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Ayudame a recordarme por Shiochang

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Ayúdame a recordarme

Quiero dar las gracias por los comentarios sintiendo en el alma que no hayan ni sospechado ni por asomo que se trataba de James. Por cierto, creo que se me quedó algo en el tintero, el elfo guerrero se parece a Legolas, del señor de los anillos, pero no tiene nada que ver con él, es más un Draco grande que otra cosa. Y con respecto a James con Lucius, lo siento, me gustan los rubios, son mi debilidad, quien sabe cómo voy a arreglar todo este enredo al final.
Otra cosa, nunca he dicho quién de los dos está embarazado, sólo que hay otro Potter en camino ¿Por qué han asumido que es Harry?

Secretos ocultos

Remus miró a Harry preocupado, no podían estarlo acusando de algo que no había hecho, jamás había mordido a nadie si es que podía evitarlo, pero nunca pudo haberlo hecho cuando ni siquiera había luna llena.
- No te preocupes, papá dijo que iba a evitar que formalizaran los cargos en tu contra – le dijo Harry abriendo el libro en la poción que quería.
- Entonces ¡me preocupo más! – dijo comenzando a darse vueltas alrededor de ellos – si algo sé de tu padre es que tiene muy mal genio cuando alguien toca a sus seres queridos, una vez casi mató a Snape por decirle una mala palabra a tu madre, por poco y mata al hermano de Sirius por decirle un insulto y se peleó con Amelia Burton, que era de sangre pura y pretendiente de James, por decirle que su madre tenía mal gusto para vestir.
- Pareces león enjaulado – le dijo Master divertido – calma, no puede se tan grave.
- Soy un león – le replicó – y no conoces a James, es peligroso con su lengua.
- Eso suena un pelín indecente – le dijo Harry cubriéndose la cara con el libro – a mi me gustaría poner a Draco en peligro así.
- Harry, no seas pervertido – le dijo molesto el rubio totalmente rojo.
- Creo, cachorro, que debes sacar la mente de las alcantarillas – le dijo Remus calmándose al fin tentado de la risa – mejor no me preocupo ahora, de seguro James, como sea que fuere, consiguió su objetivo – suspiró – me acabo de acordar de aquella tarde que te llevamos al cuartel de la orden, estabas actuando igualito a James cuando no le contábamos las cosas.
- Si, Sirius me regañó por gritón – suspiró y miró a Draco – pero nunca tanto como él cuando le hago cosas – y se escapó del lado del rubio.
- ¿Quieres dejar de decir indecencias? – le gritó.
- Bueno, a decir verdad, me parece que es rasgo bastante común en su familia – le dijo Master y los dos dejaron de correr en torno al caldero – el Potter que habita en Avalon es bastante, como decirlo sin ofender, alocado – agregó – es un coqueto incorregible y exhibicionista total, no vieras las que nos hace pasar de repente – se rió al ver la cara de Harry – le encanta que todo el mundo se entere de lo que está haciendo, y en varias ocasiones se ha paseado desnudo por todo el pueblo, dice que no le importa mostrar las gracias que la naturaleza le dio.
- ¡A ti ni se te ocurra hacer algo semejante o te mato! – chilló Draco.
- Nunca he sido exhibicionista – le replicó – aunque admite que estoy muy bueno.
Remus no pudo aguantarse más la risa, no podía creerlo, su, siempre lo había catalogado así, aterrizado casi ahijado era igual que el padre.
- ¿De qué te ríes? – le preguntó Ian y Master los miró mientras Draco amenazaba a Harry al que al fin había cazado y tenía acorralado contra una pared.
- Es que me acordé de James paseándose por la sala común de Gryffindor con nada más que una pequeña toalla cubriendo sus partes nobles reclamándole a Sirius que dónde había metido su ropa interior que no la encontraba importándole poco que todos los vieran en ese estado y que cuantos lo veían estuvieran babeando – sonrió al ver que Draco soltaba a Harry y ambos le escuchaban – si, Lily estaba furiosa y le gritó: “¡Tápate, Potter!” y él le replicó: “es para que veas lo que te estás perdiendo” – sonrió al ver la cara de espanto de Harry – ella se enojó aún más y vino y se lo llevó a la rastra al dormitorio que compartíamos nosotros echándole su túnica encima, luego ella regresó muy complacida, claro que James le sacó partido a la situación regresando con una cara de satisfacción total vestido como a la carrera y con el cabello aún más desordenado de lo que solía usar.
- Así que realmente es un rasgo de la familia – se lamentó Draco.
- Nunca he sido así – le insistió Harry – pregúntale a los que fueron mis compañeros de cuarto, Neville, Dean y Seamus compartían el cuarto conmigo y Ron, nunca me pasee desnudo, aunque más de alguna vez me vieron en ropa interior, pero era sólo mientras me vestía en las mañanas, la única que me vio desnudo, en realidad, fue…
- ¡Tuviste relaciones con la hermana de la comadreja! – le gritó Draco.
- Te pareces a Snape saltando a conclusiones equivocadas – le dijo – y ninguna mujer viva me ha visto desnudo, fue Mirthle la llorona.
- ¿Cuándo fue eso? – le dijo sorprendido.
- ¿Quién es ella? – interrumpió Ian asombrado.
- Uno de los tantos fantasmas de Hogwarts – le dijo Harry – la mató el monstruo de la cámara secreta hace más de cincuenta años por error – suspiró – estaba en el baño de los prefectos en cuarto año intentando descifrar el enigma del huevo dorado cuando ella se me apareció, dijo que no me había mirado, pero ciertamente yo estaba desnudo en el agua.
- El torneo de los tres magos – dijo Draco – pero si a mi me dijo que era el chico más guapo que existía en Hogwarts, entre vivos y muertos.
- Estaba enojada conmigo porque no iba a verla muy seguido – le replicó.
- Vanidoso, no eras el chico más guapo del colegio – le dijo Draco.
- Pero era el más cotizado – le sonrió abrazándolo – no necesitas ponerte celoso, amorcito, ella nunca podría hacerme sentir lo que he sentido en tus brazos, recuerda que está muerta – le besó el cuello – ni ninguna otra podrá jamás.
- Pues anduviste con dos tontas e idiotas cuando estábamos estudiando.
- De principio, Cho y Ginny no eran idiotas, aunque dudo de la cordura de cualquiera de las dos – suspiró – Cho lo único que quería era un valiente que la protegiera y ese era yo, claro que de paso quería total dedicación como le había dado Cedric, en cambio Ginny comprendía perfectamente cómo me sentía, ella sí confiaba en mí y cuando terminamos, ella comprendió mi decisión, aunque sospecho que ella sabía que me gustabas.
- ¿Participaste del torneo de los tres magos? – le dijo Master asombrado.
- Claro, lo ganó – dijo Draco orgulloso – aunque salió un poco maltrecho.
- Bueno, era lógico teniendo en cuenta que esa noche se enfrentó a Voldemort – le dijo Remus – no cualquiera le presentaba batalla a ese hombre, que regresaba con todo su poder, y salía con vida.
- Mejor nos olvidamos de eso y seguimos con nuestro trabajo – dijo Harry soltando a Draco retomando el libro que había caído al suelo para preparar la poción que libraría a Remus de su licantropía.

