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La Persona Que Es Para Mí por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Yugioh! Ni ninguno de sus personajes me pertenece.


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-x- En la noche.

Rato después de que Yami, Bakura y Marik se marcharan, Malik estaba recogiendo sus cosas para marcharse a su casa, luego de haber hecho los deberes junto a sus amigos.

—Saben que tenemos que ir de compras sí vamos a ir a la Koya no Tabi —comentó de pronto el moreno.

—Tienes razón, debemos sacar uno de estos días después de clases para ir al centro comercial —asintió Ryou, moviendo su cola en el aire mientras manejaba el mando de la Xbox, jugando al Sonic Generations, acostado en el sofá.

—Quizá podamos quedar con Joey y Duke para eso —propuso Yugi —sería más fácil y más divertido.

—Suena bien para mi —Malik se colgó la mochila en la espalda —bueno, los veo mañana —se despidió.

—Que pases buena noche Malik —deseó Yugi, rozando suavemente su mejilla cerca del cuello del moreno. Malik le devolvió el gesto, acariciado parte de su cola.

—Que descanses amigo —imitó Ryou, sin apartar la mirada de la pantalla.

—Igualmente conejo blanco —rio Malik, acariciando entre las orejas de Ryou antes de salir de la casa.

— ¿Te pasa algo, Ryou? —consultó Yugi, tumbándose en el sillón como Malik lo hiciera más temprano —te noto pensativo.

—No lo sé, creo que no le agrado a Bakura —expresó Ryou, con un gesto de concentración en el rostro —sé que no es precisamente cercano a ninguno de los tres pero siento que, no sé, cuando le hablo o algo, hace ciertos gestos o desvía la mirada.

—Quizás le gustas y no sabe cómo decírtelo —jugó Yugi.

— ¿Qué? —musitó el albino incrédulo.

Luego de eso, ambos primos soltaron la risa —ya, hablando en serio, quizás solo necesitas tratar de acercarte un poco a él para que te tome confianza —aconsejó el tricolor.

— ¿Así le hiciste con Yami? —habló con cierta burla.

— ¿De qué hablas? —Yugi arqueó una ceja en confusión ¿a qué venía ese comentario?

—Bueno… —Ryou paró un poco para hacer un movimiento algo complicado —se te ve cómodo con él, fue fácil para ti hacerte su amigo.

—Oh, no lo había pensado —Yugi se tomó un momento para darse cuenta de que, en realidad, si era bastante cercano a Yami. Se sorprendió al ver la forma tan natural en que empezaron a relacionarse —a decir verdad, fue Yami el que se acercó a mi primero —recordó —fue muy amable conmigo y eso fue lo que me instó a acercarme… quizás se deba a que lleva mucho tiempo siendo el mejor amigo de Joey —se encogió de hombros.

Ryou negó con la cabeza —pero con él es diferente —discrepó el albino —su trato es más juguetón y bromista, en cambio contigo —dudó un poco en sus palabras —no sé, es como si quisiera cuidarte.

Yugi parpadeó lentamente ante tal declaración de su primo ¿en serio parecía eso? Bueno, Yami era realmente amable y atento con él, incluso curioso; solía mantenerse cerca de él aunque pocas veces llegaba al punto de contacto físico, caso contrario con Joey, con quien a veces se pasaba un brazo sobre los hombros o se molestaban despeinándose e intercambiando ligeros golpes.

Sólo es ese momento Yugi se dio cuenta de que Yami tenía un trato diferente con él a como era con sus demás compañeros, se preguntó ¿por qué? ¿A qué se debía? ¿Qué era lo que realmente pensaba Yami de él?

Ryou sonrió, satisfecho con haber implantado la semillita de la duda en la mente de su primo ¡es que era muy obvio que Yami estaba interesado en él! Sin embargo su primo era tan inocente que realmente no tomaba en cuenta sus actitudes. Yugi sólo necesitaba un pequeño empujoncito, y que Yami se atreviera a hacer un movimiento más notorio para que el oji-amatista se diera cuenta que era una pareja potencial, de ahí solo el tiempo diría si estaban realmente destinados a ser compañeros.

