus.
- “Un Potter siempre protegerá a quienes son su sangre, aunque no lo sepa o ya no lleve el apellido, si está muriendo y puede tomar el lugar de alguien más que puede salvarse con esta acción, consiente o inconscientemente le protegerá borrando sus recuerdos de ser necesario para protegerle.”
- Entonces, James no fue quien trasladó a Harry a Alemania – dijo Lucius.
- Papá me defendió con fuerza del ataque de Voldemort y Bellatrix, pero Heinrich me defendió de la muerte ocupando mi lugar, dado que de todas maneras él iba a morir y yo podía salvarme porque mis heridas eran menores que las suyas.
- Al parecer la magia de los Potter era más fuerte en él que en su padre.
- De todas maneras le estoy muy agradecido por su sacrificio, si él no hubiese hecho aquello, jamás habríamos conseguido cambiar el mundo mágico.
- Yo también se lo agradezco – dijo Draco – de no haberlo hecho, te habría perdido definitivamente y jamás hubiésemos formado esta familia, tu padre no estaría vivo y Sirius y Sigfrid jamás hubiesen podido salir de Avalon, y tampoco Master hubiese podido abandonar sus terrenos, Ian y yo seguiríamos siendo mercenarios del ministerio y Remus quizás estuviera muerto. No, nuestra felicidad se la debemos a un chico que jamás supo que era de nuestra familia.
- Creo que Heinrich se merece que brindemos por él esta noche – dijo Lucius – porque con su sacrificio no sólo salvó al mundo mágico, sino que nos salvó de la soledad y la oscuridad de nuestros corazones – alzó su copa.
- Por Heinrich, por traernos de regreso a los Potter – dijo Ian apoyando su mano en la de su esposo que sonrió – porque sin él jamás hubiese conocido la felicidad.
- ¡Por Heinrich! – dijeron los demás a coro.

Una semana más tarde el ministro de magia descubría una placa conmemorativa junto a la fuente de la hermandad que decía:

Al verdadero héroe de mundo mágico, que tu sacrificio signifique que vendrá la paz duradera al mundo mágico que nos permita la integración total con el resto de las comunidades mágicas del Mundo.
Gracias, Heinrich Töpfer
.”

Fin.

Comentarios y tonterías varias:
Quiero que perdonen la tardanza, había empezado el final de otra forma, pero comencé a releer la historia y me di cuenta que quedaban muchas cosas en el aire, demasiado cabos sueltos por atar, hasta a mí se me hacía absurdo así que lo cambié drásticamente, por eso la tardanza.
Otra cosa, he estado leyendo el 7º libro (Sí, lo tengo en castellano pero aún espero que salga la versión original en español) y muchas cosas han coincidido (no les digo cuales, deben leerlo), y aunque en definitiva me ha gustado, creo que Rowling ha sido cruel con los merodeadores originales. En fin, deben leerlo, les daría la dirección de donde lo bajé, pero ya no la recuerdo, sólo sé que estaba en un blog de fanáticos.
Saludos y gracias por su paciencia.
Shio Chang.

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