James estaba leyendo El Profeta sentado en un sillón mientras Lucius lo observaba en silencio, debería regresar a Londres, tenía una cita de negocios con el gerente de producción de la fábrica de celulares, pero parecía que su anfitrión no estaba de muy buen humor desde que regresara del ministerio.
- Han hecho un gran escándalo con el regreso de Harry Potter – le dijo complacido, al parecer se le había pasado el mal genio – señalan que están muy asombrados por el regreso de mi hijo aunque no les extraña tanto, después de todo Remus Lupin formaba parte del grupo que lo apoyaba antes de la Guerra – cambió de página – no dicen nada acerca de nuestra supuesta relación. De seguro el ministerio no ha permitido que se filtre la información.
- De seguro ha sido Narcisa quien ha pagado por ello, de seguro no le gusta el papel que le hemos dejado de esposa engañada y abandonada.
- Pobrecita, pero te aseguro que en algún momento encuentra la manera de dejar tu reputación y la mía por el suelo – se rió.
- Bueno, tengo una cita de negocios en Charing Cross, es mejor que me vaya, creo que es posible que me presenten un buen negocio esos muggles.
- ¿Qué tal si hacemos un poco de escándalo apareciéndonos por algún restaurante mágico? Me encanta llamar la atención.
- Severus siempre dijo que te gustaba pavonearte por el colegio.
- Nunca lo he hecho – replicó – simplemente mi sola presencia llama la atención.
- Si, es cierto, nunca han dejado de voltear la cabeza diciendo “Mira, es James Potter”, sin que tú tuvieras que hacer nada, que es lo mismo que le pasa a tu hijo.
- Bien, entonces iré a cambiarme ropa, no puedo ir a una reunión de negocios con pantalones vaqueros y una camiseta – dijo mirando los desgastados pantalones y la camiseta amarilla con grandes letras rosadas que decía Softball.
- Bueno, te ves bien así – le dijo el rubio apreciativo – pero tienes razón, un poco más decente te verías mejor.
- No me visto indecente – le dijo molesto – es la ropa de Harry.
- Calma, león, no es que estés indecente, pero con ella haces caer en todo tipo de pensamientos pecaminosos – le sonrió.
- Ah, eso es porque con lo que sea que tenga puesto estoy bueno – le replicó saliendo de la sala y Lucius se rió, era divertido estar con él, siempre había sido así, tan dulce en su vanidad.
Abrió el diario en las páginas centrales y se asombró de ver en las páginas sociales a Narcisa del brazo de Tiberius Zabinni, ¿no era el tío solterón de Blaize, el amigo de Draco? Y decía que estaba separada de Lucius, y que estaba decidida a pedir el divorcio tan pronto como este regresara de su viaje de negocios, más ahora que su hijo estaba grande y ella podía buscar un destino mejor que estar amarrada a un ex mortifago.
- La voy a matar – dijo dejando caer el periódico – nadie le hace algo así a un Malfoy – gruñó poniéndose de pie – cómo se atreve.
- ¿Pasa algo malo? – le dijo James divertido por el enfado del rubio.
- Narcisa se ha salido del papel de víctima abandonada y desamparada diciendo que no quiere seguir atada a un ex mortifago ¿acaso no ve que con ello perjudica mis negocios? Se las va a ver conmigo esa bruja.
- Tranquilo, en cuanto nos vean juntos van a dudar de su palabra ¿cómo podría Harry Potter andar con un mortifago? – se rió – aunque creo que van a decir otras cosas peores de nosotros – se acercó a él – y es mejor que aproveches de divorciarte de ella, después de todo, si me deja el camino libre podemos hacer otras cosas ¿no te parece? – le coqueteó.
- Pero va a pedir una cuantiosa suma como compensación.
- No, si se entera que todo ese dinero proviene de los muggles – se sonrió – con lo orgullosa que es, le dará un ataque, aunque creo que los Zabinni son bastante ricos como para admitirla dentro de su familia, pese al divorcio.
- Quizás el escándalo no la favoreciera tanto como ella espera – dijo sonriendo más tranquilo abrazándolo – después de todo yo tendría un esposo joven y ella no tiene tanta suerte por delante, después de todo, el único que puede tocar mi fortuna y reclamarla es Draco, dado que ella fue muy tonta de firmar ese tratado prematrimonial que nos impusieron, yo no tendría acceso a la fortuna de los Black, pero ella tampoco lo tendría a la fortuna de los Malfoy.
- Pero ahora tendrás acceso a la inconmensurable fortuna de los Potter – dijo apoyándose en su hombro – ni te imaginas en el lío que te estás metiendo si quieres administrar todo eso – le dio un beso – vamos.

El celular de Harry sonó tres veces antes que este lo contestase, había conseguido crear la famosa poción hacía pocos instantes, pero tomaría un par de días más para que Remus se la pudiese tomar y ella surtiera efecto.
- Hola, hijo ¿pasa algo malo? – lo saludó y Harry sonrió.
- No, papá, sólo es que acabamos de terminar la poción y estaba en la cocina discutiendo con un elfo sobre el almuerzo ¿sabes que ellos piensan que estamos demasiado flacos y deben alimentarnos? – se rió – y Draco ha puesto una cara cuando le han dicho que debe cuidarse mejor si quiere que su hijo nazca sano.
- ¿Cómo dices? – le dijo James asombrado – es increíble.
- Si, tanto como suena, vas a ser abuelo dentro de ocho meses – le dijo contento – pero dime ¿cómo van las cosas por esos lados?
- Bueno, conseguí frenar la cacería de Remus por un tiempo, dicen que se está haciendo una investigación exhaustiva respecto a la muerte del niño, pero de todas maneras el precio de la cabeza de Remus ha subido bastante, aunque de momento no tienen ni la más remota idea de donde puede andar.
- ¿Y el padre de Draco?
- Está haciendo negocios con un tipo que me ha mirado como si fuera un filete todo el rato, aunque Lucius ha dejado bastante claro que soy su pareja – suspiró – ah, dile a tu novio que se ha conseguido dos padrastros nuevos, Narcisa denunció a Lucius por abandono de hogar y adulterio pidiendo de paso el divorcio y ahora se ve delante de todo el mundo con Tiberius Zabinni, así que nosotros vamos a hacer nuestra parte del show paseándonos por allí del brazo.
- Eres terrible – se sonrió – y pobre de mi, soy un niño en las garras de un ex mortifago – agregó.
- Oh, vamos, sabes perfectamente que la situación es a la inversa.
- Por supuesto, pero creo que ahora prefiero hacer de víctima que de héroe.
- Así que voy a ser abuelito – dijo divertido – es genial, espera que le cuente a Lucius, le va a dar uno, pero me voy a aprovechar del pánico.
- Papá, Remus nos contó de una vez que te paseaste semidesnudo por la sala común de Gryffindor ¿es verdad?
- Claro, si todos me miraban como si fuera comestible, hasta tu madre – se rió – pero no soy exhibicionista, estaba muy molesto y no me di cuenta hasta que ella me reclamó que me tapara y siendo como soy, le contesté una pesadez.
- Snape siempre me decía que te andabas luciendo por allí.
- Eso no es cierto, yo simplemente me paseaba por los pasillos del colegio sin grandes pretensiones ¿cómo no iba a llamar la atención un chico guapo, de buena familia, sangre pura y para colmo muy rico? Nunca anduve presumiendo de nada, si hubiese sido cierto, habría contado que mis ancestros venían de Avalon o que teníamos una mina de oro en Egipto, ese habla porque tiene boca.
- Supongo que te tiene envidia, los chicos guapos no abundan ¿verdad?
- Bueno, no me has dicho si te resultó la poción.
- Conseguí hacerla, pero necesita dos días de reposo para que surta efecto.
- Genial, pronto vas a liberar a Remus – dijo feliz – me tengo que ir, Lucius me invitó a tomar una copa al Reberberaux, un exclusivo bar mágico del que él es dueño, creo que voy a causar un poquito de escándalo en tu nombre.
- Ten cuidado, Narcisa Malfoy no se va a quedar de brazos cruzados.
- Lo sé, pero ella no me puede hacer nada, si lo intenta pondrá a todo el mundo mágico en su contra, recuerda quien aparento ser.
- Papá, no seas loquito, quiero llegar a verte vivo ¿entiendes?
- No te preocupes, Harry, lo harás, cuídate y cuida mucho a mi futuro yerno y a mi nieto – se rió – quiero ver la cara que va a poner Lucius cuando se entere.
- Más impagable sería ver la cara de Snape cuando se entere quien es la pareja de Draco y que este espera un hijo mío.
- Si, a lo mejor yo puedo verle la cara cuando se lo digas ¡será genial! – se rió – ¡los merodeadores mandan! – le colgó y Harry se rió también, su padre era verdaderamente alocado, pero era divertido escucharlo contento.
- Ah, aquí estas – le dijo Draco amenazador – ni creas que porque me dejaste preñado te vas a salir con la tuya, Potter...
- No sabía que pudiera hacerlo, no te enfades – le dijo tomándolo de las manos luego de dejar el celular a un lado obligándolo a sentarse en su regazo – recuerda que la gran parte de mi vida la viví entre muggles y allá un embarazo masculino es imposible – le acarició el cabello – acabo de hablar con papá, me pidió te informara que tus padres se están divorciando y que pronto tendrás dos padrastros nuevos – sonrió al ver su cara.
- ¿Cómo es eso? – se acomodó contra su pecho.
- Mi padre, como sabes, se llevó al tuyo a Edimburgo e insinuó que eran amantes, pues bien, tu madre no se ha quedado con el papel de victima, lo ha acusado de abandono de hogar y adulterio para pedir el divorcio y ahora sale con Tiberius Zabinni diciendo que no quiere seguir con un ex mortifago.
- Pero eso arruinará los negocios de mi padre – dijo preocupado.
- Que va, papá sabe sacarle el mejor partido a las cosas, por lo visto, ya que se va a aparecer en un exclusivo bar mágico de la mano con tu padre, sólo espero que me mande El Profeta con la noticia.
- Tu padre es verdaderamente un exhibicionista.
- Claro que no, simplemente quiere mejorar la imagen de tu padre, después de todo, nadie va a creer que es un mortifago o lo fue si anda con Harry Potter ¿verdad? Aunque de seguro dirán otras cosas al respecto, pero de que me estaría forzando, ni hablar, después de lo que seguramente hizo en el ministerio.
Draco sonrió y cerró los ojos acariciando con la nariz el cuello de su león, le gustaba mucho estar entre sus brazos.
- Vamos a almorzar ¿si? – se separaron y se fueron al comedor tomados de la mano sonriendo – nuestro nuevo habitante tiene hambre.