—Sólo espero que nadie en casa se entere de que llevaremos humanos a la Koya no Tabi —comentó el albino de la nada.

Yugi se congeló un momento, Ryou presionó el control para ponerle pausa al juego y voltear a verse con su primo.

Ambos Motou recién cayeron en cuenta de lo que conllevaría el que alguno de sus padres se enterase de lo que estaban por hacer.

Tragaron en seco.

-x- Días después.

Ryou iba subiendo las escaleras del colegio al lado de Malik, por poco y no recostaba la cabeza en su hombro, venía con una expresión algo adormilada; poco detrás de ellos Yugi caminaba un poco más despacio, metido en una llamada telefónica.

Una vez entraron al salón -donde ya estaban todos sus amigos- Malik dejó su mochila y la de Ryou -la cual también cargaba- en su lugar acostumbrado para luego sentarse sobre la mesa; el albino por otro lado se sentó en su silla y se cruzó de brazos para acomodar sobre ellos su cabeza.
Yugi notó que Yami ya estaba sentado en la silla junto a su lugar a diferencia de días anteriores, donde se cambiaba de sitio cuando las clases iban a comenzar ¿o era que ellos habían llegado más tarde de lo habitual? No pudo parar mucho a pensar en eso pues seguía hablando por el móvil, apenas atinó a mover su mano en respuesta al saludo del oji-vino.

— ¿Con quién habla Yug? —preguntó Joey a Ryou, la cuestión que ya le estaba carcomiéndole la cabeza a Yami. Era notorio que los cinco hanyou ya se llevaban muy bien.

—Están cerrando los ultimo detalles de lo del viaje —respondió el albino, ahogando un pequeño bostezo, sacando una lapicera y una hoja —parece que nos recogen en la puerta de casa para llevarnos hasta la terminal de autobuses que nos llevarán a la capital —explicó mientras anotaba algo en el papel.

— ¿En serio? ¡Cool! —sonrió el rubio.

—Seguro que les llaman a ustedes pronto —comentó, pasándole el papelillo a Bakura —tienes que estar en mi casa antes de las 6:30 para que nos recojan —explicó al mayor, quien solo asintió, guardando su dirección en un bolsillo.

—Es cierto —Malik tomó también una hoja para anotar su dirección y dársela a Marik, aprovechando de rozar sus manos disimuladamente cuando el mayor tomó el papel.

—Ya está —suspiró Yugi, colgando y guardo su móvil.

Justo a tiempo, porque todos los demás alumnos entraron, avisando que el profesor se acercaba. Malik bajó de la mesa, igual que Joey, Tristán y Bakura y todos se acomodaron en sus lugares.

— ¿Entonces? —le preguntó Yami en voz baja, apoyando su rostro sobre sus manos entrelazadas, cuyos codos afirmaba en la mesa, cerca del rostro de Yugi.

—Ah sí, tienes que estar en mi casa el sábado temprano, nos recogerán a las 6:30 —le respondió también en voz baja.

—Temprano ¿eh? —comentó.

—Sí, la idea es llegar a Takumiai antes de mediodía —explicó —s-sí te parece bien puedes llegar antes a mi casa y desayunamos juntos —ofreció inseguro, jugueteando con sus dedos.

Yami abrió los ojos algo sorprendido— ¿Seguro? No deseo molestarte.

—N-no es molestia, acostumbro a desayunar con Ryou pero él tiene que estar en su casa y, bueno, yo... —Yugi recordó las palabras de Ryou de hace unos días... la forma en que Yami lo trataba era, bueno, especial.

—Gracias Yugi

Durante el receso se quedaron en el salón a comer. Yugi salió hasta la máquina expendedora a comprar una bebida y no pasó mucho para que Tea se asomara en el salón, llamando aparte a Yami, quien salió con ella quedándose junto a la puerta del salón.

— ¿Que sucede, Tea? —preguntó cordial.