James sonrió divertido mientras caminaba por el centro del bar con el brazo de Lucius siempre sobre sus hombros, todo el mundo se había volteado a mirarlos al entrar, no había nadie que no comentara: ”ese muchachito que trae Malfoy ¿no es Harry Potter? Se ven muy acaramelados”, en eso Snape tenía razón, siempre le había gustado dar de qué hablar y ahora lo estaba consiguiendo mientras llegaban a la barra y entraban al privado.
- Quizás debiéramos hacer un numerito por allí ¿sabes? – le dijo a Lucius mientras se sentaba a la mesa – no es mucho el comentario.
- Olvídate de eso ¿quieres? Sé que estuviste llamando a tu hijo.
- Eso – sonrió divertido – te digo, vas a ser abuelo – y amplió sus sonrisa al ver a Lucius palidecer y luego ponerse de pie enfadado.
- ¿QUÉ? – gritó apoyando las manos sobre la mesa – ¿pero cómo?
- Anda, sabes perfectamente cómo se hacen los bebés – se rió al ver que se sonrojaba y se sentaba – especialmente si uno no tiene cuidado.
- Pero un hijo, eso es imposible en tan poco tiempo.
- Bueno, los embarazos masculinos no son iguales a los femeninos, tienden a manifestarse con muy poco tiempo de gestación.
- Narcisa me va a matar cuando se entere – suspiró – y qué decir de Severus, me va a echar la culpa a mí, que desgracia.
- Oye, un hijo jamás es una desgracia, es un regalo divino.
- Me refiero a su concepción – le dijo – fuera del matrimonio, es indigno de un Malfoy, que diría mi padre y mis abuelos.
- Deja de preocuparte por el qué dirán y mejor nos preparamos para la llegada de nuestro heredero – le sonrió y se fijo en que el mesero los miraba fijamente – pidamos lo que nos vamos a servir.
- Sigue sin gustarme el asunto – le dijo preocupado.
- Pues ni piense en un aborto, ni de broma te lo voy a permitir – dijo sin notar que una cucaracha estaba en el respaldo del sillón del rubio.
- Nunca en mi familia se ha estilado aquello – le rebatió – pero creo que deberíamos preparar el matrimonio cuanto antes, no habrá bastardos en mi familia.
- Quizás todo esto adelante tu divorcio, Lu, aunque Narcisa va a estar de muerte.
- Ni que lo jures – suspiró – ahora sí va a matarme.
James sonrió y miró extrañado la copa que el mesero ponía frente a él ¿no había pedido un cóctel de fuego? Aquello tenía todo menos alcohol, miró la copa de Lucius y luego al mesero pensando que se había equivocado cuando notó que Lucius se reía en voz baja.
- No me parece para nada divertido – le dijo molesto cruzándose de brazos y sin notar que un pequeño bicho se alejaba volando raudamente de ellos.
- Lo siento – trató de calmarse – pero es que creo que sólo escucharon parte de la conversación y han asumido que eres tú el embarazado y yo el futuro padre – le dijo en voz baja – por eso, nada de alcohol en tu trago.
- No me hace gracia – replicó molesto – ni siquiera hemos tenido algo.
Lucius sonrió abiertamente, pero James tenía razón, aunque claro, ello podría cambiar en cualquier momento y pondría todo su empeño en que los rumores se volvieran realidad.

Al otro día le llegó a Harry un ejemplar de “Corazón de Bruja”, este miró sorprendido la imagen que estaba en la portada, pero lo que más llamó la atención fueron los titulares que le acompañaban ¿las habría visto Hermione?

“Harry Potter, nuestro siempre amado salvador del mundo mágico, se ha paseado acompañado de Lucius Malfoy, por el exclusivo bar Reberberaux, y según hemos visto, nuestro querido moreno está embarazado de este, quien tramita en estos momentos su divorcio de Narcisa Malfoy. Es sabido que Lucius Malfoy fue acusado de actos de mortifago, pero si fuera cierto, dudamos mucho que nuestro amado muchacho se hubiese mezclado con él y menos hubiese accedido a tener un hijo suyo... (sigue en página 5)”

- Remus, mira esto – le dijo al Licántropo entregándole la revista – vaya que nos parecemos mucho.
- Allí dice que tu papá está embarazado – le dijo Draco curioseando por arriba de su hombro – pero si apenas hace unos días que asumió tu lugar.
- Papá me escribió una nota, dice que está furioso con tu padre por todo este enredo, alguien escuchó su conversación y han asumido que el heredero de ambos es un hijo de mi padre y no el bebé que tú esperas – le sonrió – además, dice que Narcisa les mandó un vociferador y estuvo un buen rato sordo.
- Si, James se te parece mucho – le dijo Remus mirando la fotografía – pero debe de haber hecho un conjuro especial en sus ojos ¿lo notas? Tiene un velado tono pardo, no son tan verde esmeralda como los tuyos.
- Será porque no son suyos naturalmente, pero alguien podría notar aquello – dijo Ian preocupado – si alguien llegase a sospechar que no se trata verdaderamente de Harry Potter sí que tendría problemas ¿no?
- Son pocas las formas de probar que un mago no es quien dice ser – le dijo Master – sería fácil que le sacaran a alguien el disfraz, en el caso de tratarse de la poción multijugos, pero esa es su apariencia normal, así que no sacarían nada, lo otro sería hacer una prueba con la poción personale verifica, pero tampoco conseguirían nada dado que no es muy específica y, al ser tu pariente más cercano, no les dirá que no es quien dice ser, a no ser que le dieran verisitasen.
- O sea, que mientras no beba esta última, papá está a salvo.
- Pero dudo que a alguien se le ocurra mirar bien las fotografías – dijo Ian – muy pocas personas han de recordar que los ojos de Harry son tan verdes ¿verdad?
- Pues si puede haber alguien – dijo Harry preocupado – los Malfoy siempre trataron mal a su familia y no creo que Ron aceptase tan fácilmente que me relacionara con ellos y no regresara con su familia tan sólo de aparecer en Inglaterra, y él puede recordar perfectamente el color de mis ojos.
- Esperemos un poco, ya mañana Remus podrá beber la poción y podremos ir a la colina de las manzanas al otro lado del pueblo y averiguar si realmente esa es la entrada a Avalon – dijo Draco.
- Aún no sabemos dónde se metió el velo de la muerte – le dijo Harry – y no me has dicho – se volvió hacia el elfo – cuál es su secreto.
- Verás, Avalon tiene dos puertas de acceso, pero tiene una sola de salida, el velo de la muerte es una de ellas, sin embargo, quien ha entrado por allí a Avalon, no puede salir, que es el caso contrario a la puerta que está aquí, la que se abre y se cierra sólo para algunas criaturas mágicas muy especiales, que somos los guardianes especiales de sus terrenos aledaños.
- Lo que quiere decir que sólo tú puedes entrar y salir – dijo Draco.
- Mi padrino cayó por detrás del velo de la muerte – dijo Harry – lo que significa que en estos momentos está encerrado en Avalon.
- ¿Tu padrino de casualidad se llama Sirius Black? – el moreno asintió – pues no creo que se la esté pasando muy mal por allá – sonrió – los morenos siempre han sido bien cotizados allí dada su escasez, y creo que ha formado muy buena amistad con Sigfrid Potter.
- Ese Sirius – dijo Remus molesto poniéndose de pie – pero se las voy a cantar.
- Y Sigfrid es el exhibicionista del que nos hablaste ¿no? – le dijo Ian.
- Si, los elfos más antiguos dicen que es el más loco de los Potter que hayan existido, suponen que es así dado que es hijo de un mago con una ninfa del Lago Ness, su hermano, por lo que dicen, lo empujó contra el velo de la muerte porque lo querían encerrar en un sanatorio de los muggles hace como quinientos años.
- Tal vez lo que necesita es un buen golpe en la cabeza – dijo Harry divertido.
- Es probable, aunque también creemos que lo hace porque estaba enamorado de alguien afuera y jamás pudo concretar su amor.
- Perdona, pero ese hombre ¿se parece a Harry?
- Si, bastante, creo que desde su generación en adelante es que los Potter son morenos, antes eran castaños oscuros o cobrizos, pero de allí en adelante todos los que he visto son de cabello oscuro.
- Así que, aparte de tener mujeres águilas en mis ancestros, tengo una ninfa.
- Y hay un esturión – le dijo Master y vio que los cuatro lo miraban extrañados – ¿no los conocen? – ellos negaron con la cabeza – son seres mágicos que pueden tomar la apariencia que quieran, normalmente tienen el físico de un hombre, pero bien pueden ser hembras cuando su naturaleza les pide reproducirse, además de tener la extraña capacidad de embarazar a sus parejas, sean hombre o mujeres, aunque la mujer fuese estéril en todo sentido.
- Así que por eso ahora estoy embarazado – dijo Draco sentándose en el regazo de Harry – por su naturaleza sobre reproductiva.
- Lo más probable es que él comparta tu condición – dijo Remus y ambos lo miraron con la boca abierta – recuerdo que dijeron que había sido de ida y vuelta.
- Ahora si que a mi padre le va a dar un ataque, tan joven y abuelo por partida doble – se rió Draco – así que también debo cuidarte por nuestro bebé.
- Quizás sea por eso que el relicario brillaba con tanta fuerza – dijo Ian desentendiéndose de sus amigos que se hacían arrumacos – son tres Potter en vez de uno ¿verdad?
- Si, mientras más Potter, más magia han de generar – aceptó Master.

Pero tal como había temido Harry, Ron no se había quedado tranquilo y había comenzado a tratar de probar que aquel joven que andaba con Lucius Malfoy no era Harry Potter, no podía ser que él se hubiese ido con los Malfoy cuando bien sabía que sería recibido con los brazos abiertos en el seno de su familia, claro que nadie se había atrevido a tratar de hacer algo directamente, si realmente el muchacho estaba embarazado, se meterían en graves problemas, sin embargo, habían tratado de darle a probar todo tipo de pociones para quitarle el supuesto disfraz y lo único que habían conseguido era enfermarle del estómago y que terminase en una clínica privada.
- Me temo, Señor Malfoy, que va a tener que evitar que el chico coma fuera de su casa, tiene suerte que no haya síntomas de pérdida con tanta porquería que le han dado – le dijo el sanador que lo atendía.
Lucius volteó la mirada a James quien lo miraba furioso, no habían rebatido los dichos de su supuesto embarazo porque les convenía que siguieran circulando, pero eso no le hacía nada de feliz al moreno, quien seguía de un humor de perros.
- Pobre pequeñito, al menos no le ha pasado nada – le dijo Lucius abrazándolo.
- Si, ambos están muy bien, dado todo lo acontecido, pero insisto en que no deje que extraños se acerquen a lo que está comiendo o bebiendo, porque bien podrían, o provocarle un aborto o envenenarle.
- Espero que la investigación nos diga quién es el idiota que está haciendo esto – gruñó James furioso – estoy cansado de vomitar por las mañanas.
- Podemos darte una poción que te calme un poco los síntomas hasta que ellos se te pasen naturalmente – le ofreció el sanador – eres joven y fuerte, así que no creo que tengas mayores problemas con tu embarazo.
James miró hacia el cielo tratando de contener la respuesta, odiaba que todos pensaran que estaba embarazado y no poder negarlo ¡si ni siquiera había tenido relaciones con Lucius! Y al parecer este se veía muy complacido con la idea por la cara que ponía, ya se las iba a cantar a ese malvado.
- Vamos, leoncito, te llevaré a casa y le podrás pedir a los elfos lo que quieras.
- Pues se me antoja algo especial – le dijo malicioso.
- Ah, vamos, eso lo puedes tener cuando quieras siempre que me lo pidas.
- Este, señores, creo que van a tener que tener un poco de cuidado al respecto – dijo el sanador ruborizado – aún podría tener síntomas de pérdida.
- No pasará nada – dijo James – vamos, creo que tengo un batallón reclamando alimento allá dentro – se tocó el vientre y salieron – Te juro, Lucius, que tan pronto termine todo esto, te voy a dar tu merecido – le dijo en voz baja mientras salían de la clínica y se desaparecían de regreso a Edimburgo. En eso el curador tenía razón, allí estaría a salvo de cualquier intento de probar que realmente no era Harry Potter.

Harry estaba medio dormido en su cama, tratando de tomar una siesta, cuando sintió a Draco acostarse a su lado, ya llevaban dos días allí y estaba por cumplirse las 48 horas que necesitaba de reposo la poción para Remus, pero en todo ese tiempo lo único que habían hecho era descansar en los brazos del otro, Harry no quería que todos supieran cuando lo hicieran, pero Draco estaba un tanto tenso.
- ¿Estás enojadito, mi dragón? – le dijo al ver que no se abrazaba a él como siempre lo hacía.
- Claro que sí – le dijo dándole la espalda – ya no me quieres porque comenzaré a engordar mucho y me pondré feo.
- No seas tontito – le dijo divertido abrazándolo por detrás haciendo de cucharita por detrás – recuerda que es posible que yo esté en las mismas condiciones.
- Pero igual no me haces cariñito más que por encima de la ropa – se quejó.
- De acuerdo, si es lo que quieres – le dijo frotando suavemente su vientre – si ni siquiera se te nota todavía – le acarició el cuello mientras le retiraba la camiseta hasta dejarla enrollada bajo las axilas – me gusta tu textura – le pellizco suavemente una tetilla y lo escuchó gemir – ¿te gusta?
- Si – suspiró cerrando los ojos con fuerza mientras sentía que su otra mano bajaba por su vientre y le soltaba la cinturilla de los pantalones y le frotaba un poco por encima de la ropa – sigue – le rogó y escuchó el ruido del arrastrarse del carro del cierre bajando con el roce de Harry sobre su sexo – ah.
Harry sonrió soltándolo un segundo, puso el conjuro que bloquearía sus “ruidos” y comenzó a desvestir suavemente a Draco, que se retorcía entre sus manos ayudándolo a desnudarlo mientras Harry veneraba beso a beso la piel que le iba dejando expuesta, dejando pequeñas marcas con sus dientes a las que el rubio replicaba con gemidos contenidos pero que expresaban todo lo que sentía.
- Sólo disfruta – le dijo regresando a su lado también completamente desnudo mientras el rubio le acariciaba el cabello – sentirás el cielo.
- Eso está entre tus brazos – le replicó besándolo apasionadamente – siempre.
- Eres muy lindo, dragón mío – le dijo tomando aire para comenzar de nuevo a pasearse por su piel, le encantaba besarlo por todos lados, pero le daba especial dedicación a su pecho mientras su manos masajeaban suavemente su espalda subiendo y bajando hasta sus nalgas y de vuelta, lo que hacía arquearse al rubio delirando de placer, buscando un roce más directo a sus zonas más necesitadas de atención, pero Harry se estaba tomando su tiempo, quería que volviera a gozar como lo había hecho en Edimburgo.
- Harry, no juegues – le dijo sintiendo como bajaba demasiado lento por su carne, el ligero roce de sus dedos y su labios le quemaba, pero no le satisfacía – por favor – le rogó apretando sus dedos entre sus cabellos.
Harry sonrió para sí y dejó que su mano se adueñara de aquella zona tan necesitada de atención pero sin dejar de torturarlo, tanto así que Draco no pudo contenerse y comenzó a gemir cada vez más alto, pero el más delicioso, al menos para los oídos de Harry, fue el que emitió cuando comenzó a frotar su miembro con los labios, ara como un delicioso caramelo dentro de su boca que degustaba con gran placer, frotando, presionado y chupando con destreza, esa que te da el conocimiento del cuerpo de tu amado. Y casi sin darse cuenta, sus manos viajaron hacia atrás, una por la cara interna y otra pos la externa con lo que Draco arqueó sus caderas gimiendo de placer, cada movimiento de Harry le generaba una nueva e incontenible oleada de placer, cerraba los ojos y veía fuegos artificiales, no podía evitar aferrarse con fuerza de sus cabellos, obligándolo a acelerar los movimientos alrededor de su a punto de estallar miembro.
- Harry – gimió – estoy… que… acabo – tartamudeó sin voz.
- Lo sé – dijo retirando sus dedos de la entrada del rubio, se sentó al estilo indio y lo sentó sobre él – quiero que lo hagamos así – dijo dirigiendo su propio y adolorido miembro hasta colocarlo en el lugar correcto. Draco simplemente sintió y, con las piernas alrededor de la cintura de su amado e hizo que lo penetrara de una vez dejando que su cuerpo se inundara se ese rico placer que los hizo gritar a ambos cuando tocó el punto sensible en su interior, un placer que los sacó de este mundo en cada arremetida hasta acabar en un mar de lava ardiente mientras el rubio ocultaba su rostro en el cuello del moreno que lo apretaba con fuerza, como si temiera que iba a desaparecer si lo soltaba, sintiendo que el mundo se movía a su alrededor pero sin percibirlo con certeza.

Ian estaba leyendo sentado en la sala junto con Master y Remus a la espera que se cumpliera la hora para que el licántropo se tomara la poción cuando sintieron que todo se movía con gran fuerza, era un remezón mágico dado que nada que no fuera de ese tipo parecía moverse.
- Son esos dos de nuevo ¿verdad? – dijo Ian molesto.
- Es extraño que pudieran hacer eso estando aquí – dijo Master preocupado – menos cuando deben de estar embarazados, eso es algo que ocurre sólo la primera vez que se fecundan.
- Esos dos causaron tres temblores mágicos la vez pasada y eso debe haber sido apenas hace unos cuatro días – dijo Remus.
- Los elfos señalaron que Draco tenía alrededor de un mes de embarazo – recordó Ian – lo que significa que Harry lo embarazó antes en Londres, en nuestro departamento.
- Es muy extraño, entonces – dijo Master preocupado – el fenómeno ha vuelto a repetirse y debe de haber algo importante de por medio.
- La vez pasada nos informaron que había desaparecido el caldero de Merlín de Hogwarts – recordó Remus pensativo.
- Lo que significa que el siguiente misterio desaparecido debe de andar cerca – dijo Master pensativo dejando la lectura de Corazón de Bruja, era raro que alguna publicación moderna llegase a sus manos.
- No, significa que esos dos allá arriba aún tienen que provocar dos temblores más – dijo Ian furioso – ¿Por qué tenemos que enterarnos de lo que ellos hacen?
- Es de la clase de cosas que le gusta hacer a Sigfrid – sonrió Master – pero creo que es mejor que los detengamos, tengo la ligera impresión que esto no ha sido normal ¿saben donde tiene el mapa de las zonas interiores?
- Claro, yo lo tengo – Remus se lo entregó – dijo que no había problemas porque sólo el relicario podría activarlo y ese lo tiene Draco.
- Bueno, eso es en el caso de los magos y brujas que jamás han estado en Avalon – le dijo el elfo – pero yo puedo activarlo – lo desplegó un poco – quiero saber a qué se debe todo este movimiento.
“Un Potter se ha separado del cuerpo de su dueño, ahora vaga por el mundo de los vivos sin estarlo completamente y se ha llevado algo muy preciado para su dueño, mientras ambos no regresen y él no recupere el cuerpo que en verdad le pertenece, cada vez que su dueño alcance la cima del placer, remecerán las distancias que los separan”.
- ¿Las distancias que los separan? – repitió Ian preocupado.
- ¿Cómo que un Potter se ha separado del cuerpo de otro? – dijo Remus y luego comprendió – James dijo que siempre había estado al lado de su hijo, Harry lo sintió perfectamente cuando Voldemort y Bellatrix quisieron matarlo al finalizarse la guerra, incluso le dio su poder para vencer a esta última. Su esencia es tan fuerte que fue capaz de llevárselo a Alemania para protegerlo.
- Y él apareció haciéndose pasar por Harry luego que nosotros decidimos venir acá a averiguar sobre Avalon y sus misterios.
- Pero ¿qué es lo tan preciado que se llevó al separarse?
- Quizás debiéramos preguntarle a él cómo se ha sentido últimamente – dijo Master – y detener a esos dos, si el otro Potter está en Edimburgo, están remeciendo a toda Inglaterra y los lugares mágicos que alguna vez visitaron.