Tea estaba dándole la espalda a la esquina más cercana del pasillo y Yami la miraba de frente, por lo que ninguno de los dos se percató cuando Yugi de acercó por el pasillo con una caja de leche entre sus manos. 
Por alguna razón desconocida, el oji-amatista tuvo el impulso de quedarse oculto en esa esquina, al ver a Yami junto a Tea, se sentía algo tenso pero no comprendía porque.

—Bueno... ¿sabes? Este fin de semana todos los hanyou irán a una, bueno, especie de excursión —empezó la chica, con las manos entrelazadas por lo bajo. Yugi podía oírlos con claridad —y podemos llevar un acompañante, y bueno, sé que te gusta viajar, así que pensé en ti y yo, amm ¿te gustaría acompañarme? —concluyó, acercándose al muchacho con algo de coquetería.

Yugi sintió que su corazón latió dolorosamente ¿por qué? Yami ya había aceptado ir con él, pero ¿y si prefería irse con Tea y compartir habitación con ella?

Ahí estaba de nuevo esa punzada en su pecho ¿por qué? ¿qué era esa sensación?

—Lo siento Tea, pero ya he aceptado la invitación de una de nuestros compañeros —contestó sereno, mirándola a los ojos.

Tea sintió como su zorro interno chillaba ¿acaso uno de esos recién llegados había puesto sus ojos en su querido Yami? — ¿Quién? —murmuró apenas, con la cabeza gacha y los ojos cubiertos por su flequillo.

Yugi por su lado no pudo evitar sentir cierto alivio cuando Yami declaró que ya iba con él, recostó su espalda contra la pared y se dejó caer al suelo de sentón, provocando algo de ruido.

— ¿Humm? —obviamente ambos lo habían oído, escuchó pasos acercarse por lo que fue a levantarse y Yami, quien había ido al oír el ruido, lo pilló en una rara posición — ¿Yugi?

El hanyou tricolor se ruborizó —yo, ah, me tropecé —explicó, al ver que Tea se acercaba, y soltó un risilla nerviosa.

Yami se apresuró a tenderle una mano para ayudarlo y Yugi aceptó, poniéndose en pie. El oji-vino luego recogió su bebida, entregándoselo —aquí tienes ¿estás bien?

—Claro, claro. Sólo tropecé, en serio —le sonrió apenado —lo lamento ¿interrumpí algo? —miró a la castaña con una expresión de fingido arrepentimiento, tratando de alivianar la tensión.

—En realidad...

—No te preocupes Yugi, no es nada, ya iba a volver al salón —la interrumpió Yami, con si no hubiera escuchado a la chica... cosa que probablemente ocurrió, ya que tenía toda su atención en Yugi — ¿vamos?

—Ah... De acuerdo —Yugi se sintió mala persona al sentir regocijo de que Yami prefiriera su compañía por sobre la de la castaña, pero no podía evitarlo, de algún modo le gustaba tener su atención.

—Nos vemos Tea —se despidió el más alto de los tricolores, caminando hacia de regreso al salón junto al neko-hanyou, quien atinó a despedirse de la chica.

—Sí claro, nos vemos después —musitó tensa, con las manos hechas puños y la mandíbula apretada. Esperó hasta oír la puerta cerrarse a sus espaldas para marcharse de vuelta a su salón.

—Creo que está molesta conmigo —comentó Yugi inocentemente, ganándose una pequeña sonrisa de Yami.

—No hay razón, ya me había dicho lo que quería y yo le respondí —dudoso, llevó una mano a la parte posterior de la cabeza del menor, regalándole unas tímidas caricias a su cabellera.

Yugi se sorprendió al sentirlo, probablemente era una de las primeras veces en que Yami se aventuraba al contacto físico con él... y era agradable.
Le obsequió una sonrisa a su amigo, demostrando que el gesto era bien recibido, incluso se permitió un corto ronroneo que Yami dudo haber notado.

Regresaron a sus lugares para terminar de comer, claro que Yami fue llenado de preguntas burlescas respecto a porque lo había llamado Tea, que si lo había invitado a salir y cosas así.

-x- Ese sábado, temprano.