Harry estaba descansando un poco antes de volver a la carga con Draco, aunque este se veía muy relajado ahora que había obtenido lo que quería, incluso le parecía que estaba a punto de dormirse así, apoyado completamente sobre su cuerpo, los dos totalmente desnudos.
- Te quiero mucho, mi leoncito pervertido – le dijo acariciando su hombro.
- Ahora te quejas – le dijo él divertido – pero cuando te lo hago pides más ¿eh?
- No me estoy quejando – lo rebatió – me gusta mucho que seas así – sonrió.
- ¿Te gustaría otra dosis? – le ofreció acariciándole la espalda de abajo arriba.
- ¡Ustedes dos, deténganse de inmediato! – le dijo Ian derribando la puerta de un golpe, Harry apenas alcanzó a cubrir a su pareja con la sábana antes que los tres invadieran su habitación – no van a causar otro desastre de proporciones.
- No entiendo, Draco y yo sólo…
- Estaban haciéndolo, lo sabemos perfectamente – le dijo el castaño furioso – te advertí que no te iba a perdonar que me lo hicieras notar una vez más, y se lo has hecho saber a todo el mundo mágico aquí en Inglaterra.
- ¿Quieres decir que volvimos a hacer temblar el piso? – dijo Draco tratando de darse vuelta sin descubrirse.
- El mapa de las zonas interiores nos ha señalado que el temblor se sintió desde aquí hasta donde está el otro Potter, pasando por cuanto lugar mágico que hayan visitado cualquiera de los dos – le dijo Remus – ahora vístanse, tenemos cosa que hacer – les ordenó.
- Pero nosotros estábamos… - empezó Harry, algo le molestaba.
- No, Harry, tenemos muchas cosas que hacer y estás poniendo a James en peligro por un poquito de placer.
- Ojalá fuera un poquito – dijo Draco sonrojado – salgan, los veremos abajo.
Master los miró divertido y se llevó al furioso Ian, quizás ese muchacho fuese el que Sigfrid necesitaba para volver a sus cabales, él se parecía un tanto a Harry, era un rasgo común en los Potter eso de ser sensuales y debió haber previsto que de ninguna forma este soportaría la abstinencia cuando su pareja estaba dispuesta a complacerle.
- Harry, por favor, lleva el aparato ese para comunicarnos con tu padre – le dijo.
Harry sintió preocupado viendo cómo cerraban la puerta, no podía ser cierto que estuviera metiendo en problemas a su padre, él estaba tan lejos, pero debía tener en cuenta que se estaba haciendo pasar por él porque lo quería mucho.

Sentado en el sofá de la sala, James miraba asombrado al elfo, este parecía estar asustado de su reacción por lo que le había dicho, como si el amo, con el genio que se había gastado desde que volviera, lo fuese a despedir.
- No puedo creerlo – le dijo al fin, al menos Lucius no estaba allí – ¿estás completamente seguro de lo que me dices?
- El amo debe tener una semana de gestación – le dijo el elfo temeroso aún.
- Por Merlín, resulta que era cierto – dijo en voz baja – aunque fuera imposible – se quedó mirando al elfo – no te preocupes, no es tu culpa, al menos me has prevenido y no hecho alguna estupidez en mi estado.
- ¿El amo no me va a despedir? – le dijo preocupado.
- Por supuesto que no – sonrió – pero quiero que me preparen algo especial para el té – se puso de pie – ¿dejó dicho Lucius a dónde iba?
- Dijo que regresaría para la hora del té – le dijo el elfo.
- Lo que será dentro de media hora, pero yo quiero un pastel de fresas – dijo molesto – mi madre hacía unos tan ricos, los echo tanto de menos.
- ¿No había elfos en su antigua casa, amo?
- Claro que sí, pero mi mamá hacía ella los postres, eran una delicia.
- Pues nosotros le haremos el mejor pastel que el amo haya comido para que el niño que va a tener nazca hermoso y sano – le dijo desapareciendo.
- ¿Cómo puede ser que tenga un hijo que ni siquiera engendré? – se dijo en voz baja – de seguro cuando me separé de Harry lo tomé conmigo inconcientemente para protegerlo – le acarició el vientre – ahora ¿cómo voy a devolvérselo cuando me siento su madre? – dijo y comenzó a llorar.
Lucius entró en la sala y vio a su moreno llorando con las manos en su rostro y no pudo resistir la tentación de consolarlo. Se sentó a su lado y le rodeó los hombros con ternura, lo que hizo que este se volviera inmediatamente hacia él y se echara a llorar a lágrima viva sobre su pecho.
- Ya, amorcito, no llores – le dijo bajito.
- Es que es verdad que estoy embarazado – le dijo acurrucado contra él.
- No puede ser – le dijo sorprendido – no has estado con nadie desde que te di ese cuerpo – aseguró molesto.
- Es que ya estaba embarazado cuando me diste este cuerpo – le dijo apartándose de él – el bebé es de Harry y de Draco.
- ¿Cómo es posible eso? – le dijo preocupado.
- Te lo dije antes, soy un ser mágico completamente, quizás intentaba protegerlo de alguna manera, no estoy seguro, pero al separarme de Harry lo traje conmigo.
- Como son de enredosos ustedes los Potter – suspiró – pero a mi no me importa demasiado, después de todo, sigue siendo de la sangre de ambos ¿no?
- Es que no sé cómo me voy a separar de él cuando llegue el momento.
- No tienes que hacerlo – le dijo suavemente – ellos no saben que lo tienes ¿o si?
- Pero sería una mentira que yo lo conservase como si fuera mi hijo cuando es mi nieto – le dijo poniéndose de pie mientras secaba sus lágrimas – y después del temblor que se sintió, quizás fuera mejor que…
- ¿Sintieron el temblor aquí en Edimburgo? – lo interrumpió.
- ¿Por qué lo dices? – lo miró intrigado.
- Bueno, estaba en Londres, en el atrio del ministerio para ser exacto, saliendo de la oficina de mi abogado cuando comenzó a temblar y terminamos todos los que estábamos de pie allí, sentados en el suelo y hace podo rato me comentó Severus, que por cierto está muy molesto conmigo, que en Hogsmeade también se sintió con gran intensidad.
- Es extraño, los temblores suelen sentirse con intensidad sólo en pequeñas extensiones de territorio y no a tanta distancia – un ruido los distrajo – es Harry.
Lucius lo obligó a sentarse a su lado y le dio el altavoz mientras el moreno le contestaba.
- Hola, papá ¿Cómo te encuentras por allá? – le dijo Harry.
- Estoy bien, Harry, gracias – dijo luego de saludarlo.
- ¿Sintieron temblar en Edimburgo? – dijo la voz de Draco.
- Claro, Lucius acaba de decirme que en Londres y en Hogsmeade también lo sintieron ¿Acaso allá también lo sintieron?
- Somos los culpables – dijo Harry – papá, debes venirte con nosotros.
- ¿Ha pasado algo malo, hijo?
- Peor que malo, James – le dijo Remus – dime una cosa ¿Cómo has estado de ánimo últimamente?
- De un humor de perros pese a ser león – replicó Lucius.
- Espero que estés cuidando bien a mi amigo o te las verás conmigo – le dijo este.
- Expliquen que pasa – exigió James.
- El mapa de las zonas interiores ha detectado la presencia del velo de la muerte y nos dice que, o tu hijo y tu yerno mantienen la abstinencia, cosa bastante difícil dando sus estados hormonales actuales – dijo una voz que James no conocía – o tú te reúnes con él, o cada vez que alguno, seas tú o Harry, sienta placer van a remecer la tierra que haya de distancia entre ustedes pasando por todos los lugares mágicos que hayan pisado en su vida con tanta intensidad como sientan placer – explicó.
- Tú eres Master ¿verdad? El guardián de los terrenos.
- Si, ahora tráete al rubio que tienes a tu lado aquí usando el traslador que les hemos enviado, se activará en una hora más, cuantos más Potter estén cerca del relicario, más fácil nos será entrar allí, así que explícale a tu Malfoy la situación.
- Pero ¿Draco se encuentra bien?
- Tan bien como lo puede estar cualquier embarazado – le dijo este – me cuidan como si fuera de cristal.
- Porque aún no pasa el peligro de las primeras seis semanas – le dijo James.
- Necesitamos hablar respecto a otra cosa, papá, pero es mejor que lo hagamos en persona, en tu estado actual sería difícil – suspiró – Master nos dijo que era mejor que les mandáramos el traslador o te haríamos daño si te aparecías a tanta distancia, y ni se te ocurra hacerlo de nuevo ¿de acuerdo? Nos vemos mas tarde, aliméntate bien ¿si? – le cortó.
- Ellos ya lo saben, Lucius – le dijo mirando el aparato – por eso me llamaron.
- Así que fue un sismo mágico – le dijo abrazándolo de nuevo – y lo provocaron nuestros hijos haciéndose el amor, y si dicen que se sintió en todos los lugares que ambos han visitado, me imagino que hasta en mi casa se sintió – dijo divertido mirando a su amado moreno – ojalá y algo pesado haya aplastado a Narcisa – agregó malvado.
- Importa poco donde se sintió – le dijo molesto apartándose y poniéndose de pie – vayamos a tomar el té mientras te explicó dónde y por qué están por esos lados todos ellos y quien es Master.

James llegó con una cesta debajo del brazo y fue abrazado con fuerza casi al aparecerse, cosa que molestó bastante a Lucius, pero pudo controlarse a tiempo al ver que quien lo abrazaba era su hijo y no el licántropo como había pensado.
- ¿Qué traes allí, James? – le dijo su amigo divertido y este lo abrazó también.
- Los elfos me escucharon decir que veníamos a Gales y decidieron que tenía que venir bien aprovisionado dado mi estado actual – le sonrió – son pastelillos de crema de fresa, tú sabes que siempre fueron mis favoritos.
- Los Potter están todos loquitos – dijo Ian – y no nos hemos presentado.
- Si, es verdad, él es James Artemius Potter – dijo Remus.
- ¡No digas mi segundo nombre, que yo diré el tuyo!
- Te lo dije, anda de pésimo humor desde que te acusaron de asesinato.
- Y él es Ian Keller, aunque ya lo conoces porque vivías dentro de mí ¿verdad?
- Y si no fuera porque pensé que podía ayudarte, nunca te habría dejado – le sonrió a su hijo – claro que Lu me dio un cuerpo idéntico al mío.
- ¿Hizo magia negra, señor Malfoy? – le dijo Ian preocupado.
- Por supuesto que no, James es magia pura, simplemente hice un muñeco para que él pudiese ocuparlo, claro que no durará más de un mes – se lamentó.
- Pues quizás podamos hacer algo al respecto – dijo alguien a espaldas de ellos y ambos se volvieron a verlo – me presento, soy Malfoy Master, guardián de los terrenos de Avalon, cuyos exteriores han pertenecido por generaciones a los Potter, descendientes de las siete casas de las criaturas mágicas.
- ¿Eres parte de mi familia, de casualidad? – le dijo Lucius acercándose a él – si no fuera por las orejas puntiagudas diría que eres Draco un poco mayor.
- Si, somos parientes – le sonrió – ustedes son descendientes de mi hermano menor, claro que como él se mezcló con magos, sus rasgos se fueron perdiendo, pero de vez en cuando sale el parecido por allí.
- Al menos tengo la certeza que Draco va a estar por siempre muy guapo.
- Harry – le dijo este un tanto molesto.
- Bueno, supongo que ya que estoy aquí, me puedo quitar el hechizo de los ojos – les dijo James – creo que veo todo con un tinte verdoso.
- Es porque no usaste tu varita para hacer el hechizo – le dijo Harry divertido – el señor Ollivander me dijo que los hechizos podían no salir como uno quería si se usaba una varita ajena.
- Quizás haya sido mi estado que no me resultó – suspiró.
- Venga, vamos adentro para que Remus se tome la poción antes de partir al monte de las manzanas, si realmente el velo de la muerte está aquí, podremos entrar y salir de Avalon sin alterar sus secretos, eso me daría libertad de dejar sus terrenos – dijo Master y los siete entraron.
- Una pregunta ¿habrán detectado el traslador en el ministerio? – dijo Harry preocupado – no me gustaría que se aparecieran por aquí – Master se encogió de hombros, ese traslador era un misterio de Avalon, quizás ni se enteraran.
Cerró la puerta y acompañó a sus visitantes hacia la sala en donde el mapa estaba dando giros alocados en torno a si mismo.
- ¿Qué le pasa al mapa? – dijo Harry tratando de tomarlo pero lo quemó – ¡ay!
- Draco, pásale el relicario a Harry y los demás tápense la cara – dijo Master, el joven sacó el relicario del bolsillo cerrando los ojos, Harry se cubrió la cara con un brazo y se acercó de nuevo al mapa, cono lo que este se calmó y creó un puente de luz – Es mejor que lo sigamos, debemos llegar al acceso principal de Avalon antes que los muggles nos vean.
- ¿Por qué debemos preocuparnos de los muggles? – dijo Draco.
- Porque a ellos no les gusta nada que tenga que ver con la magia – le dijo el elfo – más de un problema nos causarían si descubren la entrada a Avalon.
- Entonces, mejor nos apuramos – dijo James tomándose del brazo de Lucius y agarrando con el otro a Remus – vamos, que nos lleva – dijo saltando arriba del puente. Harry tomó a Ian y a Draco mientras Master se apoyaba en su hombro, la luz del puente los encandilo, pero pudieron ver perfectamente como pasaban a toda velocidad por sobre el pueblo y llegaban a la colina, frente a ellos había un gran manzano y Harry y James pusieron sus diestras inconcientemente por delante, al parecer estas chocaron contra una puerta y al instante estaban en un pueblito muy medieval y pintoresco, típico de los lugares mágicos y la puerta se cerró detrás de ellos mientras el mapa de doblaba prolijamente cayendo en las manos de James y el relicario se transformaba en una llave cayendo en las manos de Harry – parece que estamos en Avalon.
- Si, este lugar es Avalon, mis señores – les dijo un ser extraño, era tan rubio como Master y los Malfoy, el cabello largo hasta la cintura, pero el color de su piel no era natural – Me han encargado de llevarlos al castillo principal, me llamo Nubrio y soy un esturión – se presentó.
- Así que aquí hay otras criaturas mágicas aparte de los magos antiguos – dijo Remus sorprendido – pero ¿no hay más gente?
- Un pequeño incidente hace un rato con el joven Potter – suspiró – nada extraño, en todo caso, pero ha alterado un poco la calma, sin embargo el señor Black consiguió evitar que hiciese una tontería desde que apareció aquí el velo de la muerte – suspiró – quería regresar al mundo humano, pero ya le habíamos dicho que vendrían desde afuera a visitarnos y… bueno, ya lo verán – caminaron un tramo y de repente, Harry estaba de espaldas en el suelo con un enorme perro negro encima lengüeteándolo mientras él lo abrazaba llorando. James se quedó de una pieza un segundo, pero reaccionó abrazando a ambos y de inmediato se les reunió Remus abrazándolos también.
- Vaya, no sabía que hubiese perros aquí también – dijo Ian asombrado.
- No seas tonto – le dijo Draco un tanto molesto – ese no es un perro, es un animago llamado Sirius Black, Harry ya te había contado que cayó por detrás del velo de la muerte cuando estábamos en quinto año y lo creía muerto.
- Los merodeadores están juntos de nuevo – dijo Remus soltando a sus amigos – Sirius ¿puedes tomar tu forma humana?
- Claro – dijo dejando a Harry tranquilo poniéndose de pie y miró entonces a los morenos que le sonreían – James ¿de verdad eres tú?
- Si, soy yo – le dijo este abrazándolo de nuevo.
- Te ves sumamente joven, pero es imposible, tú estabas muerto.
- No, no lo estaba – le dijo sonriendo soltándolo al fin – era una esencia mágica que vivía en el cuerpo de Harry y hasta muy poco que tengo un cuerpo propio.
- Vengan, en el castillo están tratando de calmar a Sigfrid, ha estado muy alterado en estos días, en realidad es mucho más alocado que cualquiera de nosotros, incluso que los cuatro juntos – le dijo Sirius – pero ya se está pasando de la raya – miró a Remus – me temo que odia a los hombres lobos, su novio fue atacado por uno y murió a causa de las heridas, fue por eso que su hermano lo mandó aquí.
- Remus ya no es un licántropo – le informó Harry – y allá afuera ya no queda ninguno en Inglaterra, el ministerio se ha encargado de perseguirlo y exterminarlos a todos, incluso persiguen a Remus.
- Pero si Remus jamás ha atacado a nadie, era de los buenos.
- El departamento de aurores se ha vuelto un centro de mercenarios – le dijo Draco – desde hace tres años que se trabaja en base a recompensas.
- Mi pobre Lunático – le dijo abrazando al hombre – debes haber sufrido mucho.
- Claro que sí – le dijo molesto – yo me andaba escondiendo mientras tú te dabas la gran vida por estos lados coqueteándole a quien sabe cuantos.
- ¿Qué tal si dejamos eso para después? – dijo Master – hay demasiadas cosas que hacer, como calmar a Sigfrid ¿no les parece?
Harry sonrió y siguieron caminando hasta llegar al atrio del castillo, allí, en medio del enorme jardín con leones que vigilaban la entrada, había una fuente muy parecida a la que estaba en el ministerio de magia, pero las figuras allí se veían menos fingidas que las de este último, claro que había más imágenes, allí estaban los elfos guerreros, los esturiones, las mujeres águilas y las ninfas, además de lo que parecía ser un sátiro (hombres mitad cabra, mitad humano), y otros seres que Harry no conocía.
- La gran mayoría de estos seres se han extinguido – le dijo Master notando su mirada – algunos por mezclarse con los humanos, como las mujeres águilas y las ninfas, otros por el miedo de los humanos han debido ocultarse aquí, como Nubrio, y los demás, bueno, fueron eliminados por ellos por considerarlo signos demoníacos, en especial los medio humanos.
- Si, aún hay magos que le temen a todo lo medio humano – señaló Harry recordando a Dolores Umbrige y su ley para controlarlos.