Ryou se había levantado temprano para arreglarse, su maleta ya estaba junto a la puerta y una nevera portátil esperaba a ser llenada por refrigerios y chucherías que llevarían para su viaje y estancia.

A las 6:00 am ya estaba desayunando con todo lo demás listo. Su puerta sonó así que, con conocimiento de causa, tomó un trago a su vaso de leche antes de ir a atender.

—Buenos días, Bakura. Pasa por favor —saludó amablemente, haciéndose a un lado para dejarle el paso —puedes dejar tus cosas ahí mientras vienen a recogernos —señaló su propia maleta.

—Buen día —correspondió el mayor, quitándose la mochila de los hombros para dejarla en el suelo junto a la maleta de Ryou, como este le había indicado.

—Adelante —Ryou movió una mano, indicando que le siguiera mientras regresaba al comedor.

Bakura hizo caso, tomándose un momento para observar el primer piso de aquella al igual que la vestimenta del hanyou.
Ryou tenía una playera a rayas celestes y blancas con mangas hasta los codos y un pantalón gris no muy oscuro hasta justo bajo la rodilla, un par de gargantillas delgadas color celeste adornaban su cuello.

Ryou se sentó a la mesa e instó a su invitado a hacer lo mismo — ¿ya desayunaste?

—Sí... más o menos —murmuró lo último.

Claro que Ryou, con una sonrisa amable, tomó uno de los dos sándwich en su plato con una servilleta y se lo tendió —ten, espero que te agrade.

Bakura lo miró sorprendido, pero se mostró reacio —no te preocupes, come tu —desvió la mirada, cruzando los brazos —es tu desayuno.

—Insisto, he hecho de más por si acaso —señaló el que quedaba en su plato, con apenas una pequeña mordida.

Dudoso, Bakura estiró su mano lentamente hasta que tomó el bocadillo ofrecido. La sonrisa de Ryou creció cuando sus manos se tocaron unas milésimas de segundo y luego de centró en terminar de comer su propio desayuno, sin tomar en cuenta los ojos de Bakura que no dejaban de mirarlo.

El mayor realmente se había sorprendido por el amable gesto, conmovido de que el chico se hubiese tomado semejante molestia aun sin saber si él iría a aceptar.

Al terminar, Ryou lavó los trastes, los secó y los guardó; subió luego a cepillarse los dientes, dándole a Bakura la oportunidad de observar mejor el sitio, la casa se veía elegante, bien decorada, como la de Yugi, pero de algún modo se sentía más fría o vacía.
Ryou bajó a guardar su cepillo de dientes justo para que ambos albinos escucharan un claxon sonar dos veces. Bakura miró la hora: 6:25 am, sí que eran puntuales.

Ryou desapareció su cola y orejas al abrir la puerta, dejando ver una no muy grande limusina aparcada en el frente de su casa. Fue a tomar su maleta pero Bakura fue más rápido y, tras echarse su mochila al hombro, colocó la maleta del hanyou sobre la tapa de la nevera portátil y levantó esta con ambos brazos.

—No tenías que...

—Vamos —interrumpió el mayor, saliendo de la casa con su carga encima.

La cajuela de la limusina fue abierta y Bakura guardó el equipaje mientras Ryou cerraba con llave la casa; finalmente ambos subieron al vehículo, encontrándose con los tricolores ya dentro.

Ohayou Yugi —nada más subirse Ryou estaba abrazando a su primo, dejando una pequeña lamida en su mejilla, a la vez que dejaba sus orejas y cola de nuevo a la vista.

Ohayou Ryou —le regresó el menor, mientras los otros dos chocaban puños y se saludaban.

Desde la parte delantera, el conductor confirmó la dirección de Malik y los hanyou afirmaron para que este se dirigiera a su última parada antes de ir a la estación de autobuses.

— ¿trajiste la otra nevera? —preguntó el mitad conejo.

—Está atrás con el equipaje —le contestó Yugi —Yami me hizo el favor de subirlo… ¿crees que Ishizu se haya ido antes de que Marik llegara a casa de Malik?

—Por el bien de Malik, esperemos que sí.