- ¡No me pienso quedar sentado esperando! – gritó un joven un poco mayor que Harry que se acercaba corriendo y se estrelló con él – no me quedo aquí…
- ¿Eres Sigfrid Potter? – le dijo Harry – hola, yo soy Harry Potter – le sonrió.
- Mucho gusto – le sonrió también antes de fijarse en el otro moreno.
- James Potter – le dijo este divertido.
- ¡Guau! – Le dijo mirándolo bien – son muy iguales ¿son gemelos?
- No, somos padre e hijo – le dijo este divertido.
- No es cierto, si uno no parece ser mayor que el otro – le dijo mirando a Harry – pero tú estás en estado ¿Verdad? – miró a los demás – hola, Master, tanto tiempo ¿Quiénes son nuestros demás visitantes? – miró a los rubios y a los castaños.
- Ellos son Draco y Lucius Malfoy – los presentó Harry divertido – mi novio y el de mi padre, y ellos son Ian Keller y Remus Lupin, amigos nuestros.
- ¿Eres el amigo del que tanto habla Sirius? – le dijo a Remus y el otro asintió – deben de haber sido un costal de problemas para sus padres.
- Como si tú no lo fueras para todos aquí – le dijo Nubrio.
- Eso no es cierto, soy un Potter y simplemente no me puedo estar tranquilo, aquí nunca pasa nada si no hago que pase – le reclamó.
- Tranquilo – le dijo James abrazándolo – te entendemos perfectamente.
- Mejor entremos, se seguro nos están esperando – dijo Master.
- Por supuesto que si, están en el salón de reuniones alrededor de la mesa redonda – suspiró – es bueno que todos seamos iguales, es la ideología que el Rey Arturo nos enseñó, pero no me gusta mucho eso de que todos controlen a todos como una gran familia, hay cosas que son muy personales.
- Pienso que no eres muy Gryffindor que digamos – le dijo Harry divertido caminado a su lado – nosotros generalmente somos así.
- Lo sé, pero es que cuando has vivido tantos años bajo las mismas condiciones te aburres de cumplir las reglas – suspiró.
- Me pregunto cuando las has cumplido – dijo Master divertido.
- Un tanto difícil, teniendo en cuenta que es un Potter – dijo un hombre mayor – si, recuerdo que incluso Pendragon era incapaz de permanecer mucho tiempo respetando las normas, decía que era aburrido y le quitaba el sabor a la vida.
- Pues, señor Merlín, encontramos a nuestros visitantes.
- Sean bienvenidos, señores a Avalon.
- ¿Señores de Avalon? – repitieron Harry y James.
- Pues, claro, así lo decidimos cuando dejamos que Parkes se marchara a formar una nueva dinastía, pero, por lo visto, les ha tomado mucho tiempo volver a reclamar lo que es suyo ¿no les parece?
- En realidad – dijo Harry – nosotros simplemente queríamos desentrañar un misterio mágico, no reclamar nada, ni siquiera sabíamos que fuéramos los dueños ¿verdad, papá? – miró a James.
- Y tenemos dos señores muy guapos – dijo otra persona desde atrás del anciano mago – mucho, como todos los Potter que se han visto por aquí.
- Pues ni se te ocurra echarle el ojo a mi Harry – le dijo Draco agresivo.
- Él es Céfiro Cuestre – les dijo Master – es el jefe de los esturiones – lo presentó – pero Draco tiene razón, no deben echarle el ojo a los Potter de afuera, le pertenecen a los Malfoy.
- Que mala suerte, con lo bueno que se ven – suspiró.
- Te lo advierto, Harry es mío – le dijo Draco levantando su varita.
- Eh, dragón, baja el arma – le dijo Harry acariciándole el brazo – él no pretende nada conmigo, sólo me hacía un cumplido ¿verdad?
- Mira, Potter, te prohíbo terminantemente que le coquetees…
- Dragoncito – le dijo abrazándolo con fuerza – sabes que te amo sólo a ti – le acarició el vientre – hazlo por nuestro hijito ¿si?
- De acuerdo – le dijo bajando la varita, pero al siguiente lo voy a deja ciego.
- Un Malfoy de tomo y lomo – dijo retrocediendo.
- Deberías recordarlo – se burló sonriendo otro hombre rubio y de orejas puntiagudas – es algo natural en mi familia – Harry lo miró y vio que se parecía a Lucius, a excepción de las orejas, se trataba de otro elfo guerrero – Soy Malfoy Madian – se presentó – y soy su novio, aunque me temo que le ha coqueteado muchas veces a los pocos morenos que hay en este lugar.
- ¿En Avalon no may mujeres? – dijo James mirando a todos los hombres que allí estaban, no se veía nadie del sexo opuesto.
- Por supuesto que las hay – sonrió un hombre alto de barba y bigote castaño claro – pero no están aquí, ellas misma se han asignado el deber de cuidar de las criaturas más débiles en este reino.
- Su majestad – dijeron los dueños de casa inclinándose hacia él.
- Sean bienvenidos, queridos señores de Avalon, los saluda el rey Arturo.
- Mucho gusto, excelencia – dijeron los seis visitantes.
- A Hermione le gustaría mucho conocer este lugar – dijo Harry mirando a su alrededor, estaba lleno de cosas extrañas que de seguro guardaban muchos secretos mágicos – a ella le gusta mucho la historia de los magos.
- Y ustedes tendrán todos el tiempo que quieran para conocer los secretos de este lugar – dijo Merlín – pero primero debemos solucionar el problema de este muchacho – señaló a James – tienes un cuerpo prestado ¿verdad?
- Sí, es cierto – le dijo – Lucius lo creó para que yo pudiera ayudar a Harry.
- Bien, si me acompañan a las termas de Avalon, recobraremos tu verdadero cuerpo y sanaremos las heridas de los demás – dijo el anciano – tiene grandes efectos en los extranjeros, así que pueden recobrar sus tiempos mejores, ya ven que Sirius fue rejuvenecido y recobró su salud cuando lo usó.
- ¿Y ustedes no las usan? – dijo Draco.
- Por supuesto que si – le dijo el rey – pero después de usarla un par de veces, deja de surtir efecto en las personas, sólo te permite seguir eterno.
- ¿Es así como la piedra filosofal? – le preguntó Harry.
- No, con los baños en las termas permaneces eternamente joven, pero eso no evitará que mueras – le dijo Master – la piedra filosofal daba un elixir para seguir viviendo, pero podías seguir envejeciendo igual.
- ¿Nos van a contar qué es lo que pasó afuera? – dijo Sirius abriendo una puerta mientras los visitantes entraban y los demás se quedaban afuera.
- Sirius, como nuestro miembro más reciente, te encargamos que guíes a los visitantes y vigiles a Sigfrid – le pidió Merlín – nosotros tenemos una reunión que concluir, luego les informaremos de todo.
- Por supuesto – sonrió cerrando las puertas a sus espaldas dejándolos a solas en un enorme salón con una piscina enorme dividida en dos – es mejor que se desvistan y se metan al barro y luego entren a la piscina de agua.
- No voy a dejar que vean a mi Harry desnudo – dijo Draco terminantemente.
- No deben estar desnudos – le dijo Sigfrid – el barro no debe tocar sus genitales o los dañará, en esos casilleros hay ¿Cómo dices que se llaman? Bañadores.
- Bueno, así está mejor, aunque no es mucha la diferencia.
- Pienso, Draco de mi alma, que estás exagerando, estamos en familia, el único que podría sentirse incómodo con esta situación es Ian y no lo he oído quejarse.
- Pues yo creo que su amigo está en una especie de shock – dijo Sigfrid – casi no ha hablado desde que llegaron al castillo ¿o es mudo?
- Ian ¿pasa algo malo? – le dijo Remus parándose frente a él.
- Es que en este lugar hay tantas criaturas bellas y yo…
- No te preocupes tanto – lo abrazó Sigfrid – aquí las criaturas son bellas, pero si saliesen de Avalon, serían horripilantes, en cambio tú seguirías igual de guapo.
- Pero te he de advertir algo – le dijo Harry cruzándose de brazos mirándolo amenazadoramente – tú que le haces daño a mi amigo y vas a conocer al mago más temido de allá afuera ¿entendido?
- No – admitió – eres un chico guapo y seguramente bueno, de otra manera no habrías podido llegar a Avalon ¿por qué habrían de temerte?
- Bueno, tú conoces la historia de los fundadores de Hogwarts – le dijo James y él asintió – sabes que Salazar Slytherin quería limpiar el mundo mágico de aquellos magos que no eran de sangre pura ¿verdad? Bien, hará cosa de unos treinta años atrás, apareció un descendiente suyo con esos mismos ideales y comenzó a ganar adeptos, pero él quería dominar el mundo, ser temido hasta en los más remotos rincones, pero cuando más poderoso se hacía, fue por los últimos Potter, una profecía apareció diciendo que de sus enemigo más resistentes nacería aquel capaz de vencerlo, creyó que era Harry, así que trató de matarlo, apenas tenía un año, pero lo frenó y el mundo mágico estuvo tranquilo poco más de trece años.
- ¿Un mago de un año venció a un mago adulto?
- Voldemort debía de tener unos cincuenta años o más – dijo Sirius – y había matado a muchísima gente en ese tiempo, eran muy pocos los que habían sobrevivido a más de un enfrentamiento con él – suspiró – muchos sucumbieron ante el tirano.