Yami y Bakura intercambiaron miradas — ¿acaso está mal que nosotros vayamos con ustedes? —preguntó el tricolor.

—No es que este mal —corrigió Yugi de inmediato —es que, habitualmente, los humanos que van son compañeros oficiales del hanyou que los invita —explica —y si nuestros padres se enteran de que llevamos acompañante, pues, nos va a llover un enorme interrogatorio.

Los dos mayores asintieron ante la explicación, no hubo ya tiempo para nada más pues habían llegado a la casa Ishtar.
Escucharon dos maletas sumándose en la cajuela y Malik abrió la puerta del vehículo para subir, seguido de Marik.

—Buenos días —saludó algo apurado el hanyou para luego darle un par de golpecitos al vidrio polarizado que separaba la cabina del conductor e instarlo a avanzar. Una vez en movimiento, Malik se permitió relajarse en su asiento junto a Marik, hasta que fue consciente de las divertidas miradas de sus mejores amigos — ¿qué?

—Ya, cuenta ¿qué paso? —Ryou fue el que preguntó.

Malik bufó, dejando salir una sonrisa de medio lado mientras sus orejas y cola saltaban a la vista —yo tengo una suerte —dijo con cierto tono sarcástico.

—No nos dejes con la curiosidad —se sumó Yugi, su cola negra se ondeaba con suavidad por sobre su cabeza.

—Salí de mi cuarto a las 5:30 pensando que Ishizu ya se estaría alistando para ir al museo, o algo así —rodó los ojos —y cuando voy a hacia la cocina a preparar el desayuno la veo de lo más normal en pijama y me dice que hoy no iba al museo.

Ryou abrió mucho los ojos —entraste en pánico —dijo con gracia.

— ¡Entré en jodido pánico! —exclamó, haciendo ademanes con su mano derecha —le inventé que faltaban un montón de cosas en la alacena hasta que, ni sé bien cómo, la convencí de que saliera de compras ¡a las 6:10! —Malik rio por lo bajo mientras le baja el subidón de adrenalina.

Yugi y Ryou por otro lado no se cortaron con las risas.

— ¿y no crees que se dará cuenta del aroma extra? —preguntó Ryou, tratando de hablar entre sus risas.

—Esparcí un poco de aromatizante por la sala —explicó torciendo el gesto —tengo el olfato atrofiado por media hora.

Los tres humanos sólo se quedaron mirándose entre sí, interrogantes.

-x-

No pasaron más de 15 minutos cuando la limusina frenó en la estación de autobuses que los llevarían a Tokyo. Los alrededores estaban desiertos a excepción de los trabajadores y una mujer de aproximadamente 25 años -obviamente hanyou a juzgar por su cola anillada y orejas- que confirmó los datos de los tres hanyou y les señaló el autobús que embarcarían.

Los chicos decidieron guardar el equipaje de inmediato, lo cual fue buena idea, pues muy pronto empezaron a llegar camionetas y autos que dejaban a toda clase de hanyou en el lugar, algunos con sus parejas humanas.

Apenas nuestro grupo se reunió con los cuatro faltantes se apresuraron a buscar lugar en el segundo piso del gran autobús que los llevaría a la capital. Había 24 asientos arriba y 26 abajo. Más allá, otros dos autobuses de las mismas características esperaban también ser llenados.

Se apuraron a escoger asiento en el piso de arriba antes de que se llenara.

— ¿alguno ha visto a las chicas? —preguntó Tristán.

—Olfatee el perfume de Mai antes de subir —dijo Joey, viendo por una de las ventanas, todas cerradas para mantener el aire acondicionado dentro —las chicas deben estar abajo o en el bus continuo.

Yami dejó escapar un suspiro de alivio, provocando las risas burlescas de Bakura y Marik.

Continuará...

Notas finales:

Que empiece el viaje!

Nos vamos de aventura! 

A ver que tal salen las cosas en tierras desconocidas

¡No se pierdan el proximo capitulo!

 

(no se que chingadeision escribir en las notas, los colicos me estan matando)

Os amo, se me cuidan ¡Ja ne~nya! 


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