- Si, muchos, incluida toda mi familia – dijo James – pero pasado un tiempo volvió en todo su poder, tratando de matar a Harry, pero se le escurrió y se le enfrentó con valentía – dijo orgulloso – mi hijo es un valiente y finalmente lo derrotó, claro que estuvo muy cerca de morir y yo lo salvé llevándolo a Alemania.
- Pero eso no explica por qué es el más temido.
- Bueno, Harry sólo tenía 17 años y se enfrento contra Voldemort en igualdad de condiciones mágicas, él tenía más de 50 años que mi novio ¿sabías? Y muchas de las cualidades del señor oscuro fueron traspasadas a él cuando lo venció.
- Y está el hecho que le prometieron al vencedor de Voldemort que sería el siguiente ministro de magia, cosa que ningún otro mago consiguió – dijo Ian.
.- Oh, ya entiendo, lo que temen es que te conviertas en lo que era el otro ¿verdad? Una idiotez, porque tú eres un verdadero Potter, el señor de Avalon.
- Oh, no sigas con eso, no quiero ser señor de nada, ni siquiera me gusta ser el centro de atención, es molesto que todos se volteen y digan “mira, ese es Harry Potter”.
- Este muchacho está fuera de sus cabales – dijo seguro – para ser un Potter hay que estar orgulloso de ser capaz de llamar la atención sin tener que esforzarse demasiado – agregó – es nuestro destino.
- Pues no me gusta ese destino – dijo molesto quitándose la camiseta sin notar la mirada preocupada que le dirigía James.
- Harry ¿no que todas esas feas cicatrices habían desaparecido de tu cuerpo luego del tratamiento en Alemania?
- Yo no se las había visto – dijo Draco preocupado – son espantosas.
- Creo que se debe a que el portal hacia Avalon anula cualquier magia foránea – dijo Sigfrid – y más si esos hechizos no se los pudo el mismo.
- ¿En dónde te ganaste todas esas feas cicatrices, Harry? – le dijo Remus.
- Supongo que cuando tuve la última batalla con Voldemort, no la recuerdo muy bien, sólo algunas ideas vagas por allí o cuando se me acercan los dementotes.
- Los dementotes son de las pocas criaturas que creo no deberían existir en el mundo mágico – dijo Sigfrid – son inmundas, infestan los lugares que habitan, te quitan la alegría y las ganas de vivir.
- Harry es capaz de enfrentarse a ellos – dijo Sirius orgulloso – aprendió muy bien a usar el encantamiento Patronus que Remus le enseñó.
- Remus me ha enseñado muchas cosas, por eso lo quiero mucho.
- Ya, va a hacer que me sonroje – dijo este apartando la mirada.
- Pero yo quiero saber del mundo de allá afuera – dijo Sigfrid – los muggles ¿siguen persiguiendo a los magos?
- Bueno, la mayoría ignora que estamos allí – dijo Ian quitándose la camiseta sin notar que Sigfrid lo miraba como si quisiera comérselo – y a los otros les gustaría pensar que en realidad no existimos.
- O sea, se puede vivir tranquilamente mientras no usemos magia ante ellos.
- Más o menos – dijo Harry – algunos muggles son bastante pasables, pero los hay de los que te gustaría jamás haberlos conocido, si vieras a mis tíos, son los peores que hayan existido en la historia.
- Si, creo que Petunia pertenece a la categoría de los que piensan que los magos en realidad no debieran existir – dijo James – siempre fue tan antipática y me odiaba, creo que porque yo le gustaba más a sus padres que Vernon, su esposo.
Se cambiaron todos de ropa y se metieron al barro, con excepción de Lucius.
- Venga, no te hagas el remilgado – le dijo James y lo hizo caer al barro – ahora si perteneces a la familia de los cerditos.
- Mi cabello se va a arruinar – le dio molesto retirándose el barro de los mechones dorados – te voy a matar si se me daña – lo amenazó.
- Oh, vamos, este barro está lleno de pociones curativas – le dijo Sigfrid – es capaz de sanar hasta la más mortal de las heridas, a no ser que el color de tu cabello no sea natural.
- ¡Soy rubio natural! – le dijo molesto – todos en mi familia son rubios.
- Bueno, no necesitas gritar – le dijo escondiéndose detrás de Ian – los Malfoy de aquí son famosos por su mal carácter, por eso nadie se mete con ellos.
- quizás Harry y James debieran quitarse los lentes – dijo Remus.
- Es cierto, este barro puede mejorar hasta la miopía – dijo Sigfrid – a mí me la quitó, me temo que es algo que nos viene de familia, desde que Parkes se casó con una mujer águila.
- Pero se supone que las águilas son unos de los animales con mejor vista que hay – dijo Ian – pueden ver a kilómetros de distancia.
- Sí, es lo que nos permite ver la snitch con facilidad, pero de cerca nuestra visión no es tan buena y se debe a la mezcla de criatura mágica con mago – le respondió James dejando sus lentes a un lado mientras se echaba barro en la cara – se siente rico ¿por qué no lo intentan?
- Claro – dijo Sirius embarrando entero a Remus que lo llenó de barro a él también, y de paso lanzaron lodo para todos lados, le cayó a Draco, a Ian, a Sigfrid, a Lucius y a Harry – Harry ¿estás bien? – le dijo al ver que este miraba a su alrededor extrañado, como si viniera despertando recién.
- Her Draco ¿dónde estamos?
- ¿No sabes dónde estamos? – dijo el rubio preocupado.
- No, no recuerdo nada, esto no se parece a Edimburgo – agregó.
- Estamos en Avalon, tú nos trajiste aquí – le dijo Ian preocupado también.
- Her Ian, Avalon no existe, desapareció del mapa cuando el mago Merlín se llevó al Rey Arturo para curar sus heridas.
- Avalon ha estado oculto desde entonces para muggles y magos – le dijo Sirius.
- ¿Y quienes son ustedes? – miró a Sirius, luego a James, que se quitaba el barro de la cara y a Sigfrid – no los reconozco.
- ¡Diantre! – dijo James acercándose a él y retirando el barro del rostro de su hijo – Harry ¿cómo puedes decir que no me conoces?
- Yo no soy Harry, soy Heinrich Töpper, señor – le replicó.
- No entiendo nada – dijo Sirius mirando a su ahijado y luego a su amigo, la apariencia del joven había cambiado.
- Ha vuelto a activarse el hechizo – dijo James sentándose en el barro.
- Pero no me ha dicho quién es usted, ni quienes son ellos, ni donde estamos.
- Soy James Potter, ellos son Sirius Black y él es Sigfrid Potter – se los presentó tratando de calmarse – y realmente estamos en Avalon.
- ¿Qué es lo que le ha pasado? – dijo Draco abrazando a Heinrich, al parecer había perdido los recuerdos de nuevo.
- Tú fuiste testigo de la batalla final ¿no es asó, Draco? – el rubio asintió – bueno, Bellatrix le lanzó lo que se llama el hechizo de lluvia ácida, no hay forma de quitársela de encima a no ser que comparta su dolor con alguien más, yo detecté esa presencia muy lejos y lo transporté allí, pero el otro muchacho estaba muerto, su cuerpo tenía quemaduras mucho más graves que las de Harry y había inhalado mucho humo tóxico, así que ambos unieron sus cuerpos y una sola alma lo habitó – tocó el rostro de Heinrich – sólo que el hechizo que los unió borró los recuerdos de Harry al no tener de donde sacar recuerdos de Heinrich.
- Pero Harry ha de seguir bajo la superficie – dijo Ian preocupado.
- No lo sé, recuerda que yo era la fuerza detrás de él y ya no formo parte de su ser, soy un ente nuevo.
- ¿Qué les pasa a todos, her Remus? ¿Por qué han puesto esas caras? Deberíamos disfrutar del lugar ¿no?
- Oh, Heinrich – le dijo abrazándolo, no sabía cómo era que Harry se había perdido tan profundamente bajo la apariencia del alemán – ¿en serio no recuerdas cómo llegamos aquí? ¿Acaso no recuerdas lo del castillo en Edimburgo?
- ¿Cuál castillo, her Remus? – lo miró intrigado.
- Dios, todo aquello que ha pasado como Harry Potter está borrado – dijo James.
- Ya le dije que soy Heinrich Töpper – le rebatió molesto
- No puede ser – dijo Draco angustiado – no puede.

Continuará…

Soy terrible, lo sé, pero no se angustien, ya arreglaré todo. Lo que pasa es que se deben solucionar unos cuantos asuntillos por allí antes que definitivamente regrese Harry, y hacia rato que no se vestía del alemán.
Por cierto, el lemon fue algo que surgió de repente, estaba buscando imágenes por la red y me encontré varias muy buenas, las escandalosas de Daniel en cueros, pero había una igual de Tom Felton (Draco Malfoy), y la otra que me dejó de una pieza, de ellos dos en una cama en cueros (al menos eso parecía) como los personajes de la novela, que han sido mi inspiración para este capítulo.
Lamento no poder responder sus comentarios por ahora, no tengo tanto tiempo como quisiera en Internet para ello, ruego me disculpen, porque ahora me voy a tomar un par de semanas, tengo que preparar el regreso a clases (Odio el fin de las vacaciones) y no sé cuando regrese con un nuevo capítulo, pero creo que es lo bastante largo como para que me tengan paciencia ¿si?
Shio Chang


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